Eva y Clara, las fogosas hermanitas pijas

Me llamo Eva, tengo 23 años y les voy a contar algo que me cambió mi dulce y ordenada vida en un caos incontrolable en la que yo ya no llevo las riendas...

Eva y Clara. Las fogosas hermanitas adineradas (I)

Me llamo Eva, tengo 23 años y les voy a contar algo que me cambió mi dulce y ordenada vida en un caos incontrolable en la que yo ya no llevo las riendas...

Reconozco que soy la típica niñata rica y pija a la que, hasta ahora, todo le había salido bien en la vida.

Para empezar fui agraciada con una perfecto físico, una cara angelical, morena de pelo largo y liso, ojos marrones, labios carnosos y deseables y un cuerpo de infarto, pues soy alta y bien formada, cosa que no me cuesta mantener porque soy de esas que por mi metabolismo no engordo por mucho que coma, (y me encantan los dulces!!), aunque me gusta mucho hacer deporte, sobre todo esquí, y patinaje tanto sobre hielo como sobre ruedas. Ni que decir tiene que esto tiene mucha culpa de las perfectas y torneadas piernas que tengo, (y que me encanta lucir por lo que suelo usar faldas muy cortas o cuando voy por la calle con mis patines siempre llevo pantalones vaqueros extremadamente cortos de esos que dejan asomar parte de los glúteos, disfrutando de la excitación que provoco a mi alrededor, sobre todo cuando paso intencionadamente por delante de algún grupito de pajilleros adolescentes o ancianos jugando al dominó, a veces incluso tengo la sensación de notar físicamente sus lascivas miradas desnudando mi cuerpo. Alguna vez me he sorprendido a mi misma intentando imaginar que es lo que me harían si pudieran tenerme a su merced sin que nadie pudiera verlos...).

Mis pechos son del tamaño perfecto, duros y erguidos con pequeños pero orgullosos pezones. Mi culo es la parte que más me gusta de mi cuerpo, duro y bien formado, con deliciosos glúteos que custodian mi virginal entrada trasera aunque dada su forma redondeada, no pueden esconder mi vagina, pues soy de esas que si se me mira desnuda el culo por detrás, la parte trasera y superior de mis muslos, junto con los glúteos forman una oquedad romboidal, por la que asoma impune e indefenso mi dulce coñito, que por cierto llevo siempre perfectamente depilado, dejando solamente una porción bien cuidada de mi oscuro vello púbico, a la que juego a darle distintas formas cada vez que me depilo, unas veces triangular, otras veces me dejo una hilera vertical e incluso en un par de ocasiones me lo rasuré totalmente, cosa que a mi novio no le gusta mucho, por lo que normalmente me dejo algo de vello. Por cierto ahora lo llevo con forma de un estilizado y estrecho triángulo.

Además, en contra de lo que se podría pensar dada mi evidente belleza, soy muy inteligente, pues con mis 23 años recién cumplidos acabé con nota la carrera de arquitectura hace un par de meses, y llevo 1 año trabajando y ganando mucha pasta en un estudio. Domino perfectamente el inglés, francés y alemán, y puedo, aunque con más dificultad, entender el ruso.

Aparte de por mis dotes académicas y mi preparación, soy consciente de que siempre me va a ser fácil encontrar trabajo debido a mi físico, basta conque acuda a las entrevistas con un sugerente escote y una minúscula minifalda, hablar con voz mimosa poniendo cara de inseguridad, morderme y humedecerme mis labios, y los entrevistadores caen a mis pies dándome el trabajo y dejando incluso que sea yo la que fije mis honorarios. (Joder! Me resulta tan fácil dominar a los hombres!!!...)

De todas formas, trabajo por gusto, pues en verdad no lo necesitaría, pues vivo con mi madre y mi dulce hermanita pequeña, en un lujoso chalet. Mi madre se dejó inteligentemente preñar de un rico millonario a los 14 años (ahora tiene 37 y realmente se nota de quién sacamos mi hermana y yo nuestra salvaje belleza), al que le sacó un pastón, tres coches y cuatro casas, cuando se divorció de él al poco tiempo de tener a mi hermana Clara. Tenemos dos de las casas alquiladas (por un precio abusivo todo sea dicho), y la otra la tenemos para nuestro disfrute (casa a la que le tengo mucho cariño porque fue donde mi novio me desvirgó a los 15 años, y donde me viene continuadamente jodiendo a placer desde entonces).

Además para colmo, mi pobre padre, que estaba realmente enamorado de mi madre, perdió la custodia y encima se vio obligado a pasarnos mensualmente una suculenta pensión de por vida a cada una de nosotras incluida mi madre.

De vez en cuando, mi hermana y yo vamos a visitarlo, momento que aprovechamos para sacarle más pasta, sobre todo Clara, que tiene mucho oficio para ponerse especialmente mimosa con él para sacarle hasta el último euro, a veces incluso provocándole contoneándose delante de él o sentándose obscenamente encima, empleando cualquier excusa para provocar, aparentemente ingenuos pero perversamente intencionados, frotamientos de su precioso culo (tengo que reconocer que mi dulce y rubia hermanita a sus 18 años recién cumplidos es todo un bomboncito por degustar) con la, a pesar de sus vanos intentos de evitarlo, dura y rebosante polla de mi padre.

Sé que podría tener a los hombres que quisiera, y me gusta continuamente jugar con el efecto que provoco sobre ellos, provocándolos con descuidados frotamientos, poniéndome mimosa y, en definitiva, causándoles unos tremendos calentones y disfrutando con la cara de perplejidad que se les queda cuando cambio de actitud y los paro en seco con, por ejemplo, un bofetón en público dejándolos abochornados. A veces pienso si esto me pasará alguna vez factura, pues han sido tantos que como un día les dé por ponerse de acuerdo, podrían cojerme entre todos y vengarse salvajemente sin que yo pudiera hacer nada por impedirlo...

Pero estoy entregada en exclusividad a mi novio Mark, un fornido, rubio y guapo americano de 38años que trabaja en una base militar cercana. Lo conocí en la fiesta sorpresa de mi 15 cumpleaños que me organizaron en la casa que teníamos vacía, lo había invitado mi madre, (posiblemente con la intención de quedárselo ella). Al verlo por primera vez me puse muy cachonda pues llevaba unos pantalones vaqueros rotos que le marcaban un tremendo paquete que decidí tenía que ser el primero que entrara en mí, y lo quería ya...

Estuve fijándome en él toda la noche, mi madre le hacía caricias e intentaba ligárselo inútilmente, porque su atención, aunque disimuladamente para que no lo viera mi madre, estaba centrada en mí, cosa que me resultaba muy fácil pues aquella noche yo llevaba un suave y fino vestido rojo de tirantas muy escotado sin sujetador (un olvido intencionado) y de falda groseramente corta, que apenas tapaban gran cosa.

Continuamente me acercaba a él con algún vano pretexto y me inclinaba mirando disimuladamente hacia otro lado para que pudiera disfrutar con la visión de mis suaves pechos.

Otras veces me sentaba en el sillón que estaba enfrente suyo, y me ponía a hablar con otros amigos distraídamente mientras era consciente de que él disfrutaba de la perfecta visión de mis minúsculas y casi ridículas braguitas de encaje rojo, que apenas escondían mi abundante mata de pelo negro (por aquél entonces todavía no me depilaba el conejo, ya que eso me lo enseñó Mark), visión que yo consciente y sutilmente facilitaba abriendo mis piernas ampliamente cuando me reía falsamente de algún chiste que me contaba alguno de los imbéciles que había allí con la inútil intención de ligar conmigo.

Cuando mi madre trajo la deliciosa tarta de merengue, chocolate y trufa, apagué las velas y pedí un deseo: que antes del amanecer, tuviera la polla de Mark bombeando sin piedad entre mis piernas, un deseo que decidí facilitar con un plan que se me acababa de ocurrir.

Cuando todos los comensales habían dado buena cuenta de sus raciones de tarta, yo decidí repetir, e intencionadamente me tire encima una suculenta ración de merengue y trufa, parte cayó sobre mi amplio escote embadurnando mis pechos y la otra parte sobre el vestido pringándolo desde arriba abajo, efecto que aumenté al extenderlo adrede con mis manos en un falso intento de limpiarlo al tiempo que exclamé bien alto para que Mark y, por qué no admitirlo, todos los demás hombres de la sala pudieran disfrutar del espectáculo:

Oh, vaya – dije con voz aniñada – mami me he manchado el vestido nuevo.

Me levanté y arqueé hacia delante presuntamente para dejar el plato sobre la mesa, pero realmente para mostrar abiertamente a la audiencia y en especial a Mark, mis hermosos globos bañados en trufa y merengue, momento que prolongué durante unos segundos con la excusa de recoger pedazos de tarta que habían quedado sobre la mesa y depositarlos en la fuente. Cuando me incorporé pude comprobar con satisfacción y orgullo los tremendos bultos que se habían formado en la entrepierna de todos y cada uno de los invitados masculinos, hecho que cercioré con un rápido, sutil pero tremendamente observador barrido con la mirada, que terminó en el paquete de Mark que analicé durante unos segundos con descaro, hecho del que se percataron tanto él como mi madre, que viendo mis intenciones me ordenó malhumorada:

Eva, ve a cambiarte ahora mismo!

Obedecí, no sin antes dirigirme a mi madre y decirle al oído, asegurando que Mark lo escuchaba:

Mami, voy a mi cuarto a desnudarme y pegarme una ducha. Tardaré un poco. – He de decir que mi habitación esta al lado del cuarto de baño que habíamos habilitado para los invitados...

