Estudiante de fisioterápia: 5.Primer round

La carrera de fisioterapia no era fácil, requería ser constante, trabajador, practicar mucho,... pero a la vez te daba grandes conocimientos anatómicos de como utilizar las manos y otras partes del cuerpo...

Ante todo dar las gracias por los comentarios y las opiniones recibidas. Son mis primeros relatos y no sabía si sabría hacerlo, aún me queda mucho por aprender. Se me olvidó comentar que el 4º capítulo no sería tendría mucho contenido sexual. Espero que me sigáis leyendo, enviando críticas y dadme sugerencias. En cuanto a que hay cambios bruscos, entrelazarlo con la siguiente historia, … intento corregirlo.

  1. Despertando

Pablo se sobresaltó pues estaba solo en casa y no sabía como aquella mujer desconocida había entrado. Lentamente se aproximó pero estaba preparado por si debía salir corriendo.

¿Quién eres y cómo has entrado?

La muchacha, sin moverse de su asiento, soltó una sonora carcajada. Él notó cierta familiaridad con aquella voz pero no lograba asociarlo con ningún rostro.

¿Qué pasa, Pablo? ¿No me ves en unas horas y ya te olvidas de mí?

Reconocía aquella voz, era de Lucía, pero era imposible que aquella explosiva mujer fuese ella.

¿Lu… Lucía? ¿Eres tú?

La muchacha se puso en pie y él pudo observar su delicioso cuerpo enfundado en una segunda piel de cuero negro. Él no se había percatado pero su pene estaba erecto, detalle del cual ella si se había dado cuenta. Ante sus ojos tenía una mujer que cortaba el habla y que se acercaba hacia él. Ella le agarro su pene, se lo acarició y al oído le susurró.

Ahora ya no hay vuelta atrás. Tú me has convertido en esto y ahora te toca a ti obedecer. Ayer me dejaste con la miel en los labios y pobre de ti que hoy no cumplas tu parte. Has despertado a una nueva Lucía y me gusta, estoy muy caliente y me vas a dar todo el sexo que me plazca, porque soy una zorra que siempre quiere más.

Pablo casi se corrió con tan sólo oír esas palabras con aquella voz tan excitante pero no sabía como reaccionar, él siempre había dominado la situación y ahora los papeles se habían tornado.

Se decidió por atacar primero y situándose detrás de ella le agarró fuertemente los pechos.

¿Así que vernos follar a mi mujer y a mí te pone, eh? Que puta llegas a ser… te estabas corriendo bajo nuestra cama

Y tú te follaste a tu mujer pensando en mi, querías metérmela después de que te la chupara pero te conformaste con ella

Él le fue desabrochando la cazadora y dejó a su vista su gran busto escasamente sostenido por el corpiño. Cada vez estaba más cachondo. Lucía lo pilló desprevenido y lo empujó hacia el sofá. Se sentó sobre sus piernas y comenzó a realizar un movimiento de arriba abajo restregándose por el cuerpo de Pablo. Él hundió su cabeza entre sus pechos y agarró fuerte sus nalgas.

Ella descabalgó a su profesor y se fue hacia el dormitorio. Pablo la siguió y una vez arriba ella se abalanzó sobre él desnudándolo. No tardó mucho en dejarlo con sus boxers aprisionando el pene. Él por su parte nada más consiguió sacarle los pantalones. Jugando con sus lenguas él la condujo hasta la cama cayendo sobre ella pero cuando quiso reaccionar ella estaba sobre él, con sus pechos sobre la cara de Pablo y atándolo con las manillas que Marta le había regalado al cabezal de la cama.

He dicho que mando yo

Pablo se moría de ganas de lanzarse sobre ella pero todo intento por liberarse fue en vano. Ella comenzó a besarle y morderle los labios con lujuria y desenfreno para más tarde empezar a lamer todo su torso. En sus ingles se recreó pero volvió a ascender. Su pene estaba a punto de reventar cuando ella empezó a lamerlo. Pablo no dejaba de gemir y emitir sonidos ahogados.

Ella estaba disfrutando, le encantaba mamarle la polla y cuando él estaba por llegar ella cesó de jugar con lengua. Se levantó de la cama y se dirigió a coger un vibrador de Natalia. Lo olió y lo chupó.

Tu mujer huele y sabe de maravilla

Con la cara más lasciva que podía poner se dedicó a lamer aquel instrumento como si se tratara del pene de Pablo. Éste la miraba suplicándole que no lo dejara así, pero ella quería hacerle sufrir. Se recostó de espaldas a él sobre el torso de Pablo y empezó a acariciarse el coño mientras seguía chupando el vibrador.

