Estreno vecina

Al siguiente año de vacaciones de haber conocido a Amanda volvimos a reencontrarnos de nuevo y descubrí nuevas sensaciones y vivencias. Disfrutalas conmigo.

Después de un año de decenas de anécdotas en el instituto con mis compañeras y ya cumplidos los 17, aquel año esperaba más que nunca el periodo de vacaciones. Curiosamente ese curso había aprobado todas las asignaturas, tal vez porque no quería quedarme otro año más encerrado en el cuarto. Lo esperaba con ansia, aunque me habían pasado algunas cosas ese año, guardaba un muy buen recuerdo de las vacaciones pasadas y tenía unas ganas tremendas de reencontrarme con Amanda que ya tenía 21 añitos.

Tras el viaje vacacional nos volvimos a instalar en la misma casa que el año pasado a sabiendas que ellos estarían en el mismo alojamientos como habíamos acordado durante el año. Yo me instalé en la misma habitación con vistas a la casa contigua y me entretuve mientras esperaba que llegaran.

Al cabo de unas horas llegó un coche que aparcó en el parking de la casa, mientras yo esperaba mirando al jardín a que apareciera, pero no apareció para mi sorpresa ya que se asomó por la ventana de la habitación que daba al jardín. Amanda había cambiado de habitación y ahora podía verla. Ella me saludó desde la ventana y yo le hice un saludo para que supiera que la había visto.

Pasó el día, fue extraño porque tenía muchas esperanzas pero ni tan siquiera había podido hablar con Amanda, ya que estuvieron todo el día de aquí para allí. Pero al llegar la noche la cosa cambió. Me fui a mi habitación y cerré la puerta para que nadie me molestara, me asomé a la ventana pero los jardines estaban oscuros, no habían encendido la luz así que aquella noche no saldría a la piscina para mi desilusión pero al poco rato vi la luz de su cuarto encenderse en el momento que entraba Amanda.

Comenzó a desnudarse sin ningún tipo de miramiento, era tarde y se disponía a ponerse el pijama. Yo estaba a oscuras pensé que no me estaba viendo, de todas formas no me importaba la idea de que me viera, después de lo que pasó el verano pasado lo vería como un juego que ella quería que la viera. Comenzó quitándose la camisa y el sostenedor liberando sus pechos siguiendo por el pantalón y su braguita. Pero no se puso el pijama, se sentó en su cama y comenzó a tocarse. Su cara cambiaba a una expresión de placer, mientra se tocaba sus firmes pechos.

Yo disfrutaba de la visión mientras me bajaba los pantalones y me masturbaba. Amanda arqueaba la espalda y frotaba cada vez más rápido hasta que empezó a dar espasmos y su cara de placer se tensaba. En ese momento comencé a acelerar mi frecuencia hasta que terminé. En ese momento Amanda se levantó de la cama, se puso el pijama sin ponerse ropa interior, se acercó a la ventana me lanzó un beso y un guiño y apagó la luz. Aquello me había gustado de buena manera.

Al día siguiente por fin pude hablar con ella cuando salíamos a la playa toda la familia. Mi madre le propuso que nos acompañaran y ellos aceptaron. Así que nos fuimos todos a la playa. Para mí fue una situación difícil, ver a Amanda en bikini que apenas sostenían sus pechos con ese bikini amarillo que deslumbraba y acordandome la escena del día anterior que también me hacía recordar al año pasado. Nos fuimos todos al agua, decisión que acepté con gratitud ya que estaba cansado de estar tumbado para que no se me viera la erección de pensar en el día anterior. Me fui al agua como un cohete y me lancé de cabeza.

Una vez en el agua y pasado un rato para pasar desapercibidos nos fuimos acercando el uno al otro. Y Amanda no tuvo otra idea que susurrarme al oído: -“

¿Te gustó lo que viste anoche?

”- “

Uff no sabes cuanto y las ganas que tenía de disfrutarte

”- Le dije yo. Ella se volvió a acercar a mi con una sonrisa picarona diciéndome -”

Ya vi que lo disfrutaste, pero las vacaciones acaban de empezar

”- El agua hervía a mi alrededor así que me puse a nadar para relajarme un poco.

Ya más tranquilo, Amanda decidió salir del agua y le dijo a sus padres que se iba a dar una vuelta para ver los alrededores. Sus padres no objetaron nada a esto que ella dijo en voz alta si quería venir. Yo miré a mis padres que indicaron que sí, que tuviera cuidado y no me separara de Amanda. Salimos del agua y al pasar a su lado comenté de bajinis “

Tranquilos que no me voy a separar

”- comentario que la hizo sonreír.

Caminamos a lo largo hasta terminar la playa donde empezó un pequeño sendero que transcurría en paralelo del mar, entre zona boscosa y matorrales que terminaban en un banco de piedras que hacía de rompeolas. Al poco rato Amanda se adentró por la maleza hasta las rocas que fuimos saltando con cuidado hasta llegar a algunas que nos permiten sentarnos por la forma plana y ancha. Desde ahi se veia todo el mar se oían las olas picar y salpicarnos y no nos veiamos asi que estuvimos un rato charlando hasta que a los pocos minutos nos estábamos besando.

Me pareció maravilloso pero el calor hacía mella en mí así que empecé a tocarle los pechos. El bikini aún estaba frío y mojado, como no me decía nada le desabroché la parte superior y seguí acariciando sus pechos fríos y tensos por el bikini mojado. Sus pezones estaban duros y comenzaba a respirar fuerte. Aproveche para comenzar a chuparlos y lamerlos, notaba sus pezones duros y fríos que se iban calentando en mi boca. Fui bajando mi mano hasta su braguita del bikini y noté que estaba bastante húmeda, su cara irradiaba felicidad y satisfacción.