Antes de marcharme definitivamente, me dirigí a la mesa justo delante de Mark pero dándole la espalda y me incliné de nuevo para coger otra abundante ración de tarta mientras levantaba al máximo mi culito para ofrecérselo abiertamente mientras de nuevo exhibía mis pechos al resto. Él pudo disfrutar de una visión excelente pues, aparte de la cortedad de la falda, al elevar mi culo al máximo se me levantaba todavía más, dejándole sin obstáculos la visión de mis nalgas y la parte trasera de mi caldeado chochito, torpe y escasamente tapado por mis braguitas. Noté un severo tirón en la parte de atrás de la falda y pude comprobar que era mi madre bajando el telón y poniendo fin a mi espectáculo anal ante Mark, en un inútil esfuerzo para que se volviera a centrar en ella, pero el trabajo ya estaba hecho, y sentí que Mark ya era mío.

Me dirigí a mi habitación y dejé la puerta entreabierta, me quité el pringoso vestido y las braguitas y me acosté boca arriba en la cama con las piernas abiertas. Con una mano me unté de rica tarta los pechos, mientras con la otra me aliñé el coño y el culo con otra abundante ración, asegurándome que ambos agujeros quedaran totalmente colmados del exquisito postre. Jadeante, y muy caliente esperé a que entrara Mark por la puerta imaginándomelo con la polla en la mano.

He de reconocer que por un momento temí que no fuera Mark el que entrara por la puerta, pero estaba tan cachonda, que estaba dispuesta a entregarme al primero que lo hiciera, fuera quien fuese y entregarle el precioso tesoro de mi virginidad, estaba dispuesta incluso a entregarme a varios a la vez caso de que vinieran en grupo y que se turnaran en mi hambriento chochito.

Pero fue Mark el que entró interrumpiendo mis pensamientos, como yo habría previsto en mi perverso plan. Seguramente habría puesto la excusa de ir al servicio para desembarazarse de mi caliente madre, para desviarse posteriormente a mi cuarto.

No hubo palabras. Simplemente se puso sobre la cama y sin preámbulos empezó a comer de mi coño con certeros lengüetazos que mimaban mi clítoris provocándome espasmos. Cuando me dejó limpio el coño (provocándome un intenso orgasmo) procedió a alimentarse de mi culo que dejo impoluto en apenas 2 minutos de lamida.

Después fue subiendo por mi vientre describiendo húmedos círculos con la lengua hasta llegar a mis tetitas que comió sin piedad. Finalmente alcanzó mi boca y nos besamos con pasión.

Llegó el ansiado momento y se sacó la tremenda polla. Era gorda y larga y era evidente que estaba a punto de explotar.

Abrí al máximo mis piernas en una clara actitud de entrega y sumisión, ofreciéndole mi hirviente, baboso y virginal conejito, a su tremenda y, seguramente experta, polla americana.

Pero, Mark tenía otros planes para mí, y se posicionó de rodillas sobre mi cabeza dejando su descomunal y pletórico miembro a escasos centímetros de mi boca. He de reconocer que en aquél momento me causó un poco de repulsión (nunca antes había visto en vivo una polla y el hecho de tener aquella carnosa estaca tan cerca de mi boca me pareció casi asqueroso). Sin duda Mark captó el mensaje, seguramente por la expresión de asco que se reflejó en mi cara, por lo que rápidamente se untó toda la polla con una deliciosa mezcla de trufa y merengue que recogió de mi plato. Se forró con maestría todo el miembro del delicioso manjar desde la punta a los huevos (sin duda mi madre le habría contado mi debilidad por los dulces), y antes de que terminara la operación me introduje con gula toda la polla que pude hasta que su glande chocó con mi garganta. Saboreé glotonamente el dulce baño trufado de su miembro, metiendo y sacando con rápidos movimientos la polla en mi boca, y produciendo con mi lengua y saliva sugerentes y obscenos sonidos de chasquidos (he de reconocer que se me había llenado la boca de saliva al ver a Mark untarse la polla, por lo que es normal que se produjeran esos sonidos con el chapoteo de su picha en mi garganta inundada de baba). Saboreé intensamente cada centímetro del pedazo de polla que me cabía en la boca hasta que rebañé todo el ungüento, momento en el que la saqué de mi garganta para poder lamer y disfrutar del resto, pegando ansiosos lengüetazos, tragando la deliciosa pasta que gustosamente me ofrecían la base de su pene y sus huevos. Cuando terminé el trabajo de limpieza volví a introducirme la polla en mi garganta aumentando frenéticamente el ritmo de mi mamada, cosa que fue demasiado para Mark, en vistas de los placenteros gemidos que empezó a emitir, al tiempo que empezaba a descargar todo el relleno de sus testículos en lo más profundo de mi garganta.

Reconozco que me pilló por sorpresa, y la sacudida de aquél espeso y caliente fluido (totalmente desconocido para mí hasta entonces) en el fondo de mi boca, junto con su textura y fuerte sabor me produjeron arcadas, por lo que instintivamente traté de apartar su picha de mi cabeza, a lo que Mark respondió con violencia clavándomela hasta el fondo al tiempo que, poniendo una mano en mi cogote, me apretaba contra su polla, dejándome presa de ella y descargando a placer su sucio fluido enteramente en mi interior. Ante está circunstancia, y el aumento de mis arcadas, me vi incapaz de tragar la lefa, por lo que para evitar ahogarme expulsé como pude la abundante carga de leche hirviendo, por los laterales de mis labios y el escaso espacio que la tremendamente gruesa polla de Mark dejaba en mi abertura bucal, derramando el repulsivo fluido sobre mis pechos tras resbalar por mi barbilla y cuello, empapándome entera hasta el ombligo.

Sólo cuando Mark terminó de descargar con una última pero no menos intensa sacudida, liberó mi pobre garganta de su salvaje e inmenso invasor, cosa que agradecí de verdad, al tiempo que me permitió terminar de escupir sobre mis ya encharcados pechos la abundante cantidad de esperma que todavía me quedaba dentro.

No sé si este hecho me causó un trauma o no, el caso es que, desde entonces, nunca me trago las corridas de la polla de Mark a pesar de su insistencia, por mucho que me lo pida cariñosamente, creo que ya es suficiente con que le deje acabar en mi boca cada vez que le apetece...

Cuando me recuperé del mal rato, tiempo que empleó el miembro de Mark en recuperar todo su vigor, volvió a acercar su boca a mi entrepierna y a lamerme mis dos agujeros.

Entonces se produjo un hecho, que ha sido el origen de muchas peleas entre mi novio y yo a lo largo de los ya extensos 8 años de nuestra relación (alguna de las cuales han desembocado en temporales rupturas que Mark aprovechaba para cepillarse otros conejitos mientras yo permanecía fiel a él aún sabiéndolo, por miedo a que no quisiera volver conmigo, pues él es muy celoso y no me perdonaría que yo me acostara con otro hombre, al menos, sin estar el presente...)

Mark intentó introducirme un dedo en el ano, cosa que yo rechacé apretando el esfínter, cerrando mis piernas y gritando: -No, por favor por ahí no!

El volvió a acercar su cara a la mía y sonrío. Entonces cuando yo me relajé de nuevo, y abrí totalmente mis piernas para demostrarle que mi conejito si estaba a su entera disposición, el me gastó una sucia jugada y con un rápido y violento movimiento a modo de arriate intentó salvajemente perforarme el culo, afortunadamente reaccioné a tiempo y, aunque con un intenso dolor, logré cerrar el ano impidiendo su avance, aunque el muy cerdo logró clavarme medio glande.

Le pegué una bofetada y lo aparté de mí exclamando:

Cerdo, que te he dicho!! –

El se levantó malhumorado con intención de irse y me escupió en la cara exclamando:

Bitch!! – (Es curioso que estas fueran las primeras palabras que me dirigiera mi novio). Y se encaminó a la puerta.

Horrorizada comprendí que el no sabía español, y no me había entendido, por lo que por un momento temí perder su polla para siempre, por lo que, en una rápida reacción salté de la cama y me dirigí a la puerta que cerré rápidamente y me giré quedando de pie delante suya.

Poniendo cara mimosa (que siempre me daba resultado para obtener lo que quería), despeinada, y con voz provocadora (y en el poco inglés que sabía por entonces) balbuceé mientras le acariciaba suavemente la polla con las manos:

Por favor, te lo suplico, por el culo no, penétrame por el coño a placer, soy virgen y quiero que tu me desvirgues aquí y ahora, te entrego mi chochito a partir de ahora y para siempre para que me folles siempre que quieras y como quieras, pero respeta mi dulce trasero. Si quieres no te preocupes de usar condón, disfruta al máximo con el roce natural de la piel de tu polla con el suave y lubricado interior de mi vagina y riégame por dentro, que ya me preocuparé yo de tomarme la pastilla mañana... pero te ruego que dejes intacto mi indefenso ano...

Evidentemente, ni que decir tiene que Mark no pudo resistirse y hay que comprenderlo, pues la imagen de una preciosa adolescente de 15 años totalmente desnuda y entregada, con la boca y los pechos rebosantes de semen, suplicando que la desvirgen en su propio cuarto como regalo de cumpleaños cuando además la acabas de conocer a través de su madre, no ocurre todos los días y es una oportunidad que no se podía desperdiciar.

Me agarró de la cintura y, sin ninguna dificultad dado mi poco peso y su fuerza, me echó violentamente sobre la cama, poniéndome boca abajo y me tiró de la cintura para ponerme a cuatro patas. Por un momento pensé que mi inglés no había sido suficiente, y que iba a volver a intentar clavármela en el ano, pero debido a que parecía enfadado, me asusté, al fin y al cabo no le conocía y no sabía si era violento, por lo que decidí no hacer nada por resistirme hiciera lo que hiciera (incluido taladrarme mi dulce culo) para no empeorar la situación y, en actitud de sumisión y entrega, separé totalmente mis piernas, levanté todo lo que pude el culo arqueando al máximo mi espalda y hundí mi cabeza en el colchón, agarrando con ambas manos la sábana con fuerza para aguantar el tremendo dolor que sin duda me esperaba, expectante de lo que el chulo yanqui quisiera hacer conmigo...

