Esto si es de verdad, no más relatos fantasiosos!

Relato de un abuso sexual real, contado por el protagonista. Historia 100% real, nada de fantasías.

He estado leyendo historias sobre sexo no consentido… y debo decir que, las más de las cuales me parecen de lo más ridículas, surgidas de un cerebro diarréico esclavo de la fantasía….

Yo siempre creí que en la vida se puede ser blanco o negro… bueno o malo… lo que no nos es permitido como seres humanos es ser "grises" o "medio buenos" o "medio malos". Atento a esta filosofía, hará un par de años, cuando dejé atrás las indefiniciones de la pubertad, llegué a la conclusión fundamental de que; puesto a escoger… prefiero ser depredador y no presa.

Así pues, desde mi temprana adultez, siempre me he tomado lo que he querido… lo mismo me he robado un automóvil por el simple placer de usarlo hasta el hastío, que he despojado en la calle de todas sus pertenencias a una persona "X" contra la que no tenía en lo personal nada en contra… basándome para tal efecto en la premisa fundamental de mi propia necesidad como única causa. Si tengo hambre… como, si tengo sed… bebo, si quiero coger… cojo; tal es la actitud de quien se sabe por encima del homo sapiens… sí, así es, he venido a anunciarles el nacimiento de una nueva especie de super-hombre, les digo que el homo macrocéfalus camina hoy en día entre Ustedes.

Y es que, el problema es el concepto de "maldad" que la sociedad ha inculcado a los débiles de mente… que matar es malo… que robar es malo… Yo les pregunto: ¿Qué maldad habrá en el águila que estruja entre sus garras a un ratón de campo para después despedazarlo vivo? ¿Acaso no le produce dolor?, ¿Acaso no llena tal sacrificio una necesidad vital del águila?... ¿Se puede establecer que el águila es un ser "naturalmente malo"? Al igual que el águila, algunos de nosotros nos guiamos por estímulos que surgen de la parte animal de nuestro ser… aquella parte que la sociedad se esfuerza en diluir en medio de convencionalismos y mayorías de razón, esa parte bestial que nos hace ser lo que somos… simples animales, no más.

Lo que les voy a contar no se lo he contado a nadie, no he modificado ningún detalle ni me he tomado licencia literaria alguna en afán de hacer más grato mi relato… la historia que les contaré a continuación sucedió tal y como se las cuento… no se… pero creo que en realidad lo que quiero es escribir… para mi mismo

Y ya que tan a gusto leen historias imaginarias de abusos sexuales, a ver cómo les cae, leer una historia de verdad… hechos reales… lagrimas reales… fluidos reales… dolor de verdad… no estupideces como las que he leído en este sitio.

Hará ya más de tres años que, juntando dinero de aquí y de allá (no siempre de "buena" manera), decidí abrir un cibercafé (Café Internet), el negocio marcha bien en lo económico, me ha dado para comprar un auto, ya planeo mudarlo para expandir su potencial al máximo… Durante todo este tiempo he tenido mis aventurillas, acostumbro acercarme a mis clientas mas sabrosas y restregarles mi pene erecto en sus hombros o en la espalda, so pretexto de ayudarles a hacer tal o cual cosa con la computadora y, a fuerza de sinceridad debo decirles que la gran mayoría de ellas no solo no se han molestado con mis "embistes", sino que, por el contrario, ahora me llaman para cualquier tontería a sabiendas que les he de restregar mi miembro viril por todo su cuerpecito; y con algunas de estas clientas, ya ni siquiera debo fingir que les ayudo con la computadora, ya les puedo meter mano a diestra y siniestra, lo mismo agarrarles las tetas por detrás que de plano abrirles las nalgas con mis manos y darles una par de empujoncitos con mi paquete.

Así, las caricias subterráneas se han transformado en más de una ocasión en toda una experiencia y he terminado varias veces con mis clientas en el motel más cercano en donde les he reventado el ano pues, en tratándose se sexo, lo prefiero siempre brutal… salvaje… natural… nada de besos ni arrumacos, solo coger por coger, sin sentimientos de por medio, por solo satisfacer mis necesidades hormonales que me agobian y me hacen un objeto deseable a su vez para más de una clienta que desea experimentar algo diferente es su vida sexual.

