Estoy al 3% (4: La historia de Fabia)

Mi esposa cuenta desde su punto de vista, la aventura "sufrida" con Juan.

ESTOY AL 3%

(4ª Parte - Relato de Fabia)

Hola, soy Fabia, la mujer de Gregorio, ya he visto que soy parte de una historia editada. El día que me enteré, después de pasar todo, casi asesino a mi esposo; pero dados los resultados, pues el pobre hombre, se merece un premio.

Veréis; yo soy parte de una familia media, me crié con mi única hermana, mas joven que yo; mi padre haciendo grandes esfuerzos, nos metieron en un colegio "de pago", el mas caro de la ciudad; allí como supondréis, en un colegio religioso, pues nada de extravagancias ni fantasías. Cumplí mis estudios con buenas notas y pasé a la universidad; allí la vida cambió, había mas fiestas, todos andaban como locos por correr juergas, pero como en mi casa andábamos mal de dinero, pues lo que yo quería era acabar los estudios lo antes posible y empezar a ganar dinero.

En una de aquellas fiestas, reconocí a Gregorio, digo reconocí, porque el había estudiado en un colegio cerca de mi casa, por lo que su cara me resultaba conocida e incluso en alguna ocasión habíamos hablado algo.

Debo decir, que aun era virgen y el sexo para mi era pura ciencia ficción, es mas no recuerdo haber tenido ni siquiera sueños húmedos.

Bueno, pues después de vernos unas cuantas veces, comenzamos a salir medio en broma, medio en serio.

Cuando andábamos por segundo curso, en una fiesta, no se si yo me pasé de copas o me dieron algo raro, el caso es que estaba como ida, el pobre Greg (así lo llamaban todos), anduvo detrás mía, intentando espabilarme.. hasta que como el dijo, a grandes males, grandes remedios; me llevó a un lugar apartado, donde había un montón de parejas metiéndose mano y allí, empezó a sobarme el cuerpo, llegando incluso a tocarme los pechos… la verdad es que la cosa funcionó, porque al momento, recuperada, le pegué dos tortas ¡zas! ¡zas! Y recomponiendo mis ropas, salí com0 o un cohete hacia mi casa.. al despertar al día siguiente, solo recuerdo el disgusto que me llevé, estuve horas llorando.

El pobre Greg, a partir de ese momento, estuvo intentando excusarse y disculparse, incluso se pudieron en contacto conmigo, amigos comunes para arreglarnos,

Bueno, al final, pues entendí la cosa y poco después éramos pareja "formal".

Por no extenderme mas, ya les explicaré en otra ocasión, la historia hasta este momento.

Ya en nuestra casa de nuestra ciudad, entre le trabajo y la rutina, pues a mi mis deseos sexuales, fueron menguando, no se por qué, pero no tenia ganas de sexo, y eso que mi marido hacia lo que podía. Hasta que en una fiesta, salió aquello de que el estaba al 3%; me humilló tanto, que estuvo casi dos meses sin su pobre ración mensual.

A raíz de aquello, me propuso que yo me acostase con otro tío…que hiciéremos un intercambio… en fin, se ve que el pobre estaba dándole vueltas al asunto, pero a mi esa idea de que otro me tocara, la verdad, me daba asco.

Yo observaba a mi marido y como persona tonta, en vez de ser franca con el, me hacia "la loca".

Un día, me dijo que se retrasaría, que había quedado a tomar unas copas con nuestro amigo Juan, mejor, pensé así puedo hacer lo que me de la gana, pues siempre llegaba tarde y pasado de copas.

Estuve por la casa haciendo cosa a mi gusto, y siendo ya tarde, me di una ducha y me recosté en la cama, debí quedarme dormida, porque en cierto momento, me despertó una sensación extraña, no me moví, ni hice ningún gesto, ni siquiera abrí los ojos; por un m omento pensé en mi marido que volvía medio bebido, y como siempre intentando "hacer algo conmigo".

Sentí que lo que me rozaba era una mano, estaba caliente y noté un cierto olor a alcohol, todo se confirmaba, era Greg.

