Eva al desnudo-2
No se como me veo apostando la fidelidda de mi mujer con mi hasta entonces mejor amigo
Cuando Juan fue nombrado director ejecutivo de la empresa de su padre, Juan nos contrató a los dos. A mi como jefe del departamento comercial y a Eva como su secretaria ejecutiva. Todo fue bien durante unos años, pero desde hace seis meses todo parece estar cambiando, de una manera extraña que me tiene en una constante angustia.
Todo empezó el pasado verano, fuimos juntos, como siempre, a un pueblecito de la costa aún no destruido por el urbanismo descontrolado. Habíamos quedado a cenar con ellos y un par de amigos ingleses, Frank y Angie, pero Luisa se sitió enferma unas horas antes de la cena.
Eva estaba esa noche espectacular, se puso un vestido de verano corto y escotado, con la espalda desnuda, que le acababa de regalar. Decidió ir sin sujetador, ya que le parecía una ordinariez que se le vieran los tirantes. Tampoco lo necesita, sus tetas siguen tan duras como cuando la conocí. Cuando salió del baño pensé de nuevo en mi suerte que tenía por tener una mujer así. .
- Hoy quieres arrasar, eh?, bromeé
- Te parece demasiado atrevido?, me contestó, se dio una vuelta y noté en sus ojos una mirada especial, de pillería, que me cautivó.
- No. No. Estás preciosa, pero no te separes mucho de mi, jejeje
La verdad es que al verla así se me quitaron todas las ganas de salir, y más cuando la noté temblar mientras la besaba. Cuando le pasé los dedos por los pezones se le pusieron como piedras, pero me rechazó entre risas.
- Anda vamos, tonto, esta noche tendremos tiempo…
La verdad es que yo siempre había sospechado que Juan intentaba fomentar la rivalidad entre mi mujercita y Angie.La inglesita, toda una belleza, era tan guapa como ambiciosa, y más de una vez Eva se había quejado por sus intentos para ocupar su puesto en la empresa.
No me gusto la mirada de Juan cuando vio a Eva. Le recorrió todo el cuerpo de arriba abajo, como si quisiera comérsela con los ojos, fue una mirada turbia, lasciva, y note como Eva se ponía tensa al notarlo, pero no dijo nada.
Angie también vino impresionante, con una mini de escándalo y un top que desvelaba más de lo que tapaba, y toda la cena fue un constante duelo de indirectas entre ellas, ante la mirada socarrona de Juan, sentado entre ellas, que estuvo toda la noche atento a llenar la copa de las dos bellezas. Cayeron tres botellas de Rioja, y Eva no fue la que menos bebió, quizás por no percatarse de la habilidad con que Juan le llenaba la copa una y otra vez.
Y los chupitos. Mi mujer no bebe nunca, pero por no ceder ante su rival no dudó en tomarse tres copitas de aguardiente, prácticamente de un trago. No me extrañó cuando fue al lavabo., pero si que al regresar tenía más suelto el escote, dejando adivinar el comienzo de su aureola.
Juan también se percató, y se mostró muy solicito para ayudarla a sentarse, con su mano en la espalda de Eva solo un segundo menos de lo que hubiera sido indecoroso. Fui también al baño y al regresar me sorprendió el nivel de las carcajadas. Juan estaba contando una de sus tropelías, cuando sedujo a la novia de un compañero. Yo conocía la historia ya, porque me la contó el cornudo entre lágrimas, su nenita fue la putita del jefe hasta que se cansó de ella, al cabo de unos meses.
Pero no conocía los detalles: cuando hice que la sintiera en su vientre la putita temblaba-se reía- y la primera vez que se la clavé no paraba de decirme que era una mujer fiel, que amaba a su pareja…jajaja, la muy zorra se corrió cinco veces ¡¡¡y volvió la mañana siguiente a buscar más¡¡¡
Aunque miraba a Angie con descaro mientras haciá el comentario, no pude evitar notar la forma en que movía, como en círculos, la mano izquierda, donde estaba mi mujer, que le miraba con los ojos muy abiertos y con la respiración agitada. Sentí un retortijón en el estómago cuando vi que sus pezones se marcaban como si quisieran escaparse del vestido.
Por fortuna –creí en ese momento- Frank dijo entonces que había conocido un bar muy “especial”, que podíamos ir allí los cinco a tomar una copa.
Al subir al coche besé a Eva en los labios-
- Estas bien, mi vida?
- Sí, si… aunque no debo beber más,.
Menos mal, al entrar en el antro, un lugar oscuro, con una barra larga, llena de parejas y de tíos solos, Juan le ofreció un gin- tonic, del que echó un buen trago antes de mirar alrededor.
- Pero… este sitio, ¿de qué va?
Fran y Juan se rieron. Era un club swinger, y lo primero que vi cuando mis ojos se acostumbraron a la penumbra fue a un tipo mayor, como de unos 50 años, sobando el culo a una jovencita que hablaba tranquilamente con el que aparentaba ser su novio.
- Nunca habéis estado en un pub de intercambio?, me preguntó Juan.