Así que me he cogido con todo tipo de clientas que se puedan imaginar, desde señoras cuarentones (eso si, bien nalgonas), hasta niñas de apenas 15 o 16 años que, animadas por sus amigas me han ido a provocar y han terminado sentadas en mi garrote, sudando y emitiendo quejidos de dolor… claro que me he desvirgado a algunas de ellas, de hecho, el forro de mi silla tiene algunas manchas sanguinolentas de las nenitas que han dejado ahí su inexperiencia. Algunas de ellas regresan y fingen como si nada hubiera pasado… Yo aprovecho que regresen y al menos las manoseo a placer y, cuando la situación es buena y nos quedamos solos, ahí mismo las desnudo y las tomo como se merecen, ya sea que me las siente en las piernas o, de plano, si ando muy caliente, saco un cobertor que tengo en el baño, lo pongo en el suelo y, a coger, por cuanto orificio haya disponible para el efecto. La ventaja de tener un negocio propio es que puedes bajar la cortina (cerrar la puerta) en el momento que quieras, y si es con una clienta dentro del local, mucho mejor.

Pues bien, mientras mi negocio me seguía redituando (en todos los aspectos), entré en cuenta de que ya no me resultaba tan excitante tener a una clienta encerrada en mi negocio y, ni siquiera lograr que accediera a subirse a mi coche para llevarla al motel de rigor. No… Yo necesitaba algo nuevo, algo vigorizante, algo que me hiciera vivir intensamente, que me hiciera sentir que estoy vivo… como ya lo habrán imaginado… decidí violar a una de mis clientas más buenotas, una mamazota como pocas, se las describo: mide como 1.70 cm. con una cinturita que parece que se puede abarcar con una sola mano, una tetas ni muy grandes ni muy pequeñas, pero bien paraditas, bien erectas, siempre apuntando al horizonte… pero lo que me enloqueció de ella fueron sus nalgas, no he visto mejores nalgas en toda mi vida… unas nalgas redondas, paradas, grandes (sin ser enormes), unas nalgas que lucen aún más por lo diminuto de su cintura, ese tipo de nalgas que, cuando las ves por atrás forman un arco perfecto en el pubis, como un túnel prohibido, prohibido y delicioso… aunado a este descomunal monumento de cuerpo, la chica gustaba de usar pantalones de mezclilla entalladísimos, como su fueran en realidad pintados sobre su piel, lo que la hace verse aún más buenota y contrasta con su piel blanca y perfecta. A este clienta, a la que llamaré "Fany", ya le había yo metido mano un par de veces, la primera vez, aproveché que tenía que pasar junto a mi, entre mi cuerpo y el mostrador… deliberadamente no me quieté, como retándola a pasar tan cerca del monstruo que rugía bajo mi bragueta y, como lo esperaba, pasó ajustadamente entre el mostrador y mi cuerpo ofreciéndome la espalda, momento que aproveché con mi dilatada experiencia para rozarle (que digo rozarle) encajarle mi miembro entre las nalgas mientras luchaba por pasar ajustadamente frente a mi, además pude pasarle la mano izquierda por sus nalgas, las cuales estaban frías, frías y deliciosas. Ante mi osado lance no tuvo tiempo de reaccionar… no hizo nada, simplemente siguió su movimiento hasta llegar a la silla de la computadora en donde se sentó como si nada… Esa es la clave de todo buen manoseador… NO DEJARLES TIEMPO DE REFLEXIONAR, NO DEJARLAS PENSAR, todo tiene que ser rápido, certero, inevitable; para que, cuando ella se de cuenta de que te la acabas de manosear a tu antojo, ya sea demasiado tarde, aúnese a esto el factor vergüenza… las mujeres son muy proclives la vergüenza pública, por lo que, la gran mayoría de ellas, prefieren hacer de tripas corazón antes de montarte un espectáculo en público, además el manoseador profesional siempre puede fingir demencia y aducir que la gran manoseada fue meramente accidental. En cuanto terminó de chatear, se levantó, tiró a propósito unas monedas al suelo y, se agachó sin doblar las rodillas a levantarlas, ofreciéndome en el acto una visión fabulosa… podía verse el bulto de su conchita a través del ajustado pantalón… en ese momento supe que esa mujer habría de ser mía, de buena o de mala manera, además, ya era obvio que le había gustado la manoseada y sentir mi bulto entre sus nalgas, de otra manera: ¿por qué me estaría provocando así?.

