Esto queda entre nosotros (2)

Mi prima no me lo va a poner tan fácil, la clave para acceder a ella solo la tiene mi hermana.

Me levanté más rápido de lo común para desayunar, es muy raro que yo desayunase pues me solía despertar más tarde en vacaciones, pero no podía estar más en ese cuarto con mi prima Marta. Estaba confuso y mil ideas se me agolpaban en la mente, pero preferí no comerme la cabeza e intentar ver el lado positivo de las cosas. Resumiendo, básicamente había confesado a mi prima el desliz que había tenido mi hermana con un desconocido mientras estábamos de vacaciones, y esa fue “la llave” para que mi prima acabase de rodillas frente a mí. Comía con la mirada perdida, ni siquiera estaba pendiente del plato, estaba dándole vueltas a la cabeza, pero no precisamente por lo que pasó, sino porque me encantó.

- ¿Estás bien Nacho? – me dijo mi tía asustándome – Perdón, no quería asustarte, ¿te encuentras bien cariño?

- Sí, solo tengo sueño . – Era en cierto modo la verdad, no había dormido mucho.

- Ay, no dormisteis nada hablando toda la noche, Marta sigue dormida aún y ella se suele despertar pronto.

Para mis adentros pensé “si, hablando”. Acabé de comer rápido, porque sinceramente no tenía muchas ganas de ver a mi prima recién despierta después del trabajito oral que me hizo. Lavé mi plato y me puse a recoger la mesa, mientras mi tía me seguía hablando de sus cosas que, sinceramente, no le estaba prestando mucha atención, solo le contestaba “sí” o “que bien”, pero la verdad es que me servía para no pensar mucho en todo lo que pasó y así no excitarme más aún. Cuando acabe y me dispuse a irme me di cuenta que no tenía mi móvil conmigo, lo busque un poco por el salón donde estuvimos viendo la película ayer, pero sin éxito. No había dudas, me había dejado el móvil dentro de la habitación donde dormimos mi prima y yo. Abrí la puerta lento, jamás me había fijado lo que chirriaba esa maldita puerta, cuando entré parecía que Marta no se había inmutado y respiré aliviado. ¿Dónde estaba el puto móvil? Estaba ya nervioso, solo quería eso para irme a mi casa y reflexionar. Mientras buscaba en silencio me fije en Marta, estaba con el mismo short que ayer por la noche, ese culito me hipnotizaba, se había puesto camiseta, pero no llevaba sujetador, mi prima estaba buenísima y me ponía a mil. Marta empezó a moverse, estaba despertándose, y yo sin mi teléfono, le miraba a la cara suplicando para que no abriese los ojos. Giré la cabeza y vi mi móvil junto a mis llaves en la estantería, me moví lento para agarrar todo e irme.

- Buenos días – me dijo Marta asustándome por segunda vez en lo que llevamos de mañana. Me quede callado mirándola. - ¿Qué? ¿Qué miras?

- Na-nada Marta, solo me olvide mis cosas aquí dentro de la habitación, ya me iba para casa – mientras hablaba mi prima se sentó en la cama mirándome.

- Vale… Pues ya hablamos primito.

Me tranquilizó oírla tan serena, aunque por otra parte estaba deseando que me parase y me diese otro momento para recordar, cogí mis cosas por fin y mientras salía me pareció oírla ponerse de pie, me giré.

- Nos vemos pronto – me agarró un hombro – me lo pase muy bien anoche.

- Si, yo también Marta, ya te llamaré y vendré otro día.

- Hoy – me dijo seria.

- ¿Qué? No, hoy por fin quiero quedar con mis amigos no los he visto desde que llegue.

Me agarro el bulto del pantalón, no me había fijado, pero de verla dormida en una posición tan sugerente me excite de nuevo.

- ¿Estás seguro? ¿No prefieres verme a mí?

- Luego te hablo, me voy Marta. – Salí del cuarto decidido.

- ¡Eh! – volteé la cabeza – Si te enteras algo más de Alba me avisas – me sonrió disfrutando el momento.

