Evanescence I

Travesuras de esta hipnotizadora.

Evanescence se da la vuelta en tu cama. Sujeta un condón en la boca pero sabes que es sólo para provocarte. Está vestida con su disfraz erótico de bruja, pero se quita el top sin sujetador y ves bambolearse sus grandes y pesadas tetas desnudas. Sus pezones aún no están duros. Ella es absolutamente tu mito erótico, exactamente tu tipo. Sólo con verla siempre te pones cachondo. Tú la miras desde la silla cuando te habla:

-¿Puedo hipnotizarte? -Te pregunta.

Su pregunta te sorprende. Y sientes un suave hormigueo en tu glande, poco a poco va despertando tu polla.

-¿Hipnotizarme? -Tragas saliva.

-Sí, ya sabes. Ponerte en trance. Bajo mis órdenes. -Te mira pícaramente. -A lo mejor hasta podría dejarte que me chuparas los pezones si te portas bien.

Ella siempre se exhibe para tí. Pero nunca te hace nada sexual. Le encanta saber que te masturbas pensando en ella. Necesita ser el centro de atención, que la miren y deseen. Recuerdas cuando en tu dormitorio la amiga de tu hermana se sentó en tu cama y te dijo que te masturbaras frente a ella. Destapó su torso para que te corrieras en sus tetas. Recuerdas lo cachondo que te pusiste. Cómo te corriste mientras ella te miraba a los ojos fijamente, sonriendo con un toque de malicia, ignorando sus tetas chorreando semen. Esa mujer te excita muchísimo.

-No te creo. -Tu voz tiembla un poco. -Nunca me dejas tocarte. -Se te escapa un deje de autocompasión.

-Lo digo en serio. Si me las chupas lo bastante bien a lo mejor te recompenso. -Te manda un beso y te guiña un ojo.

"Es una tramposa. Seguro que me engaña"

-De todas formas la hipnosis no existe. Sólo es sugestión. -Le replicas.

-Igual que los placebos. Y los placebos cambian el estado físico y cómo se siente el cuerpo. ¿Sabes lo que es posible con buena sugestión?

No sabes qué decir.

-Lo que sé es que no curan, la homeopatía es una forma de placebo.

-Es cierto. Pero la hipnosis se ha usado con éxito como anestesia, ¿lo sabías?

-No me lo creo. Es un hoax de internet.

-También hay números de hipnotizadores en los que las chicas se comen cebollas y les saben dulces.

-Está preparado.

-También hay otro tipo de shows... en los que el SEMEN les sabe dulce.

-...

Tu polla vuelve a despertar. Rápidamente.

-Siempre he querido intentarlo. -Te insinúa.

-Pues no será conmigo.

-¿Por qué no? Si ya hice que te masturbaras para mí, ¿Tienes miedo de que te folle y no puedas resistirte?

-...

Ella siempre sabía cómo derrumbarlo. "Es especialista en hacer que los hombres penséis con la polla", dijo una vez tu hermana riéndose con cierta admiración por ella.

Entonces entiendes que aquella ocasión era parte del plan. Hizo que te masturbaras para ella preparando esto. "Zorra astuta...", piensas. Te pones en guardia al entenderlo, pero ella parece notarlo. Cambia de postura, se sienta en el borde de la cama y te mira directamente a los ojos. Automáticamente recuerdas la única vez que te ha sostenido la mirada:

Mientras te acercabas al orgasmo y te corrías y le llenabas sus tetas no paraba de mirarte así. Nunca más lo ha hecho. Basta que te mire así para que algo en tu interior lo recuerde. Tu pulso se acelera más, tu polla se pone aún más dura. Sus profundos ojos verdes te miran directamente y es imposible resistir su mirada, así que la bajas tímidamente. Ella sonríe pícara. Bajas más la mirada y sus tetas capturan tu atención cuando las ves comenzar a balancearse. Son como dos péndulos, con un movimiento predecible y estable. Sus pezones durísimos atraen tu atención y los ves bailar lentamente cuando ella comienza a masajear lentamente sus tetas al compás del balanceo. Al hacerlo sus pezones también se mueven, lentamente, de forma predecible, y te gusta verlos moverse como esperas. Te encanta lo que ves. Tus ojos se abrieron más sin darte cuenta antes.

Sigues el lento y rítmico movimiento de sus pezones mientras ella tararea una dulce canción, tal vez una nana. De algún modo te sientes relajado y excitado a la vez. Como si ella fuera tu niñera y tú un niño pequeño mientras te acuesta, y a la vez tuvieras doce años y tuvieras delante a tu primer icono sexual, que te arropa por las noches y al salir de tu dormitorio te masturbas pensando en ella.

