Esto es compensación
Durante un viaje, mi marido me sorprendio muy gratamente,... y yo sin poder defenderme.
Hola me llamo Maria Jose, tengo 30 años y vivo en España.
Llevo casada con mi marido 10 años. Soy morena, ojos marrones y aun estoy de buen ver. La experiencia que os voy a contar sucedió hace 6 años, durante un viaje de mi marido a Toledo al cual acompañé. Siempre nos ha gustado hablar de fantasías mientras hacíamos el amor pero jamás pensaba que él me iba a gastar una encerrona que me iba a excitar tantísimo, pues siempre de cara a los desconocidos había sido un poco recatada al menos desde que me casé. Desde el día que les cuento dejé de serlo.
En Toledo nos alojamos en el hotel Beatriz a las afueras de la ciudad, un edificio moderno y bonito. Tras dos días de trabajo de mi marido y de turismo por mi parte, nos juntamos a almorzar en el hotel. Era una conversación tranquila. El camarero que nos sirvió era un chico bastante guapo y no pude evitar hacerle ese comentario a mi marido. El se rió y dijo que el chico no paraba de mirar mi escote. Directamente me pregunto que si me gustaría llevármelo a la cama a lo que yo respondí que no estaba mal, pero que a tanto no llegaría. En el fondo me hubiera encantado la idea y más mientras mi marida me dejaba sola por el trabajo. Pensativa saboreaba el cóctel de gambas, empece a imaginarme como le invitaba a mi habitación y hacia locamente el amor. Andrés, que así se llama mi marido me preguntó por la sonrisa, a lo que no le di la menor importancia, aunque estoy segura de que él lo comprendió a la perfección.
Cuando vino el chico a retirar el segundo plato, con el codo golpeo la botella de vino y puso mi vestido perdido. Yo me enfadé y me retiré a la habitación a cambiarme con un cabreo monumental. El muchacho le pidió a mi marido que no le dijera nada al jefe pues seguro que le despedirían y se ofreció para lo que hiciera falta.
Esta proposición volvió loco a mi pareja y a cambio de su silencio, quedó con él a las 5 en el bar, pues acababa turno a esa hora. Yo llamé al móvil de Andrés y le dije que me iba a duchar y que prefería dormir la siesta y descansar por la tarde, pues estaba cansada y no bajaría. Que arriba lo esperaría.
A la hora concertada apareció el chico, Darío, muy preocupado por lo que mi marido le pudiera proponer. Tras decirle que estaba dispuesto a darle una oportunidad le explicó cómo me debía compensar. Quedaron en que buscaría a dos chicos también de buena presencia y a las 6 que esperaran en la puerta de nuestra habitación a que mi marido les avisara para entrar. Les dejo claro que en ningún momento debían hablar nada y estar dispuestos a todo. Darío no entendió nada pero le prometió que cumpliría, todo por su puesto de trabajo.
Mientras yo estaba profundamente dormida como siempre en braguitas, esperando a que viniera mi esposo a despertarme y así provocarlo.
A las 6 menos cuarto, Angel apareció. Me dio un beso en la mejilla y metió la mano bajo la sabana. Recorrió con la palma abierta mi espalda desde la nuca hasta el culo que masajeó con pasión. Eso bastó para lanzar un gemido y unirme en un beso en el que nuestras lenguas se abrazaron con pasión. Al levantar la vista, pude contemplar en la mesita un bote de nata montada en spray. Él me dijo: "Prepárate a disfrutar".
La ingenua de mí, pensaba que me iba a llenar las tetas o mi almejita de nata y me iba a comer. Nada más lejano de la realidad. Me pidió que fuera a la ducha a lavarme a fondo. Así lo hice y el agua caliente chorreaba por mis pechos, mis ingles, mis muslos y me iba poniendo muy cachonda. Me tumbe boca arriba y me pidió que abriera brazos y piernas. Sacó del botiquín unas vendas y ató mis cuatro extremidades a las esquinas de la cama. Uf, mi coño empezaba a desear estallar de la excitación y eso que aun no había pasado nada. Me dijo que era para poder hacerme lo que quisiera y que me dejara. Yo encantada. Por ultimo me vendó los ojos. Pensé que así sería sorpresa por donde me atacaba.
En ese momento Angel dijo: "Espera, voy a la ducha". Puso un poco de música suave y abrió la puerta de la habitación para que pasaran los tres jóvenes que estaban esperando fuera. Además de Darío, venían dos amigos suyos, Marcos y Luis. Al entrar los tres, cerró Angel la puerta sin hacer ruido y los tres al verme desnuda, atada y con los ojos vendados quedaron con la boca abierta sin entender nada.
Por indicación de Angel pasaron los 4 a la ducha. Yo oía mucho ruido y me excitaba más aún al imaginar qué podría estar preparando Angel pero sin imaginarlo siquiera. Yo le pedía que empezara ya, que tenía el coño chorreando, pero mi esposo me pedía paciencia.
