Este verano fue distinto

Este verano lo pase en la playa y se me hizo bastante corto gracias a la compañia de unas amigas muy especiales.

Este verano fue distinto

Este verano me he visto obligado a irme de vacaciones con mis padres. Ellos decidieron por mí que me vendría bien irme a la playa con ellos ya que desde que mi novia me dejó ellos me veían un poco triste. Con 25 años la verdad es que no hace mucha gracia irse con los padres de vacaciones un mes entero a un apartamento de la costa española, porque ellos querrán que este con ellos casi todo el tiempo. Como era de esperar hubo roces desde antes de empezar el viaje. Mi relación con ellos no es muy buena y tanta convivencia me pondría de los nervios.

El viaje en coche fue largo, pero bueno con mi música en mp3 se pasó pronto. Un par de días metido en el apartamento y discutiendo con mis padres bastaron para que un día después de comer la discusión fuese inaguantable y decidiese irme toda la tarde a la calle. Como el calor era sofocante y a mi la playa no me gusta demasiado decidí entrar en un centro comercial cercano a donde teníamos el apartamento alquilado. Al entrar vi un ciber y me sentí salvado. Allí estuve toda la tarde. Me metí un chat y hable con varias personas sobre cosas calientes. Al final de la tarde me fui a la playa a darme un baño y me volví a casa. Cuando llegué después de haberme ido cabreado y haber pasado toda la tarde fuera, no había nadie , solo una nota que decía que habían salido a cenar, así que lo que hice fue una paja para aliviarme del calentón de la tarde de chateo guarro y me acosté.

A la mañana siguiente dije que me iba hasta la hora de comer. Me pase toda la mañana en el chat y entable conversación con una mujer que se llamaba Miriam. La verdad es que conectamos enseguida. Me dijo que tenía 33 años y casualmente también estaba en el mismo sitio en el que yo veraneaba. Me sirvió para hablar con ella sobre todo lo que me había pasado y sobre las discusiones con mis padres y me encariñe de ella. Se hizo tarde y me fui a comer. Ella me dijo que se conectaría por la tarde si yo también me conectaba. Así hice, me fui a comer y volví al ciber para conectarme. Allí estaba Miriam. Estuvimos hablando toda la tarde y me enseño alguna foto suya. La verdad es que era una preciosidad de mujer. Era morena y con un cuerpo delgado y unos buenos pechos, pero tenía algo que me daba un morbo especial. Algo oculto. Después de toda la tarde hablando me dijo que en realidad no era una chica, que era un transexual. Se había operado de pechos pero el sexo aun lo tenía de chico.

Me llevaba tan bien con ella que no me importó mucho. Hablamos sobre lo bien que nos encontrábamos hablando el uno con el otro y lo bien que habíamos conectado. Ella sabía que yo era heterosexual. Yo le había contado todo sobre mi historia con mi ex y todo lo que había pasado y ella me contó sobre sus experiencias. Me explicó que me decía que era transexual porque le caía tan bien que no quería que hubiese engaños entre los dos. A mi me pareció bien su actitud y eso hizo que me pareciese mucho mejor persona. Me gusta la verdad por delante. Estuvimos hablando varios días mas hasta que un día decidimos conocernos y comer juntos.

Ese día me levanté muy nervioso. No sabía muy bien porque pero estaba nervioso. Yo a Miriam la veía como una amiga mas aunque aun no la conociese. Era encantadora, comprensiva y sabía escuchar, al menos por medio del ordenador. Llegué a la calle donde habíamos quedado como media hora antes y la esperé. Cuando llegó la hora en que habíamos quedado apareció al fondo de la calle una chica preciosa. Morena de pelo largo y un camina de lo mas sensual. Allí estaba ella. Era Miriam. Salí a su paso y ella sonrió al verme.

Hola soy Miriam. Eres mas guapo de lo que decías. –dijo sonriendo y dándome dos besos.

Yo Juan. Tu si que eres mucho mas guapa que en foto. –dije yo.

Bueno Juan me siento como si nos conociésemos de toda la vida. –me dijo mientras yo la observaba.

No me puedo creer que tu seas... –dije yo.

¿Que sea transexual?. -pregunto ella.

Si, eso es. Eres preciosa y mirándote nadie diría que tienes un secreto escondido. -dije riéndome.

