Eva 4
Vacaciones en hotel nudista, en la piscina con un extraño poniéndome protector en todo el cuerpo, resultando en explosivos orgasmos
Bueno mis queridos lectores, continuare con mis relatos gracias a los comentarios tan lindos que han hecho y que me motivan a seguir escribiendo, sobre todo en mi mail
Si recuerdan en uno de mis anteriores relatos, les comente que me gusta pensar la mayor parte del tiempo en el sexo y se me ocurren unas fantasías divinas y excitantes, la mayoría si es posible llevarlas a cabo y las he hecho, pero otras no, ya que rebasan mis límites y no me atrevería a hacerlas ni tampoco mi marido por lo que esas fantasías que posteriormente se las contaré, solo son para mí cuando estoy sola y me puedo masturbar a gusto.
Para que vean que no es cuento, les platicaré en esta ocasión una de esas fantasías que no puedo aún concebir que la pueda llevar a cabo y quién sabe si en el futuro se presente la oportunidad u ocasión y se me haga realidad.
Me imagino yendo de vacaciones con mi marido a un hotel nudista, pongo mi mente a trabajar y empiezo a imaginar que entramos y en los pasillos caminando hacia nuestro cuarto, vemos a personas totalmente desnudas caminando por doquier y asombrados Jorge y yo apuramos el paso para entrar en él y ya dentro cambiamos impresiones, preguntándome él si me voy a atrever a quitarme la parte de arriba del bikini delante de toda la gente y le contesto que tal vez y la parte de abajo? y le digo que puede ser, a lo que él incrédulo por conocerme de sobra que soy muy penosa se ríe y me dice que no me atreveré, que me dará pena.
Dentro de mi fantasía, me empiezo a calentar pensando en lo excitante que sería mostrarme completamente desnuda a toda la gente y que no habrá ningún peligro ni problema ya que seré una persona más sin ropa en el hotel y que más bien llamaría la atención de todos si saliera con traje de baño, por lo que me decido y sin pensarlo un minuto más, me quito el vestido y luego la ropa interior, dejándome solo unos zapatos rojos de tacón alto tipo aguja, me arreglo la cara, el pelo y le digo a Jorge … ¡lista!, ¿nos vamos a la alberca? y él no puede creer lo que está viendo y me dice
- Oye si vas a salir así totalmente encuerada al que le dará mucha pena será a mi porque sé que tu estarás a cien de caliente, pero casi no se te notará, solo en los pezones que ya los traes bien parados, pero yo caminando sin ropa a tu lado y viendo tu cuerpo desnudo, andaré todo el tiempo con la verga parada y no se me bajara con nada y me va a dar mucha pena que todos se me queden viendo por traerla así y palpitando por la calentura. -
A mí me da risa y lo apuro a desnudarse, porque ya me muero por salir así desnuda y le digo:
Pues trata de concentrarte en otra cosa y no me veas, tal vez así controles tu erección, aprovecha que me decidí a salir así, no sea que me arrepienta después -
Y me dice - pues vamos pues a ver que resulta -
Salimos completamente desnudos al pasillo como escondiéndonos para que no nos vea la gente, pero los dos súper calientes, entramos al elevador y dentro hay una pareja también desnuda que nos saluda y nosotros contestamos cortésmente al saludo pero sin atrevernos a verles de frente y escuchamos unas risitas de ellos como comprendiendo que es nuestra primera visita a un lugar nudista.
Salimos al jardín y nos vamos encontrando a más personas desnudas por lo que se me incrementa la calentura y mi vergüenza pero más tranquila porque no voltean a verme directamente aunque en algunas ocasiones si voltean, pero siento las miradas en mi cuerpo no por morbo sino por admiración, algo así como cuando me visto sexi y comienzo a relajarme, y ya sin nervios ni vergüenza, pero igual de cachonda, volteo a ver a Jorge y el sigue rojo de pena y de calentura, me doy cuenta que camina con la verga totalmente parada balanceándosele y le digo que se calme, que nadie voltea a vernos, que vea las cosas con naturalidad, a lo que me contesta
- No es la gente ni el lugar lo que me mantiene así de cachondo, eres tú porque te veo todo el tiempo desnuda y si estuviéramos incluso en privado y tu así, sería el mismo resultado -
jajaja pobre, lo traigo muerto, le gusto demasiado a mi marido y eso me da muchísimo gusto y le digo
- Pues voltea la mirada para otro lado, no me veas y para ayudarte por un rato no te dirigiré la palabra para que no tengas la necesidad de voltear a verme cuando me contestes, camina a mi lado, pero no me veas ni me hables, como si fuéramos dos extraños -
A lo que el acepta, se hace el distraído y voltea hacia otro lado contrario a donde estoy no me vuelve a ver.