Pasaron una par de días, hasta que finalmente volvió, esta vez vestida con una playera blanca ligerísima, casi transparente, la cual se deformaba en forma sublime en cada una de sus portentosas tetas, además, llevaba puesto un pantalón deportivo de algodón, bastante entallado en las nalgas. Se sentó en una computadora justo frente a mi, y, al sentarse, el resorte de su pantalón de bajó casi a media nalga, dejándome ver unas pantaletitas pequeñitas de color blanco con estampado de pequeñas florecillas de color azul cielo. Baste decir que tal imagen me excito al punto que tuve que ir al baño para acomodarme la verga, la cual tenía dura como piedra, latía como si mi corazón estuviera dentro de tal apéndice, pedía, pedía a gritos el culo de aquella súper hembra.

Serían como las 6 de la tarde cuando ella llegó, y durante todo el tiempo que estuvo ahí yo me entretuve jugando con mi verga por encima de mi pantalón, pensando en lo fantástico que sería al menos meterle mano a tal portento de nalgas que tenía anfrente. Mi oportunidad llegó antes de lo que pensaba… Mientras ella navegaba plácidamente en Internet, tuvo un problema… había recibido un attachment en un correo el cual no podía abrir, raudo me encaminé a su silla con la mirada fija en sus pantaletitas que asomaban por debajo del resorte de su pantalón, ella se dio cuenta del objetivo de mi mirada y, penosa, se bajó la camiseta hasta cubrir la parte superior de su culo… Me puse a su derecha, me agaché para tomar el mouse… desde ahí podía apreciar fehacientemente sus muslos de diosa, perfectos, torneados, anchos, que parecían querer reventar las costuras de su pantalón. No perdí tiempo… fingiendo que el mouse se resbalaba de mi mano, deliberadamente lo solté entre sus muslos, acto seguido comenzó un manoseo sensacional, le metí la mano entre los muslos y con el canto de la mano pude palpar aquel maravilloso calorcito… lo pasé rápidamente por ahí y subí la mano, ya con el mouse en mi poder, no sin antes rozarle una tetita con el dorso de la misma mano. Yo estaba que explotaba, mi verga se asfixiaba entre mis calzones, la tenía apuntando hacia arriba, lista para reventar el primer ano que osara cruzarse por su camino. Ante mi manoseo inicial, ella alcanzó a exclamar un pequeño –"heyyy!", casi como un susurro, esta vez me había pasado de un simple cachondeo, lo que hice fue verdaderamente manosearla a placer, sin piedad, si el menor recato o precaución por fingir mis avances. Yo le dije con seriedad absoluta: "perdón", ella sólo se me quedó mirando como buscando en mi rostro algún signo de culpabilidad… la situación era simple: la había manoseado a placer, le había pasado la mano por la raja… pero ella no estaba cien por ciento segura de que Yo lo hubiera hecho deliberadamente, esa pequeña dudo fue determinante; por lo tanto, volví a ganar la batalla psicológica, ella no pudo hacer más que resignarse e imaginarse que tan sensacional manoseo se había debido a un accidente, de otra forma, como explicar mi seriedad al pedirle una "sincera" disculpa.

Me contuve (por esta vez) de seguir gozándomela, otra clave del buen manoseo es ser PACIENTE, no tomar todo de una vez, sino ir acostumbrando a la hembra a los continuos roces, nalgaditas, abracitos y apretones; manoseos que cada vez van subiendo de tono hasta que, un día ellas caen en cuenta de que ya no existen límites para mis manos y que les toco, les agarro lo que me viene en gana, por arriba y por debajo de la ropa. La fuerza de la costumbre hace parecer "natural" algo que de buenas a primeras puede incomodar a cualquier mujer y máxime si la mujer encuentra tal situación de alguna manera "placentera" o simplemente "divertida"; hay que partir de la base de que aún la más recatada de las mujeres reacciona ante las caricias masculinas, no hay "mujeres de palo".

En cuanto recobré el aliento, me dispuse a solucionar el problema por el que me había llamado, con un par de certeros "clicks" solucioné su problema, a lo que ella, todavía, después de la agasajada que me di, me dio las gracias por mis "servicios".