-Haremos una cosa. -Propone mientras sigue moviendo sus tetas. La escuchas sin mover la mirada, como a ella le gusta siempre que se exhibe. A veces incluso te regaña porque dejas de mirarlas cuando se las destapa, y entonces se pone una camiseta hasta el día siguiente. Y tú no quieres eso. ¿Qué te estaba diciendo ella? Algo sobre reprogramarte.

-Si yo consigo hipnotizarte -Dijo cantarinamente con su bonita voz-, haré lo que quiera con tu mente. -Espacia las palabras, habla poco a poco, sus palabras entraron con delicadeza en tu subconsciente. -No me pondrás ningún impedimento. -Afirmó tajante. -Haré lo que quiera con tu cerebro. -Sonó más conciliadora. -Sin límites -Sonó risueña y feliz. Te gusta oirla feliz. -Aceptarás que entre siempre en tu mente. -Estrujó sus pezones y empezó a moverlos con el ritmo de antes pero pinzados con los dedos y apretando sus tetas con las palmas. ¿Por dónde iba ella? Algo sobre aceptarlo todo. -Aceptarás todo lo que yo te diga, igual que aceptas siempre mis órdenes, y te reprogramaré como yo quiera igual que lo hice las veces anteriores, y tú colaborarás tan fácilmente como la primera vez, porque aceptas que tu mente es mía y la reprogramo cuando quiero. -Estrujó sus tetas con ambas manos con fuerza. -¿Verdad que SÍ?

-Sí. -Contestas sin pensar. Ella vuelve a balancear sus tetas como antes, movimiento suave, y vuelve a tararear. Poco a poco la dureza de tu polla se relaja igual que tu mente.

-Te sientes muy bien conmigo. -Dice asintiendo, y tararea un poco más. Tú asientes también. Entonces vuelve a hablar: -Te sientes muy relajado conmigo. -Asiente, y asientes tú. -Mi voz te relaja mucho. -Asiente ella y luego tú. -Mi cuerpo te relaja tanto como te excita. -Asiente ella y luego tú. -Mirar mis tetas te relaja mucho. -Vuelve a tararear.

Te sientes en paz. Finalmente asientes sin darte cuenta y ella vuelve a hablar.

-Cuanto más relajado más fácilmente aceptas mis órdenes. Mis órdenes te excitan, así que cuanto más te excites más relajada estará tu mente. ¿Verdad que sí? -Asiente.

Tu polla palpita de excitación. Ni siquiera eres consciente de haber asentido cuando ella vuelve a hablar.

-Las personas hipnotizadas desean obedecer todas las órdenes que les da su hipnotizadora, cuando yo hipnotizo a alguien, esa persona está relajada y excitada y desea obedecer mis órdenes, y acepta lo que digo. -Asiente con la cabeza y vuelve a tararear.

Cuando una parte de tu subconsciente debe haber entendido lo que ha dicho mientras miras fijamente el baile de sus pezones y tetas y sus caricias, asientes sin darte cuenta y ella vuelve a hablar.

-Las personas hipnotizadas están relajadas y excitadas aceptando órdenes de su hipnotizadora, por eso cuando hipnotizo a personas como tú comprenden que siguen en trance hipnotizados después de asentir con la cabeza sin darse cuenta. -Asiente con la cabeza y sigue tarareando.

Sus pezones duros, sus hermosas tetas llenas y definidas, brillantes de sudor y excitación. Te gustaría que las manos que las estrujan fuesen las tuyas...

Balanceándose...

Acariciándolas...

Estrujándolas...

Ella había seguido hablando y no la escuchabas, así que intentas retomar el hilo de lo que dice mientras sigues adorando sus tetas:

-...Cuando alguien está hipnotizado le pregunto: "¿Has comprendido que me dejas reprogramar tu mente?" Ellos asienten automáticamente. -Ella asiente con la cabeza y tararea con su hermosa voz.

Sus tetas...

-...y aceptas cualquier cosa que te diga porque es verdad. -Asiente y tararea.

Sigues mirando el lento movimiento de sus tetas y pezones balanceándose para tí. Tardas en responder.

-¿Y si consigues hipnotizarme?

-Entonces haré lo que yo quiera con tu polla y contigo.

-...

Tu polla se pone como una piedra.

-Eso es trampa... -Consigues decir.

-Tú QUIERES que yo haga lo que quiera contigo y con tu polla, lo sabes en el fondo y te excita mucho pensarlo.

-...

Tu respiración se ha alterado, oyes tus latidos, y tu polla casi duele de lo dura que está atrapada en tu ropa.

-Admíte que quieres que haga lo que quiera contigo.

-...Es verdad.

-Es verdad. Y lo que yo quiero es hipnotizarte para hacer lo que quiera contigo. Así que quieres que te hipnotice, ahora lo entiendes, ¿Verdad que sí? -Asiente con la cabeza y tararea.

