Esteban VII: 4 canis, 1 rumano y 2 camioneros (3)

Tercera parte de este relato que trata sobre las correrías de un chico cuando sale a correr por ahí. Se encuentra con varios tíos que lo llevan a las nubes y que hacen que se sienta mas cómodo en esta nueva vida, en la que parece que se desenvuelve tan bien.

Antes que nada muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Os lo agradezco aun más por que como dije no me pareció que el anterior relato fuera de los mejores. A ver que os parece este nuevo. Ya me decís. Un saludo!!!


Cuando nos quedamos solos, me da un fuerte apretón de manos y me dice que se llama Ricardo. Habla por los codos, y prácticamente en un momento me cuenta su vida: que es de Jerez (por su acento ya se notaba), pero que trabaja en Badajoz, que su compañero se llama Diego, se queja de su trabajo y de lo que cobra. Me dice que llegaron ayer, pero que el camión, que es de su jefe y del año de la polca ,se averió justo antes de entrar en Sevilla, y que han tenido que pasar aquí la noche, hasta que por fin lo han arreglado.

  • Vamos, que nos has pillado de chiripa, porque ya teníamos que estar de vuelta en Badajoz. ¿Y a ti qué te ha pasado?
  • Que... había salido con unos amigos y me han dejado tirado.
  • ¿Pero cómo te han dejado tirado? Que hijos de puta. ¿Qué pasó?

Me estaba poniendo nervioso con el interrogatorio, y no iba mas allá de balbuceos y mentiras estúpidas que él desmontaba fácilmente con sus continuas preguntas. Yo soltaba lo que se me ocurría a la marcha, incapaz de hablarle mirándolo a la cara. No hay que ser muy listo para saber que me lo estaba inventando. Pero no pensaba que tendría que explicarme ante un desconocido, y no puedo mandarlo a la mierda .

  • Íbamos en el coche... Hubo una pelea... Por fútbol... Me bajé del coche... Se fueron... Salí sin cartera... Voy vestido en plan deportivo porque estábamos en casa de uno de mis amigos y era la única ropa limpia que podía dejarme...

Ricardo me mira con la boca asintiendo, y no se si es porque es tonto y se la estoy colando o porque está demasiado claro que le estoy mintiendo y piensa que lo tomo por tonto.

  • Tío, perdona un momento, voy a subir arriba otra vez antes de que Dieguito deje las llaves, que me estoy meando. Así le meto prisa también. Ahora bajo.

Entonces se va por donde ha venido. Me quedo mirando su espalda ancha y cómo se le marcan los músculos de las piernas en los vaqueros, y al momento me llega un sentimiento de vergüenza por mirar así a un tío y no creo que eso cambie nunca. Al momento aparece Ricardo asomado por una ventana de la parte de arriba de la gasolinera, dónde imagino que estará el motel, y junto a él veo a otro tío. De treinta y muchos o llegado ya a los cuarenta, mas bien tirando a rubio y muy peinado hacia un lado. Lleva una camiseta negra bastante ajustada, que deja ver sus bíceps cuando apoya sus brazos en el marco de la ventana. Sólo sonríe un poco y se vuelve a meter para dentro. Ricardo me saludo moviendo la cabeza y me grita que ahora bajan. Eso me ha dado mal r

oyo: Me he sentido examinado.

Son cosas mías, que a estas alturas veo maricones por todas partes.

Al momento están abajo. Diego es mas alto que Ricardo y que yo, de 1´95 por lo menos. Lleva también unos vaqueros y se ha puesto unas gafas de sol bajo las que veo un piercing en la ceja izquierda. Ricardo nos presenta:

  • Éste es Esteban, que lo han dejado tirado sus amigos en mitad de un campo de naranjas y le he dicho que le llevamos a Sevilla.
  • Muy bien, así estamos mejor acompañados. Te vamos a hacer el favor.

En todo momento lo dice serio, pero Ricardo suelta una sonrisita cómplice cuando añade lo último.

Diego se monta en el asiento del conductor, y Ricardo en el del copiloto. Yo me quedo fuera sin saber qué hacer, por que obviamente nunca me he montado en un camión y no tengo ni idea de dónde subir o meterme.

Ricardo: Pasa atrás, tío. Ahí hay espacio- Me quedo esperando un momento para que se baje y yo pueda subir y pasar- No es muy tarde ¿No?- Pregunta a Diego.

Veo a Diego sonreír por primera vez mientras que le dice que no con la cabeza y guarda sus gafas en la guantera.

Como está visto que no va a moverse, me subo al camión con dificultad y me extraña que Ricardo, que parece tan simpático no me deje paso. Así que, mandándolo a tomar por culo mentalmente, paso por encima suyo, pasando primero una pierna y después otra.

Ricardo: Perdona Esteban que no me haya movido, es que estoy dormido tío. Jajajaja. Menos mal que te sabes abrir de piernas.

Los dos se ríen. Y a mi me sienta como una patada en el estómago el puto comentario, tanto que me tengo que morder la lengua. Me dicen que pase atrás, donde hay un catre, y que me siente ahí. El camión huele muy fuerte a vegetales, y veo que las cajas de verduras están apiladas detrás.

Ricardo:

Illo, entonces ¿Qué? ¿Qué hacías por ahí con tus amigos?

Yo

: Pues nada, que salimos por ahí a correr.

Diego

: ¿A correr o a correros?- Eso me deja helado.

Yo

: ¿Qué?

Ricardo

: Tío, que mi amigo y yo no conocemos por aquí ningún sitio para ir de putas. Ayer veníamos con las ganas de ir, pero como se estropeó el camión no podíamos movernos. Además que no sabemos si por aquí hay algún puticlub.

Yo

: Yo se que ya entrando en Sevilla hay algunos pero no se decir.

Ricardo

: ¿Nunca has ido a ninguno?

Yo

: Que va.

Diego

: Claro, hombre, ¿no ves lo guapete que es? No le hace falta.

Ricardo

: ¿Sí? ¿Follas muchos coños?

Yo

: Tengo novia.

Diego

: Venga ¿nos vas a hacer creer que sólo te follas a tu novia? Tu tienes que ser un guarro.

Yo

: Bueno...- Me cuesta hablar de mis cosas con esos dos.

Ricardo

: ¿Venías de follarte a laguna tía?

Yo

: No, no. Que quedé con unos amigos... y...

Me ponen cada vez mas nervioso. Sobre todo por que no encienden el motor. Ricardo está vuelto sobre su asiento mientras me habla, y veo la mirada de Diego por el retrovisor.

Diego

: ¿Eres gay?

Yo

: ¿Quéeee? No... No... De verdad.

Diego

: Coño no pasa nada. ¿Qué mas da? Eso que disfrutas.

Yo

: Que no de verdad. Que tengo novia.

Ricardo

: ¿Y eso tiene que ver?

Yo

: Os digo que no.

Diego

: Pues es una pena, tío.

Entonces me quedo mirándolo por el retrovisor. Veo sus ojos, entre marrones y verdes, separados por una nariz grande y el piercing en su ceja. Está serio y sus ojos me miran fijamente. En cambio Ricardo me sonríe enseñándome todos sus dientes.

Yo

: ¿Vosotros lo sois?

Ricardo

: Nosotros no. Pero hay muchos puntos en las carreteras donde se ponen los maricones, y si estás cachondo, sólo piensas en meterla en caliente. Ayer esperábamos que hubiese alguna maricona por aquí, pero que va tío. Y tu sabes que dos tíos hablando de follar es lo peor, aun dan mas ganas.

Diego

: Y a mi me toca llevar el camión con este estrecho. Jajajaja.

