Estudiante noble consigue el amor de un compañero

Un jóven noble ingés descubre a un compañero gay, y después de que éste se desilusiona de la sexualidad los atletas del colegio, consigue su amor.

Yo soy estudiante nacido en la campiña inglesa de padres nobles muy bien considerados por la realeza Inglesa, dueños de una gran fortuna, de varias hermosas residencias y del castillo de su heredad.

A ambos los perdí muy pequeño y me criaron unos tíos lejanos por el lado de mi papá, los que sólo me cuidaban por el "que dirán" de nuestros pares, sin que hubiera un real cariño e interés por mí.

A los 7 años me enviaron a un selecto colegio para nobles, The Augustus Academy, en las afueras de Gloucestershire, para que comenzara una educación apropiada para mis títulos de nobleza, los que heredaría cuando llegara a los 21 años.

La Academy fue una verdadera prisión para mí, ya que no salí de allí hasta que completé mis estudios, los que mis tíos pagaban puntualmente con mi fortuna personal, la que iba a heredar al llegar a los 18 años, pero jamás me fueron a visitar.

Sólo un abogado pagado por ellos con mi futura herencia tenia que preocuparse de mí, el cual decidió que para que mis vacaciones las pasara en la casa de un caballerizo del castillo de mi familia, de cuyo nombre más vale no recordarse, que dejaba todo en manos de la bruja de su mujer la Sra. Merawit, la que me trataba pésimo y no se preocupaba en nada por mí, salvo de cobrar el dinero que se le pagaba por ello.

Cuando tenía 12 años, durante el año lectivo en la Academy, me asignaron un compañero de cuarto que era un muchacho de un linaje parecido al mío de nombre Ralph, que era bastante agradable y un buen compañero.

Al poco tiempo de vivir juntos me di cuenta que tenía un interés muy definido por los compañeros de más buena presencia y fortaleza, a los cuales siempre admiraba y perseguía queriendo ser su amigo.

Al igual que Ralph, yo no soy un dechado de belleza masculina, ya que mi físico es sólo alto y delgado sin mucho músculo, pelo castaño claro, de ojos celestes y muy lampiño, siendo mi carácter mas bien pacífico, considerado y respetuoso con los demás.

Nos llevábamos muy bien y a veces estudiábamos juntos en la sala de la biblioteca, pero nunca intimamos demasiado, hasta que un día él llegó al dormitorio con cara de mucha pena y aflicción, casi de llanto.

Le pregunté que le pasaba, a lo que él me respondió que estaba muy apenado porque un muy apuesto muchacho del curso al que él admiraba mucho, lo había rechazado muy agriamente y ofendido, cuando le sugirió que deseaba ser su amigo.

Espoleado por su confianza, le hice ver que en mi opinión a él le gustaban especialmente los muchachos más apuestos y musculosos y que éstos generalmente no eran los mejores para amistar con ellos, y que podría encontrar entre algunos de los otros jóvenes del curso alguien que le ofreciera una amistad sincera y que no lo humillaran ni ofendieran de ese modo.

Enseguida Ralph me confesó que admiraba mucho a los chicos más poderosos y fuertes y que eso no lo podía refrenar ya que era una debilidad innata desde que tenía uso de razón.

Le aconsejé que tratara de hacer una buena amistad con alguien que lo respetara ni lo ofendiera, que lo considerara como una persona agradable aunque no fuera de tan buen aspecto físico, ya que el físico desaparece a menudo con el tiempo y sólo queda lo que vale de verdad, que es la personalidad y el aprecio.

Agradeció sinceramente mi consejo y me dijo que lo aplicaría de inmediato, ya que le parecía que yo era el buen amigo que él buscaba y deseaba, a lo que le respondí que me parecía una excelente idea y que seríamos los mejores amigos en adelante, además de ser compañeros de cuarto.

En la tarde después de clases, estábamos estudiando en el dormitorio y en instante de descanso me dijo que estaba muy feliz de ser amigo mío, ya que se sentía muy a gusto cuando estábamos juntos, palabras que yo le agradecí muy sinceramente, y después continuamos nuestra sesión de estudio.

En los días siguientes, todo sucedió como de costumbre, pero el sábado de la fiesta del curso volvió mas afligido aún que la vez anterior, y a mi requerimiento para consolarlo me confesó que había estado con el mismo muchacho que lo había ofendido la vez anterior.