Las mujeres son animalitos nerviosos… como los venaditos del bosque, si intentas acercarte sin cuidado, seguramente se asustarán y se escapará la presa, mi arma secreta es mi aspecto: Bien rasurado, impecablemente peinado, siempre limpio y perfumado, uñas recortadas, ropa casual pero de buena calidad, tengo un aspecto inofensivo que hace que las mujeres bajen la guardia cuando están conmigo, incluso, algunas de ellas se han quedado totalmente a solas conmigo a altas horas de la noche sin sentir ningún temor ni incomodidad, ocasiones que, por supuesto siempre aprovecho para darles una buena manoseada o, en el caso de las que ya me conocen, ir un poco más allá, para ver hasta dónde puedo llegar con ellas en ese momento específico y, como ya lo he dicho, muchas ocasiones he terminado llevándomelas al motel, con la raja totalmente humedecida a fuerza de tanto manoseo.

Pero bien, regresando a "Fany", después de tan sensacional manoseada que le di, me dispuse a atacar… era el momento de hacerle saber lo que me gustaba y cuánto deseaba meterle la verga por delante y por detrás… La mejor manera de hacerle saber a una mujer que te la quieres coger es decírselo con la mirada… me explico: En cuanto "Fany" terminó de checar su correo, se levantó, y desde ese preciso momento le clave la mirada en el culo, sin importarme que ella se diera cuenta de que me la estaba cogiendo con la mirada… Ella se acercó a mi, y mientras me disponía a cobrarle, pase un par de minutos recorriendo cu cuerpo con la mirada, la miraba… movía la cabeza para tener un mejor ángulo de visión… todo esto en su cara, sin inhibiciones, sin medias tintas, me acerqué a ella acerqué mi rostro al suyo para clavarle los ojos en las tetas… ella se puso muy nerviosa, se compungió como un perrito al que se amenaza con darle con un periódico enrollado, se "enconchó" mientras se cubría las tetas con los brazos y, cuando se cubrió sus tetas, dirigí mi mirada soez a su pubis, a su monte de Venus, a su raja, a sus caderas, a su estómago… esto era una verdadera violación con la mirada, ella reaccionó dando un par de pasos atrás, como si temiera que de un momento a otro me abalanzara sobre ella y la violara ahí mismo… no sé exactamente qué pasaba por cu cabeza en ese momento, al sentirse violada, escudriñada, medida, gozada, poseída por mis ojos; pero supongo que fue una mezcla de miedo y excitación.

Mi advertencia había sido dicha: "Si regresas te cogeré hasta hacerte perder el conocimiento, depende de ti". No fue necesario hablar para que esta amenaza quedara tan clara como el agua.

Ella se fue, apresuradamente metió su dinero en la ajustada bolsa de su pantalón… ahora sólo me quedaba esperar… talvez nunca la volvería a ver, pero… si regresaba, siquiera por accidente… me había jurado a mi mismo que la violaría sin importarme las consecuencias, esas nalgas bien valían el riesgo… y, la verdad, se me antojaba más tomarlas por la fuerza que con su consentimiento.

Pasaron los días y las semanas, seguí en mis actividades normales, seguí gozándome a mis clientas a placer, durante ese lapso tuve mi primera experiencia con una mujer embarazada a la que le di por el ano hasta que me cansé.

Finalmente, el día llegó… un lunes por la noche… jamás lo he de olvidar mientras viva, nunca había abusado de una mujer hasta entonces, está sería mi primera vez en el mundo del crimen, y, no sería la última

Serían aproximadamente las 7:30 de la noche cuando la vi entrar por la puerta de mi negocio, supe en ese momento que sería mía; para mi buena suerte, ella había venido en un día en que pocos clientes vienen e mi Cibercafé, porque la verdadera actividad empieza a partir del martes… En cuanto la vi, tuve una micro eyaculación, de esas que se sienten como un pequeño espasmo acompañado de líquido preseminal… Mi erección fue total, íntegra, tan solo de imaginar lo que iba a gozar

En cuanto me vió, me sostuvo la mirada retadoramente, como diciéndome que no me tenía miedo, que nada pasaría sin su autorización y consentimiento… Qué equivocada estaba

