Estoy al 3% (5: Conclusión)

De forma harto inesperada (y agradable), cumplo mi fantasia y subo mi triste porcentaje.

ESTOY AL 3%

(Conclusión)

Bueno, pues allí sentados los tres en la cocina, tomando café, Juan en calzoncillos, mi mujer desnuda...

Ahora sabía bien que todos éramos normales, pero me atormentaba por que había ocurrido esa decadencia física en la que estábamos metidos.

Se lo comenté a la feliz pareja y después de divagar, no sacamos nada en claro.

Después de un rato de charlar, ella se levantó a por mas café… nos dio la espalda, se veía perfecta, no se bien porque, pero parecía otra mujer.

Mi cocina es alargada, y tenemos la mesa en el extremo interior, así que para servir de nuevo, se puso de perfil… con la ventana al fondo, se veía como una diosa... ella que no es muy tetona, parecía incluso etérea.

Cuando llenó las tazas y vino hacia nosotros, podía verse todo su cuerpo, saliendo de un fondo de luz y tomando forma definida.

Juan y yo nos miramos; me asombré de lo que puede hacer la imaginación en el tiempo que una persona da dos pasos.

Dejó las tazas y se sentó.

Hubo un silencio extraño mientras los tres mareábamos el café, nadie miraba a nadie, solo se oía el roce de las cucharillas contra el fondo de las tazas.

Se adelantó ella:

¿Que vamos a hacer ahora?

Silencio

-¿Qué vamos a hacer ahora los tres?

Mirada de sorpresa; Juan me miró sorprendido:

  • Pues esto es mejor que no se sepa, ha sido una gansada que ha empezado por un malentendido... aunque el malentendido ha sido muy rico.

Ella se rió, tomó la mano de Juan y dijo:

  • No, so tonto, mira que sois tontos, no digo a partir de ahora, digo ahora mismo, aquí, en la cocina… o vamos a estar todo el resto de nuestras vidas mareando el café?

Esta vez nos quedó de piedra; nos quedamos embobados mirándola.

  • No miréis como tontos, digo que si me visto o... (me miró), te decides a probar a tu nueva mujer?

Definitivamente... de piedra, me quedé de piedra, Juan se recostó y comenzó un leve movimiento, como para levantarse, pero ella le sujetó por la muñeca:

  • No te muevas, Juan, quédate, tomate el café tranquilo y date una buena ducha, "después", quiero que hablemos largo y tendido…. Y tú levántate y ve al cuarto, que hay mucho que hacer.

Se levantó y tirando de mi mano, me arrastró hacia el dormitorio, no supe que decir.

Pero la seguí como un corderito….que según veía su culo…su hermoso culo…su deseable culo…. ¡joder! por primera vez me estaba volviendo loco por algo que pensé que ya no me excitaría mas.

El pasillo lo comenzó un corderito, a entrar en el dormitorio, llegó un león.

No le di tiempo a hacer nada, la tomé por detrás y pegando mi cuerpo al suyo, le pasé las manos bajo los brazos y le cogí los pechos, se los amasé mas bien, le repasé los pezones que ya los tenia como escarpias.

Tranquilo, cariño, que no hay prisa

Me dio igual; con una mano comencé a intentar desnudarme, mientras con la otra seguía amasando su pecho.

¡Quieto!... déjame a mi

Se volvió y se sentó en la cama, con brusquedad me bajó los pantalones…mi sexo salió despedido como un resorte.

¡Vaya! parece que el alcohol de anoche esta vez no te ha hecho efecto.

Es cierto que cuando bebo en exceso no hay forma de que se levante la "cosa"; es algo que nunca he podido hacer, si bebía no "había".

La verdad es que siempre me ha parecido antierótico el que un tío esté semidesnudo, con los pantalones bajos y la ropa de la parte superior puesta; pero ahora no me importó.

  • ¡vaya! ¡Vaya!¡vaya! ¡Si mi querido esposo parece otro!

Ante esa frase, no se me ocurrió más que esta chorrada:

  • ¿Desde cuando puedes tu compararme con otro?

Como ya habrán podido comprobar, no soy nada celoso, cero en celo, cero absoluto.

Pues desde anoche, esta claro… ¿no?

Me sentí entupido y jilipollas, no se me ocurrió mas que soltar un triste

¡Ah!

No se anduvo por las ramas, de forma violenta y mas bien torpe, se metió todo mi aparato en la boca; la verdad es que no es muy grande, solo "calzo" unos 15 centímetros y no es muy grueso, pero una vez en la boca, me dio dos chupetones (mal dados, eso si; se notaba la impericia), que me hicieron correrme en ¡¡¡30 segundos!!!

Debo decir en mi descargo que el grado de excitación en el que estaba era algo totalmente nuevo para mí.

Ella mientras tanto, se vio desbordada por el chorro de semen, no fue gran cosa, pero la pilló desprevenida y como nunca lo había hecho, por poco no se ahoga, aparte de que la mayoría del fluido, se esparció por su cara y su pecho…aparte de lo que me tocó a mi, con el acceso de tos que le entró.

