Estoy al 3% (Epílogo)

Al fin normalizada mi vida sexual, consigo mi sueño... un trio.

ESTOY AL 3%

(5ª Parte - Epílogo)

Imagino que han leído mis relatos anteriores; en el cual les confesaba mi escasa y escuálida vida sexual y la posterior e inesperada resolución del caso. Pues bien, en mi relato anterior, yo, optimista por naturaleza, pensé que la cosa estaba resuelta y que como hace unos días decían las estadísticas de los españoles, me colocaría en un 30% anual o algo así….

Pero me adelanto, lean lo que viene a continuación

Durante una temporada, de forma esporádica, Fabia y Juan, tuvieron algunos encuentros "de entrenamiento", de cara a realizar un trío en condiciones; para ir tomando confianza; yo los dejé hacer, porque sabia que al final esa espera se me retribuiría de forma placentera, y porque cada vez que Fabia volvía de tales citas, la temperatura en mi casa, subía de forma espectacular, quedando completamente saciado de sexo y felizmente agotado.

He de decir que estuvimos intentando de forma desastrosa (Fabia y yo), algo de sexo anal, fue un completo fracaso, no obstante, gracias a los consejos de Lolo un amigo homosexual, pude al fin poseer el otro agujero de mi mujer, y a plena satisfacción de ambos, dominio necesario para realizar un trío tipo HMH (pienso yo).

Junto con Juan, quedamos resuelto el asunto del trío, juntarnos en casa un día que los vecinos no estuvieran (recuerdo, la hermana de mi mujer), y lo haríamos de la siguiente manera: primero unas copas para entrar en ambiente, después Fabia se "dejaría" coger alternativamente por uno y otro, otras copas para descansar, comida y después una cogida conjunta, alternando Juan y yo por ambos agujeros y después lo que saliera o fuéramos capaces.

Bueno, el día previsto (un sábado), preparamos velas variadas, comida en plan picoteo, bebida para un regimiento y otros detalles mas técnicos tales como los enemas (siguiendo los consejos de Lolo)... etc.

Bueno, un detalle tonto, pero que por lo que sea nos pareció importante, fue el atuendo de Fabia, al final decidimos (bueno, ella decidió), que estuviera completamente desnuda, solo se pondría un collar de perlas.

Llegó el gran día, a las diez y diez de la noche, llamaron a la puerta y tras comprobar que era Juan, fui a abrir y Fabia se quitó la bata quedando magníficamente desnuda con solo un collarcito de perlas en su estupendo cuello.

Al abrir, me llamó la atención que fuera tras de mi y mas aún me sorprendió que se pusiera de rodillas, mirando a la puerta, mientras yo abría, cuando lo hice, Juan se quedó de piedra… pero al mismo tiempo, agarré al mas que sorprendido amigo y lo metí en casa cerrando tras de el y mirando como mi mujer, le abría la bragueta y le comenzaba una mamada de infarto… tanto es así que no tardó ni dos minutos en correrse en la boca, pelo, espalda y pechos de Fabia, así como en las paredes del pasillo.. todo quedó salpicado, tal fue el volumen de la cosa.

Después, ella, se acercó a mi y repitió la operación, tan bien echa y porque al encontrarme yo tan excitado que no le duré ni medio minuto, pues mi depósito estaba menos lleno (digo yo) y se lo tragó todo.

Completada la primera violación del programa establecido, Juan procedió a abrir una botella de cava de las varias que portaba.

Pero ahí me acordé de una imagen vista en una peli porno… les detuve e hice que mi mujer se acostara en el sillón, con la cabeza colgando del asiento y las piernas hacia arriba.

Ella esperaba algo diferente, pero la sorprendí al volcarle la botella en su agujerito, introduciéndole un trozo del cuello, lo que provocó que el espumoso, saliera a chorros por los resquicios de su vagina.

Aprovechando aquella fuente, Juan y yo, empezamos a beber de forma incontrolada, chupando de paso las parte sensibles de Fabia y ella que al principio que se quejó del envite, empezó a retorcerse, gimiendo, no se bien si del frío o de gusto.

