Esteban V: 4 canis, 1 rumano y 2 camioneros

Continúa la historia de este chaval, que de machito hetero sigue explorando su sexualidad por dónde él nunca lo hubiera creído.

Quiero dar las gracias a todos por sus comentarios y pedir perdón por la tardanza, pero aunque las ideas están en la mente cuesta expresarlas y también sentarse a escribirlas.

Este relato es parte de uno mayor que aun escribo y con el que seguiré en estos días.


Había pasado una semana desde aquel encuentro con Felipe y Miguel, los dos brasileños que vivían al lado del piso de mi tío. Desde entonces no supe nada de ellos. No me llamaron a lo largo de esa semana desde el domingo que los dejé después de que me follaran a su antojo. Siempre que el móvil sonaba lo miraba con miedo de que fueran ellos y me hicieran volver a su casa a repetir aquella sesión. Aun no me lo podía creer. Les había besado, había chupado sus pollas y sus huevos, me habían desvirgado el culo y se habían corrido dentro de él y de mi boca. Pero lo que aún lo empeoraba más es que sabía que había habido un momento en que lo disfruté. A mis 23 años sólo lo había hecho con tías, pero esos dos cabrones habían trastocado mi vida.

Lucía, mi novia, seguía con sus exámenes. Se había enclaustrado para estudiar y sólo iba de su casa a la biblioteca y de allí a la facultad. Pero lo cierto es que prefería evitarla, porque no sabía cómo iba a reaccionar al verla. La llamé y también hablamos x wassap para ver cómo le iba. Pero nada más.

No dejaba de pensar en aquello que pasó, en lo que sentí y varias veces se me puso morcillona recordándome de rodillas comiéndome esos nabos. Pero por la calle iba con el temor a encontrármelos y al gimnasio pasaba de ir temiendo encontrármelos allí. El viernes por la noche salí con los colegas. Como viene siendo de costumbre, Óscar se emborracha al poco de llegar y entre lo pesado que se pone y las pocas ganas que yo tengo de estar fuera de casa, decido irme a pesar de las quejas de mis amigos que no entienden lo aguafiestas que estoy. Llego a mi casa a eso de las 3 de la mañana y mis padres están acostados desde hace rato, pero yo no estoy acostumbrado a irme a la cama tan pronto un viernes, así que cojo el portátil y me pongo a ver alguna de las series que me he bajado. Como de costumbre el calentón llega y acabo poniendo una página porno. Me magreo la polla por encima del pantalón, pero mientras veo como una rubia tetona se la mama a un pollón, me visualizo a mi mismo chupándosela a Felipe. Eso me sienta como un jarro de agua fría por la cabeza y paso de hacerme la paja para volver con la serie. Varias veces más lo intento, pero distintas imágenes del domingo pasado me vienen a la cabeza y prefiero quedarme con el calentón.  Me voy a la cama a ver si cojo el sueño, pero es imposible. Tengo ganas de descargar, pero mi mente me traiciona. Mis pensamientos son horribles y sé lo que quiero. Me gustaría que entraran por la puerta de mi cuarto, con el pecho al aire y agarrándose sus pollones empalmados dispuestos a que se las chupe. Me levanto y bebo agua. No consigo que me entre el sueño, y estoy dando vueltas por la cama hasta que veo en el móvil que son las 6 y media de la mañana.

Lo decido en ese momento: voy a correr. Nunca he ido a correr por ahí a esta hora pero me apetece en cuanto lo pienso. No he hecho nada de deporte esta semana con el miedo a ver a esos cabrones en el gimnasio, así que me vendría de lujo. Además eso me despejará y al volver estaré cansado y con ganas de dormir. Me pongo unas calzonas, una camiseta ajustada y los botines. Despierto a mis padres para decirles que salgo y se quejan de las horas de salir a correr, pero ninguno añade nada más y vuelven a dormirse en el acto. En la calle me gusta sentir el aire fresco en la cara, pongo algo con marcha en el móvil y decido correr hasta la Cartuja.

A esa hora, un viernes, en Sevilla sólo se ve gente que vuelve a casa de fiesta. Me cruzo con varios borrachos, pero también con otros que parece que van a trabajar. No tardo mucho en llegar a donde quiero, pero siento que me apetece seguir corriendo, así que decido atravesar la cartuja y llegar al estadio olímpico. Es una zona de la ciudad donde se para poco y a donde yo sólo voy cuando la cruzo en coche, de hecho es la primera vez que corro por ahí. Pero es agradable para ello, con muchos espacios verdes, y muy solitaria, ya que está destinada a empresas y facultades universitarias, así que se ve muy poca gente por allí.

A lo lejos veo que uno de los pocos coches que van en ese momento por ahí se mete en una salida que debe ser en la que se ponen los mercadillos los domingos, y como está claro que a esa hora no hay nada, imagino que debe ser una pareja que va a follar. Que suerte tienen algunos, me digo. Pero cuando paso por delante de esa salida veo que otro coche se mete ahí. Entonces caigo. Sé que hay una zona en la Cartuja la que los maricones van para follar, que llaman la Raya, pero no imaginaba que era esa. Es irónico que haya acabado ahí, y levanto la vista para ver algo. Pero se trata de un desnivel, así que está por debajo de la carretera y además los árboles lo ocultan. Pienso que es un lugar perfecto para venir a follar, y que es una lástima que los maricones se hayan adueñado de él.

Naturalmente a una parte de mi le gustaría bajar, pero sigo corriendo sin dudarlo. Pero algo me presiona en el paquete, y es que tengo ganas de mamoneo. El deporte siempre me pone bastante guarro, y además, allí, al aire libre... Pero paso de maricones. Mis pensamientos vuelven a reflexionar sobre lo que pasó y me digo a mí mismo que si disfruté con eso fue debido a la sequía del momento provocada por mi novia.