En aquella postura, y debido a mi constitución anal, mis nalgas quedaban totalmente separadas exponiendo inevitablemente mis dos preciados e inexplorados agujeros, indefensos y a merced del salvaje invasor.

Este hecho fue apreciado por Mark que se abalanzó sobre mi trasero lamiendo de nuevo mis dos orificios con abundante saliva para lubricarlos (cosa que en el caso de mi chochete era totalmente innecesario pues, a pesar del miedo, estaba tan cachonda que éste rezumaba su propio jugo en abundancia) justo antes de golpear abusonamente mi vagina y ano alternativamente con su rígida polla a modo de porra.

Cada vez que me castigaba mi temerosa entrada trasera, temía que el miembro arremetiera sin piedad contra él, pero finalmente Mark se apiadó de mí, y situando su glande entre mis labios vaginales durante unos instantes para apuntar, tomo impulso y, de un salvaje empujón, me la clavó hasta el fondo.

Podía haberlo hecho delicadamente, sabiendo que era mi primera vez y lo cerrado que estaba mi conducto, podía haber optado por metérmela poco a poco, suavemente, dando tiempo a mi coñito de hacerse a aquella nueva sensación y acostumbrarse a la desconocida sobredilatación, acariciándome con mimo el pelo y el clítoris para paliar el dolor y lamiéndome, quizás, el cuello para que me sintiera acompañada y protegida en aquella nueva experiencia.

Pero no, el muy cerdo, me agarró de las caderas y arremetió sin piedad hasta el fondo con una fuerza inusitada, provocándome un intenso dolor que me hizo lanzar un tremendo grito amortiguado por las sábanas que estaba mordiendo, al tiempo que se escapaban sin remisión dos lagrimones de mis precioso ojos marrones. No sé si lo hizo para que pasara antes el mal rato, o como castigo de mi censura anal, el caso es que comenzó a martillear ferozmente con su polla mi dolorido y ultrajado coñito mientras me agarraba con fuerza de las caderas para evitar una hipotética huida.

La dura estaca se clavaba una y otra vez con una velocidad impresionante, sin rebajar ni un ápice la intensidad, ni siquiera cuando comencé a suplicarle que parara su brutal asedio, llorando indefensa como una colegiala. Todo lo contrario, su respuesta a mis suplicas fue soltarme las caderas y apresarme la melena con ambas manos, tirando con fuerza hacía él de mi cabeza al tiempo que aumentaba a un ritmo frenético sus viscerales embestidas.

No sé cuanto duro aquello, solo sé que pasado un tiempo, que me pareció eterno, el dolor fue cediendo y dando paso a una extasiante y novedosa sensación de placer. Solamente entonces, cuando Mark vio que dejaba de llorar y sufrir suplicando que parase, para empezar a jadear y gozar, disminuyó el ritmo de su embestida, llegando incluso a parar totalmente, hecho que me obligaba a mi a tomar parte activa en el acto, tragándome la inmóvil polla con mi insaciable coño con ágiles y certeros movimientos de cadera, pues no estaba dispuesta a dejar de sentir aquél inmenso placer que acababa de descubrir y que, sin duda, me merecía por haber superado la dura prueba anterior.

De repente Mark cambió de actitud, y estrujándome los pechos me la volvió a clavar hasta el fondo empalándome de nuevo, al tiempo que se giraba para tenderse de espaldas sobre la cama tirando de mi, que quedé de igual forma boca arriba encima de él. Hecho esto volvió a acelerar sus duras embestidas mientras me magreaba las tetas provocándome un inmenso placer que me llevó al primer orgasmo vaginal de mi vida, que provocó que girara mi cabeza hacia él, llenándole la cara y la boca con la baba que se me escapaba por la comisura de mis labios.

Continuamos en esa posición durante 15 minutos durante los cuales la dura verga de Mark no daba cuartel a mi tórrido chochito, cuando de repente escuché la, entre horrorizada y colérica, voz de mi madre diciendo:

Maldita sea Eva, qué coño estás haciendo pequeña zorra?

Evidentemente, la imagen que se encontró mi madre al entrar en la habitación extrañada y preocupada por mi tardanza debió de causarle un shock, pues se topó con su dulce hijita totalmente desnuda boca arriba con la cara y los pechos bañados en semen, totalmente abierta de piernas y jadeando vergonzosamente mientras dejaba impunemente que un chico le magreara a placer las tetas mientras la perforaba frenéticamente su entregado coñito con impresionantes embestidas, todo ello acompañado de un intenso olor a sexo y bañado acústicamente por un obsceno chasquido provocado por los continuos choques del vientre y parte delantera de los muslos del chico con las hermosas y sudorosas nalgas de su hijita.

Al escuchar la voz de mi madre, me quedé pálida e intente con celeridad incorporarme, pero Mark me lo impidió agarrándome con fuerza de las tetas al tiempo que aceleró más todavía las salvajes embestidas, hasta terminar clavándola definitivamente hasta el fondo mientras descargaba por primera vez su cálido emplaste en mi interior con innumerables chorros de espeso esperma llenándome a rebosar mi recién estrenado conejito, al tiempo que emitía un placentero gemido acompañado por otro mío provocado por mi segundo orgasmo vaginal, este muy a mi pesar, contemplado por mi petrificada madre que, cuando descubrió la identidad del individuo que bombeaba tras su hija, sólo acertó a gritar:

Mark!!

Unos segundos de silencio, gélidos como el hielo, siguieron a la estampa que se acababa de producir acentuado por el contraste de los gestos desencajados y avergonzados de los rostros de mi madre y el mío, con el triunfal y molestamente burlón de la sonrisa que se dibujo en la cara de Mark.

Tras unos instantes que parecieron eternos, Mark me liberó soltándome los pechos, y me avergoncé cuando al desempalar mi coño de su sorprendentemente todavía erecto miembro, mi chochito empezó a babear una abundante cantidad de sucia lefa, regando las sábanas. Ruborizada me levanté y me acerqué a mi madre intentando buscar las palabras adecuadas para tratar de excusar mi comportamiento, pero mi madre me lo impidió gritando:

Vete al cuarto de tu hermana pequeña puta!!

Sus palabras reflejaban una enorme ira, provocado seguramente, más por el hecho de que le hubiera robado a Mark que por acabar de contemplar el sucio y brutal desvirgamiento de su hija mayor.

Avergonzada, y llorando obedecí, y rápidamente me dirigí, aún desnuda, al cuarto de mi hermana dejando tras de mi un rastro de espeso fluido. Ni que decir tiene, que mi corto viaje a la habitación de mi hermanita, fue lascivamente observado por todos los invitados que alarmados por los gritos se habían acercado a la puerta. De hecho, creo que incluso la mayoría de ellos, aprovecharon la coyuntura para magrearme por todo mi cuerpo sin piedad cuando pasé entre ellos, y todavía hoy juraría que no todas las manos eran masculinas...

Al llegar al cuarto de mi hermana y tras cerrar la puerta me tumbé bocabajo sobre el colchón y lloré desconsolada al tiempo que pringaba las infantiles sábanas de mi hermanita pequeña con el pecaminoso jugo que brotaba de mi sexo.

No sé cuánto tiempo estuve así, creo que una hora aproximadamente, tiempo durante el cuál mi desconsuelo iba en aumento porque daba ya por hecho que jamás volvería a tener la polla de Mark entre mis piernas y mi madre no me perdonaría nunca lo que acababa de hacer, cuando de repente oí abrirse y cerrarse la puerta a mi espalda. Avergonzada hundí mas todavía mi cara en la, ya empapada de lágrimas y mocos, almohada de mi hermana. Noté como la desconocida presencia se sentaba silenciosamente a mi lado y, con un repentino escalofrío, aprecié como su mano empezó a acariciarme mimosamente el cabello. Quedé momentáneamente inmovilizada y asustada cuando ésta se desplazó cariñosamente por mi espalda bajando lenta y suavemente con dirección a mi expuesto trasero.

Cuando ya creí que mi dulce y resbaladizo culito iba a ser impunemente magreado por la desconocida mano, noté como una boca se acercaba a mi cara y me besaba cariñosamente la mejilla al tiempo que escuché la voz de mi madre diciendo:

No te preocupes cariño – me dijo maternalmente volviendo a acariciar mi cabello – mami ya ha hablado con Mark y lo ha arreglado todo. Me ha dicho que quiere ser tu novio y cuidarte mucho, y me lo a expuesto con tales argumentos que no he podido decir que no. Así que anímate, lávate un poco y vuelve a disfrutar de lo que queda de tu fiesta de cumpleaños, todavía no has abierto tus regalos.

Aliviada por sus palabras, me giré sobre mi misma y en un cariñoso gesto de agradecimiento le di un rápido beso en los labios, a lo que ella respondió con una tranquilizadora sonrisa de condescendencia para posteriormente levantarse y encaminarse a la salida.

Mientras veía a mi madre alejarse hacia la puerta, me pregunté interiormente cuál habrían sido los tan convincentes argumentos con los que Mark había podido transformar a mi enfurecida madre de hace una hora en la dulce y maternal mami de ahora, al tiempo que aprecié un extraño pero recientemente familiar sabor en mis labios dejados por el beso en la boca que le acababa de dar a mi madre, y una horrenda visión se me vino a la mente...

Los regalos!! – exclamé animada apartando los oscuros pensamientos de mi cabeza y con una ilusión casi infantil me dirigí al baño para seguir disfrutando de mi magnifica fiesta de cumpleaños...

...........................

El hecho que ha convertido mi vida en un torbellino incontrolable se produjo una fría noche de fin de año, justo un día después del cumpleaños de mi hermana Clara.

