Estoy loco... Por mi psicóloga (1)

Tras toda una vida de drogas, crimen y auto-destrucción, Nacho es empujado por su ex novia justo antes de cortar con ella al psicólogo. Allí descubrirá que aquello de lo que ha querido escapar toda la vida es inexpugnable: La realidad. Por suerte, conocerá a una su sexy psicóloga: Raija.

La puerta se abrió repentinamente, sin ningún resquicio de delicadeza.

― ¡Dios! ― Gritó la doctora, sentada al otro lado de un escritorio color ocre. ― Qué susto… ¿No podría haber esperado a que le llamase?

― Cállate, puta zorra. Estoy en mi puto derecho de abrir cuando me venga en gana.

La doctora levantó la mirada incrédula ante mis palabras. Que se joda la comecocos, el cliente siempre tiene la razón, y más si soy yo. Seguramente era de las típicas pijitas mojigatas a la que nunca le han dicho las cosas como son.

― ¿No cree que su actitud es como mínimo impertinente?

― Mira, me suda todo el rabo tu opinión y lo que tengas que decirme. De hecho, estoy aquí porque mi hasta ayer novia me dijo que tenía que buscar ayuda urgentemente, porque según ella por mi actitud debo tener algún tipo de trastorno mental y ese tipo de gilipolleces. Me la suda, le di una puta paliza y la mandé a la mierda, pero ya que me dio el bono, lo uso.

Posó su delicada mirada marrón sobre mis ojos desafiantes, como intentando descifrar algo. Joder, como odio que las personas me miren fijamente, ¿Acaso tengo algo en la puta cara? ¿Eh, es eso?

― Está bien, siéntese.

Avancé hasta la silla que estaba delante suyo y tomé asiento, arrastrando el asiento de la manera más ruidosa posible. Que esta puta no se crea que me puede calar tan fácilmente.

― Lo primero es lo primero, mi nombre es Raija , ¿Usted como se llama?

― ¿Raija? ¿Qué nombre de mierda es ese?

― Es finlandés.

― ¿Eres guiri?

― Tengo ascendencia finlandesa, sí.

― Joder, hija de guiris, de lo peor.

― Nieta, en todo caso.

― ¿A quién le importa?

Paró un momento de hablarme, y se puso a teclear algo en su ordenador.

― ¿Cómo se llama usted?

― Me llamo Nacho , pero soy más conocido como “ El dueño ”.

― Curioso sobrenombre.

― Es porque estoy metido en el narcotráfico de la ciudad, y básicamente la controlo.

Hizo un gesto con su ceño que no me gustó en absoluto, y siguió tecleando. Esa zorra estaba poniendo a prueba mi paciencia, y si buscaba movida la iba a encontrar más pronto que tarde.

― Está bien, Nacho, conversemos distendidamente. Cuénteme cosas sobre su infancia.

― Sé muy bien cómo va esto, ahora empiezas a preguntar movidas, deduces cosas y te haces una imagen de mí, con la que juzgas mi comportamiento. Qué le follen a eso, y que te follen a ti.

― Verá, ha dejado claro que no le importa lo que tenga que decirle ni mi opinión, por lo que procuraré ser lo más objetiva posible, y no juzgar sus decisiones vitales. De todos modos, ya que ha venido hasta aquí, podría dejarme ejercer mi profesión, ¿No cree?

Esta zorrita estaba intentando jugar con mi mente, y si de algo estaba seguro es de que no se lo pondría fácil. Aunque, puestos a perder el tiempo, hagámoslo bien.

―Está bien. ¿Quiere que le cuente mi infancia? Aquí va…

.

Me crié en el seno de una familia pobre, siempre preocupada por pagar rentas y aparentar falsa solvencia económica.

Mi padre trabajaba en una oficina prácticamente todo el día, mientras que mi madre hacía labores del hogar y se quedaba conmigo y mi hermana menor.

