Esto sucedió a finales del año pasado

Un matrimonio se monta una orgía en una isla del Caribe.

Esto sucedió a finales del año pasado.

Esto sucedió a finales del año pasado, mi esposa y yo hicimos un viaje para divertirnos sin nuestros hijos (cuatro), ya que por primera vez en casi veinte años de casados, disfrutábamos de un recorrido por paraísos tropicales sin nuestros sucesores. En fin, nosotros somos un matrimonio con veinte años de casados, nos casamos muy jóvenes, mi mujer tenía apenas dieciocho y yo veinte, al principio como todo fue un poco difícil, pero luego nos pudimos acomodar, hoy día ambos somos profesionales, con nuestros negocios propios, y con un futuro prometedor, además tenemos cuatro hijos, 18, 16, 13 y 12, sus nombres me los reservo. El asunto es que fuimos a una isla del caribe, casi desabitada, y apenas con unos cuantos hoteles, donde las habitaciones eran búngalo, sin aire acondicionado, sin televisión y sin teléfono, pero con unos grandes ventanales para poder apreciar el mar y la exuberante vegetación que nos rodeaba. Apenas poniendo un pie en tierra, los nativos nos ofrecieron una especie de capsulitas, según indicaban, era una especie de viagra totalmente natural, nos indicaron que si tomábamos una de estas, estaríamos dispuestos a disfrutar haciendo el amor por lo menos durante unas seis horas sin parar. Al principio a esto no le hice caso, sin embargo, a mi esposa que siempre había sido muy conservadora en lo que al sexo se refiere, el asunto le hizo gracia, así que decidió comprar un par de capsulitas, al fin y al cabo, como dijo, estábamos en un lugar donde nadie nos conoce, así que podíamos hacer lo que nos viniera en gana.

Llegamos a nuestra habitación muy temprano, apenas eran las diez de la mañana, así que nos pusimos nuestros bañadores y nos fuimos a dar un chapuzón y a tomar el sol, a eso de las tres de la tarde nos regresamos a la habitación ya bien bronceados y dispuestos a descansar un rato para tomar la cena a las siete de la noche. Mi esposa empezó a desempacar y en eso que encuentra las cápsulas que había comprado, así que con algo de sarcasmo me dice que si las probamos de una vez, al fin y al cabo, no había nada que hacer hasta unas cuatro horas después. Cabe aclarar que tanto mi esposa como yo hacemos bastante ejercicio, así que nos conservamos bien físicamente, mi esposa tiene unas piernas preciosas, sus nalgas son paraditas sin muestra de celulitis, unas tetas de concurso a pesar de los cuatro hijos, y una cara angelical con ojos verdes, en fin, es una de esas mujeres que con los años se pone aún mejor, y que hace fantasear tanto a hombres jóvenes como adultos.

En fin, para no defraudarla le dije que estaba bien, así que cada uno se tomó su cápsula. Como era de esperar, no pasó nada espectacular de inmediato, a decir verdad, esperábamos que nos convirtiéramos en un torbellino de excitación, si embargo nada sucedió, así que mi esposa se fue a tomar un baño ante su decepción, mientras yo me quedaba rumiando algunas ideas que se me habían venido con el asunto. Mi esposa estuvo unos veinte minutos en la ducha, mientras tanto yo me fui poniendo cachondo con los pensamientos morbosos que se me estaban viniendo a la mente, y por lo que noté, ella también los estaba teniendo, ya que salió totalmente desnuda del baño, por mi parte yo no disimulé mi erección, es más, por primera vez me sentía excitado de saber que ella me estaba viendo de esa manera.