Pero como a mi la cosa no se me bajó de ninguna manera, sorprendiéndome a mi mismo; aproveché su desconcierto y levantándole las piernas, ¡zas!, la penetré como un animal, de golpe, sin preparación.

Ella se limito a abrir mas las piernas y acoger me entero, pensando que colaboraría en la penetración, se limitó a dejarse hacer y cerró los ojos, levantando las manos por encima de la cabeza y quedándose como muerta.

Confieso que me volví loco, no dejaba de venirme a la cabeza las historias que me habían contado poco antes los dos, y entraba y salía con deses operación, de forma que en menos de dos minutos…¡zas!, otra corrida…de verdad, si lo estuviese viviendo, pensaría que estaba en un chiste… ¡dos corridas! ¡dos!, en menos de tres minutos... ¡vamos! ni los conejos creo que sean tan rápidos.

Ella al notar mis vertido, abrió unos ojos como platos… me miró:

¿Ya?

Si (confesé avergonzado)

¡vaya! Cariño; ¿cuanto hace que no te corres dos veces seguidas?

Lo siento, es que estaba que explotaba

Oye… ¿me permitirías una cosa?

Dime

Aun tienes aquella fantasía de mirar

Si (la corté, era la de ver como otro se la tiraba delante mía)

¿Te importa que llame a Juan y lo hacemos?

Juan…Juan…¡es verdad!, me había olvidado del pobre Juan, la verdad, estaba en una pose ridícula, en pié, medio vestido, con los pantalones en los tobillos, las piernas de mi mujer sobre los hombros, la pija dentro de ella y ella con el culo levantado tumbada sobre la cama y los brazos extendidos por encima de la cabeza, llegando a la almohada.

Me salí de ella, la solté, me agaché a subirme los pantalones y mira tu por donde, por el hueco de mis piernas, veo la puerta abierta y como a dos pasos del dormitorio, unos pies desnudos.

Me giré y estaba Juan allí mirándonos, con la cosa entre las manos, masturbándose como un mono, claro que al verlo, se quedó petrificado. Lo que hizo que la cosa fuera más cómica-rara-absurda.

No me fije en más detalles, solo le dije:

¿Has oído?

Asintió

¿Te importaría complacerla?

Negó con la cabeza

¿Vienes?

Nos quedamos los dos parados, el con el calzoncillo a media pierna, yo haciendo el pingüino en los pies de la cama, mi mujer allí tumbada, con las piernas abiertas y colgando de la cama, apoyada sobre los codos y medio partiéndose de risa.

Ven Juan, te toca, vamos a compensar a mi maridito por el hambre que le he hecho pasar.

Juan dejó los calzoncillos en el salón y entró lentamente en la habitación, la verdad es que tenía una herramienta mayor que la mía en las tres dimensiones.

-¿Qué hago?

  • Ven, mi marido mirará… ¿te importa?

Negó con la cabeza y me miró pidiendo permiso, esta claro que se lo concedí y no sabiendo muy bien que hacer, comencé por quitarme la ropa, y me senté en un sillón que tenemos en el dormitorio.

En esos momentos mi sexo estaba punto de estallar. Allí sentado con la "cosa" apuntando al techo.

Juan se acercó a mi mujer y sin aviso ni preparación embistió como un mihura. Ella dio un brinco ante el ataque, pero por al cara que puso aquello le encantó.

Me miró, en su cara solo veía deseo y placer.

El muchacho seguía con sus envites y al poco de comenzar, ella comenzó a jadear y jadear, arqueando el cuerpo, los nudillos se le pusieron blancos y en unos segundos gritó de forma increíble… nunca la había visto así, una corrida de museo… pero que parecía que nunca se le iba a acabar.

Gritaba y jadeaba, jadeaba y gritaba; bajando la vista, observé que un chorro salía de su bujerito, pensé que era la corrida de Juan… y en ese momento el cayó sobre ella y se le salio… chorreando y al correrse salpicando semen para todos lados, me pareció una cantidad increíble, nunca he visto algo parecido… tanto que en ese mismo momento como por simpatía, a mi me vino un orgasmo increíble, y así sentado como estaba, con los brazos en el sillón, sin tocarme, comencé a eyacular, otra serie de chorros de semen tremendos.

Nos quedamos como paralizados unos minutos y después reuniendo fuerzas, nos dedicamos a limpiar las dos corridas que estaban salpicadas por los sitios mas inverosímiles.

Nos dimos una ducha y Juan se marchó a su casa, ese día hablamos poco.

A partir de ese día (hace un mes), tenemos sexo todos los días, incluso hemos empezado a hacer pinitos anales, la cosa debe tener su punto, pues aunque es agradable, no terminamos de conjuntar bien; con Juan ella ha tenido un par de encuentros privados, pues la idea es conjuntarnos para hacer un trío en regla… incluso está concienciando a su novia, a ver si podemos intercambiarnos.

Pero por lo menos puedo decir que ¡ya no estoy al 3%!

Espero que mi experiencia le sirva de algo a alguien.