Estudiando en Madrid

Ir a una gran ciudad a quedarte con un familiar por estudios puede ser muy bueno.

ESTUDIANDO EN MADRID

Hola a todos. Soy Javier y la historia de mis estudios fue de lo más apasionante.

Bueno, como he dicho me llamo Javier y si bien ahora tengo 23 años, esta historia se remonta a 5 años atrás, cuando con apenas 18 recién cumplidos me fui a Madrid para empezar mis estudios en la Universidad. Mi familia y yo somos de un pueblo de Castilla y León. En principio, por dos motivos me fui a quedar a casa de una hermana de mi madre. El primero fue que ella insistió mucho en ello, ya que vivía en un piso de tres habitaciones ella sola, ya que se había divorciado de su ex-marido y no tenía hijos. El otro es que en casa no nadábamos en la abundancia, y el mantenerme habría desequilibrado la economía familiar, ya de por si un tanto precaria y el hecho de estudiar en una Universidad privada de Madrid, la doble titulación de Derecho y Económicas no ayudaba para nada.

Soy un tío normal, algo extrovertido, y eso me ha valido no tener problemas para ligar con las chicas, a pesar de no ser guapo, tampoco feo. Soy de estatura media, moreno y según dicen lo más llamativo de mi personalidad es la profunda sonrisa que suelo llevar en la cara. Gracias a ser un buen estudiante tenía una beca que me pagaba parte de mis estudios, una parte de la matrícula, que no era moco de pavo. Mi tía que se llama Begoña tiene ahora 43 años y he de decir que es muy parecida a mi madre, pero con un toque de distinción y clase que hace el vivir en la ciudad. Como todas las mujeres de la familia son de pechos grandes y culo bien firme y hermoso.

La tita fue a buscarme a la estación de tren y me llevó a su casa. Juraría que estaba emocionada de tenerme allí. Si bien iba al pueblo, cada vez lo hacía con mayores lapsos de tiempo entre visitas. Los besos que me dio fueron muchos y las veces que me dijo que se alegraba de que me quedase en su casa incontables. También influye el hecho de ser el hijo único de su única hermana. Montamos en su coche y nos dirigimos a su piso, bastante céntrico. Me enseñó la habitación que sería la mía, junto a la suya, me dio las llaves de la casa y me mostró donde estaban las cosas en la cocina y demás. Lo primero que me dijo es que no era un invitado, sino que estaba en mi casa y que hiciera lo que me apeteciera. Salimos a dar una vuelta por los alrededores del piso, para saber donde tenía el metro, el súper y esas cosas.

Al día siguiente fui a matricularme a la universidad. Cuando regresé a la casa de mi tía, ella aun no había vuelto de su trabajo, como funcionaria de un ministerio, que junto a la pensión que le pasaba su ex le daba para vivir cómodamente.

Todavía quedaba un poco más de una semana para el inicio de las clases, pero no iba a volver a casa. Mejor conocía algo de Madrid, y me aclimataba a la vida en la ciudad, muy diferente a mi pueblo. La verdad es que la tita se portaba genial conmigo. Se puede decir que me dejaba hacer lo que quisiera, sin pasarme. Me fui aclimatando muy bien a la vida de estudiante en la gran ciudad. Algún que otro fin de semana me iba a casa a ver a mis padres, y ellos vinieron uno. Pero cada vez me encontraba más cómodo en Madrid, y sobre todo con mi tía, que es genial. Normalmente yo salía de clases un poco antes que ella volviese del trabajo y preparaba la comida (ella la hacía y yo la calentaba, y algún día la hacía alguna cosa especial) de modo que cuando ella llegaba, ya estaba todo preparado para comer. Se puede decir que nos compenetrábamos muy bien. Algún día, aprovechando el día del espectador fuimos al cine. Estudiaba mucho y sacaba buenas notas en los exámenes que iba haciendo, como por otro parte era mi deber.