Me contó que esta vez, el joven del caso, lo había invitado a pasear por el parque del colegio y que llegado el momento en que pasaban frente a un quiosco que hay para descansar, le había sugerido que se sentaran un rato allí, a lo que él había accedido sin problemas, por lo que fueron a conversar allí.

Se habían sentado en un banco que existe en el centro de quiosco, enseguida el amigo joven y de buen físico le dijo que sabía demasiado bien lo que él estaba buscando, y sin decir más lo había tomado a la fuerza y colocándolo de bruces sobre el banco, le había bajado los pantalones y sin mas ayuda que su saliva lo había obligado a recibir su pené en el ano, violándolo sin mas trámite, en medio de los sollozos de pena de Ralph.

Después del burdo acto sexual, lo había dejado botado sobre el banco y se había retirado riendo entre dientes, diciendo por lo bajo que así aprenderían los maricones a no andar detrás de los atléticos del curso llorando su amistad, para después gozar de su sexualidad una vez amigos.

Me dijo además que la violación no le había dañado en nada su físico, ya que este chico por atlético que fuera, tenía el pené mucho más chico que el suyo propio, pero que su dignidad y su psiquis estaban heridos al máximo.

Yo le reproché su insistencia para tratar de hacer amistad con este abusador, ya que sabía muy bien que estos muchachos de buen físico eran generalmente de carácter dominante y abusaban de los más débiles riéndose de ellos, y generalmente sólo eran decididos admiradores de gente como ellos, por lo que casi todos estos varones de buena estampa eran homosexuales que cohabitaban entre ellos mismos.

Ralph me dijo que le parecía que tenía toda la razón, que aceptaba mis reproches y que cambiaría esta conducta en adelante, porque la aventura le había dejado una profunda huella de decepción, pero que a él le había extrañado también que el joven atleta tuviera tan pequeño su sexo.

Se confirmaba así mi sospecha de que Ralph era homosexual, ya que andaba efectivamente en busca de tener sexo con hombres fuertes, esperando que lo fueran también en el sexo, cosa que pocas veces sucede según las estadísticas.

Se me llenó la cara de risa cuando le dije lo que pensaba de él, ya que su reacción me confirmo mi sospecha de inmediato, ya que me dijo que yo no andaba muy lejos de la verdad y que siempre había buscado y había tenido algunas relaciones homosexuales con gente muy desarrollada físicamente y que le parecía que yo tenía toda la razón del mundo ya que casi siempre el tamaño de sus penes había sido menor que sus expectativas.

Bueno, le dije, por fin estamos con la verdad, tú eres un homosexual y buscas jóvenes que tengan un pene bien desarrollado para tu delicia, y que los has buscado siempre entre esos muchachos atléticos, pero parece no ser así por tu experiencia y por lo que mis estudios confirman.

Me acerqué a él y le hice cariño en la cabeza diciéndole, Ralph, eres bien poco astuto ya que no has buscado donde corresponde.

A mí no me preocupan tus tendencias sexuales, sino tu felicidad personal, ya que me has dado pruebas de que eres un muy buen amigo. además de que no te has insinuado nunca conmigo, lo que me prueba que también me tienes aprecio, o que me crees un mal dotado por natura.

Prefiero creer en la primera afirmación y como te tengo mucho aprecio y respeto, creo que ha llegado la hora en yo también te diga que no soy un fanático contra los homosexuales, y que al contrario, son Uds. seres humanos muy queribles y muy buenos amigos.

Ahora como te quiero de verdad, te digo que te puedes llevar una sorpresa conmigo, así que pruébame y verás, si te sirvo además de amigo como amante y si sucede así creo que estaremos ambos felices y satisfechos.

Eso si que en mi caso, yo sólo me entusiasmo mucho más, si mi compañero y yo estamos vestidos como a mí me excita sexualmente, por lo que te sugiero que veamos la forma conseguir los elementos necesarios, para lo cual pediremos permiso para ir de compras a Londres.

Esa noche Ralph se acostó en mi cama y ambos después de hacernos unos lavados muy prolijos, desnudos hicimos el amor en forma sensacional, ya que mi tamaño no es nada de despreciable, aunque no esté al máximo posible, ya que me hacía mucha falta lo que teníamos que ir a comprar a Londres.

Como ya ha dicho, el dinero no me había faltado jamás, así es que fuimos a Londres y dejamos a nuestro cuidador tomando un opíparo almuerzo y le dimos dinero para que fuera a una función de cine, y además una jugosa propina para que no nos molestara.