Ella torpemente me desató el pantalón, metió su mano y empezó a acariciarla. Ya estaba dura cuando comenzó a masturbarmela, yo comenzé a mojar cada vez mas. - “

Que mojado estás

”- me decía, “

No más que tú

”- le contesté.

La recosté en la roca le quité el resto del bikini y comencé a comérselo, sabía tan delicioso como la última vez, ella se retorcía en el suelo mientras se tocaba los pechos, yo lamía, succionaba y le frotaba su bolita, cada vez le frotaba el clítoris con más rapidez y más flujo hasta que empezó a gritar que parara. Así que no lo hice y en ese momento comenzó a retorcerse, su respiración era muy agitada y se estremecía llegando al orgasmo. Cuando se relajó me alcé, ella se incorporó y me bajó el bañador. De mi polla salía un hilo de excitación, que ella limpió con la mano. Me senté a su lado cuando ella se arqueó hacia mi y comenzó a chuparmela.

Yo no sabía donde agarrarme del placer, chupaba con fuerza y con desesperación, jugaba con la punta y metía su lengua en la salida mientras yo me estremecía, pero no duró mucho, ella paró y se tumbó en el suelo. Menos mal que paró sino no hubiera durado mucho más.

Ahí estaba desnuda y tan bella extendida en el suelo, sus pechos me miraban y su sexo se abría ante mi cara. -”

Metemela

”- decía con desesperación. Iba a ser mi primera vez y no lo iba a desaprovechar, Amanda me gustaba aunque sabía que no tenía nada que hacer por la diferencia de edad. La introduje entera hasta el fondo, ella dio un salto y dio un suspiro de placer. Yo noté como entraba, fácil por la humedad, se sentía caliente y notaba la presión que ejerce su sexo en mi pene. Comencé a moverme lentamente, despacio disfrutando y saboreando el momento. Amanda gemía a cada movimiento, me agarraba de la espalda y me arañaba.

Cada vez mi ritmo era más elevado, cada vez me gustaba mas y tenia mas ganas de acabar hasta que ella finalmente volvió a estremecerse y agarrarme con fuerza. Notaba como hacía fuerza con su sexo y me daba más placer sumado con su cada de placer por el orgasmo comencé a notar que me venía. -“

Me corro Amanda, me corro

”- se me ocurrió decirle, ella que ya había terminado su orgasmo me contestó- “

Sigue no pares, no hay problema

”. Así que me dejé llegar con una tremenda corrida como nunca jamás había tenido. Quedamos extenuados, nos besamos y nos tumbamos. Se limpió y nos pusimos los bañadores.

Volvimos felices a la playa, aunque tuvimos que meternos en el agua antes de llegar a nuestros padres ya que por el bañador aún le salía mi leche y así disimular. Volvimos a casa y aquella noche volvimos a masturbarnos, recordando lo sucedido en la playa.

Los siguientes días pasaron sin mucha novedad, tan solo mis hermanas que me picaban diciendome que me gustaba Amanda, que se me caía la baba, que era demasiado mayor para mi, ya que tenia 21 y mis hermanas 20 y 22, pero lo que no sabían es lo que había sucedido.

Al cabo de unos días, después de comer decidieron ir al pueblo. Yo los convencí para quedarme en la casa. Se fueron con los vecinos pero antes de irse me dijeron que tuviera cuidado, que no sabían cuándo llegarían que si tenía cualquier problema Amanda se había ofrecido a quedarse también por lo que pudiera pasar y que si se hacía tarde y decidían cenar en el pueblo nos llaMari Carmenn para que fuéramos ya que Amanda tenía coche.

Nuestros padres se fueron y me faltó tiempo para ir a verla. Ella me estaba esperando, nos pusimos los bañadores juntos y nos fuimos al agua. Yo ya estaba caliente de verla cambiandose pero estuvimos una media hora o más en el agua por si decidían volver por cualquier olvido.

Al cabo de un rato nos secamos y nos fuimos a la ducha a quitarnos el cloro de la piscina. Nos fuimos al baño y nos desnudamos. Yo me quedé parado esperando una señal hasta que Amanda me dijo que entrara en la ducha. Allí nos caía el agua caliente de la ducha mientras el roce con su cuerpo hacía que se me endureciera. Comenzamos a besarnos con pasión mientras caía el agua y nos acariciamos el cuerpo, seguí comiéndole los pechos hasta que se arrodilló para hacerme una mamada. La chupaba deliciosamente como nunca me lo habían hecho nunca.

Al cabo de un rato salimos de la ducha para secarnos y nos dirigimos a la habitación se tumbó sobre la cama y se apartó el albornoz. Yo subí sobre ella y comencé a besarla lentamente desde las piernas pasando por su sexo hasta los pechos y el cuello y volví a bajar quedandome un rato en su sexo. Nuevamente subí en el momento que la penetre. Así estuvimos un buen rato disfrutando hasta que decidió darse la vuelta, ponerse a cuatro patas para que la penetrara desde atrás. La introduje de nuevo mientras le agarraba los pechos, cada vez gemía más fuerte y yo embestía más fuerte, las respiraciones se hacían más rápidas y yo aceleraba el ritmo hasta que se vino, notaba sus espasmos cosa que provocó mi orgasmo.

Nos fuimos a duchar nuevamente, nos vestimos y nos fuimos al sofá a ver la tele. Nos quedamos dormidos hasta que nuestros padres nos llamaron para que fuéramos al pueblo a comer con ellos.