Un viernes, al llegar al piso tras hacer un examen que me salió muy bien, la tita se alegró mucho y dijo que eso merecía salir a celebrarlo y me preguntó si me gustaban los musicales y le dije que en realidad no lo sabía puesto que nunca había ido a ese tipo de espectáculo. Me dijo que si quería me invitaba a uno. Le dije que por supuesto. Luego me confesaría que ella le encanta ir a este tipo de espectáculos, pero no le gusta ir sola, como otras cosas. Reservó y fuimos a la zona de la Gran Vía. La verdad es que el musical no solo me gustó, digamos que me llegó a emocionar. Como era viernes, al día siguiente la tita no trabajaba, por lo que nos fuimos a cenar a una cadena de comida rápida que también tiene para vender de casi todo. Luego me propuso salir a tomar algo. Me dio la impresión de que a la tita le faltaba un poco de compañía y el estar allí la hacía muy feliz. Fuimos a un local de los de moda en Madrid. Pedimos un par de copas, y otro par y una tercera ronda. La verdad es que ni mi tía ni yo estamos muy acostumbrados a beber y lo notamos bastante. Intentamos bailar un poco, cosa que hicimos de forma patética y se puede decir que más que bailar chocábamos en la pista uno contra el otro. Cogimos un taxi para volver a casa. La tita estaba bastante contenta en todos los sentidos. Reía casi sin motivo y la verdad es que se la veía feliz, debía hacer tiempo que no salía por ahí de marcha. Subimos al piso y tras cerrar la puerta mi tía me dio un beso en la boca, breve, muy breve, casi imperceptible

  • Gracias, Javi, hacía mucho, mucho tiempo que no lo pasaba tan bien

  • Que va, gracias a ti, tita. Me has llevado al musical y a conocer Madrid "la Nuit"- le dije un tanto enchispado.

  • Ja, ja, ja…pero si me lo he pasado como nunca, cariño- dijo la tita mientras me acariciaba la cara

  • Eres la mejor tía del mundo…contigo es imposible no pasarlo bien.

  • Muchas gracias- dijo Bego, poniéndose colorado como un tomate

  • Es verdad, la pura verdad.

  • Como me alegra tenerte aquí- dijo la tía al tiempo que me abrazaba, apretándome fuerte contra su persona, para luego separarse y darme otro beso como el de antes, en la boca

  • ¡¿Tita?!- le dije incrédulo

  • Un premio por ser tan buen chico- me dijo sonriendo

  • Pues otro para ti, por ser la mejor tía- le dije al tiempo que le dada otro beso, yo no quise ir tan lejos y se lo di en la mejilla

  • ¡Ay, Javi! Si no fueras mi sobrino…creo que ahora tendrías que portarte

  • ¿Cómo portarme?

  • Como un hombre

  • No entiendo

  • Javi…soy una mujer y como tal tengo mis necesidades y verás, hace tiempo que no…hace tiempo que no tengo relaciones- dijo al tiempo que hacía el gesto de echar un polvo.

  • Pues porque no quieres, porque eres muy guapa

  • ¿Tu crees?

  • No lo creo…lo afirmo- le dije poniéndome serio

  • ¿En serio?- mi tía estaba sonriendo más

  • Totalmente en serio

  • Eres un tesoro- me dijo la tita y me dio un sonoro beso en la mejilla y luego otro, menos llamativo de nuevo en los labios

  • Tita, como sigas así…la que va a tener que cumplir vas a ser tu la que tenga que portarse

-¿Por…?

  • Hombre, tita, porque como decías antes, uno no es de piedra

  • ¿No…a ver?!- dijo pasando rápidamente la mano sobre mis pantalones- es verdad, aunque hay algo que está muy duro.

  • ¡Titaaa!

  • Dime cariño- me dijo la tita al tiempo que me volvía a besar, lo que me impulsó a tocarle sus enormes tetas.