Ricardo

: Jajajaja. ¿Qué dices, colgado? Tu no me metes ese nardo, cabrón, que pareces un caballo.

Estoy flipando, no entiendo esta situación. Me parece surrealista. Me esfuerzo en pensar en que debo llegar a mi casa de una puta vez, así que me lleven y ya.

Ricardo

: Dos duchas frías me he dado esta noche. Y es que el camión me sienta fatal. Fíjate tío.

Entonces se agarra el paquete y me lo enseña. Abulta bastante y es descarada la forma de su polla empalmada.

Ricardo

: Se fueras maricón -Sonríe- Me la podrías chupar.

Yo

: Es que... Yo... No...

Ricardo

: Vamos tío, si lo estás deseando.

Se levanta del asiento y pasa a la parte de atrás del camión conmigo, se sienta junto a mi en la cama y, sin dejar de tocarse el paquete, lleva la otra mano a mi pierna y después me pellizca el pezón. Vuelvo a sentir como el calor llega a mi cabeza y baja rápido hasta mi entrepierna.

Ricardo

: Joder cabrón, que bueno estás.

Se me abalanza y me besa. Su lengua entra en mi boca y se mueve sobre la mía y su barba me pincha. Al momento acabo tirado sobre la cama con él encima mía, con su cintura entre mis piernas. Me tiene cogida la cabeza con sus manos, como si creyera que voy a escapar, y yo también le toco la cara, siento los aros de sus orejas y su pelo rizado entre mis dedos.

Comienza un bombeo con sus caderas, paquete contra paquete, y que cada vez hace mas rápido, chocando bruscamente mis huevos con los suyos. Me pellizca los pezones con fuerza hasta que no tengo mas remedio que gemir de dolor, pero su lengua no me deja articular palabra.

Me levanta la camiseta hasta el pecho y me chupa los pezones, como si los absorbiera, dándoles pequeños mordiscos, que me causan mas dolor pero que hacen que mi polla de un salto. Agarra mis pectorales con sus manazas, apretándolos. Pero ahora su cara ha cambiado, ya no sonríe si no que tiene parece enfadado... mas bien salido.

Me coge del pelo y levanta mi cabeza, volviendo a besarme. Me hace poner otra vez los pies en el suelo y sentarme en el camastro. Entonces se quita la camisa y deja libre su torso. Con potentes pectorales, muy moreno de piel y recubierto de pelo negro. Sus pezones son oscuros y los dos están atravesados por un piercing. Ahora vuelve a sonreír, y se le ve orgulloso de su cuerpo -No es para menos-.

Ricardo

: Besa mis músculos.

Entonces levanta sus brazos y los presiona para que aparezcan las bolas de sus bíceps. Yo dudo, y él me agarra y lleva mi boca hasta su braco derecho. Empiezo a darle besitos, y el tío empieza a gemir como si le estuviera comiendo la polla. Me lleva la cabeza al otro brazo y hago lo mismo. Al final me hace chuparle los pezones y siento la dureza de sus piercing en mi boca, y los pelos de su pecho cubriéndome la cara. Mientras lo hago me sorprende los bufidos que mete, nada discretos, y mas si estamos en la gasolinera, dónde nos pueden oír desde fuera. Espero que Diego le diga algo, pero no lo escucho y el cuerpo de Ricardo me impide verlo, aunque estoy seguro de que está ahí, mirando.

Ricardo me da un fuerte empujón, que me hace recostarme otra vez, y él vuelve a meterse entre mis piernas, moviéndose muy rápido, como si me estuviera follando con los pantalones puestos. Agarra mis tobillos y me levanta las piernas echándolas hacia adelante, y bombea mi culo mirándome fijamente. Me da una palmada bastante fuerte en mi culo y se levanta, dejándome tirado en esa cama.

Ricardo

: Ahora te vas a comer todo mi rabo, maricón.

Diego

: Ya era hora tío. Ya pensaba que le ibas a pedir una cita.

Ricardo está de pie detrás de mi cabeza, entonces se desabrocha los vaqueros y se baja los calzoncillos, y su polla da un brinco. Tiene unos 18 cm y es muy morena, aunque el capullo es de un color rosado. La coloca encima de mi cara y directamente me la mete en la boca, la trago entera hasta que sus huevos dan contra mi nariz.

Ricardo

: Uuagggg. Siiiii. Chupa rabo.

Su polla recorre toda mi boca, y la bombea a su ritmo con las caderas. Apoya sus brazos a cada lado de mi cuerpo y vuelve a subir mi camiseta. De manera que se pone a follarme la boca mientras pellizca mis pezones.

Ricardo

: Ufff, Que bien la comes. Te gusta mamar polla ¿Verdad? Aggg.

Sus bufidos son exagerados y parece que cada vez grita más con cada embestida que da a mi boca. Deja mis pezones y coge una de mis piernas para levantarla, y pasea su otra mano por mi culo.

Ricardo

: Que culito tienes, maricona. ¿Aquí tienes tu hoyito. ¿No?

Hace como si palmease un chocho, pero en mi culo. Siento como se calienta por debajo de las calzonas y me calienta mucho. La polla me aprieta bajo el bóxer, me encantaría que me la mamara, además estamos en la postura de un 69. Así que, como quien no quiere la cosa, me toco el paquete y levantándome calzonas y bóxer, saco mi polla, toda empalmada, con sus 20 centímetros apuntando al techo del camión. Pero Ricardo hace caso omiso, y yo comienzo a pajearme.

Diego

: Jajaja. Illo el chaval te lo está pidiendo a gritos.

Ricardo

: Jajaja. Me parece que no tío, yo no como rabo.

Diego

: A mi tampoco me gusta esa parte, pero mírale detrás a ver que tiene.

Ricardo

: Quiero ir poquito a poco. Ufff. Por que lo estoy disfrutando que lo flipas, no sabes como la chupa este cabrón.

Diego

: ¿Si? -Dice con tono irónico- ¿Y le cabrá bien en el culo o será de los que después se ponen a llorar como niñas por que les duele?

Ricardo

: El culo se le nota durito y redondo, tío. Me está encantando. Ahhhh. Sigue chupando así que me encanta.

Diego

: Ya no aguanto más. A ver que tiene.

Escucho que se levanta de su asiento y se pasa a a parte de atrás. Entonces de un tirón, me quita las calzonas y las saca por mis piernas, dejándolas tiradas por el camión. Me quedo con los bóxer puestos, aunque mi polla y mis huevos están fuera, y yo me pajeo con una mano y con la otra le hago una paja a Ricardo mientras se la sigo chupando.

Diego

: Tío, sujétale las piernas.

Agarra mis piernas y levanta mi culo. Pego un respingo cuando siento la cara de Diego hundiéndose en mi culo, pasando su lengua por los bóxer, a la altura de mi ojete. Lo palmea, y después hace como si lo dedeara. Me da ostias en los cachetes y los muerde. Me mete los bóxer por la raja del culo y sigue chupando, escupiendo, dedeando, mordiendo y golpeando.

Yo sigo con la mamada a la polla de Ricardo, que sólo dejo para gemir o cuando una de las ostias de Diego me hace dar un respingo. Ricardo reduce la velocidad de sus embestidas, pendiente de lo que su amigo está haciendo en mi culo.

Diego

: Que culo te gastas, hijo de puta. A saber de dónde has salido tu, caminando solo por el campo.

Ricardo

: Illo, quítale los calzoncillos esos de mierda, que quiero verle el culo.

Diego

: Ya va. Tu no te quejes y dale caña a su boca.

Ricardo

: Ufff. Eso hago, y no veas como traga. Mira, hasta los huevos. Se la traga entera.

Diego

: Te vamos a reventar hoy, maricona.