A ella le llegaba a la boca también, después de chorrearle por el pubis, los pechos y el cuello (bueno, y por el cogote y al sillón), no dejando escapar una gota.

Cuando los chorrillos empezaron a debilitarse, con cuidado, le quité la botella (no quería que se formara el famoso vacío), con un esplendido ¡flop!, salió de su agujerito y creo que conseguí dos descorches de una sola botella.

Bebimos lo que quedaba y ambos chupamos y limpiamos todo el cuerpo de Fabia, la cual mientras tanto creo tuvo un par de orgasmos.

Al acabar de dejarla lo mas limpia posible, la ayudamos a llegar al baño y allí se dio una ducha caliente.

Nosotros mientras tanto, aparte de limpiar pasillo y sillón, preparamos la mesa con las cosas de comer y beber; en esto, sonó el teléfono, era Maria, la novia de Juan que preguntaba si sabíamos algo de el, pues no estaba en su casa… le mentí, claro y le dije que no sabia nada de el, que pensaba que estaría con ella y bla, bla bla… colgó. No le di importancia al asunto y seguimos preparando la mesa hasta que salió Fabia envuelta en un albornoz y con unos colores en la cara que indicaban una completa satisfacción.

Vaya putada que me has gastado cariño… cuando noté el cuello de la botella ahí abajo, creí que me moría, pero cuando empezasteis a chupar, por dios que por poco me desmayo de gusto

Bueno -repuse yo- como tu te saltaste el programa, decidí añadir eso, ya que al ver la botella de Juan, me vino a la cabeza una escena porno

Bueno, me ha gustado mucho, pero la próxima vez que sea algo menos helador.

Nos sentamos en la mesa y comenzamos a picar algo, abrimos una botella de vino y empezamos a tomar… y a discutir si este vino, aquella región… en fin, lo propio, zanjé el tema diciendo que en España no hay pueblo con mal vino…. pero ella (otra vez el programa a la puñeta), decidió que era bastante y agachándose, se metió la polla de Juan en la boca y comenzó a mamarsela de forma magistral.

Ante eso, yo la cogí por las caderas y la penetré de forma animal, aunque no debió notarlo mucho, porque estaba totalmente lubricada.

Me quedé maravillado al ver como ante mis embestidas ella se metía todo el miembro de Juan, hasta los cataplines y al mismo tiempo el oscilaba atrás y adelante, me estaban empezando las palpitaciones de la corrida cuando

¡¡¡Pandilla de cabrones!!! ¡¡¡Mentirosos!!!! ¡¡¡¡Asquerosos!!!!

Era Maria, la novia de Juan, que debió olerse algo y se presentó en casa, entró por la parte posterior (ninguno la comprobamos) y se quedó de piedra en la puerta de la cocina, ante la siguiente imagen:

Fabia desnuda a cuatro patas, con el cipote de Juan hasta los huevos y yo tras ella con el mío hasta el fondo, ambos haciendo el pingüino, es decir con los pantalones en los tobillos.

Nos quedamos así, como congelados, hasta Fabia, sin sacarse la cosa de la boca, giró la cabeza y así quedamos, parecíamos un grupo esculpido en mármol.

Lentamente, gimoteando se acercó a nosotros, mientras nosotros deshacíamos el grupo y Fabia se tapaba con el albornoz; Maria se plantó ante Juan y ¡zas!¡zas!, le cruzó la cara con dos sonoras bofetadas, se derrumbó ante el, cayó de rodillas llorando.

Nos miramos los tres… ¿Qué hacer ante eso?.. era evidente que Juan no le había contado nada, aunque sabíamos que la estaba preparando para un intercambio de parejas.

Fabia resolvió el dilema, se levantó, se puso el albornoz y cogiendo a Maria de los hombros, mansamente la llevó hasta el dormitorio, y cerró la puerta, quedándonos a los dos allí en medio del salón con los asuntos húmedos y colgando.

