Esther, mi mujer, es una puta 3

Continuan Esther y Pedro el comienzo de su historia de sumisión y humillación.

No llegó a la media hora el tiempo que tardó la furgoneta en pararse ante un gran edificio. Estaba en una especie de poligono industrial, en mitad de la nada, era un edificio grande, cuatro plantas, y la entrada parecía la de un hotel, o algo parecido.

Nos habiamos detenido en un lateral del edificio. Eran sobre las diez de la noche y ante la puerta principal del local por lo menos unos treinta coches estaban aparcados.

Miguel y Julián bajaron del vehículo, abrieron el portón lateral y Esther, con la gabardina por encima, y yo, con el tanga y la pajarita, les seguimos hasta una pequeña puerta, como una entrada de servicio.

Tras hacer sonar un interfono se oyó el ruido característico y la puerta se abrió, entramos, había una escalera interior, por la que fuimos bajando , dos plantas, a los sotanos del edificio, donde nos dijeron nuestros acompañantes que esperaramos, en una sala, pequeña.

Abrazados, Esther y yo esperamos unos minutos, callados,hacia algo de frio, mientras yo pensaba en silencio en como había cambiado mi vida en menos de doce horas.

Volvio Julián, pero en vez de con Miguel le acompañaba un hombre con rasgos arabes, se podría decir que era un moro, sin más.

Julián nos lo presentó.

  • Bien, pareja, aquí os dejo, en manos de Omar, es el responsable de este club, él directamente recibe ordenes de Don Arturo, y su palabra aquí es como la del mismisimo jefe, está claro?

Asentimos los dos, callados, aún abrazados, con las cabezas agachadas. La verdad es que el moro daba algo de miedo y respeto, parecía sacado de esas series de la televisión de mafiosos, narcotraficantes.

Omar se acercó a nosotros, y levantó con sus dedos la barbilla de Esther.

  • hola...no debeis temerme, -dijo hablando en plural pero dirigiendose unicamente a ella-. Si cumplís vuestra parte del acuerdo que firmasteis con Don Arturo, todo irá bién , no habrán problemas y esta situacíon pronto será solamente un recuerdo para vosotros, pero si los números no salen y el jefe me tiene que llamar la atención porque vuestro rendimiento es pobre o no os comportais como debeis hacerlo, entonces si...debeis temerme. Lo entendeis?

Julián, desde un poco mas atrás, sonreía. Estas palabras las había oido ya unas cuantas veces, y sabía el efecto que hacían en las chicas, dandose cuenta de una vez, si aún no lo habían hecho, de donde estaban.

-Me has entendido, princesa pijita? dijo Omar, con un tono algo irónico.

-si....si...le he entendido, dijo Esther, casi balbuceando.

  • Perfecto, si en el fondo, sois listas, jajaja...- el comentario sonó a mas cachondeo aún.

  • Y tú, Pedro....no?

  • si, respondí, como mi mujer, con un tono suave, mirando al suelo, me llamo Pedro.

  • Pues mira que la verdad, en la barra no tengo ninguna plaza vacante, sabes algo de restauracion?

Negué con la cabeza, callado, en mi vida había trabajado en un bar, ni en nada parecido.

  • Lo que imaginaba, pues bueno, de momento te pondremos como fregaplatos y para lo que sea necesario, la cuestión es sacar partido de tenerte aquí. El disfraz que te ha elegido Don Arturo la verdad es que te queda bien, jajaja, estás tan ridículo que hasta me gusta!!!

Volví a agachar la cabeza, podía contemplar mi tanga, totalmente humillado.

-Bueno, Omar, - interrumpió Julián, a su espalda- , te dejo con ellos, que supongo que tendrás trabajo poniendolos a funcionar, voy a dar una vuelta por el club, me tomo algo y nos volvemos para la ciudad, gracias a Esther no necesito relajarme con ninguna de tus chicas, tengo que reconocer que ha hecho un gran trabajo en la furgoneta.

  • muy bien, dale recuerdos a Don Arturo, les respondió Omar, casi sin mirarle, tienes razón, aquí hay mucho trabajo que hacer.

