ETERNA JUVENTUD. Cap3. La resaca.

El día después de una fiesta está para reflexionar sobre lo ocurrido la noche anterior y para arreglar los errores que hayamos podido cometer...

ETERNA JUVENTUD. CAPÍTULO 3: LA RESACA.

Cuando Miguel se despertó al día siguiente, Alberto seguía teniendo el brazo posado encima de su cuerpo. Su compañero de clase estaba completamente dormido, y tenía puesto solamente un boxer. Miguel empezó a hacer memoria y poco a poco le fueron viniendo todos los recueros de la noche, incluido el beso. Ese beso fugaz en la cocina, que seguramente Alberto no recordaría pero que a él se le quedó grabado a fuego. Le contempló mientras dormía y sintió una enorme tentación de volver a besar esos labios perfectos. Pero evidentemente, no se atrevió, y se conformó con estar acostado al lado suyo. Algo estaba naciendo en el interior de Miguel, estaba sintiendo exactamente lo mismo que la primera vez que se enamoró. Esperemos que esta vez el resultado no fuera el mismo…

Miguel estuvo despierto sin moverse de la cama hasta que Alberto por fin abrió los ojos. Le costó incorporarse y cuando vio al chico nuevo de la clase tumbado al lado suyo, su rostro mostró una mueca de desconcierto.

  • ¿Qué haces aquí?- preguntó completamente aturdido. Le dolía muchísimo la cabeza y no era capaz de recordar casi nada.

  • Verás… es que te emborrachaste mucho y estabas muy mal… Creí que lo mejor era quedarme contigo por si acaso… - contestó Miguel aún con vergüenza.

  • Ah… Gracias, tío- le dijo Alberto mientras le daba una palmada en el hombro- Buff, tengo muchísima hambre, ¿te apetece bajar a desayunar algo?

Miguel simplemente asintió y le siguió escaleras abajo. Le sorprendió que Alberto no se molestara en ponerse algo de ropa y continuara simplemente con los boxers. Estaba claro que no tenía nada de pudor por mostrar su cuerpo semidesnudo, todo lo contrario que él. Llegaron a la cocina y Alberto le costó ubicarse y poder sacar las cosas. Miguel le ayudó y ambos se prepararon un Cola-Cao con el que comieron varias galletas. Alberto devoraba como si llevara años sin probar bocado.

  • ¿Y dices que me emborraché mucho?- preguntó Alberto intentando sacar un tema de conversación.

  • Sí, demasiado, diría yo… - le respondió Miguel

  • ¿Hice alguna tontería?

  • Bueno… te empezaste a desnudar delante de todos… - le respondió Miguel sin mencionarle el morreo que le dio.

  • Joder, ¿y Sofía seguía aquí?- preguntó Alberto preocupado.

  • No, ya se había ido.

  • Uf, menos mal, porque sino se iba a enfadar mucho… Siempre me está riñendo por cosas como esta…

Inmediatamente a Miguel le vino la imagen de Iván grabándole con su móvil. Estaba claro que el vídeo no lo quería para tenerlo de recuerdo, sino para hacerle daño a Alberto. Solamente llevaba una semana en el instituto y Miguel ya había presenciado más de un desencuentro entre ellos dos, el mal rollo era evidente, incluso se podría decir que se odiaban. Algo en su interior le decía que tenía que proteger a Alberto del daño que pudiera hacerle Iván, no quería verle sufrir y eso que apenas hacía unos días que lo conocía… En conclusión, tenía que conseguir ese vídeo como fuera. Se acabó de un trago el Cola-Cao y tras preguntarle a Alberto si ya se encontraba mejor, se marchó.

Sergio estaba tirado en la cama. Le dolía mucho la cabeza, y aunque parte de la culpa la tuviera el alcohol, no era solo por eso. Desde el día en el que pasó aquello con el entrenador se encontraba completamente ido. Había intentado pensar lo menos posible en ello, creía que si lo ignoraba acabaría desapareciendo. Pero ayer se había hecho evidente que no podía obviarlo: había tenido que recurrir a pensamientos homosexuales para poder acostarse con una chica. ¿Qué significaba aquello? La gente no cambia de un día para otro, se decía. “Es imposible que yo sea gay”, pensó. Y por primera vez desde ese día en su mente sonó esa palabra. Gay. Desde siempre las relaciones entre hombres le habían repugnado, respetaba a la gente que elegía ser así, pero no podía evitar que le diera asco. Sin embargo, ahora esas sensaciones habían desaparecido. Estaba claro que no podía seguir así más tiempo. Si era gay tenía que saberlo.

