Esther 3

Esther se plantea ser de Antonio. Sus dudas persisten, cree estar enamorada. Confiesa a Marta su aventura, y se da cuenta de que Mario no es el hombre que precisa.

Con la única cobertura de mis medias y mis braguitas, sube al vehículo, que seguía aparcado en la calle, lo hice a plena luz del día, y Antonio, no se tomo prisa alguna en abrir la puerta, gesto curioso, me la abrio como si de un caballero se tratara.

Por la zona, que mas o menos conocía, sabia que llegaríamos a la vieja siderúrgica muy rápido. Esperaba que Marta se adelantara con su ciclomotor. Mil pensamientos, mil preguntas, se agolpaban en mi mente.. Antonio aun no había girado la llave del contacto cuando me atreví a hablar.

  • ¿Puedo preguntar algo?

El se giro, mirándome… sentí como observaba mis pechos, creo que sentía una especial predilección por ellos

  • Porque no… de acuerdo, dime, pero no tenemos mucho tiempo. Pregunta.

  • Has dicho que no sabes que hacer conmigo, así que ¿porque?¿porque yo?, imagino que no soy la primera, y, bueno, no se nada de todo esto...porque me escogiste?

  • Ya te lo he dicho. Eres preciosa. Pero ademas, note algo en ti desde que te conocí, aunque tu no me recuerdas, nos conocimos hace unos años, ciertamente me ponías cachondo jajaja

Me sorprendí. Yo lo conocí saliendo con Mario. No lo recordaba de antes. Supongo que me habría visto en algún lugar, y luego coincidió que fuera la novia de su sobrino… ahora entendía…. El lo había trabajado desde que me vio con Mario...desde el principio cultivo mi amistad...siempre tuvo una segunda intención. Nunca fue sincero.

  • Pero...yo soy la novia de Mario… como sabias que...bueno… en el cine.

  • No estaba seguro. Pero la genética manda… había muchas posibilidades.

  • ¿Genética?, no lo entiendo… que quieres decir?

Me miro...sonrió…

  • He hablado de mas. Cosa rara en mi. Se ve que me pones en exceso. Debemos irnos.

  • ¿Cuantas?

  • ¿Que?

  • Cuantas antes que yo.

  • ¿Putas quieres decir? -sonreía como una hiena

  • Vamos, puedes decírmelo

  • ¿El numero de putas como tu o el numero de mujeres con las que he salido que no son tan zorras como tu? -seguía sonriendo.

Le mire. El muy cabrón quería una respuesta que implicara algo… si le decía, “tan putas como yo” obtendría lo que buscaba, pero, el también lo obtendría...no le daría el gusto.

  • ¿No me respondes?¿quieres saber las putas como tu o…?

  • Me da igual. No me interesa… por favor, llevame donde quede con mi amiga.

Se rio. Arranco el vehículo y condujo durante unos quince minutos, entramos en una vieja zona industrial. La antigua siderurgia quedaba atrás, al fondo. La luz de día era todavía suficiente y las farolas aun no se encendían. El vehículo portaba cristales oscurecidos, nadie podía verme… pero yo si podía verlo...miraba con mis pechos al aire a los vehículos con los que nos cruzábamos...tapaba mis pechos con las manos, un par de veces le escuche carcajearse. Se detuvo. La zona de la siderurgia aun quedaba algo mas adelante.

  • Bien, desde aquí ya puedes ir donde tu amiga.

  • No...no puedes dejarme aquí...estoy desnuda.. acercame allí delante, puedo ocultarme detrás de aquellos matorrales y...

  • Iras desde aquí. De hecho quiero ver como mueves ese culito hasta allí.

Le mire...si lloraba le daría el gusto.. no lo hice.

  • Pensé que habías dicho que aun no me consideras tuya.

  • Y así es… pero disfrutaría mucho si me complacieras, voluntariamente.

  • Es aun de día.., pueden verme… sabes que en esas viejas ruinas hay gente.

  • Claro que lo se, ¿donde esta la gracia si no es así? Jajaja… vamos…

  • Por favor..- le suplique- me has dado un margen para decidir ser tuya… dejame hacerlo...no me obligues.

  • Joder con la putita!… no se que coño veo en ti… al fin y al cabo no eres mas que una niña… Esta bien.

Salio del vehículo, abrió el maletero, y entro, me tiro el vestido que había llevado al parque.

  • Vamos, pontelo y piérdete. Ya he perdido bastante tiempo contigo.

Yo estaba a punto de llorar…

  • Pero entiéndeme…

  • Lo entiendo. Me he arriesgado con una niña, y he perdido, hacer buenas mamadas y es una delicia follarte, pero eso lo dan muchas, y yo quiero mas. Ahora marchate. Da gracias por lo que hoy has disfrutado, puta.