Cuando ella entró a mi negocio sólo había otra persona, un cliente habitual que trabajaba sobre algunos reportes de su trabajo, Yo sabía que era cuestión de minutos para que tal cliente se marchara, pues, a fuerza de costumbre, conocía Yo su actuar perfectamente. Mi vaticinio se cumplió tal como lo esperaba, tras imprimir un par de hojas, el cliente me pagó y se fue como sin nada, no sin antes echar una ojeada al monumento de mujer que estaba sentada en otra computadora. En cuanto se fue el cliente, el destino de "Fany" había quedado marcado

Ella estaba al pendiente de lo que pasaba, fingía no darse cuenta de nada, pero en el fondo se que deseaba que otra persona entrara al negocio y la pusiera a salvo de mi… Lógicamente Yo no permitiría que otro cliente viniera a importunar mi "bautizo de sangre"

Saqué del último cajón de mi escritorio mi pistola, una enorme Colt .45, tan efectiva física como psicológicamente. Acto seguido, me la puse dentro del pantalón por la espalda para que no se viera, inmediatamente me dirigí al baño, cerré la ventana del mismo para evitar que los posibles gritos de mi víctima se propagaran por el vecindario… y… el momento de la certeza… para ella: Me dirigí a la puerta de mi negocio y, sin mediar palabra, bajé de un golpe la cortina metálica… Estaba hecho, ahora ya no habría marcha atrás… Ella comprendió entonces que estaba atrapada dentro de mi negocio, que la única vía de escape estaba a mis espaldas y que si quería escapar tendría que pasar sobre mi cadáver (literalmente).

En cuanto bajé la cortina, giré hasta quedar de frente a "Fany", lo que vi nunca lo olvidaré… su cara estaba desencajada, reflejaba una mezcla de terror e incredulidad, no atinaba a articular palabra alguna, para ella esto seguramente parecía una pesadilla, seguramente llegó a cuestionarse racionalmente sobre la posibilidad de que en realidad estuviera soñando, deseaba estar soñando… pero esto era tan real, tan físico, que pronto cayó en cuenta de que nada podría salvarla.

En cuanto se puso de pie, de inmediato saqué mi pistola, corté teatralmente cartucho para aumentar el efecto psicológico y le apunté directamente a la cara.

Entonces, utilizando los últimos restos de aplomo, con una voz chillona, como de rata, apenas audible, me dijo: -"Por favor, déjeme salir"-.

Mi respuesta fue una sonrisa sorda, al tiempo que negaba con la cabeza, le dije: -"Estás buenísima mamazota, te voy a reventar el culo, mi reina"-.

Cuando di el primer paso para acercarme, ella se desplomó lentamente, como en cámara lenta se fue sentando en el suelo hasta quedar totalmente sentada, al tiempo que emitía una especie de llanto acompañado de palabras que no pude entender.

Al estar parado junto a ella, entendí que seguramente no sería necesaria la violencia, ella estaba completamente a mi merced, ni siquiera podía mantenerse en pie para intentar pelear conmigo… La tomé fuertemente por los cabellos y la obligué a mirarme a los ojos, le dije: -"Si cooperas no te haré daño, lo único que quiero es cogerte" "No hagas ruido, no hagas pendejadas, haz todo lo que Yo te diga, mamazota"-. Mientras decía esto la fui levantando hasta dejarla de pie junto a mi, de inmediato le puse la mano izquierda en su nalga derecha, la empecé a sobar, le metía el dedo en medio de ambas nalgas, la levantaba, la apachurraba, se la retorcía, mientras ella decía inconsolable "Por Favor"- El roce de mi mano sobre sus pantalones de mezclilla era una sensación mágica, fuera de este mundo. Acto seguido la senté en una silla y le indiqué que si se movía le dispararía, fui a mi cajón de herramientas y tomé un trozo de alambre de electricidad, regresé a ella y le amarré las manos por detrás de la espalda… ahora ya no necesitaba la pistola… tendría las dos manos libres para gozarla a placer.

Comencé a manosearle las tetas, por encima de la playera, se las manosee hasta cansarme, poco a poco, como si fuera mi novia le fui metiendo la mano debajo de la playera, hasta que finalmente alcancé una de sus tetas, ella temblaba como una gelatina, movía sus piernas como si tuviera frio… La empecé a abrazar, primero por la cintura, al tiempo que mi lengua recorría sus mejillas y su cuello, su olor me hacía poner los ojos en blanco, mis manos se enfocaron ahora a sus nalgas, las que tanto había Yo soñado, se las agarré las dos al mismo tiempo para medirlas con mis manos, eras fabulosas, frias, redondas, suaves… una delicia.