Encendió el portátil que se encontraba encima de su escritorio y cerró la puerta de su habitación, ya que sus padres, como cualquier domingo, se encontraban en casa. Se metió en el buscador y decidió meterse en la página a la que recurría la mayoría de las veces que quería pajearse. Una en la que solo había vídeos de lesbianas. Eligió uno al azar y le dio al play, mientras se bajaba el pantalón del pijama y el boxer hasta la altura de las rodillas, por si alguien entraba en su cuarto y tenía que subírselos rápidamente. Ya había pasado unos 10 minutos de vídeo y a estas alturas su polla solía estar completamente empalmada y chorreando precum. Sin embargo, ahora estaba solamente morcillona, y eso era debido a que se la estaba tocando, no por el vídeo. Aguantó hasta que se terminó, pero en ningún momento se sintió cachondo. Poco a poco la realidad se iba haciendo cada vez más evidente, pero aún quedaba la prueba de fuego.

Volvió a poner el buscador y esta vez tecleó “porno gay”, algo que nunca antes se había puesto en su ordenador. Entró en la primera página que le salió y se metió en un vídeo al azar. En la pantalla apareció un chico joven que debía tener poco más de 18 años. Se encontraba en un vestuario y estaba cambiándose de ropa, cuando de repente aparece otro chico de más o menos la misma edad y le empieza a besar el cuello por detrás. El primer chico se da la vuelta para estar uno en frente del otro y empiezan a morrearse frenéticamente. Después llegaron las mamadas, y ahí fue el momento en el que la polla de Sergio se puso completamente erecta. Siempre le había encantado que las tías le comieran la polla, pero esta vez no quería ser el chico que estaba de pie, sino el que estaba arrodillado comiéndosela. Sergio no podía evitar tener unas ganas enorme de probar una polla, y sin dejar de mirar la pantalla comenzó a cascársela velozmente. En el vídeo, uno de los chicos se puso a cuatro patas mientras el otro se colocaba detrás y empezaba a meterle un par de dedos en el ano, que ya estaba bastante dilatado. Tras ello, colocó su rabo y sin muchos miramientos se lo clavó, lo que le provocó al pasivo un gemido un poco exagerado. Sergio se estaba masturbando al mismo ritmo al que los dos chicos estaban follando, pero no pudo aguantar tanto como ello y se corrió antes, soltando una gran cantidad de semen que cayó sobre su camiseta del pijama y sobre su propia polla. Cogió los clínex que tenía en la mesa y se limpió. Cuando volvió a mirar al ordenador, los chicos se encontraban en el momento de sus corridas. Sergio cerró la página lo más rápido que pudo y apagó el ordenador, evitando pensar. No hacía falta ser un lince para sacar conclusiones. Fue al baño y se quedó un buen rato mirándose en el espejo y en un susurro casi inaudible se dijo a sí mismo: “Soy gay”.

Edu se despertó cerca de las dos de la tarde, y no precisamente porque ya no tuviera más sueño, sino por el ruido que había en el piso de abajo. Desde su habitación podía oír varias voces de hombres que no reconocía y no recordaba que su padres les hubiera dicho el día anterior que iban a tener invitados para comer. Aún era verano y había dormido solamente con un boxer puesto y normalmente hubiera salido así de la habitación, pero al haber más gente decidió vestirse con algo cómodo. Salió a la habitación y se dirigió al salón, donde había dos hombres tomando unas cervezas y unos aperitivos con su padre.

  • ¡Buenos días hijo!- dijo su padre en un tono demasiado elevado, tanto que retumbó en la cabeza de Edu con la consiguiente mueca

  • Buenos días papá, pero no grites… - murmuró Edu

  • ¿Qué, muchas resaca?- volvió a gritar su padre seguido de las carcajadas de los otros dos señores. Ante la cara de duda de Edu, su padre procedió a explicarle- Son José y Fernando, dos compañeros de trabajo que se van a quedar a comer. Ah, y también está Nacho, que ahora sale del baño.

Tras acabar esta frase, se oyó el sonido de la cisterna y el rostro de Edu comenzó a palidecer cuando vio salir del baño al tercer invitado. Nadie es capaz de explicar las casualidades que tiene la vida, porque se trataba del hombre con el que hace unos días Edu había quedado para chupársela en el descampado, a pesar de que le había dicho que se llamaba Manu y no Nacho. Cuando Nacho le vio en su cara se pudo ver una sonrisa, en contraste con la cara de susto que tenía Edu en ese momento.

  • Anda, ¡pero si está aquí tu chaval!- dijo Nacho mientras le pasaba la mano por la cabeza a Edu.

  • Sí, es el pequeño. El mayor se quedó anoche a dormir en casa de un amigo.

