Esteban VI: 4 canis, 1 rumano y 2 camioneros (2)
A Esteban cada vez la importa menos su pasada vida de hetero y ahora no duda en follar con tíos en cuanto se presenta la ocasión. Y en un mismo día, puede haber bastantes.
Tengo que pedir perdón por dejar pasar tanto tiempo entre los relatos, y más cuando es una segunda parte. Pero a parte de que he estado bastante liado por muchos meses las musas me han abandonado. Espero que la continuación os siga gustando y no deje claro que me han abandonado para siempre. Gracias y perdonad!!!
Nos quedamos en que Esteban sigue descubriendo que le encanta follar con tíos después de hacerlo con Felipe y Miguel. Para despejarse sale a correr pero cuatro canis con ganas dar caña lo llevan a las afueras de la ciudad, donde hacen lo que quieren con él, follándolo a su antojo. Cuando terminan y están a punto de volver, un tío los descubre. Es alto, musculoso y bastante guapo, moreno de piel, rapado y dos grandes ojos verdes. Y parece que quiere su parte.
Aquel tío me miraba sonriendo. Los canis con los que había venido se miraban los unos a los otros sin saber que decir, con la mirada dudosa. Yo estaba aun desnudo, hacia afuera en el asiento trasero de ese coche destartalado, donde Oliver me había follado minutos antes. Con las manos me tapo mi paquete, por el susto que me dio la llegada de ese desconocido. Se me acerca con aire chulesco, apoyándose en la puerta, me llega su olor a campo y su mirada penetrante de color verde me pone el pelo de punta. Debería ponerme nervioso, pero sus brazos musculosos y los abultados pectorales ajustados en su camiseta me atraen. Extiende una mano y me toca el pecho, pellizcándome un pezón, mientras se relame con la lengua. Resoplo excitado y me doy cuenta que no he mostrado ningún tipo de resistencia: es obvio que ese tío me pone.
Antonio, que está sentado en el asiento del copiloto se vuelve para ver mi reacción, o quizás la de este tío que no sabe de dónde ha salido. Los otros tres también están desconcertados, imagino que preguntándose qué hacer. Él debe darse cuenta, por que agarra mi brazo y me hace levantar, dejándome expuesto totalmente desnudo. Mi polla aun se mantiene morcillona de la follada que me ha metido Oliver. Agarra mi nabo con su mano y comienza una suave paja mientras me mira directamente a los ojos. Yo le mantengo la mirada. Siento el fresco de la mañana por todo mi cuerpo, dejando muy duros mis pezones. Pero al mismo tiempo toda esta situación me tiene muy caliente. Este tío es tela de guapo y sus ojazos verdes y sus gruesos labios son muy morbosos. Sin dejar de pajearme, con la otra mano me agarra un pezón y lo aprieta, haciéndome gemir. Vuelvo a estar empalmado, y la polla tiene gana de guerra. Entonces se abalanza contra mi, arrinconándome contra la puerta del coche. Me besa, y dejo que su lengua entre en mi boca. Sus manos se mueven por todo mi cuerpo hasta que llegan a mi culo, empezando a apretar mis nalgas. De repente se aparta, sin dejar de mirarme:
- Ven, vamos.
Me agarra del brazo, llevándome con él, sin ni siquiera pedirlo. De reojo veo a Antonio, Oliver, Cristian y Rubén. Por unos segundos se me había olvidado que estaban allí. Los dejo atrás sin que dejen de ver el espectáculo. El desconocido me mete en un sendero entre los naranjos y oigo como al fin, a mi espalda comentan algo que no llego a oír. Pero me la sopla. Quiero estar con este tío. Me los imagino mirándome desaparecer entre los árboles, totalmente desnudo, con mi culo al aire, siendo llevado por este nota al que no conozco. Aunque soy consciente de que no es normal lo que hago, me digo que ya lo hice antes cuando me subí al coche con ellos.