Despidiéndome de mi tía salí rumbo para mi casa, di un par de vueltas más para evitar llegar a casa en esa situación, y cuando llegue intenté meterme en mi habitación sin que nadie me viese. Cuando cruzaba el pasillo hasta mi habitación me paré en el cuarto de mi hermana esperando verla en una posición agradecida para la vista, pero no estaba. ¿Habría ido a casa de su novio otra vez? Eché un vistazo a su habitación a ver si encontraba su móvil, pero no vi nada. La cama no estaba arreglada, y tenía ropa encima de la silla del escritorio, así que no había salido hace mucho. Me fui para mi cuarto para pasar la mañana, y me di cuenta que la puerta del baño estaba cerrada, ¿sería mamá? O tal vez Alba de nuevo. Fui caminando despacito intentando que nadie se diese cuenta que estaba ahí, y miré por la mirilla de la puerta del baño, vi una plancha para el pelo lo primero y una mano sujetándola, sin duda era mi hermana. Me quedé mirando un buen rato, para ver si veía algo que alimentase mis fantasías, y ahora las de mi querida prima que también ansiaba por saber. De repente oí unos pasos por el pasillo e intente disimular, sujetaba el marco de la puerta haciendo ver que estaba esperando.

- Hola hijo -  me dijo dulcemente mi madre.

- Hola ma, ya llegué – ya no podía hacerme el dormido lo que restaba de mañana, vaya asco.

- ¿Todo bien cariño?

- Si, esperando que quién sea que esté ahí salga – dije señalando el baño - ¿Es papá? – intentaba disimular lo más que podía.

- No, tu padre está trabajando como siempre, a él ya se le acabaron las vacaciones.

- Ah, no me acordaba, ya se le acabo lo bueno.

- Hijo, ¿me ayudas a arreglar el jardín un poco? Esta horrible hace tiempo que no lo adecentamos.

Ya me había metido en uno de sus planes, y yo que solo quería hacerme el dormido hasta la hora de comer. Entonces en una idea lúcida pensé que podía ser divertido limpiar el jardín con una condición.

- Pero Alba ayuda, ¿no? – estaba desatado, mi hermana me ponía mucho y a mi primita también. Se abrió la puerta del baño de repente.

- No, no. No es justo, te mando a ti imbécil – mi hermana se había enfadado, me miraba con rabia por incluirla en el pack.

- No os peleéis, por favor – dijo mi madre ya acostumbrada a nuestros encontronazos – Alba es justo que ayudes, así que vamos todos al jardín.

Mi hermana se fue rápidamente girándome la cara, estaba enfadada conmigo, pero me daba igual. Esperaba verla en una posición sugerente o al menos verla sin más, deleitarme con su cuerpo. A lo mejor si se agachaba podía verle la ropa interior asomando por detrás del pantalón, o un escote mientras se inclinaba. No sé por qué, pero desearía que Marta estuviese aquí, ahora era mi mayor confidente, y quería contárselo todo ya. Cuando salí al jardín solo vi a mi madre, buscaba a Alba, pero no la encontraba.

- Se fue con el novio hijo – me había roto la ilusión, que cabrona, tenía una vía de escape y de paso se enfada.

- Bueno, da igual, entre tú y yo.

Con cara de pocos amigos ayude a mamá con el jardín, sin querer la vista se me iba para ella, intentando ver algo que me alegrase la vista, pero nada, iba muy tapada. De repente me di cuenta de lo que estaba intentando, le estaba intentando ver las tetas o el culo a mamá, ¿qué me pasaba? Yo no era así, jamás había intentado ver “algo más” de mamá. Acabé lo más rápido que pude y me metí en mi cuarto, cerré la puerta con pestillo, y cogí el móvil para distraerme un poco. Me metí a whatsapp y vi a mi hermana en línea, ¿con quién estaría hablando? Yo por mi parte le envié un mensaje a Marta, mi prima, para decirle que hoy prefería quedar con mis amigos para relajarme un poco, estaba muy nervioso con todas estas nuevas sensaciones y solo quería apaciguar las cosas. Marta leyó el mensaje, pero no me contesto, me resultó raro, pero imagino que estaría molesta. Oía a mi madre hablar con alguien, pero no le preste mucha atención, estaría hablando por teléfono o con alguna vecina. Marta seguía en línea sin contestarme, no sabía ya ni que pensar. Salí a coger aire, quería dar un paseo o simplemente estar lejos de casa, pero nada más salir la vi.

- Hijo, vino Marta, te dejaste la cartera en casa de tu tía – Me dijo mamá notablemente molesta.

- Pe-perdón mamá, no me di cuenta cuando salí no la…

- Es mi culpa tía – dijo Marta ayudándome – La guarde yo pensando que era algo mío, por eso no la vio – la mira diciéndole “gracias” con la mirada.

- Bueno, ¿te quedas a comer Marta? – eso me pilló por sorpresa.

- ¡Claro! Me encantaría – Marta sabía que necesitaba estar sin ella un tiempo para relajarme y me la había jugado.