Vivíamos en un puto zulo de mierda, en un barrio de mierda llamado Torrenegra , rodeados de la peor calaña. Se podría considerar como un puto gueto de ladrones, drogadictos, exconvictos, violadores y mafiosos. Supongo que todo fue un plan estratégico del gobierno, o alguna mierda así. Para evitar problemas a los demás, llevaban a cabo sus artimañas socioeconómicas para lograr concentrar toda la podredumbre en el mismo lugar. Y, joder, vaya que si lo consiguieron.

Para ser sincero, considero que mi infancia fue una putísima mierda. Y lo sé, suena a cliché de película de terror, pero es la puta verdad.

A los diez años empecé a fumar tabaco con mis amigos del barrio mientras nos divertíamos tirando piedras a gatos. De hecho, una vez maté a uno de un piedrazo. Solíamos quedarnos en la calle tirados sin asistir a clase, porque era un jodido coñazo… ¿Y de quién coño es la culpa? ¡Yo que sé! ¿Mía? ¿Del sistema? ¿De mi profesor? ¿De todo a la vez? La verdad, ya no sirve de una jodida mierda pensar en eso…

Para los doce, ya estaba liándome mis primeros porritos, y joder me aficioné que flipas a la marihuana, me hacía olvidar toda la mierda que pasaba en casa, a los imbéciles de mis padres, a la responsabilidad de cuidar a mi hermana. Era como una morfina vital que todos necesitábamos en medio de ese infierno urbanístico.

Con la cocaína y el Speed comencé en una fiesta a los catorce. En ese momento ya me dedicaba a robar aquí y allá para reunir suficiente dinero para mis vicios, todo con un grupo de amigos que también se drogaban y necesitaban dinero para meterse mierda de la buena. Había atracado señoras mayores, allanado pisos y una vez nos la jugamos y logramos atracar un banco. Sí, aunque no te lo creas, había bancos en un puto barrio infecto como ese. Carne de atraco, por supuesto.

Mi perdición fue la puta heroína. Dios, la mejor droga que existe. Me dejaba volando entre el cielo y el paraíso durante horas, y sentía que todo estaba bien. A pesar de que cuando tenía 17, edad a la que empecé a consumirla, se suicidó mi madre. Sí, un día entré a casa y me la encontré colgando de la puta lámpara. Lo peor es que no pude sentir pena, era una jodida zorra que nos había jodido la vida. Pero eso me causaba aún más ansiedad y tristeza, y necesitaba meterme heroína para olvidarlo todo. Y joder, funcionaba.

.

― De acuerdo…

No paraba de teclear cosas. Me estaba poniendo de los putos nervios.

― Cuéntame cosas de tus padres.

.

Mis padres eran unos incompetentes y unos imbéciles.

Mi padre, como ya he dicho trabajaba en una oficina, pero por problemas con el alcohol, lo terminaron echando, dejando a mi familia sin ningún tipo de sustento económico, sumidos en la miseria. Solía llegar a casa borracho los fines de semana, nos gritaba y pegaba a mi madre. Luego, mi hermana, que siempre venía asustada a mi cuarto, y yo teníamos que oír como la violaba repetidas veces a lo largo de la noche. En general, un jodido desgraciado.

Mi madre era una loba con piel de cordero. Cara a los demás era una madre de ensueño, pero en la intimidad de nuestro hogar nos insultaba y pegaba cada vez que podía. Supongo que con alguien tenía que quitarse la frustración de estar casada con un violador alcohólico y fracasado, yo que coño sé… Al final, después de que echaran a mi padre del trabajo y proliferaran sus borracheras y violaciones, decidió quitarse de en medio, como una jodida cobarde, y nos dejó solos con el hijo de la gran puta de mi padre. De más está decir, que cuando cumplí 18, cogí a mi hermana y nos largamos de casa. Nunca más supe de él, ni quiero.

.

―Entiendo…

De más está decir que seguía tecleando.

― ¿Y qué tal se llevaba con su hermana?

.

Mi hermana tiene un año menos que yo. No estoy seguro de donde se encuentra ahora mismo, pero aún recuerdo que yo era su único apoyo en esos momentos tan oscuros. De todas formas, las cosas tampoco acabaron bien con ella.