Tras esto, el padre de Edu procedió a decirle a sus compañeros que se sentaran a la mesa que la comida ya estaba. Edu también tenía un cubierto para él y aunque al principio rechazó comer con ellos, finalmente aceptó tras la insistencia de su padre y la mirada inquisidora de Nacho. La comida se desarrolló con normalidad. Edu solamente respondía a lo que le preguntaban y aunque intentaba demostrar que estaba tranquilo, se encontraba bastante inquieto. Más aún cuando Nacho empezó a darle suaves golpecitos con su pie por debajo de la mesa. Subía suavemente por su pierna hasta que llegó a poner su zapato en la silla de Edu, justo en su entrepierna. A Edu la situación le estaba poniendo muy cachondo, dado lo morboso que era él, pero que estuviera su padre delante le cortaba un poco el rollo. La comida se alargó bastante y a eso de las cuatro se fueron a despedir. Nacho le dio la mano a Edu, y éste pudo comprobar que le había dado un papel en el que ponía lo siguiente: “Todavía sigo con ganas de follarme ese culito. Ven esta tarde a mi casa” y a continuación estaba escrita su dirección. Edu levantó la cabeza y antes de que Nacho saliera por la puerta de su casa, le lanzó una sonrisa pícara a modo de afirmación.

Eran casi las cuatro de la tarde e Iván aún no se había despertado. Se encontraba tumbado en boxer y completamente destapado en la cama de su amigo Varo. Éste le había cedido su cama y él pasó a dormir en la supletoria. Sin embargo, Varo llevaba despierto desde hacía un buen rato, pero no quería despertar a su amigo. Llevaba contemplándolo en silencio todo ese tiempo y no se cansaba de hacerlo. Estaba profundamente enamorado de él y verle así ya era un regalo. No obstante, el dolor siempre estaba presente en su corazón. Sabía que jamás podría tener nada con él, era un amor imposible que debía mantener en secreto si quería seguir conservando lo que tenía: un gran amigo. Pero ese dolor le iba matando poco a poco… Si se paraba a reflexionar en ello, no podía evitar que las lágrimas cayeran por sus mejillas. “Llorar es de mariquitas”, le había dicho una vez que Iván le vio. Ese tipo de comentarios le dejaban hecho polvo porque hacían más evidente que su amor no sería correspondido. “¿Cómo se podía querer tanto a alguien que nunca sentirá lo mismo por ti??”, se preguntaba Varo mientras seguía mirando de arriba a abajo el cuerpo perfecto de Iván. Él sabía que Iván le quería, pero evidentemente era un amor de amigos, casi fraternal. Aunque jamás vio que Iván le mirase igual que miraba a Alberto cuando eran inseparables… Sin duda lo mejor que le había pasado había sido la pelea entre esos dos, aunque nunca llegaría a saber la verdad sobre ese asunto. De repente, vio como Iván se desperezaba y abría los ojos.

  • Bufffffff, vaya dolor de cabeza tío…- dijo mientras bostezaba.

  • ¿Te apetece comer algo?- le preguntó Varo mientras se daba la vuelta para poder quitarse las lágrimas.

  • Sí anda, tengo tanta hambre que sería capaz de comerte entero- le contestó Iván entre risas mientras se levantaba de la cama.

Los dos amigos se dirigieron a la cocina y mientras Varo sacaba algo de comer para ambos, Iván se sentó en una silla y sacó su móvil para contemplar la obra de arte que había grabado ayer en la fiesta, reflejándose en su rostro una sonrisa maliciosa.

  • Mira como hace el ridículo este pringao… - dijo riéndose mientras le mostraba la pantalla a Varo.

  • Ya, tío, es patético, ya verás cuando se lo enseñes a Sofía… - dijo Varo siguiéndole el rollo. Aunque a él le parecía un poco mal lo que había hecho su amigo, no era capaz de llevarle la contraria.

  • ¿A Sofía sólo? Esto lo va a ver todo el mundo, hasta sus padres. Se va a enterar.

Justo en ese momento sonó el timbre. Varo se sobresaltó ligeramente ya que no esperaban a nadie y estaban los dos en bóxers. Fue rápidamente a su habitación a ponerse la primera camiseta que pilló y tras ello se dirigió a abrir la puerta. Cuando vio quien era la persona que estaba en frente suyo no pudo sorprenderse más.

  • Mario me ha dicho que podía encontrar a Iván aquí. – dijo Miguel tímidamente. Él jamás se abría presentando en casa de un chico al que apenas conocía, pero no podía permitir que ese vídeo saliera a la luz.

  • Sí, está aquí- le dijo Varo mientras le hacía un gesto con la cabeza invitándole a pasar a su casa.

Cuando Miguel entró en la cocina y vio a Iván semidesnudo no pudo evitar reconocer que estaba muy pero que muy bueno, sin embargo, no pensaba en él de esa manera debido al odio que le estaba empezando a tener. Ese odio estaba naciendo al mismo tiempo que el amor hacia Alberto.

  • ¿Qué quieres?- dijo Iván sin apartar la vista del móvil.

  • Quiero que no le jodas la vida a Alberto. Dame el vídeo por favor- le dijo Miguel directamente armándose de valor. Iván levantó la cabeza y se quedó unos segundos mirándole fijamente hasta que finalmente estalló en una carcajada acompañado de Varo.