Solo pasan unos tres minutos cuando veo una especie de garita. Este tío debe ser un guardián que el dueño de la finca tiene explotado para que no le roben la fruta. Él estará dispuesto a cobrar una mierda y el otro se aprovechará. Desde fuera veo que la garita es mas pequeña que el salón de mi casa y la rodea un montón de maquinaria agrícola en parte oxidada.
Sin que yo me lo espere el tío me empuja sobre la pared. Noto el frío de ésta en mi culo y mi espalda. Él vuelve a abalanzarse y otra vez noto su lengua queriendo entrar en mi boca. Mi polla está a tope, y siento la suya contra mi muslo, bastante dura también. Me agarra del pelo y echa mi cabeza hacia atrás, clavando sus ojos verdes en los míos. Me besa el cuello y lame mi oreja, volviéndome loco. Con mi mano le agarro el paquete y siento la circunferencia de rabo, su anchura y el calor que desprende. Entonces se escucha un motor y enseguida caigo que los otros tíos se van...¡Con mi ropa y mi móvil!
Salgo corriendo hacia donde estaba el coche y a penas los veo alejarse, pero veo que en el suelo, junto a las cajas y unos botellines vacío de cerveza están mis calzonas con los bóxer reliados y mi camiseta al lado, y mi móvil encima de una caja. No recuerdo haberlo dejado ahí, imagino que habrán sido ellos. “ Por lo menos eran legales ”. Si se hubiesen llevado algo me habrían puteado mucho. Al momento el otro tío está a mi lado, mirando también como se aleja el Audi.
- ¿Eran tus amigos? ¿Te dejan tirado?- Dice sorprendido con un fuerte acento de Europa del Este.
- No eran mis amigos. Y paso de que se vayan, aquí están mis cosas- Aunque está claro que eso no es verdad, porque no sé dónde estoy ni como voy a volver a Sevilla.
- Entonces no hay problema. ¿No?- Dejando ver una amable sonrisa- Después vamos a la gasolinera y buscas a alguien que te acerque a tu casa.
Tantea el terreno a ver si la marcha de esos cabrones me ha dejado sin ganas, pero después de todo ese tiempo que me pegado follando y mamando cuatro pollas aun no me he corrido. Ahora le sonrío yo y vuelvo a tocarle la polla sobre el pantalón. Tras coger mi ropa y el móvil, volvemos a la garita.
- Me llamo Velkan- Me dice sin que yo le pregunte nada. Es un nombre que no he escuchado nunca, y por mi cara me lo debe notar, porque al momento dice- Significa “lobo valiente”.
Sonrío, viendo el doble sentido, esperando que haga honor a su nombre.
- Yo me llamo Esteban.
- Stefan.
Me lleva a un naranjo para volver a besarme, pero ya estamos a pocos pasos de su caseta, y me vuelve a coger del brazo con fuerza llevándome hasta la puerta. De una maceta saca un llavero con unas cuantas llaves y empieza a probar. Lo noto nervioso, o quizás demasiado ansioso. Decido llevar la iniciativa y esta vez soy yo quien lo besa. Lamo su cuello y muerdo su barbilla y su nuez, y palpo su bulto bajo el pantalón. Él me agarra del cuello con cuidado y me besa, pero yo estoy decidido y jodidamente caliente. Me pongo de rodillas delante suya y de un tirón bajo sus pantalones y sus calzoncillos, saliendo de golpe su polla; un rabo de unos 20 centímetros, mas o menos como el mío, oscuro y sin cincuncidar, rodeada de vello negro y con unos huevos grandotes. Sin dudarlo me meto ese rabazo en la boca y empiezo a mover la cabeza, recorriéndola entera con la lengua, hasta que siento como sus huevos golpean mi barbilla. Velkan me agarra la cabeza y compagina mi mamada con movimientos de cadera, hasta que endurece y es todo un vaivén. Me folla la boca a un ritmo superior, mientras jadea como una bestia. Siento como las babas salen por la comisura de mi boca, pero no dejo de comer ese rabo grande y cabezón, que es el quinto que me he comido en este día. Levanto la vista para verle la cara y me mira con ganas de más, atravesándome con sus ojos verdes.
