¿Esto es una iniciación? (2)

De como me introduce aun mas en la sumision una amiga de Susana, una casi cincuentona de muy buen ver llamada Julia.

¿ESTO ES UNA INICIACIÓN?(2)

Yo seguí hablando con Susana por vía messenger pero no fue hasta dos semanas después cuando me dijo que fuera a su casa para hacerla un favor. Me presenté allí como ella me dijo a las siete de la tarde de un viernes. Llame al timbre y me abrió. Estaba vestida con un traje negro de falda. Estaba algo seria y solo me dio un beso en la boca. Pase y me indicó que me sentara en el sofá para hablar conmigo.

Mira Juan, tengo un compromiso y necesito que me eches una mano.

Claro Susana – dije mirando su escote.

El compromiso es que el otro día salí con una amiga mía, una intima amiga mía y le dije que estuve con un chavalín de 25 años y claro ella me empezó a decir que se lo tenía que presentar. No tengo que decirte lo buena amiga que es y quiero que hagas todo lo que ella te pida, lo harás?

Por supuesto Susana, no te preocupes, haré lo que sea por ti – le dije pero no se si merecía la pena pasar lo que luego iba a pasar.

Me dijo que teníamos que ir a su casa y nos fuimos enseguida. Ella vivía en un chalet a las afueras de Madrid y no tardamos mucho en llegar en el coche de Susana. Por el camino llamé a mi casa para decir a mis padres que estaría fuera todo el fin de semana ya que Susana me dijo que así iba a ser. Al llegar allí nos abrió la puerta una mujer algo mayor que Susana. Susana me presentó, ella se llamaba Julia. Iba vestido con una falda larga roja oscura y una blusa de color negro. Me dio dos besos y entramos a su salón y nos preparó unas copas de vino. Tras hablar un buen rato los tres, Susana dijo que ella se marchaba pero Julia la invito a quedarse a cenar. Yo estaba como un poco fuera de lugar y no sabía como actuar pero la cena fue muy bien y fui poco a poco conociendo a Julia. Terminada la cena Susana se fue y la verdad es que yo no sabía lo que se esperaba de mi así que hice un amago de irme con ella, pero Julia me agarro del brazo y tiro de mi hacia ella sin decir nada mientras Susana salía por la puerta diciendo un simple adiós y cerrando la puerta tras ella.

Yo me quede mirando a la puerta mientras ella decía:

Bueno Juan, nos hemos quedado solos.

Si, oye la cena estaba... –pero no me dejo terminar y me beso en la boca.

Me abrazó fuerte mientras me besaba y yo también a ella. Luego sin hablar me llevó al sofá me sentó de un empujón y se puso encima de subiéndose un poco la falda que llevaba, se desabrochó un botón de la blusa y me dijo:

A partir de ahora solo hablaras si yo te he hablado antes. Harás todo lo que yo te diga, te guste o no. Me llamaras señora Julia y tu serás mi pequeño Juan y actuaras como tal. Dicho esto te quedarás el fin de semana si estas de acuerdo y si no lo estas, Susana está esperando en la puerta para llevarte a tu casa. ¿Que me dices?

Estoy de acuerdo, señora –fue lo único que pude decir.

Después de eso me acarició la cabeza mientras decía que yo era su pequeñín y que pasaría un fin de semana inolvidable. Me besó en la boca y se sentó a mi lado.

Ahora levántate y asómate a esa ventana de ahí y saluda a Susana para que pueda irse a su casa –me dijo en tono autoritario.

