Estrenar culos se puede hacer en la primera visita

Durante una visita a un cliente, la sobrina del cliente me pone a tono y se ofrece a que le estrenara el culo a escondidas de su tía. La tensión de que mi cliente me pillara aumentaba el morbo.

Aquello empezó una mañana de primavera en la localidad Parisina de Issy les Molineaux.

Lo primero, deciros que soy un ejecutivo de una empresa de perfumería y los productos que gestiono, se distribuyen por todo el mundo. Mido casi 1,90, rubio de ojos entre azul y gris y de unos 40 años.

En cierta ocasión, estaba yo hace ya algunos años en viaje de negocios, por aquellas tierras, cubriendo una baja de uno de mis empleados. Debía visitar unos clientes que habían iniciado una guerra comercial entre ellos bajando el precio de mis productos en sus tiendas por debajo del precio de coste. La historia era complicada, pues por un lado mis objetivos eran claros; -No perder ningún cliente pero por otro, que no se arruinaran entre ellos.

Primero me fui a ver al cliente más importante de la zona y que había iniciado la guerra. Estuve acompañándole viendo sus tiendas, almacenes, su catálogo de productos y demás información y atendiendo a todas sus explicaciones y comentarios, me fui con una idea muy clara de la situación. El tenía problemas de margen en alguna de sus tiendas, por darse cuenta que en algunas localidades debía bajar los precios, pero al tener el mismo nombre en todas sus tiendas, tenía que mantener el precio igual en todas y para poder mantenerse con menos margen pensó en abrir mas tiendas y una de ellas fue a caer en esta localidad más pequeña y con pocas tiendas.

Después de pasar toda la mañana atento a todas aquellas explicaciones, me fui a ver al cliente más pequeño de todos, pero que más se había quejado. Llego a su tienda a la hora concertada y allí la encuentro, una señora extraordinariamente llamativa por lo guapa y elegante que era. Era famosa en la localidad por lo buena que estaba. Me mediana edad (unos 40 ó 50 años) alta de 1,75m, rubia, delgada pero con unas curvas impresionantes y un pecho muy bien puesto, dispuesta a dejarme claro que no se iba a dejar amedrentar por el gigante que acababa de abrir cerca de su tienda.

Carmen, que así se llamaba la clienta, llevaba un traje de chaqueta negro, con camisa blanca, tacones altísimos, y un carácter muy seguro de si misma. Sabía que estaba buenísima y que los hombres se la comían con la mirada.

Al llegar, me llevó a su despacho y estuvimos charlando un rato para evaluar la situación. Al final de su exposición, le hice varias propuestas, pero no me quiso contestar. Me comentó que tenía un asunto urgente y debía ausentarse, pero que cualquier pregunta se la podía consultar a su sobrina que había empezado a trabajar con ella. Madre mía con la sobrina.

La sobrina apareció en escena por la puerta del despacho y era un monumento. Igual que su tía, pero en morena. De 1,75m de altura, morena, delgadita pero con curvas de infarto (95/60/90) perfectos, dedos largos y finos, ojos verdes y rasgos eslavos con un punto latino por las curvas. Llevaba un vestido con manga larga de punto gris, muy ajustado, con efecto de cuello vuelto, así que desde la cabeza hasta la pantorrilla, le cubría todo, pero igualmente le marcaba todo, unas medias super transparentes y unos zapatos de tacón altísimos como su tía. Recorrer su cuerpo era una carrera del Rally de Montecarlo por aquellas curvas de infarto. No podía evitar morderme el labio para no decir alguna barbaridad.

La sobrina se llamaba Irene, 24 años y la tía le dejó el encargo de ocuparse de enseñarme las instalaciones y atender lo que necesitara hasta su vuelta (había quedado en que nos veíamos después de comer pero que no hacía falta que me llevara a comer (supongo que no quería que su jovencita sobrina cayera en mis garras durante una comida jejejeje).

Una vez atendidas las formalidades de presentación, y demás… Irene me pidió que la acompañara. Yo la seguía por aquellos pasillos a un paso por detrás y no podía evitar mirarle el suave vaivén del culo. De poco en poco, mientras Irene hacía sus comentarios e indicaciones, se giraba hacía mi y en alguna ocasión me pilló mirándole el culo pero en vez de poner cara de desagrado, puso una cara de aprobación, como diciendo -es normal estoy muy buena, mira y disfruta del viaje.