-Sí... -No sabes si has asentido. Qué pedazo de tetas...

Estás más cachondo a cada segundo. Ella también. Lo notas en su mirada, en sus labios jugosos entre abiertos, en su voz seductora.

-Y mi voz es tan relajante que es muy fácil hipnotizar a cualquiera, ya sabes que los hombres hacen lo que yo les digo, sobre todo tú, ¿verdad que sí?

-Sí...

-Mi voz te relaja y así será más fácil que te hipnotice siempre que quiera. Es muy fácil entrar en trance, sólo necesitas pensar en mis tetas, ver cómo bailan, mientras veas imágenes de mis tetas con tus ojos o en tu mente, siempre entrarás en trance fácilmente, rápidamente, automáticamente, sin que te des cuenta, ¿Sí? -Asiente con la cabeza y tararea.

-Sí...

Evanescence se da la vuelta en tu cama. Está en bragas. Ves girar sus grandes y pesadas tetas desnudas. Sus pezones están muy duros. Tú la miras desde la silla cuando te habla:

-¿Puedo hipnotizarte?

Su pregunta te sorprende. Y sientes un suave hormigueo en tu glande, poco a poco va despertando tu polla.

-Eso es imposible, la hipnosis no existe.

Ella se pone en pie y se acerca seductoramente hacia tí. Te mira desde arriba fijamente a tus ojos. Recuerdas cuanto te corriste en sus tetas. No le puedes sostener su mirada y la bajas con timidez. Pero ahora tienes sus tetas a centímetros de tu cara. Las hueles. Su aroma te embriaga. Tu polla se pone tan dura que te duele.

-Hagamos un trato: Si te hipnotizo con sólo dejar que me chupes los pezones, me dejarás entrar en tu mente y reprogramarla por completo. Haré lo que quiera contigo.

-...¿Y si...? -¿Qué estaba diciendo? ¿De qué hablaba ella? Sus tetas...

-Si no consigo hipnotizarte dejando que me chupes las tetas, nunca más te las enseñaré, nunca más intentaré hipnotizarte, y nunca más las tendrás. ¿Aceptas? -Asiente con la cabeza y tararea.

Evanescence se da la vuelta en tu cama. Está vestida.

-¿Puedo hipnotizarte?

-¿Para qué?

-Me gusta reprogramar la mente de los hombres.

Tu polla palpita. Tu glande hormiguea. Rápidamente se pone durísima.

-Bu-Bueno... -Jadeas sin querer. Recuerdas cuando te corriste en sus tetas. Esos ojos te miraban fijamente. Sentías que te controlaban. Te poseían. Ella podía hacer lo que quisiera contigo. Y te ordenó masturbarte para ella. Es tan buena que incluso te dejó correrte en sus tetas.

Se acerca seductoramente hacia tí, paso a paso, sonriendo pícaramente y mirándote a los ojos. Pero tú apartas la mirada. Ojalá pudieras ver sus tetas... Se detiene frente a tí. Un centímetro más y rozaría la tela de tus pantalones. Casi puedes sentir su calor. Empiezas a temblar.

-Mira mis ojos.

Lo intentas pero no duras ni dos segundos.

-Mira mis ojos y no apartes la mirada.

Ahora ni siquiera puedes mirar a otro lado cuando lo intentas. Esos profundos ojos verdes... parecen taladrar dentro de tu alma. Te poseen. Lo son todo.

Gimes.

-Y ahora imagina mis tetas...

Evanescence se da la vuelta en tu cama. La observas con adoración en posición de espera, de rodillas sobre la alfombra.

-Quiero hipnotizarte.

-Por favor, ama, hágalo.

-Imagina mis tetas...

Evanescence se da la vuelta en su cama y te llama:

-Esclavo, cómeme el coño y mastúrbame y no pares hasta que tenga tres orgasmos clitorianos y uno vaginal. Puedes usar los vibradores.


Cada vez que ella se corre, tú te corres sin que te toque. El vibrador de punto G que tienes metido en tu culo se activa como recompensa cada vez que la haces correrse, pero para pronto.

-Fin de vibrador.

El vibrador ya no está. Ella se incorpora. Parece que ha tenido suficiente.

-Prohibido correrte hasta que te de permiso. Esto afectará a tu cuerpo también fuera de la hipnosis.

-Sí, mi ama.

-Y ahora haz las tareas de casa. Hazlas cachondo y empalmado pero prohibido masturbarte sin mi permiso.

Se vuelve a poner el anillo de casada, se viste sin olvidar su sujetador de copa mediana, antes de irse peina su cabello negro, y se va a recoger a los niños al colegio.

FIN