Como un solo hombre, nos colocamos la ropa y sin saber muy bien que hacer, Juan agarró una botella de ron y bebió un largo trago, cosa que copié, no quedó ni media.

No había nada que decir.

De repente empezó a oírse la voz de Maria poniendo a Fabia de todo.. a Juan lo envió al infierno… y a mi de igual manera (para ir a la ducha un mes seguido)…. hay que ver lo que pudo salir por aquella boquita… de repente el silencio. Gemidos. Una voz que muy suave decía algo. Silencio otra vez.

Tras cinco minutos de aquel silencio, se abrió la puerta y salieron ambas, mi mujer ya vestida, cruzaron delante nuestra hacia la puerta y Maria al pasar ante mi, me soltó otras dos guantadas ¡zas!¡zas!.. se marcharon.

Juan y yo nos sentamos y apuramos lo poco que quedaba de la botella, no sabíamos que hacer.. al final decidimos localizarlas y dar la explicación que en justicia correspondía dar; llamamos a mi mujer y no contesto al móvil, por supuesto el de Maria, estaba apagado.

Salimos a la calle, cogimos el coche de Juan y fuimos a casa de Maria… efectivamente, su coche estaba allí, subimos, como Juan tenia llave, entramos, silencio y oscuridad, pero había luz en el pasillo y la puerta del único dormitorio estaba abierta.

Íbamos a entrar, pero nos quedamos de piedra.. en la cama desnudas ambas, estaban dándose el pico, mientras mi mujer le tenia metida la mano hasta los nudillos en sus partes y a ella con la mano de Maria en el ano, varios dedos dentro; era excitante ver aquella escena, nunca se me había pasado por la cabeza una escena lesbica con mi mujer de protagonista, pero se veía que además, lo estaban disfrutando de lo lindo… aumentaron la frecuencia y primero mi Maria, después mi mujer, vibraron con orgasmos maravillosos, estaban disfrutando a tope.

Después empezaron un maravillosos 69, Maria arriba, ambas con los pechos totalmente henchidos, los pezones espectaculares.. se corrieron varias veces y cuando estaban cambiando de posición (no se que harían ahora), nos vieron en la puerta mirando como imbeciles.

Lo dejaron al vernos.

Aquello era demasiado, la misma tontería dos veces en una noche y además… ¡¡¡mi mujer bisexual!!!.

Se levantó Maria, ambos nos echamos para atrás, pensando que igual repartía leches otra vez, pero no.. fue peor, nos empujó y cerró la puerta.

Creo que tenia todo el derecho.

Bueno, nos volvimos a mi casa, allí domirmos Juan y yo (en camas separadas, claro), y durante todo el largo fin de semana (puente, fiesta regional), no supimos nada de las chicas.

Pero al lunes siguiente nos llevamos una sorpresa… aparecieron radiantes ante nosotros y soltaron la bomba, se querían, habían estado todo el finde, dándose gusto al cuerpo, Maria entendió al fin la cosa y junto a Fabia habían descubierto al fin su real (¡) sexualidad.

Habían decidido vivir como pareja, en el piso de Maria hasta que se arreglaran los papeles de la separación (la mía claro).

Que hacer ante eso, sino aceptar la derrota y salvar los muebles.

Anteriormente Juan y Maria habían estado conviviendo juntos, así que cogió los bártulos y se vino a mi casa.

Juan sigue solo y no le conozco aventura alguna.

Así que aquí estoy, a pique de separarme, seguimos viviendo los dos juntos, eso si, las chicas nos han prometido que igual hacemos un intercambio entre los cuatro (o como se llame eso), que nos lo deben porque les ayudamos a conocerse (eso han dicho).

Y llevo un mes al 0%, pero esta experiencia no la cambio por nada… el tiempo ayudará y las cosas (supongo), se pondrán de lo mas interesante.

Ya lo dije soy un optimista.

Espero que este relato ya no de para mas, pues me molestaría despedirme de nuevo y tener que volver a reiniciar la historia.

Saludos a todos y gracias por su paciencia y comentarios.