Me levanté, me acerqué a la ventana y miré por ella. Allí estaba Susana esperando dentro de su coche. La saludé y vi como inmediatamente encendió las luces y el coche desapareció por la calle. Entonces me di la vuelta y mire a Julia que me indicaba con su mano que fuera a sentarme a su lado. Me acerque y me senté con ella en el sofá a su lado. Ella me echó un brazo por detrás y mientras me acariciaba la oreja y su otra mano se apoyó en mi pierna. Su cabeza se acercó a mi otra oreja y me empezó a lamer el lóbulo mientras. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y ella empezó a susurrarme cosas al oído. Yo me empecé a calentar mientras mi pantalón se abultaba. Ella puso su mano encima de mi paquete y empezó a masajearlo mientras me decía al oído que iba a ser su perrito. Después se levantó y me dijo que la siguiera y me guió hasta su habitación. Se colocó encima de una alfombra a los pies de su cama y me dijo que la desnudara y yo fue lo que hice. La desabroche la blusa y baje mis manos por el perfil de sus pechos mientras ella echaba los brazos hacia atrás para dejar caer la blusa la suelo. Después desabroche la cremallera de su falda pasando mis manos por el contorno de su culo. Dejé caer la falda y quedo ante mi una braguita de color negro a juego con el sujetador. Cuando subí por su espalda para quitar el sujetador ella se dio la vuelta y me beso. Mis manos jugaron con sus pechos y después de meter su lengua por toda mi boca la saco chupando toda mi cara. Yo estaba ya a reventar pero ella me alejó y se tumbó en la cama, bajo la luz de la habitación hasta dejarla casi en penumbras y me dijo que me desvistiera. Yo me quite mi ropa dejando a la vista mi pene que estaba bien erecto. Ella se puso a cuatro patas encima de mi cama y me indicó que me acercara. Yo lo hice y mi polla se quedo justo a la altura de su boca. Ella que seguía a cuatro patas acerco su boca y me beso en la punta de mi polla. Luego sacó su lengua y lamió la punta para luego meter sola la puntita en su boca. La sensación era increíble.

Ahora abre el primer cajón de la mesilla y coge algo que hay allí –me dijo agarrandome de los huevos y metiendose toda mi polla en su boca dejándome tan caliente como para hacer cualquier cosa que me pidiera.

Si señora, como usted quiera –dije ya vacilante.

Mientras me dirigí hacia la mesilla ella se recostó en la cama echando para atrás el edredón y las sabanas. Abrí el cajón y lo que había era un consolador. Yo nunca había visto uno y me quede algo parado.

Vamos mi niño, dale placer a tu ama –dijo con una voz muy sensual.

Yo me puse entre sus piernas y retire hacía un lado la braguita y empecé a lamer su coño. Después de un buen rato lamiéndola y metiendo mis dedos dentro de su coño, la quite las bragas y empecé a jugar con el consolador en la entrada de su coño. Era delicioso, estaba muy bien arreglado y tenia poco pelo, a mi gusto el justo. Cuando metí un poco el consolador ella se inclinó para agarrar las sabanas y arroparse dejándome a mi debajo de ellas. Yo a oscuras podía aspirar el delicioso olor de su coño mientras metía poco a poco el consolador en su coño. Empecé a empujarlo dentro y sacarlo adquiriendo un ritmo adecuado a sus movimientos. Ella gemía y gemía y yo estaba a mil. Después de un buen rato ella tuvo un orgasmo ya que su cuerpo tembló y sentí como una mano aparecía debajo de las sabanas y agarraba el consolador sacándolo. Luego me agarró la cabeza y la llevó a su coño para que lamiera todos sus fluidos. Me llené la cara con sus líquidos y mis manos la agarraban por la cintura. Ella decidió entonces apartar las sabanas y dejar que respirase aire fresco ya que debajo estaba todo muy caliente. Entonces se tumbó boca abajo y me dijo que la lamiera entera. Empecé por el cuello y fui bajando hasta el sujetador que aun lo llevaba puesto. Lo desabroche y seguí lamiendo baje mi lengua por su espalda hasta llegar a la curvatura de su culo. Era delicioso y mientras lamía mis manos tocaban todo su cuerpo. Mi lengua empezó lamiendo sus nalgas y luego pase mi lengua por la rajita de su culo. Entonces ella echó su culo para arriba mientras yo abría un poco sus nalgas para dejar al descubierto su ano. Mi lengua siguió bajando y llegó a su ano. Ella lanzó un gemido mientras yo pasaba mi lengua una y otra vez. Agarre el consolador y lo chupe para lubricarlo poniéndolo en la entrada de su coño. Ella se estremeció y note como su coño aun estaba lubricado así que el consolador se introdujo hasta el fondo de su coño mientras mi lengua hizo algo de presión y logró introducirse un poco dentro de su ano.

eres un buen perrito, lames muy bien –dijo entre gemidos.