Entonces Diego empieza a dedearme mas fuerte, hasta siento como uno de sus dedazos ha hecho un agujero en mis bóxer y comienza a tocar directamente mi ojete. Quiero protestar, pero lo cierto es que esa brutalidad me ha excitado aun más. Saca el dedo y siento como su lengua ocupa su lugar, entrando por el agujero de mis bóxer hasta el agujero de mi culo. Al momento escupe en su mano y vuelve a meter su dedo, que llega a mi ojete y presiona hasta que lo mete. Comienza un mete saca y rápido que abre las paredes de mi recto.

Diego

: Uaaaaa. Este culo absorbe, tío.

Mete otro dedo por el agujero del bóxer, agrandándolo aun más, y con él penetra también en mi dilatado culo. Me dedea tan fuerte que tengo que abrirme mas de piernas,

Mientras Ricardo me hace sacar la lengua para golpearla con su polla, me la restriega por toda la cara, llenándome de babas y de su précum.

Ricardo : Ponte a cuatro.

Diego me saca los dedos del culo y me ponen en posición de perrito. Entonces Ricardo me hunde la polla en la boca y Diego coge cada extremo del agujero de mi bóxer y con toda su fuerza lo desgarra, quedando expuesto prácticamente toda la raja de mi culo.

Diego : Que coñito tienes, perra.

Mete su cara entre mis nalgas y siento como su lengua saborea mi ojete, y pega varias puntadas con ella como si quisiera metérmela dentro. Sin dejar de comérmelo, vuelve a meterme un dedo por el culo, haciéndome dar un respingo. Pero al momento mete dos, después tres, y llega un momento en que siento cuatro dedos dentro de mi culo. Jamás creí que podría dilatarme tanto. Lejos de molestarme, me estaba gustando demasiado.

Yo : Mmmmmmm- Mis gemidos eran callados por la polla de Ricardo.

Ricardo : Ufff. ¿Qué le estás haciendo? Me está puliendo el rabo como nadie.

Diego : Tío a esta maricona que ya le he metido cuatro dedos. No veas como traga por el culo.

Ricardo : No me lo dejes muy abierto. Venga tío, ¡hay te va!

De una embestida me la metió su polla hasta el fondo de la boca, llegándome a la campanilla y dándome arcadas. Pero me coge la cabeza con las dos manos, una en la coronilla y otra en la barbilla, impidiéndome que la saque, y moviendo mi cabeza para que me trague su rabo al ritmo que el marca. Incluso compagina movimientos de caderas con los que me obliga a hacer con la cabeza, de manera que siento como su pollón me toca una y otra vez la campanilla.

Diego sigue haciendo presión en mi culo, ahora con los cinco dedos, y por su empeño yo diría que quisiera meterme todo su puño. Pero esta vez mi agujero se resiste. Entonces él me mete un par de dedos de cada mano y presiona cada uno hacia un extremo, abriéndome el ojete como me abrió el agujero en los bóxer.

Diego : Uaaaa. Me tienes loco- me suelta un ostión en el culo que debe dejármelo colorado- Menuda golfa estás hecha, cómo se abre tu culo. Te vas a enterar.

Me arranca lo que queda del bóxer usando toda su fuerza y haciéndome un poco de daño al romper la gomilla de la cintura. Las tiras de lo que queda lo echa al duelo. Entonces sin esperármelo coge el cuello de mi camiseta y antes de que yo pueda reaccionar la desgarra de un solo tirón, dejando mi espalda al aire. Yo intento quejarme y me hace pensar cómo voy a volver a mi casa sin la camiseta, pero Ricardo me agarra fuertemente de la cabeza para que no deje de mamársela.

Yo : Agggghhhhhmmmmm.

La camiseta cae por su propio peso por mis brazos, quedando sólo con los botines, que Diego me quita con la misma brusquedad, al igual que los calcetines, y aparta los restos de la camiseta de mis brazos, tirándolo todo junto con lo que queda de mis bóxer. Ahora estoy totalmente desnudo.

Ricardo : Ummmm. Que bueno estás cabrón

Presiona con una de sus manos para dejarme unos segundos su polla metida hasta el paladar, mientras que la otra la lleva a mi culo y da un par de ostias a mis nalgas como las dio su amigo.

Siento mi culo acalorado y dolorido.

En ese momento Diego tiene su mano en una de las cajas de verduras que están a nuestra izquierda y me parece que está buscando algo. Cuando lo encuentra se vuelve otra vez hacia mi y me suelta otra ostia y escupe en mi agujero, y en algo más.

Ricardo : Jajaja. No me jodas. ¿Le vas a meter un pepino? Jajajaja.

Entonces siento que me cago de miedo y me revuelvo, consigo al fin escupir la polla de Ricardo y volviendo la cabeza para ver efectivamente como Diego está escupiendo y cubriendo con saliva un pepino de un tamaño considerable.

Yo : ¡¡¡Ei!!! ¡¡¡Eso no!!!

Diego : Venga, va. Si ésto te cabe sobrado. Tienes el culo todo abierto. Anda que no te han follado a ti.

Entonces coloca el pepino a la entrada de mi culo y presiona, mientras separa mis nalgas con la mano. Siento lo rugoso de la piel del pepino penetrando por mi recto, y su dureza y gordura en sus paredes. Me da la sensación de que estoy lleno, pero a parte de un pequeño dolor al principio, en el momento de metérmelo, no me disgusta. Echo la cabeza hacia atrás y comienzo a resoplar para coger aire. Ricardo se pajea en mi cara, sin perder de vista como aquel pepino entra por mi culo.

Diego : Uffff. Ya te lo dije. Lo tienes muy dilatado.

Ricardo : No me jodas que le cabe.

Diego : Illo que éste a venido en plan estrecho y machito y es un comepollas. Que vicio tiene el cabrón, está el pepino casi por la mitad.

Yo : Ahhhhhh.

Diego : ¿Te está gustando, marica? ¿Te gusta que te abran el culo?

Yo : Ahhhhhhh. Fxxxxxx.

El pepino ya ha tenido que entrar bastante dentro de mi culo cuando empieza a sacarlo con cuidado hasta que sólo queda la puntita.

Diego : Jajaja. Illo tranquilo. Jajajaja. ¿Lo estás viendo? Que quiere más. Está echando el culo para atrás para que no se lo saque. Jajaja.

Ricardo : Jajajajajaja. ¿Te gusta que te las metan gordas, verdad?

Realmente estaba echando el culo hacia atrás, pero sin darme cuenta. Mi cuerpo quiere más. Y a mi no me importa aceptarlo. Quiero que me follen y quiero sus pollas . Ese pensamiento me pone pero me hace sentir culpable.

Entonces, Diego vuelve a meterme el pepino por el culo. Suave, pero sin tregua. Siento como aquel objeto me volvía a llenar por dentro y dándome un fuerte escalofrío, al que siguió una oleada de calor. Necesito coger aire y abro la boca todo lo que me deja la polla de Ricardo, pero éste acelera sus embestidas, rugiendo como un animal. No creo que tarde mucho en correrse a este ritmo . Yo me pajeo lo mas rápido que puede mi brazo. Tengo la polla a tope, siento en mis manos sus venas llenándose y cuando dejo de pelármela para no correrme antes de tiempo paso mis manos por los huevos y los siento gordos y duros, como si quisieran escupir. He estado caliente en otras ocasiones pero creo que nunca como lo estoy ahora.

La follada de Diego en mi culo con el pepino se acelera y gimo bastante fuerte a pesar de tener la boca llena con la polla de Ricardo.

Yo : Ahhhhmmmmmmmmggggggg.