Verás, cuando nos fuimos de casa estuvimos viviendo en la calle durante un año, hasta que encontré un trabajo de mierda de camarero en el que me pagaban una miseria por prácticamente estar esclavizado de seis de la mañana a diez de la noche, excepto el fin de semana y el viernes por la tarde, que libraba y aprovechaba para robar con mi grupo de siempre y poder pagarme la heroína y la cocaína. De todas maneras, ese trabajo de mierda me daba lo suficiente para alquilar un pisucho bochornoso en un barrio tan asqueroso como el que vivía. La cosa es que mi hermana tuvo que dejar los estudios y ponerse a trabajar con 18 años recién cumplidos.

Me dijo que estaba currando de reponedora en un supermercado, pero un día, volví del trabajo temprano y la pillé comiéndole la polla a un viejo en el sofá.

Descubrí que mi hermanita había fingido estar trabajando de reponedora durante todo este tiempo, pero que prefería cobrar por hacer mamadas, cubanas y porque le rompieran el coño y el culo. Valiente zorra, era puta y encima se traía los clientes a nuestra casa sin consultármelo y sin ningún tipo de delicadeza para con mi ya jodida estabilidad mental.

De más está decir que le pegué tres hostias a ese viejales que se estaba aprovechando de la situación desesperada de una joven puta y vaga, la cual prefería rebajarse a hurgar bajo el prepucio de un puto viejo antes que trabajar honradamente.

Le dije a mi hermana las cosas como eran, que era una jodida furcia asquerosa, y que lo que se merecía era que la echase de casa. Ella replicó que quien coño me creía yo, que era un hijo de puta y que ella aportaba también dinero a la casa, así que era de ambos.

No sabes la puta rabia que me dio aquello. Entonces, lo sentí por primera vez. Joder, no sé si era genética o que cojones, pero quería joderle la vida a esa furcia, tal como hizo mi padre con mi madre.

― Está bien… Ya que eres una ramera sin honor ni dignidad, y yo soy un hijo de puta, hagamos una cosa.

― ¿Qué coño quieres?

― Me pregunto si a tus amigos y amigas del barrio les gustaría saber que chupas y envuelves vaginal y analmente pollas por dinero…

― ¿Qué estás insinuando?

― No estoy insinuando nada, te lo estoy diciendo directamente. A partir de hoy serás mi puta personal, pero gratis. A no ser que quieras que cuente a todo el mundo a lo que te dedicas. Sería gracioso ver una fila de conocidos y amigo tuyos esperando frente a nuestra puerta para catarte.

Al recordar la mirada asustada de mi hermana, cual corderito que está a punto de ser degollado, me pongo como una moto… ¡Qué sensación de poder! ¡Qué pedazo de subidón!

―No serías capaz…

―Pruébame. Te juro que te jodo la vida, puta cerda folla-viejos.

―Pero… Tú… Hermanito… No puedes… Es una broma, ¿Verdad? Va, deja de bromear…

―Con el dinero que ganes y parte del que gane yo voy a elegir la lencería que más me guste y te la vas a poner para mí. Pienso follarte cuando me venga en gana y como me venga en gana. NO ES UNA PUTA BROMA, ¿PILLAS?

― ¡Serás hijo de puta! ¡No me puedo creer que me hagas esto! ¡Se supone que eras la única persona en la que confiaba!

― Eso no va a cambiar, puedes seguir confiando en mí. Pero eso no quita el hecho de que eres un putón verbenero del que voy a disfrutar todo lo que quiera.

― No puedes hacerme esto… ― Veía sus lágrimas caer, pero no sentía nada. De hecho, estaba empezando a excitarme verla de esa forma. ― Tú… No puedes…

Y sí, al cabo de unos días le hice comprarse la lencería que más me gusto en una revista de moda femenina que compré para la ocasión, y le di sus instrucciones.

