¿Estás segura?

Historia dedicada a todas las chicas crossdresser.

-        ¿Estás seguro de lo que estás por hacer?

-        Segura, mi amor segura.

-        ¡Por dios! Cuanta paciencia tengo que tener. Como quieras. ¿Estás segura?

-        Sí. Muy segura. Además no tengo opción. Soy así y no puedo cambiar, lo siento.

-        Correcto. ¿Y cómo continuaremos, que será de nuestro matrimonio?

-        Te amo tanto como siempre, y te necesito cada día más.

-        Yo también, bueno en realidad amo al hombre con el que me casé. Sabes bien que soy  heterosexual. No sé cómo seguir. Ni si voy a poder estar con vos ahora que serás mujer.

-        Te entiendo y estoy segura que vas a hacer tu mejor esfuerzo. Yo aceptaré sin quejas la decisión que tomes.

-        En realidad no sé qué hacer. Estoy muy bien viviendo con vos como mi marido. Hace un tiempo que sospechaba algo, pero no se me ocurrió que hacer cuando llegara este momento, esta situación.

-        Te conozco y siempre supe que no podría ocultarte mi identidad sexual por mucho tiempo. Las primeras veces que me puse una tanguita lo hice pensando que sería un antojo pasajero, pero con el tiempo tuve conciencia de que necesito imperiosamente vestir, verme, comportarme y sentirme como mujer. Por eso fui dejando pistas, para que vos pudieras ir sabiendo y haciéndote a la idea de lo que me ocurría. No me gusta engañarte ni ocultarte nada, y por eso decidí que me sinceraría en algún momento,  aunque fuera doloroso para los dos, pero creo que es peor vivir ocultando algo tan importante.

-        ¿En esta forma planeaste darme la noticia? ¿Que volviera sin avisar y te encontrara hecho… hecha una puta, perdón, digamos una vampiresa?

-        No, esto no lo tenía planeado. Mi idea era anunciarte que tenía que decirte algo muy importante, invitarte a una cita, como cuando éramos novios, y en un lugar romántico y tranquilo explicarte todo. Hasta he escrito un libreto para esa ocasión, para presentar la noticia de la forma que te causara menos sufrimiento. Pero ya ves, mi plan no llegó a realizarse.

-        No sé como hubiera resultado tu plan. Pero, no sirve de nada pensar en lo que no fue. Necesito pensar un poco, hacerme a la idea. Sabes que soy de las personas que toman el toro por las astas, que no me gusta dilatar los problemas. Pero realmente esta situación me mueve hasta los cimientos.

-        Perdóname, por favor. Pero como te dije, no puedo evitar ser como soy. He tratado varias veces de cortar con este asunto de vestir ropas femeninas, pero siempre vuelvo a reincidir. He leído mucho sobre el tema, y parece que a todas las que somos así nos ocurre lo mismo. Inicialmente, cuando descubrimos que el vernos como mujeres no es solo un gusto pasajero, nuestra educación y los valores inculcados por la sociedad, sumados al grave peligro que significa esta situación para nuestra vida familiar, nos hace tratar de suprimir esta necesidad. Pero es inútil, es un camino de ida, una vez que entramos en el no hay salida. Y en algún momento decidimos salir del closet y sincerarnos, aunque sea solo con las personas más allegadas. Pase lo que pase.

-        Lo entiendo perfectamente, es un tema bastante tratado en la tele y el cine, y desde que comencé con las sospechas, también he leído. Pero una cosa es lo que entiendo y otra lo que siento. Y realmente no estoy segura de lo que siento en este momento.

-        Lo único que se me ocurre es que te tomes tu tiempo para decidir y cuando decidas algo yo lo aceptaré, como te dije, aunque sea doloroso.

-        Necesito saber algo muy importante: ¿tu inclinación por verte y sentirte mujer, incluye sentir atracción por los  hombres? ¿Has pensado o sentido que necesitas una pareja varón?

-        Si con estar en pareja con un hombre te referís a que deseo amar a un hombre, no. Te amo a ti. Aunque como siempre te he dicho, pienso que el amor es impredecible e ingobernable, así que solo puedo decirte que ahora te amo a ti y no deseo amar a otra persona, del sexo que sea. Ahora, si te refieres al aspecto sexual, no lo sé con certeza y es una pregunta que me he hecho con frecuencia. Como habrás notado me sigue gustando hacer el amor contigo, también me atraen otras mujeres hermosas y sexis, he observado a los hombres tratando de encontrar uno que me atrajera, pero no lo he encontrado. Debo confesarte: me excita pensar que un hombre me posea, aunque no un hombre en particular, sino una especie de hombre genérico, sin rostro ni voz, ninguno en particular.

-        ¡No, esto me supera! No estaré pensando en esto, indecisa y nerviosa por mucho tiempo. Aunque parezca peligroso, prefiero ir avanzando, a su tiempo veremos donde llegamos.

-        ¿Avanzando?

Sí. Un paso a la vez. Discúlpame querida, pero estás horrible.

-        Lo sé. No tengo experiencia en esto de arreglarme como una mujer.

-        Eso lo podemos solucionar. Ya que quieres sentirte mujer, sabrás que casi toda mujer desea ser atractiva.

-        Sí, mi amor.

-        Entonces te desnudas y te vas a dar una buena ducha.

-        Sí, amor.

-        Veo que tu actitud es sumisa. ¿Será por la situación, por el temor de que nos separemos o es que te atrae sentirte dominada?

-        Creo que un poco y un poco, he fantaseado con que alguien me domine.

-        Bien, porque no podría vivir con otra mujer dominante. Que quede bien claro: aquí mando yo, y cuando eso no te guste, o te aguantas o terminamos. ¿Entiendes?

-        Muy bien, mi amor.

-        Basta con eso de “mi amor”. Desde ahora te dirigirás a mí por mi nombre. No es que no te quiera, en realidad no sé si seguiré amándote o no. Pero me suena raro que una mujer me diga “mi amor”.

-        Si Laura.

-        Correcto. Y a propósito. ¿Usas o tienes un nombre de mujer?

-        Nombre no tengo. Tengo un nick que uso en mis redes sociales y cuando chateo: Fantasy.

-        Fantasy, Fantasy… no me parece lindo nombre… pero por ahora podrías ser “Tasy”. ¿Qué opinas?

-        Si Laura.

-        Bien, Tasy. Quítate esa ropa ridícula y a la ducha, y te das un buen enema, te quiero limpia por fuera y por dentro. Entretanto yo iré al shopping a comprar algunas cosas. Luego del baño me esperas desnuda sentada en esta silla. Ni se te ocurra tocarte, estoy segura que te va a tentar la idea. Pero está prohibido. Necesito estar sola un rato para pensar, y tú debieras hacer lo mismo. ¿Está claro?

-        Si Laura, pero… ¿Enema?

-        Hasta luego.

-        Veo que has obedecido Tasy. Ponte de pié y espera un momento mientras me pongo una ropa más cómoda.

-        Si, Laura. ¿Qué has comprado? No veo ni una bolsa.

-        Dejé todo en el otro cuarto. A su tiempo lo sabrás. Estos tacones me estaban matando, y este jean ajustado, por fin me lo puedo quitar. Eso es algo que tienes que aprender: el verse atractiva requiere sacrificio y mucho trabajo, es el precio que pagamos las mujeres que deseamos ser coquetas. Usar ropa ajustada y provocativa, tacones altísimos, estas tanguitas calzadas en la cola, pasar muchísimo tiempo maquillándonos, son solo algunos de las molestias que implica tratar de vernos seductoras, inocentes, formales, o cualquiera de los infinitos caracteres con los que nos gusta presentarnos.

-        Lo sé, Laura. Pero eso también me atrae, es parte de sentirme mujer y lo deseo.