Aquella noche salimos Mark y yo con ella y sus dos íntimas amigas. Hay que reconocer que las tres forman un deseado trío que hace las delicias de todos los individuos de género masculino con los que se cruzan, sensación que les gusta provocar continuamente llegando incluso a marcarse unos magreos fingidamente lésbicos (o eso creía yo) para caldear aún más el ambiente, a los que en ocasiones me suelo unir, pues reconozco que me excita bastante la sensación de sentirme observado por tal cantidad de babeantes hombres, siempre con el consentimiento de Mark, al que luego tengo que compensar dejándole descargar su calentón en mi boca...

Nos dirigimos a una discoteca muy chic, donde habíamos comprado entradas para un cotillón (muy caras por cierto, pero eso no es problema para nosotras). Elegí para la ocasión una blusa beige de seda con un apretadísimo pantalón vaquero que marcaba a la perfección mi magnífico trasero, mientras que mi hermana y sus amigas llevaban escotados y cortísimos vestidos de noche.

Dado que la fiesta incluía barra libre, tanto Mark como yo bebimos demasiado, bastante más que mi hermana y sus dos preciosas amiguitas más entretenidas en provocar al personal con otro de sus numeritos lésbicos, que he de reconocer, realizan con tal oficio que, a menudo, incluso yo me suelo poner muy cachonda. Provocan tal calentón en el ambiente que no son pocos los chicos (y alguna que otra chica) que no pueden contenerse y aprovechándose del bullicio intentan magrear por todo el cuerpo a las dulces artistas, sin que éstas hagan ascos a las desconocidas caricias.

Aquella noche lo hicieron con tal realismo que he de reconocer, empapé mis bragas, por lo que me puse a bailar provocadoramente con Mark, procediéndole continuos frotamientos al son de la música para ponerlo a punto, tratando incluso de robarle parte del excitado público a mi hermana y sus amigas.

Fue al terminar el obsceno y provocador baile, cuando empecé a sentir unas ganas horrible de ir al servicio, sin duda provocada por la ingente cantidad de alcohol que había ingerido, a la vez que mi mareo iba en aumento. Miré a Mark y le dije que iba al baño, cosa que creo ni escuchó, entre el tremendo volumen de la música y su propia borrachera.

Tras dejarlo con una de las amigas de mi hermana pues no tenía claro que se pudiera mantener vertical por mucho tiempo, me encaminé al baño, casi sin poder aguantarme. Horrorizada contemplé que, como de costumbre, la cola era realmente interminable.

Temiendo que me pudiera derramar encima, me dirigía ansiosa a un pequeño aseo escondido tras un biombo al otro lado del local, pues conocía su existencia debido a que ya en anteriores ocasiones nos había hecho el apaño. Como quiera que este pequeño baño no lo conocía prácticamente nadie casi siempre estaba libre.

Una primera puerta daba a una pequeña estancia con un lavabo mientras que una segunda daba a la taza del báter. Debido a que sólo había uno de estos aseos, era utilizado tanto por hombres como por mujeres, lo cuál no era problema pues casi nunca coincidía nadie allí dado que sólo unos pocos sabían de su existencia.

Desgraciadamente para mi pobre y rebosante vejiga, tras abrir la primera puerta me topé con una persona esperando. Se trataba de un chico bastante guapo, alto y fuerte, de unos 20 años que sin duda en otra circunstancia me habría encantado encontrarme pero que en aquella ocasión insulté internamente por prolongar mi agonía.

Sorprendida por el encuentro sólo acerté a decir:

Hola, eres el último?

Él sonrió y contestó:

No, creo que eres tú.

Reconozco que en circunstancias normales me habría reído a carcajadas pero estaba tan enfurecida por el encuentro que contesté bastante desagradablemente:

Ja ja ja!! que gracioso!!

El pobre chico, cortado, sólo acertó a sorber un poco del whisky que llevaba en la mano y que luego depositó en el lavabo.

Tras un minuto interminable de sepulcral silencio (en el cuál el pobre chaval no apartó la mirada del suelo) sonó la cadena del báter, sonido que estuvo a punto de hacer que empezara a mojar los pantalones. Instantes después se abrió la puerta y surgió otro chico que pasó entre los dos antes de salir.

En ese momento el chaval que estaba esperando dijo:

Venga, pasa tú primero que te veo más apurada.

Oír estas palabras me provocó tal alivio que por un momento deseé recompensarle con un beso en la boca que, además compensara lo desagradable de mi contestación anterior, pero mi urgencia urinaria hizo que me adentrará en la segunda estancia sin ni siquiera mirarlo, ni mucho menos agradecerle su gentil gesto.

Repentinamente note que me empujaban por detrás con fuerza. Para cuando me giré contemplé horrorizada que era el chico que esperaba fuera. Había cerrado la puerta y echado el pestillo y tenía un cuchillo en la mano.

No grites, pórtate bien y no te pasará nada.

Muy bien tranquilo le dije pero no me hagas daño. – Yo soy una chica inteligente y sabía que por la fuerza no podía luchar con él, y dado el bullicio que había fuera, de nada me serviría gritar sino para ponerle más nervioso y que se ensañara conmigo. Lo mejor era seguirle la corriente y tratar de acabar cuanto antes. Además estaba muy bebida y apenas podía mantenerme en pie.

Haz lo que has venido a hacer – me dijo.

  • Cómo? - respondí

Que mees!! – Me gritó amenazadoramente. – Que te bajes los pantalones y las bragas y mees.

En otras circunstancias me hubiera resistido a bajarme los pantalones delante de un desconocido, pero dado lo bebida que estaba y las ganas de hacer pis que tenía, me apresuré a desabrocharme el ceñido pantalón, y lo bajé no sin dificultad hasta las rodillas dejando ante los ojos del desconocido, la preciosa visión sólo reservado hasta entonces a mi novio Mark de mis hermosos muslos y una minúsculas braguitas tipo tanga. De repente me ruboricé y me tape.

Aparta las manos – me gritó con fuerza acercando su cuchillo a mi cuello, tras lo que instantáneamente hice sin rechistar.

Bonitas braguitas- me inquirió obscenamente. Y acto seguido sacó su móvil con cámara digital y me empezó a fotografiar

Gracias- fue todo lo que me salió con un temeroso hilillo de voz.

  • Pon las manos sobre la nuca y gírate para que pueda observarte bien.

Obedecí, y me giré. Notaba su excitación y como disfrutaba con la visión de mi hermoso culo, mientras seguía sacando numerosa fotos de mi hermoso cuerpo, lo que empezaba a hacerme sentir como una sucia puta, sensación que sorprendentemente... me gusto...

Gírate otra vez y ahora bájate las bragas.

Lo hice sin rechistar y las bajé hasta las rodillas junto con el pantalón.

Bájate todo hasta los tobillos.

Hice al instante lo que me dijo y bajé el pantalón y mis braguitas hasta los tobillos.

Ahora mea!

Era tal el miedo que tenía y las ganas de hacer pis junto con mi borrachera que le agradecí la orden.

Gracias – le volví a decir y genuflexionando mis piernas me puse casi en cuclillas y empecé a descargar con fuerza. Mientras lo hacía me ruborizaba viendo como el desconocido se excitaba mirándome y fotografiándome, pero la sensación de alivio que sentía al evacuar compensaba mi malestar.

Cuando terminé iba a proceder a ponerme de pie pero el desconocido me grito.

Quieta!! Quédate así - y se me acerco diciéndome al oído – eres una guarrilla, acaso te pensabas volver a subir las bragas sin limpiarte?-

Me quedé en semicuclillas con el culo en pompa mientras el se colocó detrás de mí, bajó la tapa del báter y se sentó encima. Comprendí que en aquella posición le quedaba una vista magnifica de mi culo y mi todavía goteante vagina abiertos a escasos centímetros de su cara. Traté de incorporarme rápidamente pero noté el frío del filo del cuchillo en mi cuello.

Yo que tú no lo haría – me dijo.

Entonces lo comprendí, estaba a su entera merced, no podía hacer absolutamente nada dado mi estado y, no podía contar con que Mark me fuera a salvar porque seguramente estaría más borracho que yo. Lo único que podía hacer era entregarme a él para sufrir el menor daño posible. Como prueba de mi nuevo cambio de actitud y mi sometimiento volví a la posición inicial de cuclillas pero acentuando al máximo el arqueo de mi espalda para ofrecerle mejor todo mi tesoro.

Él captó el mensaje y como obsequio separó el cuchillo de mi cuello lo cual agradecí enormemente, y me sacó unos preciados primeros planos de mi empapado coñito y mi precioso culito.

Ahora vamos a hacerte una limpieza de fondos- aseveró, y agarrándome con las manos mis perfectos muslos hundió su cara en mi entrepierna. Empezó a lamer con ansía mi vagina con lengüetazos certeros que acariciaban rítmicamente mi clítoris y se hundían en mi coño. Me avergoncé al ver que me estaba empezando a excitar y aunque inicialmente traté de evitarlo, mis abundantes fluidos vaginales empezaron a brotar lubricando la zona y facilitando su entrada en mi cueva.

El cabrón sabe lo que es comer bien un chocho – pensé – seguro que el mío no es el primero que chupa sin consentimiento – y me avergoncé al ver que aumentaba mi excitación el hecho de imaginarme a otras chicas sufriendo mi suerte, en especial porque me imagine a mi dulce hermanita pequeña en mi situación, sola y desamparada a merced de un cerdo como éste... pensamiento que me llevo sin remisión a mi primer orgasmo con el desconocido, por lo que apreté descaradamente mi culo contra su boca para que pudiera saborear sin dificultad los deliciosos fluidos de mi coñito.

Más tarde cambió el sentido de sus lamidas hasta dirigirse a mi virginal aunque preciado agujero trasero que penetró impunemente con la lengua a modo de ariete. No tarde en volver a bufir y gemir, hasta correrme como una loca en su boca al tiempo que pegue un grito, que sin duda debió oírse fuera.

