Estudiándote en la biblioteca

Esto es lo que pasa cuando vas a la biblioteca con alguna amiga con la que has comenzado a jugar...

Antes de comenzar me gustaría dejar claro que es mi primera aportación aquí, no seáis demasiado duros. Los relatos que escribo en general están enfocados al placer de redactarlos y para un público generalmente femenino, y que les guste los juegos un poco 'light'. He tenido compañeras que les han gustado bastante, pero es cierto que no es a lo que acostumbra una página de relatos como esta. Espero que lo disfrutéis, y si es así habrá más.

Todo puede prender con la chispa adecuada. Esa era la idea que necesitaba al salir de casa si quería autoconvencerme que yo también tenía posibilidades contigo, no sólo esos chicos perfectos y geniales que se podrían equiparar a ti. Iba a luchar por un día de ensueño, de esos como en los cuentos de hadas, como en esas estúpidas películas que me sacan de quicio... y si quería un día así, debía obligarme a creer las bases de dichos cuentos: el feo gracioso también puede ligar. De hecho, no sólo puede ligar; sino que liga con la chica de ensueño. Así que traté de ponerme medianamente guapo, me calcé la mochila y dándome el último detalle con un toque de colonia; y allá vamos. Salgo de mi casa repitiéndome la idea una vez más... además, ¿qué escenario hay más romántico que una biblioteca? Ea, todo sea dicho. Parece que el destino no estaba conmigo.

El viaje es lo suficientemente largo como par darme tiempo a pensar las cientos de miles de posibilidades que pueden ofrecernos esta tarde, y tan corto como para que no se me ocurra la única forma en la que no todo acabe mal, en la que no me evites o simplemente la que te hará pasar a ti la mejor tarde. Parecía uno de esos superordenadores que estudian todas las posibilidades simultáneamente para obtener la mejor predicción y, cuando empezaba a demostrarme que sí hay alguna pequeña luz que me da esperanza de conseguir algo...  ya estaba en la uni. Nervios. Nervios de nuevo. Se me olvida absolutamente todo lo que me llevo convenciendo. "Tranquilízate... que pareces un jodido crío en tu primera cita. La has visto 100 veces, esta es una más. Que anoche se os fuera de la mano la conversación y os diese por imaginar tonterías que... en fin, para ella era un juego, una conversación divertida. Ni siquiera se va a acordar. No te lo plantees más. Sigue como siempre. No se merece que te conviertas en otro retrasado que se cohibe al tenerla cerca. Demuestra que tú no eres otro de esos ton...", 'Ey, ¡pensé que llegaba tarde! Ya me daba miedo hacerte esperar'. Tu voz me sorprendió desde la espalda. ¿Cuánto tiempo llevaba quieto en la puerta de la facultad? Me giré y estabas sonriente, como siempre. De hecho... te habías puesto preciosa. Empezaba a hacer calor, por lo que ya empezó la época de las faldas vaqueras, y con una camiseta básica que te estilizaba... estabas increíble. No excesivamente corta. No excesivamente escotada. Pero sí lo suficientemente atractiva como para... 'a ver, es que me quedé esperándote. Era fácil saber que estabas llegando detrás de mí... ¿no te diste cuenta de las gradas que han montado con cientos de hombres babeantes que llevan esperando a que vengas toda la tarde? Parece que ya se saben tus horarios de venir a la biblio. Y con esa falda... ¡normal que les merezca la pena esperar toda la tarde!', te sonreí como un tonto. Cuando estoy nervioso sólo pasan gilipolleces por mi cabeza.. y antes de quedarme en silencio, prefiero que te distraigas con esas tonterías. Me miraste fingiendo odio, '¡pero si fuiste tú anoche el que me pediste que a ver si por un día me ponía mona para ir a la biblio, que estabas harto de verme sólo cuando no me arreglo! Así que bueno, me tomaré esa parrafada como un 'Pues sí que estás guapa, sí'; ¡ya que no te dignas a decírmelo!'. Miré a la puerta para que no pudiese verme la cara. 'Anda... vamos dentro, antes de que te relacionen conmigo y crean que algo tienes algo malo... ¡Porque cualquiera vendría contigo a la biblio si se lo pidieses! Ya veo la portada del Hola.... Cristiano Ronaldo acepta ir a la biblio con chica jovencita. ¡Serías la envidia de Patricia Conde!'. Pasando mi mano por tu cintura te guié hacia dentro de la facultad, aprovechando para besarte suavemente en la cabeza en forma de saludo. "Mierda... sí se acuerda de la conversación de anoche", fue lo único que pensé hasta que entramos en la biblioteca propiamente dicha.