Ricardo : ¿Te gusta, cabrón? Ahora te vamos a dar polla para que te corras a gusto.

Diego : Fffff. Este culo es increíble, se abre solo.

Ricardo : Que vicio tiene el mariconcete este, joder.

Entonces Diego me saca el pepino y noto un vacío enorme en mi culo, pero al momento vuelve a estar lleno y noto como me está clavando de nuevo los dedos. Esta vez no soy capaz de decir cuantos hay.

Diego : ¡¡¡Tío, los cinco dedos!!! Dame un poco mas de tiempo y le meto el puño. Jajaja.

Ricardo : No, socio, que lo estropeas y sería como meterla por el túnel de una autopista. Jajajaja. Y sería una pena, porque el chaval está de puta madre. Es el maricón mas guapo que me la ha chupado.

Diego : Si hasta parece hetero.

Ricardo : ¿No tenía novia? Jajaja.

Diego : Ostias, es verdad. Jajajaja

Ricardo me levanta la cara, me saca su polla de la boca, empalmada y llena con mis babas. Yo lo miro a los ojos y el dice:

Ricardo : ¿Es verdad que tenías novia?

Yo sólo asiento con la cabeza y vuelvo a meterme su rabo en la boca, engulléndola y saboreándola como si aquel trozo de carne duro me diera la vida.

Ricardo : Ufffff. Como me pones.

Entonces levanta los brazos y los pone cruzados detrás de su cabeza. Cierra sus ojos, y me deja chupársela a mi manera. Le pajeo mientras se la como, lamo su cabeza o la hundo a mi garganta. Me como también sus huevos, dejando su polla apoyado en mi frente, que deja pegajosa. Al mismo tiempo, Diego sigue dando caña a mi culo, alternando sus dedos con el pepino, dejándomelo bien abierto, y metiendo su lengua como si quisiera llegar al final. Tras un rato, tira el pepino al suelo y se pone de pie para rozarme su paquete en mi culo, me da cachetadas y me agarra del pelo para mover mi cuerpo al ritmo que él quiere.

Diego : Te voy a partir en dos, maricona.

Escucho el sonido de la hebilla de su cinturón cuando se baja los pantalones, y vuelve a rozar mi culo con su paquete. Me quedo alarmado cuando noto el volumen que calza Diego. Dejo la polla de Ricardo y miro hacia atrás para comprobar que no me lo estoy imaginando. Me quedo flipado cuando veo el tamaño del rabo que se ve bajo los calzoncillos. Es como si me estuviera pasando un chorizo por la raja de mi culo. Por la parte de arriba del elástico asoma la punta, que no debe ser mucho mas delgada que el pepino que hasta hace nada tenía dentro. Mi cara tiene que ser un poema porque él mismo me dice:

Diego : No te preocupes que tu agujero puede con mi polla y con mas.

Ricardo : Ei, tío, ni se te ocurra. Yo me lo follo antes. Que ya no me pasa mas que se la metas al marica y salga corriendo del susto, como aquella vez en Córdoba.

Diego : Jajajaja. Que rencoroso eres, capullo. Yo te digo que este cabrón aguanta, que el culo se le abre que da gusto.

Ricardo : Bueno pues por si acaso. Déjame ahí.

Se cambian de posición. Ricardo se pone detrás de mí y Diego me pone el paquete a la altura de la cara. Siento como la polla de Ricardo empieza a presionar mi ojete y a abrirse camino dentro de mi culo. Entonces, cuando ni siquiera a metido el capullo, me pega una embestida tal que mi cabeza choca con el paquete de Diego. Su polla ha entrado totalmente en mi culo y su puvis está pegado a mis nalgas. Se queda un par de segundo así, hasta que inicia unos movimientos rápidos aun con su polla dentro de mi culo, como si quisiera entrar mas adentro de mi.

Ricardo : Uaaaaaaaa. Que ricura. ¿Dices que se lo has abierto? Pues no imaginas como aprieta.

Diego me agarra la cabeza con sus manos y me restriega su paquete, y me parece que su polla puede tener medir lo mismo que mi cara.

Diego : Saca la lengua y lame.

Yo hago lo que me dice, y lamo sus calzoncillos a la altura de su polla, de arriba a abajo. Es muy gorda y está durísima. Mientras lo hago, Diego se quita su camiseta y es como un culturista, aunque un poco dejado, pero aun se ven sus músculos por todas partes. Al lado de él, Ricardo y yo debemos parecer unos enclenques. Sus pezones son grandes y duros, de un color rosado, y sólo tiene algo de vello en la parte del ombligo. Él sonríe con mi impresión.

Diego : ¿Te gusta? Pues ésto no es nada.

Entonces se baja los calzoncillos de un tirón y su pollón sale como un resorte y me da en la nariz. Me quedo alucinado. Debe medir unos 25 centímetros, y yo sólo he visto pollas a sí en las pelis porno. Cuando la cojo con la mano veo que es tan gorda como mi muñeca, sus huevos son casi como dos pelotas de tenis, recubiertas de pelo rubio pajizo, su capullo es de un color rosa brillante y de la punta salen unas gotitas brillantes. Entonces no lo dudo mas y me la meto en la boca. Tengo que abrirla bastante para que me quepa, y aun así, me como su cabezona y un poco de tronco. Me la saco y la lamo bien para llenarla de saliva y dejarla brillante. Pero él vuelve a metérmela en la boca y da varias embestidas para follérmela a su ritmo. Ricardo también acelera el ritmo y su polla abre mi ojete frenéticamente. Entre los dos no me dejan coger aire y tengo que agarrar a Diego de las caderas para hacerle vez que no me cabe, pero él sigue embistiendo mi boca. Me agarra del pelo y empuja mi cabeza para que trague más y más. Me salen lágrimas por el esfuerzo y clavo mis uñas en sus muslos para que me deje respirar. Entonces él saca su polla de golpe, cojo aire, pero al momento tengo ganas de más.

Diego : ¿Eso es todo lo que puedes hacer? Esperaba más de ti.

A todo esto, Ricardo parece que está al margen y se entretiene a gusto follándome por detrás como un loco. Sus embestidas me impiden hacerle un buen trabajo a Diego, que es lo que yo mas quiero en este mundo. Se la agarro con la mano y como puedo me la meto en la boca mientras la pajeo. Chupo su capullo como si fuera un polo, lamo su tronco y sus huevos. Él me la mete después en la boca y parece que no desiste de que me la trague entera. Me coge de las orejas y me atrae hacia él. Mi boca hace un ruido como de succión, e intento complacerlo, pero me parece un imposible. De hecho dudo que alguien haya sido capaz de tragarse entero el rabazo de Diego. Siento que se me desencaja la mandíbula a medida que su polla entra en mi boca, pero me encanta escuchar como gime de placer. Entre Ricardo y él me están volviendo loco.

Ricardo : Ufffff. Este culo es tela de tragón. Parece que me quiere arrancar la polla.

Diego : Ya te lo dije. Traga con el culo.

Ricardo : ¿Y con la boca no? Jajaja. Loco, es imposible que te la coma entera.

Diego : Que va. Si es capaz de comerse lo que ya se ha comido, yo te digo que se la traga.

Ricardo me sigue dando duro durante bastante tiempo. El tío tiene muchísimo aguante: cuando parece que va a dejar de embestirme y que se va a tomar un descanso, entonces me da unas cuantas estocadas mas que me taladran el culo, y me hacen gemir bastante fuerte.

Diego : Joder, cállate y traga rabo- Aprovecha que tengo la boca abierta para metérmela- Que nos van a oír. Uaffffff. Síiiiiiiiii. Dale duro cabrón que no veas como la chupa ahora. Síiii, puta , traga polla.

