Esther, mi mujer, es una puta 7

Cada vez más degradados, en una caida a los infiernos sin fin.

En el ascensor el silencio era total. Tomás miraba a Esther, me miraba a mi, sonreía, pero callado, disfrutando del momento que estaba viviendo. Aún se permitía el lujo de acariciar la mano de mi mujer, como si fueran dos tortolitos que por primera vez reservan una habitación de hotel.

Se abrieron las puertas y Tomás comenzó con el juego que duraría toda la noche.

  • Pedro, colocate tú delante de nosotros, pero a cuatro patas, y fuera el tanga, cógelo con los dientes, te quiero como un perro, guiandonos a la habitación donde voy a follarme a tu mujer, está claro?

Obedecí, desnudo, a cuatro patas, con el tanga colgando de mi boca, delante de ellos dirigiéndome a la habitación de Esther, y ellos dos tras de mi, cogiditos del brazo, como dos enamorados.

Una vez ante la habitación abrió la puerta Esther, entraron, y tras ellos yo, para colocarme, por orden de Tomás, arrodillado junto a la puerta, de cara a la pared.

  • Separa bien las piernas, cornudo, que vea tus huevecillos colgar.

Era una situación horrible, ese chico era nuestro amigo, no podía estar ocurriendo esto!!

Pude oir los muelles de la cama al sentarse Tomás, y como le ordenaba a Esther que pusiera algo de música, algo erótico. Mi mujer buscó en las cadenas musicales hasta encontrar algo así. A continuación la hizo bailar sensualmente para él, así, con los tacones, el picardias, el tanga, la hizó acariciarse las tetas, tocarse el culo, mirarlo de forma muy guarra, oía desde mi posición las ordenes que le iba dando, como disfrutaba el cabrón humillándonos. Tras eso la hizo quedarse solamente con el tanga y los tacones,sin dejar de bailar, él agarraba sus pechos, le decía que Laia siempre había criticado que se los operara, que si no se tenían tetas, pues no se tenían, que que era eso de meterse mierdas en las tetas....

Esther, mientras, de pie, frente a él, aguantaba el sobeteo de tetas que le estaba pegando, callada, mirando al techo, sin poder dejar de bailar, humillada hasta el límite que jamás hubiera creido posible.

  • Sabes, Pedro, te tengo que confesar algo, me he hecho unas cuantas pajas pensando en tu mujercita, tanto cuando estaba con Laia como después, la verdad es que está muy buena, pero pensar en que se hiciera realidad lo que imaginaba en esas pajas, eso si que no me lo esperaba, jajaja.

Yo, girado hacia la pared, escuchaba todo lo que Tomás decía mientras jugaba con el cuerpo de Esther, sobándo sus tetas, disfrutando del principio de una noche en la que le perteneciamos totalmente. Si hubieramos rehusado hacer cualquiera de las barbaridades que podía pedirnos, el Señor Omar se hubiera enfadado mucho.

Tomás se acercó al armario donde estaban los disfraces y los juguetes de todo tipo, Esther seguía bailando en mitad de la sala, y yo de cara a la pared, de rodillas. Durante un rato rebuscó en aquel armario hasta que sacó un disfraz de criada, cofia, vestido con minifalda, medias, estaba completo. Riéndose me hizo levantarme, acercarme a él y ponermelo. Lo completó con unos tacones de aguja de mi esposa, que me iban pequeños, me hacían mucho daño en los pies, pero no pude negarme.

A mi mujer la hizo rebajarse aún más, haciendo que se colocara unas orejas y un morro de cerdo, totalmente desnuda, y para rematar el vestuario, cuando la tuvo así a cuatro patas le metió en el ano un consolador acabado en una cola de cerdo, rizada, ridícula. Tras eso , ordenándonos que nos colocaramos los dos juntos, yo erguido y ella a cuatro patas, inició un reportaje fotográfico , riendo, comentando que estas las añadiría al album de cuando ibamos las dos parejas juntas, me hacía levantarme la faldita, mostrando mi pene, y a Esther la hacía adoptar posturas asquerosas, levantando la pierna, como si fuera un perro meando, tirada en el suelo boca arriba, como revolcandose en el fango, mostrando su chocho abierto, lo habría matado si hubiera tenido la oportunidad.