Ella se rió dándome las gracias por el cumplido. Mirándola bien era toda una belleza de chica. Era alta, morena de pelo muy negro brillante. Era muy guapa y tenía un cuerpazo. Llevaba una falda rosa por las rodillas que la hacía un culo que quita el hipo y arriba llevaba una camiseta de manga corta blanca que ponía "sex girl" en color rosa. Los zapatos eran de tacón alto y atados a lo largo del tobillo. No fuimos a un bar que conocía ella porque decía que allí se comía muy bien. Allí comimos como dos buenos amigos, charlando de toda nuestra vida y nuestras cosas. Tomamos el café. Yo me empeñe en pagar la comida, tras un rato de discutir con ella. Afortunadamente los camareros siempre cogen el dinero al hombre antes que a la mujer. Después estuvimos hablando y ella me dijo que me invitaba a tomar algo a su casa y así seguir hablando. Allí estaríamos fresquitos. Al subir en el ascensor me dijo:

No vivo sola. Comparto piso con tres compañeras. –me dijo.

¿También son transexuales? -pregunté yo.

Si, también son transexuales. No te dará miedo, ¿no?

No, todo lo contrario. dije yo riéndome.

Eran sobre las 5 de la tarde cuando entramos en su casa. Al entrar Miriam llamó a sus amigas por si estaban en casa, pero no había nadie. Entramos y nos sentamos en el salón. Miriam me sirvió una coca cola bien fresquita y se sentó a mi lado. Se cruzó de piernas y giró el cuerpo mirando hacia mí. Cuando pensaba que en realidad era un hombre apenas podía creerlo. Tenía un cuerpo espectacular. Hablamos durante horas. Sobre las ocho de la tarde llegó una de sus compañeras. Yo me quedé como tonto mirando a la puerta. Era una rubita de melena corta y tenía 28 años. Venía con un pantalón de chándal y un top de color rojo que le marcaba mucho los pechos, los cuales eran bien generosos.

Mira Juan, esta es Magda. Una de mis adorables compañeras de piso. –dijo mientras Magda cerraba la puerta.

Hola Magda, yo soy... –dije mientras me levantaba pero no me dejo acabar.

Tu eres Juan, hemos oído hablar mucho de ti en los últimos días. -dijo Magda.

Si soy yo. Encantado Magda.

¿Dónde están Carmela y Almudena? –preguntó Miriam.

Se han ido a pasar el día fuera y supongo que volverán tarde. Bueno Juan tengo que cambiarme que ya casi voy tarde para trabajar. – me dijo ella haciendo ademán de meterse a cambiar.

¿En que trabajas? –pregunté yo.

Soy camarera en un bar de ambiente. –contestó mientras se metía a cambiarse disculpándose.

Oye, ¿todas las transexuales sois tan guapas y parecéis tan mujeres? –le pregunté a Miriam.

No, las hay mas guapas. –contestó ella riéndose.

Mientras seguí hablando con Miriam escuche la ducha, luego un portazo y un par de minutos después salió Magda vestida de una forma de lo mas sexy. Me dio un beso para despedirse y decirme que estaba encantada de conocerme. Justo al abrir la puerta aparecieron dos chicas espectaculares. Eran Carmela y Almudena que volvían. Yo me levanté para saludarlas.

Mirad chicas, este es Juan. –me presentó Miriam

Hola Juan. Dijeron las dos casi al unísono.

Esta es Carmela, y esta es Almudena. –decía Miriam mientras yo le daba dos besos a cada una.

¿Te quedaras a cenar Juan? –preguntó Almudena.

Yo... –dije dubitativo.

Claro que si Juan, tu te quedas y cenas con nosotras. –dijo Miriam.

La cena fue muy agradable y mantuvimos una conversación muy animada. Los días siguientes veía a Miriam todos los días. Quedábamos para ir a comer o cenar; salir de compras; ir a la playa; al cine; a tomar unas copas; o simplemente para charlar y estar juntos. Me pasaba horas y horas en casa de Miriam y sus compañeras, viendo la televisión o jugando a algún juego. Así fue durante algo mas de una semana.