Continuó lamiendo con maestría llevándome a un tercer orgasmo, y cuando me encontraba sumida y entregada camino del cuarto, vi que él tenía otros planes. Se había sacado la polla y cuando la vi quede petrificada. Una enorme estaca gruesa y larga, unos 23 cm, bastante más larga que la de mi novio, y me alegré ya sin reparos cuando me ordenó que me sentara encima suya.

Caí como una piedra sobre su tremenda polla y pegue un grito de placer cuando quedé empalada salvajemente. Note cómo su polla llegaba al fondo de mi coñito y aún así, mis nalgas no hacían contacto con sus piernas, pues todavía quedaban unos 9 cm de polla fuera. Durante unos segundos me mantuvo así para que mi coño fuese amoldándose al nuevo y desconocido calibre. Después me agarró de la cintura y me levantó hasta sacar casi toda la polla dejando sólo el glande dentro para volver a empujarme otra vez hacia abajo hasta el tope. Creí enloquecer cuando empezó a acelerar el ritmo hasta conseguir un vaivén frenético que me provocó tres orgasmos más. Era magnifico, en los 8 años que llevaba con Mark, había tenido como máximo dos orgasmos en una noche y con el desconocido éste llevaba ya 6 en apenas 5 minutos.

Estaba muy excitada y totalmente a su merced, esperando nuevas y excitantes instrucciones que no tardaron en llegar.

Clavó con fuerza hasta el tope su polla en mi coño y se levantó sin liberarme, dio media vuelta, apoyé mis manos en el respaldo y aceleró de forma salvaje el ritmo, lo cuál me sumió en un éxtasis y me puse a gritar como una loca:

Por favor, no pares, por lo que más quieras no pares, ahhh, párteme ahhhh- palabras que quedaron grabadas en su móvil, pues astutamente había activado la grabadora.

Llegaron en esa postura mi séptimo y octavo orgasmos, y el desconocido sin descargar todavía!. Él siguió embistiéndome y de repente noté algo que no me gustó nada. Me metió un dedo en la boca que ávidamente lubriqué con mi saliva, cosa que no hubiera hecho de saber el destino de ese dedo: Mi culo virgen.

Sí, sin preguntar, introdujo sin reparo su dedo en mi ano produciéndome un dolor intenso que me hizo gritar – no por favor, en el culo no! Y traté de cerrar inútilmente el esfínter para evitar esa sucia invasión de mi ano.

Cállate zorra, harás lo que yo te ordene. Me lo debes como premio por el placer que te estoy dando.- fue su respuesta a la vez que con la mano que tenía libre volvía a poner el cuchillo en mi cuello.

Muy bien- le dije – Perdóname – le dije con voz de sometimiento al tiempo que hacía esfuerzos de relajar el ano, a pesar del tremendo dolor, para facilitar su acometida, hecho que fue aprovechado por él desconocido para introducir bruscamente dos dedos más esta vez sin ni siquiera lubricar, sin duda como castigo por mi intento de resistencia. Reprimí un grito mordiéndome los labios para no mostrarle reprobación a su actitud, y pensé que me lo tenía merecido, al tiempo que me regañé interiormente por haber puesto por un momento en peligro el placer que estaba sintiendo, y por un instante sentí pánico al pensar que el desconocido se pudiera enfadar por mi estúpida actitud de resistir, y parara de bombear en mi coño y me dejara sin aquéllas placenteras sensaciones que estaba descubriendo.

Por todo esto, y mientras él seguía taladrándome el coño con maestría y clavándome tres dedos en el culo sin ninguna delicadeza a pesar de mi dolor, me giré todo lo que pude manteniendo una mano apoyada en la pared y con la otra le agarré la nuca y por primera vez le miré fijamente a los ojos y le besé cálidamente en los labios introduciéndole mi lengua en su boca. Tras el largo beso, le volví a mirar a los ojos con mirada de entrega y le dije sinceramente.

Gracias, gracias por el placer que me estás dando. Perdona por mi estúpida resistencia inicial. Soy toda tuya, hazme todo lo que quieras. Como prueba de mi entrega te ofrezco la virginidad de mi culito. Llevo 8 años con mi novio y jamás le he dejado que me toque mi ano, ni siquiera que me introdujera un dedo a pesar de su insistencia. Ahora te lo ofrezco a ti y sólo a ti, que no te conozco y ni siquiera sé tu nombre. Te entregó mi culo.

Estas palabras hicieron mella en el desconocido, que tras darme otro beso en la boca, me puso de nuevo contra la pared, y como premio separó definitivamente el cuchillo de mi cuello, sacó los tres dedos de mi culo y me los introdujo en la boca para que los lubricara (cosa que hice generosamente por el bien de mi dolorido agujero) y aceleró salvajemente las embestidas mientras con la mano que dejó libre el cuchillo comenzó a masajearme el clítoris hasta provocarme otros dos orgasmos

Después se centró de nuevo con sus tres dedo en mi culo con movimientos rítmicos hacia dentro y hacia fuera que fueron ensanchando mi ano y preparándolo para lo que había de recibir todavía.

Estoy educando tu culito pequeña zorra- me susurro al oído alternando las palabras con lametones en mi oreja que me derretían y provocaron otro fuerte orgasmo sin remedio. – Estoy educándolo para que sea capaz de tragar grandes pollas como la mía o cualquier otro objeto o vegetal que se me antoje introducirte, entiendes?

Sí contesté. Mi culo es tuyo. Haz con él lo que quieras. – Le dije al tiempo que quedaban grabadas las palabras en el móvil.

Pues a llegado la hora – me dijo, al tiempo que sacaba su descomunal tronco del interior de mi coño y lo apuntaba directamente a mi indefenso culito. Lo observé por entre mis piernas. Tenía un aspecto majestuoso y brillante debido al baño que tenía de mis fluidos vaginales, cosa que agradecí, pues suavizaría sin duda la dura prueba que estaba a punto de pasar mi estrecho orificio anal.

Pídemelo tú- me dijo al tiempo que acercaba la grabadora a mi boca.

Comprendí lo que quería, y estaba dispuesta a dárselo. Con la voz más sensual y erótica que pude le miré y le dije:

Por favor, te lo suplico, no me hagas esperar más. Desvírgame el culo, párteme el ano, rómpeme el culo, clávame tu polla en mi agujero trasero...

No pudo resistirse más, apunto el glande y lo apoyó en mi esfínter y con sumo cuidado y dificultad empezó a empujar.

Al principio parecía que no entraría nunca, pero poco a poco el glande fue desapareciendo por completo hasta perderse por completó en mi ano. Se paró y lo mantuvo así con sumo cuidado mientras mi orificio palpitaba alrededor de la polla. Notaba un gran calor y mucho dolor pero apreté los dientes y los puños para aguantar.

Al cabo de un minuto el dolor fue cediendo y la zona me empezó a quedar anestesiada momento que el desconocido aprovechó para introducir mas centímetros de dura carne en mi culito, que ahora si entraba con más facilidad y menos dolor.

De repente cambió de actitud y de un golpe seco empujó salvajemente la polla hasta el tope, con tal violencia que golpeé mi cabeza contra la pared. El dolor del coscorrón quedo eclipsado con una nueva y desconocida sensación de placer y goce. Mantuvo con maestría la polla clavada hasta el fondo durante dos minutos tras los cuales la sacó con suavidad hasta dejar sólo el glande dentro y volvió a embestir con fuerza.

Y ya no paro, empezó a bombear violentamente y sin piedad mi ya desvirgado culito, dentro y fuera, sin sacar nunca el glande, mientras con su mano izquierda me penetraba la vagina y con su mano derecha busco por primera vez mis abandonados pechos, que le ofrecí rápidamente al desabrocharme la camisa y soltarme el sujetador para que pudiera palparlos a placer. Además me babeaba la oreja izquierda al tiempo que me decía obscenidades que me ponían más y más cachonda.

La sensación que experimenté jamás la podré olvidar, las embestidas en mi ano ya no me dolían y me provocaban un intenso placer que desembocó en cuatro orgasmos consecutivos.

Me ha educado el culito – pensé y volví a imaginar la cantidad de "alumnas" a las que al igual que a mí les habría entrenado el esfínter para tragar grandes pollas, y de nuevo volvió la figura de mi rubia hermanita pequeña, y, al contrario que al principio, esta vez no me censuré por ello, y una amplia sonrisa de placer se dibujo en mi rostro imaginando a mi maestro desvirgando el culito de mi angelical hermanita, sin duda era un placer tan intenso y tan bueno, que yo, como buena hermana mayor, no podía más que deseárselo a mi pequeñina. Aún así, me sorprendí a mi misma cuando le dije al desconocido.

Tengo una preciosa hermana pequeña, te gustará es rubia de ojos azules – note que conforme hablaba sus embestidas y sus jadeos aumentaban- ayer cumplió 18 años y es virgen todavía por sus dos agujeritos. Quizá, si quieres claro, podrías hacerle un regalito de cumpleaños y "educarle" también su culito...

Aquellas palabras fueron demasiado para él y estrujándome los pechos, me clavó al fondo su estaca estampando mi cara sobre el frío alicatado del servicio, al tiempo que descargaba una descomunal ración de semen como jamás había visto. Con cada sacudida descargaba un hirviente chorro que me regaba por dentro muy profundo al tiempo que me provocó el más intenso de todos los orgasmos hasta hacerme babear y empapar las losetas. No sé cuánto duro aquello, pero fueron al menos 30 segundos de descarga con al menos 15 chorros de lefa que llenaron mi culo hasta hacerlo rebosar, pues varios diminutos riachuelos de semen resbalaban por la parte trasera de mis perfectos muslos.

Mantuvo la polla a fondo durante cinco largos minutos mientras seguía jadeando en mi oído izquierdo.

Escúchame-, me dijo – si quieres que eduque el ano de tu hermana te costará algo más...