Me fui de nuevo rumbo a mi cuarto, estaba enfadado, ¿qué cojones hacía mi prima aquí cuando le dije que no quería verla hoy? Entró a mi cuarto y se sentó en mi escritorio mientras yo la miraba desafiante desde la cama, quería hacerle mil preguntas, pero estaba tan enfadado y frustrado que no articulaba palabra. Ella se levantó de nuevo y volvió a cerrar la puerta.

- No me mires así – me dijo mirándome fijamente – no sabía que hablar con tu madre y vine.

- También es tu tía, algo tendrás que hablar con ella.

- No te hagas ahora el tonto, se perfectamente que te encanta estar conmigo – aunque me costase admitirlo sí, me encantaba.

- ¿Tú qué sabrás? No tienes ni idea.

- ¿Por qué no quieres quedar hoy conmigo? ¿No te gusto lo de anoche?

- Sabes que si me gustó, pero… Pero necesito tiempo – me volvía a poner nervioso con su mirada – no tengo las cosas claras Marta, sin más.

- A ver primo – se sentó al lado mío, en la cama – no hicimos nada malo, nos gustó a ambos, ¿no?

- Sí – no mentía, lo que me hizo mi prima había despertado deseos que no conocía que tenía.

- ¿Has averiguado algo de Alba? - Me agarro el pantalón por fuera, me quede boquiabierto.

- N-no, ¿qué te crees? No es fácil – estaba incómodo con la mano de ella encima de mi bulto.

- ¿Te gustaría otro trabajito con tu madre ahí fuera? – no contesté - ¿Qué? Contéstame joder.

- No, no me gustaría – mentí descaradamente.

- Jajaja mentirosillo, tranquilo, no te voy a hacer nada – la miré desconsolado – por lo menos aún no.

- Entonces, ¿cuándo? – pregunté bastante decepcionado.

- Wow Nacho, ¿te pone pensar que tu madre está ahí fuera? Estas deseando jajaja – no pude decirle nada, era verdad, se acercó a mi oído y susurrando me dijo – a mí también me pone.

- Pues chúpamela Marta, no puedo más.

- No, no. No soy tan fácil primito. Necesito un estímulo nuevo. – Estaba sonriendo, la cabrona disfrutaba verme así.

- ¿Un estímulo nuevo? ¿Qué dices Marta?

- Necesito que me cuentes otras historias de tu hermana, o algo, solo así, si no nada de nada.

- ¿Por qué te pone tanto eso?

- ¿Por qué te pone a ti? – apartó la mano de mi pantalón.

Se fue del cuarto, sin decirme nada más, cuando se fue no pude evitar verle ese culo de nuevo, estaba loco. Pensé en masturbarme ahí mismo, en desahogarme, pero preferí ir al baño y calmarme, esto estaba yendo más allá. Cuando salí del baño fui a comer, ahora más calmado, y en la mesa encontré a mi madre, a papá, a Marta y, cómo no, a mi hermana. Ahora si, tenía en la misma mesa a todos mis problemas actuales, aunque pensando un poco, era muy morboso. La comida transcurrió normal, nada diferente, mi padre hablando de sus cosas del trabajo y yo comiendo sin levantar la mirada, otra vez los nervios estaban apoderándose de mí y no podía hacer nada para que esto pasase más rápido. Marta se reía con Alba, hablaban de tonterías entre ellas, con alguna intervención de mi madre, y veía a Marta disfrutar el momento. Mi padre hablaba conmigo porque era el único que parecía que le hacía caso, pero nada más lejos de la realidad, solo asentía y le escuchaba. Cuando acabamos de comer ni siquiera ayude a recoger la mesa, no podía estar ahí más tiempo. Salí al jardín, a tomar el aire, y detrás de mí salió mi prima.

- Acompáñame a casa anda. – abrió la puerta dejándome pasar primero.

Salí y ella detrás mío, caminábamos sin hablar, solo caminábamos sin más, hasta que me paro y me cogió de la mano.

- ¿Te gustó?

- ¿El qué? No te entiendo Marta

- Estar ahí, comiendo, las 3 juntas – me miraba mordiéndose el labio, mientras reanudamos el camino hacia su casa.

- La verdad no, estaba nervioso de que pudieses decir algo.

- No diré nada, no te chantajearé más, no me hace falta ya te tengo enganchado a mí. Tu ocúpate de averiguar cositas de tu familia, y me las haces saber cuánto antes, y ahora vete para casa a descansar, mañana hablamos.

Salió corriendo, dejándome atrás, ella también necesitaba estar sola supongo, pero a la misma vez le encantaba tenerme de espía, pero sobre todo de confidente.