Mire el vestido...a el… la calle...Abrí la puerta del coche y salí en bragas y medias, con mis pechos firmes y sus pezones endurecidos, nerviosa, mirando si alguien podía verme. No era una niña. Le demostraría que podía darle lo que buscaba.

Me gire, y me quede mirando hacia el desde el morro del vehículo, advertí su sonrisa de satisfacción a través del parabrisas. Separe mi pelo hacia atrás, para que mis pechos quedaran perfectamente expuesto a su vista. Le mire fijamente. No deje transmitir mi nerviosismo, ni mi miedo, no le daría ese placer.

El hizo un gesto con la mano. Lo entendí… Muy bien. Sabrás quien soy.

Sin separar la mirada del parabrisas, haciendo caso de su gesto, baje mi braguita y la arroje lejos de mi. Solo las medias y los zapatos cubrían mi cuerpo. Desnuda, me gire, momento en que empece a permitirme unas lagrimas, y camine, lentamente, sin prisa, aunque deseando correr, hacia los matorrales. Temí oir el claxon del coche, llamando la atención de cualquiera que por allí pudiera estar, pero no sonó. Lo que si pude escuchar es el ruido de una moto acercándose, pero no apresure el paso. Continué al mismo ritmo, tranquila, meneando el culo… quería que me deseara. Cuando llegaba a los matorrales escuche el motor del coche, en ese momento me gire y vi como daba la vuelta y se alejaba, dejándome allí, sola, expuesta. Entonces mis nervios se desataron, cubrí como pude con las manos mis pechos y mi sexo y mire hacia el lugar de donde venia el ruido dela moto, rece que fuera Marta con su ciclomotor… y efectivamente, lo era… hice una seña, y ella se dirigió hacia mi.. entonce me di cuenta de que no tenia una explicación que darle.

  • Pero,,, que coño...que ha pasado? - Marta se detuvo a mi lado y saco el casco-.

Yo mire preocupada hacia las naves en ruinas, el ruido de la moto podía atraer a alguien

  • Esther!!!

  • Si, si, por favor, me has traído ropa?

  • Claro… pero no todo lo que necesitas, te he traído una camiseta, un pantalón… pero Esther que…

  • Luego.. por favor..-le suplique con la mirada. Marta suspiro.

  • Vamos, toma el casco y dime a donde vamos, luego me explicas.

  • A mi casa, mis padres no estarán a esta hora.

Me puse el pantalón y la camiseta. Llegamos a mi casa en veinte minutos, mis padres no estaban. Pasamos a mi dormitorio. Esther quería explicaciones, pero le dije que esperara a que me diera una ducha… en realidad estaba pensando como salir de aquello...no quería quitarme el olor de Antonio, ni el tacto de sus manos de mi cuerpo...no sabia que me pasaba...no pude evitar masturbarme en la ducha al recordar lo pasado ese día...seguiría masturbándome toda lo que quedaba de tarde, pero Marta esperaba… y necesitaba una respuesta.

Me senté en la cama a su lado. Marta era mi mejor amiga, si alguien guardaría un secreto era ella.

  • Esther… no te habran...violado.

  • !No!!! nada que ver de verdad.

  • ¿Entonces?¿Mario?¿el te ha dejado asi?

  • No, no, para nada...Mario es incapaz de algo así...-subraye incapaz con mucho énfasis-

  • ¿Entonces?

Suspire. Le conté todo. Desde el principio, desde el cine. No omití nada. Marta me miraba boquiabierta.

  • Vamos a ver, me estas diciendo que te has dejado follar por un viejo y que ademas es el tío del mas buenorro del barrio?? Que prefieres a ese pederasta a un pedazo macho como Mario? Tu eres consciente de que todas las tías del insti se lo quieren tirar?…

  • Escucha…

  • No, no, escucha tu… vamos a ver tia, tienes 18 tacos, ¿vale?, sales con un tio que es un puto sueño, y vas tu y te dejas cepillar por un degenerado de mierda que es imposible que aguante un puto polvo…

  • Pero…

  • Ni pero, ni mierdas Esther… estas cañón tia… cualquier tío se volvería loco de llevarte a su cama, puedes elegir a quien te salga del mismísimo coño… y te lo montas así??? tu estas muy mal.

  • Marta...yo… -vi su sonrisa- seras…

  • Te lo has pasado de puta madre con el, pero que zorra eres jajajaja.

  • Me alegro que no te parezca mal…

  • Me parece mal… ¿Vale?, lo que te acabo de decir es lo que siento, has hechado un polvo con un madurazo, bueno, un anciano jajaja, pero bien, de acuerdo, te lo pasaste cojonudamente bien con el y ha sido una experiencia de cine… pero las películas se acaban...así que dime que esta se ha acabado.