Que quieres, dinero? – le dije

Quiero una serie de condiciones- me dijo sin sacar todavía la polla de mi culo, ni separar sus manos de mi coño y tetas.

Dímelas por favor – Le supliqué ansiosa.

Quiero 150 euros por haber educado tu culo y 300 por el de tu hermana...

De acuerdo- le dije, al fin y al cabo éramos unas niñas pijas de familia adinerada, por lo que el dinero no era problema.

Además quiero ser el primero en desvirgarla vaginalmente.

Pero eso no depende de mí – le dije.

Entonces no hay entrenamiento! – me dijo cabreado.

No, por favor- le supliqué – está bien aunque tenga que emborracharla te aseguro que tú serás el primero que perfore su dulce conejito.

Quiero total exclusividad sobre tu culito – continuó - me da igual lo que hagas con tu coño pero no quiero que otro hombre te penetre analmente, y quiero disponibilidad total, no me importa una mierda lo que estés haciendo o con quien estés, quiero tener tu culo cuando yo quiera, donde yo quiera y como yo quiera

Eso tenlo por seguro - le aseguré con mirada lasciva.

Sacó la polla de mi culo, no sin antes sacar unas instantáneas de mi dulce culito empalado por su descomunal miembro, me levantó y se sentó en el báter.

y ahora quiero que te pongas de rodillas y me comas la polla...

Antes de que pudiera proseguir me arrodillé a sus pies y me la introduje con gula en la boca saboreando cada centímetro. Tenía un sabroso sabor combinación de polla, semen, y mis fluidos vaginales y rectales.

Este gesto le cogió por sorpresa porque emitió un jadeo y me acarició el pelo con ambas manos, se acercó a mis oídos y prosiguió...

Quiero correrme en tu boca zorra, y que lo almacenes ahí sin tragar hasta que yo te lo diga. Entiendes puta?

Sí - le conteste sonriendo al tiempo que le lamía los huevos – pero quiero ya esa lechecita tibia en mi boca – y comencé a succionar salvajemente su polla provocando húmedos y excitantes chasquidos con mi lengua recorriendo su miembro, lo que provocó la esperada reacción y empezó a descargar descomunales chorros, que fui almacenando como pude dada su cantidad, rebosando sin solución mi boca y derramándose mucha leche por la comisura de mis labios y barbilla hasta llegar a mis pechos.

Cuando terminó la descarga cerré la boca y removí la carga con mi lengua mientras el sacaba unas fotos de mi cara y mis pechos rebosantes de su zumo, abrí los labios y jugueteé con el semen sacando la lengua y dejándolo resbalar por mi cara, para cuando estaba a punto de caer volver a recogerlo hábilmente con los dedos para introducirlo de nuevo en mi boca. Estuvimos así 10 minutos en los que me sacó infinidad de fotos hasta que me ordenó que me lo tragara lo cuál hice al instante sacando después a tope mi lengua para demostrar que no quedaba nada. Después fui recogiendo los restos de semen de mi cuerpo y los tragué ansiosamente. Sorprendentemente caí en la cuenta de que el desconocido, además de hacerme descubrir los infinitos placeres de mi ano, me había curado de mi trauma de tragar lefa.

Ya te puedes vestir puta-, me ordenó, - quedas libre, pero dame tus bragas como trofeo. Cosa que hice al instante, me subí el pantalón y me abroché la blusa.

Déjame tú móvil y tu dirección para localizarte cuando quiera. Me ordenó, y con mi lápiz de labios le apunté mis datos en un trozo de papel higiénico.

Ven a mi casa cuando quieras- le dije- vivimos solas mi hermana mi madre y yo- y de nuevo me sorprendí a mi misma diciendo – mi madre está todavía muy buena, tiene 38 años y está muy sola... quién sabe a lo mejor puedes educarle el culito también...

Ya veremos zorra, ahora vete, sal tu primero para que nadie sospeche.

  • Me dirigí a la puerta y cuando estaba a punto de abrirla me dijo.

No te olvidas algo? – Le miré con extrañeza.

Me debes 150 euros.

Uy perdona! ,- me disculpé ruborizada. Abrí mi bolso y saqué de mi cartera el dinero y se lo di.

Él al ver la cantidad de dinero que llevaba me dijo:

Dame también los 400 euros por adelantado para la educación anal de tu hermana.

Dijiste 300 - aseveré malhumorada

Pues ahora son 400 – contestó con altiva actitud chulesca.

Me apresuré a dárselos antes de que cambiara de opinión y me cobrara más. No quería poner en peligro el futuro placer de mi querida hermanita.

Después le di un beso en la boca y le dije

Gracias por todo - y me dirigí a la puerta, al abrirla me encontré esperando a una dulce chica, muy parecida a mi hermana, rubita vestida con minifalda extremadamente corta y con una cara de no poder contenerse más

Ya era hora me dijo malhumorada, puedo entrar?

  • Sí -, le dije dulcemente con una sonrisa perversa – está libre... todo tuyo... - y la dejé pasar no sin antes fijarme en su magnífico culito, en sus últimos momentos de virginidad.

Nada más entrar vio al desconocido e intentó escapar, pero yo la empujé hacia adentro y cerré la puerta manteniéndola con fuerza hasta que escuche el pestillo al otro lado.

Apoyé mi oreja en la puerta y escuché los asustados gritos de pánico y auxilio que salían de la boca de la pobre adolescente, gritos que al separar el oído de la puerta quedaban totalmente neutralizados por el tremendo ruido de la discoteca.

Me debes una. Disfrútala como has hecho conmigo – pensé y me fui a buscar a mi novio. Me estaba volviendo a marear, y cuando lo encontré me dijo:

Dónde te habías metido?

Me encontré con una amiga en el servicio, por favor llévame a casa que me estoy mareando. – Contesté.

Apareció mi hermana Clara y entre los dos decidieron llevarme a casa, y lo último que recuerdo antes de desmayarme fue a Mark preguntándome al oído

Cariño, qué es esa mancha que tiene en el pantalón a la altura del culo?

Y me desmayé.

.......................

Mi hermana Eva estaba preciosa...

A mis 18 años recién cumplidos he de reconocer que no tenía clara mi orientación sexual.

Por un lado había descubierto un mundo de placeres ocultos con mis dos mejores amigas, y disfrutábamos continuamente explorando nuestros cuerpos, lamiéndonos cada milímetro de los mismos, gracias ha eso yo había adquirido una gran técnica en lamer coños calientes y provocar continuos orgasmos a mis amigas, y a su vez yo disfrutaba cuando ellas jugaban con sus lenguas en mi coñito (que siempre estaba disponible para ellas) y, sobre todo, en mi culito.

Sí, adoraba cuando ellas saboreaban mi ano e introducían en él sus húmedas lenguas, así como sus dedos o cualquier otro objeto que tuvieran a mano. Una vez tuve 5 orgasmos seguidos cuando, a una de ellas se le ocurrió lubricarme el culo con mermelada de frambuesa para facilitar la entrada en mi culito de un enorme plátano con el que me estuvieron embistiendo durante 20 minutos. Después, lo pelaron y me lo introdujeron en la vagina, donde terminó devorado entre sus ávidos lengüetazos y mis jugosos orgasmos.

Recuerdo que aquél día me costó unas cuantas horas poder volver a sentarme...

A su vez, sentía un deseo oculto... mi dulce hermana mayor.

Ella es ligeramente más alta que yo, medirá 168 cm perfectamente distribuidos. Es morena, de pelo largo y liso, ojos marrones y una cara preciosa. Su cuerpo es de infarto, no me extraña que tenga a todos los chicos de la ciudad detrás de ella. Sus pechos son perfectos, no muy grandes pero erguidos y coronados por dos deliciosos pezones del tamaño exacto. Su vientre perfectamente liso, invita a descubrir su delicioso coñito, dulce y sugerente, con una cuidada mata de pelo púbico negro perfectamente perfilada en forma triangular, sin duda mi hermana le da mucha importancia a la presentación de los platos cuando cocina, y sin duda esto debe ser un manjar exquisito muy cuidado para su novio...

Y su culito, qué decir de ese maravilloso trasero del que estoy enamorada, pequeño y prieto, dos nalgas redonditas y duras sin duda perfectamente formadas por su afición al deporte.

Realmente nadie diría que somos hermanas, pues yo soy rubia de ojos azules, melena larga y rizada, mis pechos son más grandes y de pezones rosados, y bueno, la verdad es que mi culo es realmente apetitoso, vaya que estoy bien buena a tenor del ansia con que me magrean mis amigas y el babeo de mis amigos al verme con ropa ajustada.

El caso, es que quizás por ese contraste, yo deseaba realmente el cuerpo de mi hermana, pero siempre, hasta ahora, me las he arreglado para disimularlo, y reprimir ese sentimiento, aunque no pierdo la oportunidad de verla desnuda entrando con cualquier pretexto al cuarto de baño cuando se está duchando, ayudándole a elegir los vestidos (siempre poniéndole pegas a los dos o tres primeros que se prueba para poder ver como se desnuda varias veces), dándole masajes o untándole la leche corporal tras la ducha, hechos tras los cuales siempre tengo que cambiarme de bragas...

Todo esto me hacía cuestionarme si era realmente lesbiana, pero a su vez sentía una gran atracción por Mark, el novio de mi hermana...

Su atlético cuerpo, y sus fornidos brazos me ponían muy cachonda, y muchas noches me despertaba totalmente mojada después de soñar que me desvirgaba salvajemente en mi habitación (todavía soy virgen de mis dos agujeros) mientras mi hermana se arreglaba ajena a todo en el cuarto de baño para salir a cenar.

...Como decía, mi hermana estaba preciosa. Debido a la tremenda borrachera que tenía encima, la habíamos tenido que traer Mark y yo a casa, si bien tuve que cargar con ella yo sola desde la puerta de entrada hasta nuestro cuarto, pues él no se atrevió a entrar por miedo a despertar a mi madre que estaba durmiendo en la habitación de al lado.