Julián me miró, con cara de querer decirme....lo que te espera, chaval....y trás eso se acercó a Esther, se puso frente a ella, y le dió, sin más, un beso en la boca.

  • No te importa, no, Pedro? compréndelo, hace un rato me la estaba follando, hay confianza, jajaja, dijo mientras su me daba un ligero cachete.

Se fue dejandonos a los tres a solas.

  • Lo primero es ver el material, a ti, Pedro, ya te veo perfectamente, no hace falta más. Esther, fuera la gabardina.

En un momento estaba la prenda en el suelo, y Esther, de nuevo, en tanga, sujetador con las tetas al aire y tacones.

El moro sobó sus tetas, fuertemente, comentando que casi no se veian las cicatrices de los pezones, un buen trabajo de cirugía, toqueteó su culo, sus muslos, la miró por delante y por detrás, rodeandola, apartó ligeramente el tanga e introdujo dos dedos en su coño, y tras eso, un dedo en su ano, notando como estaba dado de la follada que yo le había dado hacía apenas una hora.

  • Te lo ha desvirgado Pedro, no? muy bien, siempre es un mal recuerdo pensar que te ha reventado el culo por primera vez cualquier cliente por unos cuantos euros. Así mucho mejor, ahora cuando te lo follen te dará igual, sólo se recuerda la primera vez jajaja. Seguidme!.

Salió de la pequeña habitación y nos condujo por un pasillo hacia una sala al final del sotano, grande, llena de cajas de bebidas, era el almacén del bar del club.

  • Pedro, mira trás esas cajas.

Había un camastro, un plegatín, junto con una mesita de esas que se monta uno mismo, y un armario de tela, con una cremallera, cerrado.

  • estoooo..que es? pregunté, alucinado por el lugar, practicamente a oscuras , humedo, frio.

  • tu nuevo dormitorio, como comprenderás, las chicas duermen en las habitaciones del club, comparten la habitación de a dos. Y está lleno en estos momentos, con lo que no hay sitio para ti. El resto de los camareros son trabajadores del club , tienen su casa, su familia, así que he pensado que este será el mejor lugar para ti, alejado de todo.

Resignado, asentí, total, ya no venía de ahí.

  • Abre el armario, va, has llegado con lo puesto y hemos tenido que buscarte algo.

Con miedo ya a que me encontraria lo abrí, y dentro pude ver tres perchas, en dos habian sendos tangas, identicos a los que llevaba, ridiculos, y en la tercera percha un chandal, del ejercito español!! de esos que llevan los quinquis, no podia creerlo, de verdad esa era mi única ropa? unos zapatos de los de la obra, de esos con la puntera metálica, en la parte baja del armario completaban todo lo que contenía.

  • Con tres tangas creo que tendrás suficiente para el trabajo, cuenta que eso se seca muy rápido, jajaja, y el chandal es por si has de salir por algo del club, no creo que lo hagas muy a menudo, pero por si acaso, no quiero que vayas por ahí en tanga y te detenga la guardia civil, jajaja.

Cuando me giré con la cara de asombro por el descubrimiento de mi nuevo vestuario Omar estaba al lado de Esther, el brazo del moro cogía la cintura de mi esposa, pegandola bien a su cuerpo, y su mano descansaba abierta en el culo , agarrando bien su nalga derecha, ante la cara de resignación de mi mujer, callada, aceptando la escena.

  • bien, y que se dice? preguntó.

  • g..g..ra..c.i..as..dije casi sin saber si era eso lo que esperaba.

  • gracias...señor Omar! así has de decirlo, aquí todo el mundo me llama señor Omar, es una cuestión de respeto. Está claro?

  • si, gracias, señor Omar.

se oyó una palmada en el culo de Esther, dada bien fuerte por el moro de mierda que estaba dejandonos por debajo del nivel de un insecto.

  • Pues vamonos para arriba, que aquí estamos perdiendo dinero.

Se giró, sin dejar de coger a mi mujer por la cintura, y se dirigió, conmigo unos pasos detrás, hacia el pasillo, para alcanzar al final de éste un ascensor que nos subió los dos pisos que dejaban en la planta del club. Mi mujer y yo en todo momento callados, Omar sobando el nuevo cuerpo que podría ofrecer a su clientela.