―De acuerdo, esta noche es la gran noche. Cuando vuelvo de trabajar siempre suelo tener ganas de mear, y si no, tranquila, ya me encargaré yo de que así sea. Quiero que me esperes con la lencería puesta, encerrada dentro del baño, de rodillas y con la boca abierta. Tú vas a ser mi váter, voy a echarte la meada directa en la boca, y no quiero ningún tipo de queja, reproche o mala cara. Me da igual como, me da igual si lo finges, pero quiero verte disfrutar cada segundo de las cerdadas que voy a hacerte. De todas formas, después de rebuscar en los bajos de un abuelo maloliente, supongo que tendrás estómago para todo… Si todo va bien, nadie se enterará de que eres furcia de profesión, y podrás seguir ejerciendo como tal para comprarte tus caprichitos.

Podrás imaginarte como estaba cuando llegué de trabajar, con una lencería negra de putón, con tacones de zorrón y con sus mejillas encendidas en rojo debido seguramente a una mezcla entre ira y miedo, justo en la posición que le dije.

― Joder, así me gusta hermanita. Siempre lista para recibir la meadita de tu amo.

Sin más rodeos, me bajé el pantalón, me saqué la polla, aún flácida, e indicándole que abriese la boca, meé en su boca sin ningún tipo de piedad. La verdad es que mantuvo la expresión bastante bien, pensaba que incluso le iban a dar arcadas, pero se ve que el hacer según qué cosas en su corto período dentro de la profesión de ramera, le había servido para tener la piel más gruesa ante situaciones de esta índole.

―Mmmmm que a gusto se queda uno después de mear. Bien, ahora saboréalo un rato y trágatelo.

Empezó a remover la meada dentro de su boca, con los ojos cerrados, y poniendo una cara de placer, por la cual, si era fingida, tendrían que darle un Óscar.

Y sin más dilación, se tragó todo la muy puerca.

― Joder, que puta cerda, hermanita. Así me gusta. Ahora lávate bien los dientes, que no quiero que te sepa la boca a pis cuando te morreé como un gorrino. Te espero desnudo en el salón para que me hagas una buena mamada de esas que tan buena fama te han dado.

Mientras ella se cepillaba sus dientes, yo cumplí mis palabras y me desnudé del todo. Mientras ella se preparaba me masturbé un poco para que ya me viera con el rabo tieso. No tardó mucho en ponerse totalmente férreo, probablemente por la excitación de todo lo que estaba viviendo, y por el hecho de poder hacerle lo que quisiese a mi hermana.

Apareció ella, con la mirada algo gacha y empezando a quitarse la prenda que cubría levemente todo su torso. Ahora si que estaba empezando a poderle la situación.

― Mírame, esclava. Es una orden.

Sus ojos llorosos se posaron en los míos. Incluso para una sucia furcia como ella la situación le estaba empezando a venir claramente grande.

― Quiero probar la técnica de mi hermanita haciendo mamadas. No escatimes para nada, lame todo el tronco, el capullo, métete mis dos huevos a la vez en la boca. Hazme una mamada completa de esas que le haces a tus clientes.

―Como quieras.

―Oh, y por supuesto, queda prohibido apartar tu mirada de la mía ni ir demasiado rápido para que me corra y que esto acabe rápido. Quiero tomarme mi tiempo, mirándonos mientras me la chupas como una cualquiera.

Dispuesta a cumplir cada una de mis órdenes, mi hermana empezó a jugar con su lengua a través de toda la longitud de mi falo, dejándolo embadurnado de saliva. La muy guarra lo había dejado brillante de tanta lengua. Siguiendo con la calentura, empezó a pasar su boca y cara por mis huevos, parándose a aspirar el olor de vez en cuando. La hija de la gran puta me estaba poniendo burrísimo. Intercalaba ambos huevos, en un sensual juego que casi parecía tener de objetivo discernir con la boca cual pesaba más, y finalmente se tragó todo mi escroto entero hasta que tocó con su paladar.

― ¡Joder! ¡Qué mamadora nata! ¡Tienes un don, hermanita!

Siguió besuqueando mi erecta polla hasta que llegó al capullo, en el cual comenzó a hacer danzar su lengua. Lamida por aquí y lamida por allá, inició el estímulo directo del frenillo.

― ¡Qué brutal mamada! ¡Sácate las peras que quiero meterla entre tus tetorros!