-        Veo que has sido obediente en todo. Tu pene tan erecto demuestra que no te has masturbado recientemente.

-        Perdón Laura, pero no puedo evitar excitarme al verte en ropa interior.

-        Una mujer no anda bamboleando un aparato como ese, aunque en tu caso es más bien de tamaño modesto… Imagina como se vería ese pene erecto dentro de una diminuta tanguita. Horrible, aunque sé que hay muchos a los que les atraen los penes enfundados. Sin embargo a mí no me atrae en lo más mínimo, no quiero verlo así nunca más.

-        Pero como haré. Es automático, no puedo controlarlo.

-        Tu no podrás, pero yo sí. Para eso te traje esta pildorita, hará que por un tiempo tu pene no se excite. No te preocupes, solo afecta a tu pene, tu libido seguirá intacta, y no tiene contraindicaciones, me la recomendó mi amiga ginecóloga. El efecto durará unas horas. Abre la boca y trágala.

-        Si Laura.

-        También me dijo que su efecto es acumulativo, en la medida que sigas tomándola cada vez su efecto será más prolongado. En definitiva, si como dices es inevitable que seas mujer, llegará un día en que no tendrás más erecciones. Y si estás equivocada y cambias de idea, con el paso del tiempo podrás recuperar tus funciones masculinas. Claro que hay un problema: hay un punto donde el efecto se vuelve permanente y no reversible.

-        Entiendo. ¿Pero cuanto es ese tiempo, cuando llegará ese punto de no retorno?

-        Eso no se sabe, no es uniforme, depende de muchos factores, como tus hormonas, que tan frecuentemente uses las pastillas, y otros factores. Una cosa importante: si bien son inofensivas inicialmente, pueden tener contraindicaciones con un uso prolongado, por eso deberás hacerte unos exámenes y controles periódicos para evitar problemas.

-        Bien, pero eso implica ir a un médico, enfermeras, etc. y todos ellos sabrán como soy.

-        Mira, esto debe quedarte muy claro: si vas a ser mujer, lo serás todo el tiempo. En eso soy intransigente, y tampoco sería bueno para ti. No puedes vivir una doble vida permanentemente.

-        No lo sé. ¿Acaso no hay transformistas y otras personas que se travisten en determinados momentos? Eso no les trae problemas. ¿O sí?

-        Ellos son artistas, actores o actrices, están personificando. Tú quieres vivir y sentirte como mujer, es muy distinto. Eso implica todo el tiempo y en todas las situaciones.

-        Entiendo.

-        Volviendo al tema de las pastillas. Ya te dije: el efecto es temporal pero acumulativo, si pasado un tiempo prudente decides que has hecho lo correcto, que ser mujer te hace feliz, y quieres continuar por toda tu vida, te puedes realizar una operación de reasignación de sexo.

-        Lo he pensado, por ahora no lo deseo, y no creo que más adelante cambie de idea, pero no lo puedo descartar.

-        Iremos al psicólogo también.

-        Si Laura.

-        Comencemos. ¿Sabes qué es esto?

-        Si, una máquina depiladora, he visto como la usas.

-        Entonces debes saber que suele ser dolorosa la depilación con ella. Acuéstate boca abajo, y a sufrir para estar bella.

-        Si Laura.

-        Primero vamos con las piernas…. ¿Duele?

-        Un poquito.

-        Ahora la colita, aquí si va a doler…

-        Siiii.

-        Aguántate, tú quieres ser mujer. Con cuidado en la zona del agujerito…

-        Ayyy…

-        Listo, en la espalda solo tienes unos vellos muy finitos, casi no se ven. ¡Ahora date vuelta!

-        Listo.

-        La parte delantera de las piernas, en los pies hay algunos pelitos…

-        Ayyy, ahí duele.

-        Lo sé. La ingle, no te preocupes, tus genitales los depilaré con cera, con la máquina podría lastimarte.

-        Si Laura.

-        En algún momento tendrías que hacerte una depilación definitiva, o tus vellos serán cada vez más duros y feos. ¿No deseamos eso?

-        No, no quiero tener pelos duros por todo el cuerpo.

-        Tú aprenderás a realizar este trabajito y verás que es bastante molesto hacerlo periódicamente.

-        Sí.

-        Ayyy.

-        Lo sé, la pancita es dolorosa, pero tienes unos pelitos muy feos.

-        Si, sssssss.

-        Aguanta, aprende a ser mujer.

-        Siiiii.

-        Ahora las tetitas. Le vamos a pedir al doctor que te de unas hormonas para que te crezcan unas lindas y atractivos meloncitos. ¿Te parece?

-        Siii, auuuuuu….

-        Casi terminamos. Solo falta los genitales, ya está calentita la cera. Esto va a doler un poco, prepárate y aguanta. Abre bien las piernas. Y ni se te ocurra protestar.

-        Si Laura.

-        Listo, ahora te untaré con una crema suavizante y nutritiva para tu piel.

-        Gracias Laura.

-        Ahora es otra cosa, pareces un bebé, sin un pelito en el púbis, lástima que tengas esas cosas colgando, tenemos que solucionar eso. ¿Cierto?

-        Sí. Me siento rara, como más desnuda, vulnerable.

-        Es lo normal, creo. Mira, compré esta jaulita. Abre las piernas.

-        Los he visto en internet, es para la castidad masculina. ¿No es incómodo usarlo?

-        No lo sé, ya me dirás que te parece. A ver… las instrucciones dicen que hay que poner crema lubricante en todo el sector antes de colocarlo… Lista la crema.

-        Me gusta que me pongas crema en esa parte.

-        No te ilusiones, es solo para poder encerrar el pajarraco.

-        Si Laura.

-        Ahora vamos a medir cuál de los anillos es tu medida, no queremos que te queden los huevitos muy apretados. ¿Cierto?

-        No, por favor.

-        Este parece ser adecuado. ¿Cómo lo sientes?

-        Bien, ni aprieta ni esta suelto.

-        Entonces vamos a poner este, un poquitín más chico, quiero que en todo momento lo sientas colocado y que no escape el prisionero.

-        Bueno Laura, como tú digas.

-        Ahora cerramos con esta pieza… y luego la funda, la vamos a poner bien ajustadita, total tu pene estará dormido por ahora.

-        ¿Cuánto tiempo llevaré este aparato?

-        El que se me ocurra. Ya te lo dije, se hará lo que yo diga.

-        Por supuesto Laura, pero cuando se me pase el efecto… ¡Me va a doler si me excito!

-        Pues te jodes. No te excites y listo, o te daré otra pastilla. Aunque me gustaría ver qué ocurre cuando tu pene quiera escapar, las fotos que vi en internet parecen interesantes y los tipos que tienen puesto un aparato de estos no parecen sufrir mucho. Ya veré que hacemos.

-        Si Laura.

-        Ahora cerramos todo con este candado. Una llave la llevaré en esta cadenita al cuello, como en las pelis porno,  para que todos sepan que yo tengo la llave y tú el pájaro enjaulado. Y la otra la voy a esconder.

-        Pero, y si pasa algo, una urgencia…

-        Eso le da emoción al asunto, el riesgo.

-        Además, dijiste “todos sepan”. ¿A que todos te referís? Esto es entre nosotros, en privado, por lo menos por ahora.

-        Tasy: te repito, acá mando yo, así que todo será como yo decida, privado o público. Y si te parece mal, solo tienes que decírmelo y todo termina.

-        Si Laura.

-        Camina un poco, quiero ver como se mueve el aparato. ¿Qué sientes, está muy incómodo?

-        No mucho, molesta un poco el roce. No es tan malo, y si un poco excitante, sobre todo cuando miro la llave en tu cuello, siento que eres mi dueña.

-        Así debe ser.

-        Ven aquí, te voy a perfumar un poco.

-        Es muy dulce el aroma.

-        Si, bien de mujer. Ahora debes colocarte este tanga, yo te ayudaré.