Ya había pasado de sobra la salida de la Raya cuando me noté demasiado cansado, así que me paré y me puse a hacer estiramientos, para coger fuerza y seguir para adelante. Apoyaba una pierna en un banco para flexionar la rodilla, cuando a mi espalda escucho la bocina de un coche. Cuando me vuelvo hay un viejo Audi A3 de color blanco bastante desastrado. Dentro de él hay varios tíos, de aspecto cani, más o menos de mi edad. El que conduce lleva una camiseta verde, un pequeño brillante en la oreja y una cadena de oro. Debe tener unos años más que yo, veintitrés o veinticuatro. Es bastante guapete, moreno y con oyuelos, y bajo una sonrisa pícara esconde unos dientes muy blancos. Pero destaca por lo grande que parece, tanto por ancho como por alto, y sus manazas parecen enormes mientras cogen el volante del coche. El que está justo detrás, sólo me mira de reojo a través de la ventanilla, pero puedo ver un pircing en su ceja y que está rapado. Es más joven, quizás de unos diecimuchos. También parece bastante guapo. Puedo ver que hay otros dos más en el coche, pero la luz me impide fijarme bien.

  • Ei tío. ¿Qué pasa?- Me dice el conductor, luciendo aun más su sonrisa.

Yo me incorporo y secándome el sudor que me cae por la frente con el brazo me aproximo a ellos unos pasos. La experiencia me dice que desconfíe de los canis, pero ellos son cuatro, así que procuro no ser borde.

  • ¿Quereis algo?

En ese momento el copiloto se inclina sobre su amigo para mirarme y la luz le da en la cara. Debe tener la edad del conductor. Lleva una gorra blanca de visera y camiseta de tirantes negra. Sus ojos son muy azules y con barba de dos días. Sonríe al verme y se vuelve descaradamente a su amigo de detrás para decirle algo sobre mí que no alcanzo a oír.

  • ¿Buscas algo?- Vuelve a decir el conductor- ¿Quieres subir con nosotros?

Eso si que no me lo esperaba. Me estaba poniendo nervioso pensando que iban a atracarme, y ya pensaba en echar a correr, cuando esto me dejó helado. Está claro que soy un imán para maricones. Pero de estos tíos jamás lo hubiera supuesto, con la pinta de machos que tienen. Sin embargo vuelvo a notar la presión en mi paquete.

-Ann... No, no. Yo sólo he salido para correr- Balbuceo.

-Nosotros es que estamos buscando echar un buen rato. Jejeje.

  • No... yo sólo corro.

-¿Un viernes a esta hora tío? Ya hay que tener ganas. Pues nada, socio. Una pena. Adiós.

Acto seguido puso el coche de nuevo en marcha y van a una velocidad que me parece lenta. Me quedo mirando cómo se aleja ese coche y no puedo evitar cierto nerviosismo. Como una ráfaga me llega un pensamiento que no puedo evitar tener: ¿He hecho bien? Porque sé que en el fondo me apetece, y eso me pesa. No quiero quedarme mirando a ese coche, pero con el rabillo del ojo sigo viendo cómo se aleja pausadamente. Demasiado pausadamente, hasta que se para. El juego de esos canis me irrita, así que por fin me decido a emprender la marcha, pero no he corrido unos segundos cuando me paro en seco y me vuelvo.

El coche sigue ahí, a varios metros de mí. Casi en la salida que da a la Raya. En pocos segundos me planteo muchas cosas, pero tengo claro lo que quiero. Salí a correr para despejarme de esas ideas y ahora me veo envuelto en esto. ¡Y con cuatro tíos! Esto último me echa para atrás. Pero me noto muy caliente y mi polla está reaccionando. Sin pensarlo comienzo a andar hacia donde está el Audi.

Cuando estoy llegando al coche se abre la puerta de atrás, la que daba a la carretera, y sale el único de los chicos al que aún no había visto. Puede que el más guapo de los cuatro. Sobre los veintidos o veintitres años. Viste una camisa azul abierta, bajo la que lleva una camiseta de tirantas blanca que marca perfectamente un cuerpo fibrado. El pelo negro de punta, un brillante en cada oreja y una cadena de oro. También tiene una lata de cerveza en la mano y se la lleva a la boca mientras deja abierta la puerta y me indica que pase. Yo continúo mi paso cabizbajo, sin creerme lo que estoy haciendo. Al llegar junto al chaval me recibe con una sonrisa.

  • Esperábamos que cambiases de idea.

Yo no sé que decir, y me cuesta mirarlo a la cara. Estoy dando un paso que va en contra de todo lo que había creído hasta ese momento. Pero por otro lado quiero hacerlo. Estoy caliente, y me pone el pensar en que lo voy a hacer con esos tíos a los que no conozco y que físicamente me gustan.

  • ¿Qué buscáis?- Digo finalmente.

  • Sólo echar un rato bueno.

-¿Te gusta comer pollas? Aquí tienes cuatro- Dicen desde el interior, supongo que el conductor. Y los otros le ríen la gracia.

  • Venga loco, anímate. Verás que lo pasas bien- Vuelve a decir el que está fuera del coche.

  • Es que... yo no tengo mucha experiencia.

  • Venga tío, pasa- Dice ahora el copiloto, sacando la cabeza por la ventanilla.

  • Nosotros te damos la experiencia- Dice el conductor.

  • Verás que bien lo pasamos- Añade el que está fuera del coche, llevando una mano a mi culo para pasarla al momento a mi paquete- Si estás empalmado. Venga, entra en el coche- Me hizo entrar.

Me deslicé dentro de ese coche sin pensarlo una vez más, con el estómago encogido pero con un gran calentón. El chaval que estaba fuera me siguió y cerró la puerta, quedando sentado en medio del asiento trasero, entre él y el otro que parecía el más tímido de los cuatro. Una vez dentro pude ver que eran tíos que se cuidaban, los típicos chulitos canorros del gimnasio, delgaditos y fibrosos. Cada uno con su lata de cerveza en la mano, incluso el conductor.

  • Joder, tío. Que guapo eres- Dijo el copiloto, volviéndose en su asiento para mirarme- ¿Eres modelo o algo?

  • Que va- Sonreí tímidamente.

  • Pues te ves bien rico. Déjanos ver más- El cabrón iba al grano y me dejó cortado. Los demás se rieron.

  • Jajaja. Churra, por lo menos vamos a presentarnos antes- Dijo el de mi derecha, el que había salido para que yo entrara. Me llamo Oliver, el que parece tímido es Rubén y estos dos cabrones son Cristian y Antonio.