Cogimos una mesa bastante apartada porque querías que te ayudase a entender un par de cosas. Me senté a tu lado, colocamos las cosas y establecimos que cuando tuvieses dudas me avisarías mientras yo trataba de actuar cómo si estuviera estudiando. Mi cabeza seguía con sus gilipolleces, por lo que me costó bastante concentrarme lo suficiente como para considerarse estudiar. De vez en cuando me interrumpías para que te explicase algo, y... una de las cosas que adoro de ti, es la ternura con la que haces ese tipo de cosas. Tienes casi tanto miedo como yo a estorbar o molestar, por lo que para llamar mi atención te limitabas a acariciarme un poco la pierna, o el brazo... 'ey... ¿te molesto?'; y luego me preguntabas. Por suerte me gustan los vaqueros... con algo más finito probablemente hubieras sentido como se me erizaba la piel con ese simple roce. Yo trataba de explicártelo lo mejor que podía entre bromas y gilipolleces; y cuando la biblioteca se empezó a llenar podíamos ver como nos miraban con odio. Decíamos bromas demasiado a menudo y, aunque tratásemos de hablar bajito, entendíamos que eso pudiese llegar a molestar a alguien. Además, poco a poco nos estábamos poniendo más melosos y cariñosos. Mientras te resolvía la duda no podía evitar ponerme a recorrer tu pierna desde la rodilla hasta donde la falda comenzaba; lo que solías corresponderme con sonrisas pícaras. Cuando era consciente de lo que hacía, solía quitar la mano rápidamente con miedo a que te pensases que... 'mira que eres tonto. Es una pierna, no le tengas miedo, ni siquiera pincha mucho... ¡Que para algo me he depilado! No hace falta que salgas huyendo para no tocarla', 'sabes que no es eso... pero, no sé, no quiero que te moleste si me pongo tontorrón con tu pierna. Puedo resultar pesado, lo sabes'. 'Más que tonto, eres idiota. Idiota perdido. No te preocupes que si resultas pesado ya te lo diré, pero si no te he dicho nada será porque no me molesta... ¿no?'. Ahora era yo el que sonreía pícaramente. No... no quería, pero ese tipo de comentarios despertaban otra parte de mí. 'Ten cuidado... con este tipo de bromas, puede que reaccione una faceta de mí que... no te guste, la verdad'. 'Ah, ¿sí? Y... ¿Qué parte es esa? ¿Por qué todavía no me has dejado conocerla?', cogiste mi mano con la tuya y la apoyaste en tu rodilla suavemente. 'Sí.. algo la conoces. Como... por ejemplo anoche, nos pusimos a decir tonterías y empezaste a conocer esa parte de mí... creo'. 'Entonces tendré que pincharte más a menudo, porque anoche me encantaste como nunca'. Tu mano, guiando a la mía, subió un poquito por tu pierna haciendo suaves círculos por la cara interna de tu muslo, soltándome con la escusa que tenías que escribir. 'Te arrepentirás de esto en algún momento de la tarde...'. Te susurré mientras pellizcaba suavemente tu muslo. Giraste para responderme quedando casi a la altura de mi cuello, 'me lo estoy ganando a pulso, sería hipócrita no asumir las consecuencias', y mordiste mi mandíbula apoyando con delicadeza los dientes, casi besándola. No habías conocido mi lado 'oscuro' nunca y... estabas despertándolo. Estabas despertándolo demasiado rápido...