-        Es muy bonito, y rosa, mi color favorito. Pero es abierto.

-        Si, es abierto, con esa jaulita no vas a poder usar un tanga ajustado, así que mejor abierto, además deja tu colita al descubierto.

-        ¿Colita descubierta?

-        Por dos motivos: uno para que sientas lo lindo que es el roce de la tela suave en esa parte del cuerpo.

-        ¿Y el otro motivo? Paula.

-        Es obvio, para lo que tú sabes.

-        ¡Que piensas hacerme!

-        Ya lo verás a su tiempo. Ahora quieta que te voy a pegar unos pechos de silicona. Pero antes vamos a colocar estos juguetitos que me vendieron.

-        ¿Qué son?

-        Estos se adhieren a tus pezones, así. Este conector que tiene cada uno, se engancha con este otro que tienen las prótesis. Ahora pego cada prótesis en su lugar… Listo. Casi parecen reales, por suerte acerté con el tono de tu piel.

-        ¿Y para qué sirven esos aparatitos que me pegaste primero?

-        Mira lo que sucede cuando aprieto el pezón de la prótesis.

-        Auuuuuu

-        Para eso sirven. Para que transmitan el movimiento del pezón artificial a tu pezón verdadero. Así sentirás cuando alguien los toque.

-        Mmmmmm…

-        Aprieto.

-        ¡Ayyyy!

-        El otro…

-        ¡Auuuuuuu!

-        Los dos, un poco más suave….

-        Así está mejor. Realmente funciona el sistema.

-        Por lo que costaron estás prótesis deben funcionar perfectamente.

-        ¿Has gastado mucho? ¿Solo para darme gusto?

-        Si he gastado, pero no te preocupes.

-        Tengo dinero para reponerte, pero si dices que debo ser mujer todo el tiempo, como haré con mi trabajo. ¿Qué van a decir? Voy a perder mi empleo.

-        Si, lo vas a perder, pero porque renunciarás, no porque te corran. Además no debe importarte lo que otros digan o piensen de ti.

-        ¿Sin trabajo? Sé que tienes un buen ingreso, pero no quiero ser un parásito.

-        No lo serás. Y basta, ya te contaré lo que planeo hacer. Ahora continuemos, disfruta tu feminización, Tasy.

-        Si Laura.

-        Déjame verte. Bastante bien. Ahora colocamos este sostén, permiso… date la vuelta así lo cierro.

-        Un poquito ajustado.

-        Así debe ser. Mira como se mueven tus nuevas tetas, hermosas. Bamboléalas. ¿Sientes cuando toco tus pezones, aún con el sostén colocado?

-        Si, es muy raro, y sensual.

-        Ahora te sientas aquí.

-        Si Laura.

-        Vamos a colocar estas pantis, como ves tienen unas gomas en la parte superior que evitan que se caigan. Espero que te queden, porque tienes piernas muy largas.

-        Son muy lindas, gracias Laura, todo lo que has traído me encanta.

-        ¿Incluida la jaulita?

-        Sí.

-        Una media lista, acomodamos bien, por suerte queda perfecta, son las más largas que pude conseguir, ahora la otra… Son antidesgarro. Sé que no estas acostumbrada a usar pantys, debes tener cuidado de no engancharlas.

-        Si Laura.

-        Ahora los tacones.

-        ¡Nunca he usado tacones! Me encantan. Pero me voy a caer, son altísimos.

-        Si son altos, ya vas a aprender a usarlos, pero por ahora camina con mucho cuidado.

-        A ver que tal. Las pulseras son muy bonitas, y las tiras de los costados son muy rígidas.

-        Las tiras son para que no te lastimes, puedes torcer el tobillo pero no tanto como para hacerte daño, igual puedes caer.

-        Si, y esas argollitas son adorables.

-        Y muy útiles…

-        ¿Para qué son útiles?

-        Tú lo sabes, no te hagas la tonta.

-        Perdón Laura.

-        Listo. Ropa interior, medias, tacones. Date la vuelta que llegó el gran momento.

-        ¿El gran momento es por lo que yo imagino?

-        Sí. Relájate y disfruta.

-        Como tu ordenes. Laura.

-        Un poco de lubricante aquí… No seas escandalosa, se bien que no es la primera vez.

-        Si, he usado algunos juguetitos.

-        Mejor, simplificas mi tarea. Lubricamos este artilugio.

-        ¿Puedo ver el artilugio?

-        No te vayas a dar vuelta, no mires, no lo puedes ver.

-        Si Laura. Por favor no me hagas…

-        Y… adentro de un golpe.

-        Ahhhhh… que es… ¡Es muy grande!

-        No tanto, es lo suficiente y tiene la forma para que no se salga solo. Además con esta llavecita, la ponemos así, la giro…

-        Ahhhh… se hincho, lo siento enorme….

-        Si, mejor dicho: se amoldó, con la llave lo he bloqueado, y no podrás quitarlo de su sitio. Por supuesto la llave es la misma que la de la jaulita, y estará en mi cuello.

-        Si, Laura, mi culito también es tuyo, soy toda tuya.

-        Por supuesto Tasy.

-        Usaré esto por mucho rato. ¿Cierto?

-        Si mi querida Tasy. No necesito decirlo.

-        Hasta que tú quieras.

-        Basta de charla, camina un poco a ver como luces, trata de moverte con gracia.

-        Si…. Se siente raro, mi ano lleno, mi pene preso… los tacones. Me siento otra persona.

-        Es lo que quieres. ¿O no?

-        Si Laura, gracias.

-        A ver. ¿Qué hora es? Bien. Vamos en horario. Te sientas frente al espejo por favor.

-        ¿Así? Molesta un poco ese juguete que llevo dentro.

-        Perfecto, disfrútalo mientras esperas un momento, ya vuelvo.

-        Tasy, te presento a Tamara.

-        Eh…

-        Tamara es mi estilista y maquilladora, vino para arreglarte, y no suele ir a domicilio, lo hizo por un favor especial. Así que se una niña educada y saluda como corresponde.

-        … Hoo… hola Tamara… mucho gusto… y gracias por venir.

-        Hola Tasy, me encanta conocerte. Y no te avergüences. Por mi trabajo estoy acostumbrada a tratar con todo tipo de personas.

-        Gracias Tamara…. Es que eres la primer persona que me ve así… y en realidad es la primera vez…

-        Lo sé, Laura ya me explicó todo, tienes mucha suerte de tener una esposa tan comprensiva, que te ama tanto, y además tan creativa e inteligente.

-        Yo también la amo y la valoro.

-        Bueno chicos, basta de elogios, que te parece Tamara. ¿Podrá quedar como para hacer lo que planeo?

-        Definitivamente. Es muy adecuada.

-        ¿Qué planeas? ¿Adecuada?

-        Silencio Tasy.

-        Ya lo sé, me lo dirás a su tiempo.

-        No, no te lo diré, lo sabrás tu solita, cuando llegue el momento.

-        Tasy, quieta por favor. Primero te rasuraré bien, tú lo has hecho, pero necesitamos que quedes perfecta, sin la más mínima sombra de barba en tu carita. Usaré esta crema depilatoria facial, arderá un poco pero no pasa nada.

-        Déjala sufrir, ella lo disfruta.

-        Como digas Laura…. Listo la afeitada… ahora le pondré esta crema que no solo suaviza, sino que ayudara a retardar y debilitar el crecimiento de la barbita que no deseamos.

-        Tamara, cuando la vea el médico, le pediré que le de hormonas, eso hará que no tenga más barba?

-        Paulatinamente, pero con ayuda de esta crema, llegará un momento que no tendrá más que un bozo suave como el de las mujeres.

-        Perfecto.