  • ¿Tú estás mal de la cabeza chaval? ¿Cómo se te ocurre venir a casa de mi colega a pedirme eso?

  • Por favor… Haré lo que tú me pidas… - le dijo Miguel adoptando una actitud diferente a la que inicialmente había mostrado.

Iván le contempló de arriba abajo para después fijarse en Varo, quién le estaba poniendo una cara de “venga tío, que más da”. Iván volvió a mirar el vídeo y finalmente, animado por la idea de que Miguel hiciera lo que él quisiera, aceptó.

  • Te lo voy a enviar por Whatsapp, pero no lo pienso borrar hasta que no hayas hecho lo que te voy a pedir.

  • Muchísimas gracias, de verdad, que haré lo que sea, como si quieras que te haga los deberes de todo el trimestre… - dijo Miguel visiblemente más contento.

  • ¿Deberes? ¿Tú crees que a mí eso me importa? Mira, si ayer no hubiese tenido que estar toda la noche pendiente de tu amigo Albertito, habría ligado con alguna tía cachonda… Pero me quedé a dos velas para conseguir grabar este vídeo, así que ahora que te lo voy a dar, lo justo es que tú me des lo que yo perdí ayer…

  • No te entiendo… - dijo Miguel un poco desconcertado

  • Quiero que me la chupes- le espetó Iván sin rodeos, lo que provocó una mueca de sorpresa en Varo.

  • Pero… tío… yo no soy gay… - mintió Miguel

  • ¿Y? Me la suda, tú hoy vas a ser una tía para mí, me la chupas y te piras con el vídeo. ¿Trato hecho? ¿Estarías dispuesto a hacer esa mariconada por Alberto?

Miguel se quedó pensativo durante unos segundos. Evidentemente a él le daba igual tener que chupar una polla pero no podía mostrar que aquella idea le satisfacía, así que tras disimular un poco pronunció en voz casi inaudible un “Sí” con el que aceptaba el trato que le acababa de proponer Iván.

  • De puta madre, pues arrodíllate y ponte manos a la obra- dijo Iván sin moverse de la silla en la que estaba sentado.

Miguel asintió y se arrodilló delante de donde se encontraba Iván, quedando a la altura de su paquete. El boxer dejaba ver que Iván tenía un rabo bastante grande, ya que se le marcaba un buen bulto. Era la primera polla que Miguel iba a chupar, de hecho era la primera vez que iba a estar en contacto con una polla que no fuera la suya. Nunca había tenido encuentros sexuales de ningún tipo, debido a su timidez y al añadido de llevar su homosexualidad en secreto. Empezó a sobarle el paquete a Iván y pudo notar como poco a poco se iba endureciendo en sus manos, hasta que por fin se decidió a bajarle el boxer hasta los tobillos quedando al aire su prominente rabo, que como había predicho era bastante grande, aunque aún no estaba en todo su esplendor. Lo agarró con su mano derecha y comenzó a subirle y bajarla la piel dejando al descubierto un rosado glande que le parecía muy apetecible. Fue aumentando el ritmo de la paja pero Iván se cansó y, agarrándole la cabeza por la nuca le acercó la boca a su polla. Miguel no se hizo de rogar y comenzó a darle lametones a todo su miembro, de arriba a abajo. Tenía un sabor fuerte a sudor ya que acababa de levantarse pero a Miguel no le desagradó, es más, le gustaba aún más. Después de repasarla bien con la lengua por fin se decidió a metérsela en la boca. Iván le dio una colleja y le dijo que tuviera cuidado con los dientes. Miguel se la estaba chupando bastante bien a pesar de su inexperiencia. Se la metía y sacaba de la boca casi entera, pero era demasiado grande. Lo estaba haciendo suavemente, y aunque a Iván le estaba gustando por los gemidos que soltaba, se cansó de ritmo y se puso de pie para comenzar a follarle la boca a Miguel, que se encontraba de rodillas en el suelo de la cocina. Iván no tuvo piedad y se la metía y sacaba sin miramientos con una buena velocidad. No dudaba en metérsela entera de modo que Iván podía rozar su pelo púbico con la nariz. La follada era tan brusca que Miguel tuvo varias arcadas, algo que a Iván le excitaba más aún por lo que aumentaba el ritmo. Tras un buen rato así, los gemidos de Iván se acentuaron y agarrando fuertemente la nuca de Miguel para que no dejara de chupar, se corrió en su boca. Cinco trallazos de lefa caliente inundaron su garganta, por lo que no le quedó otro remedio que tragárselo. Tenía un gusto salado, y la verdad es que no le desagradó.

Tras expulsar hasta la última gota de semen, Iván se dejó caer en la silla en la que estaba sentado al principio de la mamada bastante exhausto por el rápido ritmo que había alcanzado. Miguel continuaba en el suelo de rodillas y a escasos metros de él se encontraba Varo, que había presenciado toda la escena.