  • Pedro, cabronazo, para que no te quejes, sabes? voy a ordenar a Esther que te la chupe, cuando hace que esta cerda no te la chupa? jajaja

Mirando a Tomás, y mirando a mi mujer, tengo que reconocer que deseaba que me la chupara, había visto tantas veces como hombres e incluso mujeres le hacían toda clase de guarradas, me había hecho ya muchas pajas en mi camastro pensando en las cosas que veía que hacía, que la idea de recibir una mamada de su boca no me era desagradable para nada. Así que en un minuto mi mujer estaba de rodillas, ante mi, con su disfraz de cerda, y yo, con el mio de criada, recibiendo una mamada de su boca ante Tomás, que sentado en la cama, fumandose un cigarro, contemplaba la escena como quien mira una película porno, pero en este caso, de dos conocidos.

Cuando mi polla estuvo bien dura, en la boca de Esther, lo cual no tardó mucho tiempo en ocurrir, hizo que se detuviera, se levantó, incluso se acercó a mirarla, y se rió de mi.

  • Vaya mierda de polla tienes, no? así es estando dura? lo mejor que le ha podido pasar a Esther es que haya acabado de puta, al menos ahora si sabe lo que son pollas de verdad, jajaja, en serio, no tenía ni idea, cuando eramos amigos, que tenías esa ridiculez, si lo llego a saber le habría dicho a Esther de follarmela y que supiera lo que era una polla de verdad.

Tras eso, y con mucha calma, se desnudó, delante de nosotros, totalmente, incluso doblando su ropa y colocándola en una silla. cuando lo vi girarse ya tenía la polla dura, de todo lo que había visto, era una gran polla, la verdad, venosa, con una cabeza muy grande, tenía la circuncisión hecha, asi que sobresalía mas aún , como una seta. Sonriendo se colocó a mi lado, me echó el brazo por el cuello, ante mi mujer estabamos los dos, juntos, él desnudo, yo de criada, las dos pollas una al lado de la otra.

  • Venga, Esther, ahora chupamela a mi, que vea Pedro como disfrutas con una polla de verdad.

Ante mi cara, y con Tomás rodeando mi cuello, pude ver a mi mujer chuparsela, realmente debía abrir bastante la boca para que esa seta entrara dentro de ella.

Tomás no dejaba escapar la ocasión para decirme lo bien que chupaba mi mujer, debido, según él , a las horas de experiencia que debía llevar en el burdel, no quería ni imaginarse la cantidad de pollas que habían entrado en esa boca, y todos estos comentarios, riéndose de mi.

  • Cerdita, para ya que vas a conseguir que me corra, joder, como te gusta chupar, cabrona, nadie diría que lo haces por dinero, jajaja, pedazo de puta!!!

Soltó mi cuello, y se separó de Esther, veía en sus ojos que ya tenía la siguiente humillación planeada. Fué a por un arnés que había visto en el armario, y se lo hizo colocar a mi esposa, tras lo cual, para mi horror, me ordenó colocarme a cuatro patas.

  • Nunca te has imaginado teniendo sexo con una cerda, Pedro? pues mira, hoy va a ocurrir, pero que tu te folles a una cerda sería muy patético, no? mejor que la cerda te folle a tí. Tengo ganas de ver tu cara cuando la polla esa de latex entre en tu ano. Eres virgen, Pedro?

Asentí, hasta ahora, seis meses en este local, jamás nadie había dispuesto de mi de esa forma, pero sabía que con lo que había pagado, y supongo que por el morbo del Señor Omar sabiendo que se trataba de una amistad, mi culo también entraba dentro del paquete contratado, así que, a cuatro patas, con el vestido de criada, y viendo como el mismo Tomás me subía la faldita dejando mi culo en pompa a la vista, mi mujer, arrodillándose tras de mi disfrazada de cerda, se dispuso a follar y desvirgar mi ano, ante la mirada de Tomás, movil en mano, preparado para captar ese momento con el sonido de fondo de sus risas.