Tras recostarla en su cama, (mi hermana y yo dormimos en el mismo cuarto) me quedé mirándola fijamente. Estaba en estado de semiincosciencia debido a la borrachera que tenía y fantaseé pensando que estaba totalmente en mis manos... reprimí ese pensamiento rápidamente y me regañé internamente por tener esas ideas.

Entonces decidí desnudarla para que estuviera más cómoda. Tanto mi hermana Eva como yo, dormimos siempre con braguitas blancas y unas blusas de seda de tirantas semitransparentes... (ni que decir tiene que se nos ve todo, por lo que yo disfruto a tope del momento diario de ir a la cama...)

Tras quitarle la camisa que llevaba aquella noche, le solté el sujetador y surgieron sus magníficos pechos que instintivamente deseé llevarlos a mi boca, pero logré controlarme...

Después le desabroché el pantalón y empecé a tirar hacia abajo de él con dificultad pues los llevaba muy ceñidos (notando entonces un intenso olor mezcla de sudor y sexo?!!...), esperando ver las braguitas tanga que se había puesto para salir y que yo, por supuesto, le ayude a elegir tras rechazar cinco más que se había probado anteriormente siguiendo mi consejo...

Pero cuál fue mi sorpresa cuando lo que asomó no fueron sus braguitas sino su sugerente mata de pelo negro.

Y las bragas? - Pensé con asombro.

Continué bajándole los pantalones hasta los tobillos y al flexionar sus piernas (ella estaba recostada lateralmente mirando hacia mí) vi algo que me dejo alucinada y me provocó un espasmo que me recorrió todo el cuerpo hasta acabar en mi vagina que se llenó de cálidos fluidos.

Tenía el agujero de su culo realmente dilatado y rebosando un fluido viscoso y blanquecino.

El semen de Mark!! - pensé para mis adentros y me sorprendí a mi misma cuando dije en voz alta:

Vaya hermanita parece que al fin tu novio se salió con la suya

Ante tan maravilloso espectáculo que se presentaba ante mis ojos, decidí inmortalizarlo, por lo que fui a por mi nueva y flamante cámara digital que curiosamente me había regalado mi propia hermana por mi cumpleaños un par de días antes.

  • Que mejor estreno hermanita – pensé y empecé a fotografiar su dulce cuerpo. Empecé por su angelical carita con los ojos dulcemente cerrados, continué por su cuello, pechos, ombligo, piernas dejando para el final el plato fuerte. Tomé al menos 50 fotos de su hermoso coñito y otras tantas del sorprendentemente perforado y babeante orificio trasero totalmente a rebosar, y empecé a calentarme imaginando la reacción de mis amigas cuando se las enseñara. – Quién sabe - pensé para mis adentros, quizá me sirvan como chantaje en un futuro para que ella haga lo que yo le diga, o incluso para que me preste la polla de su novio para mi propio placer...

De pronto me di cuenta de la situación. Tenía delante de mí semiinconsciente y totalmente desnuda a mi deseada hermanita con el culo lleno de la lefa de una descarga de la polla mi deseado Mark. Me imaginé su descomunal miembro desvirgando el estrecho culito de mi hermana, bombeando hasta descargar todo su contenido y no pude aguantar más. Me corrí con rápidos e intensos espasmos.

Ya totalmente caliente como una perra en celo, me desnudé rápidamente y me puse en cuclillas acercando mi boca al preciado y sucio agujero del culo de mi hermana y mientras me introducía con ansia tres dedos de mi mano derecha en mi ya empapado coño, lamí glotonamente el anillo circular del esfínter de mi hermana recogiendo avaramente todo el semen que había expulsado su ano por falta de capacidad ante la descomunal descarga.

Tras 30 segundos de lamida y dejarle limpio el exterior del culo, hundí mi lengua en su agujero al tiempo que le introducía dos dedos de mi mano izquierda en su coñito. Con ágiles y precisos movimientos de mi lengua a modo de pistón, fui bombeando el semen del culo de mi hermana a mi boca donde lo fui acumulando, sin tragarlo, para poder saborearlo a placer. El sucio y viscoso fluido estaba caliente y tenía un sabor muy fuerte, sin duda debido a la sabia combinación del sabor del semen de Mark con los fluidos vaginales de mi hermana (imaginé entonces que la había penetrado vaginalmente antes de estrenar su culito) aderezados por los extraños pero sabrosos sabores del interior del recto de mi hermana.

Era tal la carga de semen que había recibido el mancillado ano de mi hermana que llené tres veces mi boca antes de vaciar totalmente su culito. Cada vez que llenaba mi boca, batía con mi lengua el viscoso combinado con los labios cerrados para apreciar hasta el último matiz de su sabor, para después tragarlo ansiosamente y continuar con el drenaje anal de mi hermana, la cuál, sin abandonar su estado de semiinconsciencia, empezó a emitir unos extraños sonidos, combinación de gruñidos y jadeos fruto de su excitación que corroboraba el aumento incontrolado de sus fluidos vaginales lo que lubricaba y facilitaba el movimiento de martilleo que mis dedos ejercían en su coño.

La muy zorra está gozando – pensé, aumentando el ritmo de mi lengua y mis dedos tanto en su coño como en el mío.

Sin duda le provoqué al menos cuatro orgasmos (acompañados por otros tantos míos) antes de terminar su limpieza anal, a tenor de sus espasmos y el hilillo de baba que salía de su boca que estaba empezando a empapar la almohada.

Cuando terminé mi faena en su culito, acerque mi boca a la suya y la besé cariñosamente en los labios, recogiendo igualmente la baba que expulsaba. En este momento creí que mi hermana iba a despertarse, pues entreabrió los ojos y balbuceó con dificultad mi nombre en tono de extrañeza.

psssst – le susurré al oído con voz dulce. – Estás soñando hermanita, sigue soñando – le dije amasando cariñosamente con mi mano izquierda su pelo (y empapándoselo de su propio jugo vaginal) al tiempo que le lamía la oreja (cosa que sabía que tanto a ella como a mí nos volvía locas). Ante estás convincentes palabras y caricias, ella volvió a abandonarse a su inconsciencia al tiempo que tenía otro orgasmo.

De repente me di cuenta de que tenía hambre, eran las 6 de la mañana y habíamos cenado muy temprano la noche anterior para poder tomar las uvas con tiempo. Me apetecía algo dulce (soy muy golosa al igual que Eva) pero no quería desaprovechar la oportunidad de seguir disfrutando de mi hermana, pues si bien ella le quedaba mucho tiempo de seguir durmiendo, yo era consciente de que mi madre se despertaría en un par de horas concluyendo la posibilidad de continuar mi particular festín de año nuevo.

Se me pasó por la cabeza una idea que por obscena me ruborizó por un momento pero me dije por que no? Y salí de apresuradamente de la habitación con dirección a la cocina.

Regresé al cuarto con unas particulares provisiones: Un bote de nocilla, otro de nata, otro de siropé de caramelo, otro de miel y una tarrina de mermelada.

Posicioné a mi dulce hermanita boca arriba y le terminé de extraer los pantalones abriéndole las piernas. – A prepararme la cena – pensé, y cogí el bote de siropé de caramelo y empece a derramarlo sobre sus pechos dibujando sendas espirales desde el exterior de cada una de sus tetas hasta acabar en los pezones.

Le abrí el coñito con una mano y le introduje el cuello del bote de siropé en su interior derramando una generosa capa de dulce caramelo. Abrí la tarrina de mermelada y con los dedos unté sus pezones con cuidado de no estropear la obra maestra anterior. Asimismo me unté sobradamente un dedo de mermelada y se lo introduje en el ano forrando su interior de tan preciado manjar.

Tras abrir el bote de nocilla recogí una generosa ración de la misma untándole el interior de la vagina. Introduje la punta del dispensador de nata por su culo y apreté surgiendo con fuerza la nata con la que llené su recto hasta rebosar. Continué aplicando nata por el exterior de su coñito y fui subiendo hasta colmar su ombligo. Finalmente "barnice" el plato dispensando miel por todo el cuerpo cubriendo desde su cuello hasta sus muslos, rociando suculentas raciones de miel en su chochito y su culito.

Cuando terminé contemplé el apetitoso plato que me había preparado y me dije - falta un detalle - dirigiéndome de nuevo a la cocina a por dos pequeñas velitas de mi tarta de cumpleaños que cariñosamente introduje en su ano y su vagina. Ambas velas quedaron firmemente erguidas debido a la base de emplaste en el que habían quedado clavadas, una exquisita pasta de caramelo, nocilla y miel la del coñito y un sabroso ungüento de mermelada, nata y miel la del culo.

Tras encenderlas, saque numerosas fotografías desde distintas posiciones mientras me cantaba a mi misma el cumpleaños feliz, apagándolas al terminar de un soplido y pidiendo un deseo. (por cierto que mi deseo fue poder repetir esa experiencia muchas veces más con mi hermana despierta, mis amigas intimas mirando y Mark bombeando sudoroso su tremenda polla en mi culito rebosante y, por que no, con mi coñito lleno también de otra tremenda polla negra de cualquiera de los numerosos amigos negros que trabajan con Mark en la base, me daría igual cuál, siempre que tuviera la polla de Mark en mi culito

mi coño podría quedar disponible para cualquiera que Mark o mi hermana quisieran, e incluso podrían sacar dinero con eso.)

Como colofón y antes de dar cuenta de mi cena, me clavé salvajemente la punta del bote de nata en mi culo y me dispare un chorro de nata. Pegué un respingo al notar el contraste de la fría nata con la calentura de mi cuerpo. Cuando hice lo propio en mi vagina tuve un tremendo orgasmo que me hizo gemir tan fuerte que temí despertar a mi madre.