  • Ey, Varo, parece que a la maricona esta le ha gustado comérmela, ¡le va a reventar el pantalón!- dijo Iván entre risas señalando la entrepierna de Miguel.

Evidentemente Miguel no había podido evitar empalmarse, ya que se había puesto muy cachondo y lo que más deseaba en ese momento era hacerse una buena paja, pero sabía que no debía.

  • Tío, ya que tenemos a una buena mamona aquí, ¿quieres que te haga un trabajito a ti?- le pregunto Iván a su amigo Varo.

  • Na tío, yo estoy servido, déjale que se vaya- dijo Varo rechazando la oferta. Él lo que más deseaba era poder hacer lo mismo que Miguel, pero eso era imposible…

  • Ahora cumple tu parte del trato- dijo Miguel mientras se levantaba.

  • Tranqui tío, que yo soy un hombre de palabra- le respondió Iván mientras le enseñaba como borraba de su móvil el vídeo de Alberto- La única copia la tienes tú, así que si te enfadas con tu noviete ya sabes lo que puedes hacer… Venga, y ahora lárgate, que mi colega no quiere que un mariquita como tú esté más tiempo en su casa.

Miguel se marchó de esa casa sin despedirse. Despreciaba enormemente a Iván, su odio había aumentado y a pesar de que había disfrutado mucho de la mamada, ahora le daba asco haberle dado placer a un ser tan despreciable. Después pensó que había sido por proteger a Alberto y consideró que había merecido la pena.

Marcos se encontraba en casa de Llorián. Esta mañana habían hablado con Lucía por Whatsapp y consiguieron convencerla para rematar hoy lo que ayer habían empezado a hablar. A ninguno de los dos les hacía mucha gracia la idea de perder la virginidad con el otro mirando, pero ya no podían esperar más y si un trío era el único modo de follar, no dudaban en aceptarlo. Además, eran grandes amigos y no sería la primera vez que se verían desnudos y empalmados, por lo que no sería para tanto, y encima, Lucia era una de las tías que más buena estaba de clase.

Quedaron con ella para esa tarde a las cinco y fue bastante puntual. Venía vestida con una camiseta de tirantes con un buen escote y unos shorts bastante cortos. En cuanto la vieron, tanto Marcos como Llorián comenzaron a calentarse.

  • Hola chicos, ¿qué tal habéis dormido? ¿Mucha resaca? – les preguntó Lucía al entrar.

Ellos dos respondieron balbuceando y ella riéndose decidió no sacarles tema de conservación y directamente pasó darles a la acción. Empezó besando a Marcos, pero mientras tanto no se quedó de brazos cruzados sino que le sobó el paquete a Llorián, que aunque ya la tenía morcillona, tras esa sobada se le puso dura del todo. Tras repetir lo mismo pero a la inversa, la chica preguntó donde estaba el baño.

  • Podéis ir yendo a la habitación y si me esperáis desnuditos mejor… - les dijo sugerentemente mientras se dirigía al baño.

Marcos y Llorián obedecieron como dos perritos y fueron apresuradamente a la habitación de los padres de Llorián. Una vez allí se desnudaron lo más rápido que pudieron y se tumbaron la cama. Ambos estaban completamente empalmados, con sus pollas tiesas apuntando al techo. Sin embargo, de repente, la cara de felicidad se les cambió por una mueca de desconcierto cuando Alex y Rodrigo entraron por la puerta de la habitación con sus móviles para sacarles una foto y gritando: ¡INOCENTES!

  • ¡¿Qué hacéis aquí tíos?!- preguntó Llorián alarmado mientras se tapaba con la almohada.

  • ¿Qué es eso de inocentes, eh cabrones?- les gritó Marcos.

  • ¿De verdad os pensabais que una tía os iba a preferir a vosotros antes que a nosotros?- les dijo Alex. Tanto él como Rodrigo no podían parar de descojonarse.

  • Mirad la cara de pringaos que habéis puesto – les dijo Rodrigo al mismo tiempo que les enseñaba la foto que les habían sacado al entrar.

  • ¡FUERA DE AQUÍ!- les gritó Llorián sin poder contener su rabia- Sois unos cabrones, no sois amigos ni sois nada

  • Venga Llori tío no te piques - le decía Alex sin poder parar de reírse

  • Sí Llori que es una broma de colegas- añadía Rodrigo mientras ambos eran empujados a la puerta por su amigo. Fuera ya se encontraba Lucía con una sonrisa de oreja a oreja ansiosa por poder ver la foto.

  • Ya nos necesitaréis para algo, ¡ojala nunca tengáis un problema, asquerosos!- gritó Marcos desde la habitación.