De las revistas que yo compraba, ya sabía donde dirigirnos para comprar lo que quisiera sin que discretamente indagaran nada, y sabía también muy bien dónde tenían los elementos que buscábamos.

Nos fuimos en el Tube a Picadilly Circus y en una de las calles vecinas entramos a una tienda especializada en ropa y accesorios extra sexy, por una discreta puerta posterior por donde indicaba el aviso en el "GUARDIAN", especial para nuestro caso.

Allí nos probamos una enorme cantidad de cosas súper sensuales, en el tamaño apropiado para nosotros, y compramos una completísima colección de los más sensuales adornos, maquillaje y vestimentas como ropa interior, fajas, calzones y medias y además nos probamos y adquirimos numerosos pares de calzado de las formas más diversas y con los tacones mas exageradamente altos que tenían en stock, y los tenían super altos, casi imposibles de usarlos caminando.

Nos colocaron todo en unas maletas que también compramos allí y tomando un taxi, fuimos en busca de nuestro feliz chaperón, que nos esperaba en un café cercano y en el mismo taxi nos dirigimos a nuestra Academy en Gloucestershire.

Olvido contar que teníamos amplia libertad para comprar y traer cosas, de tal modo que a nadie le extrañó que llegáramos con maletas nuevas, y no hubo inspección de ninguna clase sobre su contenido, el que guardamos cuidadosamente en nuestro cuarto de vestir bajo llave en un gran armario adicional que habíamos pedido.

Nuestros profesores y guardadores eran muy discretos, ya que sabían muy bien quienes nos protegían, aunque en mi caso no era tan así, pero me trataban igual modo, de manera que después de clases nadie nos controlaba demasiado, nuestras únicas obligaciones importantes eran: respetarlos, ser estudiosos, portarnos bien en nuestras actividades académicas y alimentarnos apropiadamente.

De este modo Ralph y yo, teníamos todos los momentos del mundo para practicar nuestros planes sin interferencia alguna, los que comenzamos a desarrollar desde esa misma noche, después de la cena a las 18,30.

Ralph estaba mas que curioso por ver que me pasaba sí me vestia, por lo que me ayudo mucho en la medida de sus conocimientos, los que lamentablemente eran bastante pocos.

Primero tuve que enseñarle como, y luego ayudarlo a vestirse de chica a mi amigo, con las ropas y el maquillaje que habíamos comprado, dejándolo con una lindísima y sensual chica, subida en unos tacones de 5" que casi no la dejaban caminar por la falta de entrenamiento.

Enseguida me toco a mí, que estaba ansioso por estrenar la ropa recién comprada, además de que al vestir a Ralph me había calentado muchísimo, por lo que tenia el pene como de hierro, lo que había provocado también en Ralph un deseo muy fuerte de aprovecharlo lo mas pronto posible.

MI vestir comenzó al enfundarme unas medias negras con costura y oscuro refuerzo de talón y punta al antiguo estilo francés, las que fueron estiradas al máximo por los adornados tirantes de la apretadísima faja con rellenos para las nalgas y caderas, la que dejaba mi cintura reducida en 15 cm. y destacaba al máximo mis invisiblemente adheridos y prominentes senos, cuyos obscuros pezones sobresalían por encima de las copas.

Siguió luego con la completa confección del más atrevido y recargado maquillaje, el que culmino con la colocación de largas uñas al rojo intenso, pulseras, aros y joyas doradas de gran calidad, además de una bellísima peluca de alto moño con rodete.

Finalmente llego la colocación de mis zapatos ultra sexy, que eran unas finisimas sandalias de strass negras, fijadas al pie y hasta el tobillo con una nube de tirillas que me envolvían seductoramente las piernas, sus maravillosos tacones eran de acero de 4mm dorados, de 6 1/4" de alto terminados en una gruesa tapilla negra de igual ancho.

Asi equipados ambos, estabamos excitados al máximo y tuvimos una noche y muchas mas a continuación, en que practicamos el sexo a concho, sin problemas ni complejos, de tal modo que Ralph quedo satisfecho completamente y no anduvo de nuevo buscando muchachos de buena estampa, ya que habia encontrado al fin el amigo tan anhelado y tan bien dotado como el habia deseado desde hacia tanto tiempo.

Yo por mi parte estaba feliz de no tener que preocuparme por el asunto sexo, hasta el fin de nuestros estudios.