Ya mi verga no aguantaba más, le desabroché el botón del pantalón, ante esto, ella, instintivamente intentó tirarse al suelo otra vez, pero la tomé por la cintura y le dije –"Ya te dije que no te haré daño, solo hazme gozar y te podrás ir"- Ella volvió a repetir: -"Por favor"- Empezaba a ponerse histérica así que la volví a tomar por los cabellos y la sacudí fuertemente para hacerla reaccionar, le dije: "-¿Qué quieres?, ¿Quieres que te rompa la madre?, No te pongas pendeja mi reina, Yo se que te va a gustar, mamazota-.

Al ver mi nueva actitud, ella pareció resignarse a lo inevitable… le bajé el zipper del pantalón y le metí ambas manos debajo, para sentir nuevamente sus nalgas, esta vez sobre su pantaleta. Ya ella lloriqueaba casi en silencio, mi amenaza había sido más que eficiente para tranquilizarla y hacerle ver que la situación podía ser mucho peor para ella si se resistía.

Seguí manoseando lo que quise, seguí lamiéndola por todo el cuello y el pecho, hasta que finalmente le bajé los pantalones hasta los tobillos, aproveche para bajarle de una vez las pantaletas, después le manoseé la separación de las nalgas, pasando por su anito y de regreso una y otra vez, finalmente llegué hasta su vagina, la cual estaba escondida tras una nutrida melena de pelitos finos color café claro, la visión hizo que me bajara el pantalón hasta las rodillas y liberara finalmente a mi verga de su claustro, mi pene estaba enorme, como si supiera el manjar que le esperaba, estaba duro y me ardía un poco el prepucio por el estirón que se estaba llevando la piel de mi pene. Tomé mi miembro con una mano y empecé a sobárselo en la barriga, le dí vuelta y se lo sobé por ambas nalgas, por las caderas, mis manos buscaban, hurgaban en todos sus rincones, de cuando en cuando le mordía un pezón, le separaba las nalgas, la abrazaba por las nalgas y la apretaba contra mi verga enrojecida y palpitante

Nunca me ha gustado penetrar a una mujer con los dedos, creo que ese trabajo mejor debe hacerse con una buena verga dura y bien lubricada… De modo que en ningún momento le introduje los dedos ni por el ano, ni por la vagina

La lleve tomada de los cabellos hasta el baño, solo fui ahí a sacar el cobertor que cuidadosamente tenía Yo empacado dentro de una bolsa de plástico, lo tome con la mano que tenía libre y regresamos ambos al lugar de partida, una vez ahí, tiré el cobertor en el suelo y lo extendí a medias con un pie, ella estaba nuevamente entrando en crisis nerviosa por lo que le dije que mientras más cooperara más pronto se iría a su casa

Cuando logré extender el cobertor lo suficiente en el suelo, la empujé para que se arrodillara en el mismo… se quedó muy quieta, arrodillada. Yo aproveche este momento para quitarme la camisa y sacarme por completo los pantalones y la truza, inmediatamente le dije que se volteara, le desamarré las manos y cuando quedó con las manos libres le mostré mi puño cerrado frente a su nariz, le dije: -"Puedo lastimarte mucho si te pones pendeja, mejor ponte flojita"- Soy un hombre bastante fuerte, toda mi vida he levantado pesas, jugué futbol americano, así que supongo que ni siquiera le pasó por la cabeza la idea de darme un golpe o intentar forcejear conmigo. Le quité la camiseta haciendo que levantara los brazos, La empujé para que se recostara, y de inmediato me di a la tarea de mamarle aquel par de tetas tan sabrosas, su sabor salado me enloquecía, para este momento Yo ya estaba tendido sobre ella, apoyaba mi verga sobre sus muslos, sobre su pelvis, todavía sin buscar su vagina… Tan entretenido estaba Yo, cuando en eso, sonó su teléfono celular… al escucharlo ella emitió un quejido: -"Hayyyyy!"-, me levanté furioso y fui donde el maldito aparato, lo apague antes de que alcanzara a sonar por tercera vez.