Se quitó el sujetador que le tapaba las tetas y empezó una cubana de campeonato, aprisionando mi polla con sus berzas y realizando un sube y baja exquisito que me arrancaba algún que otro gemido. Tenía mucha técnica haciendo cubanas, eso por descontado, al fin y al cabo, su profesión lo requería. Hacía movimientos diagonales con sus pechos, otorgando más fricción a mi miembro, y lamía la cabeza de mi virilidad cada vez que sobresalía por encima de su canalillo. Le hice parar un momento, se tumbó en el sofá y, poniéndome encima, le follé las tetas bien rico, obligándole a juntarlas sobre mi excitado amiguito con sus propias manos.

― Qué buenas tetas… Berzas de primera las que tiene mi putita personal…

Tras un rato de mete-saca mamario, cesé repentinamente mi movimiento, y aprisionándola bajo mi cuerpo, considerablemente más robusto que el suyo, puesto que, a parte de la obvia diferencia en la complexión por género, yo estaba metido en el MMA por aquella época, empecé a morrearla como un gorrino, metiéndole mi lengua hasta la campanilla. Aunque al principio se resistía, poco a poco se fue destensando y empezó a colaborar activamente en el beso.

El descontrol llegó cuando llevábamos besándonos unos minutos. Pasamos a lamernos el cuello recíprocamente y fue entonces cuando el morbo incestuoso nos llevó a literalmente pasar la lengua ajena por la cara del otro.

― ¿Estás disfrutando de esto, puta ramera?

― No sé… O sea… Me estás poniendo muy cachonda, pero esto no está bien… Somos he-

― ¡¿Y está bien comerle la polla a un viejo por dinero?! ¡No te hagas la santurrona ahora! ¡Claro que te está dejando el coño como una balsa hacerlo con tu hermanito!

― ¡Vale! ¡Lo reconozco! ¡Estás muy bueno y fuerte, y me estás haciendo sentir muy bien!

― Eso está genial, pero no te desvíes de tu objetivo. Eres mi putita personal, y la cosa es que YO reciba placer.

―Por supuesto, amo…

Comenzamos a follar como locos después de ese comentario. Sinceramente, no recuerdo el número de posiciones que hicimos exactamente, pero puedo asegurar que mi hermanita era una puta de primera, y que fue una sesión de sexo increíble. De las mejores que recuerdo, de hecho. El misionero, La amazona, contra la pared, la francesa, el sapo, la milhoja, el visitante, el nirvana… Joder, practicamos todas las posiciones habidas y por haber, y sin dejar de morrearnos y magrearnos el uno al otro.

― Me voy a correr, Nach- Amo.

―Te doy permiso.

Acelerando el ritmo en la posición de la amazona, su coño empezó a palpitar como loco mientras profundizaba nuestro beso francés, y sus piernas comenzaron con el tembleque propio de un orgasmo de esos que ponen los ojos en blanco… ¡El putón de mi hermana se había corrido con mi explorador metido hasta el fondo de su cuevita! ¿Se puede ser más puta que temblando de placer por correrte empalada por el rabo de tu hermano?

Eso, como es de esperar, fue la gota que colmó el vaso, y en un movimiento rápido, la tumbé en el sofá boca arriba y empecé a masturbarme a una velocidad exagerada a la vez que me comía la boca como un animal con ella.

Cuando sentí el orgasmo venir, me aparté de su boca y dirigí mi polla a sus tetorros de infarto.

― ¡ME VOY A CORRER, JODIDA FURCIA! ¡PÍDEME LA LECHE EN TUS TETAS!

― ¡QUIERO QUE MI AMO SE CORRA EN MIS PECHOS DE FURCIA! ¡HE SIDO MALA Y NECESITO SER MARCADA CON EL SEMEN DE UN MACHO ALPHA COMO MI HERMANITO!

― ¡JODER! ¡TOMA LECHITA RECIÉN EXPRIMIDA EN TUS TETAS, PUTO ZORRÓN!