Cada vez los que estaban sentados frente a nosotros nos odiaban más, y nosotros empezábamos a controlarnos y no hablar tanto; hasta que se vació una de esas salas insonorizadas para estudiar en grupo. Se me iluminó la cara, señalé a esa sala y te sonreí... no hicieron falta más detalles. 'Vale, nos colamos pero... tienes que hacer algo por mí si quieres que vaya'. No podía creer que te estuvieran entrando ganas de juegos. Mi imaginación volaba demasiado como para poder levantarme e ir hacia la sala en unos minutos... 'dime, y lo intentaré'. 'Me refiero a que me termines de explicar el tema, que no lo entiendo del todo', decías mirando a los apuntes, '¿qué es lo que creías tú?'. Volvía a dibujarse tu sonrisa pícara y, dándome un beso en la mejilla al levantarte fuiste en dirección la sala esa. Yo recogí mis cosas y te seguí algo distraído, incapaz de andar del todo bien. La única que estaba libre era la del final del pasillo, que no sé si es bueno o malo. La ventana no era muy grande y desde abajo no se veía nada, pero cuando pasé antes de entrar vi que era una mesa con solo dos sillas. La mesa era grande, y cada silla se encontraba en frente de la otra teniendo que estirarnos si quisiéramos cogernos de la mano. Cerré la puerta mientras veía como tú te adueñabas del asiento más cercano que daba la espalda a la ventana; por lo que a mí me tocó el asiento alejado. Cuando volvimos a sacar las cosas, me miraste fijamente 'anda... vamos a estudiar en serio, aunque sea un ratito', y con una sonrisa te enfrascaste en tus apuntes de nuevo. No, no es posible ponerse a estudiar serio en esas condiciones, y menos con mi mente. No... no es posible que recordases la conversación del día anterior y no te hayas asustado. No... no es posible que... ¿Por qué me da la impresión de que ahora tienes más escote? Es como al estar con menos gente alrededor descuidases más la manía de estarte volviendo a subir la camiseta cada cinco segundos; pero estaba perdiendo el autocontrol y ya no podía evitar mirar demasiado a menudo como el sujetador amenazaba sutilmente con mostrarse mientras... "Mierda, deja de mirar. Va a sentirse incómoda. Mira a los apuntes, a los apuntes; que toca estudiar, ¡Joder!". Cuando volví a ser consciente, estabas mirándome mientras sonreías... yo no podría asegurar si me había quedado embobado hablando conmigo mismo mientras te miraba el escote o había apartado la mirada antes pero... tu sonrisa me hacía creer que no fui lo suficientemente rápido. '¿Puedo pedirte ayuda o molesto algo importante?', insinuaste mientras mordías la tapa del boli. 'Si te puedo dar algo que necesites de ayuda... obviamente puedes pedirla', trataba de guardar la compostura mientras ordenaba inútilmente mis apuntes. 'Es que no sé hacer este ejercicio', me pasaste rápidamente y yo traté de explicarte un poco qué había que hacer. 'En serio, no me entero de nada. ¿Sabes hacerlo tú? Así a lo mejor al verte haciéndolo aprendo yo'. Intentaba explicarte paso por paso mientras tú decías que no te enterabas de nada, y era lógico porque estábamos dejándonos el cuello tratando de explicarlo en medio de la mesa; yo escribiendo ladeado para que tú ladeando la cabeza puedas leerlo. 'Anda, esto es un infierno, espéra que me pongo ahí'; dijiste cuando te levantabas y te acercabas mientras yo no podía evitar fijarme que, con las manos ocupadas trayendo las hojas, no te habías percatado de que la falda o la colocabas pronto o tal vez... '¿me vas a hacer un hueco o qué?'. Joder, si es que es brutal... creo que es imposible borrarte esa sonrisa, y nunca me cansaré de verla. Me eché un poco hacia atrás moviendo la silla y me puse en un ladito, para dejarte sentar a mi derecha. Tú te acercaste y te sentaste en mi pierna izquierda, colocando cada una de tus piernas a un lado de la mía y tratando de acomodarte como podías. La posición remangó un poco más la falda, pero parecía que no te importaba. Ladeaste la cabeza para mirarme, 'bueno, vuelve a empezar desde el principio, ¡que así seguro que entra mejor!'. Yo trataba de concentrarme en el ejercicio.