Una noche como otra cualquiera cenamos en casa de las chicas. Yo llevé unas botellas de vino como acto de cortesía. La cena fue como todas, charlando y riendo. Las botellas de vino volaron en la cena. Después de cenar nos tomamos unas copas y decidimos irnos al bar donde trabajaba Magda a seguir la juerga allí. Cuando llegamos vi como Miriam saludaba a mucha gente conocida. Entramos en el bar y nos fuimos a la barra a saludar a Magda. Nos pedimos tres martinis para Miriam, Carmela y Almudena y yo me pedí un whisky con cocacola. Magda estaba en la barra y cuando no tenía que atender a nadie se paraba a charlar un rato con nosotros. Las chicas se bebieron el martín como si fuera agua y yo tarde un poco mas en terminarme el whisky. A mi me sube mucho el alcohol y entre el vino y el whisky estaba ya algo alegre. Yo no quería pero Magda en cuanto vio que me había terminado mi copa me puso otra.

Cuando Magda terminó su turno eran ya las 2 de la mañana y nos fuimos a casa de las chicas. Nos acompaño también el novio de Magda, que era un hombre de 48 años llamado Ricardo. Estuvimos jugando unas partidas a las cartas hasta que Ricardo y Magda se pusieron cariñosos y se fueron a la habitación. Carmela y Almudena también se fueron a acostar. Nos quedamos Miriam y yo y decidimos ver una película. Yo iba algo borracho y me fui a sentar al sofá. Miriam puso una película de miedo, apagó las luces y se sentó a mi lado. Empezamos a ver la película.

¿Estas bien? ¿Quieres algo? –me preguntó mientras me acariciaba delicadamente.

No gracias. Pero si voy a ir al servicio. –le dije yo.

Me levanté y me dirigí al servicio. Al pasar por la puerta de Ricardo y Magda escuche unos gemidos pero no hice mucho caso. Entre al servicio y al salir apague la luz del baño y también la del pasillo. Iba algo mareado por el alcohol pero veía una franja de luz que venía de la Habitación de Magda. La puerta estaba entornada y en la raja observé a Magda que se la estaba chupando a Ricardo y la verdad es que me puse algo cachondo al ver la escena. Me toque por encima del pantalón y note mi polla bien dura a pesar de la cantidad de alcohol que había ingerido. Decidí irme a seguir con la película antes de que me descubrieran como mirón.

Me senté al lado de Miriam y ella se acurrucó a mi lado. Su mano se poso en mi pierna y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Por una lado no quería que pasara nada. Al fin y al cabo era un hombre y yo soy heterosexual, pero por otro, la escena que había visto me había puesto de lo mas caliente. Miriam subió la mano por mi pierna hasta llegar a mi paquete.

¿Te molesta? –me preguntó con una vocecita suave y tímida.

No. Bueno no se. Yo... –y mientras yo decía esto ella me desabrochaba el pantalón y bajaba mi cremallera.

Puedo parar si tu quieres. –me dijo mientras pasaba sus labios por mi cuello.

No, no pares. –dije yo con un calentón enorme.

Ella me sobó el calzoncillo y luego metió la mano dentro para agarrarme la polla mientras me besaba mi cuello y metía su lengua en mi oreja. Yo la verdad es que estaba algo confuso. Había bebido mucho y estaba muy caliente. Yo no pensaba en Miriam como un hombre, sino como una hermosa mujer llena de lujuria y de lo mas morboso. Sabía que si entraba en ese juego me iba a ser difícil salir, pero me deje hacer. Miriam sacó mi polla y me empezó a masturbar. Después me dijo al oido:

¿De verdad quieres que siga?

Si, por favor. –dije yo mientras le acariciaba la espalda.

Entonces ella muy despacio y sin dejar de tocarme bajo su cabeza hasta meterse mi polla en su boca y me la empezó a chupar. Mi polla entraba y salía de su boca una y otra vez mientras ella jugueteaba con su lengua y me sobaba los huevos. Me puso tan caliente que no tarde en ponerme a punto para correrme y le avisé.

Miriam si no paras me voy a correr. Dije yo con voz entrecortada.

Ya lo se. -dijo ella volviéndose a meter mi polla en su boca hasta que me hizo correrme.

Mi leche inundó su boca y yo me estremecí por unos momentos mientras ella con otro ritmo seguía chupando mi polla mientras apretaba con sus labios el tronco de mi polla. Después ella se levantó y me dijo que era hora de irse a acostar. Yo le acompañé a la cama. Se puso un camisón cortito y unas braguitas y yo me quedé en calzoncillos. Mi borrachera seguía evidente y ella me ayudó a tumbarme en la cama. Yo me quedé dormido enseguida.