En cierto momento de la visita, estando solos, se paró en uno de las salas y mientras estaba de espaldas indicando dónde almacenaban nuestros productos en una estantería elevada, para que viera todo el stock, se puso de espaldas a mi con los brazos muy levantados, de puntillas y el vestido muy subido, marcando perfectamente el culo y los pechos bajo el vestido. En esta posición estuvo algunos segundos. Ver ese cuerpazo pudiendo disfrutar mirándolo, sin que ella me viera, me puso muy cachondo. Yo la oía, pero no la escuchaba, no tenía ni idea de lo que decía, pues mi mente sólo podía ver esos pechos, esas curvas uffff…. Qué piernas… ese pelo lacio que le caía hasta el final de la espalda inicio del culo, cinturita estrechita… increíble de guapa y buena que estaba. Tanto mirarla me estaba poniendo la polla dura y sin darme cuenta me empalmé, giró su cabeza y me pilló claramente mordiendo el labio mientras le miraba y con un bulto en el paquete. Bajó su mirada a mi paquete y su cara lo decía todo. Su exposición se volvió algo torpe y las frases dejaron de fluir tan armoniosas. Me dio un poco de vergüenza que me pillara lo empalmado que estaba pero por otro lado, mis pensamientos me decían, ve a comerle el labio, pero recordaba que la tía era mi clienta y me la estaba jugando, así que me acerqué a una mesa que había cerca y disimulé mi entrepierna poniendo la mesa entre la mirada de Irene y mi bragueta.

Cuando Irene terminó sus indicaciones, se giró y se paró delante mío para ver qué tenía yo que decir. Empecé a comentarle mis indicaciones y le lancé ideas de las posibles propuestas que le iba a proponer a su tía. Irene me escuchaba con atención y yo cada vez me acercaba más a ella.

Ella se dejaba y no se movía, al final estaba tan cerca, que pasé con mis brazos por detrás de ella señalando cajas y haciendo comentarios y acabé que estaba casi pegado a ella, momento que aproveché para pasar el brazo por detrás suyo y enfocar mi mirada a sus ojos. Sus ojos seguían a los míos y sus labios iban detrás. Susurrando le dije:

-¿Puedo?

Ella asintió con la cabeza y sellé mis labios con los suyos, la abracé estrechándola hacia mi y su reacción fue positiva, pues me lanzó sus brazos a mi cuello y se colgó de mi.

Estuvimos besándonos un buen rato y cuando cogí confianza empezó a tocarle por la espalda y bajando hacia el culo, momento en el que le propuse invitarla a comer.

Durante la comida lo pasamos fenomenal, las risas, las miraditas, los tocamientos, no paraban. En cierto momento, dijo de ir al baño y a los pocos segundos me escondí a la salida del baño para que cuando saliera la pudiera sorprender. Al abrir la puerta me vio delante de ella en aquel pasillo oscuro y le pegué otro morreo metiéndole mano por debajo del vestido.

A la vuelta a las oficinas y viendo que su tía aún no habría llegado, le propuse ir al despacho.

Allí estábamos los dos sin peligro de ser vistos y con la tranquilidad de tener cierta intimidad.

Entramos, cerré la puerta tras de mí y la abracé. Ella se dio la vuelta y me agarró por la cabeza con todos sus brazos y con sus pechos pegados a mi.

Mis manos bajaron hasta la altura del culo subiendo el vestido. Ella me metía mano por la espalda hasta llegar a mi pantalón por el culo y yo la sostenía con una mano su cabeza y con la otra iba bajando hasta tocarle el culo, palpando sus braguitas y un liguero para sujetarle las medias.

La cogí por los brazos levantándolos luego cogí el vestido a la altura de sus caderas y lo fui sacando por su cabeza. Mientras iba descubriendo las medias, el liguero negro de encaje, las braguitas tipo tanga… este espectáculo mientras ella estaba con el vestido por la cabeza me puso a mil y la polla se me iba a salir del paquete. Cuando le quité el vestido, se puso a besarme por todo el cuerpo desnudándome por completo. La dejé hacer y me quedé sólo con los boxer, la senté en una mesa y le quité el sujetador casi transparente lleno de encajitos. Empecé a comerle los pechos, bajando por su cuerpo hasta los muslos y poniéndome de rodillas tocándole los pechos con mis manos. Luego le cogía por el culo y la apretaba contra mi.

Le acompañé la espalda hasta que se tumbara en la mesa y metí mi cabeza en su entrepierna apartando sus braguitas y metiendo la lengua para chuparle toda, mientras me cogía del pelo y apretaba de gusto. Le aparté un poco la braguita y le hice un oral impresionante, cuando terminó su primer orgasmo, me excité mucho, pues notaba sus latidos en mi boca apretando su coño, su respiración agitada…

-Umm, qué gustoooo, qué rico tu coño…

Luego me pidió que me levantara y vio que mi pajarito estaba en firmes, y me dijo;

-uyyy qué tienes ahí? Hay algo muy abultado y yo que ya me he corrido

-Si Irene, debe ser una inflamación que hay que tratar ahora mismo.