Pablo olía el delicioso olor que emanaba de la vagina de Lucía y se moría de ganas de comérsela pero no llegaba el momento en que la muchacha lo soltara. Ella empezó a introducirse el vibrador sin dejar de jugar con su piercing. No sabía como agradecerle a Marta aquel regalo, su placer era enorme. Cuando estaba a punto de llegar al orgasmo se levantó de la cama, tiró de Pablo para que yaciera tumbado y acto seguido se subió a él con su vagina sobre su cara.

El profesor había observado como Lucía se autosatisfacía pero no se percató de aquel accesorio hasta que lo tuvo delante de sus narices.

Ahora me vas a comer el como si en ello te fuera la vida.

Aquellas palabras fueron el pistoletazo de salida para empezar a disfrutar. Lucía gemía sin cesar, estaba totalmente desatada.

¡Vamos, chúpamelo! ¡No te dejes ni un rincón!

Él continuó y para su grata sorpresa Lucía comenzó a chuparle la verga. Su ritmo era frenético, la estancia desprendía olor a sexo y sus gritos se escapaban por todos sus poros. Pablo, llevado por la excitación, le mordisqueó suavemente el clítoris y tiró suavemente del piercing. Lucía soltó un gran grito y arqueó su espalda quedándose casi sin aire.

Pedazo de cabrón

Pablo pensó que ella iba a marcharse dejándolo maniatado tras aquella acción pero no fue así.

Casi me matas de placer pero, como te he dicho antes, ¡quiero más!

Mientras decía esto le soltaba las manos. Pablo tenía los brazos doloridos pero la excitación era superior. Saltó sobre Lucía y sin dejarla reaccionar le arrancó el corpiño. Lucía tenía la respiración muy agitada y miraba a su amante con mucho deseo.

Vaya, ¿qué tenemos aquí, zorrita?

Le retorció los pezones coronados también por ambos adornos y Lucía soltaba pequeños alaridos.

Te gustó cuando te arrastre con la cadena y querías más, ¿no? Zorra, más que zorra

Empezó a comerle los pechos y ella se retorcía de placer.

Veo que realmente te has tomado en serio esto de ser mi puta y obedecerme.

Lucía intentó incorporarse mientras protestaba que ahí mandaba ella pero Pablo era más fuerte y con sus brazos atrapó los de la muchacha colocándolos sobre la cabeza de Lucía dejando expuestos aquellas enormes tetas.

No, puta, aquí no mandas tú

Diciendo esto le clavó su pene en lo más profundo de su chorreante coño provocando que un orgasmo recorriera el divino cuerpo de la muchacha.

¡No te pares, cabrón!

Esos modales… no me convencen

Joder, ¡fóllame de una vez! Te he dicho que soy tu puta y quiero más.

Tras decir esto Pablo empezó a follarla con un ritmo salvaje, cambiando mil veces de posición, sudando por el ejercicio y gritando de placer. Él anunció que pronto se correría y, tras un ágil movimiento, volvieron a la posición inicial haciendo un 69.

Lucía no dejaba de mamar, quería que se corriera pronto. La leche empezó a brotar de la polla y ella no dejó de succionar. Justo en el momento de finalizar y tragársela toda Pablo repitió el mecanismo y tiró del clítoris propiciando que parte del semen se derramara sobre los pechos de la chica.

La recostó sobre el colchón y empezó a masajearle los pechos, esparciendo toda su leche y jugando con los adornos mientras Lucía seguía con las contracciones corporales provocadas por la ola de orgasmos.

Realmente, eres una máquina de follar

Diciendo esto la abandonó y se dirigió a la ducha, necesitaba refrescarse tras el ejercicio. Empezó a visionar mentalmente a su zorra y su polla volvió al ataque.

Lucía se incorporó, se arregló y se marchó de nuevo en moto.

Alguien tapó con sus manos los ojos de Pablo mientras seguía duchándose.

¡Pedazo de zorra! Quieres la revancha, ¿no?

Se giró y acorraló a la fémina contra las baldosas, a la vez que habría los ojos.

Natalia

¡Guau! Yo también me alegro de verte, cielo

Se arrodilló y empezó a trabajar la verga de su marido mientras él no salía de su asombro.

Lucía recorría las calles de la ciudad con las sensaciones de placer aún vivas en su piel. Llegó a casa, se desvistió y se bañó para sacarse los restos de semen del cuerpo. Tras el baño se fue directa a la cama, necesitaba recuperar fuerzas.

Cuando ya casi había conciliado el sueño Miriam irrumpió en su habitación.

¿Se puede saber qué haces?

Déjame, estoy cansada.

Miriam, sin intenciones de rendirse, empezó a menearla y darle pequeños toques. Ambas se enzarzaron en una pequeña pelea, revolcándose en la cama y finalizó con la mano de Lucía en el coño de Miriam y el dedo de ésta penetrando el culo de su compañera. Ambas gimieron y sólo reaccionaron al oír a Alan soltar un simple "joder" mientras se pajeaba bajo el umbral de la puerta al visionar aquella escena.

Continuará

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