Yo me presento y todos me dan la mano, de una manera un poco forzada por la situación. El conductor, Cristian, pone en marcha el coche, y el estómago se me encoge más. Quiero decirle que pare, que me quiero bajar, pero ya es tarde. Lo mejor es que procure pasarlo bien.

Yo: ¿Dónde vamos?

Cristian: A un sitio discreto.

Oliver: ¿A ti que te va?

Yo: No sé... ya te dije que no tengo mucha experiencia.

Antonio: ¿Comes polla?

Otra vez la risa fue general. Estaba claro quién era el payaso el coche. Yo no supe contestar y sonreí tímidamente.

Antonio: En serio, tío. Nosotros venimos de marcha bastante calientes y tenemos ganas.

Cristian: Y entonces te vimos.

Oliver puso su mano sobre mi rodilla y vi como la otra la llevaba a su entrepierna.

Oliver: Estás tela de bueno, tío. No creía que fuéramos a encontrar a un nota así.

Antonio: ¿Y a ti que te pasa, joder?- Dice a Rubén, al que aún no he oído- Eras el que más ganas tenía y ahora te cortas.

Le ha tirado suavemente un rotulador a la cabeza suavemente y tras rebotar lo pilla con la mano. Rubén sólo sonríe. Aún sigue sin mirarme. En cambio, Oliver ya ha cogido confianza y se agarra el paquete descaradamente mientras me pellizca un pezón sobre la camiseta.

Cristian: Loco, ¿Tu no esperas a nadie no? Jajajaja. El cabrón.

Oliver: Ufff. Es que estoy como el palo de un churrero. Toca- Y lleva mi mano a su paquete. Siento la forma de su polla que parece de buen tamaño y que quiere escapar de esos vaqueros.

Antonio: Pues ya sabes que hacer. Aprovecha que estás al lado, que en cuanto el coche pare yo le enchufo mi rabo.

A Oliver no hay que decírselo dos veces. Se desabrocha los pantalones y saca de sus calzoncillos negros con estrellitas una polla de unos 20 cm. Me agarra por la nuca y me hace inclinarme sobre él, dando la espalda a Rubén, que me mira directamente por primera vez. Tengo a pocos centímetros de mi cara esa polla circuncidada, larga y con una gran vena que la recorre de arriba a abajo. Entonces abro la boca y me la meto en la boca, la cojo con la mano y la pajeo mientras absorbo su cabeza como si quisiera sacarle el jugo, la recorro con la lengua y se la como con aunténticas ganas, mientras la mía se vuelve loca bajo las calzonas.

Oliver: Ufff. Así, tío. Muy bien.

Antonio: Joder, cómo me estoy poniendo. Aparca ya donde sea quillo que estoy a mil- Dice a Cristian.

Cristian: Ya llegamos, si yo estoy igual.

De reojo veo que, mientras conduce, Cristian se la ha sacado y está dando pollazos al volante. Tiene un rabo más fino que el que me estoy comiendo, pero de buen tamaño también y bastante cabezón. Antonio está vuelto sobre su asiento y no deja de mirar cómo me como la polla de su amigo, y por los movimientos de su brazo todo indica que se la está machacando. Rubén se decide finalmente a tomar la iniciativa, coge mi mano y la lleva a su entrepierna, haciéndome agarrar su polla, que ya se ha sacado, y que me parece gordísima.

Antonio: La chupa bien ¿No, Oli?

Oliver: No veas, mejor que muchas tías.

Cristian: Menos mal que no tenía experiencia.

Oliver me acaricia el pelo mientras yo le como la polla. Estoy cachondísimo y los nervios del principio ya pasaron, ahora sólo quiero comerme esa polla. Acaricio sus huevos mientras lo hago y busco el agujero de su cabeza con la lengua. En una de estas me decido a hundir ese rabo hasta el fondo de mi garganta y siento que me he llenado la boca de carne. Oliver pega un bufido en ese momento que retumba dentro del coche.

Antonio: Que manera de tragar polla tiene este tío. Poca experiencia, un huevo. Éste ha comido más pollas que una profesional.

Sus palabras sólo me ponían más guarro. Chupo los huevos de Oliver y los lamo, para volver a su polla, que me trago entera hasta sentir los pelos que la rodean en mi cara. Mientras estoy pajeando a Rubén con la otra mano, pero él se suelta y siento que baja un poco mis calzonas, en la medida que puede al estar yo sentado. Deja al aire una de mis nalgas y siento que se inclina hacia un lado y restriega su cipote sobre mi culo. Me separo de Oliver, que está gimiendo de puro placer, y me vuelvo hacia Rubén. Él se endereza sobre su asiento y se agarra su pollón con la mano, dejándola apuntando arriba. Es más gorda de lo que había supuesto y parece deliciosa. De un golpe la meto en mi boca y empiezo a saborearla, teniendo que forzar bastante la comisura de los labios por el grosor de ese cipote. Pero a pesar de su timidez, Rubén no es tan delicado como Oliver, y con sus manos en mi cabeza quiere llegar a mi campanilla con varios torpes movimientos hasta que lo logra y suelta un bufido exagerado. Mueve sus caderas muy rápido, sintiendo como me folla la boca y cayendo mis babas sobre sus huevos.

Antonio: Joder, que hijo de puta. Como la chupa.

Cristian: ¿Qué le está haciendo?

Antonio: Rubén le está follando el hocico. Jajajaja.

Oliver: Es que no veáis como la chupa. Pero deja algo, que con el tamaño de ese rabo te lo cargas.

Rubén: Uffff. Es que quiero que se la trague entera.

Rubén deja de mover sus caderas y ahora empuja mi cabeza fuertemente con sus manos hasta que su polla entra entera en mi boca. Entonces el coche se para, pero no Rubén, que a pesar de que ya no cabe más pega unas últimas embestidas que ponen a prueba la elasticidad de mis labios.

Cristian: Llegamos.

Antonio: Menos mal cabeza. Porque este pijo me pone que no veas.

Las puertas de los dos se abren y también la de Oliver, pero Rubén no se mueve de su asiento. Ahora me está pegando pollazos en el cachete mientras yo saco la lengua para que choque con ella. Así unos segundos hasta que Cristian abre de golpe. Veo por primera vez lo grandote que es. "Parece un armario. Cualquiera se mete con éste".