El dolor cuando aquello entró dentro de mi fue inmenso, ahora entendía a mi mujer cuando yo se lo desvirgué en aquella furgoneta.

  • Dale fuerte, puta, Esther, revientale el culo, que sepa lo que te hacen a ti todos esos clientes cuando destrozan el tuyo, decía Tomás riendo, con el movil en la mano, inmortalizando la escena de mi desvirgamiento anal.

Mi mujer , ridícula con su morro y sus orejas de cerda, y con el rabito saliendo de su culo, agarrada a mis caderas me follaba, incluso llegué a pensar en algún momento que con rabia, entrando y saliendo de mi ano sin cesar.

Los aplausos de Tomás al cabo de unos minutos hicieron que Esther parara de follarme el culo, y su orden de separarse de mi dejo mi ano vacio, con una sensación extraña, dolor, placer, ganas de ir al lavabo, todo en uno.

  • Pedro, date la vuelta, así como estas a cuatro patas, y como buena criada, limpia bien esa polla, con tu boca, dejala reluciente, venga, que parecerá que se la estás chupando a tu mujercita, jajaja.

Tomás se puso tras Esther, asomando su cabeza por el cuello de ella, y desde arriba, mientras con sus manos jugaba con las tetas de mi mujer miraba bien la operación de limpieza de la polla hasta hace poco metida en mi ano, que debo decir que no salió limpia, precisamente. Tuve que limpiarla totalmente, dejando en mi boca un sabor que no olvidaré jamás. Oía los besos que Tomás daba en el cuello de Esther, mientras sobaba sus tetas, apretándolas, moviéndolas de arriba a abajo, como si fueran pelotas de plástico.

  • Ves, Esther? cuando os conoci siempre pensé que Pedro no era más que un pobre desgraciado, que no estaba a la altura de una chica como tú, tú engañabas mucho, parecías una estirada, pija, tontita, pero el tiempo me ha dado la razón, eres toda una puta, una gran zorra, y él, pues ya ves como chupa esa polla de plástico llena de mierda, no? eso es lo que es...jajaja.

No lo podía creer, ese tío y yo habiamos compartido muchas tardes de sofá, en casa, viendo futbol, pelis, salidas al cine, siempre con respeto, y ahora estaba con mi mujer, usándola como a una vulgar puta.

  • Para ya, cabrón, que ya la has dejado reluciente, ves una polla y te vuelves locos, jajaja, y tú, tetas de plástico, levanta, dijo Tomás ofreciéndole su mano.

Esther se levantó, y moviendo su colita recargolada , siguiendo a Tomás se dirigió al baño, donde el muy cerdo comenzó a llenar la bañera de agua caliente, y a retirar de mi mujer los accesorios que la habían convertido en una verdadera cerda.

  • Pedro, cornudo, levanta ya y ven, trae una bandeja con una botella de champán y un par de copas.

Obedecí, cuando llegúe al baño mi mujer estaba apoyada en la pica del lavamanos, ligeramente inclinada, con las piernas separadas, Tomás procedía a sacar de su ano aquel consolador con forma de cola, que sin decir nada introdujo en mi boca, era ancho, aunque algo corto, cuando se introducía en el ano hacía el papel de un tapón. Mis labios rodearon totalmente el aparato, sucio, apestoso, ante mi cara quedaba la colita de cerdo, se podía hacer más el ridículo?

  • Así de paso te estarás calladito, jajaja, comentó él con cachondeo.

Se introdujo en el agua, ofreció su mano a mi esposa y ella también entró, tumbándose los dos en la amplia bañera, mi mujer entre sus piernas, apoyando su espalda en el pecho del cabronazo. Yo en el exterior, de pie, firme, con la bandeja en la mano, las dos copas, la botella, el consolador recién sacado del ano de mi mujer en la boca, patético, en una palabra.