- Ahhh. Tragatela entera.
Yo cumplo, y ahuecando la garganta dejo ir su polla hasta el fondo, hasta que la siento que sus pelos llegan a mi nariz, mientras su capullo me llega a la campanilla y me lleno la boca de polla. Me pega un par de estocadas y caigo hacia atrás, con hilos de babas que me caen hasta el pecho.
Colocando las manos bajo mis brazos me hace levantarme como si fuera su muñeco, y dándome la vuelta, me deja de espaldas contras el marco de la puerta. Se pone detrás mía, aplastándome contra su peso y aprisionando mi polla empalmada contra la pared. Noto su aliento caliente en mi coronilla y su nabo apretado contra la raja de mi culo. Mueve sus caderas como si me estuviera follando, y me come la oreja. Después mete su rabo debajo de mis huevos y vuelve a repetir sus movimientos. Siento como mi ojal se contrae pidiendo rabo a hierro. “Yo tan machito, estoy pidiendo con el culo que un rumano me folle”. Esas palabras me producen un escalofrío, pero me puede lo cachondo que estoy.
Me sacude una ostia en el culo y agarra mi nalga con fuerza, sin dejar de menear su polla debajo de mis huevos y entre mis piernas que cierro para dar mas gusto.
- Que culo tienes. Mmmmmmmmmmm. Que bien que esos amigos tuyos han dejado algo.
- Siiii. Ufffff. Sus movimientos y su aliento en mi oreja me están volviendo loco.
- ¿Sabes cuánto hace que no follo?
- ¿Cuánto?
- Ni me acuerdo. Las españolas no quieren nada con rumanos.
- ¿Eres hetero?- Lo pregunto asombrado, pero me arrepiento cuando me doy cuenta de mi situación.
- Hasta ahora sí. Tengo ganas de meterla y tu tienes un culo estupendo, y tienes tetas de tía.
- No digas eso tío, joder- Me río- Son pectorales, coño.
- Si. Pero se pueden apretar. Y tus pezones están durísimos. Y chupas polla muy bien.
Dicho eso lo echo hacia atrás y doblo la espalma para volver a comerme su rabo. Lo pajeo mientras lamo su cabezona y trago su rabo, sintiendo como llena mi boca otra vez. Con la lengua subo el pellejo que recubre la cabeza de su polla y lo echo para atrás, para sentir la suavidad de su capullo en mi boca.
- Ahhhh. Siiii. Que bien mamas. Ahí chupaaaaaa.
Estoy como loco, tengo ganas de hacerle gemir más y de quedarme con el sabor de su polla en mi boca. No me importa mi supuesta heterosexualidad, ni mi novia. Estoy chupándosela a un desconocido en mitad del campo... y estoy a mil.
Me hace incorporarme y agarrándome de la barbilla, me besa, pero sin que yo deje de pajearlo. Se quita la camiseta y puedo ver que su cuerpo es tan musculado como parecía. Su torso es muy moreno y sólo tiene una pequeña cantidad de pelos cubriendo los pectorales y los pezones, que son pequeños y oscuros.
Abre la puerta y me llega olor a cerrado. Me hace entrar primero, mientras me aprieta las nalgas con ambas manos. Al fondo veo un catre que debe ser su cama, me da cierta bajona pensar que me voy a tumbar ahí, pero me empuja sobre ella y acabo a cuatro patas, dejando expuesto mi culo, que él empieza a trabajar. Con sus manazas aprieta mis nalgas y las separa para ver mi agujero
- Ffffff. Tienes el culo redondito... Como una tía. Así me gustan.
Dentro de mi culo tiene que estar aun la leche de Oliver, Antonio y Rubén. Eso me excita mas. Me da un par de palmadas, que retumban en toda la caseta, y se coloca detrás mía, encajando otra vez su polla entre mis nalgas, comenzando un vaivén.
- Ábrete el culo.