Mi esposa no se hizo de esperar, definitivamente estaba cachonda, se me quedó mirando descaradamente, se empezó a tocar las tetas (nunca se había masturbado frente a mí, a pesar de que yo sabía que si lo hacía con cierta frecuencia) y sin el menor recato se fue metiendo un par de dedos en su almejita, yo estaba que no aguantaba más, así que me deshice del boxer y sin miramientos la tumbé en la cama y empecé a meterle una mamada espectacular, mientras ella seguía metiéndose los dedos, yo también le metía los míos no solo en la almeja sino también por el culo, que delicia, estaba totalmente relajada, no tenía el menor asomo de escrúpulos, simplemente se dejaba manosear, por mi parte, aproveché para meterle tres dedos en su hermoso culo, jamás me había permitido algo así de buenas a primeras, y en los veinte años de casados, apenas unas diez veces la había logrado penetrar por detrás. En fin, estábamos super cachondos los dos, la penetré por el culito, primero estando ella boca abajo, luego le di de acostado, sentí como se vino varias ocasiones, por fin estando casi a reventar me senté en la cama con ambos pies en el piso, ella se sentó en mi tronco y se lo encajó todo por el ano, podía ver que lo tenía totalmente abierto, si hubiera querido estoy seguro que le pude haber metido hasta el puño, ambos gemíamos y nos retorcíamos, éramos simplemente un par de animales en celo, ella se levantaba y se dejaba caer en mi verga, sentía como le llegaba hasta lo más profundo de las entrañas, y fue cuando me vine, le dejé ir varios chorros de semen como sólo recuerdo haber tenido en mi época de juventud, no sé cuanto tiempo me quedé tendido en la cama, mientras mi esposa continuaba su mete y saca por el culo y a la vez se masturbaba.

Mas tarde mi esposa me contó que en el momento en que yo me regaba, había llegado un mozo de color negro para avisarnos la hora en que se serviría la cena, y a vez para saber si se nos ofrecía algo en especial, esto era una costumbre en la isla, ya que no existía electricidad, y por tanto, tampoco teléfono. El tipo era como de unos veintidós años, había llegado a tiempo para el espectáculo, mi esposa, al principio para no hacerme perder el orgasmo continuó con su trabajo, solo atinando a bajar la cara, sin embargo, al poco rato se dio cuenta de que el muchacho se estaba masturbando, como dije, las ventanas eran enormes, así que podía ver la enorme tranca del tipo y como éste le daba duro hasta que se regó; eso puso caliente a mi esposa, ya que le excitaba ver que alguien se hacía la paja viéndola desnuda, así que sin el mínimo de pudor se abrió las piernas para que el mozo pudiera ver como la cogía por el culo y como ella misma se metía casi la mano entera en su concha.

Cuando mi esposa acabó, se levantó lentamente, luego se dio vuelta y se agarró las nalgas, lo que estaba haciendo era enseñándole el culo al mozo y éste ni lerdo ni perezoso seguía dándole como loco a su verga, hasta que se vino con tremenda eyaculación que llegó a caer en la ventana. Mi esposa vio eso y me agarró la verga de nuevo, se la metió en la boca y me la limpió toda, algo que nunca antes había hecho, ya que decía que no le gustaba el sabor del semen. Yo mientras tanto estaba con los ojos cerrados, había quedado totalmente extenuado, sin embargo mi pene aún continuaba erecto. El mozo por su parte continuó con su trabajo, así que se acercó a la puerta llamando, en ese momento mi esposa me dijo que me fuera a la bañera, ya que seguía con la verga parada, ella se fue a contestar mientras se ponía una bata corta que dejaba ver sus bellas y torneadas piernas para arriba de sus rodillas. Desde la bañera pude oír lo que le decía el mozo, sin embargo, pude notar un dejo como de risita en ambos, cuando el mozo se hubo ido, salí de la bañera y me llamó la atención de que la bata de mi esposa estaba bastante abierta, al punto que casi se le salían las tetas, pero eso sólo me excitó, así que la tomé de la cintura por detrás, restregándole el falo que no bajaba por el culo y sobándole las tetas. Ella se agachó y me pegó una mamada como nunca en la vida me la había pegado, al punto que me regué en su boquita, fue sencillamente, maravilloso. Luego nos dormimos por espacio de unas dos horas, el mozo llegó de nuevo a avisarnos que ya estaba la cena, eran casi las siete de la noche.

Cuando el mozo llegó, la habitación estaba totalmente a oscuras, así que no podía ver absolutamente nada desde la ventana hacia adentro, sin embargo otra vez mi esposa volvió a asombrarme, ya que se levantó totalmente desnuda y aunque se hizo a un lado para colocarse detrás de la puerta, le contestó al muchacho abriendo la puerta, ella es muy blanca, así que se notaba perfectamente el contraste de su cuerpo totalmente desnudo en el umbral, y como si estuviera vestida se volvió hacia mí para preguntarme si deseaba algo en especial, estoy seguro de que el mozo podía ver que yo estaba desnudo, ya que se notaba un poco abrumado, luego de unas palabras se despidió con una buena propina que le entregó mi esposa, en ese momento estoy seguro de que el mozo si la vio desnuda. En fin, nos vestimos y nos fuimos caminando hacia el restaurante.