Cristian: Ei, que ya lo pasaste muy bien. Ahora los demás.

En ese momento alguien me coge de los hombros desde atrás y me hace volverme. Donde antes estaba Oliver  ahora está Antonio, pero de rodillas sobre el asiento y doblando su cuello para que la cabeza le entre. Se ha bajado los pantalones del chandal hasta las rodillas y se pajea orgulloso una polla de 18 cm de buen grosor y con un capullo rosado y apetitoso. Sus huevos caen gordos por debajo y yo se los sostengo con una mano, sintiéndolos calientes. Lleva mi cabeza hasta su polla y se la como con las mismas ganas que a sus amigos. La siento durísima en mi boca.

Cristian: Illo mongolo, sácalo y que nos la chupe a los dos fuera.

Antonio: Tenía que haberlo ido a buscar yo solo. Ahora lo tendría para mí. Jajaja.

Cristian: Pues no sé con qué coche. Venga, va, sal.

Me agarra el brazo de forma brusca y la polla de Antonio sale de mi boca como si abrieran una botella de cava.

Cristian: ¿Te gustan las pollas? Pues no te preocupes, que aquí te espera otra.

Empieza a clarear el día y al salir puedo ver que estamos en un campo de naranjos, no conozco el lugar y eso me pone nervioso.

Yo: ¿Dónde estamos?

Cristian: No te preocupes, estamos cerca de Sevilla. Allí al fondo se ve La Rinconada, y detrás de esos árboles hay una gasolinera. No te vamos a matar. Jajajaja. Sólo queremos follarte el culo ese.

Efectivamente, a unos kilómetros se ven las luces tenues de un pueblo, que perfectamente ser La Rinconada. Así que estaremos al lado de la autopista, seguramente hayamos llegado a este descampado por la salida que da a esa gasolinera. Estamos rodeados de naranjos, que nos dan bastante intimidad, a pesar de los faros encendidos del coche; seguramente más que si estuviéramos en la Raya. Oliver y Rubén están sentados en una pequeña pila de cajas de plástico que han dejado ahí abandonadas. Los dos pajeándose, codo con codo, mirándome. Antonio se ha vuelto a subir los pantalones, dejando ver su bulto descaradamente y abre el maletero.

Cristian: ¡Abajo!- Me hace agacharme y agarrándome la cara con una mano, con la otra saca su polla, que ahora está morcillona, y me la restriega por los labios- Tienes boquita de chupapollas. A ver qué sabes hacer.

Entonces me la mete en la boca, y al momento noto como empieza a crecer y ponerse  más dura, y siento que es de un tamaño normalito, teniendo en cuenta lo grande que es Cristian. A él le gusta que me centre en su capullo y me pie que pase mi lengua por todo su tronco. Levanta su camiseta por debajo el ombligo, dejando ver unos marcados abdominales y un hilillo de finos pelos que bajan hasta el pubis.

Mientras Antonio saca del maletero una nevera de playa y lo que parece una manta vieja. Lo deja todo frente al coche, donde los faros dan directamente. Oliver y Rubén, se levantan sin dejar de cascársela para coger una cerveza que Antonio les ofrece de la nevera.

Antonio: Ei colega tráelo para acá, que nos la va a chupar a los cuatro.

Oliver: Es verdad, Cristian. Que nos la chupe a la vez, que como tengamos que ir por turno... Yo no aguanto. Jajaja.

Antonio: Y él menos que ninguno. Con lo caliente que está es capaz de correrse y dejarnos con el cipote duro.

Cristian: Que va. A este pijo me lo follo yo por mis muertos.

Antonio llega hasta dónde estamos y me coge por el cuello de la camiseta, obligándome a escupir de nuevo una polla. Sin que pueda levantarme me lleva a rastras donde está la manta, quedándome ahí de rodillas. Entonces me lanzo a la polla gorda de Rubén, que vuelve a tensar mis labios. Oliver me restriega la suya por la cara, humedeciéndome los cachetes. Antonio me da pollazos en el hombro. Y Cristian vuelve a estar a mi lado, ahora sin camiseta, mostrando un cuerpo delgado pero fibrado, con un pirsin en el pezón izquierdo.

Voy alternando esas cuatro pollas en mi boca. Mientras me como una, pajeo otras dos, o me meto dos a la vez en la boca y paso mi lengua por ellas. No me reconozco, me lo estoy pasando en grande con aquellos cuatro putos canis.

Cristian: Así, joder. Que bien la chupas.

Oliver: Y decía que tenía poca experiencia, el muy maricón.

Antonio: Es una putita tragona. ¿Verdad, puta? Mírame.

Yo levanto la vista y le sostengo la mirada mientras me folla la boca, hasta que siento que me falta aire.

Rubén: Déjamelo a mí, nen- De un golpe me mete su polla, sin que me diera tiempo a coger aire después de los embistes de Antonio- Ninguna tía había sido capaz de meterse mi churra entera en la boca. Lo flipo con el colega.

Antonio: Pues no tiene experiencia. Jajaja- Los cuatro ríen.

Oliver: Venid- Dice sentándose de nuevo sobre la pila de cajas- Vamos a ponedlo a cuatro patas.

Junto a él se sienta Cristian, mientras que Rubén se pone de rodillas junto a mí y Antonio ha vuelto a su asiento del Audi a buscar algo. Cristian me lleva con él y me hace chuparle los pezones, dedicándome bastante al que tiene el pirsin; pero al momento Oliver vuelve a hacerme tragar su polla, y vuelvo al momento a la de Cristian y después con Rubén. Todos pasan de follarme la boca como salvajes a dejarme hacer a mí solito, mientras beben cerveza. Antonio vuelve al momento, se ha quitado su gorra, y la ha sustituido por algo que parecen unas...¡¡¡bragas!!!

Son de encaje color violeta y se las ha colocado a modo de tocado. Los demás le ríen la gracia, mientras a mí me la vuelve a meter hasta la campanilla. Viene sin camiseta y tiene el tatuaje de un tribal en el pecho y algo escrito con lo que parece élfico en el oblicuo.