Durante unos minutos las manos de Tomás recorrieron el cuerpo de Esther, sus tetas, sus brazos, coño, cuello, no dejó ni un centímetro de la piel de mi esposa por recorrer, solamente se oía el ruido del agua al moverse. Yo desde arriba veía toda la escena, ese cabrón estaba usando a la mejor amiga de su exmujer como una vulgar puta, ante su propio marido, su antiguo amigo!

Chasqueó sus dedos, sacándome de mis pensamientos, para ordenarme acercarle las copas, le dió una a ella y bebieron los dos, mientras entre los dedos de la mano de Tomás asomaba el pezón del pecho de mi esposa, duro, salido, atrapado entre esos dedos.

Cuando acabó su copa Tomás soltó la teta de ella.

  • Esther , supongo que notas que tengo mi polla dura, no? la estoy clavando en tu espalda, jajaja, porqué no te giras y te sumerges en el agua para chuparmela? te han hecho hacer eso alguna vez?

  • No, contestó mi mujer, incorporándose de su posición, y dándose la vuelta para realizar el deseo de Tomás.

Pude ver como metía su cabeza en el agua, buscando allí abajo la polla, mientras el cerdo me hacía gestos para que rellenara su copa.

  • Joder con tu mujercita, Pedro, hay que ver como chupa la cabrona, de verdad que lo hace muy bien, te lo digo yo, que voy mucho de putas, jajaja. Laia , te soy sincero, estaba buena, pero chupando polla era malísima, igual si hubiera acabado de prostituta como la tuya habría aprendido, quien sabe...

Mi mujer sacó la cabeza del agua para coger aire, Tomás con su otra mano sustuvo su barbilla, mirándola a los ojos, frente a frente.

  • Esther, a ver si aguantas un poco más la respiración, joder, que me cortas el rollo, y además, cada vez que saques la cabeza para respirar, quiero que me digas "soy Esther, su puta, señor, me permite seguir chupando su gran polla?", lo has entendido?

Mi mujer , que continuaba cogiendo aire, asintió.

  • a ver, demuestrame que lo has entendido, que has de decir?

  • Soy Esther, su puta, señor, me permite seguir chupando su gran polla?

  • claro que si, Esther, faltaría más, sigue, sigue, jajajaja, y soltó su barbilla, impulsando con su mano la cabeza de mi esposa bajo el agua otra vez.

mirándome sonriente le dio otro trago a su copa, satisfecho de las humillaciones que nos estaba haciendo padecer, sobretodo a Esther.

  • Pedro, date la vuelta, deja la bandeja y apoyate en el lavamanos, sube la faldita y separa las piernas poniendo bien en pompa tu culito, venga, sirvienta, jajaja.

Mientras yo hacía todo eso Esther volvió a sacar la cabeza del agua, respirando profundamente tras tanto rato ahí abajo.

  • Soy Esther, su puta, señor, me permite seguir chupando su gran polla?

  • si, claro, putita, claro que te dejo, pero antes, has visto la posición que ha adoptado tu maridito?

Esther miró hacia mi lado, viendome así, mi ano abierto en primer plano, mis huevecitos colgando con mi pene flacido, ridículo.

  • si...si...lo veo, dijo bajito Esther, avergonzada incluso por la situación.

  • Haz sonar las campanas, Esther, dale unos golpecitos a sus huevecillos, va, así aprovechas y coges un poco más de aire, jajaja

Esther dió con dos de sus dedos un golpecito a mis huevos, que se balancearon ligeramente.

  • No no no, así no zorra, son campanas, hay que agitarlas fuerte, sabes?

Ël mismo agarro mis huevos, retorciendolos , apretandolos fuerte, y les dió tras un tirón un empujón que hizo que se balancearan junto a un gruñido que salió de mi boca por el dolor.

  • Ves? a esto me refería, jajaja, chupa, cabrona, dijo empujando su cabeza de nuevo dentro del agua.

dio otro sorbo, mientras recibía una nueva mamada acuática con su mano jugó con mis nalgas, abiertas ante él.