Pasó el día sin más, fue un día aburrido exceptuando la mañana. Cuando me fui a dormir revisé el móvil esperando ver algún mensaje de mi prima, pero sin éxito. No pude coger sueño pronto, sinceramente estaba pensando cómo obtener “la llave” para que mi prima acceda a otra noche íntima entre los dos. No sabía cómo ver el móvil de mi hermana otra vez, y cuando quedaba con su novio era en su casa y no aquí, él vivía solo y bueno, la intimidad era infinitamente mejor. Al final me dormí por agotamiento, cuando no me quedaban energías mi cuerpo fue apagándose hasta que me quedé frito.

A la mañana siguiente abrí los ojos lento, ¿qué hora era? Joder me dormí ayer, miré el despertador esperando ver una hora decente, y me calmé bastante cuando vi que eran apenas las 10 de la mañana. Estaba escuchando ruidos fuera y salí curioso. Mi madre estaba acostada en el sofá probablemente viendo la tele o echándose una siesta mañanera, mi padre estaría trabajando, ¿y Alba? No estaba en su cuarto, pero su cama estaba deshecha aún. Me asomé por la ventana y vi a Alba fuera, con una mochila, esperando en la puerta. Fui a su cuarto esperando que se hubiese dejado el móvil, pero tampoco, estaba desesperado por encontrar una nueva confidencia de ella. Fui a preguntarle a mamá a donde iba mi hermana, y me la encontré en una posición diferente a cuando la vi por primera vez, estaba como dándome la espalda, acostada, girada hacia el interior del sofá, se le veía bastante marcado el culo, el cual me distrajo y me quedé tonto. Se dio la vuelta.

- Hola, buenos días hijo.

- ¿Y Alba? – pregunté volviendo a la cordura.

- Se va para la piscina, o algo así me dijo.

Corrí para mi cuarto, me vestí decentemente, y salí para fuera esperando ver a mi hermana aun esperando, pero ya se había ido, o la habrá recogido su novio con el coche. Salí decidido: tenía que ir a casa de su novio a ver si estaban ahí, a lo mejor Alba le mintió a mamá y quería estar con su novio sin más. Cuando llegue me asome por la valla, quería encontrar algo con lo que alimentar mis fantasías y las de mi prima, salté directamente al jardín de mi cuñado. Recorrí la casa por fuera, rodeándola, no pensé en qué pasaría si me encontrasen, pero estaba desatado. Había gente en la casa, el coche seguía fuera, y las luces estaban encendidas, pude ver incluso que el compresor del aire acondicionado estaba en marcha. Hasta que lo vi, mi cuñado estaba justo ahí en el salón, con el portátil. No sabía que hacer ya para saber a dónde había ido mi hermana, a lo mejor solo fue con amigas. Cogí el móvil y la llamé.

- ¿Sí, Nacho? ¿Qué quieres?

- Al-alba, ¿has visto mi bolsa de deporte? – dije lo primero que se me ocurrió para lograr sacarle alguna pista.

- No, no sé dónde está, yo no la he cogido. ¿Me llamaste para esa tontería?

- Bu-bueno, ahora busco mejor entonces. ¿Te fuiste? – tenía ganas de decirle “dónde cojones estás” pero me tranquilicé como pude.

- Si, además a ti eso no te importa – se oía de fondo una música, parecía una fiesta. Me colgó de inmediato.

Se oía música, y le dijo a mamá que iría para una piscina, será una fiesta en la piscina, en casa de alguna amiga, o no sé. Me fui para casa poco animado, pues no sabía en casa de qué amiga podría estar, quería verla, en bikini, o no sé. Habíamos estado de vacaciones en la playa, llegamos hace unos días, pero no me había fijado mucho en mi hermana, ahora que era la única forma de estimular a Marta tenía que obligarme a buscar algo. De camino a casa me paré en casa de mi tía, y llame al móvil personal de Marta.

- Hola primo, dime.

- Sal, estoy por fuera de tu casa, sal rápido.

No paso ni un minuto, mi prima abrió la puerta de su casa y salió a recibirme.

- ¿Quieres pasar?

- No, sal venga – emprendí camino – me tienes que ayudar Marta.

- ¿En qué? – me miraba intrigada – no voy a… Ya sabes.

- No, joder, no es eso. Alba salió para la piscina, bueno, o eso dice ella.

- ¿Y? – paró el paso - ¿Para qué me necesitas?

- Ayúdame a encontrarla joder.

- Pero no entiendo, ¿para que la quieres ver en una piscina?

- David está en su casa, Marta creo que mi hermana le está engañando otra vez – no estaba seguro, pero era la única forma de que mi prima me ayudase a buscarla.