Al salir del ascensor ordenó a mi mujer esperar.

  • Siguemé tú, Pedro.- Me llevó por otro pasillo hasta la parte trasera de la barra, donde asomó la cabeza y llamó al encargado del bar, Gustavo. Colombiano.

Al salir para fuera y verme, sonrió.

  • La nueva adquisición, Señor Omar? preguntó, con el típico acento sudamericano.

  • La misma, aquí lo tienes, como imaginas, no tiene ni idea de nada, pero para fregar vasos, reponer neveras y limpiar no hace falta mucho conocimiento, no? es arquitecto, así que seguro que es de los que aprenden rápido.

  • Bien, como diga, Señor Omar, como se llama?

  • Se llama Pedro, pero he pensado llamarle tanguita, le queda tan bien..verdad?

Risas de ambos, y bautizado que quedé, pasando con Gustavo al interior de lo que ya era el local del club.

Ni que decir tiene que la imagen que apareció ante mi fue de perversión total. Como minimo en aquel local había cien chicas, moviendose de arriba a abajo por el club, todas con el mismo uniforme que Don Arturo hizo ponerse a Esther, basicamente un tanga, un sujetador casi transparente, o que dejaba los pechos fuera, y tacones, pintadas como puertas, meneandose entre los clientes.

Después supe que muchas, la gran mayoría , estaban voluntariamente, ganaban mucho dinero.

La situación de mi mujer solamente la compartían otras tres mujeres, las tres españolas, a diferencia del resto de prostitutas, que eran todas sudamericanas o de paises asiáticos.

Gustavo me presentó a Bebo y a Tarik, los otros dos camareros, uno sudamericano, como el encargado, y el otro marroquí.

sin tiempo para casi decir nada, y ante las caras de cachondeo de los tres viendo mi indumentaria, me colocó ante el fregaplatos, a entrar y sacar canastas de vasos de tubo, que practicamente era lo único que se hacía servir allí. En la barra, apoyado, pude ver a Miguel, que mirandome y sonriendo, estaba hablando con una de las chicas, rubia, guapa, del este. Levantó su copa e hizo un intento de brindis desde su sitio, mientras comenzaba yo a meter vasos en aquellos cestos.

La situación de Esther era muchisimo peor, si yo me sentía totalmente destrozado y humillado ante mi destino, ella se encontraba en el despacho de Omar, sentada en una silla, ante él , recibiendo instrucciones de como debía hacer su trabajo y la manera más rentable para el club.

  • Te debes pasear por el local moviendo bien esas caderas que tienes, sabrás hacerlo, en el fondo todas sois un poco putas, hasta la mas beata, jajaja. Cuando veas un hombre sólo en la barra, te acercarás, le saludarás, sonriente, tiene que verte feliz, orgullosa de lo que haces, no vayas a saco a preguntarle si quiere follar, preguntale que tal está, interesate por él, que vea que eres educada, aquí todas las chicas son muy simpáticas y amables.

Esther, con la mirada perdida, escuchaba la voz de Omar, ante ella, fumando un cigarrillo, comodamente recostado en su butaca.

  • Será normal que el cliente quiera tocarte, sobarte, comprobar la dureza de tus muslos, tus tetas, de meter dedos en tus agujeros nada, no lo permitas, hay unos límites, eso ya se tiene que pagar. Cuando esté interesado por tus servicios, has de tener claro que aquí no se dice no a nada. Tú no eres una de las chicas que ejercen la prostitución aqui como trabajo, tienes que aceptar que basicamente eres una esclava de Don Arturo, y eso hace que nos aprovechemos de la situación para que tú y las otras tres chicas que están en tu situación sean las que hacen todas esas cosas raras que a veces los clientes piden. Pronto esos degenerados sabrán que tú formas parte del grupo de mujeres dispuestas a todo, y eso significa todo.

La cara de Esther , de resignación, estaba impasible, sentada. Sus oidos escuchaban todo lo que el Señor Omar decía, pero su mente estaba en otro sitio, intentando negar que esto estaba pasando.