Tras unos segundos de silencio y comprobar que seguía profundamente dormida en la habitación contigua (cosa que comprobé por su rítmica y sosegada respiración) me dispuse glotonamente a comer.

Empece lamiéndole el cuello recogiendo con cada lengüetazo suculentas y dulces raciones de miel. Fui bajando hasta sus pechos donde el sabor fue cambiando al rico caramelo y la exquisita mermelada al llegar a los pezones que saboreé pacientemente mientras se ponían excitadamente duros. Tras dar cuenta de sus tetas y dejarlas realmente limpias, continué bajando por su vientre hasta llegar a su ombligo donde la nata que albergaba apenas duró unos instantes antes de ser tragado por la ansiedad de mi boca.

Seguí limpiando toda la zona de su bajo vientres y sus sedosos muslos dejando para el final lo mejor.

Tras quitar las velas (que chupé ávidamente para rebañarlas) decidí que necesitaba un instrumento a modo de cuchara para degustar lo que se me ofrecía ante mis ojos. Rápidamente saqué el tremendo consolador de látex que celosamente escondía bajo mi cama y del que sólo mis amigas conocían su existencia (y su disfrute). Se trataba de 26cm de consolador en forma de polla negra, acabado en ambos extremos por sendas y fidedignas imitaciones de glandes.

Tras lubricarlo con mi boca por ambos extremos, introduje lenta y mimosamente uno de ellos en su vagina, comprobando graciosamente el principio de Arquímedes pero aplicado al emplaste de caramelo, nocilla y miel en que estaba bañado el coñito de mi hermana, esto es, viendo como a medida que iba clavando centímetro a centímetro el consolador en su coño, se iba evacuando una cantidad de emplaste caramelizado equivalente al peso del miembro introducido, que rápidamente era recogido y tragado por mi boca antes de poder caer y manchar las sábanas.

Una vez que introduje el consolador hasta el fondo (fue cuando comprobé que a mi dulce hermanita le caben 14cm de polla) removí con éste el relleno vaginal como haría cualquier brujita de cuento con la pócima de algún hechizo. Al hacerlo mi hermana comenzó de nuevo a gemir. Saque rápidamente la polla ficticia del coñito de mi hermana y la limpié con la lengua hasta dejarla sin restos.

Ahora le tocaba el turno a la otra punta del nabo ficticio y al orificio trasero de Eva, pero esta vez decidí no hacerlo con dulzura ni delicadeza, así que clavé con saña el consolador en su ano, que en un abrir y cerrar de ojos desapareció en su interior realizando un obsceno y excitante sonido de chapoteo y salpicando con fuerza sobre mi cara y mi boca (que estaba abierta) todo el sabroso ungüento de mermelada, nata y miel, provocándole a mi hermanita un tremendo e inconsciente grito mezcla de dolor y placer y, por supuesto, otro orgasmo.

Mantuve unos segundos el consolador metido hasta el fondo, el tiempo necesario de medir la cantidad de polla que podía tragar el culito de mi hermanita: unos 12cm. Después, comencé un salvaje movimiento de mete y saca de la polla de plástico en el ano de mi hermana a modo de zambomba, aunque con un sonido más sugerente y salpicando en cada embestida todo la zona con el jugoso relleno. Al tercer orgasmo de mi hermana, le saqué el aparato del orificio y tras rebañarlo, le limpie el interior del recto con la lengua de forma mimosa, como queriendo reponer con dulzura, el tremendo daño que sin duda le tenía que haber provocado en el ano, hasta ayer virgen.

De repente me entró complejo de hermana buena, y pensé en que mi pobre Evita tendría también hambre, por lo que succioné con mi lengua los restos de emplaste que le quedaban en el coño, y los transporte hasta su boca.

Le tape la nariz y le abrí la boca descargando todo lo que tenía en el interior de la mía, regalándole además varios escupitajos de mi preciada saliva. Le cerré la boca e instintivamente Eva comenzó a masticar. Sin duda el dulce sabor de la combinación de sabores de la nata, mermelada, nocilla, miel, siropé de caramelo, y seguramente, los restos de su propio jugo vaginal y rectal, así como el semen de Mark, mi saliva y su propia saliva, le sorprendieron gratamente por la cara de gusto y placer que puso y la rapidez con que se lo tragó todo.

En vistas de que se podía quedar con hambre, la continué alimentando, sentándome en su boca, y regalándole la nata que me había introducido antes, ya mucho más caliente y fluida. Le volví a tapar la nariz y fui alternando con movimientos rítmicos de cadera para que se alimentara alternativamente de la mezcla de nata y mis fluidos vaginales y de la mezcla de nata y jugo anal, según se ofreciera mi coño o mi culo a su boca.

Ella, siempre semiinconsciente y atraída por el dulce sabor, comenzó a lamer con una fuerza tremenda que me produjo varios e intensos orgasmos, dejándome ambos orificios limpios en cuestión de segundos.

Como quiera que me siguió chupando, y yo estaba inmersa en el gozo, no me percaté de que me estaba orinando (sin duda por la cantidad de alcohol que había bebido esa noche).

Cuando me di cuenta pensé en levantarme y correr al servicio pero dado que estaba muy excitada y Eva no dejaba de lamerme, opté por parar mi movimiento de caderas para alojar en exclusividad mi coñito a la entrada de su boca y me comencé a derramar en su interior. Sorprendentemente, y a pesar del intenso olor a orín que se empezó a desprender, mi hermanita comenzó a lamer más intensamente tratando de tragar este nuevo zumo que se le ofrecía, lo cuál le fue imposible por la fuerza con la que el orín salía de mi vagina, por lo que a pesar de la gran cantidad de pis que tragaba y tragaba Eva, su boca rebosaba y mi meado le regó toda la cara en todas direcciones así como los pechos. Me sorprendí y casi asuste de la cantidad de meado que estaba echando pues estuve 1minuto y 14segundos, por lo que como es natural empapé toda la almohada y la parte superior de la sábana.

De repente me di cuenta de que también tenía el vientre suelto, pero fue tan rápido que apenas me dio tiempo de cambiar de posición para apuntar mi ano a la boca de mi hermana. Hacer esto y empezar a descargar una maloliente y líquida carga fue todo uno. Por la cara de asco que instintivamente puso mi hermanita comprendí que este sabor no le gustaba tanto como los otros, por lo que temí que no se lo fuera a tragar por lo que le tape la nariz y apreté el culo con fuerza contra su boca para obligarla a hacerlo, al fin y al cabo, no podía permitir que las sábanas se mancharan de mierda, el orín al día siguiente estaría seco, pero lo otro... Procure cerrar el esfínter y regular la descarga lentamente para darle a Eva tiempo a tragarlo todo. Cuando terminé quede extasiada, y tras asegurar la total limpieza de mi culo por la lengua de mi hermanita, me acosté a su lado.

La puse en posición fetal y me coloque en idéntica posición detrás de ella. Introduje la punta del consolador negro en su culito de nuevo con fuerza hasta clavarle los doce centímetros de tope que admitía, y la otra punta me la clavé en mi propio coño hasta el fondo.

La besé en la nuca, y le desee buenas noches y me dormí al instante.

...................

Cuando abrí los ojos la luz del día me cegó un instante. Me tape los ojos con las manos hasta que se hicieron a la intensa luz y miré al reloj.

Las 6 de la tarde – exclame horrorizada y traté de incorporarme pero noté algo extraño en la entrepierna. Miré y me quedé estupefacta. Estaba totalmente desnuda y tenía clavado un descomunal consolador negro doble en mi coño y en mi culo. Me lo saqué rápidamente y entonces percibí que tenía la vagina y el ano dilatados y vagamente doloridos.

Pero qué hice anoche exclamé?- No recordaba absolutamente nada, sólo que había empezado a beber y bailar y... Nada más. Entonces me percaté del intenso olor que había en la habitación, una mezcla de sexo, orín y algo peor...

Mire hacia la cama de mi hermanita pequeña Clara y vi que no estaba...

Se habrá levantado hace mucho rato, mi dulce y virginal hermanita, espero que cuando se haya levantado yo estuviera tapada y no me haya visto el consolador, buff, si llega a vérmelo qué pensaría con lo inocente que es.

Me levanté y me puse la bata, y me dirigí al servicio con la intención de asearme. Tenía un nauseabundo sabor de boca, como cuando se está de resaca pero mucho peor, era como si hubiera estado limpiando con mi lengua los sucios restos del suelo de una pocilga llena de cerdos...

Entonces recibí un mensaje en el móvil.

Hola cariño. Te acuerdas de mí? Espero que hayas dormido bien. Recuerda que tenemos un acuerdo y hoy quiero empezar con la primera lección. Besos.

Como quiera que no tenía registrado el número, y evidentemente no era el de Mark, intrigada y , algo coqueta (no era la primera vez que jugaba al tonteo amoroso por sms o chat), le contesté con otro mensaje:

Quién eres wapetón? No me acuerdo de ti, me das una pista? Besitos.

A ver si te refresca esto la memoria cariño... – Contestó.

De repente quedé horrorizada.

Cuando mi móvil terminó de recibir los datos apareció en la pantalla una foto a todo color de un primer plano de mi cara con una expresión obscena y perversamente lasciva, con la boca totalmente rebosante de semen que resbalaba a través de la comisura de mis labios hasta la barbilla.

Quedé totalmente escandalizada cuando un segunda foto de mi delicioso y resbaladizo trasero brutalmente empalado por la mayor verga que jamás había visto...

Recuerdas ahora bonita... – rezó un ultimo mensaje.

De repente una sucesión de borrosas imágenes realmente escandalosas procedentes de mi subconsciente empezaron a brotar en mi cerebro de forma vertiginosa, y tras palparme con una mano la extraordinaria abertura de mi ano, me vino a la mente una única frase:

La educación anal de Clara...

( Continuará)

Blackwolf