Antonio: Menudo mamón que estás hecho. ¡Cómo te gusta fumar de rodillas! ¿Verdad?

Oliver: Así loco, dale cañita. Éste es de los que cuanto más cabrones seamos con él, mas cerda se pone.

Cristian: Joder, ya te digo. No se queda satisfecho.

Antonio: ¿Si? ¿Es verdad? ¿Nunca te quedas satisfecha, guarra? Si se veía que eras una guarrona. Venga, nen, tragaaaaa- Entonces me agarra del pelo y me folla la boca a lo bestia.

Rubén: Ponte a cuatro- y me hace levantar el culo para apoyarlo sobre mis piernas, pero sin que Antonio me deje de reventar la garganta- Ufffff, que culazo.

Me baja las calzonas negras y los calzoncillos de un tirón, dejándolos por debajo de las nalgas, de modo que todo mi culo queda a la vista de esos cabrones. Entonces siento una hostia ahí que me coge desprevenido y trato de incorporarme.

Antonio: ¿Qué haces? Sigue mamando, carajo- Y me retiene, impidiéndome que deje su polla.

Oliver: Tiene un culazo, el cabrón. De los que me gusta romper.

Cristian: ¿Y tu crees que no va a estar roto ya? Quillo mándalo para acá.

Antonio: Venga, nena, ve a complacer a mi colega- Pero antes, toma, para que te veas guapa.- Y me pone las bragas en la cabeza- Venga a chupar polla, pero ve como un perrito que quiero verte contonear el culo ese.

Voy hacia donde está Cristian, que me espera con su polla apuntando a mi boca.

Oliver: "Chu-chu"- Se ríe de mi imitando el sonido de un tren que avanza.- Llegando a su destino.

Sus amigos se ríen y me dan tortas en las nalgas. Es Rubén el que me da un bocado en la nalga derecha que me hace gemir. Pero la polla de Cristian en mi boca me lo impide. Oliver se coloca detrás de mí, y pasa su polla por mi raja. Rubén se levanta e intenta meter su polla en mi boca pero sin que Cristian me saque la suya, algo imposible teniendo en cuenta el grosor que gasta Rubén.

Cristian: Imposible tío, tu nabo es muy gordo, mucho es que se le cabe.

Antonio: Verás que no. Jajajaja. Sólo hay que lubricarle bien la boca- Sus manazas me levantan la cabeza y me echa un chorreón de cerveza que cae por mi cara.

Cristian: Jajaja. Que perro eres.

Rubén: ¿Es difícil comérmela?- Me dice con guasa- Chúpame la polla, puta- me agarra el pelo y me mete la polla en la boca, marcándome el ritmo- Así, que vamos a hacer carrera de ti. Mmmmmm. Que bien la mamas joder, como me calientas.

Oliver: Venga, me toca- me da una hostia en el culo y se pone a mi lado, esperando su turno- Saca la lengua- Entonces choca su polla con ella, mientras bebe sorbos de cerveza.

Al momento estoy chupando de nuevo la polla a Cristian, mientras la mano de Antonio me empuja hacia ella, después paso a comerme la de Rubén. Después tengo que ir a cuatro patas hasta el capó del Audi, dónde Antonio me espera apoyado en él, pero cuando con la boca abierta espero su polla me da un empujón, que me hace mirarlo con deseo frustrado.

Antonio: Sin levantarte, da una vuelta enseñando el culo.

Hago lo que me dice, mientras voy recibiendo tortas cada vez que paso frente a uno de esos tíos.

Antonio: Muy bien, puta. Ahora date prisa y ven a chuparme la polla- Llego hasta dónde está y me pongo de rodillas para llegar a su miembro que vuelvo a degustar con ganas- A ver tu sombrerito- Me quita las bragas que él mismo me puso en la cabeza y sin advertencia alguna me sacude con ellas en la cara para volvérmelas a poner mientras ríe.

No dejo de mamar en ningún momento, y saboreo esas pollas mientras me dicen cosas humillantes. El convertirme en el juguete de esos canis me pone como nunca había estado. Siempre había despreciado a esa clase de tíos que van de peligrosos por las calles de Sevilla y en más de una ocasión le habría roto la cara a alguno. Pero ahora estaba ahí chupándole la polla a cuatro de esos canis. Y lo estaba disfrutando como nunca.

Otra vez me hacen ir a cuatro, con el culo al aire, hasta las cajas, dónde Cristian espera. Al paso sigo recibiendo sonoras bofetadas en el culo, que me calientan mucho. Mientras se la como, Antonio se ha colocado detrás mía y manosea mis nalgas. Entonces escupe varias veces en mi agujero y después sobre su polla, y me la clava.

Antonio: Ya no aguanto más, colega, te quiero petar.

Tras varios esfuerzos siento que su capullo ha atravesado mi culo. Tras una primera punzada de dolor, el placer aparece pronto, y comienza el mete-saca. Ahogo un grito con el bombeo de la polla de  Cristian en mi boca.

Antonio: Asíiiiiii. ¡Que ganas tenía, jodeeeeer!

Rubén: Lo está flipando, mirad la cara de zorra que pone.

Yo: Ahgggg ahgggg.

Oliver: Eso es loco, fóllatelo. Dale rabo ¿Te gusta tío?

Antonio: Tiene un culo de puta madre. Tela de estrecho, no veas como aprieta el cabrón.

Cristian: ¿Y a ti te gusta?- Me dice sacándome la polla de la boca en espera de respuesta. Pero yo no aguanto mucho sin ración de rabo, así que vuelvo a tragármela- Uffff. Cómo te gusta un cipote, puta.

Oliver está sentado junto a Cristian, y me levanta la camiseta por la espalda, pero del tirón acabo sobre su regazo, y cambio la polla de Cristian por la suya, pero mantengo agarrada la de Cristian con la otra mano y paso de una a otra, succionando ruidosamente.

Oliver: Jajaja. ¿Cómo se puede ser tan puta? Ya se la mete en la boca sin que se lo pida. Jajaja.

Yo: Ahhhhh

Antonio: Así tío. Disfruta, que no veas lo bien que lo estoy pasando yo con este culo que tienes. Ufffff. Es una pasada.