De regreso a lo mio, finalmente me decidí, esto era fabuloso, pero no podía ser eterno… Me arrodille a sus pies y tome una de sus piernas, ella intento cerrar sus piernas instintivamente, pero, antes de que pudiera hacerlo, me tiré sobre ella, metí una de mis rodillas entre sus muslos y con mi pierna separe las suyas hasta poder meter ambas manos por la parte interior de sus muslos, ella estaba toda dura, como si fuera de piedra; -"mejor"-, pense, así si biscochito estará más apretadito

Me costó un poco de trabajo abrirle las piernas lo suficiente como para apuntar mi verga en la entrada de su coño, en cuanto lo conseguí ella dejó de resistirse, este era su último intento por resistirse, el sentir la punta de mi pene en la entrada de su vagina la hizo resignarse, esta vez, por completo

Sin más preámbulo, apunté bien mi garrote y, se lo empecé a restregar por los labios de la vagina, de arriba abajo, ella tenía ya los ojos cerrados, como si estuviera parada frente al paredón esperando ser fusilada. Note que estaba ligeramente húmeda, pero, por no errar, tomé saliva con mi mano y me la unté en la cabeza de mi verga, apunté, y muy lentamente empecé a dejar caer el peso de mi cuerpo… note que empezaba a entrar, al tiempo que ella se empezaba a quejar y a gemir, cuando el glande estaba ya adentro, empujé con fuerza y, pude sentir como se rompía su himen al paso de mi aparato, de inmediato ella grito con fuerza y repetía sin parar: -"No, no!"-, me dejé caer sobre ella, me acomodé a placer y empecé a bombear muy lentamente, no hay nada como un coño virgen, nada se le compara, sentir los pliegues de su túnel, como se abren y acarician mi verga a cada embestida… Ya entrado en gastos empecé a metérsela hasta el fondo, ella tenía sus manos en mi espalda y podía sentir como me pellizcaba por el dolor que estaba sintiendo, sin embargo hacía esfuerzos por ahogar sus quejidos, como si no quisiera que nadie supiera lo que estaba pasando en el local. La velocidad del bombeo aumentó, ya mis embestidas eran salvajes, cada vez que se la metía la hacía desplazarse un poco hacia arriba, tanto que tuve que parar un momento, jalarla de las piernas y llevarla otra vez al centro del local, seguí limando por espacio de 10 o 15 minutos, ya se la sacaba entera y se la volvía a meter, ya su vagina estaba completamente dilatada y esto me era posible, finalmente decidí correrme dentro de ella… Mi estilo es el siguiente: cuando siento que me voy a venir (posición del misionero o normal), tomo con ambas manos las nalgas de la mujer en cuestión, y de esta manera me puedo impulsar a placer para clavarla a la velocidad necesaria para chorrearme; esto es muy placentero porque al tiempo que le dejas caer todo tu peso a la mujer, tienes sus nalgas en tus manos y puedes apretar su pelvis contra la tuya para que la penetración sea muy profunda… Así estuve bombeando tan fuerte y rápido como podía hasta que ya no aguanté más y me empecé a chorrear dentro de ella, en cuando empezó el primer espasmo eyaculatorio, le clavé la verga hasta la empuñadura para depositar mi semen lo más profundo posible.

Lo único que pude notar en ella fue que, resbalaban grandes lágrimas por la comisura de sus ojos, perdiéndose entre sus cabellos.

Pero, faltaba lo mejor

Dejé una mano bajo ella, sobándole una nalga, mientras que con la otra mano le agarré una teta, ella estaba sudorosa y jadeaba como si acabara de correr la maratón… Estuve un rato gozándomela de esta manera hasta que sentí que mi verga se reponía de tan sensacional actuación. Cuando ella notó de nuevo mi erección me dijo: -"Ya, por favor, déjeme ir"-, a lo que le respondí… -"Ya casi acabamos mi reina, solo falta el premio mayor"-