A la mañana siguiente me desperté algo cansado y con una buena resaca. Miriam ya no estaba en la cama, ni siquiera se si durmió a mi lado. Me levanté y estaba haciendo la comida porque eran ya casi las dos de la tarde.

¿Qué tal has dormido? –me preguntó.

Bien, pero me duele un montón la cabeza. -respondí yo.

A mi también, además me duele el cuello de dormir en el sofá. –dijo Miriam

¿y porque no has dormido en la cama? –pregunté yo inocentemente.

Es que no sabía se eso te iba a molestar entonces preferí dormir aquí. –dijo sin apartar la vista de lo que estaba haciendo en la cocina.

Entonces ayer tu no... –me quedé sin terminar la frase pensando en si la mamada había sido realidad o sueño.

Yo no que. –dijo ella.

Nada déjalo, bebimos demasiado ¿verdad? –dije yo desviando el tema.

Si, y esta noche más. Hay una fiesta en el bar de Magda. Vendrás ¿no? –me preguntó.

Uff, no se. Supongo que si, pero creo que debería ir a comer a mi casa para ver a mis padres, que no se si me darán por desaparecido ya. –dije riéndome.

Ese día me fui a comer a mi casa y al entrar estaban ya comiendo. Me dijeron que me hiciera algo porque no contaban conmigo para comer. Les dije que esa noche también dormiría fuera y no pareció importarles mucho.

Al llegar la noche fui a casa de Miriam y se estaba arreglando.

Dame un minuto. Coge una cerveza si quieres.

Vale, tranquila. ¿Donde están Carmela y Almudena? –le pregunté mientras abría el frigorífico.

Han salido a cenar y luego se pasarían por la fiesta –me dijo mientras entraba al salón poniéndose los pendientes.

Estas preciosa. –le dije mirándola de arriba abajo.

Llevaba un vestido blanco con una falda voleada por la rodilla que dejaba ver perfectamente todo el esplendor de sus piernas. Me quedé absorto mirándola y pensado en ella como mujer. Aun no sabía si la mamada de la noche anterior era real o no lo era, pero sea como sea la mamada fue increíble. Yo tenía la cabeza hecha un lío.

Salimos para el bar y al llegar estaba lleno de gente. Había mucha marcha en el bar. Había grupos de chicos gays y también había mas transexuales y travestis. Algún tío se acercaba a mi insinuándose y Miriam decidió agarrarme para que vieran que estaba con ella. Me presentó a algún amigo y amiga suya. Tenía unas amigas que estaban de vicio. Había dos lesbianas que me presento que eran altísimas. Una rubia y otra morena y me ponían de lo mas cachondo. Empezamos con un par de cervezas, luego unas copas y luego entre las copas chupitos y más chupitos. Yo estaba que me caía de lo borracho que iba. Como estaba muy mareado Miriam me llevó a su casa para que me acostara y se me pasara la cogorza. Las demás se quedaron a seguir con la fiesta.

Una vez allí me llevó a su cama y me desnudó. Yo notaba como me pasaba la mano por mi paquete. Me quede tumbado mientras ella se cambiaba y estuve mirándola. Al ver ese cuerpo me puse algo cachondo. Era algo que me daba morbo. Esa dualidad. Era hombre pero parecía mujer. Me ponían a mil sus pechos. Además con lo borracho que iba no pensaba mucho en lo que podría pasar. Solo el verla con ese camisón negro y esas braguitas mitad negras mitad blancas me puse a mil.

Cuando se tumbó a mi lado mis manos fueron a parar a sus pechos y empecé a magrearla.

¿Qué estas haciendo Juan? –me preguntó ella

No se Miriam, me vuelves loco. –respondí yo.

¿si? –me preguntó con voz picarona.

Sabes ayer soñé contigo. –dije yo sin dejar de tocarle los pechos.

La mamada de ayer no fue un sueño. Me dijo ella al oído mientras su mano bajaba a mi paquete.

Entonces sonó el teléfono. Miriam se levantó y lo cogió. Yo solo escuchaba hablar en voz baja. Aproveche para ir al servicio y al volver ella estaba esperándome en la puerta.

ven que te ayudo porque si no con el pedo que llevas te vas a caer. –me dijo mientras me agarraba por la cintura.