Durante el trayecto de la habitación al restaurante le dije a mi esposa que esas cápsulas eran fantásticas, ya que sentía que podía continuar haciéndolo toda la noche, a lo que mi esposa me respondió que ella también se sentía excitada de una manera que nunca antes recordaba haberlo estado, pero que tuviéramos un poco de calma, ya que no sabíamos si lo que habíamos tomado tenía algún otro efecto. Así llegamos hasta el restaurante, donde para sorpresa nuestra nos atendió el mismo mozo que había llegado antes a la habitación. El muchacho se veía muy amable, sin embargo me parecía que tenía mucha confianza con mi esposa, ya que la veía a los ojos y hasta le hizo varias bromas con el asunto de las comidas afrodisíacas. Mi esposa que normalmente es sumamente conservadora se reía de muy buena gana, además dio cuenta de varias cubas, que la fueron poniendo aún más desinhibida. La cena fue transcurriendo alegre, el mozo venía a cada instante con cualquier pretexto, hasta que al fin se animó y nos dijo que si estaríamos dispuestos para ir esa misma noche a conocer la playa más hermosa de la isla, nosotros le dijimos que si, así que nos ofreció llevarnos cuando terminaba el turno, ya que él iba para allá con su novia, una chica que también trabajaba en el hotel.

Mientras esperábamos en nuestra habitación, ya que habíamos quedado en que Peter, como se llamaba el mozo, pasaría a eso de las diez de la noche con Sara, su novia, nos estuvimos manoseando, mi esposa llevaba puesto un vestido de enagua muy corta, tanto así que con cualquier descuido se le veía la tanguita blanca que llevaba puesta, además había decidido no usar el sujetador, otro aspecto me llamó la atención, ya que como os digo, mi esposa siempre ha sido muy conservadora; en fin, mientras esperábamos por la otra pareja le fui metiendo los dedos en su raja, al punto que logre sacarle un par de orgasmos.

Efectivamente, con apenas dos minutos de retraso se fue presentando la pareja, la chicha era realmente encantadora, era también de color, pero tenía unos ojos de color verde aún más profundo que los de mi esposa, además era muy hablantina, al punto que con tan solo unos minutos de viaje, ya todos íbamos conversando como si nos conociéramos de toda una vida. El viaje tardó casi una hora, y en verdad, al llegar, se notaba una playa verdaderamente hermosa, dejamos el vehículo aparcado en una de las entradas a la playa, e inmediatamente empezamos a caminar, no habíamos avanzado mucho cuando divisamos un tronco de árbol caído, ahí nos sentamos los cuatro, conversando amenamente, Sara al igual que mi esposa traía una falda sumamente corta, así que con cualquier descuido dejaban ver sus braguitas continuamente. En un momento, fue Sara quien dijo que quería bañarse, así diciendo y haciendo se despojó del vestido y sus bragas, ya que no andaba nada más que eso encima, y con la misma salió corriendo hacia el mar, por su parte, Peter también se desnudó, eso sí, este lo hizo con mayor desparpajo enfrente de mi esposa, de manera que esta tuviera la oportunidad de verle con toda calma su tranca, que debo reconocer, era por lo menos del doble de la mía, y eso, que puedo decir que yo me encuentro bien dotado, sin embargo la verga de ese negro era digna de admiración. Mi esposa viendo aquella tranca no pudo dejar pasar un comentario, diciendo que era la verga más grande que había visto en toda su vida, y eso, que había visto varias pollas en películas porno. Peter se la acercó para que pudiera observarla con detenimiento, se veía que ésta iba en aumento, mi esposa se agachó para verla con el mayor desparpajo, y casi puedo decir que estaba a punto de tomarla entre sus manos para mamarla, pero en eso Sara se acercó, estaba totalmente empapada, su cuerpo se veía realmente espectacular, apenas tenía una línea en su concha de vello pubis, y su culo era todo un poema, casi puedo decir que tanto mi esposa como yo nos quedamos con la boca abierta al verla.

