Estrenando casa

Ese portugués sabe encontrar mi próstata como nadie.

Mi mujer y yo nos casamos muy jóvenes, con veinte años recién cumplidos, con veintidós tuvimos a nuestro primer hijo y con veinticuatro al segundo, en el verano del dos mil quince, con cincuenta años cada uno y treinta de casados nuestro matrimonio se había reducido a algo así como una amistad con derecho a roce, muy de vez en cuando, eso sí, nuestros trabajos no ayudaban, ella es enfermera en un hospital del SAS y trabaja a turnos y yo hasta dos o tres años antes también tenía turnos aunque desde que me habían ascendido me limitaba a trabajar mañanas o tardes, ni noches ni festivos, ventajas del puesto de encargado de turno de expedición, nuestros hijos hacía tiempo que se habían independizado, ambos eran funcionarios, el mayor está destinado en Valencia, allí se ha casado, y el pequeño está en Santa Cruz de Tenerife.

Como ya he dicho, nuestro matrimonio no tenía mucho más recorrido así que cuando mi mujer se sentó delante de mí y me dijo que quería el divorcio, que sentía que necesitaba volar, romper con todo y comenzar de nuevo inmediatamente le di la razón, yo sentía lo mismo, sospechaba que alguna aventura había por medio pero claro, con lo puta que yo era y la de pollas que me había tragado o la de culos que me había follado ni se me pasó por la imaginación decirle nada, si me había coronado con unos hermosos cuernos estaba en todo su derecho.

El acuerdo de divorcio fue rápido, ambos éramos independientes económicamente, ella se quedó con el piso que teníamos en la costa de Cádiz y yo con el piso habitual, todo estaba pagado, no pensaba quedarme en la urbanización en la que vivía, ahora tenía libertad y lo último que quería era que mis antiguos vecinos estuvieran al tanto de mis correrías, heredé de mis padres su casa familiar y otra en un pueblo pequeño de la sierra de Aracena, soy hijo único, mi hermana murió siendo yo un niño, vendí el piso y la casa, me quedé con la casa de la sierra y compré un ático de dos dormitorios con una terraza de cuarenta metros cuadrados en una avenida de la capital, enfrente tenía el río, la Cartuja y en la distancia el Aljarafe, unas vistas magníficas, en realidad el ático era de tres dormitorios pero el anterior propietario había usado uno para ampliar el cuarto de baño en suite y hacer un vestidor.

Prácticamente había terminado la mudanza, los muebles antiguos los puse en venta y el piso lo amueble de nuevo, en el salón compré un enorme sofá con chaise longue que me costó una pasta y un sillón tántrico al que pensaba sacarle mucho rendimiento, estaba dando los últimos retoques cuando recibí una llamada.

  • ¡Hola, bicha!

  • Hombre, mi portugués favorito.

  • Onde vocé se mete? Estou esperando para cargar, perguntei por vocé e me diseron que estaba de vacaciones.

  • Sí, he pedido unos días por mudanza, me he divorciado y he cambiado de domicilio.

  • A tua mujer demorou muito a dexarte, ja se dio conta de como eres de puta?

  • Que cabrón eres, si no fuera por el pollón que tienes…

  • Tenho que pasar a note aquí e pensei em vernos, vocé sabe…

  • Jajajajaja, claro que sé, tú lo que quieres es descargar…

  • Siii, además, te advirto que levo una semana sim foder por que minha mulher se enojó conmigo, tenho os huevos a reventar.

  • Puto cabrón portugués, no me creo que tu estés una semana sin joder.

  • Eu te prometo bicha (maricón)

  • ¿Dónde vas a dormir?

  • Vou dormir no camión, aquí na fábrica.

  • ¿Por qué no coges un taxi y te vienes a dormir aquí? Te mando la dirección.

  • Nao quero incomodar…

  • Tu no molestas, además, pienso cobrármelo.

  • Está bem, assim que cargue e estacione vou para allá.

Me preparé para recibirle, lo primero la higiene íntima, además, para mí es muy erótico y excitante el momento de ponerme los enemas, me caliento mucho, luego una buena ducha, limpiar bien la polla, los huevos, el ano, me perfumé y me coloqué las anillas en los pezones, me gusta ir por casa con un caftán marroquí por toda indumentaria, tengo varios, me coloqué uno limpio y me senté en el chaise longue a esperar a José viendo porno en el portátil.

Cuando sonó el portero automático pegué un respingo, estaba nervioso como una colegiala el día que la van a desvirgar, abrí y esperé detrás de la puerta, ansioso, ni siquiera le dio tiempo a llamar al timbre.