La mire...¿se había acabado?

  • Claro… fue una locura, pero se termino -¿me creía yo mis palabras?-

Ella me miro, vi en sus ojos que no se creía todo lo que decía.

  • Escucha, somos amigas de toda la vida. Nadie sabrá nada de esto por mi. No volveré a comentar el tema, nunca, pero si alguna vez quieres hablar, dímelo, y si alguna vez decides volver con ese viejales...por favor, por favor, por favor… cuéntamelo primero… Eres mi mejor amiga...no quiero perderte ni quiero que sufras..

Sin duda, Marta era la mejor. La abrace.

  • Y ahora cuéntame zorra...¿cuantas veces te….?

  • Estúpida jajaja

Marta cumplió su palabra. No volvimos a comentar nada de aquello. Ni una insinuación. El fin de curso se acercaba, y con el mi marcha a la universidad después del verano. No supe nada de Antonio, lo vi por el barrio, pero salvo algún movimiento de cabeza, jamas se dirigió a mi, ni yo a el. Seguía mi relación con Mario, todo parecía igual...mi vida era perfecta. Pero estaba lejos de serlo.

Cuando nos acostábamos, no sentía lo que quería sentir, lo que Antonio me había hecho sentir. Nunca me sentí tan mujer como entre sus manos, nunca me sentí tan deseada, tan amada, nunca nadie me había tocado como lo había hecho ese hombre, y yo jamas, jamas, había tenido orgasmos como los que había tenido entre sus expertas manos. Mi pobre venado intentaba ser un hombre, pero no pasaba de un inexperto muchacho...yo había descubierto un mundo al que Mario no podía llevarme… pero esa era la vida que tenia que llevar… la lógica… la que socialmente se demandaba y esperaba de una adolescente como yo. Y yo intentaba ser feliz con Mario, complacerle...lo intentaba, de verdad.

En Mayo, dos meses después, una de las primas de Mario hacia la Primera Comunión, un acontecimiento familiar de cierta relevancia. Intente convencer a Mario de no ir, le di excusas para no ir yo. No funciono. Mario insistía. Yo no quería ir, sabia que Antonio estaría allí...pero la verdad es que no me resistí demasiado.

Fui a comprar un vestido con Marta. Elegí uno elegante, con la espalda al aire, de tirantes y con un escote considerable que decidí arreglar con unos corchetes para disminuirlo, podia usarlo sin sujetador, pero mis pezones se marcarían al ser pequeños y duros, lo llevaría con el puesto. Marta me dijo que estaba preciosa, y yo, mirándome en el espejo, me di cuenta de que si, lo estaba… también me di cuenta de que aquel vestido no era para Mario, ni para mi...quería que me deseara...y es que en ese tiempo me iba dando cuenta de que me había enamorado perdidamente de aquel hombre, aunque no podía aceptarlo. El no me amaba… o quizá si… o quizá yo pudiera conseguir que me amara. No… el me había dejado claro lo que quería, un objeto, una posesión que usar libremente.

Recuerdo ese domingo. Asistimos a la ceremonia, las niñas estaban preciosas vestidas de novias. Vi a Antonio, estaba con una mujer de grandes pechos, madura...no me gusto ¿celos?, apenas me miro…

El banquete y el baile fueron lo habitual en esos casos. Baile con Mario, pero al final el fue con sus amigos al exterior a fumar un pitillo y darle a las cervezas… yo me quede sentada en la mesa. Sentí su presencia detrás de mi...me gire.

  • Buenas tardes. Estas encantadora Esther.

  • Gracias…

Nos miramos...se comportaba como si no hubiera pasado todo aquello, como si yo no hubiera estado desnuda entre sus brazos, como si su polla no hubiera penetrado todos mis agujeros. Sono una lenta…

  • Veo que estas sola. ¿bailas?

  • Si -Dios como deseaba que me lo pidiera-

Me tomo en sus brazos. Fuertes a pesar de la edad. No me importo nada que alguien pudiera ver como me apretaba contra su cuerpo.

  • Me encanta tu olor golfilla… dime es para mi todo esto?

  • Si

  • Uhm… sobra algo...seguro que sabes que es.

Me ruborice. Pero lo entendí. Siguió bailando hasta que la música termino.

  • Bien. Estaré fuera, en el jardín trasero. Fumando.

Se dio la vuelta y se alejo. Yo me fui al aseo, algo ruborizada. Me avergonzaba la excitación que había invadido mi cuerpo cuando el me tomo en sus brazos. Me mire al espejo. Sabia que quería. Desabotone los corchetes, y me quite el sujetador, mis pezones se marcaron claramente en la tela fina del vestido...salir así...estaba loca...pero fui en su busca.

Mario me vio, acudió hacia mi con dos amigos suyos.