Separo mis nalgas y escupe en mi ojete, restregándome la saliva por él, y me mete un dedo bien rápido. Eso me hace dar un fuerte gemido de placer, porque otra vez mi culo vuelve a estar ocupado, pero tengo ganas de algo más grande y gordo. Echo la mano para atrás y agarro su nabo, empezando a pajearlo mientras él me dedea cada vez más rápido. Al momento hay un segundo dedo, y un tercero, sin que reduzca la velocidad, y mientras varias ostias mas caen sobre mis nalgas. Así estamos un rato hasta que decide que es el momento. Saca sus dedazos de mi culo bien dilatado y siento como la cabeza de su rabo toca mi ojete. Entonces de un sólo empujón me la mete por la mitad.
- Ahhhhh.
De un impulso me echo hacia adelante por la estocada que me ha metido, pero él agarra mis caderas, y termina por meterme ese cipote del Este.
Jodeeeeeer.
Uffff. Que culo tienes. Como aprietas.
Entonces empieza a aligerar su follada, sintiendo cómo saca la mitad de su polla para volver a meterla, una y otra vez, dejándome notar como sus huevos chocan con los míos y mis nalgas chocan con su pubis. Sus embestidas son muy fuertes, como si fuera el primer agujero por el que la mete en mucho tiempo. Yo, mientras flipo. El calor baja otra vez de mi cabeza por mi espalda, hasta donde Velkan me tiene agarrado. Agacho mi cuerpo, dejando el culo elevado, a la altura de su polla, y muerdo las sábanas como una perra, y es que así me siento. Quiero que ese cabronazo me folle duro, quiero que su rabo me perfore hasta el estómago. El calor me puede. Y no tardo en decírselo:
- Siiiiiii. Vamos cabrón. Fóllame duro. Rómpeme el culo.
- ¿Te gusta?- Responde con su acento de rumano.
- Siiii. Me encanta. Dame fuerte.
- Pídemelo. Dime como quieres.
- Muy fuerte.
- Que maricona eres. Esos tíos tenían razón, eres un vicioso.
Esas palabras no me ofendían, si no que me gustaban. ¿Qué mas da que un tío al que no voy a volver a ver me hable así, si no lo voy a volver a ver, y me lo está haciendo pasar de puta madre?
Todo lo contrario, hacía que quisiera más. Entonces me decido a pasar a la acción y me pongo a impulsar mi culo hacia atrás, para follarme yo mismo con su polla.
Ufffffff. Si, así. Metetela tu. Me encanta.
¿Te gusta? ¿Te gusta mi culo?- Pregunto entre jadeos.
- Siiii. ¿Cómo lo haces? Me está encantando.
Él entonces comienza a moverse también, echándose hacia adelante cada vez que yo me impulso sobre su cipote. El choque entre los dos hace que note como si me reventase el culo, pero es un dolor que me vuelve loco, y que quiero seguir sintiendo.
Después de un rato, me da la vuelta y quedo tumbado sobre la cama, levanta mis piernas y deja ir su polla hasta el fondo de mi agujero. Suelto un bufido y clavo la cabeza en el colchón. Entonces comienza a follar mi culo con la misma velocidad que lo hacía antes. No se que hacer para que su polla llegue mas al fondo, separo mis nalgas, lo cojo por el culo y lo empujo hacia mi, y finalmente yo mismo sujeto mis piernas, levantándolas todo lo alto que soy capaz para dejar mi culo mas alto y que me folle mejor. Con su manaza me coge por la barbilla y me hace que le dirija la mirada mientras resopla y me bombea fuerte por detrás. Me dice cosas en otro idioma, imagino que en rumano, y que me gustaría entender, pensando que serán sucias y humillantes. Él se echa sobre mí y siento su cuerpo marcado y sudoroso encima. Deja mis piernas a ambos lados de su cintura y con ellas lo atraigo y acompaño el bombeo de mi culo. Los pocos pelos de su pecho me hacen cosquillas. Entonces me besa: su lengua entra en mi boca, muerde mis labios, me da piquitos... todo sin dejar de follarme. Mi polla está a punto de estallar, me gustaría que me la chuparan mientras Velkan me folla.