Gracias, guapetona. -dije yo.

Al llegar a la cama me deje caer y ella se rió. Entonces me puse muy caliente de verla con ese camisón. Estaba muy sexy.

No me puedo creer que tengas polla con lo hermosa que eres. –dije muy borracho.

Si quieres te la enseño. –me dijo sonriendo mientras se metía en la cama y me empezaba a tocar mi polla bajándome el calzoncillo.

Lo haces muy bien Miriam. Me pones a mil. –dije yo dejándome llevar.

Me alegra que te guste. –dijo mientras bajaba su boca y se metía mi polla hasta dentro.

Entonces ella empezó a chupar y chupar. Mi polla se puso enorme y bien dura. Después de ponerme bien caliente se tumbó a mi lado y dándome besos en la oreja me dijo:

Vamos. Ahora tócame tu. –y según decía eso me llevó mi mano a su entrepierna.

Quiero vértela. –dije yo sin saber lo que decía cuando toque su polla que estaba algo dura.

Entonces Miriam se puso de pie en la cama y se quietó las braguitas. Su polla estaba tapada con el camisón pero se notaba el bulto. Se puso de rodillas delante de mi cara y se subió el camisón dejando al aire su polla. Yo me quede mirándola mientras Miriam se quitaba el camisón y dejaba al aire también sus pechos. Me acarició la cabeza y dijo:

Vamos Juan, acércate y metela en tu boca –me dijo mostrándome su polla.

Y yo como si estuviese hipnotizado acerque mi cabeza a su polla. Miriam me agarró suavemente del pelo y lo acercó a su polla diciéndome que se la chupara. Yo abrí la boca y me dejé llevar. Su polla entró en mi boca y yo empecé a chupar como si fuera lo mas natural del mundo. Después de un rato ella se tumbó y yo me puse a cuatro patas a chuparle la polla. Ella pasaba sus manos por mi cabeza y mi espalda. También me acariciaba mi polla y alguna vez notaba como pasaba sus dedos por mi ano. Ella se giró un poco y se puso debajo de mi. Estábamos haciendo un 69. Su polla seguía entrando en mi boca y la verdad que estaba tan cachondo y me ponía tan caliente estar con un transexual que no me importaba aunque me consideraba heterosexual. Ella se metió mi polla en su boca pero de vez en cuando la sacaba y me chupaba los huevos y pasaba su lengua por mi ano, metiendo incluso la punta lo mas dentro que podía.

Después me dijo que me cambiase y me di la vuelta. Estaba muy mareado y ella me manejaba a su antojo. Se puso detrás de mi y note como su polla se restregaba por toda la raja de mi culo. Entonces me dijo:

Juan ¿estas seguro que lo que quieres es esto?

Si. No. No se Miriam yo estoy confuso. –conteste yo.

Entonces ella llevó su mano a mi polla a la vez que ponía la punta de su polla en la entrada de mi ano y al ver que mi polla estaba totalmente dura dijo:

No creo que estés muy confuso según tienes la polla. –y diciendo esto empujó su polla dentro de mi culo.

Yo gemí. No me dolía pero era algo molesto tener algo entrando y saliendo de mi ano, pero mi polla estaba a punto de correrse. Entonces noté como un líquido inundaba mi culo y en ese momento yo también me corrí derramando todo por las sabanas que luego tuvo que cambiar Miriam para poder dormir en ellas. Mi culo chorreaba pero cuando Miriam sacó su polla de él bajó su cara y empezó a lamérmelo mientras se tragaba todo semen que salía de mi ano.

Después de eso nos acostamos y dormimos como bebes. Cuando me desperté tenía un gran dolor de cabeza y pensé que otra vez había sido un sueño, pero la pequeña molestia de mi culo me hizo darme cuenta que había sido totalmente real. Me levanté y me fui a orinar y al volver estaba Miriam despierta y de pie esperándome a los pies de la cama.

¿No puedes dormir? –me dijo.- apenas ha pasado media hora.

¿Solo? Dije yo.

Si solo, ven que te voy a hacer una cosita para que duermas mejor. –me dijo mientras se arrodillaba ante mi y se metía mi blanda polla en su boca.