Todos me rodearon y fueron siguiendo instrucciones por gestos de Angel. Primero me besó él en la boca y empezó a acariciar mi cuerpo, las tetas, pellizcando mis pezones, mi vientre. Pasaba rápido por mi pubis para ponerme caliente pero no seguía para provocarme y dejarme con las ganas. Uno a uno iban tomando el turno y tocando todas las partes de mi cuerpo. Angel me besaba de vez en cuando para que no notara nada. Cogió la nata y me llenó todo el cuerpo. Que fría. Empezó él a lamer la de mi cara. Darío pasó luego a mi vientre y de ahí a lamer mi rajita. Uf, gemí, creí volverme loca. Metió su lengua y yo me contoneaba las caderas. De repente, Luis y Marcos empezaron cada uno a chupar mis tetas. Al principio como estaba muy excitada me retorcía, pero di un grito: "Angel ¿qué pasa? Dos bocas en mis tetas." ¿Qué pasa?"
Él puso su boca en mi oído, y me susurro con cariño: "Marijose, relájate. Hoy vas a disfrutar de verdad. Mi amor déjate llevar. Quiero que seas feliz".
Estuve unos segundos con las piernas lo más cerradas que pude e intenté tapar mis tetas con los codos, pero entre lo excitada que estaba y lo que me motivo estar con alguien aparte de Angel sabiendo que a el no le importaba, pues me abandoné.
A partir de ahí fue el desmadre. Los 4 a la vez empezaron a comerme, a lamerme y a sobarme por todos lados. La lengua de Darío sobre mi conejito era bestial y en un instante tuve un enorme orgasmo que grité con pasión. Nada me importaba. Ellos no pararon.
De pronto, note una polla en la entrada de mi agujerito. Me volvió a recorrer un poco de miedo y le dije a Angel que si estaba seguro. Él me respondió que si, que me iban a follar los 4 sin pausa y que me iban a destrozar. Marcos me la metió de un golpe, pero como estaba chorreando pues entró hasta las bolas. Darío y Luis acercaron sus pollas a mi boca y me la fueron metiendo uno tras otro. Estaban tan alucinados de lo que les habían preparado que se peleaban por ver quien podía conseguir que estuviera mas rato chupándosela. Y yo loca. De repente en esta lucha Darío se corrió en mi cara . Luis dejó su puesto y quitó a Marcos de mi coñito. La polla de Luis era mucho más gorda y entro mas ajustada.
Bastaron unos cuantos meneos para que sintiera mi segundo orgasmo. Con Ángel nunca lo había logrado pues él se cansaba, pero ahora tenia el coño relleno constantemente. Mientras Darío se recuperaba me la acercaron a la boca Angel y Marcos. Pero les pedí que me desataran. Me iba a dejar y no sería necesario. Angel me pidió que no me quitara la venda.
Una vez libre, Luis se tumbó en la cama y me puso encima. Me la volvió a meter, esta vez mas profunda. Angel se acerco por la retaguardia y me empezó a lamer el ano. Alguna vez me lo había hecho pero nunca con una polla tan gorda dentro. Cuando lo tenía bien lubricado, metió un dedo para ir ensanchando. Entendí que me iban a penetrar por atrás. En ese momento, Luis se incorporo de golpe, me tiró sobre la cama y se corrió a lo largo de mi cuerpo. Fue una corrida bestial, sería por el instrumento tan grande, y todos con las manos extendieron la leche por mi cuerpo dejándome pegajosa. Sin dejarme descansar, Marcos se tumbó y me ensartó su "cacharro". Era más pequeñito pero me encantó también y ¡como se movía. Angel llegó por la retaguardia y me la metió suavemente. Era la primera vez desde joven en que me penetraban dos hombres a la vez, y con el meneo rítmico, me vino un tercer orgasmo.
Les pedí parar un poco, pero Angel, se negó. Era mi noche y debían agotarme, así que me volví a dejar. Las dos pollas a la vez se movían como dos pistones y Darío ya recuperado me volvió a meter a la fuerza su polla en mi boca que empezó a crecer. Tras un rato penetrada por los tres a la vez, me volvieron a tumbar y a correrse sobre mí. Que pegajosa estaba pero con gusto. No creáis que ahí acabo todo. Estuvimos mucho rato. Ellos se iban recuperando y de dos en dos o de tres en tres me penetraban sin pasión y se corrían. No se cuantos orgasmos tuve, pero si que me dejaron el coño como un tizón. Nos quedamos los cinco dormidos en la cama y la moqueta. Al despertarme, me quité la venda y solo estaba Angel a mi lado. Le pregunte qué había pasado, si había sido un sueño, pero pude notar mi cuerpo lleno de manchas de leche ya seca. Le di las gracias y le besé. Desde entonces, nuestra unión es mas fuerte. Hace poco supe que los chicos que me follaron fueron el camarero y sus amigos y entendí la sonrisa de Darío al día siguiente al servirnos el desayuno. No he vuelto desde entonces al hotel, pero no pierdo la esperanza.
Si te gustó mi relato o te disgustó, escríbeme a marijose30@hotmail.com . Besitos