Cristian: No digas eso, que ya le tengo ganas y a ver si te vamos a quitar el sitio, cabrón. Jajaja.

Antonio: Que va tíos, esperad un ratito. Este culo es para disfrutarlo bien- Y me arrea una hostia en él.

Rubén: Venga tío, dale duro, que quiero oírlo.

Antonio da unas cuantas embestidas, mientras sus amigos lo animan, y con cada una de ellas se me escapan gemidos mientras saboreo esos rabos tan deliciosos. Pasan unos minutos en los que Antonio parece querer perforarme.

Cristian: Venga va. Me toca.

Se levanta de un salto y Antonio saca su polla de mi culo, para sentarse donde estaba su amigo sin dejar de pajearse. Cristian me abre las nalgas, escupe también sobre mi agujero y me la mete de un golpe. En esta ocasión no hay una punzada de dolor, sólo placer.

Yo: Ahhhhh. Mmmmmmm.

Oliver: Jajajaja. Quillo lo has enamorado.

Todos ríen de mi exclamación y envalentonado, Cristian la saca para meterla al momento, haciéndome sentir de nuevo ese placer. Me agarra de las caderas y me atrae hacia su polla una y otra vez. Comenzando a follarme bastante fuerte.

Debo dejar ir la polla de Oliver porque se levanta para ponerse junto a Cristian y coger su vez, aunque él se resiste. Yo, viendo mi boca libre me lanzo hacia el nabo de Antonio. Me pone el pensar que hace cosa de minutos estaba dentro de mí. Él bebe cerveza y mueve las caderas para facilitarme la mamada.

Antonio: Vamos, tío, rómpeselo. Que la está chupando como una guarra.

Cristian: Ufff. Este tío es una maravilla.

Antonio: Ya te lo dije yo. Su culo se agarra a tu polla y no la deja ir.

Rubén: Mira su cara, como lo disfruta el maricón.

Yo: Aghhhhhhh.

Oliver sigue pajeándose junto a mí, se inclina y me quita la camiseta, que deja tirada por ahí. De manera que sólo llevo las calzonas, que me llegan por las rodillas y las bragas moradas que Antonio me puso en la cabeza. Oliver aprieta mis pectorales desnudos y pellizca mis pezones, llamando la atención de Rubén, que se pone también a manosearme el pecho.

Rubén: Está tela de fuerte el cabrón.

Oliver: Se lo curra en el gimnasio.

Antonio: Claro, para llamar la atención de otros notas. Porque tú vas a lo que vas. ¿Verdad?- Me dice- Que te las matas callando y después te pones a cuatro para recibir polla- Vuelve a pegar un sorbo a su cerveza- ¿Te mola esto?

Me levanta la cara para que lo mire directamente, saliendo su polla de mi boca. Pero entonces Oliver me la vuelve a meter de sopetón.

Oliver: Venga tío, chupa la polla que ahora te va a reventar el culo.

Se la mamo y hago que me llegue hasta el fondo, mientras las embestidas de Cristian son cada vez más brutales. Le como los huevos y gime, haciéndome ver lo mucho que le gusta. Justo cuando creía que se iba a correr, Cristian saca su polla de mi culo y cede su sitio a Oliver.

Oliver se arrodilla detrás de mí y me la mete cogiéndome de los hombros para coger impulso. Antonio me hace agachar la cabeza para volver a metérmela en la boca. Rubén me da pollazos en el hombro para reclamar mi atención, hasta que me incorporo un poco para comérsela, pero sin permitir que el nabo de Oliver salga de mi culo.

Antonio y Cristian follaban de puta madre, pero Oliver ya era distinto, coge el ritmo y va avanzando en rapidez hasta que para de sopetón, me la saca y la mete de golpe, sintiendo cómo sus huevos chocan con los míos y cómo mis nalgas rebotan en su cuerpo.

Cristian: ¡Espera! Para que entre mejor- Y echa un chorreón de cerveza de su lata por mi culo, sintiendo el líquido frío escurrir por mis nalgas.

Oliver: ¿Qué haces, capullo? No le hace falta eso. El culo se le abre solo. Al paso de mi polla.

Antonio: ¿A que está de arte?

Oliver: Jodeeeeer. Es para follárselo de vez en cuando. Ya habeis pasado los dos por él y aun lo tiene cerradito que da gusto.

Rubén: Me estáis matando cabrones. Daos prisa, coño.

Oliver: Lo vas a flipar, tío, cuando la tengas aquí dentro.

Rubén: Si lo sé no os dejo antes.

Cristian: Jajajaja. Si mongolo. Tú te lo follas primero y nos lo encontramos con todo el culo abierto.

Oliver me pone la mano en la cabeza y me la hace bajar, para que siga chupando la polla de Antonio, pero él me levanta la cara y me hace beber cerveza, para después devolverme a su rabo.

Rubén: A ver, tío. Que me la chupe a mí ahora, que me lo voy a follar ya.

Tras un ratito chupándosela, en el que ha llegado hasta mi campanilla follándome la boca mientras me dejaba sin aire, Rubén se pone detrás de mí, escupe en mi agujero, y hunde la cabeza de su polla en mi interior.

Yo: Ahhhhhhhhhh.

La polla de Rubén destaca por gorda, algo llamativo teniendo en cuenta lo delgado que es. Como le cuesta, la saca otra vez, echa varios lapos en mi ojete y me a una cachetada.

Rubén: Verás que ahora te entra.

Yo: Despacio, por favor. Aghhhhhhhhh.

Aunque me la mete con cuidado, las paredes de mi culo se resisten a esa polla.

Cristian: Le echo cerveza en el culo, que es mejor que la mantequilla.- Y arroja de nuevo el frío líquido por mi raja.

Oliver: Jajaja. Que capullo eres, colega. Tu todo lo arreglas con cerveza. Rubén déjasela dentro un momento y estate quieto. Deja pasar unos segundos para que se ajuste a tu polla y entonces empujas.

Efectivamente, siento que tras dejar pasar un rato, el cipote de Rubén ya no me duele, y él aprovecha para terminar de meterla. Siento como si estuviera relleno por dentro y noto que me llegan ganas e ir al baño por tener el culo completo. Rubén empieza un mete-saca fuerte, mientras yo tengo las pollas de Cristian y de Oliver al mismo tiempo en la boca.