  • Hola puta.

Allí estaba, moreno, fuerte, hermoso, con su barba negra, su cabeza rapada, sus labios gruesos y su sonrisa perfecta, cerré la puerta, acerqué mi boca a la suya y le besé, soltó la bolsa que traía y me abrazó, nos unimos en un beso húmedo y nuestras lenguas se cruzaron.

  • ¡Joder bicha! Al menos deixame tomar banho.

  • Vamos cabrón, te enseñaré el cuarto de baño, aunque – olía a sudor y eso todavía me ponía más cachondo – no se si me gusta que te quites ese olor.

  • Não entendo como podes llevar tanto tempo casado com una mulher com lo puta que vocé es.

  • Yo tampoco.

Le acompañé al baño y le entregué una toalla, mientras se duchaba me serví un vodka con tónica y me senté a esperarlo, cuando salió me quedé atónito, todavía húmedo, con la toalla a la cintura, el pecho amplio, los brazos, las piernas fuertes, el vientre, todo cubierto de espeso vello negro.

  • ¡Madre de dios!

Me puse de pie y saqué el caftán por la cabeza arrojándolo al suelo, me quedé desnudo con una erección que dolía, me acerqué mirándolo a aquellos ojos oscuros y tiré de la toalla, su enorme polla y sus huevos peludos quedaron a la vista.

  • Joder.

Le eché mis brazos al cuello y uní mi boca a la suya, metió su lengua y jugó con la mía, mordió mis labios y volvió a introducirme la lengua, sus manos agarraron mis nalgas y me apretaron contra su cuerpo mientras continuábamos con nuestro largo y húmedo beso, me dio la vuelta y se apretó contra mi espalda, me rodeó con sus brazos y sentí su miembro contra mis nalgas mientras besaba mi nuca, mordía el lóbulo de mi oreja y echaba su aliento cálido en mi cuello, sentí un hormigueo subir por mi estómago.

  • Mmmmmmm

  • Está calente como uma perra.

Mi mano derecha subió y agarré su cabeza para apretarle contra mí mientras dejaba que mordiera mi cuello, su mano izquierda recorrió mi vientre hasta agarrar mi polla mientras la derecha agarraba el arete de mi pezón y tiraba.

  • ¡Aaahh! ¡Cabrón portugués! ¡Como me tienes!

  • Puta, tu és a minha puta, vou te matar de gusto.

  • Siiiiii, fóllame – mi mano izquierda se fue hacia atrás, hacia sus nalgas – fóllame, pedazo de cabrón.

Me solté, le tomé de la mano y lo llevé al sillón tántrico, lo hice sentarse en la parte baja con la espalda en la más alta, le besé en la boca, mordí sus labios, bajé a su pecho, con la mano pellizqué uno de sus gordos y oscuros pezones mientras mordía y tiraba con las dientes del otro.

  • ¡Ay! Puta, eso duele.

Llegué a su polla, la agarré con la mano y apretando hacia abajo dejé al descubierto el glande, con la otra mano agarré sus enormes y peludos huevos, me agaché, los olí y los chupé, me los introduje uno a uno en la boca para juguetear con ellos.

  • Uuuuuuuh, você e buona com a lingua, bicha.

Con la punta de la lengua recorrí todo el tronco de su enorme polla hasta el frenillo, jugué con el, lamí los bordes del glande, introduje la punta en el agujero, me metí parte del glande en la boca y chupé, mientras, mi mano subía y bajaba pajeándolo suavemente aprovechando mi saliva que lo lubricaba.

  • Uuuuuuuh, vais fazerme venirme.

Le miré a la cara y sonreí, con la mano izquierda comencé a masajearle el perinéo mientras aumentaba el ritmo de la paja apretando aquel monstruo, chupando la punta del glande, y cada vez más rápido con la mano hasta que noté la rigidez de su cuerpo.

  • Foder, Foder, estou a gozarrrrrrr, puta, putaaaaaa.

Comenzó a eyacular mientras yo continuaba pajeándolo para que le durará más el orgasmo, soltó una cantidad de semen increíble, llegó a mi cara, a su vientre, a su pecho, resbalaba por su polla hasta sus huevos…

  • Foder bicha, me matas.

  • Sí te crees que has acabado vas listo.

  • Preciso reposar, puta.

  • ¿Seguro? Ya veremos.

Lamí sus huevos recogiendo el semen que los manchaba, sabía amargo, limpié su polla, el glande, recogí el de su vientre y el de su pecho, me senté ante el, abrí las piernas, tomé lubricante y me introduje un dedo en el ano.