  • ¿ Qué sabes de ella?

- Se fue de casa como hace 15 minutos, pero la llamé hace un ratito y escuché música, estaría en una fiesta en la piscina, o no sé.

- O en un coche – no lo había pensado, pero tiene sentido – ¿Tienes el móvil de su amiga? Con la que se confesó.

- Sí, pero no sé de qué nos servirá – Mi prima se había volcado en esto, a ella también le gustaría ver a su prima en una situación así.

- Dame su número y le habló por whatsapp, que ella no me tiene registrada a mí. Así le podré sacar algo de Alba.

Le pasé el número de la mejor amiga de Alba, ella seguro sabría dónde estaba Alba o al menos nos podía dar alguna pista. Marta se encargó de sacarle la mayor información posible, me ponía mucho verla con ganas de pillarla in fraganti . Mi hermana y su amiga iban al gimnasio, al mismo que iba yo, pero ellas iban a las típicas clases de baile y ejercicios frente al espejo. Marta, con esta información le dijo a la amiga de mi hermana que se había dejado unas zapatillas en el gimnasio, y que si por favor podía decirle dónde estaba, o pasarle su número de telefono, para poder entregárselas. Quedaba bastante creíble porque la profesora no era de la ciudad, era de un pueblo cercano, y con la excusa de “me tengo que ir pronto a mi casa dime dónde está” le logramos sacar una información valiosísima: mi hermana estaba con ella. El problema eran los daños colaterales, ahora le dirían a su profesora de baile que dónde están las zapatillas o cosas así, pero bueno, nada que nos quitase el sueño. Sabíamos dónde vivía, y solo nos quedaba la opción más sacrificada, que era esperar a que mi hermana saliese y ver con quién estaba. Nos escondimos lo más cerca de la entrada de la casa, estando lo más escondidos posibles, la verdad es que la visión estaba reducida pero una vez que la viésemos salir saldríamos corriendo para escuchar la conversación. La casa no tenía piscina, así que descartada la fiesta en la piscina simplemente tuvimos que armarnos de paciencia. Marta me miraba nerviosa.

- Primo, ¿qué estamos haciendo? – La noté por primera vez arrepentida de sus hechos.

- No sé Marta, pero quiero seguir.

- Yo también – me sonreía sin perder la vista de la entrada de la casa.

Tras una hora y media de espera salió por la puerta dos chicos, altos y morenos, uno era más feillo pero tenía buen cuerpo, el otro lo conocía, lo había visto por los alrededores. Tendrían dos años más que yo, iban hablando bastante contentos, se pararon en la puerta hasta que salió nuestro objetivo: mi hermana. Salieron las dos, ella y su amiga, Marta salió corriendo, dejándome por detrás, yo la seguí un poco más lento porque no esperaba esa carrera espontánea. Nos colocamos haciendo esquina con la casa de al lado, estábamos escondidos y podíamos escuchar la conversación, aunque con dificultades porque hablaban bastante flojo. Mi prima y yo estábamos espiando como dos adolescentes a Alba, notaba la piel caliente de Marta, ella estaba igual de cachonda que yo. Los dos chicos pararon de hablar y le plantaron un beso a cada una de las dos, mi hermana le era infiel a David y nos encantaba. El chico que estaba con mi hermana era el más feillo de los dos, le tocaba descaradamente el culo en medio de la calle, no lográbamos entender qué estaban diciendo, pero estaba claro todo. El amante de mi hermana se subió al coche, y se montaron mi hermana y el otro amigo. La amiguita de mi hermana se quedó en su casa viéndolos irse en el coche. Marta me cogió del brazo y me trajo de nuevo a un sitio alejado.

- Nacho, tienes que volverle a coger el móvil a tu hermana, tenemos que saber cuándo vuelven a quedar.

- Marta estoy muy excitado – le señalé mi erección.

- Pues con más razón, obtén información y accederé a darte otra alegría primo – me plantó un piquito inocente y reanudo la marcha hasta su casa, mientras se iba me hizo con la mano un gesto como de teléfono, entendí que quería que la llamase cuando supiese algo.