Yo notaba como mi polla se empezó a poner dura dentro de su boca. Entonces sonó la puerta de la calle. Eran Almudena y Carmela. Escuchamos como se metían a su habitación. Miriam no dejó de chuparmela hasta que me corrí en su boca. Después nos volvimos a la cama a dormir, ahora si, toda la noche.

Por la mañana la resaca era descomunal. Un dolor de cabeza y un malestar recorrían mi cuerpo, sin contar con que mi culo estaba algo raro. Ese día comí con ellas y luego estuve dos días en mi casa sin ver a Miriam pensando en todo lo que me había pasado y planteándome mi heterosexualidad. Lo que determine es que al fin y al cabo Miriam era una mujer por que ella se sentía así.

El fin de semana me dijo que me fuera a ver una película a su casa y así hablábamos. Cuando llegué a su casa estaban haciendo la cena y Magda estaba sentada viendo la televisión. Me extraño que no estuviera trabajando y me enteré que es que había roto con Ricardo y además no le habían renovado el contrato. Miriam dijo que nos quedaríamos en casa a pasar la noche para hacerla compañía.

Después de cenar nos pusimos a ver la película. La película era otra película de miedo. Nos sentamos los tres en el tresillo y vimos la película tomando algunas copas. Yo estaba entremedias de las dos y en algunas escenas de miedo ellas se abrazaban a mi. Noté como la mano de Miriam bajaba disimuladamente a mi paquete hasta que consiguió ponérmelo duro.

Juan, Magda esta triste y la tenemos que animar entre los dos esta noche. –me dijo para acto seguido bajar y meterse mi polla en su boca.

Entonces Magda se puso de pie en el sofá delante de mí y subiéndose un poco la falda dejo su polla al descubierto. Yo agarré su polla y empecé a masturbarla a la vez que metía su punta en mi boca. Su polla se hizo cada vez mas grande pero yo seguía metiendola y sacándola entera de mi boca. Miriam seguía chupando pero cuando vio que mi polla iba a explotar se levantó y se fue al baño. Al poco volvió con un tubo de crema que me echó en mi ano. Miriam me dijo como ponerme y Magda se puso detrás de mi y me empezó a encular mientras Miriam me daba su polla para que se la chupase.

Una vez que llevaba un rato así sonó la puerta y eran Almudena y Carmela que volvían a casa. Yo supuse que se cortarían un poco y dejarían de follarme, pero no fue así. Carmela y Almudena se sentaron enfrente y se empezaron a besar y a tocar mientras me miraban. Poco después note un liquido caliente en mi culo y como las embestidas de Magda fueron aminorando de velocidad. Entonces Miriam se puso detrás y metió su polla en mi culo. Almudena y Carmela se pusieron delante de mi y me dieron sus pollas para chupar. Alternaba una y otra y alguna vez me querían meter las dos a la vez en la boca. Miriam no tardo en correrse y fue reemplazada por Carmela que me empezó a meterla mientras le decía cosas a Almudena.

Yo estaba de lo mas cachondo. Eran cuatro preciosidades. Si, tenían polla pero me daban muchísimo morbo. Mi culo ardía al notar la polla de Carmela que no tardó mucho en correrse. Por ultimo fue Almudena la que me folló el culo. Después de eso creía que descansaríamos pero no fue así. Me dieron la vuelta y me colocaron boca arriba. Allí me empezaron a chupar la polla y a meter sus pollas en mi boca para follarme el culo alguna vez mas y correrse en mi boca dos de ellas. Por ultimo Magda agarró mi polla y me hizo la mejor mamada que nadie me ha hecho nunca. Cuando me corrí en su boca casi veía el cielo. Fue una noche estupenda.

Durante el resto de verano estuve dejándome follar por aquellas preciosidades y follandomelas también. Fue un verano maravilloso. Aun tengo correspondencia por email con ellas y cuando tenga ocasión iré algún fin de semana a verlas y a recordar pasajes de este último verano en la playa.

Como siempre digo esto puede ser inventado o puede ser real. De todas las maneras los datos y nombres de los protagonistas han sido cambiados ya que este relato aunque es real ha sido un poco abultado para darle algo de morbo y algunas de las cosas han sido un poco exageradas o cambiadas. Espero que os haya gustado y que me dejéis algún comentario o si queréis hablar conmigo para cualquier cosa en mi dirección de correo que es: eles_critor@hotmail.com