Con la mayor naturalidad nos dijo que nos desnudáramos y que los acompañáramos al agua, cosa a la que no accedimos, ya que mi esposa le temía realmente al mar en la noche, sin embargo, fue mi esposa la primera en desnudarse, diciendo que mientras ellos disfrutaban del mar, nosotros disfrutaríamos de otras cosa. Ante este comentario, Sara nos dijo que si realmente queríamos pasarla bien, para que pudiéramos disfrutar "realmente", sin ningún complejo y en unión de la naturaleza, lo mejor era que nos tomáramos una de las famosas cápsulas que se hacían en la isla, y diciendo esto de una vez tomó su bolso y sacando un frasquillo verde de éste, nos tendió una cápsula a cada uno, Peter se la tragó rápidamente, igualmente Sara, por nuestra parte primero le echamos un ojo a la cápsula ya que era un poco más grande que la que habíamos tomado anteriormente y de otro color, aspectos que les hicimos ver a Sara y a Peter; este último nos contestó que esa era otra fórmula, que era más potente que la anterior, ya que esa otra solamente duraba unas cuatro de horas, pero que estas otras nos darían por lo menos ocho horas de TOTAL placer. La primera en tomarla fue mi esposa, y seguidamente yo. Peter y Sara tomaron rumbo al mar, sin embargo no llegaron muy lejos, ya que Peter empezó a sobarle las nalgas, desde nuestra posición vimos como Sara se agachaba y empezaba a darle una magnífica mamada a Peter. Mi esposa no se hizo de esperar, me cogió la verga y también empezó a mamar, no tengo idea de cuanto tiempo estuvimos cogiendo, pero si puedo decirles que mi esposa tuvo unos seis orgasmos, mientras yo me vine dos veces dentro de ella sin sacarla una sola vez.

Cuando terminamos mi esposa se hizo a un lado, a ella le gusta terminar arriba, así que cuando terminó se tendió a mi lado cuan larga es con las piernas totalmente abiertas y su coño chorreando semen. En ese momento nos percatamos de que Peter y Sara estaban al lado nuestro, yo les pregunté que cuanto tiempo llevaban ahí, Sara me respondió que no mucho, pero que habían visto lo suficiente como para empezar a ponerse cachonda de nuevo, todos reímos y a partir de ese momento tanto unos como otros nos observamos sin el menor pudor. No supe de donde, pero el caso es que Peter sacó una botella de aguardiente, el caso es que fuimos dando cuenta de ella rápidamente. Estábamos casi por acabar la botella cuando mi esposa dijo que tenía que hacer pis, para variar Sara también tenía ganas, así que como es de costumbre ambas mujeres se apartaron un poco de donde estábamos para hacer sus necesidades, por nuestra parte, se nos antojó lo mismo, así que simplemente nos levantamos y dando unos cuantos pasos cada uno hizo de las suyas como lo más natural, lo curioso es que las mujeres hicieron pis viendo hacia donde estábamos nosotros y nosotros hacia donde estaban ellas, todos oíamos como cada uno vaciaba sus entrañas. Cuando las mujeres regresaron Sara dijo que se había mojado un poco la entrepierna, y Peter sin titubear le pasó la mano por su concha, para luego secarse en su pierna, y tu? le preguntó a mi esposa, ella se abrió la almeja y dijo que estaba mojada pero de otra cosa.

Después de ese incidente nos sentamos en la arena y la conversación continuó amena mientras bebíamos lo que quedaba de la botella, a la vez que cada uno ponía sus ojos en los genitales y la conchas de los otros, al poco rato Peter dijo que la botella se había acabado así que iría por otra al auto, no sin antes decirle a mi esposa que lo acompañara, ya que por lo que estaba viendo el licor se le estaba yendo arriba y no quería que se fuera a dormir. Mi esposa en realidad estaba bien, pero no se hizo de rogar, así que se levantó y simplemente me dijo que ya venían, así que me quedé con Sara viendo como desaparecían en la oscuridad ese par de culos, uno color café claro, y el otro totalmente blanco. Apenas llevaban unos metros de distancia, cuando Peter empezó a meterle mano a mi esposa, primero le tocó el culo, diciéndole que estaba buenísimo, luego le pasó la mano por la almeja, mi esposa se dejaba hacer, así llegaron hasta el vehículo, Peter le entregó las llaves a mi esposa para que esta abriera y buscara la botella, ya que quería verle el culo y manosearlo a su antojo, cosa que a mi esposa le gusto, ya que se abrió las piernas descaradamente para que la penetraran.