Mientras iba para casa pensé el cómo y el cuándo, no tenía ni la más mínima idea para averiguar nada de lo que se traía mi hermana entre manos. Entonces, Alba mientras estábamos de vacaciones se la chupo a un desconocido, ¿y ahora tenía otro amante? Joder con Alba, y parecía la decente de la familia. Por no hablar de mi prima, que me tiene de confidente ideando cómo ver el móvil de mi hermana para sacarle algo más. Ahora tenía que dejar de pensar en eso, quería repetir, o incluso mejorar, el momento inolvidable que me regalo Marta, y para eso tenía que encontrar información. Llegué a casa y estaba mi padre como de costumbre dormido viendo la tele, admiro su capacidad para dormirse en cualquier sitio. ¿Dónde estaría mi madre? Suele estar con papá hablando o pasando el rato sin más, la puerta del cuarto de mi hermana estaba cerrada y podía oler su perfume, estaba en casa y me alivio, al menos no se irá sin que yo lo sepa. Lo curioso es que el cuarto de mis padres también estaba cerrado, toqué la puerta para ver si alguien me contestaba al otro lado, pero no obtuve respuesta. Me encaminé hacia el baño para ducharme y refrescarme un poco, que hacía mucho calor, pero yendo hacia allí se abrió la puerta del cuarto de mis padres, mi madre salió con la cara roja, me quedé mirándola con cara de intriga.

- Joder, ¿qué hora es? Me quede dormida hijo menos mal que tocaste la puerta.

- Son las 5 menos cuarto de la tarde mamá, ¿estás bien? – Notaba a mi madre como nerviosa.

- Sí, claro, solo me dormí viendo la novela.

Mi madre, sin duda, estaba mintiéndome, ¿por qué cerraba la puerta solo para dormir? Aunque sinceramente no quise seguir preguntándole porque la iba a agobiar más. Se me adelantó para entrar al baño, en lo que aproveche para buscar la ropa. Cuando salió mi madre entre al baño a ducharme tranquilamente, era mi momento, mi momento de pensar y de relajarme, estos días desde que llegue de vacaciones han sido muy impactantes. Me tomé mi tiempo, sinceramente no tenía prisas, hasta que llamaron a la puerta el baño.

- ¡Sal ya! - Era Alba.

- Voy, ya salgo y me seco, dame un par de minutos. – Como le dije salí rápido y me sequé, quería que entrase ella, quería revisar su habitación mientras se duchaba.

Salí del baño y la vi ahí en la puerta, esperándome, jamás la había visto tan guapa, tenía la ropa en la mano, así que sin duda iba a ducharse. Para mí pensé “a lo mejor se ducha porque va a salir de nuevo”, la deje pasar, y cerró la puerta con fuerza, se ve que tenía excesiva prisa. Me asomé por la mirilla, tenía prisa por ir a revisar su habitación, pero un vistazo para motivarme no venía nada mal, pero por desgracia colgó la toalla en el pomo de la puerta y, de nuevo, mis ilusiones fueron truncadas. Todavía no estaba todo perdido, vi que mi madre estaba lejos, estaba junto con papá todavía un poco roja, y me metí directamente al cuarto de Alba. No tenía mucho tiempo, ¿dónde estaría su móvil? Rebusqué cómo pude, pero no lo encontré, y de pronto oí en el baño música, mi hermana se había llevado el teléfono para oír algo mientras se bañaba. Y, ¿ahora qué? Era la condición que me puso Marta, tenía que averiguar dónde quedaban y cuándo. El cuarto de mi hermana olía a ella, a su perfume, me excitaba pensar en ella tanto como pensar en mi prima, me sentía un depravado, pero me encantaba serlo. Cogí su ordenador portátil con la única esperanza de ver algún correo o algo por el estilo, pero lo que me encontré fue aún mejor: tenía el whatsapp web abierto. Me entró de nuevo el nervio de estar haciendo algo peligroso, pero me puse a revisar las conversaciones recientes. Parece ser que el nuevo amante de mi hermana se llamaba Ismael, mi hermana le tenía como contacto “María”, por eso no me había parado a leer esta conversación cuando leí su móvil. Estaba flipando, habían quedado todos los días desde que estamos aquí en la ciudad, y antes de irnos de vacaciones se habían visto también. Lo que no sé es cómo no se ha dado cuenta su santo novio. Las conversaciones eran raras, no decían dónde quedar, ni la hora, nada, solo decían frases como “Estoy ya fuera sal ya” o “Te estoy esperando en la puerta”. Además de todo esto no había ni una foto con la que alimentar nuestras fantasías. No tenía nada. Estaba claro, había que seguir a Alba y pillarla en el acto. Llame a Marta para contarle todo, ella se desilusiono igual que yo, pero quedamos en seguir a mi hermana cueste lo que cueste, a lo mejor irían de nuevo a casa de su amiguita. Deje todo como estaba, intenté no dejar ni una sola evidencia, y me fui del cuarto de Alba. Me preparé para salir, estaba claro que mi hermana iba a salir otra vez, y yo la iba a seguir con mi prima. Sonó mi teléfono mientras me vestía.