Llegamos a la piscina, escogemos unas sillas reclinables y nos acostamos disponiéndonos a tomar un rato el sol antes de meternos al agua y yo llevo en la mano la crema bronceadora y volteo a ver a mi marido para pedirle que me ayude a ponérmela, pero recuerdo que no debo de hablarle según acordamos al verle el pene ya caído y el recostado con los ojos cerrados y con unos lentes obscuros.
No sabiendo que hacer para ponerme la crema yo sola en la espalda, se me ocurre la idea de pedirle a alguien que pase que me la ponga, por lo que para evitar enojos con mi marido, le digo
- Jorge, no abras los ojos, solo escúchame, necesito ponerme bronceador en la espalda pero no quiero que me veas para que puedas seguir controlándote, por lo que si me das permiso y no te molestas le pediré a alguien que pase que me la ponga, de acuerdo? -
El sin abrir los ojos mueve la cabeza en forma afirmativa.
Al cabo de un rato pasa un muchachito jovencito con una camisita plegada y chiquita con el logo del hotel y un short y le llamo para pedirle si de favor me pone la crema en el cuerpo a lo que me dice que con mucho gusto y le doy el frasco de crema en la mano y me recuesto boca abajo en la silla reclinable que previamente convertí en cama, el chico, se tarda un minuto en empezar y le pregunto sin voltear
- Que pasa amigo, porque te tardas? -
Y me contesta:
- Disculpe señora pero es que las políticas del hotel marcan que el personal empleado no podrá permanecer en las instalaciones de los alrededores de la alberca por mucho tiempo y me estoy tardando un poco porque me estoy quitando la ropa para pasar desapercibido y que no haya problema-
A lo que le contesto que está bien.
Le digo que procure ponerme crema en cada lugar del cuerpo que vea que el sol me toca, para que mi bronceado sea parejo y él contesta que está bien, se sienta atrás de mi casi sobre mis piernas estiradas y empieza a ponerme crema en el cuello, lentamente y dándome masaje como un profesional que me relaja al grado de quedarme medio dormida, él pasa de mi cuello a mi espalda, a mis brazos.
El empieza a ponerme crema de la cintura para abajo y en las nalgas desnudas se queda más tiempo de lo normal, sobándolas continuamente con más y más crema y de vez en cuando con las dos manos me las aprieta y me las separa abriéndolas dejando mi huequito descubierto a su vista y pasando la crema en línea recta en medio ellas por lo que me saca un escalofrío y suspiro de placer al sentir la caricia en el centro del culo que en repetidas ocasiones lo presiona levemente como queriendo introducir su dedo por lo que me muevo ligeramente para que él se levante de mis piernas que están prisioneras por el peso de su cuerpo y las abro un poco separándolas para facilitar su acción y que siga con ese masajito en esta parte de mi cuerpo que me hace sentir sumo placer.
El en forma muy seria continua poniéndome crema (demasiada para ser en las nalgas y el culo, diría yo) pero como sentía deliciosa la caricia me deje llevar y no dije nada, continuó aplicándome crema insistentemente en el mismo lugar y aunque yo sentía esa caricia súper deliciosa no pude aguantar mucho tiempo más y le volví a preguntar qué pasaba y como no me contesto, voltee a ver que era y fue entonces que vi el enorme falo parado que tenía ese muchachito entre las piernas y que le palpitaba continuamente casi rozando mis nalgas escurriendo por la enorme cabeza en forma continua gotitas de lubricante transparente por el deseo que sentía y debajo un par de bolas descomunales, me quede paralizada de ver esa hermosura que se me antojaba chupar como un gran caramelo y le pregunte al muchacho:
- ¿Que edad tienes amigo? -
Y me contesta:
- Hoy estoy cumpliendo los 18 años seño -
Me voltee de nuevo y el continuó poniéndome crema en la piernas, que me apretaba suavemente al darles un masaje que yo sentía delicioso y relajante pero después de ver ese enorme pene palpitando muy cerca de mis nalgas desnudas ya no me pude relajar y por el contrario me puse tensa y me empecé a calentar mucho, a tal grado que me empezaron a salir mis jugos por la vagina y muy pronto sentí que escurrían por mis piernas.