El muy cabrón es un auténtico animal, un vicioso que seguramente no la ha metido en caliente en mucho a pesar de lo guapo y lo bueno que está. Cuando se cansa de esa postura me hace levantarme y apoyándome en la pared de espaldas a él, me folla ahí mismo, de pie. Separo mis piernas y él levanta y baja su cadera para bombearme con un buen ángulo. Es un follador nato. El sudor cae de mi cabeza al suelo y es que el calor está inundando la garita. Yo me la estoy cascando como un loco, y de vez en cuando paso mi mano por mis huevos y hacia atrás, acariciando los suyos en el momento en el que chocan con los míos. El calor que desprenden dos cuerpos con ganas de sexo cañero. Pellizca mis pezones y me come la oreja, cada vez coge mas ritmo, hasta que siento como su rabo se va hinchando dentro de mi. Pero en el momento en que siento que su follada no puede ser más dura y que nuestros gemidos y el choque de nuestros cuerpos retumban en la caseta, entonces, saca su polla de mi culo rápidamente, dejándome vacío. Pero en un sólo aventón me la vuelve a meter hasta el fondo, empezando a gemir como un poseso.
- Ahhhhhhhhhhhhh. Siiiiiii ¡Que folladaaaaaa!
Se estaba corriendo dentro de mi culo. Ese último movimiento había sido sólo cosa de un segundo, pero había sido la ostia. Él sigue bombeándome, y noto como su lefa caliente sale de mi ojete como puede, y escurre por mis piernas, hasta que la veo caer al suelo, junto a mi pie. Acelero la paja con un subidón enorme, sintiéndome lleno y puteado por este cabrón rumano, sólo tengo que pensar en su leche caliente llenando las paredes de mi ano y en su polla grande y morena ensanchando mi agujero. Entonces acelero mi paja hasta que me corro contra la pared, soltando varios chorreones blancos que caen por ella.
- Ha sido la ostia. Me encanta follar contigo- Me dice.
- Ha estado muy bien- Soy muy parco. Ha sido una follada del carajo , pienso, pero me siento avergonzado por cómo me he portado. Una cosa es que me guste follar con tío y otra que me comporte como una maricona loca.
Velkan no parece darse cuenta, o no le importa. Saca su rabo de mi agujero, me da un paquete de clinex que tiene en una mesita y se tira en la cama, con la polla aun morcillona. Yo me restriego los clinex por el culo y siento el líquido que arrastran: el cabrón me ha preñado bien.
- ¿Dónde puedo limpiarme?- No le pregunto por el servicio porque está claro que en esa casucha no hay. Imagino que el dueño le hará hacer sus cosas en el campo.
- Saliendo por la puerta, detrás de la casa. Ven.- Se incorpora y me acompaña.
Me lleva a ese sitio y veo que sólo hay un grifo y una manguera. No puedo evitar cierta pena por este chaval. Pero no puedo hacer ascos, porque estoy todo sudado y con el culo lleno de lefa. Abro el grifo y bebo agua directamente de la manguera, entonces allí mismo me lavo, restregándome bien el pecho, las axilas, los pies (llevo descalzo bastantes horas en mitad del campo), y por supuesto el culo. Velkan me trae la ropa y yo no tengo mas remedio que secarme con mi camiseta, que dejo bastante húmeda, aunque me digo que no importa porque el sol empieza a picar.
Me termino de vestir, me pongo los botines y cojo el móvil. La situación es tensa, no se que decir a este tío. Con una tía es diferente porque se cómo actuar después del polvo, pero ahora estoy nervioso y no logro que me salgan las palabras. Me acompaña hasta la carretera e incluso me propone venir conmigo hasta la gasolinera, pero lo cierto es que quiero perderlo de vista. Se ve que es un tío legal, pero es mejor que lo dejemos aquí . Además no deja de darme miedo que por cualquier motivo me vea algún conocido que vaya en coche. Algo imposible, pero... ¿Y si cae? Mejor no arriesgarse e ir solo.