  • Esther! Mira que estábamos pensando en ir a….!joder tía!

Sentí su mirada y la de sus amigos clavada en mis pechos. Mario se quito la chaqueta y me la hecho por el hombro

  • Pero de que vas tía...cortate.

Quite la chaqueta y se la devolvi.

  • ¿no te gusta lo que ves?

  • Joder si que nos gusta, nada Mario si a ti no te gusta no mires -intercedió uno de sus colegas riéndose

  • Gracias. Bien. Vete a donde veas, yo ire a casa por mi cuenta. Hablamos después.

Me aleje de los tres, imaginando los comentarios que el pobre venado tendría que soportar. Salí al jardín y busque a Antonio, no se si alguien me miro mas o menos, no me importaba. Había tomado mi decisión. Lo vi, estaba fumando un pitillo junto a una vaya. Me acerque.

  • Hola.

Me miro. Sonrió.

  • Muy bien. Preciosa. Casi podrías hacer la calle así.

  • Gracias -¿le daba las gracias cuando acababa de llamarme puta?-

  • He pensado en ti Esther.

  • Yo también.

  • ¿si?, excelente. Aunque aun tengo dudas sobre ti.

  • Quiero ser tuya.

  • ¿de verdad?

  • Si

  • Aun eres menor.

  • No importa. Tengo mas de 16, podemos hacer el amor..

  • Yo no hago el amor, creo que te lo explique.

  • Esta bien, sera como quieras...pero quiero estar contigo. Dejare a Mario.

  • Eso desde luego. Es mi sobrino, se merece algo mejor que una golfa como tu.

No proteste. No dije nada.

  • De verdad te crees preparada?

  • Si.

  • Ven.

Caminamos por un sendero, había un cobertizo. Abrió la puerta.

  • Entra.

Entre en el pequeño recinto. La puerta se cerro. Por un ventanuco entraba luz, vi a la mujer madura, de grandes pechos, estaba desnuda, con una soga alrededor de su cuello, sus manos estaban libres, Sus pies estaban sobre un taburete. Gemía de placer… vi un objeto saliendo de su coño...aquel consolador enorme la masturbaba...me ruborice.

Antonio se acerco...paso una mano por los pechos de aquella puta.Lamio sus pezones. Ella gimio. Beso sus labios y retorció sus pezones.

  • ¿Estas cómoda zorra?

  • Si amo -le escuche responder-

  • Ven aquí golfilla.

Me acerque…

  • Como ves, se mantiene en un equilibrio precario, pero su obediencia es absoluta.. un resbalón y quedara colgada por el cuello.

Se agacho y beso el culo de aquella hija de puta...ella gimió mas, su cuerpo tembló, estaba teniendo un orgasmo.

  • Ven -me ordeno- de rodillas.

Yo supe lo que quería. Y se lo daría. Su polla entro en mi boca...yo le intente hacer la mejor mamada que jamas ninguna mujer pudiera hacerle… sentí como se endurecía… entonces me aparto antes de correrse en mi boca, tomo a aquella zorra, le arranco el consolador, la agarro de la cintura y la penetro de golpe. Me sentí sucia, humillada… peor que una puta de calle.

La zorra se vio colgada por el cuello mientras Antonio se la metía y sacaba con violencia, comía las tetas de aquella desvergonzada de forma brutal, y ella gemía con la agonía y el placer… el la elevaba para evitar el ahogamiento, pero me di cuenta que en un momento dado la deja caer ligeramente para que la asfixia prolongara el orgasmo de ella...los dos explotaron...entonces yo salí corriendo de aquel lugar… preguntándome que coño estaba haciendo… quería irme… pero Mario no estaba, yo lo había dejado en ridículo ante sus amigos, tendría que pedirle perdón...sabia que el estaba colgado por mi. Vi las miradas… me di cuenta de mi escote, de mis pechos marcándose...fui al baño, volví a cerrar el escote, a colocar el sujetador… y a secar mis lagrimas que me caían de pura vergüenza y humillación. Pensaba en esa morena madura, dándole placer, dándole lo que el deseaba...no estaba a la altura.

Esta ves fui yo la que salí al jardín, había un chico fumando un cigarro, le pedí uno. Me quede sola. No se cuanto tiempo estuve.

  • Porque has huido zorra?¿Así me demuestras que eres miá?

  • No tenias derecho…

  • Tengo todo el derecho de disponer de mis putas como estime oportuno...¿lo entiendes?, o eres una puta o no lo eres. Decídete de una puta vez.

De repente su mirada se suavizo.

  • Quiero tenerte. Pero no te forzare. Avisame cuando estés preparada.

Se alejo. Las lagrimas se deslizaban por mi mejilla...logre murmurar “si, soy una puta”. Pero el no podía escucharme

CONTINUARA