Ahora era a mí a quien le daba pena mi desnudez porque el muchacho estaba entre mis piernas y podía darse perfectamente cuenta que me brotaban los jugos de la vagina y mientras él se embelesaba viéndolos escurrir, seguía cachondeándome las nalgas y las piernas, yo continuaba pensando en ese pene que bien podría estar dentro de mí.
Cuando terminó con mis nalgas abrió ligeramente mis piernas y me empezó a poner crema en los labios de la vagina y al notar que empecé a tener pequeñas convulsiones por el placer que sentía, me pregunto:
- Seño, si le molesta dejaré de ponerle crema aquí, pero es que Ud. me dijo que toda piel que yo viera que le daba el sol le pusiera crema y como tiene las piernas abiertas, el sol le da también en los labios de su vagina -
Yo desde luego le dije que continuara así y no por la razón dicha sino porque me estaba masturbando deliciosamente y estaba al borde del orgasmo
No sabía si mi marido observaba porque seguía con los lentes oscuros y una pequeña toalla en el pene y no podía notarse si tenía los ojos abiertos o el pene erecto, así que le dije al muchacho que se detuviera (para no venirme tan rápido, necesitaba seguir gozando la cachumbiza que me estaban poniendo) y me voltee boca arriba para que me siguiera poniendo crema en la parte frontal del cuerpo
El empezó de nuevo con el cuello, luego bajo a mis pechos que ya estaban totalmente hinchados por la excitación y los pezones que apuntaban al cielo se encontraban durísimos y bien parados como dos cañones antiaéreos, cuando él estaba poniendo crema dando círculos y apretando con las dos manos cada seno, le dije
- Ponme bastante crema en los pezones para que no se me quemen -
El aprovechó mi solicitud y me los empezó a apretar fuertemente con sus dedos para sentir la dureza de ellos, como yo también tenía lentes obscuros él no podía ver que observaba todo lo que me hacía, además de que no le quitaba la vista del pene que continuaba balanceándose de arriba a abajo y continuaba saliéndole de la cabeza las gotitas de lubricante por lo caliente que él también estaba dándose vuelo y gusto en cachondearme todo el cuerpo desnudo y palpitaba muy cerca de mi clítoris que se encontraba totalmente hinchado y mojado por el deseo de ser también tocado.
Yo sentía que se me había parado tanto que había salido del pequeño prepucio y asomaba la roja cabeza del tamaño de una canica, él se dio cuenta y volteaba a verlo con mucha insistencia deseando terminar la parte de mi cuerpo en que estaba y llegar pronto a él.
Así que paso rápidamente por mi abdomen y finalmente llego a mi vagina, aplicándole abundante crema a mis labios externos que abrió delicadamente con dos dedos como si se tratara de una delicada flor de color rosado abierta por el rocío de la mañana y temiera que se deshojara en sus manos, dejándolos así para recrear su mirada por muuuchos minutos que me parecieron segundos porque yo gozaba también por sentirme tan admirada y deseada por él y excitándome cada vez más ya que los veía fijamente sin parpadear.
No les quitaba la vista, no podía creer que tenía al alcance de sus manos la vagina de una mujer madura que para él era un hermoso regalo de cumpleaños, no se cansaba de admirar mis sensuales labios abiertos y húmedos por los flujos que no dejaban de salir en forma de hilos continuos y admirar también ése hinchado clítoris que palpitaba al ritmo de su pene.
Pasó sus dedos ahora a ponerme cremita en mi clítoris, Uds creen que ahi me quemara el sol jajaja, para nada! pero lejos de decirle que ahí no, me dedique a gozar la masturbación que me daba a lo largo del pequeño prepucio y en la cabecita de mi clítoris, desde donde empezaba mi vagina y hasta éste lugar, no paraba de masajearme y apretaba para sentir en sus dedos la dureza que había logrado al estar cachondeándome ahí, yo mentalmente me estremecía de placer.
De repente reaccionó y continuó acariciándolos suavemente con sus dedos, aprovechando el momento y la zona de mi cuerpo en la que estaba, le dije:
- Si me da el sol ahí, ponme bastante crema -
Y para facilitarle su labor e incrementar la emoción que ambos sentíamos, encogí las piernas y las abrí al máximo mostrándole así con toda plenitud la parte de mi cuerpo más delicada y sensual, dándole un magnífico espectáculo visual con el máximo erotismo imaginable.