-        Listo, ahora voy a arreglar un poco el pelo. Le daré un poco de forma para adecuarlo al uso de pelucas hasta que crezca lo suficiente para hacerle su propio corte femenino. Afortunadamente tiene muy buen pelo, soportará bien los teñidos, permanentes y todos los tratamientos que usamos las mujeres.

-        Eso espero.

-        La red….los invisibles, listo. Ahora la base… los labios…. Ojos…. las cejas, un poco de profundidad aquí… ¿Qué te parece el color Laura?

-        Perfecto.

-        ¿Puedo ver?

-        No. Silencio y estate quieta Tasy.

-        Si Laura.

-        La tienes bien enseñada, te dará muchas satisfacciones.

-        No lo dudes ni por un momento.

-        Ahora la peluca, te parece esta oscura y larga. ¿O esta otra, más corta?

-        La más larga. Pero asegúrala muy bien, no queremos que la pierda…

-        No la perderá, con este sistema de colocación no solo quedará perfectamente firme, sino que cuando le tiren del pelo sentirá como si fuera su propio pelo. La contra es que para quitarla tendrás que llamarme nuevamente.

-        ¿Cuánto tiempo la puede usar?

-        Depende de que tan rápido crezca su pelo, y todavía no la conozco. Con el crecimiento se irá aflojando paulatinamente, en unos días la controlaré,  en mi salón, espero que para ese momento la hallas domesticado como para traerla.

-        Iremos juntas a tu salón.

-        ¿Qué opinas Laura?

-        Excelente, es increíble el cambio, eres un genio Pamela.

-        Es mi oficio y trato de hacer lo mejor, pero no es para tanto.

-        Tasy,  ahora sí, puedes pararte y mirarte en el espejo.

-        ¡No lo creo! Parezco realmente una mujer. ¡Y bastante atractiva! Gracias Pamela, gracias Paula.

-        No tienes que parecer, tienes que sentirte realmente una mujer.

-        Si mi amor… perdón, si Paula.

-        Parece que se te va pasando la vergüenza Tasy.

-        Me siento mucho más segura al verme así, Pamela.

-        Ahora vamos con las uñas.

-        Tengo manos y uñas horribles.

-        Eso se soluciona fácil. Uñas postizas. Y las manos no son tan horribles, algo descuidadas, pero algo vamos a hacer al respecto. Siéntate y apoya la mano en este soporte por favor.

-        Si Pamela.

-        ¿Quieres un café, té o algo?

-        Si, puede ser un café cortado, por favor.

-        Ya voy a buscarlo. Por hoy lo hago yo, pero en tu próxima visita te atenderá mi nueva mucamita.

-        Es lo mínimo que puede hacer tu “mucamita” con todo el trabajo que te tomas por ella y el dinero que estás gastando.

-        Todo eso me lo va a reponer, y por lo que veo rápidamente y con creces, así que no tengo tanto mérito. ¿Pero igual vas a ser una buena y eficiente mucamita, cierto Tasy?

-        Si, señora.

-        Ves Pamela, es muy obediente y presta atención, sabe lo que le conviene.

-        Cierto Paula, pero no cualquier ama atiende a sus esclavas con tanto esmero y lujo.

-        ¿Esclava?

-        Silencio Tasy. Nadie dijo que hablaras. No interrumpas a las señoras.

-        Si, Paula… señora.

-        Paula, por ahora. Ya sabrás en que momento seré Paula, y cuando Señora, Ama o algunos otros roles…

-        …si… Paula...

-        ¿Qué color le ponemos a sus uñas, Laura?

-        Uno que combine con el maquillaje, y que sea llamativo, quiero que luzca atractiva y seductora.

-        Bueno, este rojo creo que será adecuado. Y para resaltar las intención le vamos a poner algunos adornitos sugerentes en las uñas.

-        ¡Se me ocurrió una idea, Pamela!

-        Que Paula.

-        ¿Entre tus adornitos para uñas, tendrás unos labios, un traserito, unas tetitas, un penecito, ese tipo de cosas?

-        Ja, jaaa. Eres terrible Paula, ya veo donde quieres llegar. No los tengo, pero puedo dibujarlos sin problema.

-        Dale ¿No te parece divertido?

-        Sí que va a ser divertido, lástima que esta noche tengo una cita, muero de ganas por ver la acción esta noche.

-        Trae a tu cita, no necesito decirte que siempre estás invitada en casa.

-        No te lo prometo, ni novio es algo chapado a la antigua…

-        Que mejor oportunidad para avivarlo.

-        Tienes razón. Creo que voy a estar. Me apuro con estas uñitas, o no tendré tiempo de ir a arreglarme. ¿Te arreglas sola o necesitas que te de una mano, Paula?

-        Me arreglo, soy mujer desde hace mucho y se arreglarme.

-        Listas las uñas, creo que está adecuadas, no tan largas, pero bastante insinuantes, y con esos dibujos… Ja, ja, ja.

-        Están perfectas.

-        Hasta luego Tasy, deja las manos quietas hasta que seque bien el esmalte. Durante la noche cuídalas mucho, son bastante resistentes, pero igual se pueden romper. ¡Y trata de no rasguñar mucho a nadie, gatita! Ja, ja, ja.

-        Como la arreglaste más que gatita parece una tigresa. Vamos a ver como se porta.

-        Ja, ja, sos terrible Laura.

-        Espérame un momento sentadita como ya te indiqué Tasy, acompañaré a Pamela a la puerta.

-        Chau Pamela y nuevamente gracias.

-        Hasta luego Tasy. Que lo disfrutes.

…….

-        Pamela ya se fue, y vos estás maquillada, solo falta el vestidito y la bisutería.

-        Con aros, y todo eso, no puedo creerlo, es mi sueño realizado, estoy delirando.

-        No, estás viviendo tu nueva vida, vamos Tasy, párate y ayuda a ponerte el vestido.

-        ¿No es un poco cortito? Se me debe ver la tanga, bueno el agujero que tiene la tanga y el juguete ese que llevo puesto, y que ni siquiera he visto.

-        Bueno esa es parte de la idea, no que se vea, pero sí que insinúe lo que hay debajo, o no hay debajo, en ti está decidir hasta donde mostrar. No te preocupes por el juguete, es muy bonito, el interior es de goma, para permitir el movimiento del mecanismo, y la parte exterior es metálica, color plata, y el orificio para la llave queda oculto por un cristal brillante color lila.

-        Creo que me estoy acostumbrando a tener el trasero taponado, de a ratos me olvido que lo tengo, pero el vestido se sube permanentemente y es una molestia.

-        Y vos tendrás que acomodarlo permanentemente, ese es el jueguito. Ahora quieta, un aro… urgente tendremos que hacerte perforar las orejas, estos aros de broche son bastante feos.

-        E incómodos, aprietan mucho.

-        La coquetería cuesta, ya lo hablamos.

-        Si, aunque molestan, igual me excita llevarlos.

-        Hablando de excitar. ¿Cómo sientes tu penecito?

-        Creo que sigue igual de tranquilo, no noto que aumente de volumen y apriete la jaulita.

-        Bien, cuando notes algún cambio me avisas.

-        Si Laura.

-        Ahora te colocaré este collar. Quieta por favor… listo.

-        Pero parece un collar de perro, hasta tiene una argolla, parecida a la de los zapatos.

-        Es igual, y las muñequeras también tienen una cada una.

-        ¿Muñequeras?

-        Dame la mano, hermosa.

-        Creo que me vas a inmovilizar. ¿Qué estás pensando hacerme?

-        Me conoces lo suficiente como para saber que no te quiero hacer nada malo. Y te recuerdo, que cuando decidas cortar con esta situación solo me lo tienes que decir.

-        Sí. Tengo claras ambas cosas.