Peter no se hizo esperar, se untó de saliva la mano y acto seguido se la pasó por la concha a mi esposa, luego le puso la punta de su verga en la entrada de la vagina y sin contemplaciones se la clavó, mi esposa nunca había tenido una verga de semejante envergadura, pero supo asimilarla perfectamente, ya que estaba totalmente empapada. Como les decía, el auto había quedado a la orilla del camino, así que la pareja podía ser vista por cualquier vehículo que pasara, por otra parte, tanto Peter como mi esposa habían perdido totalmente el pudor, así que estaban cogiendo como dos animales en plena vía, esto no pasó desadvertido para un anciano que pasaba por ahí en una bicicleta, el tipo no podía dar crédito a lo que veían sus ojos, una pareja cogiendo en plena vía, al principio casi opta por seguir su camino, pero al ver a uno de su raza se estaba cogiendo a semejante hembra era todo un espectáculo, así que optó por seguir viendo, primero en forma fortuita, pero conforme escuchaba los gemidos y veía como cambiaban de posición, una era mi esposa quien le mamaba la poya al negro, otra era éste quien le escupía en la raja de mi esposa para luego hundirle la verga hasta los huevos, luego le daba vuelta y sin miramientos se la metía por el culo, y así sucesivamente.

El tipo se fue poniendo cachondo a tal punto, que no pudo resistir y se fue acercando a donde estaba la pareja. Primero fue mi esposa quien lo vio, luego Peter, pero aún así ambos continuaron follando como sin nada, ante esto el tipo descaradamente se colocó a un lado de la pareja y con el mayor descaro se sacó también el falo. Primero tímidamente tocó un muslo de mi esposa, luego viendo que no había ningún tipo de reacción y que estos continuaban cogiendo desaforadamente, empezó a deslizar su mano por las nalgas de ésta hasta llegarle al ano, como éste estaba más que dilatado, no tuvo mayor problema en meterle primero un dedo, luego dos y finalmente tres de sus dedos, ya para ese momento sólo se escuchaba un jadeo por todos lados, a este punto ya el tipo estaba encabronado, así que quiso folla a mi esposa por el culo, pero ésta reaccionó, diciéndole que podía ver y tocar todo lo que quisiera, pero no penetrarla. El tipo le dijo que estaba bien, así que no continuó con la penetración, pero tomó uno de los pechos y llevándoselo a la boca le dio un pequeño mordico al pezón, luego tomó el otro e hizo lo mismo, así estuvo un rato, mientras Peter continuaba bombeando a mi esposa y esta seguía teniendo orgasmos.

El tipo que se había sumado a la orgía le pidió a Peter que le dejara mamar la concha de mi esposa, Peter no se hizo de esperar, dándole vuelta dejó aquella espectacular concha a merced de la lengua del nuevo compañero de cogida, y mientras éste se encargaba de mamarla Peter se la dejó ir toda por detrás, mi esposa había perdido la noción del tiempo y del pudor, simplemente se dejaba hacer, al punto de que ya ni le importaba si el nuevo sujeto la penetraba o no, estaba totalmente abandonada al deseo y la lujuria, sin embargo el nuevo sujeto estaba más que agradecido de que lo dejaran disfrutar de aquel grandioso bocado, mientras Peter la enculaba, el sujeto le pasaba la lengua por la raja, era tal la lujuria de este tipo, que no tenía ningún reparo en pasar la lengua desde el culo de mi esposa hasta su vajina, de modo que en más de una ocasión también le chupaba la verga a Peter, cosa que éste agradecía ya que era una experiencia nunca antes disfrutada. Peter no aguantó más y se regó dentro del culo de mi esposa, esto hizo que mi esposa tuviera un par de orgasmos más, el tipo nuevo se levantó y le restregó la verga en la concha de mi esposa, metiéndole apenas la cabeza, apenas hizo esto unas cuatro o cinco veces cuando tuvo su eyaculación, derramando abundante semen primero en la concha de mi esposa, y luego en las piernas de ésta, cuando acabaron tanto Peter como el otro sujeto se quedaron extasiados viendo a mi esposa teniendo espasmos por los orgasmos, así que sin dirigirse una sola palabra, ambos optaron por extenderle el semen por todo el cuerpo, el anciano se agachó y con ambas manos le fue extendiendo su semen desde el ombligo hasta los pies de mi esposa, por su parte Peter le abrió el culo para que el semen bajara sin problema, y acto seguido se lo untó por todas las nalgas, luego hundió dos de sus dedos en el culo para inmediatamente llevarlos a la boca de mi esposa; ésta los lamió como si fuera miel, luego Peter le dijo a mi esposa que les limpiara las vergas, cosa que mi esposa hizo con la mayor naturalidad, tomó ambas vergas y se las llevó a la boca, y no las soltó hasta que ambas estuvieron totalmente limpias.

Continuará