  • Cuando te pregunten por los servicios y los precios, les dejas claro que todo es posible, TODOOOO!!!, tu habitación, que compartirás con otra chica española, esclava, como tú, es algo especial, dispone de juguetes, las camas tienen algunos accesorios, ya lo verás, cuando subamos y te la muestre. En la entrada de la habitación está la lista de precios de todos los servicios, unicamente debes decirles que chupar son 40 euros y follar coño 90, culo 130. Lo demás, si quiere probar cosas diferentes, lo podrá comprobar en la habitación. Está todo claro?

  • Si, Señor Omar, contestó de forma corta y clara Esther.

  • Bueno, pues salgamos del despacho y vayamos a ver tu habitación, tu residencia el próximo año.

El moro se levantó de un golpe, y Esther hizo lo mismo.

  • No...no..como tienes que aceptar tu lugar y darte cuenta que cualquier cosa es aqui posible, tú vas a seguirme hacia la habitación a cuatro patas, entendido? espero que no comiences ya a sorprenderte por las cosas que yo o un cliente te pida o exija. Simplemente obedece y todo irá bien.

Esther se puso de rodillas, y las manos apoyadas en el suelo, al lado del moro, éste sonrió.

  • Ves? ya vamos mal. He dicho de rodillas? no, verdad?, dije a cuatro patas, eso significa pies y manos al suelo, es mucho mas morboso ver como intentais moveros así, así van las perras, no es cierto?

Esther intentó hacer eso, pero con los tacones era casi imposible, el ángulo para moverse era muy dificil.

  • Sacaté los tacones, y coje las tiras con la boca, va! dijo Omar en tono paternalista, como si le estuviera haciendo un favor.

A los dos minutos caminaba el gerente junto a una especie de perra con tacones en la boca por los pasillos del club, la imagen era patética, el culo totalmente arriba, las piernas separadas para mantener el equilibrio, las tetas mirando hacia el suelo por la gravedad. Se cruzaron con alguna chica, y una vez en la planta segunda, en la zona de habitaciones, con algún cliente acompañado por su puta que se dirigian ya de salida después de haber disfrutado de un buen momento, el cual, con la mirada, alucinaba del trato que aquel moro ( no sabía, claro está, que era el jefe del antro ) le dispensaba a aquella pobre chica.

Llegaron a la habitación, la 209, llamó a la puerta, y ante el silencio, abrió con una tarjeta típica de hotel.

  • Tu compañera no está, luego te la presentaré.

Entraron en la habitación, era grande, habían dos camas, una televisión grande, un armario de cuatro puertas y una puerta de cristal que comunicaba con el baño. El techo tenía varios espejos, sobretodo sobre las camas.

  • Suelta los zapatos en el suelo y sigueme de rodillas por la habitación mientras te lo muestro todo, ordenó Omar.

La cama que le habían asignado a ella era la mas cercana al lavabo, su compañera tenía la que estaba junto a la ventana. Pudo ver que en las esquinas de las camas había unas correas. Omar abrió uno de los armarios, para mostrarle estanterias llenas de juguetes, en otro armario todo tipo de ropa , disfraces, tacones de vertigo, pelucas, complementos de todo tipo para clientes especiales dispuestos a gastar mucho dinero, como le dijo mientras le mostraba todo el catálogo de barbaridades.

Tras eso ella, de rodillas, lentamente, le siguió al baño, donde pudo ver una bañera enorme, redonda, al menos cabían comodamente cuatro personas dentro, un plato de ducha en el rincón , retrete, lavamanos, una estanteria con al menos diez toallas. Dando a un interruptor la luz de toda la habitación se volvia roja, y el techo del lavabo también era de espejo.

Señalando la bañera, comentó que algunas veces un cliente podía contratar hasta tres chicas, con lo que si tenía problemas en comerse un coño, fuera aceptando que eso pasaría.

De vuelta al dormitorio, abrió la mesita, y sacó una especie de carpeta, de estas que tienen una pinza en la parte superior, y un folio, con una lista de cosas.

Eran los diferentes servicios y precios.

Se la pasó a Esther. - lee en voz alta, para que te quede claro.

