Eva al desnudo- 10- el relato de mi mujer
Mi mujercita me confiesa lo que pasó e la piscina mientras yo iba a comprar unas cervezas
- Claro que no, mi amor. Ya sabes que no puedo estar enfadado contigo. ¿Ha pasado algo mientras yo estaba fuera?
Empezó a hablar atropelladamente, como sacándose una espina:
- Cariño, estaba tan caliente… Ya viste que Juan estaba sentado delante mío, pero seguro que no pudiste ver cómo le crecía mientras me miraba a las tetas como si me quisiese arrancar los pezones a mordiscos. Cuando fuiste a la cocina me sujeto de la barbilla con una mano, mientras con la otra empezó a tocarse ese pollón, por encima del bañador.
Según lo contaba, Eva se iba animando, como si la confesión la estimulara
- Y estaba tan cerca..., me preguntó si me gustaba lo que veía, y lo que veía era como le asomaba el capullo por encima del bañador…bueno, el capullo y unos centímetros de carne dura y surcada de venas.
Se lamió recordando, en un gesto de golfa en celo. Me cogió la mano y la llevó a su pierna, en el muslo, justo en el punto en el que terminaba su pareo. Yo moví los dedos, incitándola a seguir
- Y me acariciaba la cara mientras la sacaba, bajándose el bañador por delante. Le dije que parara, que tú estabas allí, pero se rió mientras se la sobaba. Me la acercó a los labios, y no me dejaba apartarme..mmmmmm…. me sujetaba de la nuca.
Paró un momento para besarme muy suave en los labios, pero su respiración era ya jadeante. Los lamí y ella los abrió para invitarme
- Le insistí, rogándole que te respetara, pero cuando dijiste que no había cervezas empujó un poquito, y noté que me invadía la boca. Me corí sin tocarme, mientras la lamía, y cuando saliste ya me estaba bombeando clavándola hasta la garganta.
Yo imitaba con mi lengua los gestos de una polla y la hice recostarse en la cama, metiéndole dos dedos en un coñito increíblemente mojado.
- Y era muy dura, mi amor, tenía que abrir mucho la boca para acogerla… no tuvo que incitarme a acariciársela mientras la chupaba….
- Mmmm, para..mmmmm, no..quiero….correrme…..mmmmmmm –jadeó mientras la dedeaba .
No le hice caso, yo también quería arrancarle un orgasmo, aunque fuese mientras me contaba como la había emputecido nuestro amigo.
- Y me tocaba las tetas –prosiguió entre jadeos, con la voz quebrada, las palabras entrecortadas, pero no como tú, me las amasaba, las estrujaba y no se si me llenaba más el placer o el dolor.
- Pero lo peor fue cuando me la sacó entera, entonces le mire a los ojos y le rogué que me la diera. Él se reía, mi vida, me preguntó si la quería y se la pedí, le dije que me follara. Me humilló, me obligó a suplicarle que me la metiera.
- Estaba descontrolada –prosiguió entre gemidos, provocados ahora por mi lengua, que acompañaba a los dos dedos en su clítoris- y cuando me dijo que me tocara metí mi mano en el tanga y me masturbé para él. Estaba avergonzada, pero no podía resistirme.
En ese momento arqueó el cuerpo, y noté un chorro de fluidos en mi boca.
- Ahhhhhhhhhhhmmmmmmmmm, Juan…..siiiiiii
Me molestó que dijera su nombre en pleno orgasmo, pero seguí lamiendo, desesperado.
- ¿te folló? –le pregunté mientras la chupaba- ¿te metió toda su polla?
- Nooommmmmm, dijo que no era el momento, pero me sacó de la piscina y me hizo sentarme sobre sus muslos, dejando que sobresaliera por delante. Me ordenó que me pajeara con ella y le obedecí, ¿Cómo podía resistirme?
- Me comió la boca, me metió la lengua hasta la garganta y le rogué de nuevo: la puntita…mmmm., la puntita nada más…por favor…mmmmm
Yo se la había colocado en la entrada, y la sobaba con el glande, dejando que entrara solo el capullo, lubricándomela con sus fluidos.,,
- Así mmmmmm, así… sigue….másss…mmmmmm
Pero no la clavé, castigándola por nombrar a Juan mientras se corría, pese a que movía la pelvis buscándola.
Entonces miré a la puerta y nuestro anfitrión estaba apoyado en ella, desnudo, con la polla en la mano, pajeándose con lentitud mientras nos observaba. Eva no le había visto, seguía con los ojos cerrados.
- ¿Te gustó que te llamara putita?
- Mmmmmm, Siiiiii..mmmmmm, me preguntó si quería ser su perrita…y le dije que sí, que era su putita.
El cabrón se sonreía mientras la escuchaba y articuló un “cuando me apetezca y como me apetezca” con los labios.
No quería que va le viera, por eso tumbé a su lado y la obligué a metérsela en la boca, sin consideración. En esa postura, juan tenía un perfecto primer plano del culito de mi nena, que engullía, sorprendida por mi violencia.
Me corrí en su boca, y la obligue a tragar mi lefa, y ella se acomodó para besarme, moviéndose como una gatita en celo.
- Y me dio la puntita, mi amor…mmmm –siguió- ajena a que él la estaba escuchando- pero paró, y me hizo ponerle la cara para correrse en mis labios… cuanta leche tenía, mi vida. Luego se la lamí entera, mirándole a los ojos mientras lo hacía.
Juan se había ido acercando, en silencio, y extendió una mano, mirándome a los ojos mientras la aproximaba. Su sonrisa era de triunfo absoluto cuando Eva se estremeció al notar la caricia en sus nalgas.
- ¿Qué? ¿Juan? -susurró mientras intentaba mirar hacia atrás. No la dejé, retuve su carita con las dos manos, obligando a mantener sus ojos en los míos.
Noté su mirada ausente, como concentrada en el magreo al que la sometía, moviendo ahora las dos manos en sus nalgas, lentamente, apretujándoselas.
- Me pareció oir que me llamabas… perrita.
A mi esposa se le escapó un suspiro hondo y me miró a los ojos, como esperando mi reacción, pero se relajó al ver mi expresión de aceptación.
- No le dejes, seguir, mi amor, dile que pare…mmmmmm., que soy solo tuya…mmmmm
- ¿De verdad quieres que pare? –contestó él, abriéndole las nalgas, acercando el pollón a su rajita.