- ¿Sí?

- Soy yo – la voz de Marta me tranquilizo, no estaba solo en esta locura – estoy fuera.

- Ya salgo, me estoy vistiendo.

Cuando salía cogí mis llaves y mi cartera, el móvil lo estaba cargando y lo cogí justo antes de irme. Mamá me paró.

- Hijo, ¿te vas otra vez?

- Sí, quede con mis amigos. – en realidad iba a espiar a su hija para ver si la veía follarse a otro.

Cuando salí estaba mi prima sentada en el escalón de la puerta, abrí y nos fuimos a un parque que estaba a escasos cincuenta metros de mi casa, nos sentamos en un banco a la espera de verla salir. Mi prima me volvió a dar un pico y aparte la cara.

- Marta, por favor, que estamos cerca de casa.

- Vale, vale. Tranquilo machote ya me calmo, es que estoy ansiosa por verla.

- Si, yo también, llevamos todo el día esperando por ella.

Fue acabar la frase y oír la puerta de mi casa, salió mi hermana corriendo, sin decir nada Marta salió detrás de ella y yo, como siempre, último en la carrera. Alba aminoró el paso, con el calor que hacía supongo que no quería sudar, Marta era una espía profesional, cuidaba los ángulos de visión e incluso sabía escondites entre calles para que ni siquiera corriésemos peligro. Mi hermana no iba a casa de su amiga, pues queda justo al oeste y ella seguía hacía el norte, cogió el teléfono, se veía que la llamaban, pero colgó pronto. O fue la conversación más rápida del mundo o se cortó la llamada. Alba cruzaba por calles raras, pero a medida que nos acercábamos me daba cuenta hacia dónde iba: a casa de su novio. Las expectaciones eran otras, pero al fin y al cabo el objetivo era el mismo, que mi prima y yo la viésemos y poder excitarnos con sus actos. Marta me miraba, ella también sabía hacia donde iba. Cuando llego a casa de su novio entró sin más, la puerta no estaba cerrada. Marta se escondió y me miraba.

- Yo quiero verlos primo – me ponía cara de niña caprichosa – por favor.

- Yo también Marta.

- Quédate conmigo – me cogió la mano - ¿Cómo los vemos?

- Marta la casa tiene dos pisos, su cuarto estará en el segundo piso, ¿no te conformas con oírlos?

- Obviamente no, tenemos que verlos, quiero ver la maestría de mi prima. – La verdad es que yo también.

- Detrás hay una escalera, pero necesitamos hacerlo ya antes de que suban y nos puedan ver.

Cogí a mi prima de la mano y dándole un jalón la llevé conmigo, dimos la vuelta a la casa, rodeándola por completo. Antes ya había hecho este recorrido, así que ya sabía los ángulos muertos. La casa del novio de mi hermana, David, era de dos pisos y bastante grande, la verdad es que vivir aquí solo le tendría que salir una pasta, pero sabía que para él y su familia la economía no era un problema. Subimos por una pequeña escalera de mano, bastante peligrosa, hacia el tejado que unía el primer con el segundo piso, aproveche para dejar pasar a mi prima primero y verle de nuevo su culito. Nos sentamos ahí, justo debajo de la ventana de la habitación de David, o eso supuse porque tenía una cama de matrimonio y una tele gigante. Que cabrón, en la mesilla tenía una caja de preservativos recién abiertos, Marta estaba excesivamente nerviosa, la veía temblar y agarrarse a mí, estaba nerviosa pero caliente a mas no poder.

Eran ya las siete de la tarde, nos aburríamos ahí arriba, empezamos a hablar flojito de lo que se nos ocurría. Lo curioso era que si nos veían ahí arriba nos podríamos meter en un lio muy gordo, pero poco a poco nos fuimos relajando. De repente se abrió la puerta de la habitación y se encendió la luz, joder, estaban ya ahí, hice por asomarme, pero Marta me sujeto, tenía razón ahora mismo era peligroso, teníamos que esperar. Los oíamos hablar.

- No sé cariño – era Alba – nunca lo había pensado.

- Anda Alba, vamos a probarlo una vez y si no te gusta paro, te lo prometo – se hizo un silencio de medio minuto.

- No, mejor hoy no, otro día.

- Bueno, vale, pero quítate ya la camiseta.

Miré a mi prima buscando complicidad, estaba claro, se la iba a follar. Me empecé a excitar muy rápido, todo esto me calentaba más de la cuenta, aunque aún no había visto nada. La mano de Marta se apoyó en mi pantalón, ella también se había fijado, no movía la mano solo la mantuvo ahí para sentirla.