En general le llené el entreteto de lefa, aunque los primeros trallazos fueron a parar a su cara. La imagen de ver a mi hermana humillada bajo un torrente de mi leche me dejó totalmente satisfecho.

De todas maneras, aquello no duró mucho. Tras algunos meses de tener a mi hermana como puta personal, y de gozar de orgásmicas sesiones de sexo animal con ella, un día llegué a casa y se había ido. Supongo que tuvo miedo de ser descubierta, o de estar disfrutando tanto del cuerpo de su hermano, así que decidió dejarlo todo he irse lejos. Lo único que me queda de ella es una nota telegráfica… “ Adiós. Alicia, tu hermana y amante ”. Desde ese día, con 21 años, jamás volví a verla. Por mí, se puede pudrir como el resto del mundo.

.

―Vale… Entonces mantuvo una relación incestuosa con su hermana… Pero por sus comentarios veo que solo a nivel sexual…

― ¿Qué te crees, que estoy enamorado de mi hermana o algo así?

― Verá, Nacho. No sería difícil que en una situación tan comprometida como la vivida con sus padres, en donde fue testigo de abusos familiares, el vínculo con su hermana se reforzara hasta crear algo que en una situación normal no se daría fácilmente. No estoy afirmando nada, simplemente quiero barajar todas las posibilidades de su diagnóstico. Lo más provechoso para ambos sería que respondiese a mis preguntas sin estar continuamente juzgando su sentido.

―Joder… Está bien, puta guiri… ¿Fue solo sexual? Sí. No sentía amor romántico por mi hermana.

Volvió a teclear.

― ¡PARA DE UNA PUTA VEZ YA! ― No pude controlar mi irá y grité, levantándome y dando una hostia en la mesa, cual oso cabreado. ― ¿QUÉ COÑO ESCRIBES TODO EL RATO, EH?

―No está siendo muy racional, Nacho. Verá, soy psicóloga. No le hago preguntas por amor al arte, voy apuntando cosas que son interesantes a la hora de diagnosticarle. Y eso lo saco de sus preguntas y comportamiento para conmigo. No hay un complot contra usted en este mundo, debería de dejar de comportarse así.

― ¿Dónde coño está la objetividad que decías que ibas a tener, eh?

― Oh, créame, estoy siendo altamente objetiva, y sobre todo paciente.

― Joder con la guiri…

―Volvamos al asunto que nos atañe… Cuénteme por último que pasó luego de esa relación que tuvo con su hermana. Y tranquilícese, por hoy está será la última pregunta.

.

Bueno, luego de la marcha de mi hermana y de su dinero, cuando yo tenía 21 años, el trabajo no me daba para cubrir el alquiler, así que decidí meterme de lleno en el mundo del robo, y a raíz de ello empecé con el rollo del narcotráfico.

Al principio hacía solo robos, ya sabes… En tiendas, casas, particulares y como mucho alguna casa de una persona que sabíamos que era rica, o uno de los bancos carnaza de mi barrio, pero nos dimos cuenta de que podíamos sacar mucho más provecho de otro mundo que precisamente nosotros conocíamos muy bien: El de las drogas. Además de que era negocio seguro, tendríamos más fácil acceso (y seguramente más barato) a muchos tipos de drogas.

En aproximadamente dos años, después de que la distribución de cocaína y marihuana fuese un éxito moderado que me permitió al menos pagar el alquiler religiosamente, un amigo metió a su primo, que era Químico de profesión, en el ajo. El primo de mi amigo era un frikazo de 25 años de la hostia, pero debido a la posición que tenía en una empresa química de renombre, tenía un laboratorio en miniatura montado en el garaje de su casa adosada.

El cabrón sería un frikazo, pero como se las gastaba el hijo de puta. Le gustaban más las drogas que a un tonto un palo, y cuando vio la oportunidad de sintetizarlas para consumirlas y encima ganar dinero con lo que le sobraba, no dudó en apuntarse. Tomamos las precauciones pertinentes, pero puesto que el barrio donde vivía este hombre era un barrio de bien, no tuvimos ningún problema al menos durante los dos primeros años. Supongo que nadie se esperaría que ahí se estuviesen produciendo drogas de todo tipo, aunque aún a pequeña escala.