Me agradeció con la mirada el regalo que le estaba dando a su vista y para poder tocar mucho mejor mi vagina y mi clítoris, desde luego que no perdió tiempo y de inmediato aprovecho mi nueva posición y continuó masajeando suavemente mis labios a su completo gusto y voluntad.
Los jalaba ligeramente, los apretaba y seguía introduciendo sus dedos dentro de mi húmedo y cálido conducto vaginal, no parecía cansarse de hacerlo y los metía y sacaba lentamente, primero uno y luego otro hasta llegar a cuatro al mismo tiempo, acariciando y palpando cada milímetro del interior de mi vagina, hasta donde alcanzaban a entrar, sintiéndola, oliéndola, viviéndola y lo hacía con tal delicadeza y cuidado que me hacía vibrar con un placer y lujuria inmensa.
A estas alturas tanto él como yo, nos olvidamos de la labor que estaba haciendo de ponerme bronceador donde el sol me tocara y continuamos cada quien en su gozo.
Se me erizaba toda la piel por el deseo que me hacía sentir cada que repetía el movimiento subiendo de vez en cuando a mi monte de Venus que apretaba con sus dos manos abarcando todo el entorno de mi sexo, extasiándose continuamente con pasear la mirada en mi vagina que lo mantenía hechizado como si fuera la primera vez que veía y tocaba a una mujer de esa forma y luego bajando de nuevo a mis labios los abría y acariciaba delicadamente, pienso que los dos nos transportamos al verdadero paraíso del placer Tántrico.
Así paso mucho tiempo sin querer ninguno de los dos que terminara, después siguió con mi clítoris nuevamente y lo acariciaba a todo lo largo y ancho, lo apretaba tiernamente con dos dedos, masturbándolo lenta y suavemente, sus ojos chispeaban al estar viéndolo muy de cerca y notar que había crecido tanto que parecía se iba a reventar en cada latido, admirándolo como queriendo lamerlo y grabarse su imagen para toda la vida.
Se deleitaba en mezclar la crema bronceadora con los abundantes jugos que salían de mi vagina en forma ininterrumpida mojándole sus manos que secaba a lo largo de su propio cuerpo a manera de llevarse mi aroma, para luego continuar acariciándome el clítoris hasta que no pude más y al recibir tanto placer, estalló mi primer orgasmo que me provocó una fuerte convulsión y gemidos sacudiendo mi cuerpo entero, el esperó pacientemente y en forma muy tranquila a que yo terminara de venirme para proseguir con su eficaz y erótica labor.
Se acercó más a mi vagina y ahora con mis piernas abiertas que ya no le estorbaban se hinco en medio de ellas acercando su pene hasta hacer contacto con el borde de mis labios aún abiertos, mezclando ahora su lubricante con el mío, balanceándose continuamente y presionando la enorme cabeza que comenzaba a entrar a mi gruta, siguió poniendo crema en mis piernas abiertas y yo ya estaba nuevamente que explotaba de calentura y no importándome ya si mi marido me veía o no, inteligentemente le dije al muchacho:
- Oye amigo, olvidaste ponerme bronceador en la cara -
Así que en la posición en que estábamos él se estiró para alcanzar mi cara y la enorme cabeza penetró al fin mis labios vaginales que previamente habían quedado abiertos en forma de flor y pese a que el tamaño de su pene era demasiado grande o al menos mucho más grande de lo que yo nunca había recibido, me empezó a entrar la cabeza.
La cabeza me entro fácilmente porque se encontraban mis labios perfectamente lubricados por la mezcla de mis jugos con la crema bronceadora además del propio lubricante que emanaba constantemente de su miembro, posteriormente con cada movimiento que hacia disimuladamente para adelante y atrás, la cabeza entraba y salía de mi vagina y yo la sentía deliciosa y la veía asomarse exactamente en el centro de mi sexo, me dedique a gozar ese pito cabezón entrando y saliendo lentamente a un ritmo constante.