Ricardo : Ufff. Que ojete tiene. Me encanta darle por culo.

Diego : Pues aprovecha, que ya mismo me toca. Tengo ganas de ver cómo le entra mi nabo.

Ricardo : Espera un ratito más, que cuando tu se la metas ya se le queda abierto. Y ahora mismo aprieta que no veas.

Diego : Joder, no lo entiendo, si le he metido un pepino por el culo. Jajaja.

Ricardo : Pues para dejarlo bien abierto tenías que haberle metido dos. Jajaja.

Diego . No me des ideas, cabrón.

Ricardo : Lo que has hecho es dejado dilatado. Y ahora traga polla como un condenado.

Estoy sudado y muy caliente, y el aire que está dentro del camión tiene que ser irrespirable, con tres machos follando. Es muy grande que el que la chupa y pone el culo sea yo, pero nunca creí que pudiera estar tan guarro como estoy ahora. Me encanta como Ricardo me folla fuerte por detrás, dándome muy duro, con fuertes y rápidas embestidas. La polla de Diego, enorme y gorda, está en mi boca, que la saborea y disfruta. El lenguaje que emplean conmigo, en vez de cabrearme, me pone más, y mis oídos se agudizan cada vez que abren la boca, esperando alguna palabra con la que puedan definirme a mi o a cualquier parte de mi cuerpo.

Ricardo : Tío vamos a cambiar de postura. Túmbate.

Me saca su polla del culo y yo tengo que escupir la de Diego con pena. Pero a penas me he tumbado boca arriba en el camastro cuando me levanta las piernas y las coloca sobre sus hombros, y de una nueva estocada deja ir su rabo hasta el fondo de mi culo, deseando volver a meterla en caliente. Me folla de forma frenética, mientras Diego se pajea a la altura de mi cara. Desde mi posición, viendo su polla desde abajo, aun parece mas grande, unida a sus dos inmensos cojones. Pasa sus dedos por mis labios y me mete uno en la boca, mientras yo lo miro directamente a la cara y su amigo me hace rebotar una y otra vez, dejando ir su polla en mi culo. Entonces me da una pequeña bofetada en la cara que me coge por sorpresa pero me excita.

Ricardo se echa hacia adelante, colocándose encima mío. Ahora siento su estómago aplasta mi polla dura y el pelo de su torso me cosquillea el pecho. Llevo las piernas a su espalda, cruzándolas a la altura de su culo, y él me mira y sonríe. Me da varias estocadas que harían queme fuera hacia atrás si no lo tuviera agarrado, y me besa. Su lengua atraviesa mis labios con violencia, y recorre toda mi boca, llenándome de su aliento cálido. Gime de gusto en mi boca y yo llevo mi mano hacia su cabeza y agarro sus rizos para que no se separe, y me bese aun con mayor violencia.

Cuando Ricardo aparta su boca para seguir concentrado en su follada, Diego aprovecha y vuelve a meterme la polla en la boca. Sus huevos golpean mis ojos y mi nariz, y su capillo choca con mi lengua. Él me coge del cuello y lo levanta a la altura de la mitad.

Diego : Ahueca la garganta.

Entonces presiona su polla en mi boca, que suavemente va entrando hasta entrar en mi garganta, siento arcadas y me falta la respiración. Le clavo las uñas en sus muslos para avisarle. Entonces él hace algo que no espero: en cuanto saca su polla, me echa un salivazo que me da en la nariz. Yo estoy a punto de protestar, pero sin darme tiempo vuelve a hundir su pollón en mi boca, aunque ahora me parece que más suavemente. Traspasa otra vez mi garganta, pero me cabe mejor, y así hasta que siento sus huevos rebotar en mis labios. No puede ser .

Ricardo : Buaaaaa. Se la ha metido entera. Cabrón ¿Cómo lo has hecho?

Diego : Ya te dije que podía. Es un mamón.

Saca su polla de golpe, unida a mi boca por hilillos de babas, y el aire vuelve a llenarme los pulmones. Pero no ha pasado tres segundos cuando vuelve a inundarme la boca con su rabo que vuelve a pasar de mi campanilla. La saca de nuevo y suena como si descorchara una botella, y así repite varias veces hasta que mi garganta acaba de acomodarse y acoge su rabo con deseo. Cada vez que lo saca espero con la boca abierta y la lengua fuera que llegue hasta el fondo.

Diego : Fffffffffffff. Síiiiiiiiiiii. Asíiiiiiiiiiii. Toma polla. ¿Te gusta? ¿Te gusta, cabrón?

Una y otra vez, su pollón atravesaba mi boca para llegar a la garganta, rozando mi lengua, y llenándome. Yo aparte un poco a Ricardo de encima mía porque mi polla estaba dando botes y tenía que pajearla. Ricardo se apoyaba en el camastro, sobre mi, con una mano, y con la otra pellizcaba mis pezones, y todo mientras me penetraba rápido, como a él le gustaba.

Diego : Cuidado. Que como se corra, al final te la meto a ti.

Ricardo : Esto es lo malo de compartir. Me lo estaría follando todo el día.

Diego : Ufffff. Ojalá. Entre el culo y la boca que tiene es para dedicarle mas tiempo.

Ricardo : Teníamos que haberte encontrado esta noche, cuando llegamos. Te habríamos estado follando horas.

Diego : La próxima vez, Ricardito. La próxima vez. Jejeje. Ahora salte y déjame que me lo folle yo de una puta vez.

Ricardo : Jodeeeer. Venga, va. Pero de verdad te digo que el compartir un culo es lo peor.

Saca su polla palpitante de mi culo, y noto como éste se queda vacío. Diego también me saca el cipote de la boca y me quedo ansioso, cogiendo aire. Pero el agujero de mi culo, sin polla dentro, me deja una sensación de abandono. Sin dejar de pajearme, atraigo mi pierna izquierda hacia mi pecho y mi brazo pasa por detrás de ella hasta llegar a la raja de mi culo. Entre mis nalgas, duras y fuertes, mi ojete está muy dilatado. Su piel, entes tersa, ahora parece elástica. Incluso me parece que sin nada dentro, estando cerrado, mi ojete parece ahora mas grande, capaz de abrirse mucho más. Su tacto es muy caliente y seguramente tendrá un color rojizo por toda la fricción que le estoy dando hoy.

Diego : No seas ansioso, que ahora te vas a meter una bien gorda.

Dejo de tocarme el culo, y él desde detrás de mi cabeza, agarra mis piernas y me hace rotar sobre el camastro. El muy cabrón no se preocupa de cambiar de posición con su amigo, si no que me soy yo quien tiene que moverse . Ahora estoy tumbado, con las piernas levantadas y abiertas, pero en dirección a Diego, que se pajea mientras mira mi ojete relamiéndose con la lengua.

Ricardo : Vamos, quiero ver como lo atraviesas.

Avanza un par de pasos, en inclinándose un poco, a la altura de mi culo, apunta su polla hacia él, y comienza a meterla. La punta atraviesa mi ojal y comienza a entrar. Yo tengo que coger aire para soportar las dimensiones de su rabazo.

Yo : Despacio, por favor.

Diego : Claro, hombre. Lo que quiero es que te guste. Ya verás.

Sigue hundiendo su polla dentro de mi, y se me hace interminable, como si midiese kilómetros. Las paredes de mi recto tienen que ensancharse, y lo siento lleno.

Diego : Wooooo. Que culito tienes, maricona.

Ricardo me acaricia el pecho, me aprieta los pezones y se asoma para ver cómo me perfora la polla de su compañero.

Ricardo : Lo flipo. De verdad que alucino con este cabrón. Jajaja. ¿Cómo se puede meter tu polla?