Esther, de rodillas, mientras Omar iba inspeccionando la habitación, como en una especie de control de limpieza, abriéndolo todo y mirando , fue diciendo uno a uno los servicios que se ofrecían en esa lista, su piel se erizó al ver las burradas que algunos clientes podrían pedirle, cosas que ni en sus peores pesadillas había imaginado que existían.

Chupar, follar coño, follar culo, cubana, atar a la cama, meter juguetes en sus agujeros, precios diferentes para coño y culo, meter la mano, mear sobre la puta, cagar sobre la puta, diferentes precios para cuerpo, tetas, manos, boca, claro...azotar, escupir, ser meado o cagado por la puta, escupido, no entendía que alguien disfrutara con ese tipo de cosas, como podía haber gente tan enferma?

Cuando acabó de leer la lista, que llegaba a precios de 400 euros por cagar a la puta en la boca o 600 por azotarla, miró al moro, destrozada por lo que imaginaba iba a ser su vida.

  • Señor Omar, esto será mi día normal?, preguntó no teniendo claro que pudiera aceptar algo así, arrodillada, con la lista de servicios en la mano, mirando con cara de pobre perrita desvalida a aquel moro que parecía sólo ver dinero en el cuerpo de Esther.

  • Nooo, claro que no, por desgracia. No vienen cada día clientes de éste tipo, lo normal será que tus clientes sean viejos, niñatos, tengo que admitir que los clientes moros , como yo, negros, chinos, se pirran por las españolas, no abundais, pero normalmente te la harán chupar o te follarán, con un poco de suerte el culo, que es algo más de dinero. De ahí no pasarán, por suerte para ti. Pero cuando toque un cliente especial, has de estar preparada, porque no admitiré una queja, princesa pijita. Has de asumir que si yo ahora mismo quiero bajarme los pantalones y cagar en tu boca, tu debes sonreir y decirme que estas deseando probar mi mierda, es lo que espera un cerdo de una puta como tú, si te pido que me mees, hazlo diciendome que me lo beba todo, si te pido que me metas algo en el culo, igual, con cariño, pero tratandome como una putita, y si te digo que voy a meterte la mano en el coño, abrételo tu misma para mostrarme el camino, sonriendo, feliz, disfrutando de que por fin te esté usando un verdadero cerdo, de los que a tí te encantan. Si no lo haces así, me enteraré. Por vuestra seguridad, en las habitaciones hay cámaras, y ésta y la de al lado, la de las otras dos esclavas, se vigilan constantemente por el servicio de vigilancia. Alguna vez un zumbado ha querido pasarse y hemos tenido que actuar, tranquila. Pero eso también sirve para que sepas que te vemos, te oimos, y si después de tu servicio inspecciono la cinta y algo no me gusta, te enterarás, o si quieres para motivarte, se enterará Pedro. No te gustaría, no? imagina que un cerdo quiere un putito para reventarle el culo....te gustaría que fuera Pedro? no, verdad?

Esther negó rapidamente con la cabeza.

  • Bien, pues ya lo sabes todo, creo que estás lista, por lo que sé, en las últimas horas te han follado Don Arturo, Miguel, Julián y el culo Pedro, no?

  • si.....Señor Omar, contestó Esther dándose cuenta que en menos de siete horas cuatro pollas la habían penetrado y la virginidad de su culo se había perdido.

  • Bueno, pues no vendrá de una más, creo, antes de bajar a la sala, así irás con los agujeros ya dados. Te ha follado alguna vez un moro, putita?

Esther negó con la cabeza, aún de rodillas.

  • Quitaté el tanga y el sujetador, de pie, te quiero totalmente desnuda, como una verdadera perra.

Ante él quedó Esther como le ordenaba.

  • Esa matita de pelo sobre el coño, me gusta, la verdad, dijo el moro, acariciando esos pelitos rizados, recortados, cuidados con cariño.

Mientras acariciaba Omar la mata de pelo, Esther, con los ojos cerrados,  pensaba en Pedro, en como él la había respetado, adorado, todo este tiempo.

  • Apóya las manos en la cama, será rápido, me la has puesto dura con tanto paseito en plan perra, y no tardaré. Voy a usar tu culo, Pedro fué el primero, y yo seré el segundo.

Se apoyó e instintivamente separó las piernas, apoyando la cabeza en la cama y preparándose.