  • triste, triste, la verdad, Pedro, verte así, como se puede acabar tan mal ? en el fondo os pasa por codiciosos, por querer aquello que no os corresponde, no es cierto?

Yo no podía hablar, pero realmente comenzaba a pensar que tenía razón, que todo esto era culpa de nuestro deseo de triunfar.

  • Soy Esther, su puta, señor, me permite seguir chupando su gran polla? volvió a repetir mi mujer en su siguiente salida del agua.

  • No, zorra, me aburres ya con esto, sabes? quiero ver como le metes un dedo a tu maridito por el culo, venga, meteló, ahora que está abierto de la sesión de arnés de antes, y tú, Pedro, maricona, mueve esas caderas cuando tu mujercita te meta el dedo, demuestramé que te da gusto.

Noté el dedo de Esther entrando en mi ano, bien adentro, poco a poco, hasta que no podía meterlo más. Mientras Tomás miraba y sonriendo jugaba con las tetas de Esther, metía la mano bajo el agua buscando su coño, introduciendo un par de dedos dentro, y la morreaba, metiendo hasta el fondo de su lengua dentro de la boca de la mejor amiga de su exmujer. Cuando se cansó de morrearse con ella como un cerdo baboso directamente le pellizcó con dos dedos un pezón, haciendo que ella chillara notablemente. Se irguió de la posición que tenía mientras retiraba de forma brusca el dedo de mi ano, haciendome una herida en el interior con su uña.

  • aghhhhhhhhhhh.

  • Cerda, ya vale, que vas a pensarte que siento algo por tí tanto morrearte. Pedro, joder con Esther, que morreos mete, creí que me iba a secar la lengua, jajaja.

No era cierto, mi mujer no estaba pasando un rato agradable precisamente, pero debiamos callar.

Tomás se levantó dentro de la bañera, mi esposa seguía de rodillas, él cogió con la mano su polla, aún goteando empapada, y la apuntó a la cara de Esther.

  • Abre la boquita, puta, tanto beber ha hecho efecto. Supongo que sabes que voy a hacer ahora, no?

Ella asintió , tenía claro que iba a mearla en la cara, pero él tenía ganas de humillarnos más aún.

  • Pedro, de rodillas, fuera de la bañera, al lado de la cara de tu mujercita, no , no te preocupes, no voy a mearte a ti, jajaja, no me va mear tios, mira bien como traga mi meada tu querida esposa.

Al lado de Esther ví el chorro amarillo que salió por la punta de la polla de Tomás, golpear primero las tetas de Esther, despues su cuello, hasta llegar a su cara, ordenando que abriera la boca y que fuera tragando hasta que él quisiera, ella tragó esa meada, caliente, amarilla, hasta que le llegó la orden de mantener el resto de la meada en la boca, veía desde mi posición la boca de Esther llena de liquido.

  • Venga, Pedro, va, sabes? me sabe mal que estés aquí, viendo a tu mujer tratada como una vulgar ramera, como un puto meadero, y no puedas demostrarle cuanto la quieres en estos momentos tan duros para ella. Vamos, besalá, dale un buen morreo, como yo le he dado antes, metelé tu lengua hasta el fondo de su garganta.

Lo miré con asco, quería que besara a mi mujer con la boca llena del meado de ese cerdo.

  • Que la morrees, cornudo de mierda, ahora mismo, dijo Tomás, serio, de pie ante nosotros, con su polla agarrada por su mano, acariciándosela.

Miré a Esther, acerqué mi boca a la suya, que apestaba a meados, y la besé, metiendo mi lengua dentro, saboreando la meada de Tomás del interior de su boca.

  • Puta, pasalé la meada que te queda. Obedeció, y vi como de su boca todo ese liquido pasaba a la mía, teniendo que tragarlo, amargo, asqueroso, caliente y mezclado con las babas de mi mujer.

  • Bien, puta, cerdo, levantad ya y moveros, cornudo, dale una toalla a esta zorra que se seque, y dame otra a mi.

les entregué sus toallas, yo seguía con el sabor amargo en la boca, mientras ellos se secaban, saliendo de la bañera. Tomás regresó a la habitación, Esther y yo nos mirabamos, en ese momento a solas, con cara de que esto no iba bien, que estabamos viviendo una situación imposible de imaginar jamás.