Diego : Se lo he preparado bien. Uffffffff. Que locura. Es como si me estuviera estrujando la polla con la mano. Como aprieta.

Yo : Ahhhh. Despacio. Es muy grande.

Diego : Que te entra. Si ya la tienes casi.

Ricardo : Vamos tío, ya está dentro. Fóllatelo.

Diego : Quiero metérsela entera. Te voy a porculizar, maricona.

Ricardo : ¿¿¿Porculizar??? Jajajaja.

Diego : Siiiii. Le voy a dejar el culo a la medida de mi polla. Para follármelo a gusto cada vez que venga a Sevilla.

En ese momento da un pequeño empujón, y su cuerpo choca con mis nalgas. Me la ha metido entera. Esa polla del tamaño de mi muñeca está dentro de mi culo . Entonces se está quieto unos segundos que a mí me parecen eternos. Me siento como si me hubiera penetrado un caballo. Desde mi posición lo veo inmenso, como un muro, con sus hombros anchos y sus brazos que son poco mas finos que mis muslos (Y eso que llevo jugando al fútbol desde pequeño). Necesito coger aire un par de veces, echo mi cabeza hacia atrás y comienzo a notar como mi culo se relaja y acepta ese enorme visitante. Diego agarra mis piernas y las coloca estiradas sobre su pecho y empieza a tomar impulso y a follarme el culo. Primero lo hace suave, mirándome fijamente y con la boca abierta, muy serio, como calculándolo todo. Pero cuando ya a penas hay resistencia en mi culo, comienza a follar duro, de forma rápida. Su polla dura entra dentro de mí y vuelve a salir, recorriendo todo mi recto, para chocar con las paredes de mi ano. Me siento invadido, como la primera vez que me la metieron. Pero ahora quiero que me guste. Y lo cierto es que la sensación no es desagradable. Tener semejante nabo petándome el orto pronto se vuelve placentero. Procuro relajarme para sentirme a gusto ensartado por Diego y él lo hace a un ritmo, rápido pero sin pasarse, dejándome tiempo para asimilarlo. El caso es que al poco los resoplidos se vuelven gemidos y con mis dedos agarro el colchón del camastro, clavando las uñas de puro gusto.

Diego se da cuenta y folla cada vez mas rápido, como si mis gemidos le dieran vía libre para hacer lo que quiera conmigo. Agarra con fuerza mis piernas, para apoyarse en ellas y bombearme. Ahora lo hace bastante fuerte, arremete contra mi culo metiendo y sacando su enorme miembro con toda la energía que puede.

Diego : Uaaaaaaaaaaaaaffffffffff. Así cabrón. Disfruta de la polla. Asíiiiiiiiii.

Ricardo : Joder, que espectáculo estáis dando. Creía que no le iba a caber.

Diego : Así, aprieta. ¡¡¡Aprieta!!!

Mi polla vuelve a levantarse y siento como todos los músculos de mi cuerpo están tensos. El sudor ocupa cada parte de mi piel y hace que brille a la penumbra del camión. Paso la mano por el pecho y mis abdominales, sintiendo la humedad de todo mi cuerpo, y me pajeo. Finos hilos transparentes caen desde la punta de mi polla, y tengo que dejar de machacarla por que temo que voy a correrme, y quiero seguir sintiendo el placer que el rabaco de Diego está dando a mi culo.

Ricardo : ¡Dale, tío, dale! Mira como disfruta. -Anima mientras se masturba junto a mi cara-.

Diego : ¿Si? ¿Lo estás disfrutando, marica?

Ricardo : Venga, nen, fóllatelo. Lo mas duro que puedas.

Animado por su compañero, Diego me empotra más y más duro. Los pectorales se mueven al unísono de las embestidas. Aplasto la cabeza en el cochón y miro hacia el techo del camión, sintiendo como de vez en cuando se me va la vista hacia atrás y pongo los ojos en blanco. Siento como mi culo ha dilatado permitiendo que ese mastodonte me penetre y golpee mis nalgas cuando choca contra mi. Ardo de calor y de mi boca salen gemidos que retumban por todo el camión.

Diego : Vamos, tío. ¿Te gusta? Dímelo, joder. ¿Te gusta que te pete el culo?

Yo : Siiiiiiiiiiiiiiii. Me encantaaaaa. Las palabras salen solas de mi boca. Él deja de fruncir el ceño y me sonríe.

Diego : ¿Si, verdad? Dímelo.

Yo : Me gustaaaaa.

Diego : ¿Qué te gusta, mamona? Dímelo claro.

Yo : Tu pollaaaaa. Que me folleeees.

Diego : ¿Quieres duro o prefieres que te la meta suavito?

Yo : Durooooo.

Diego : Jajajaja. ¿Sí? ¿Duro?

Yo : Síiii. Por favor, dame maaaas.

Ricardo : Bufffff. Cómo me estás poniendo, maricona. Toma como de aquí.

Ricardo acerca su polla a mi boca y yo la agarro con mi mano y me la meto en la boca sin dudarlo un segundo. Absorbo su capullo mientras se la pajeo, la golpeo contra mi lengua y recorro con ella toda mi cara, como si quisiera dejar su olor y su líquido por ella. Sólo tengo que dejarla cuando Diego me la mete tan duro que debo sacarla para poder gemir y tomar aire.

Diego : Vamos, que quiero cambiar de posición.

Me coge casi en volandas y, sin sacar su polla de mi culo un segundo, me agarra por los brazos, coloca los suyos en mi espalda y los baja a mi culo, y con una maniobra que le sale bordada, se sienta en el camastro, colocándome encima de él, sentado sobre su regazo. Su espalda está apoyada en la pared del camión y sus piernas bajan hasta el suelo, dónde pisa nuestra ropa (o lo que queda de la mía). Yo estoy de cara a él, y con cada impulso mi polla tiesa rebota sobre su estómago. Lo sujeto por los hombros, mientras que él tiene cogidas mis nalgas, que estruja y golpe.

Diego : Vamos. ¡Cabalga!

Él mueve la cadera, pero aun así me hace saltar sobre su cipote y hundirme en él. Entre sus movimientos y los míos, la follada se intensifica. Ricardo se sube al camastro y, con su polla a la altura de mi boca, me hace chupársela muy duro, mientras me agarra del pelo y de mi boca vuelven a salir sonidos de succión muy escandalosos. Llega a la garganta y me dan arcadas, pero siento mayor aguante, y permito que durante el tiempo que él quiere me folle la boca.

Ricardo : Ahhhhhhh. Síiiiiiiiiii. Asíiiiii. Come polla. Quédate satisfecho.

Diego : Vamos, tío. Cabalga, coño. Buaaaaa. Como si estuvieras en el toro mecánico.

Ricardo : Ufffff. Te vas a hartar de lefa caliente, maricón. Chupaaaaa.

Diego : Bota, cabrón, bota. Ahhhhhh. Ábrete el culo, que ahí te fuerte. Uaaaaaa.

Siento la cabeza medio ida, entre el cansancio y el esfuerzo de estar dando placer al mismo tiempo a estos dos cabrones. Mi polla sigue empalmada rebotando sobre los abdominales de Diego cada vez que caigo sobre su rabazo. Él me pajea, recoge uno de los hilillos de précum que cae de mi capullo y me lo acerca a la cara en un momento en el que he sacado de mi boca la polla de Ricardo para respirar.

Diego : Saca la lengua.

Entonces restriega por ella su dedo con mis líquidos. Tiene un sabor dulzón nada desagradable, y parecido a otros que ya probé antes. Se me pasa por la cabeza cómo sabrán los de estos dos tíos tan cañeros.