  • Mmmmmm, mira, portugués cabrón. - Me estaba dilatando el ojete, metí un segundo dedo – te está buscando.

  • Foder, você é una puta viciosa.

Su polla que empezaba a decaer volvió a adquirir volumen y dureza, le coloqué un preservativo y la embadurné de lubricante, me coloqué sobre el a horcajadas y coloqué la punta de aquel monstruo en el agujero, sabía que iba a doler.

  • Ay, ay, ay, aaaayyy.

Mi esfínter se estaba abriendo para dejar paso a aquella polla, el momento de vencer la resistencia me hizo sentir un ramalazo de dolor.

  • Hijo de puuuuta.

  • Já está, minha niña, Já está.

Aguanté unos momentos esperando a que mi ojete dilatado se adaptara y poco a poco me fui bajando haciendo que mis entrañas se fueran abriendo hasta que me encontré sentado sobre sus huevos, me agarró con sus manos las nalgas y me las abrió mientras comenzaba a dar empujones clavándome aquella verga.

  • Ay, ay cabrón, ay mi culo, mi culo, hijo de puta.

  • Plaf, Plaf, Plaf, Plaf. – sonaban sus golpes de pelvis.

Se incorporó obligándome a echarme hacia atrás, comencé a mover las caderas adelante y atrás y el placer que sentía me volvía loco, José me besó en la boca, metió su lengua, besó mi cuello, mordió mis pezones mientras con sus manos en mis nalgas acompañaba mis movimientos de caderas.

  • Ay José, ay, ay, me matas cabrón, me matas.

  • Aguanta bicha, aguanta.

  • Ay, ay mi culo, ay, ayyyyyy.

  • Levanta puta.

Me obligó a levantarme, su polla salió de mi culo con un sonido líquido.

  • Puta, vou te castigar por ser tan puta.

  • Sí, castígame, castígame.

Me colocó a cuatro patas sobre la parte baja del sillón con las manos en la parte alta, se puso detrás de mí con sus manazas en las caderas.

  • Esto e o que você gosta, puta, que te domine.

  • Siiiiii, follame, rómpeme el culo.

Poco a poco, aquella verga fue entrando en mi culo dilatado.

  • Uuuuffffffff, como entra, puta.

  • Siiiiiiiii, dármela entera.

Pronto sus huevos chocaron con mi perinéo, comenzó a meterla y sacarla primero lentamente para ir moviéndose cada vez mas rápido.

  • Ay, ay, ay mi culo, mi culo, ay, ay que me matas.

  • Plaf Plaf Plaf Plaf Plaf

No sé cuánto tiempo estuvimos así, ese portugués es incansable cuando coge el ritmo, su polla entraba y salía de mi culo que ya me ardía, sus dedos se hundía en mis carnes, ambos estábamos cubiertos de sudor, el ambiente olía a hombre, a sexo…

  • Ay, ay mi culo, ay, ay, mis piernas, cabrón.

  • Puta, puta, putaaaaaaa.

Comencé a sentir ese cosquilleo en los pies, mi corazón se aceleraba, notaba la presión en la cara, me sentí como un volcán en erupción, un placer intenso, casi incontrolable, una sensación muy profunda, como si hubieran encendido un fuego que se extendía por todo mi cuerpo, moviéndose lentamente por mi pecho haciéndome temblar, me corrí con esa lentitud que no tiene la descarga rápida de la eyaculación con el pene, una descarga de semen abundante, continúa.

  • Aaaaaaaaaaahhhhhhhhhh.

Un lamento que me salió de dentro, involuntario, sincero, en ese momento José sacó su polla, se arrancó el preservativo y se corrió sobre mi espalda, caí derrengado sobre el sillón, mi esfínter latía y me escocia, todavía algunos temblores recorrían mi cuerpo, este portugués sabe encontrar mi próstata como nadie.

Me desperté antes del amanecer, José dormía a mi lado desnudo, tenía una increíble erección.

  • ¡Hijo de puta! ¿Qué coño estará soñando?

Me levanté, me puse el caftán y salí a la terraza, allí había puesto una zona de estar con un sofá y unos sillones, una zona de comer con una mesa, seis sillas y una enorme barbacoa de gas, me senté en uno de los sillones, continuaba el escozor en el esfínter, me preparé un pitillo de maría y miré el amanecer, sonó el despertador en el cuarto, debían de ser las seis, José apareció desnudo en la puerta.

  • Vou fazer o desayuno, querés?

  • Por supuesto – miraba su polla, hipnotizado.