Tras esta frase Llorián no les dio oportunidad para responder y les echó definitivamente de su casa dando un portazo. Tras ello volvió a la habitación, donde se encontraba Marcos aún tirado en la cama. Ambos se encontraban muertos de vergüenza por el ridículo que habían hecho y por la gran decepción que se habían llevado tras todas las ilusiones que se habían hecho.

Llorián se tumbó al lado de su amigo. Los dos estaban todavía desnudos y la erección no les había bajado, se habían puesto demasiado cachondos pensando que por fin podrían follar por primera vez. Ambos comenzaron a masturbarse, era lo único que les quedaba: las pajas. Sin embargo, Llorián parecía que no estaba dispuesto a resignarse a hacer lo mismo que todos los días, y sin ni siquiera preguntarle, puso su mano en la polla de Marcos para empezar él a pajearle.

  • ¿Qué haces tío?- le preguntó Marcos contrariado

  • Venga tío, estoy harto ya de pajas, ya que nos quedamos sin follar por lo menos nos pajeamos el uno al otro y así probamos algo nuevo.

Marcos asintió, la verdad es que él también estaba harto y estaba ansioso por saber que se siente al ser pajeado por una mano que es la tuya. Así que sin pensarlo más, puso su mano en el miembro de su amigo y lo empezó a masturbar como si fuera al suyo. Al principio los dos llevaban un ritmo lento, sabiendo que si empezaban muy rápido se correrían en muy poco tiempo debido a lo cachondos que estaban. Ninguno de los dos se cortó en gemir, disfrutando de la paja que se estaban haciendo mutuamente. Poco a poco comenzaron a subir y bajar más rápido, hasta alcanzar un ritmo frenético que culminó con un gran orgasmo para los dos, acompañado de los correspondientes gemidos de placer inmenso. Ambos se corrieron en su propio pecho con una abundante cantidad de semen. Después de descargarlo todo sobre sí mismos se quedaron mirándose el uno al otro con complicidad.

  • Está claro que solo nos tenemos el uno al otro- sentenció Llorián.

Edu consiguió que su padre le dejara salir esa tarde de casa con la excusa de que un compañero de clase tenía que dejarle un libro y que ya que iba hasta su casa se quedaba allí a jugar unas partidas a la Play. Sin embargo, el rumbo de Edu cuando salió de su casa era bien distinto al que le había hecho creer a su confiado padre. El joven puso rumbo a la dirección que le había apuntado Nacho en el papelito que le entregó a escondidas al despedirse. Cuando por fin llegó al portal indicado, picó en el telefonillo y sin preguntarle nada Nacho le abrió la puerta del portal. Edu subió en el ascensor junto con una señora que le preguntó a que casa iba y éste se inventó que venía a clases particulares de Matemáticas. Era la segunda mentira que decía esa tarde, pero a Edu no le afecta a mentir, ya está más que acostumbrado a ello.

Cuando llegó a la casa de Nacho la puerta estaba entreabierta y entró diciendo un tímido “hola”. Su amante apareció y sin responderle al saludo le dio un profundo y salvaje morreo mientras cerraba la puerta.

  • Creí que no te besabas con niñatos… - le dijo Edu cuando por fin le paró de besar

  • Pero es que tú no eres un niñato cualquiera… eres MÍ niñato… - y sin dar más explicaciones le volvió a besar apasionadamente.

Dado a que era mucho más alto que él, Nacho le cogió en brazos para ponerle a su misma altura y no tener que agacharse. Edu rodeó sus caderas con sus piernas y pudo sentir como el rabo de Nacho se iba endureciendo y rozaba su culito hambriento. En esta postura, Nacho llevó al hijo de su compañero de trabajo a su habitación y le dejó caer en su cama, que era bastante grande aunque no era de matrimonio. Por lo que había podido observar en el poco rato que llevaba en su casa, Edu dedujo que Nacho estaba soltero.

  • Traigo una sorpresita para ti… - dijo Edu desde la cama mientras bajaba un poco su pantalón vaquero dejando ver que llevaba puestas unas braguitas rosas. Ante esta escena Nacho solo pudo resoplar.

  • Eres genial nene… - le dijo mientras le levantaba de la cama para tumbarse él y ocupar su lugar- A ver como te desnudas para tu papi…