Ricardo se baja del camastro y se coloca a mi espalda. Agachado, pero sin dejar de pajearse. Me abre las nalgas con una mano y contempla como el rabo de Diego entra y sale de mi ojete.

Ricardo : Que espectáculo, de verdad tío. Nunca creí que nadie pudiese tragarse por el culo ese nabo que gastas.

Diego : Uffff. Es la primera vez que llega entera. Es mejor que un coño.

Ricardo : Ya te digo. No veas el vicio que tiene el hijo de puta este.

Diego : Eres un vicioso. ¿Verdad?

Yo : Siiiiiiii- Digo mientras salto sobre su polla, con la cabeza ida y tambaleándose, como si mi cuello no la sostuviera.

Diego : ¿Un vicioso de las pollas?

Yo : Siiiii.

Ricardo : Anda ven, échate para acá.

Sin separar mi agujero del nardo de Diego, me coge por las axilas y me echa hacia atrás, de modo que me sostiene y me impulsa para que cabalgue mejor sobre su amigo. Me eleva tanto que casi se me sale del culo, pero entonces me deja caer y me llena de rabo otra vez.

Yo : Ahhhhhhhhhhhhhh.

Diego : Uaaaaaaaaaaa. Síii, coño, síiiii. ¡¡¡¡Cómo me gusta este culo!!!!

Lo hace un par de veces más, hasta que parece que ya no puede con mi peso. Ahora me empuja otra vez hacia adelante, y mi pecho toca el pecho de Diego, que me besa al sentir mi boca tan cerca de la suya. Agarra mi cabeza con sus manos, como si quisiera enterrarme entre ellas y su boca, atrayéndome más hacia él. Entonces entiendo por qué hace eso. Ricardo se ha escupido e la mano y ahora introduce uno o varios dedos (soy incapaz de saber cuantos) en mi culo.

Yo : Mmmmgggghhh.

Intento gemir, pero con la lengua de Diego en mi boca no puedo hacerlo. Realmente no me molesta mucho más, pero siento cómo los músculos de mi ojal vuelven a relajarse para que entren estos nuevos invasores. Los hunde con fuerza y los vuelve a sacar, chocando su mano con mis nalgas y con los huevos de Diego (así que supongo de por lo menos ha metido dos).

Saca los dedos y escucho como vuelve a escupir. Quiero pensar que es sobre sus dedos, por que imagino cual es la otra opción y me aterra de verdad. Hasta que Felipe quiso metérmela mientras Miguel me follaba no creía que aquello fuera posible. Ni siquiera se me había ocurrido. Entonces siento como un pedazo de carne mas gordo entra en mi culo.

Yo : MmmghghghgmmmmmmAghhhhhhhhhhhh.

Diego me suelta y pedo quejarme. Es como si una tuneladora entrase por mi culo, agrandándome por dentro y dejándome súper abierto.

Diego : Chis, calladito, y haznosgozar. Estate quietecito yya verás que bien lo sientes.

Ricardo esta de pie, entre las piernas de Diego, agarrando su polla con la mano para ayudarse y metérmela sin problemas. Parece concentrado, echándome el aliento en el cogote y dándome un escalofrío que me recorre toda la médula.

Ricardo : Uffffff. Si, tío. Cómo aprietas. Dame ese culito tan maravilloso que tienes.

Diego : Muy bien. Ahora que sienta lo que es tener a dos machos en su culo.

Ricardo : Ahhhh.Ya casi la tengo entera. Esperaaaaa.

Ricardo pega un bote con el que me la mete hasta el fondo. No es ni mucho menos como la de Diego, pero tiene muy buen tamaño, y juntas las dos en el culo presionan los músculos de mi culo obligándolo a abreirse mucho más.

Yo : Ahhhhhhhhhhhh.

Ricardo: Tranquilo. Deja que entre y no aprietes, que es peor. Uaaaaa. Que buenoooo. Ven, dame un beso.

Me coge del cuello y echando mi cabeza hacia atrás me mete la lengua en la boca, ahogando mis gritos. Comienza a bombear y siento como cuatro huevos chocan con mis nalgas.

Diego : Mmmmmm. Se la ha tragado entera. Que delicia de culo tienes, mamón. Estaría follándote todo el día. Vamos, Ricardo, bombealo bien

Ricardo : Ufffff. Que maravilla. ¿Alguna vez habías tenido dos pollas en el culo al mismo tiempo?

Yo : Mmmmmmm. Nooooooo.

Diego : Pues ahora estás estrenado, cabrón. Muévete.

Ricardo : Jodeeeeeer. Que apretado. Mucho no voy a aguantar. Este es el mejor culo que me he follado.

Diego : Pues entonces dale fuerte, tío. Que con lo estrecho que se siente me está volviendo loco.

Diego me soba el pecho, pellizcándome los pezones y gimiendo como un animal. Pero los gemidos de Ricardo aun son peores, son auténticos rugidos. Me apoyo con las manos en el cuello de Diego y también paso sus manos por su pecho, tocándole sus grandes pezones, de color rosado.

Los dos bombean mi culo sin descanso. Tienen un aguante increíble. Y ambas pollas entran por mi esfínter una junto a la otra, expandiéndolo, y dónde antes sólo había dolor, ahora siento un placer muy cercano a ese mismo dolor. Rechino mis dientes y empiezo a gemir también yo. La idea de tener a dos machos como esos follándome al mismo tiempo me pone a mil, pero es que las sensaciones que me producen me enloquecen.

Ricardo se echa sobre mi y me hace cosquillas en la espalda, vuelve a agarrarme del cuello para hacerme girar la cabeza y besarme. Siento el abundante vello de su pecho cosquillear mi espalda, mientras su lengua está en mi espalda. La fricción de aquellos dos grandes rabos dentro de mi culo me hacen perder el sentido. Quiero más .

Yo : Ahhhhhhh. Siiiiiiiii. Massssss.

Diego : Que maricona eres, tío. ¿Al final te ha gustado que te la metamos a la vez, no?

Yo : Síiiiii. Folladme, por favor.

Ricardo : Jajajaja. Que educado, coño. Así se piden las cosas.

De esta manera, comienza a embestir con fuerza, como cuando él sólo estaba dentro de mí. Veo como Diego cierra los ojos de placer por la mezcla entre la fricción de sus pollas y la estrechez de mi culo. Yo me pajeo de nuevo, a buena velocidad.

Ricardo : Buaaaaaaaa. Que culoooooo.

Ricardo se mueve muy rápido. Es como si tuviera un motor. Tan fuerte me peta que cada vez que choca con mis nalgas produce un fuerte ruido, lo que se une con sus rugidos desproporcionados.

Ricardo : Ahhhhhhhhhhhhh. Me voy a correeeeer.

Diego : Siiiii. Préñalo.

Ricardo : No, tío. Me quiero correr en su boca.

Saca su polla de mi culo de un tirón, haciéndome dar un respingo, y sintiendo cómo mi esfinter se cierra rápido sobre el enorme carajo de Diego. Ahora que no está Ricardo para bombear, él me coge por las caderas y me impulsa para entrar más en mi culo. El moreno se pone de pie sobre el camastro y se pajea a la altura de mi cara.

Ricardo : Vamos, cabrón. Saca la lengua.

Se la machaca muy fuerte sobre mi lengua, marcando todos los músculos, y mientras el sudor cae por su estómago. Veo como el capullo de la polla de Ricardo, moreno y gordo, se hincha.

Ricardo : Ahhhhhhhhhhhhhh. Ahí lo llevas.