-        Esta será tu noche. Tu nacimiento al mundo femenino. Aunque parezca que tengo todo planeado y controlado, en realidad es una prueba, para vos y para mí. Veremos hasta donde llegamos. De lo que si estoy segura es que no hay vuelta atrás, mañana seremos distintas, espero que para mejor, pero ninguna de las dos será la misma.

-        Yo ya soy distinta. Y se siente muy bien.

-        Espero que sigas así.

-        Pero noto que a ti solo te doy trabajo y posiblemente problemas.

-        Si me das y me darás mucho trabajo, pero por ahora lo estoy disfrutando, y espero disfrutarlo aún más en el futuro, si todo sale como lo planeo.

-        ¿Lo planeas? Hace tres horas no sabías que hacer y ahora tienes planes.

-        Si, cuando decido hacer algo, lo hago, para bien o para mal. Y ya he decidido que será de nosotras.

-        Me gustaría saber que decidiste, que futuro nos espera.

-        Estoy segura que mueres por saberlo, pero no te diré. Lo descubrirás a su tiempo. Eres como una niña pequeña, inexperta y temerosa. Y debo convertirte en una mujer, segura, sensual, atractiva y feliz. Y lo mismo espero para mi futuro.

-        No quiero que por mi renuncies a tu vida, tienes una profesión, amistades, vida social, un futuro brillante. Y mi cambio puede afectar todo eso.

-        Seguro que me afecta tu cambio, lo que intento es que me afecte para bien, no te preocupes por eso. Mi profesión en realidad puede beneficiarse de la situación. Mis amistades, habrá cambios, con seguridad, pero si pierdo algún amigo por la situación, no será una pérdida, sino un beneficio. Y mi vida social puede verse muy estimulada. En realidad en estos casos el resultado final depende más de la actitud que uno tome frente al cambio, que del cambio mismo. Estate tranquila, en cualquier caso no te culparé de lo que ocurra, como dijiste, no puedes, ni debes dejar de ser lo que eres. Y  eres Tasy.

-        Gracias, te amo infinitamente Laura.

-        Tranquila. Y disfrutemos esto juntas.

-        Camina con cuidado, Tasy, no olvides tus tacos.

-        No puedo olvidarlos, ni a la jaula, ni al juguete, ni al sostén, ni los pezones, ni el labial o los aros. Me siento como un árbol navideño a punto de estrellarse en el suelo. Pero estoy feliz.

-        No hables tanto, y sube al auto.

-        ¿Dónde vamos?

-        A un lugar tranquilo, a tomar unas copas.

-        ¡Entre extraños! No me animo. Déjame acostumbrar a sentirme y verme así. Por favor Paula.

-        No, es como un parto, y lo mejor es que ocurra, no debemos dilatar tu nacimiento. Igualmente daremos unas vueltas con el auto, para que te tranquilices y veas que aunque la gente te vea a través de los cristales, no ocurre nada anormal. Luego estacionaremos en algún parque, para caminar un rato, nos cruzaremos con algunas personas e iremos caminando hasta la parte concurrida de la zona, donde está ubicado el pub.

-        Moriré de angustia, vas a pasar vergüenza, estate segura. Dame un tiempo. Me pondré histérica y lloraré, o comenzaré a gritar, no sé cómo reaccionaré ante esa situación.

-        No harás nada de eso. Estarás tranquila o me obligaras a castigarte, y en público.

-        ¡Me vas a pegar!

-        No. Estamos en el siglo XXI, te cuento que tanto la jaulita como el juguete que llevas puestos, tienen una conexión bluetooh con mi celu, lo que me permite controlarlos. Tienen algunas funciones muy interesantes. Por ejemplo si digo “Basta”.

-        Ayyyy, no por favor.

-        Como habrás sentido, te da una descarga eléctrica, pequeña e inofensiva, pero suficiente para producir dolor en tu pene y ano. Y si digo “Disfruta”. ¿Qué sientes?

-        No por favor, voy a tener un orgasmo ahora mismo, que me pasa, algo me recorre, como espasmos…

-        Basta.

-        Ayyy, nooo.

-        Entiendes, la descarga, de acuerdo a su intensidad y frecuencia puede darte placer o dolor, y controlo eso y más. Mi teléfono está siempre conectado. Y si ocurriera algo y  se corta la conexión con mi celular, por ejemplo si me alejo demasiado, empezará a sonar en tu culo una alarma insoportable, cosa que seguro no querrás.

-        No, no por favor.

-        Entonces, estarás muy atenta a mis órdenes y no tendrás tiempo para pensar en ponerte histérica y otras cosas que se te puedan ocurrir. Estás en mis manos y la única forma de evitarlo es que digas claramente que no quieres seguir adelante.

-        Entiendo Laura.

-        Disfruta el paseo entonces.

-        Ves, la gente te puede ver claramente, sobre todo cuando paramos en los semáforos, y ni siquiera llamas la atención.

-        No tango, ese tipo me miró fijamente, sentí como que me quería desnudar.

-        Seguro, eso querría el, pero eso es normal si los atraes, te van a mirar, y también te van a decir cosas, lindas o feas, ofensivas o elegantes, eso es lo normal que espera cualquier mujer en la calle, que le toquen bocina o le griten guarangadas.

-        Espero acostumbrarme pronto, no quiero hacerte pasar vergüenza.

-        No lo harás, yo me aseguraré que seas una damita cuando debas o una zorra en otros momentos.

-        ¿Zorra?

-        Ahora serás lo que yo decida, y cuando digo zorra, es porque lo serás. Quieras o no.

-        Si señora.

-        Bien, veo que sigues aprendiendo. Arréglate ese vestido, por ahora eres una linda y llamativa mujercita. Bajemos del auto.

-        Si Laura.

-        Caminemos un rato, como ves esto está poco concurrido y algo oscuro.

-        Espero que no halla ladrones, o peor, violadores. Somos dos bombones servidos en bandeja, tú estás tan atractiva como siempre y ese vestidito también se sube solo.

-        Lo sé gracias. Observa un poco, presta atención. Entre las plantas hay parejas disfrutando la oscuridad. Y desde que bajamos del auto nos siguen un par de policías, una mujer y un hombre.

-        Es cierto, no lo había notado. Policías y yo así. Si me descubren se termina el paseo, y mi vida.

-        No, tengo tu documento y no estamos infringiendo ninguna ley.

-        Pero…

-        Pero nada, tienes derecho a vestirte y portarte como se te ocurra, mientras no andes desnuda en público. O tampoco notaste que esa pareja que cruzamos recién eran dos mujeres, y seguro que si caminamos otro rato veremos parejas de todo tipo.

-        Si Laura, como siempre tienes razón.

-        No siempre, tienes que ser observadora, las mujeres lo somos.

-        Trataré.

-        Ahora dame la mano y vallamos hacia ese árbol.

-        Vamos.

-        Acércate al tronco.

-        Si Laura.

-        Ven, déjame abrazarte.

-        Pero nos ven los polis…

-        Basta, termina con las pavadas, quiero sentir tu labial contra el mío.

-        Mmmm…. mi amor, eres terrible. Como dijo Pamela.

-        ¿Te gustó, lo disfrutaste?

-        No necesito contestarte. En el tiempo que llevamos junto nunca me besaste así, y tampoco me tocaste el trasero de esa forma, me tomaste por sorpresa. Me encantó.

-        Así te van a besar los hombres, tratando de meter su lengua hasta tu garganta y agarrándote como si tuvieran varios tentáculos en lugar de dos brazos.

-        Me gustó porque eres tú, no sé si con un hombre será igual.

-        Deberás probar para sacarte la duda, no hay otra forma. Y no comiences con que morirá de pena y todo eso.

-        No lo haré más. Veo que tienes experiencia, sabía que no fui el primer hombre en tu vida, pero cuéntame, cuantos hubo, te hicieron feliz, te dieron satisfacción, eran buenos amantes…

-        Estas comenzando a pensar como mujer, a las chicas nos interesan y nos gusta hablar de esos temas, contar intimidades, pero temo que puedas ponerte celoso… celosa con esa información.