Yo: Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

Rubén: Hostia, putaaaaaaa. Que culamen tiene el muy cabrón.

Antonio: Jajajaja. No me creo que se la haya tragado entera por el culo.

Cristian: Ya ves tío. Jajaja. Es tela de vicioso el muy guarro.

Rubén: Ufffff. ¡Que pasada!

Rubén se inclina sobre mi espalda para seguir follándome a su ritmo, y yo me inclino y chupo la polla de Antonio. Cristian se sube a mi espalda y agarra las bragas que llevo sobre la cabeza y tira de ellas hacia atrás como si fueran unas riendas y yo su caballo, mientras me da pollazos en la nuca. Oliver coge mi mano y me hace pajearlo, inclinándose para que alterne en mi boca su polla con la de Antonio, que se resiste a dejar de follármela.

De esta manera pasan todos por mi culo y repiten, turnándose para montarme a cuatro patas mientras se la chupo a los otros. Entre ellos se animan para darme más caña y dicen cosas humillantes, pero lo único que hacen es excitarme más.

Después de un rato me hacen levantarme y siento como mis rodillas están entumecidas de la misma postura, y me termino de quitar las calzonas y los calzoncillos. Me llevan hacia el coche, abren la puerta de atrás y me tumban boca abajo en el asiento, sobresaliendo mi cabeza y mis pies por cada lado del Audi. Entonces es Oliver el que se pone encima mía, mete sus piernas entre las mías y de un único esfuerzo clava su polla dura en mi culo, mientras Rubén me hace coge de la cabeza y se pone a bombearme la boca apoyado en la puerta. Los cuatro se turnan de nuevo un buen rato en esa posición. Los oigo resoplar y decirme guarradas al oído, me tiran del pelo y pellizcan mis pezones, chupo sus pollas y me las clavan en el culo una y otra vez. Yo estoy sudado y acalorado, pero de vez en cuando llevo una mano para atrás para presionar la espalda del cani de turno e impulsarlo más sobre mi culo. Ellos me animan a mí a que lo disfrute, algo que desde luego estoy haciendo. "No puedo creer lo que está pasando".

Por el color del cielo ya es claramente de día cuando deciden que es suficiente, y que llegó la hora de irse. No sé cuánto ha pasado, pero me siento agotado. Antonio me está follando el culo cuando noto que sus embestidas aumentan de ritmo.

Antonio: Jodeeeeer como me pones, cabrón. Ahhhhhhhhhhh.

Entonces siento un cosquilleo en mi culo y como algo espeso lo llena. Antonio se ha corrido dentro de mí.

Cristian: Illo, guarro. Que te has corrido en su culo, ahora paso de metérsela.

Antonio: Fuffff. Tío si desde el principio he tenido que hacer parones cada vez que la tenía dentro de su culo porque es metérsela y querer correrme- Me la saca pero no se retira, si no que abre mis nalgas y observa como su semen sale de mi ano- Vaya culazo que tienes, cabrón. Escupe mi lefa a borbotones. Jajaja.

Entonces muy rápidamente me clava su polla, aun dura, en mi culo, haciéndome gemir. Pero la saca tras un par de embestidas más. Entonces me vuelve a abrir las nalgas, se inclina y noto que me da un lametón en mi agujero.

Antonio: Mmmmmm. Nunca antes había probado mi leche. Jajajaja.

Oliver: Buaaaa. Qué asco. Jajajaja. Serás cerdo.

Rubén: Illo que maricón. Jajaja.

Cristian: Jajajaja. Hostias, a mí no te acerques más.

Entre risas, Antonio da la vuelta al coche y aparta a Oliver, a quien se la estoy chupando.

Antonio: A ver, tío, déjame, que quiero que me la limpie.- Y me la mete en la boca.

Rubén: En verdad ya es tarde tíos. Hay que acabar la faena.

Oliver: Pues hazlo con nota. Jejeje.

Entonces se coloca sobre mí y me la mete también de una clavada. Rubén es el más rudo follando, quizás debido a la anchura de su polla. Y me coge del cuello, mientras su delgado cuerpo choca una y otra vez con mi culo, llegándome su miembro hasta el fondo, y sonando como si alguien tocase palmas.

Cristian: Otro guarro. Tiene el culo lleno de la lefa de éste y va y se la mete.

Rubén: Uffffff ¿Y qué quieres que haga tío? Ufffff. Me da igual, estoy demasiado caliente.

Noto que la polla de Antonio se pone blanda y empequeñece en mi boca, hasta que se me sale debido a una de las fuertes embestidas de Rubén. Pero ya Antonio no hace nada para volver a metérmela de nuevo. Se seca el sudor de su frente con el brazo y se va a vestirse, dejándome en la boca el sabor dulzón de su semen.

Su sitio es ocupado por Cristian que me la mete el capullo de su polla mientras él mismo no deja de pajearse. Me coge la mano y me pide que le acaricie los huevos mientras se la chupo, dejando claro que quiere correrse en mi boca.

El bombeo de Rubén en mi culo es cada vez más bruto, hasta que en medio de grandes gemidos acaba corriéndose. Se deja caer sobre mi espalda, pero aun da algunos movimientos de cadera, ahora más suaves, hasta que se incorpora, sacándomela. También él se queda contemplando cómo mi culo escupe su semen, pero de pie, desde fuera del coche.

En ese momento también el bombeo de boca de Cristian aumenta. Me coge por la nuca e impide que eche la cabeza hacia atrás y embistiendo su polla hasta mi garganta se corre. Su leche cae directamente por mi esófago sin sentir su sabor.

Cristian: Buaaaaaaaaaaa. Uffffffff. Que pasada.

Rubén: Ya te digo, colega.

Los dos se retiran y con unos clinex se limpian sus pollas. Van en busca de su ropa y se las ponen junto a donde está Antonio. Juntos se sientan en las cajas, todos parecen agotados después del esfuerzo. Aunque no más que yo, y aún queda uno.

Oliver: Tío te voy a echar un poco de cerveza en tu culo, frótate, anda.