  • Venga, trozos de mierda, venid para aquí, demasiado estais tardando en secaros.

Cuando volvimos mi mujer y yo a la habitación Tomás estaba junto a la cama, de pie. Me ordenó desnudarme y tumbarme en ella, boca arriba, y dirigiéndose al armario cogio unas muñequeras y unas tobilleras de cuero, que entregó a Esther. Hizo que me las colocara y que ella misma me dejara en la cama en forma de aspa, atado de manos y pies.

  • Ahora tú, Esther, tumbaté sobre él, boca arriba también.

La escena era curiosa, yo atado y abierto de piernas y brazos, mi mujer sobre mi, los dos tumbados, mirando al techo, reflejados en los espejos que había allí, podía ver perfectamente su cuerpo, preciosa, escultural. Ella tenía las piernas juntas, entre las mias, y sus manos a los lados de mi cuerpo.

  • abre las piernas, putita, por fuera de las de tu marido, bien abierta, y con tus manos , por encima de tu cabeza, coge la cara de tu maridito.

Esther obedeció, notaba sus manos en mis mejillas, y sus piernas a la altura de mis rodillas, viendo la imagen en los espejos del techo. Varias fotos más desde diferentes ángulos hizo ese cerdo, incluidos varios primeros planos de su coño, en esa postura, totalmente abierto, con mi polla sobresaliendo por debajo.

  • Ha llegado el momento, Esther, dijo Tomás colocándose un preservativo mirándonos desde un costado de la cama. Su polla dura, se reflejaba en los espejos. Se colocó entre las piernas de mi mujer y las mías, y poniendo sus manos en los costados de mi cuerpo introdujo su polla dentro del coño de mi mujer, podía ver perfectamente sobre mi su cara de placer, al meterse ahí, en aquel coño hasta hace no mucho tiempo prohibido para él, el de aquella chica encantadora que lo consideraba un amigo.

Comenzó ritmicamente a follarse a Esther, apoyando su cuerpo en las tetas de ella, la cara, en el costado de la suya, quedaba justo ante la mía, y me iba hablando mientras la follaba, como si fuera una de aquellas conversaciones que teniamos en casa tras las cenas que compartiamos.

  • joder, Pedro, que coñito tiene, luego probaré su culo, pero ya te digo que el coñito es espectacular, quien me iba a decir a mi que tu mujer era toda una puta, eh?

Yo lo miraba callado, notando el peso de los dos sobre mi, solamente sacaba su cara de delante de la mia para divertirse chupando sus tetas, o morreándola, todo frente a mi, mientras iba bombeando dentro del coño de mi esposa con su pollón. Cuando consideró suficiente el uso de aquel agujero se separó, arrodillado entre nuestras piernas, y le ordenó a Esther que se cogiera las rodillas, levantando sus piernas y por consiguiente, exponiendo su culo, y mi polla, a la vista de aquel cabrón, que sin miramientos introdujo su polla dentro, de un golpe, por suerte el ano de mi mujer ya estaba acostumbrado a ser usado y no le supuso ningún dolor extremo, aunque si una humillación más. Sus tetas quedaban enmarcadas entre sus brazos, que aguantaban las piernas, dejando esas tetas apretadas, forzadas a estar juntas, y ella debía hacer equilibrios sobre mi para mantenerse quieta.

  • Joder, cabrón, me decía él mirándome a los ojos, que bien recibe polla por el culo, eres un tio afortunado, el día que puedas follartela vas a disfrutar un montón con sus agujeros, con lo acogedores que son. Pidemé que le de bien fuerte, va, animamé un poco, que al fin y al cabo es tu mujer, tio.

  • dale bien fuerte, follalá duro, dije yo, aguantando el peso de mi mujer y los golpes que él daba con sus caderas en su cuerpo.