-        No pasará, no olvides que ya no soy tu esposo, sino tu esposa, y en todo caso me pondría celosa de otras mujeres.

-        … no estoy tan segura de eso, además debo confesarte que no eres la primera mujer que besé en mi vida…

-        Ahora si me sorprendiste. ¿No eres absolutamente hétero?

-        El absoluto no existe, Tasy. No hay nadie absolutamente esto o lo otro, todos somos un poco de cada cosa, en distintas proporciones y en distintos tiempos. En algún momento me tentó estar con otra mujer, y probé, no fue horrible pero me gustan más los hombres, pero eso puede cambiar. En realidad, por nuestro bien, espero que cambie.

-        Entiendo, y no necesitas cambiar nada, comprendo que necesitas tener un macho bien macho para que te satisfaga,  y tienes toda la libertad para hacer lo que te plazca, no necesito decirlo.

-        Así es, para sentir placer necesito un macho bien macho, como dijiste, pero creo que para ser feliz necesito alguien que me ame como yo lo amo, y esa persona todavía eres tú, mi Tasy.

-        Me harás llorar amor.

-        Mejor otro beso mariconcita mía.

-        Si….

-        Este fue aún mejor, Paula.

-        Sigamos nuestro camino. ¿Ahora que aclaramos algunas cosas importantes, te sientes más tranquila?

-        Sí, pero sigo con la intriga, como fueron tus hombres, y ahora quiero saber de tus mujeres. ¿Me lo contarás?

-        En su momento te lo contaré con detalle, por ahora solo que diré que tuve varios hombres, algunos buenos amantes, otros mediocres y otros realmente inútiles, y estuve solo con dos mujeres en la cama. No eran tan buenas amantes, por lo menos no me lo parecieron, será por eso que no continué en esa onda.

-        Quiero saber más, dime algo interesante mientras llegamos, para ir poniéndonos en tema.

-        Creo que estamos muy en tema. ¿No te parece? Con esta facha y en estos lugares, a los besos…

-        Si, y con esos juguetitos montados, no creas que no me he dado cuenta, tú también traes llenito tu trasero, mi mano no estuvo tan quieta durante los besos.

-        Lo siento, debí decírtelo, pero estaba muy concentrada en cómo tratarte y en tus reacciones, por momentos me olvidé de mi misma.

-        Tranquila, una pregunta: ¿Es un juguete, o dos, uno para cada lugar, y tienen el mismo sistema con el celular?

-        Son dos, uno más grande en el trasero, solo que no tienen llave y salen fácilmente, mis orificios están bastante más dilatados que el tuyo, por obvias razones tuvieron más uso, y no es fácil encontrar un tapón que no se escape, además uno tan grande resulta incómodo. Por eso están sujetos por mi ropa interior ajustada. Y como los tuyos, además de la función descarga eléctrica tienen vibrador y ondulación.

-        Mmmm, eso de “más dilatados”, me da pistas sobre alguno de tus amantes, seguramente mi pene no te habrá dilatado nada.

-        Si, alguno de ellos fue realmente notable, desmesurado… mmm, pero como aprenderás con el tiempo, no solo el tamaño importa, sino que lo fundamental es saber usar las herramientas disponibles, y esas herramientas no son solo un pene, manos y boca, son el lenguaje, hablado y corporal, las miradas, el ambiente, las situaciones, todo en conjunto determina que sea o no memorable un acto sexual.

-        Definitivamente tienes mucha más experiencia que yo.

-        Hablando de eso, y ya que nos estamos sincerando, juro que no me enojaré si me lo ocultaste. ¿Has tenido relaciones con un hombre alguna vez?

-        No, nunca, ya te he dicho que solo estuve con una mujer antes que tú y no fue una buena experiencia.

-        Tu ano no dice lo mismo, está un poco dilatado para ser virgen.

-        Como te dije, he utilizado algunos consoladores, inclusive improvisados, como un pepino o zanahoria, o hasta un palo de escoba… pero nunca un hombre, ni me tocó siquiera, menos aún, ni un beso o una caricia, nada de hombres reales en mí pasado.

-        ¿Solo los “genéricos” de fantasía?

-        Sí.

-        Y como son esos “genéricos”, altos, bajos, rubios, morenos…

-        Normales, algo musculosos, pero si tienen dos características bien determinadas: un gran pene y están depilados totalmente, siempre, eso es lo que me excita.

-        Bueno no parece muy complicado conseguirte uno así.

-        Pero no sé si en realidad lo deseo, si cuando lo tenga adelante y nos toquemos me gustará.

-        Hay una forma de averiguarlo, ya lo sabes.

-        Sí.

-        En todo caso, esa práctica servirá para que tu desvirgue no sea tan doloroso…

-        Llegamos, Tasy. Viste, mientras charlamos, caminamos entre toda esta gente y no lo notaste, y tampoco hubo problemas con tus tacos.

-        Es cierto, pero ahora noto que me duelen un poco los pies. Quiero sentarme.

-        Entra y lo haremos.

-        Vamos mi señora Laura.

-        ¿Dónde quieres que nos ubiquemos?

-        Esa mesa del rincón me parece bien, desde ahí podemos ver casi todo el local, pero no estamos muy expuestas.

-        Vamos entonces.

-        Si Laura.

-        Todo bien Tasy?

-        Si te refieres a mi atuendo, sí. Tanto el que se ve como el privado. Ahora mi cabeza está que explota, casi estoy por temblar…

-        Quieres que use mi celular…

-        No por favor, señora.

-        Bien. Lo usaré pero para enviar un mensaje.

-        De que se trata, señora.

-        Sin preguntas, esclavita.

-        Si señora.

-        Compórtate.

-        Si señora.

-        Listo. En un rato llegarán Pamela y su novio actual, será interesante conocerlo, espero que sea mejor que el anterior.

-        Lo conociste? Cuanto tiempo hace que conoces a Pamela.

-        Desde el secundario. Y conocí a cada uno de sus novios, y tuvo varios…

-        No parece una chica muy atrevida.

-        No parece pero lo es, y muy inteligente también.

-        Eso si se le nota.

-        También llegarán otras personas.

-        Ah… para eso fue el mensaje.

-        Si, llamé a una amiga para que nos envíe una sorpresita.

Por hoy ninguna sorpresa me puede asombrar. Espero cualquier cosa en cualquier momento.

-        ¿Y quién dijo que era para ti la sorpresa? ¿Acaso yo no existo?

-        Si Paula, por supuesto, sin ti no estaríamos aquí, creo que sin ti no existiría Tasy.

-        Bueno, en realidad la sorpresa es para ambas, para compartir.

-        Creo que no será tanta sorpresa, ya imagino que es, camina, tiene ojos y habla. ¿Cierto?

-        Sí. Pero aprenderás que tener una cita con un hombre desconocido siempre es una sorpresa.

-        ¿Desconocido? ¡Para compartir!

-        Desconocidos, y si para compartir.

-        Me dejas muda.

-        Mejor. Tu trata de no hablar si no te preguntan algo directamente, observa y aprende, y déjate llevar por la situación.

-        Así lo haré, Laura.

-        Durante esta reunión prefiero que me digas “Señora”, solo mis amigas saben que somos matrimonio. Y creo que es mejor si ellos me consideran tu ama, no tu esposa.

-        Si supieran que eres mi mujer, ese hecho le agregaría morbo a la situación, creo.

-        Bueno, haremos como dices, pero atente a las consecuencias.

-        Sí, mi señora.

-        Hola Pamela.

-        Hola chicas, el Rolo, mi novio. Ellas son Laura y Tasy, las amigas de las que te hablé.

-        Hola chicas, un gusto conocerlas, están muy bonitas.