Mientras yo te explicaba paso por paso y los iba escribiendo en las hojas, tú no dejabas de moverte a través de mi pierna con la escusa de que no encontrabas la postura totalmente cómoda. Yo de vez en cuando perdía el control de mi cabeza y cerraba los ojos disimulando como si tuviese que pararme a pensar en el ejercicio. La falda estaba casi subida de tanto movimiento, y sin poder evitarlo notaba como una parte caliente se apoyaba en mi muslo y me volvía jodidamente loco. La mano izquierda que usaba para aguantar los papeles y escribir mejor la tuve que apartar. Como te movías tanto, cuando te acercabas más a la mesa apoyabas tu pecho en mis brazos y era demasiado la sensación de tu pecho suave haciendo presión contra mi brazo. Además... creo que era cosa mía. pero daba la impresión de que algo duro me hacía cosquillas en en antebrazo, y no tenía sentido pensar que tus pezones habían... aparté la mano y, sin saber dónde apoyarla, la apoyé en tu pierna. Estaba suave. Joder... no sé si era un buen cambio para mi cabeza, pero a ti parecía divertirte la situación. Cada vez que tenía que parar para 'adivinar cómo seguir el ejercicio', tú te reías y te movías poniéndote cómoda en mi pierna. 'Se nota que es un ejercicio duro, ¿eh? Como si hoy no estuvieses lo suficientemente inspirado... así se me caerá un mito, ¡pensé que se te darían bien estas cosas!'. Te encantaba picarme, y más si lo hacías en forma de susurro mientras yo intentaba contenerme como podía. 'Anda... que yo encima que intento ayudarte...', te respondía yo sin poder quitarle ojo al ejercicio. Bueno... sin querer quitárselo, porque no sabría controlar dónde miraría sino. 'Si yo también es lo que intento, ayudarte con la inspiración... ¿o qué te crees? ¡Joder! ¡Qué incómoda estoy! Creo que voy a probar mejor a...', me pone demasiado cunado me susurras con esa sonrisa. Te levantaste un poco, lo justo como para poder abrir tu pierna derecha y colocarla cada una a un lado de mis piernas, quedando abierta y teniéndote que apoyar sobre mi cadera para sentarte bien. Yo no podía disimular nada ya, pero no parecía molestarte sentir como bajo ti estaba algo exageradamente duro. De hecho, parecías disfrutar mientras te movías tratando de acomodarte. Yo, asomándome por tu hombro para poder mirar los apuntes, era incapaz de evitar echarle un ojo de vez en cuando a tu ropa interior granate que asomaba... no parecía molestarte nada. Yo cada pocos debía concentrarme para mantener la concentración, pero poco a poco iba avanzando en el ejercicio mientras tú no parabas de moverte. 'Joder... ¿Es imposible distraerte lo suficiente como para que seas incapaz de seguir, o qué? Aunque creo que todavía se me ocurren otras formas...'. No me podía creer que tus manos estuviesen bajando mi cremallera pero... lo estaban haciendo. La mano que se apoyaba en tu pierna apretaba con fuerza, como intentando demostrarme que era real, que... mi botón también estaba desabrochado. Joder... 'eres rápida', susurré con la respiración entrecortada mientras mi mano bajaba más y más por tu pierna. 'Si ya vas a tirar la toalla, paro. A mí que se me ocurrían cosas más divertidas'. La goma de los calzoncillos se estaba levantando poco a poco mientras me hablabas y bajaba suavemente dejando al aire mi... 