Este cabrón sintetizó de todo… LSD, 2CB, MDMA, DMT, PCP, bufotenina y demás sustancias psicotrópicas y/o empatógenas.

Por supuesto, las probé todas. Joder, las sustancias alucinógenas son la hostia, aunque obviamente no provocan la misma satisfacción que la heroína. Es como si todo el mundo se distorsionase a tu alrededor, en una masa infame de colores y fractales. Justo lo que quería en ese momento, que todo se fuese a la puta mierda. Dicen que activan el pensamiento lateral y que descubres cosas de ti que no sabías, pero yo no sentí nada de eso. Supongo que fue porque estoy vacío por dentro, quien coño sabe…

En esos dos años empezamos a ganar dinero por un tuvo. Me cambié de casa a una algo más lujosa, y por fin salí de ese barrio de mierda en el que crecí y me jodí la vida. El dinero que me sobraba, que durante esos años empezaba a ser importante, y parecía tender a infinito, me lo gastaba a partes iguales en drogas, ropa de marca y putas de lujo.

Sí, tras lo vivido con mi hermana, no me podía quitar el sexo de la cabeza, así que pagaba las putas de lujo más tetonas, culonas y guarras de la ciudad. A veces, incluso las hacía venir de dos en dos.

Una vez recuerdo que me hice mi propio surtido de zorrones: Una española, una latina, una negra, una rubia nórdica, una asiática y una mora. Todas a la vez.

La asiática comiéndome el ojete, la nórdica mamándome la polla, la negra pasándome sus tetas gigantes por la espalda, la española dejándome magrear su culazo y la latina, que era una belleza de cara, besándome con lengua como una cerda. Un paisaje idílico, por supuesto. Fue caro, pero me la suda, fue la hostia.

.

― Si me permite…

Escribió algo más en el ordenador y tras hacerlo me miró fijamente.

― Si me permites, voy a dar un primer diagnóstico sobre tu caso, aunque es simplemente eso: un primer diagnóstico. Intentaré ser lo más objetiva posible, pero entiende que toda tesis está sujeta a una opinión, al fin y al cabo.

―Corta el rollo y di lo que tengas que decir, puta guiri.

―Primero: Por su conducta agresiva transitoria y explosiva, exageración en las situaciones que considera intimidantes y lenguaje soez persistente e intencionado, es más que probable que usted sufra un TEI(Trastorno Explosivo Intermitente) .                                                                                            Segundo: Su conducta estrictamente machista, odio y cosificación hacia para con las mujeres, adicciones a todo tipo de estímulos, comportamientos autodestructivos y pensamientos nihilistas probablemente vienen ligados a los diversos traumas familiares que ha sufrido, como la falta de amor de sus padres, la violencia doméstica, la distorsión de la relación fraternal con su hermana o la frustración de no poder ayudar de ninguna manera a ninguno de sus seres queridos más cercanos. Este desencadenamiento de factores tóxicos a través de un evento traumático se denomina comúnmente TEPT (Trastorno de estrés postraumático). Tercero: El hecho de que sea usted adicto a toda clase de drogas, al sexo y a la adrenalina de humillar y quedar por encima de los demás es claro síntoma de que padece un TOC (Trastorno Obsesivo-Compulsivo) . Es común en personas con infancias y adolescencias tan extremadamente traumáticas como la suya desencadenar cuadros constantes de ansiedad que se intentan remediar con comportamientos compulsivos, los cuales suelen desembocar en adicciones.                Cuarto: A juzgar por sus afirmaciones narcisistas, nula empatía y remordimientos, maltrato animal temprano y continua violación de las normas sociales impuestas es posible que usted sufre uno de los tipos más graves de TPA (Trastorno antisocial de la personalidad) , una comúnmente llamada psicopatía.

Debo reconocerlo, esa hija de puta me había acojonado. Había descrito todos mis problemas a la perfección y de manera perfectamente justificada, y por primera vez pensé que lo que dijo mi ex era cierto…

SOY UN ENFERMO MENTAL.