Nos seguimos besando y metiéndonos mano, pero con toda la ropa puesta. Fui el primero en dar el siguiente paso, meter mis manos bajo su camiseta. Pude notar en seguida lo erguido de sus pezones, de gran tamaño, al igual que el resto de sus lolas. Fuimos hasta el salón y allí le quité la camiseta, pudiendo ver a la tita con el sostén puesto, negro de encajes y muy sexy, para inmediatamente echar mano a su espalda y desabrocharlo, apareciendo ante mi dos preciosas tetas, morenas y con el pezón gordo como un garbanzo de gran tamaño

  • ¡Guau!- fue lo único que conseguí decir, instantes antes de introducir aquellos estupendos pezones en la boca.

  • Oh cariño…como lo echaba de menos-decía la tita mientras me sujetaba la cabeza entre sus manos- ¡Chupa…chupa, las tetas de la tita…así…que bueno mi amor!

  • ¡Tita…que tetas más bonitas tienes…son preciosas!

  • Pues dale, cariño, cómetelas- suplicaba mi tía. A todo esto mi polla estaba a punto de estallar, sobre todo cuando en un momento dado la tía me puso la mano encima del paquete

  • Bego…voy a explotar- fue lo primero que se me ocurrió decir

  • ¿Por qué tesoro?...por esto- dijo al mientras me bajaba los pantalones y dejaba mi misil al aire, ya que los calzoncillos no eran capaces de retenerlo.

  • ¡¡¡Siiii!!!- le dije mientras ella me apretaba la polla con su mano derecha.

  • ¡Bueno, bueno! Que cosa más rica tenemos por aquí- dijo la tía.

  • ¡Para, por dios para que me voy!- estaba a punto de eyacular, por toda la emoción emanada en apenas unos minutos

  • Pues córrete, cariño…sobre las tetas de la tita- fue decir esto y un gran chorro de leche caliente salió despedido de mi polla en dirección a las magníficas tetas de la tía- ¡Ummm, que rico!- dijo Begoña lamiéndose una de sus tetas, y por tanto probando el sabor de mi corrida

  • ¿te gusta tita?- fue lo único que acerté a decir, como un quinceañero

  • Me encanta…no sabes cuanto, y hacía tanto que no lo probaba…es deliciosa- dijo mientras se relamía con cara de placer- Vamos, cariño, vamos a ponernos más cómodos- dijo mientras me cogía de la mano y me llevaba a su dormitorio. Una vez allí se terminó de quitar la falda y las bragas, pudiendo ver entonces la gran mata de pelo que tenía la tita- Hace mucho que no tenía por quien arreglarme- dijo al darse ella misma cuenta de cuanto vello tenía

  • A mi no me importa, tita…sigues siendo preciosa- le dije, al tiempo que le daba un beso

  • ¡Dios mío, Javi!...se que esto no está bien…no lo está, pero ahora quiero que me folles…quiero sentir dentro esa polla tan rica, mi amor…la necesito- me dijo Begoña tumbándose boca arriba sobre la cama y abriendo las piernas todo lo que podía

  • Si, si tita… ¡Siii!- le dije mientras me apresuraba a ponerme en situación, hasta que pensé en usar un condón- Tita, no tengo condones

  • Olvídate de condones…fóllame- ante esa orden pude mi polla totalmente tiesa en la entrada del conejo de la tía y empujé…poco a poco. Begoña empezó a gemir como una bestia. Parecía la comedia esa en que la actriz finge un orgasmo en un restaurante

  • ¡Si, si, si…dios…si…no pares!- gritaba la tía.

  • Oh…que bueno

  • ¡No pares, no pares…por dios sigue, sigue…fóllame así, mi amor!- la tita me aprisionaba entre sus piernas.

  • Siii

  • ¡Lléname, cariño, lléname el coño!

  • Estoy a punto, tita- mi resistencia llegaba a su límite

  • Si, si…dámela…dámela, cariño- decía Bego mientras la mayor cantidad de leche que hasta entonces había echado inundaba al coño de mi tía.

  • ¡Guau!

  • Ha sido genial, Javi…genial

Nos abrazamos y nos pusimos a dormir. Habían sido muchas emociones