Escupe varios chorros de leche caliente sobre mi lengua, aunque varios trayazos entran en mi boca y otros en mi nariz y mis cachetes. Cuando acaba pone su rabo sobre mi lengua y me la mete en la boca. Saboreo el sabor de su lefa y noto lo calentita que está. Da varias embestidas a mi boca, aunque suaves. Los chorreones de lefa resbalan por mi cara y salen de mi boca mientras se la chupo a Ricardo, cayendo sobre mi pecho. Me acaricia el pelo, y a continuación se pone a recoger su ropa del suelo y vestirse.

Diego sigue empalándome con ese nabo que tiene y me ostia el culo con ambas manos. Me encanta la sensación que me produce ese rabo gordo y largo, y quiero sentirlo mas adentro.

Yo : espera un momento.

Deja de bombearme y comienzo a moverme yo. Lo hago en círculos sobre él. Como si su polla fuera un tornillo que quiero meter hasta el final en un boquete. En este caso es mi culo el boquete, y quiero que llegue al fondo, quiero que la punta de su capullo llegue al cielo de mi culo.

Yo : Ahhhhhhhhhhh.

Diego : Siiiii, cabrón. Muy bien. Asíiiii. Massss.

Para ayudarme lo cojo de los hombros y me echo hacia atrás, presionando mis nalgas sobre sus huevos y adentrando más su rabo.

Yo : Uaaaaaaaa. Me encanta, tío.

Diego : ¿Te gusta?

Yo : Siiiiii. Nunca dejes de follarmeeeeee.

Estoy como loco. Me echo aun mas hacia atrás, de forma que apoyo mis pies en la pared del camión, a ambos lados de la cabeza de Diego, y agarrado de su cuello, me impulso con ellos sobre su cipote. Soy yo el que está bombeando ahora mi propio culo con el nabaco de este cabrón enorme. Casi un culturista.

Yo : Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. Dame rabo tío. Dame rabo.

Diego : Aquí lo tienes. Mmmmmmmmmm.Vamos, así. Ufffffff. Cógelo tu. Joder, que bien follas.

Al mismo tiempo mi polla está también a tope, y estoy demasiado excitado como para dejarlo. Suelto mi mano derecha del cuello de mi follador y empiezo a machacármela con todas mis fuerzas, hasta que siento como se me hincha .

Yo : Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh. Siiiiiiii. Jodeeeeeer.

Mi rabo empieza a escupir leche. Son varios trayazos lo que suelta, sobre mi pecho y mi estómago, mezclándose con el de Ricardo.

Diego : Si, nene, así. Córrete. Que yo también voy. Ufffff. Cómo aprietas ahora. Asíiiiiiiiiiiiiiiii.

Su rabo también empieza a echar leche en mi culo, dejándome preñado otra vez en este día. Me da la sensación de que al estar mi ano tan lleno entre su polla y su lefa, que ésta comienza a salir, a pesar de lo apretado de mi esfínter, por falta de sitio dentro.

Quiero incorporarme y poder tumbarme en el camastro. Pero al apoyarme en el suelo siento como mis piernas se doblan, y estoy a punto de caer. Con cuidado me saco la polla de Diego, y su lefa sale a borbotones de mi culo, llenando el suelo de manchas blancas. Noto mi culo abierto y hago fuerza para sacar su leche. Tengo el pelo empapado en sudor, al igual que el resto del cuerpo, y el aire del camión es irrespirable. Mi cara, mi pecho, mi estómago, mi culo... están llenos de mi semen y del semen de los otros dos. Pero no tengo fuerzas para nada, y me siento contra la pared, junto a diego, que parece tan cansado como yo.

Ricardo ya se ha vestido, y nos pasa una caja de clínex, con los que nos limpiamos como podemos. Y cuando me incorporo para buscar mi ropa recuerdo que Diego se la cargó con las ganas de desnudarme.

Diego : Joder, perdóname. Cuando estoy así no sé ni lo que hago. Te doy algo de mi bolsa.

Va hacia una maleta de mano que parece tener bastante tiempo y me acerca una camiseta gris, bastante currada, pero al menos parece limpia, y huele a detergente. Al ponérmela me doy cuenta de lo grande de que es una talla mayor que la mía, pero ni lo comento. En cuanto a los bóxer, supongo que tengo que aguantarme, y me coloco las calzonas encima. Cuando nos hemos vestido y calzado, vuelve hacia adelante, dónde Ricardo ya se ha sentado en el asiento del copiloto y ha bajado las ventanillas dejando que entre algo de aire limpio y ventile el camión. Con las manos me peino como puedo mi pelo empapado en sudor, y me siento en el camastro. Con los pies aparto los restos de mi camiseta de Nike y mis bóxer de Calvin Klein que me costaron una pasta. Al fin y al cabo ha valido la pena , me digo a mí mismo. Encienden el motor y salimos de aquella gasolinera mientras se quejan de que ahora les viene encima la descarga de la mercancía. Imagino la cara del empleado de la gasolinera, ¿qué dirá de que hayamos tardado tanto en irnos?

No han pasado 10 minutos cuando entramos en Sevilla. Me preguntan dónde me dejan, y damos un pequeño rodeo para acercarme a mi barrio, a Triana. Paran en un sitio que yo les digo, dónde no espero encontrarme a algún conocido que se extrañe de verme bajando de un camión. Me despido de Diego dándonos la mano, bastante fríamente si tenemos en cuenta que hace 20 minutos me estaba follando el culo. Ricardo se baja esta vez del camión para dejarme sitio y que baje también. Ricardo : pues nada, hombre. Ha sido una buena mañana. Jejeje.

Yo : Amm. Si- Me avergüenza el hablar de eso con gente pasando por la calle, aunque ni nos entiendan ni nos echen cuenta.

Ricardo : Tío dame tu número. Para cuando vengamos otra vez a Sevilla. A ver si quedamos.

Está claro que la idea es buena, así que le doy mi número que él guarda en su móvil, y me da un toque para que yo también guarde el suyo. Entonces vuelve a subir al camión y me sonríe otra vez con su gran sonrisa y sus dientes blanquísimos, dejándome otra vez cortado. Arrancan el camión.

Me doy la vuelta y comienzo a caminar hacia mi casa, pero sólo he dado un par de pasos cuando me llama Ricardo otra vez.

Ricardo : ¡Coge ésto!- Me tira algo desde la ventanilla y lo atrapo al vuelo como un acto reflejo.- Es tuyo.

El camión emprende camino hasta que lo pierdo de vista por una esquina. Yo me quedo mirando aquel objeto que está en mis manos sin dar crédito. ¡¡¡Es el pepino!!! El mismo que me abrió el culo para que después ellos dos me follaran... incluso a la vez. Mi primera reacción es tirarlo al suelo allí mismo, pero en vez de eso me lo guardo en el bolsillo de las calzonas. Saco el móvil y veo que son las dos de la tarde... Habiendo salido a las siete. El sol sevillano pica bastante durante todo el camino de vuelta a casa.

Cuando llego, mis padres están almorzando, y me sueltan varias puyitas del tipo “las locuras que haces”, “las horas de venir”, etc. Yo asiento, pido perdón y rápidamente me escabullo temiendo que no reconozcan la camiseta que llevo puesta. En mi cuarto saco el pepino del bolsillo y lo vuelvo a mirar. Lo huelo también. Entonces tengo la necesidad de sonreír, pensando en la mañana que he echado. Siete tíos me han follado por el culo... Siete pollas me he comido... Y siete veces se han corrido en mi boca y mi culo. Realmente siete es el número de la suerte

. Meto el pepino en mi mesita de noche. Entonces saco del armario unos nuevos bóxer y ropa limpia, y me dirijo a darme una buena ducha, para después acostarme.

Desde luego tras tanto ejercicio, lo merezco

.