Edu sonrió pícaramente y comenzó a hacer un striptis delante suyo lo más sensual que pudo. Primero se deshizo de la camiseta y comenzó a sobarse el pecho, centrándose en los pezones, los cuáles apretó con dureza sin temor a hacerse daño, eso era algo que le ponía mucho. A continuación, se metió dos dedos en la boca y los bañó en su propia saliva para luego extendérsela por los pezones y por el resto del pecho. Este tipo de cosas que hacía Edu no dejaban de sorprender a Nacho, que estaba encantado con su nueva conquista. Tras estar un rato jugueteando con sus pezones, Edu procedió a quitarse el pantalón y de esta forma se quedó solamente con las braguitas puestas. La vista era fantástica para Nacho: un chaval de 16 años contoneándose delante suyo con ropa interior femenina. Las braguitas le quedaban muy ajustadas y era inevitable que su polla no sobresaliese, ya que ya la tenía completamente dura por el morbo de la situación. Su capullo asomaba por la parte de arriba apuntando hacia el ombligo, deseoso de salir al exterior. Parecía que si seguía así durante mucho rato, las braguitas acabarían explotando por la presión que ejercía el rabo del joven. Finalmente, tras bailar sensualmente durante un rato, liberó su polla quitándose las braguitas y tirándoselas a Nacho, quien las olió morbosamente. Completamente desnudo, Edu se lanzó encima de su amante y le besó frenéticamente mientras le ayudaba a deshacerse de la incomoda ropa. Cuando estuvieron los dos desnudos, Edu comenzó a besar y lamer el pecho de Nacho dirigiéndose a la polla y tras un par de lametones se la metió en la boca dispuesto a repetir la mamada de hace unos días en aquel parque.

  • Deja de comérmela, que no tenemos mucho tiempo… - le dijo Nacho entre gemidos mientras le apartaba la cabeza de su rabo- Tengo unas ganas increíbles de follarme ese culito… se me hace la boca agua…

Edu obedeció y se tumbó al lado suyo boca abajo. Como ya había hecho en múltiples ocasiones anteriormente, puso el culo en pompa para esperar una buena follada. La postura del perrito era la que más le gustaba, no solo porque era como mejor entraba la polla del otro, sino porque le hacía sentirse como una putita, y esa sensación le encantaba.

  • Ostia, qué abierto lo tienes nene… Casi no hace falta ni lubricar…- le dijo Nacho sorprendido al ver el ano que iba a follarse dentro de unos minutos- ¿Te han follado muchos?

  • Uffff… Ya perdí la cuenta… - le contestó Edu intentando aparentar ser aún más guarra de lo que ya parecía en esa postura

  • Ay nene eres perfecto

Y tras decir esto, Nacho se metió dos dedos en la boca y los insertó directamente en el culo de Edu. Entraron perfectamente y no supuso ningún dolor para Edu, pero él, para darle aún más morbo a la situación gimió fuertemente pidiendo más. Nacho no se andó con miramientos y procedió a meter otro dedo, que aunque al principio se resintió un poco, acabo entrando bien igual que los demás. Lo intentó con un cuarto y aunque costó bastante introducirlo junto a los otros tres, consiguió poder meterle todos los dedos salvo el pulgar. Después de un rato haciéndole dedos, los sacó y el culito de Edu estaba ya muy abierto y estaba pidiendo ser enculado cuanto antes.

  • ¡Métemela ya!- suplicó Edu con un tono de voz bastante femenino

Nacho hizo lo que su nene le pidió y tras ponerse un condón, de una sola vez le clavó su enorme rabo casi hasta la mitad. El gemido de Edu fue bestial, pero al contrario que muchos otros chicos en su situación, en su gemido no había nada de dolor, solamente placer. Nacho al ver que el culo de Edu estaba completamente preparado para recibir sus 19 centímetros enteros, la sacó y se la volvió a meter de golpe, pero esta vez enterita. Se mantuvo un rato quieto con su polla dentro del culo de Edu, sintiendo como las paredes de su ano se la oprimían, para luego empezar con el mete-saca. Al principio trató de llevar un ritmo suave y pausado pero estaba claro que Edu no se conformaba con ello y rápidamente le pidió que le diera más fuerte. Nacho hizo sus deseos realidad y no dudó en metérsela y sacársela frenéticamente. En la habitación solamente se oían los fuertes gemidos de ambos, la cama sonando y los huevos de Nacho chocando contra las nalgas de Edu. Mientras le daba por el culo, Nacho agarró el pene de Edu que estaba a punto de reventar y comenzó a pajearle al mismo ritmo que se la estaba metiendo. Edu estaba tan cachondo que no tardó mucho en correrse sobre la cama con un fuerte gemido. La follada se prolongó durante unos quince minutos, y cuando Nacho sintió que ya iba a correrse, la sacó para quitarse el condón y le dio la vuelta a Edu. Se puso sobre él y se empezó a masturbar frenéticamente. A los pocos segundos, él también se corrió, derramando toda su lefa sobre el pecho de Edu en varios trallazos. Alguno de ellos incluso llegó hasta su cara. Edu no dudó en ir recogiendo con la mano el semen que tenía sobre su cuerpo para llevárselo a la boca. Nacho, exhausto, se tumbó al lado suyo y le dio un gran beso que era señal de que le había encantado el polvo.

  • Eres genial – le dijo Nacho contemplándo a Edu tragarse su lefa.- ¿Qué pasaría si tu padre se enterase que tiene un hijo así de guarra?