- No. Ya sabes que Eva es muy tradicional…
- Tradicional tu mujercita, jajajaja, yo creo que lo que pasa es que no sabes tratarla, me espetó.
- Y eso?
Angie y Eva se habían enfrascado en una discusión sobre su trabajo, y Frank actuaba de árbitro, aunque tampoco me gustó nada su forma de mirar a Eva.
Pero cuando escuché a Juan me quedé de piedra:
- yo creo que tu mujer es una buena putita y solo necesita un macho que la someta.
- Que hostias dices¡¡¡¡, Juan, has bebido demasiado, vamos a dejar el tema.
- Mira Javi, yo os quiero mucho a los dos, pero Eva tiene pinta de ser una perrita muy, pero que muy complaciente.
- ¿Ves como no puedes beber?, le sugerí para quitar hierro al asunto y zanjar el tema.
- No seas capullo, Javi, me juego lo que quieras a que antes de un mes la ves dejándose meter todo lo que me apetezca… y cuando me apetezca.
- ¿Te parece mi aumento de sueldo… y quince días de vacaciones a los dos en noviembre?
Nada más sugerirlo me arrepentí, pero ya estaba hecho, y Juan se apresuró a aprovechar la ventaja.
- Pero me tienes que dejar campo libre para que lo intente… Y Si pierdes tu Nos iremos de vacaciones los tres, pero tú serás la carabina.
- Vale, capullo, me encanta que nos pagues unas vacaciones.
Cuando vi que se daba la vuelta para meterse en la conversación de las chicas me entraron las dudas, pero era demasiado tarde para echarme atrás.
Juan cogió a las dos por la cintura
- Vamos a bailar, niñas, mientras vuestros maridos os guardan las copas.
Al ir hacia la pista, un habitáculo oscuro, tapado de la barra por unas cortinas, vi como le pasaba la mano por el culito a Angie, que se dejó hacer. Al contrario que Eva, de quien me enorgullecí cuando apartó su manaza.
Pero pasó una canción, y otra, y tres más, y ninguno de ellos volvía. Empecé a inquietarme, pero el cretino de Frank me soltó toda una larga y tediosa teoría de la conspiración para que el Madrid ganase de nuevo la Copa de Europa. Creo que llevaban más de media hora en la pista cuando logré escaparme, con la excusa de ir al servicio.
Aparté una cortina y pude ver como Juan bailaba con las dos, pero a quien sobaba era a Angie, que se dejaba hacer entre risitas y protestas sin convicción. Eva bailaba, pero se la veía fuera de lugar en una pista donde las parejas eran tríos y en una esquina se veía a la jovencita de antes empalada por el viejo mientras besaba a su supuesto novio.
Juan me vio, se sonrió y se puso a espaldas de Angie, besándola en el cuello mientras lE hací sentir su paquete en el culito, la inglesita estaba con los ojos cerrados, la boquita entreabierta, y Eva miraba, con cara de cabreo, sintiéndose desplazada. Intentó darse la vuelta para irse, pero Juan la retuvo sujetándola con una mano, mientras metía la otra en la mini desabrochada de Angie.
Cuando la dejó ir la mujer de Frank gemía suavemente, moviéndose, aceptando, dejándose hacer entre gemidos.
Fui corriendo al lado de Frank y al instante apareció mi esposa, muy nerviosa, agitada, con las mejillas rojas y los ojos brillantes, pero con cara de indignación.
- Será hijo puta este tío, me espetó al oido
- Y eso?, que ha pasado?
- Se está follando a Angie, delante de mis narices, es un cabrón, y el pobre Frank cantando a la luna.
A la media hora minutos regresaron los dos. Juan con una sonrisa irónica, de suficiencia, pero Angie arrebolada, con el top descolocado, la mirada turbia. Los ojos bajos, como si no se atreviese a mirar a su marido.
- Nos vamos ya?, dijo Eva.
Juan la miro a los ojos, aún más sonriente, y pude ver como se acomodaba el paquete en un gesto de soberbia lujuria.
- En el coche se desahogó: es un cerdo, no quiero volver a verle.
La verdad es que me escamó su ira. Era excesiva. Ya habíamos visto a Juan hacer faenas similares en otras ocasiones, y entre los colegas circulaba la broma del tamaño de su pollón, que él contribuía a agigantar.
Y me escamó aún más que nada más entrar en el apartamento se me echara literalmente a comerme la boca, como desesperada, moviendo la cadera como buscando polla. Me puse detrás de lla, como había visto hacer a Frank con Angie, y empecé a sobarle las tetas, a pellizcarle los pezones-
- Fóllame, fóllame ya… estoy muy caliente-
Y lo hice, pero sea por la excitación, por el morbo o por mi dudas me corrí nada más metérsela, como un primerizo.
- Joder…mira como me has puesto el vestido…, y encima me dejas a medias, como siempre.
Se lo quitó de malos modos y se metió en la cama, dándome la espalda. Yo también me tumbé, dándole la espalda, pero antes de dormirme la escuché jadear, como si se estuviera masturbando en silencio.