Me hace poner en pompa, con el culo fuera del coche, coge una lata y echa un chorro pequeño sobre mi raja, que baja por ella hasta llegar a mis huevos y después cae a la tierra. Yo me limpio como puedo y esparzo la cerveza sobre mi ojete, dándome cuenta de que él no pierde detalle de cómo lo hago.

Cuando decide que es suficiente, me vuelve a tumbar, esta vez boca arriba, con mis piernas abiertas saliendo por el coche. Él se mete entre ellas buscando mi agujero con su polla y la deja ir para dentro. Me coge por los hombros para coger impulso y penetrarme más fondo.

De todos es sin duda el más guapo, con sus facciones definidas y una sonrisa bonita con dientes muy blancos. Su pelo engominado está aún más brillante por el sudor de todo el ejercicio de hoy conmigo. Se quitó hace un rato la camisa, pero la camiseta que llevaba debajo se la quita ahora, mientras me bombea. Deja ver un cuerpo muy fibrado, no es tan delgado como Rubén, pero mucho menos ancho que Cristian. Está depilado totalmente, no sólo pecho y huevos, también piernas y pubis.

Me mira directamente a los ojos mientras me folla y parece que le gusta que le mantenga la mirada. Se muerde el labio, agarra mis pectorales con sus manos como si fueran unas tetas y me pellizca los pezones. Se deja caer sobre mí y siento su pecho contra el mío y sus jadeos en mi oído. Su cuerpo presiona mi polla que después de su estado de flacidez por el cansancio, se pone dura de nuevo. Sus embestidas son continuadas y me doy cuenta que levanto el culo para recibirlas. "No sólo es el más guapo, sino además el que mejor folla".

Oliver: Que bueno estás, tío. Que suerte encontrarte- Sonríe- No se encuentran tíos tan buenos y tan calientes a la vez".

Yo también sonrío y quiero que me dé más. Tengo ganas de sentir su polla todo lo dentro que pueda de mi culo. Doblo mis piernas y apoyo mis pies en el marco de la puerta para impulsar yo mismo mi culo hacia su polla. él lo agradece con un bombeo más fuerte, que me hace gemir.

Yo: Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh.

Desde fuera oigo hablar a los otros tres como si estuvieran a gran distancia.

Antonio: El muy maricón, que vicio tiene. Os digo que cuando Oli acabe aun quiere más.

Cristian: Pues conmigo va listo. Tengo ganas de meterme en el sobre y no me voy a levantar hasta las 3.

Rubén: Podíamos llevarlo con nosotros y usarlo de muñeca hinchable. Jajaja.

Cristian: Desde luego tiene más aguante que una muñeca.

Antonio: ¡¡¡¡Oli, acaba ya, joder!!!! ¡¡¡¡Que nos queremos ir!!!!.

Rubén: Déjalo, que ese culo es para follarlo a gusto.

Oliver aumentó su bombeo y sus huevos golpean mi culo una y otra vez, poniéndome aún más. Le agarro de sus nalgas y las aprieto, sintiéndolas duras y grandes como dos balones de fútbol. Al momento explota en mi interior, llenándome de leche otra vez el ano.

Oliver: Ahhhhhhhhhhhhhhhh. Uaaaaaaaaaaaa.

Se desploma encima de mí y lo envuelvo con mis piernas para que me dé unas últimas envestidas, como hicieron sus colegas.

Cristian: Jajaja. No, tío. No puedo más- Saca su polla y la agarra- Límpiamela.

Yo se la chupo como no lo hice con los demás. La succiono intentando quedarme con todo su sabor en mi boca. Le mantengo la mirada y él me acaricia el pelo dirigiendo los movimientos de mi cabeza. "Ha sido genial".

Cristian: ¿Acabaste?

Oliver: Si, joder. Porque estabais metiendo prisa.

Antonio: Loco, mira. Si es que es de día.

Efectivamente, el sol empezaba a llegar a los naranjos que nos rodeaban. Debían ser alrededor de las ocho. Pero yo seguía empalmado y lo cierto es que Oliver me había dejado con gana de más, a pesar de lo cansado que me encontraba.

Antonio: Ei, ¿no os lo decía yo? Éste quiere más.

Se había sentado ya en el asiento el copiloto, esperando a sus amigos, que ayudaban a Oliver a recoger su ropa, mientras él se vestía. Rubén trajo mi ropa y me la dio, yo rápidamente me cubrí mi entrepierna, pero a parte de una sonrisita, pasó de mí.

Antonio: ¿Alguien repite?

  • ¿Puedo yo?- Dijo una voz desconocida.

El susto fue general. Todos dan un brinco y yo me coloco de espaldas al coche, mientras sigo tapando mi entrepierna con mi ropa, para proteger mi desnudez.

Veo que frente a mí, a unos metros, hay un tío de unos 30 años, muy moreno de piel, lo que hace resaltar más el verde de sus ojos, su pelo está rapado por los lados y recortado por arriba, nariz ancha y labios carnosos. A pesar del susto aprecio que es un tío atractivo desde el primer momento en que me fijo bien en él. Lleva una camiseta beige desgastada y un pantalón de chandal bastante trabajado. Es musculoso y aparentemente no parece español.

Cristian: ¿Qué pasa, tío? ¿Qué haces aquí?

Desconocido: Yo trabajo aquí. Recojo fruta. ¿Vosotros qué hacéis aquí? Esto no es vuestro.

Todos nos quedamos pillados por un momento. Y yo prefiero dejar que sean los otros los que hablen, por vergüenza. Rubén parece querer hacer lo mismo, incluso diría que se refugia tras la anchura e Cristian. Oliver termina de ponerse la camisa y Antonio permanece en el coche, pero ambos miran también a Cristian. Está claro quién es el líder.

Cristian: No queremos problemas. Ya hemos terminado lo que vinimos a hacer y ahora nos vamos cagando leches, ¿vale?

Desconocido: Vosotros os vais. Él se queda- Y me señala a mí.

Tras unos segundos de duda, Cristian dice que no, pero no demasiado tajantemente para mi gusto. Los demás siguen sin decir nada, incluso yo.

Desconocido: No le hago nada malo. He visto lo que hacíais- Entonces se dirige a mí- Me gustaría unirme.

CONTINUARÁ