  • Le daría un infarto- rió Edu- Pero nunca se va a enterar, ¿verdad?- dijo Edu poniendo cara de niño pequeño. Ambos rieron y se fundieron en un tierno beso.

Miguel ya tenía el vídeo que Iván había grabado en su poder y se le había ocurrido regresar a casa de Alberto para mostrarle lo que tenía pensado hacerle su gran enemigo. Picó y éste le abrió sin problemas, pero sus padres ya había regresado así que fueron a la habitación de Alberto, la cual Miguel ya conocía demasiado bien.

  • Bueno, ¿y a qué has venido?- preguntó Alberto amablemente invitándole a sentarse al lado suyo encima de la cama.

  • Solamente quería enseñarte una cosa… - le contestó Miguel mientras sacaba su móvil y le daba al “play” para reproducir el vídeo- Lo grabó Iván ayer… él fue quién te echó droga en la bebida, quería enviárselo a todo el mundo…

  • Qué hijo de puta… - dijo Alberto mordiéndose el labio inferior por la rabia que sentía en esos momentos.

Sin embargo, en ese momento, Miguel, en el rostro de su amigo solamente vio dolor, no había ni rastro de ese odio que se notaba en Iván. Incluso una lágrima cayó por el rostro de Alberto.

  • ¿Pero qué ha pasado entre vosotros para que os llevéis tan mal?- preguntó Miguel muy intrigado por saber la historia.

  • Lo siento pero eso es algo de lo que no quiero hablar, recordarlo sigue siendo como un mazazo para mí…- le respondió Alberto, y en sus palabras el dolor que sentía al recordar cada vez se hacía más evidente- Éramos los mejores amigos hasta que… Bueno, nada, déjalo…

Miguel se quedó con las ganas de poder saber de una vez la verdad de lo ocurrido entre ellos dos, pero al ver que a Alberto le afectaba tanto hablar de ello, decidió no insistir para no presionarle. Justo en ese momento el vídeo acabó.

  • Bueno y ahora… Ya está. Borrado.- dijo Miguel mientras eliminaba para siempre la última copia del polémico vídeo.

  • Oye tío, muchísimas gracias… No tenías por qué… - le dijo Alberto muy agradecido- A saber lo qué has tenido que hacer para convencer al cabrón de Iván…

  • Nada que no se pueda arreglar invitándome a tomar unas cañas algún día- le propuso Miguel entre risas

  • Lo que quieras tío, a partir de ahora aquí tienes un amigo para lo que sea…

En ese momento, los dos adolescentes se quedaron en silencio absoluto por primera vez y simplemente se miraron fijamente. Miguel no pudo evitar fijarse en los preciosos ojos cristalinos de Alberto, para después pasar a mirar esos labios definidos que anoche la habían besado... Y de repente, sin que Miguel lo esperara y pillándole por sorpresa completamente, Alberto inclinó la cabeza y se le acercó lentamente para acabar posando sus labios en la boca de Miguel, comenzando así un tierno y dulce beso. Al principio los dos jóvenes se besaron tímidamente, pero Alberto dio el paso y procedió a empezar a morrear al chico nuevo del instituto que tanto le había ayudado. Estuvieron así durante unos minutos, y en la habitación todo dejó de existir, era como si el mundo de repente se hubiera parado, como si ya no girara… Solamente existían ellos dos… Pero esa sensación se acabó cuando Alberto reaccionó y se separó bruscamente de Miguel.

  • Lo siento tío, de verdad, no se que me ha pasado… - dijo Alberto mirando al suelo avergonzado.

  • No te preocupes Alberto… Soy gay… - le dijo Miguel armándose de valor. Era la primera vez que se atrevía a decirlo en voz alta y se lo confesaba a alguien, pero con Alberto tenía una sensación diferente que con el resto de personas, como si le conociera de toda la vida y pudiera confiar plenamente en él.

  • Ya Miguel… Pero yo no, yo tengo novia… - dijo Alberto pareciendo estar arrepentido por el beso que le acababa de dar.

  • Es verdad, lo siento… Bueno, será mejor que me vaya- le contestó Miguel mientras se levantaba. La vergüenza había acudido a su rostro y ahora mismo tenía las mejillas rosadas.

  • Sí, adiós… Gracias otra vez por lo del vídeo- se despidió Alberto dándole una palmada en el hombro.

Cuando Miguel salió de la habitación y cerró la puerta, no pudo evitar apoyarse contra ella completamente desarmado. Había pasado los mejores momentos de su vida cuando Alberto le besó, pero tan solo duró eso, unos momentos… Cada vez se iba haciendo más a la idea de que no se volvería a repetir y que a partir de ahora seguramente Alberto tendría un trato frío y distante con él, lo que le partía el alma… Estaba claro que se había enamorado, y lo que le tocaba ahora era sufrir por no ser correspondido… Y sin poderlo evitar, las lágrimas cayeron por su rostro.

CONTINUARÁ