Se levantó y salió del dormitorio, entreabrí los ojos y vi un bulto grande moviéndose, al cabo de un momento, entró de nuevo y empezó a sobarme suavemente, no tenia muchas ganas, pero me hizo gracia aquel nuevo ataque y cuando ya me estaba tocando los pezones, me giré para facilitarle las cosas y ver como acababa aquello.

El se levantó y cerró las cortinas… perfecto, en la semioscuridad, podría abrir los ojos y observar aquella novedad.

El lentamente, me puso las manos sobre la entrepierna, y empezó un suave masaje, que empezó (ahora si) a caldearme, abrí un poco las piernas para seguirle el juego y bajó su mano hacia me rajita, comenzando un hábil masaje de esa zona, que empezó a hacerme sentir, como nunca antes recordaba haber sentido.

Sentía un calor profundo que salía de su roce y me subía por el cuerpo, poco a poco, fui abriendo mas las piernas, mientras el seguía rozando la entrada de mi cuevita.

Le vi dudar un momento, con una mano me tocaba a mi y fue subiendo hacia mi pecho otra vez; con la otra, se sobaba su paquete, cuando comenzó a abrirse el pantalón, abrí lo ojos y en ese momento, el me miró

¡Horror!, no era mi marido, era Juan su amigo… no se por que, pero me quedé paralizada y al mismo tiempo, observé la cara que me pareció de espanto, mirandome

No se bien como, pero en ese mismo momento, estando ya completamente caliente y deseosa de terminar aquello, no solo no me vine abajo, sino que de repente sentí un deseo loco de que me follara salvajemente, pero mi educación no me dejaba comenzar nada con un hombre que no era mi marido; así que le dije:

-Juan estoy dormida, ambos estamos soñando.

Y me abandoné a sus deseos.

Me besó, fue un beso dulce, dulce, fugaz etéreo, que se fue alargando por mi cuello, mi vientre, mi pubis…hasta llegar a mi clítoris y mas abajo, sentía como nunca había sentido.

Comenzó un suave masaje con la lengua en mis pliegues secretos, yo simplemente me dejaba hacer, no sabia como responderle, así que agarré las sábanas y me dejé llevar.

Al cabo de un momento, noté una explosión dentro de mi, un orgasmo feroz, que me hizo arquearme y agarrar con fuerza la ropa de la cama.

Ya no dudé, con los ojos aun cerrados, abrí totalmente las piernas, era suya, podía hacer conmigo lo que quisiera.. y quiso; me penetró como un animal, se movía como un bicho, no se cuanto duró la primera envestida, pero me corrí una dos tres veces.. aun mas, ya no sabia como parar aquella catarata de orgasmos.

Hasta que el se vino en mi, la primera vez que una hombre distinto a Greg, lo hacia y eso me provocó la enésima corrida. Estaba llena de líquido y satisfacción por dentro; notaba mi vagina aún rellena de Juan, empapada de su semen y mis fluidos.

Durante unos instantes tuve un recuerdo a mi marido, pobre hombre, la que debió pasar debido a mi estreches… le compensaría de alguna forma, si, seguro que lo haría.

Juan se salió de mi, provocando nuevas sensaciones en mi, casi llegué a otro orgasmo.

Aun con los ojos cerrados, oí como se acostó a mi lado, la respiración alterada y así completamente feliz, me dormí.

Me desperté satisfecha, feliz y eso que me había dejado hacer el amor con otro hombre, esa idea me preocupó; cuando iba a lavarme, oí unas voces de fondo, afinando el oído, era la voz de Juan, contándole a Greg la peripecia de la noche anterior.

Estuve ante de la puerta de la cocina, oyendo la parte de Juan, no pude aguantar, empecé a masajearme el clítoris y en unos segundos alcancé un esplendido orgasmo.

Cuando terminó, se hizo el silencio, aproveché para entrar, no se por que, pero para mi fue muy importante seguir desnuda, tenia que agradecer a un hombre, la delicadeza y a otro la paciencia.

Entré me senté entre ambos y les conté mi experiencia, creo que ambos estaban contentos, pero mi marido brillaba de satisfacción.

Las cosas serian mucho mejores a partir de ahora.

Esta es mi historia