Me despido de Velkan con pocas palabras y dándonos la mano. Es todo demasiado frío teniendo en cuenta la follada que acabamos de echar, pero él no propone volver a vernos, y yo lo prefiero así, de modo que quede en un buen un polvo esporádico, como cualquier otro.
Tengo que caminar unos kilómetros por el arcén hasta la gasolinera, y aprovecho para llamar a mis padres y que no se preocupen por el tiempo que estoy tardando. Les cuento toda una trola: que mientras corría me encontré con mis colegas que venían de fiesta y que estábamos desayunando. Cuando cuelgo tengo que pensar qué hacer ahora: ¿Cómo vuelvo a Sevilla? He salido para correr, así que ni llevo llaves (mis padres me abren cuando llegue) ni cartera (¿para qué?), y así no me molestan en los bolsillos. Así que no se dónde voy a ir sin dinero. En otras circunstancias llamaría a un taxi y cuando estuviera llegando llamaría a mi padre para que bajara a pagar, pero no encuentro escusa alguna para hacer eso si se supone que estoy por Sevilla. No se a cuantos kilómetros estoy de la ciudad y si podría ir andando, pero de todas formas no sabría cómo llegar andando sorteando todas las autopistas, así que descartado. Cuando llego a la gasolinera me siento en un bordillo con un gran peso en el estómago. Después de un buen rato intentando recoger valor para pedirle a algún conductor que me lleve a la ciudad. Está claro que una buena parte de ellos van a Sevilla, pero no me atrevo a pedírselo a nadie, por que temo que no se fíen. Creo que yo no cogería a nadie . Me arrepiento de haberme montado en el coche con aquellos tíos, porque por aquella calentura ahora lo voy a pagar.
La gente que se para a repostar gasolina me mira. Conductores de automóviles, motos, vespas y camiones, todos se quedan mirando cómo un chaval como yo está ahí tirado. El trabajador de allí me mira un par de veces cuando pasa por delante, y es a él a quien decido recurrir al fin.
- Hola ¿Qué pasa? Mira es que me han dejado tirado en mitad del campo y es que no se cómo volver a Sevilla.
- ¿Te han dejado tirado?- Me mira intrigado.
- Sí, unos amigos- Paso de darle mas explicaciones
- No se, tío. ¿Tu tienes idea de que puedo hacer?
- Díselo a alguien que pase por aquí, a ver si puede.
Eso es lo que mas temía que dijera, porque yo, con toda la cara, esperaba que él se ofreciera a preguntárselo a alguien. Pero está claro que no puedo contar con eso y que tengo que buscarme la vida.
- Yo puedo llevarte.
La voz viene de detrás mía, me giro y veo a un tío de unos treinta y tantos años, muy moreno, con el pelo rizado y negro, al igual que sus ojos, barba de tres días y unos aros en las orejas. Viste unos vaqueros muy ajustados y una camisa de un color celeste muy claro que realza aun más su piel oscura. Me sonríe mientras se acerca a mi y deja ver unos dientes muy blancos. Debe ser de mi misma estatura, pero sus hombros son bastante mas anchos y su cuerpo mas musculoso, sin que yo desmerezca en nada. Pero desde luego es un pedazo de tío.
- ¿Vas a Sevilla?
- Si, claro. Llevo un pedido de verduras a unas cuantas tiendas, y paro en distintas partes de la ciudad. Ese de ahí es mi camión.- Y señala hacia el aparcamiento que hay a un lado de la gasolinera, junto al restaurante.
- Joder, pues estupendo, si no te importa.
- Nada hombre. Eso sí, tenemos que esperar a mi compañero, que está arriba, en su habitación del motel, y me ha dicho que ahora baja.
- Claro, sin problema.
- Entonces todo arreglado- dice el tío de la gasolinera, con pinta de aburrido, y nos deja a los dos allí solos y él entra dentro.
CONTINUARÁ
(En un plazo muy breve de tiempo lo termino, si no hoy mañana. Esta vez en serio)