El también gozaba mi cuerpo y me seguía poniendo crema y más crema en la cara, yo estaba a punto de nuevo de llegar al segundo orgasmo en el momento que él se empezó a retirar pensando que había concluido su labor y me dije a mi misma que no podía ni permitiría que me dejara en ese punto crítico de haber llegado al 99.99% para poder volver a venirme y se me ocurrió una idea que era mi salvación para que continuara hasta que me viniera de nueva cuenta, diciéndole
- Amigo, te faltaron mis orejas -
El gustosamente regreso a su posición de penetrarme sólo con la cabeza y me dispuse a seguir gozando de ella, pero cuando se estiro para alcanzar mis orejitas, de un violento empujón me metió la mitad del grueso tronco que entró de un solo golpe en mi vagina, pegué un brinco de sorpresa y sobresalto además del dolor que sentí por la enorme cabeza penetrando mis labios vaginales y él se echó para atrás intentando sacármela y disculpándose, por lo que para detenerlo y no me la fuera a sacar toda, le dije:
- No hay problema amigo, lejos de lastimarme me ha gustado -
Dicho lo anterior él tomo confianza y nuevamente se estiro y me volvió a encajar su enorme verga y ya con mi consentimiento empujo un poco más y sentí que me entro más de la mitad de aquel largo y grueso tronco de carne que medía más de 20 cm de largo, de diámetro unos 4 ó 5 cm y de la cabeza unos 6 cm, así que continuó su labor y en cada movimiento que hacía para poner más bronceador en sus manos y regresar a mis orejas, me entraba y salía esa hermosa y deliciosa verga del coño, hasta que llegue al punto máximo, apreté los dientes para no gritar de placer y tuve otro explosivo largo y delicioso orgasmo.
Al ver que me convulsionaba de placer por estar viniéndome, el muchacho tampoco pudo más y empezó a soltar un torrente de lava hirviente dentro de mi vagina y yo al sentir que se estaba viniendo dentro de mí, me importo un rábano que mi marido estuviera en la silla de al lado y de inmediato abrace al muchacho con las dos piernas y lo jale violenta y rápidamente hacia a mí para consumar la total penetración de la enorme verga hasta el fondo de mi útero y sentir el golpe de sus dos enormes bolas al chocar con mis nalgas que temblaban como gelatinas de placer.
El descargo totalmente dentro de mi todo el contenido de su par de huevos ya que con cada espasmo que tenía, chorros de semen golpeaban con fuerza las paredes internas de mi vagina hasta inundarla completamente del preciado líquido por lo que tardo el doble de tiempo al que yo estaba acostumbrada a sentir las veces que fui penetrada en el pasado, cosa que me provoco un desenlace de orgasmos continuos que sin proponerme contarlos bien fueron al menos unos cinco continuos al menos, el muchacho cayo desfallecido sobre mis pechos aun duros por la excitación y nuestros cuerpos desnudos quedaron unidos en un abrazo de complicidad compartiendo el placer de nuestros orgasmos.
Él se recuperó y se levantó de inmediato volteando a todos lados temeroso que algún compañero de trabajo hubiera visto lo sucedido, pero no había nadie del hotel cerca, se empezó a poner el short a lo que rápidamente reaccione y le atraje hacia mí, no iba a dejar que se fuera sin probar el sabor de esa verga que tanto placer me había dado y le dije:
- Espera, como te vas a ir así con el miembro mojado y escurriendo semen, se van a dar cuenta, te pueden oler a semen y a mujer o verte el short mojado y te van a despedir de tu trabajo, déjame secarte. -
Y sin decir más me metí su verga a la boca, lamiendo la leche que escurría de ella y cumpliendo así mi anterior deseo de chupársela como si fuera un caramelo gigante la gocé una vez más y aunque estaba flácida no me importo y continué chupando y lamiendo hasta que se le dejé limpia, se vistió y le dije:
- Gracias amigo, no tanto por el masaje ni por la aplicación de la crema bronceadora sino por el inmenso placer que me has proporcionado al sentirme cachondeada en esa forma tan deliciosamente inusual, por la penetración de esa grande y deliciosa verga que tienes y por dejar dentro de mí una gran cantidad de tu vigorosa y joven leche que me aún me escurre por los labios de la vagina. –
Él me contestó:
- Al contrario, señora Ud. me ha dado el mejor regalo de cumpleaños de mi vida, nunca me imaginé que existiera tanto placer en el sexo, nunca la olvidaré. –
Y se alejó corriendo.
Y tan tan, se acabó, ¿que les pareció mi fantasía? ¿verdad que es casi imposible que se me cumpla?
Bueno pues por el momento los dejo pero no me despido y si me escriben comentarios aunque sean pequeñitos, con mucho gusto seguiré narrándoles mis aventuras y fantasías amorosas, tengo muchas más anécdotas, escríbanme.
Saluditos