-        Cuidado Rolo, no olvides que estoy presente.

-        No te preocupes Pamela, nosotras no nos interesamos en Rolo, ya llegarán nuestros galanes.

-        Ah, que interesante… Paula.

-        Si, como es la primera salida de Tasy, hemos decidido hacerla completa. ¿Cierto?

-        Si mi señora.

-        Ella es muy educada y obediente. Y está algo nerviosa, por eso no habla mucho.

-        La entendemos, y espero que seamos buena compañía para una ocasión tan especial de su vida.

-        Seguro.

-        ¿Qué les parece si tomamos algo?

-        ¿Algo como…?

-        Algo no muy fuerte, recién comienza la noche y parece que será muy larga y activa.

-        Ja, ja, sí.

-        ¿Vino?

-        Bien.

-        Señor nos puede traer una botella de vino tinto y tres copas, ah, y un agua mineral y una copa para nuestra… amiga.

-        Pero,… yo…

-        Tasy, compórtate, como dije nos espera una larga noche y sobre todo a ti, y quiero que tengas todos tus sentidos bien activos.

-        Si mi señora.

-        Paula, y quienes son esos amigos que esperan. ¿Los conozco?

-        No creo, y nosotras tampoco.

-        Y como los citaron, no serán citas a ciegas, por internet, supongo que conoces los peligros.

-        Sí pero no, es algo parecido, son conocidos de una amiga, bueno una conocida del trabajo.

-        Ahh. Qué situación tan rara y excitante. Y si no les caen, o no se… si son feos, como Rolo, digamos.

-        Ja, no seas injusta, Rolo es bien guapo. Esa persona a la que le pedí que nos enviara a nuestros galanes, tiene una agencia de modelos muy importante y conoce gente de todo tipo, y los tiene perfectamente catalogados, así que confío en que van a ser exactamente lo que necesitamos.

-        ¿O sea que saben exactamente lo que quieren y eso pidieron?

-        En realidad no tanto, pedí lo que Tasy me indicó… No me mires así, tú me describiste a tu “hombre genérico” y eso fue lo que pedí.

-        Mi señora…. Me avergüenza…

-        Perdón chicos, tengo que mirar mi celular. Basta.

-        No señora, no. Ayy… Noooo.

-        Creo que habíamos quedado en algo. ¿Cierto Tasy?

-        Si, siiii, mi señora.

-        ¿Qué onda Paula?, que le pasó a Tasy, y porque se comporta tan extraña, no es la misma que conocí hace un rato.

-        Te explicaré. Tasy es nueva en la vida y sobre todo no tiene experiencia en ser mujer…

-        Señora….

-        ¿Tasy el celular?

-        No señora.

-        Como les decía, es nuevita, es su primera cita, eso por un lado la tiene algo nerviosa. Y por otro lado también es nueva como sumisa, aún tiene algunos arranques de independencia, pero ya la voy corrigiendo. Todo es para hacerla feliz.

-        Entiendo, pero el celular. ¿Qué tiene que ver? Parece que teme a tu celular.

-        A mi celular no, pero mejor les explica ella misma. Tasy, por favor.

-        Señora… Si ya les explico. El celular controla unos artefactos que tengo… digamos adosados a partes sensibles de mi cuerpo, y esos artefactos pueden producirme mucho dolor o también placer, el celular es como un control remoto con el que mi señora puede controlarme, y educarme.

-        Muy bien, señorita Tasy, y por eso se merece un premio. A la vez servirá como confirmación de que lo que dices es cierto.

-        Si señora, le agra…

-        ¡Placer!

-        Ahhhh, señoooora, Lauuuura, ahha, por….. favor, ahhhhhh.

-        Basta

-        Auuuu, ssssssss.

-        Entienden como funciona chicos.

-        Perfectamente, parece un sistema interesante. ¿Te gustaría que lo probáramos Rolo?

-        No estoy seguro. ¿Y quién tendría el celular?

-        Obviamente yo, mi amor.

-        Pero yo no soy como Tasy.

-        No creo que sea necesario que lo seas. ¿Cierto Paula?

-        Seguro, además todos somos un poco como Tasy, quizás seas más parecido a ella de lo que crees o admites.

-        Esta conversación no me está agradando.

-        No te preocupes, Rolo, es todo broma… Creo.

-        Miren, ya que estamos entre amigos, les puedo contar. Tasy, como sabe Pamela, es mi esposo, y desde que lo conocí siempre fue masculino, no digamos un supermacho, pero si masculino. Pero hace un tiempo empezó a cambiar, realmente no sé la razón, y creo que ella tampoco, pero el resultado está a la vista. No se puede ni corresponde decir si es mejor o peor que antes, solo que es diferente, me sigue amando y creo que yo también a ella, solo que ahora es libre, luego de una larga y dolorosa incubación ha salido de su closet y puede vivir una nueva vida. No se si no la envidio. Tiene todo un mundo nuevo por conocer.

-        Claro Paula, entiendo eso de que todos tenemos algo de masculino y otra parte de femenino, solo que en mi el femenino debe ser muy poco, porqué nunca sentí el menor deseo de verme como mujer, ni lo he imaginado.

-        Rolo. ¿Dices que nunca pensaste en esa posibilidad? … Al ver alguna travesti en una peli por ejemplo, no digo que lo desearas, sino que lo hallas pensado.

-        Y… puede ser, si viéndolo así…

-        Además no te creas tan a salvo, perdón, decir a salvo implica un peligro, mejor digo no te creas aislado o distante del tema. Muchos hombres admiran tanto a las mujeres que terminan deseando ser como ellas. Es lo mismo que un cuando un muchacho desea ser como su deportista favorito. ¿Se entiende?

-        Si, clarito… me has dado algo para pensar, Laura.

-        Oh, creo que esos dos son quienes esperamos. ¿Los viste Tasy?

-        ¿Cuáles mi señora?

-        Los dos hombres de traje y corbata que están llegando a la barra en este momento.

-        Si… pero son iguales, hasta visten iguales.

-        Eso solicité, tal como me indicaste, solo que duplicados, son mellizos, uno igual para cada una, para evitar problemas.

-        Entonces si son ellos, mi señora. ¿Por qué se quedan ahí y no vienen a saludar? Creo que somos fáciles de identificar mi señora.

-        Esto es muy divertido, Paula. Tasy tiene razón, sobresalen sin duda.

-        Esas fueron mis instrucciones. No vendrán solos, los debemos llamar, quiero que Tasy tenga un tiempo para observarlos, y cuando ella lo decida, los irá a buscar.

-        ¿Queeee? Mi señora…

-        Telefono, Tasy, teléfono.

-        Si, observo…. Observo.

-        No seas tan dura Paula, mírala, está temblando por los nervios.

-        Si le causa mucho sufrimiento ella sabe qué hacer para terminar con el asunto.

-        Si mi señora.

-        Y si no le gustan…

-        Pués no hay problema, les avisamos que se vayan y listo. Pero ella tiembla dado que le gustaron, y no se anima a ir por ellos. ¿Es así Tasy?

-        Creeeeo…. Creo que sí. Mi señora.

-        Entonces deja de temblar de una vez y andando.

-        Si mi señora, lo intentaré.

-        Tasy, ve tranquila, ya ves que Paula tiene todo controlado.

-        Gracias por darme ánimo, Pamela.

-        Atención Tasy, recuerda lo que te dije, no hables si no te lo piden expresamente.

-        Si mi señora.

-        Solo ve, le tomas la mano a uno y los diriges hacia aquí.

-        Ya mi señora.

-        Hola chicos, ustedes vienen de parte de…

-        De Graciela.

-        Correcto, ella es Tasy, ellos son Pamela y Rolo su novio, y yo Paula.

-        Mucho gusto a todos, nosotros somos…

-        Sin nombres por favor.  ¿Graciela no les aclaró ese detalle? No queremos nada personal, ni nombres o historias, digamos que son personas “genéricas”. ¿Se entiende?