Sin dejarla meditar sobre lo que le había dicho, le di la vuela hasta dejarla boca abajo… Cariñosamente le dije -"Si te lastimo, me avisas, mi reina"-, el espectáculo era maravilloso, ante mi, se encontraban el par de nalgas más suculentas que había visto en toda mi vida, simplemente perfectas. No perdí tiempo y empecé el masaje, las besé, intenté morderlas, las volví a besar… Finalmente las separé y ante mi quedó aquél suculento manjar llamado ano, era diminuto, color café, muy apretado… Le lancé un escupitajo y, no soporté la tentación de pasar mi lengua por ese lindo agujerito, lo lamí y lo relamí sin importarme el ligero olor a mierda que desprendía, le lamí también las nalgas, la parte de en medio de éstas y nuevamente el ojete. Finalmente, me di unos masajes en la verga para asegurarme que estuviera lo más dura posible, lo conseguí de inmediato; me puse saliva en la verga y volví a escupirle en el ano… Me tumbé sobre ella y empecé a empujar, suave pero firmemente, ella se puso histérica y me fue necesario pasarle un brazo por el cuello para amenazarla con asfixiarla si se resistía, finalmente noté cierta dilatación en su anito, insuficiente… Contra mi costumbre, pensé en ayudar un poco con mis dedos… le metí el dedo medio y ella respingó de una manera que me hizo pensar que no sería posible penetrarla analmente, sin embargo, dejé mi dedo ahí dentro unos momentos… le metí otro dedo… no quería desflorarla con mis dedos, ese era un placer propio de mi verga y no de mis dedos, finalmente le metí el pulgar y noté que entró con algo más de facilidad. Le quite el brazo de alrededor del cuello y le dije: -"Tranquila nalgita, ponte flojita para que no te duela"- Me volví a colocar en mi posición, apunte, y lentamente empecé a presionar, ella se quejaba como si la estuviera matando, finalmente, un último escupitajo y… entró la cabeza de mi verga, ella arqueó su cuerpo como si se muriera… me quedé quieto un momento mientras ella azotaba su frente contra el piso, un embate más y sería mío ese culito soñado, me preparé para dejar caer todo el peso de mi cuerpo, lo hice y entró forzadamente, pero entró completo… ella estaba al borde del paroxismo así que pensé que no sería bueno bombear tan pronto… sentía que su ano intentaba sacar mi verga de adentro, como si se tratara de una pasta dentrífica, así su ano quería desearse de mi verga, pero no lo permití, seguí firme son bombear pero sin sacarlo tampoco, al poco tiempo sus quejidos aminoraron y pensé en lubricar nuevamente mi verga… se la saqué completa, ella agradeció con un suspiro profundo… miré mi garrote y vi que lo cubrían hilillos de sangre… me escupí nuevamente en la mano me lubrique la verga, y, esta vez con más confianza, se la volví a introducir, no sin trabajo, hasta el fondo, ya no me importaron sus quejidos y lloriqueos, empecé a bombear muy, muy despacio, mientras ella trataba de acomodar su cadera como buscando una posición menos dolorosa, estaba decidido a tomarme aquel gran y hermoso culo que me había quitado el sueño más de una vez. Metí mis manos debajo de su cuerpo, dejé caer todo mi cuerpo sobre el suyo, y empecé a bombear con todo lo que tenía, esta vez duraría mucho más, porque ya me había corrido en su vagina minutos antes... seguí bombeando, controlando la eyaculación unas cinco o seis veces… hice una pausa de un par de minutos, momentos durante los cuales le pase las manos por las nalgas… finalmente el colofón, me acomodé, empecé a bombear a todo vapor, ella gritaba como una loca, trataba de escapar, de desclavarse de mi verga, pero el peso de mi cuerpo se lo impedía, aumenté la velocidad y finalmente sentí que me venía, le di dos estocadas muy profundas y me chorreé dentro de ella, me tumbé sobre ella y le besé la nuca, estaba bañada en sudor, había hecho el esfuerzo máximo por satisfacer a un hombre… y lo había hecho conmigo

Ella estaba toda embarrada de semen, sangre, lágrimas, sudor… estaba despeinada… se volteó de inmediato, tal vez en prevención de una nueva penetración anal… se quedó un rato en posición fetal mientras sollozaba casi en silencio… Me vestí, le arrojé su ropa para que se vistiera… En cuanto estuvo vestida la llevé al baño para que se lavara la cara y se arreglara el cabello… Tomé de nuevo mi pistola y mostrándosela a centímetros de su mejilla le dije: -"De la cárcel, Yo salgo… pero Tú, de la tumba no sales"-

Nunca la volví a ver… pero lo que me hizo vivir, jamás lo olvidaré… simplemente tomé para mi lo que quería.

Pueden escribirme a:

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