'no, es que tenía que cambiar de boli que se quedaba sin tinta, ahora sigo'. Tu mano jugaba con mi miembro que ya estaba afuera y se apoyaba contra la suave tela de tu ropa interior. Joder... iba a explotar, no podía más. 'No juegues con fuego...', susurré mientras escribía en mayúsculas en la hoja del ejercicio; 'tal vez lo que quiera es quemarme...' contestaste al leer en el papel escrito 'TE VA A DOLER DE LAS VECES QUE TE VOY A FOLLAR'. Ya todo estaba sobre la mesa. No tenía sentido seguirme con tonterías, así que dejé caer el boli y apoyé mi mano también en tu pierna. Tú jugabas con mi polla mientras yo hacía recorría tu sexo sobre la ropa interior. Te devoraba el cuello mientras suspirabas con delicadeza... 'Cumple lo que amenazas, y déja de juegos', dijiste mientras me masturbabas. 'Cuando te supere y quieras dejar el juego, sólo tienes que avisar... a lo mejor soy demasiado para ti, quien sabe'. Te respondí mientras apartaba tus bragas para poder jugar contigo como tú lo hacías.

Es increíble la sensación de que tu sexo exhale calor y empape el mío sin que ni siquiera estemos follando. Mi otra mano sube debajo de tu camisa hasta llegar a tu sujetador y comprobar que de verdad tenías los pezones erectos. Llevaba demasiado con eso en la cabeza como para contenerme ahora, por lo que simplemente lo cogí entre dos dedos apretándolo hasta que tu boca se abría conteniendo un suave gemido. 'La necesito ya dentro de mí', me decías mientras al jugar conmigo la ibas acercando más y más hacia tu sexo; usándolo como lubricante; 'como no te contengas nos acabarán echando, gemirás demasiado'. Te separaste un poco, para comerme la boca mientras mantenías el ritmo con la mano y ponerte frente a ti. 'No te flipes... no creo ni que consigas hacerme suspirar', decías mientras quitabas mi camiseta y te ibas deslizando hasta ponerte de rodillas. '¿Te refieres que no conseguiré lo que ya he conseguido? Tú ocúpate de volverme jodidamente loco, y el resto ya se ocupará de ello la pasión que no podré contener'. '¿Te refieres a que me preocupe por conseguir lo que ya he conseguido?', susurraste antes de meterte en tu boca mi miembro ya empapado gracias a ti. Joder... llevaba demasiado soñando con esto. Estuviste unos minutos hasta que tirándote del pelo te levanté. 'Te dije que gemirías, pero las cosas a mi manera'. Al levantarme te cogí el trasero ya al aire por la falda remangada, y elevándote te apoyé en el borde de la mesa. Subí mis manos por tu cuerpo apoyándote en ella para que te recostaras del todo, mientras aprovechaba para volver a jugar con tu pecho. 'Trata de contenerte, anda'; dije mientras de rodillas era yo el que te hacía perder el control con mi lengua. Siempre disfruté de estas cosas y... digan lo que digan, estas mesas se diseñaron para eso. No tengo la menor duda. Como mis oídos, que los diseñaron para escuchar como a base de suspiros y gemidos ahogados eras capaz de endurecer más aún mi excitación. En serio, creo que he visto diamantes que se rayarían si ahora mismo los tocase con eso... no entiendo cómo podías volverme tan loco. Y te lo iba a compensar. Sin duda. Otro movimiento de lengua y tu mano era la que cogía mi pelo para que no me separase nunca. 'Fóllame ya, gilipollas'. 'A mandar, que para eso estamos', suspiré mientras levantándome me limitaba a clavártela. Eso sí que estaba hecho para mí, que simplemente se amoldaba como un guante a cada una de mis embestidas mientras con tus piernas me obligabas a quedarme cerca.