  • Esther, zorra, dime cuanto te gusta que te folle el culo, cabrona, ponme caliente, ganate los miserables euros que he pagado por usarte como a una vulgar zorra.

se agarraba con sus manos a las tetas de mi mujer, apretándolas, mientras su polla entraba y salía de su ano, de forma muy rápida, con unos movimientos cortos e intensos.

  • siii, siii, dijo mi mujer, gimiendo de forma fingida, esperando que con esto se corriera el cerdo , sii, Tomás, follame, soy una puta, necesito tu polla dentro de mi, revienta mi culo, asíiii, que el cornudo de mi marido aprenda como se folla a una zorra como yo, bien fuerte, por el culo, hasta llenarme de leche enteraaaaaa.

En ese momento Tomás se derrumbó sobre Esther, y a la vez, sobre mi, la descarga de semen de sus huevos había sido inmensa, jadeando como un gorrino , no pudo resistir las palabras de mi mujer y se corrió oyéndola, mirándome a los ojos mientras mi esposa decía todas esas barbaridades.

Se salió del interior de mi mujer, mirando su ano, abierto, dado, irritado, junto a su coño, también expuesto como su otro agujero, los recorrió con sus dedos, disfrutando del momento, su polla poco a poco iba bajando de intensidad, el preservativo, lleno de semen, colgaba de ella.

Se levantó de la cama e hizo a mi mujer acercarse a él y retirarle el condón.

  • Echa mi semen sobre el cuerpo de Pedro, quiero verlo pringado con mi leche, le dijo, mirándome sonriendo.

Esther, obediente, repartió gota a gota aquel líquido por mi cuerpo, de pies a cabeza, gotas por todas partes, apestaba a semen de ese cerdo, si hubiera podido le hubiera matado, a ese cabrón, pero seguía atado a la cama.

  • Y ahora, para acabar, Esther, y para que veais que no soy tan malo, dijo sentándose en una esquina de la cama, chupalé la pollita a Pedro, ponsela dura, y pajealó, no está bien que tu y yo hayamos disfrutado y él se quede sin nada, no?

Esther se sentó a mi lado, suavemente cogió mi polla, que no tardó en ponerse dura, ya había estado así durante la noche varias veces, lamió la base , después recorrió con su lengua hasta arriba, acariciando con sus dedos mis testículos. Tomás con el movil en la mano lo captaba todo, sonriendo, desnudo, haciendo comentarios del tipo "cabrón , dame las gracias al menos, que estas putas con lo que valen tu no puedes pagarlas, jajaja, consideraló un regalo de un amigo".

Al cabo de unos minutos , acercándose el momento de correrme, Tomás la hizo parar.

Me soltó una pierna, atando la tobillera junto a mi muñeca, y lo mismo hizo con la otra, quede totalmente retorcido, con el culo hacia arriba, los pies junto a la cabeza. Mi polla, aún dura, a pocos centímetros de mi cara. Fue al armario, cogío un vibrador, de tamaño mediano, pero mas grande que el arnés, y lo metió en mi culo, conectándolo a máxima potencia. Más fotos.

Me dolía el cuerpo, en aquella postura, y el ano, con eso dentro vibrando de una manera bestial. Se acercó a mi, mirando desde arriba, al rectángulo que formaban mis piernas con mi culo y mi cabeza, y agarrando mis huevos con una mano, me escupió en la cara.

  • Imbecil, siempre fuiste un mierda, tienes lo que te mereces, el culo destrozado y a tu mujercita follada como una vulgar ramera por cualquiera. A esto es a lo que aspirabas en tu miserable vida, maricona de mierda.

Soltó mis huevos, y ladeando la cabeza, con lagrimas en los ojos y su saliva deslizándose por mi cara, pude ver como ordenaba a Esther vestirse, si ponerse un tanga , un sujetador y unos tacones puede llamarse vestirse, y agarrado a su culo, haciendo que ella lo cogiera por la cintura, besándose, salieron de la habitacíon, apagando la luz y dejándome allí, a oscuras, dolorido en el cuerpo, pero mucho más en mi orgullo y mi alma.