Se puso de rodillas con su liguero y sus braguitas y desde el suelo me cogió la polla con la mano, empezó a darme besitos por toda la polla, luego en los huevos bajaba hacia el culo y subía de nuevo hacia el capullo para encerrarlo en su boca metiéndolo enterito hasta el fondo de su garganta. ¿Cómo se la comía…? Qué intensidad? Su boca no paraba…

Al rato, le dí la mano para ayudarla a que se levantara, me morree un rato tacándole todo el cuerpo.

Ella de pie delante mío, se puso a bajarse las braguitas lentamente, como si quisiera hacerme sufrir y lo hacía, os aseguro que lo hacía.

-Mira mi cosita, me decía…

Me cogí la polla con la mano, me acerqué a ella y cuando estaba agachada con las bragas por los tobillos, la pillé por la espalda desprevenida y se la metí en el coño agarrándola por las caderas. Al principio pegó un repullo, pero enseguida acomodó mi polla ahí dentro y empezó a moverse acompañando mis envestidas.

Sus gemidos y su respiración, me ponían a mil y más fuerte le daba.

Al poco rato, se giró y mirándome a los ojos me dijo;

-Quieres metérmela por mi culito. Soy virgen por ahí, pero quiero que seas tu que me lo estrene… estoy muy cachonda…

-Claro que si, preciosa, también me estas poniendo muy cachondo y estoy deseando abrirte el agujerito más pequeñito, preciosa.

Se sacó las bragas, y me las puso en la boca riéndose, luego se puso de espaldas apoyada en la mesa con todo el culo en pompa levantado con esos taconazos que llevaba que le colocaban en esa posición tan sexy que se ponen las tías cuando van con tacones.

Me acerqué a su boca y le metí la polla.

-Chúpala un poco para lubricarla.

Luego se la pasé por el coño para que tomara toda la lubricación que tenía del pollón que le acababa de meter. Estaba muy mojada y eso iba a ayudar a que su culo se relajara para su primera vez.

Sus manos agarraban el lateral de la mesa con fuerza para sostener la primera envestida. Irene cerró los ojos diciendo;

-Métemela ya, quiero sentirla dentro de mi culito… ahora…

-Espera Irene, primero vas a sentir un dedito mío.

Le metí mi dedo en su boca para que lo chupara y se lo metí poco a poco. Las yemas de mis dedos sentían estremecerse los laterales de su culito. Al principio por el exterior y luego poco a poco abriéndole el culito. Cuando la noté cómoda, le avisé que iba con el segundo dedito. De igual manera, lo pasé por su coño, por su boca y luego por el culo. Al notarlo dentro, empezó a gemir muy fuerte casi de dolor.

-Ahhh, sshhhh ahhhh uuuuhhhh hay, hayyyy

Y respiraba agitadamente.

-Siii dame más… dame mass…. Ahí, ahí siiii

Y cogí mi polla y la metí en su culo suavemente.

-aaaahhhhhh!!! No!!!! Me dueleeeeee nooooo sácamela…

Y se la sacaba, para volver a meterla.

-AAAhhhh, siiiii,,,, como la sientoooo….. métela mas… siiii….

Poco a poco entramos en un compas sincronizado de mete y saca increíble, en aquel pedazo de culo impresionante, tan sexy, estrechito con aquellas tiras del liguero bordeándole el culito y yo cogido a sus caderas apretando y sacando.

No aguantaba mas, y aunque no quería que aquello terminara nunca, mi polla iba a explotar, así que le dije;

-Irene, me voy a correr.

Mientras le metía todo lo fuerte que podía por el culo.

-Hay si, córrete, quiero todo tu esperma en mi boca, quiero chuparte la boca mientras te corres y me des todo el esperma. Dámelo todoooo… Siii

Se la saqué del culo y le dije;

-Vente y ponte de rodillas aquí debajo de mi polla, cógela con la mano y no pares de agitármela y de mirarme a los ojos, sólo así el esperma saldrá lanzado hacia tu boca.

-OOhhh si, quiero que salga mucho esperma y me caiga todo en mi cara, mi boca. Lo quiero chupar todagagag gu glu glu

Tal cual estaba con la boca abierta diciéndolo, salió el primer chorro de esperma y le tapó la boca y ya no pudo articular palabra comprensible. Era una sarta de sonidos sin sentido, pues tenía la boca llena de semen y no hacía más que recibir mas y más esperma. Pero su cara de vicio, explicaba el placer que sentía, llenándose del fruto del placer.

El esperma es al placer, lo que la manzana al arbol.

Ambos caímos extenuados en el sillón del despacho de Carmen, nos aseamos nos vestimos y seguimos cada uno por su camino. Cuando llegó Carmen, le hice algunas propuestas. Al tiempo las puso en práctica y hasta el momento ninguna queja. Supongo que su sobrina quedó muy satisfecha con mis argumentos y facilitó el entendimiento entre las partes.

Hasta la fecha no he sabido nada de Irene, es una pena pues me encantaría haber repetido, pero “2das partes nunca fueron buenas” Dice el refrán.