- Vaya tetas tienes mi amor.

- ¿Te gustan? Son para ti - “y para otros más” pensé.

- ¿Llevas tanguita Alba?

- Claro, como a ti te gusta mi amor.

- Quítate el pantalón y chúpamela.

No podía salir de mi asombro, tenía el rabo durísimo de escuchar a mi hermana dispuesta a todo, y mi prima no separaba la mano. Pensé “menos mal que hace calor y no cierran la ventana”. Mi prima me miraba, pero ni se movía, supongo que no quería que oyesen nada. A los poco segundos oímos lo que queríamos oír: se la estaba comiendo. Se escuchaba el sonido de la polla contra la garganta, se estaba ahogando, joder, mi hermana estaba comiendo una polla y yo lo estaba escuchando escondido con la mano de mi prima en mi pantalón. Quería asomarme y mirar, pero otra vez mi prima truncó mi movimiento y me mantuvo sentado con ella. Mi prima estaba empezando a mover la mano, estimulaba mi polla por encima de la tela, se estaba poniendo caliente, lo sentía en su piel. Mi hermana se notaba que era una auténtica profesional, no paraba, era una máquina, no se la sacaba de la boca y solo se oía como se atragantaba con ella. Su novio gemía flojito con el trabajito de mi hermana, y se oía algún azote.

- Alba – mi hermana paro en seco de mamarla – Fo-follame ya.

No se oía nada, miraba a mi prima intrigado, no entendía nada. Se quedo todo en silencio en dos segundos. Pero eso no iba a durar mucho, en cuestión de unos segundos oímos unos pequeños gemiditos, muy cortos pero hondos, Marta giró la cabeza mordiendo el labio, me besó y cuando se separó seguía mordiéndose el labio. Estaba super cachonda. Marta se armó de valor y se dispuso a ponerse de rodillas, ella quería ver algo más. Se asomó muy poquito, despacio, y abrió la boca de par en par. No iba a ser menos y me levante poco a poco yo también, Marta no apartaba la mano de mi erección, y cada vez movía más su mano. Me asomé despacio y cuando lo vi me quedé petrificado. Mi hermana se montaba ese rabo sin compasión, subía y bajaba, subía y bajaba, sin descanso, sus gemidos seguían siendo cortos pero hondos, se notaba que le salían de dentro. No se había quitado el tanga, lo tenía apartado mientras se montaba esa verga. Sus tetas, mucho más grandes de lo que me pudiese haber imaginado, se balanceaban hipnotizando a David, era una auténtica profesional. Pensé para mí mismo “que suerte tengo de que mi familia tenga esas tetas”, y crucé mi mano por detrás de mi prima, le agarré el culo y no se resistió, solo se dejó hacer. No apartábamos la vista, estaban tan entusiasmados con su labor que no se podían fijar en que dos fisgones estaban asomándose a la ventana. No duró ni dos minutos cuando David gritó de placer.

- Alba, Alba, ¡¡me corro sí!!

La aparto con las manos, haciendo levantarse a mi hermana de aquella polla, cuando se levantó pude verla mejor, que buena estaba mi hermana joder, era una diosa. Tenía el coñito rasurado, nunca me imaginé que la espiaría y menos en esta situación. Se arrodilló delante de su novio, se notaba que no había tenido un orgasmo, David había acabado muy rápido. “Si yo pudiese te daba los que quisieses” pensé, mientras veía a mi hermana con la boca abierta esperando que le soltase toda su leche. Al ver que le costaba Alba ni se lo pensó, agarró los huevos de David y se la trago como si fuese un helado, era increíble ver como se la comía toda sin reparos, sin un previo preparamiento, solo se la tragaba sin más, la hizo desaparecer con la boca. Se la chupaba a ritmo, sabía hacerlo. Marta me apretaba mi rabo con fuerza, yo le agarraba el culo de igual manera. En cuestión de un minuto David estalló, le lleno la cara de mi hermana, la dejo pintada de blanco. Mi hermana estaba con buena cara por educación, porque ella apenas había disfrutado a mi parecer, le limpio la polla a lametazos y su novio no paraba de decirle lo bien que se le daba, coincidía con él. Marta me empujó hacia abajo, me plantó otro beso.

- ¿Qué pasa Marta?

- Por favor, Nacho, tenemos que ir a casa.

- ¿Qué te paso? – no entendía nada, ella cogió mi mano y la llevo a su short, estaba totalmente empapada.

- Va-vámonos.

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Muchísimas gracias por los consejos y los comentarios de ánimo, muy agradecido de verdad. Todo comentario, bueno o malo, se agradece para seguir mejorando.