Si señora, soy su perrito. Estoy a sus ordenes – dije mientras metía y sacaba el consolador de su coño.

Ella se levantó totalmente el culo dejando su cabeza en la almohada. Yo inmediatamente metí mi cabeza en su culo para lamerlo sin dejar que el consolador perdiera ritmo. Lamí el ano y cuando estaba lleno de saliva pase un dedo por su coño llenándolo de sus fluidos y lo pase por el ano haciendo algo de presión. Me sorprendí de cómo el dedo desapareció fácilmente dentro de su ano. Su gemido me indicó que era lo que ella deseaba y lo deje dentro moviéndolo suavemente. Mi excitación seguía siendo enorme pero debía satisfacer a la mujer que tenía delante. Lo único que podía hacer de momento era restregarme sobre la cama mientras mi dedo se adentraba una y otra vez en su ano y mi otra mano movía el consolador dentro y fuera de su coño. Poco después de eso se dio la vuelta y me dijo:

Ven perrito, follame.

Yo me incorporé, me puse encima de ella y puse mi polla en la entrada de su vagina. Tan dilatado y tan mojado estaba que mi polla se hundió sin ningún problema dentro de ella. Empecé a meter y sacar mi polla de ella mientras me agarraba de la espalda y pasaba sus uñas por ella. En poco tiempo note como se estremecía y me agarraba por el culo para dejarme dentro de ella mientras tenía unas convulsiones en las que gritaba y gemía. Note como disfrutó de ese momento y eso me excitó mucho y me corrí dentro de ella. Quede exhausto y ella me dijo:

¿se puede saber que coño has hecho, perrito? Te has corrido sin preguntarme.

Si señora, lo siento, estaba demasiado excitado –dije sin sacar aun la polla de su interior.

Ahora me has dejado sucia. Lo que tienes que hacer es limpiarme bien con tu lengua. Hazlo deprisa que tengo sueño, es tarde ya –dijo sin darle importancia.

Si mi señora –diciendo esto saque mi polla de su coño y baje para lamer su coño.

Ella me agarraba de la cabeza y cuando mire su coño este chorreaba un hilero de mi leche saliendo de él. Ella me empujo la cabeza para que no me lo pensará más y yo instintivamente saque mi lengua mientras mi cara chocaba contra sus labios vaginales llenos de sus líquidos y los míos. Empecé a chuparlos y su sabor era raro. Era mitad suyo y mitad mío pero yo tragaba todo el liquido que había. Una vez que terminé ella apagó la luz diciéndome que íbamos a dormir por lo que yo me incorporé y me puse a su lado.

Tu dormirás donde duermen los perros. Túmbate a mis pies y duerme allí y no molestes –me dijo como de mal humor.

Si claro ama –dije yo dubitativo.

Me baje a sus pies y me tumbe a lo largo de la cama mientras ella acomodó sus pies uno entre mis piernas y otro en mi cara, por lo que dormí con el excitante olor de los pies de Julia. Eran altas horas de la madrugada de un viernes cuando pasó eso por lo que el sábado ella no tuvo prisa en despertarse...

Estos hechos dieron lugar a un fin de semana inolvidable que iré contando poco a poco. Debo decir que los nombres y hechos de esta historia pueden ser o no reales. Una vez mas pido disculpas por mi manera de escribir que admito que no es muy buena pero espero ir mejorando poco a poco. Si tenéis algún comentario o alguna sugerencia podéis contactar conmigo en mi dirección de correos que es eles_critor@hotmail.com