-        Perfectamente Paula, pero como verás somos gemelos idénticos, ¿Cómo sabrán cual es cuál?

-        No tiene importancia. No necesitaremos diferenciarlos y llegado el caso pueden ser 1 y 2, o A y B… no esas etiquetas indican categorías, mejor tú serás 1 y tú A. ¿Les parece?

-        Muy bien, eres la que nos paga.

-        ¿Ay Paula! Esto se pone mejor a cada momento. ¿No te parece Rolo?

-        Si, realmente me estoy divirtiendo, y lograron distraerme del tema anterior…

-        Me alegro que estén disfrutando. Pero la agasajada es Tasy. ¿Chicos quieren una copa de vino?

-        Por supuesto, gracias.

-        Tasy ve y pide otra botella, y dos copas más.

-        Mi señora, pero el mozo…

-        Tasy…

-        Si mi señora.

-        Observen como camina, todavía se nota mucho que se esfuerza para parecer mujer, pero estoy segura que con el tiempo mejorará, tiene mucho potencial.

-        Si, realmente se esfuerza.

-        ¿Y ustedes chicos? Dijo Graciela que son camarógrafos, y que han trabajado en varias producciones porno, como la ven a Tasy.

-        ¿Porno, Paula? ¿Qué estás pensando hacer? Loca.

-        Ya verás, y ni se te ocurra pensar que voy a hacer sufrir a Tasy.

-        No quise decir eso.

-        No importa, chicos, que opinan. ¿Tasy dará para eso?

-        Si el tema es como nos contó Graciela, creo que es perfecta, tu idea es muy buena y ella es muy adecuada para el papel.

-        Si, opino igual, solo que no se puede perder tiempo, sabrás que va a cambiar muy rápido y ya no tendrá ese aire temeroso, casi infantil, que tiene ahora.

-        Lo tengo claro, y ya tomé todos los recaudos, no suelo perder el tiempo.

-        Este encuentro demuestra muy bien como haces las cosas, Paula. Creo que todo saldrá muy bien.

-        Gracias, me dan seguridad.

-        Paula. ¿Qué harás? ¡por favor!

-        Pamela, hay una sola forma en que te diría que es lo que pienso hacer, pero para eso tendrías que intervenir en mi proyecto, ya que por ahora es estrictamente confidencial. Te aclaro que esa intervención puede traer consecuencias para tu vida, y  la de Rolo. Te conozco y estoy segura que tú lo disfrutarías, pero no conozco a Rolo, por eso te recomiendo que lo hablen y luego me avisen si quieren intervenir.

-        Pero Paula, no nos has dicho nada. ¿Cómo vamos a decidir participar si no sabemos de qué se trata?

-        Pamela, creo que es bastante claro de que se trata el proyecto de Paula, no en detalle, pero si hacia donde apunta. ¿No lo ves?

-        Creo que si Rolo.

-        Bueno, entonces vallamos y analicemos un poco el tema, el tiempo corre, como dijeron 1 y A. Te parece.

-        Nos vemos Paula.

-        Nos vemos, si deciden afirmativamente. No tarden mucho, porque en una hora más o menos iremos a otro sitio. Chicos, ya vuelve Tasy.

-        Pamela, Rolo. ¿Se van, tan pronto?

-        Si, hasta luego Tasy, surgió algo.

-        Chau chicos, y ojo con lo que hacen…

-        ¡Tasy! Estamos esperando que nos sirvas.

-        Si mi señora, ya mismo.

-        Bien. Pero no te distraigas.

-        No señora.

-        Por lo visto 1 y A te caen bien.

-        Si mi señora.

-        Entonces ve y le pides a la persona que atiende la barra que por favor ponga música romántica, y con un poco más de volumen. Dale esta propina.

-        Si mi señora.

-        Chicos, creo que ustedes también tienen claro mi plan, cuando vuelva Tasy, saldremos a bailar los cuatro, no necesito decirles que hacer. Ni con ella o conmigo.

-        De acuerdo Paula.

-        Pero tengan claro dos cosas: una que todo debe ser con educación y buen gusto, sin violencia. Y otra, que todo el tiempo están en cámara. Creo que Graciela les aclaró eso también.

-        Si, algo nos dijo, pero no pensamos que sería así, pensamos en lo normal, que grabarían en la habitación, durante la acción.

-        No, estamos grabando desde que llegue a mi casa y “Descubrí” a Tasy. Quiero hacer una historia total. Desde el comienzo, inclusive he grabado algunas veces cuando ella pensó que estaba sola y se probaba mi ropa en secreto, y otras donde estamos haciendo el amor como una pareja de hombre y mujer.

-        Pero eso es una invasión a su privacidad, la vas a destrozar.

-        No, lo tengo grabado y sigo grabando, pero nada va a ser público si ella, llegado el momento en que sepa todo, así lo quiere.

-        Bueno, no estoy seguro que sea correcto, pero es mejor que hacerlo de una.

-        Coincido con él, Paula.

-        ¿Seguimos adelante chicos? Ya vuelve Tasy.

-        Cuenta con nosotros, no hay problema.

-        Tasy, escucho la música. Vamos a bailar un rato, tú eliges.

-        Mmmm, son iguales… quien quiere bailar conmigo.

-        Yo.

-        Vamos. Y… Tasy, no lo olvides, no hables si no es necesario.

-        Y tu, trátala como lo que es, una dama.

-        Si Paula, lo tengo muy claro.

-        Te debo decir, Paula, que las dos están muy atractivas, claro que se nota que Tasy no es mujer biológica, pero igual esta fantástica. Quiero hacerte una pregunta. ¿Por qué no la dejas hablar?

-        Porque es muy impresionable, y charlando se puede encariñar o enamorar de alguien incorrecto, todavía no tiene experiencia para eso.

-        Pero las niñas tampoco la tienen y la única forma de adquirirla es relacionándose con otras personas, para bien o para mal.

-        Lo sé, pero trato de protegerla, es muy especial.

-        Me parece que en realidad tienes miedo de perderla. Que la enamore un hombre y te la quite.

-        Puede ser… la amo mucho.

-        Eso es bueno.

-        Mírala, tu hermano la tiene apretada, casi no puede respirar. Y ella parece totalmente entregada, lo ves, es muy vulnerable.

-        Si lo es. ¿Y tú?

-        No creo ser vulnerable, pero no me disgustaría un poco de acción.

-        Si hago como mi hermano. ¿Tu como reaccionarías?

-        ¿Apretarme?

-        No, míralos, le está metiendo mano por todas partes, mira como le acaricia la cola.

-        Prueba y veras que ocurre.

-        Así, así, oh, mira, parece que encontró algo, está hurgando en su trasero…

-        Con cuidado, lindo, no vallas demasiado rápido.

-        ¿Pero qué es esto? Tienes un taponcito en el orto, y jugaría dinero a que tienes otro en tu vagina. Muero de ganas de verlos, deben ser una hermosa vista.

-        ¿Los tapones?

-        Ganeeeee. Si tienes dos tapones. No, lo hermoso eres tú. Y lo sabes.

-        Mírala, está gozando, mira como le acaricia la espalda, claro que no tiene tu experiencia, eres muy hábil para estas cosas.

-        A los hombres suelen gustarle más las novatas, como Tasy.

-        Cada una tiene sus atractivos.

-        Quiero que nos besemos.

-        Eso no lo han hecho aún.

-        Mejor, acerquémonos, y verán cómo se hace.

-        Eres mala, quieres que Tasy vea como te beso.

-        Si, necesito ver cómo reacciona. Bésame como si me amaras, con toda la pasión.

-        ¿Así?

-        Perfecto, veamos cómo reacciona.

-        Eres terrible, como puedes seguir atenta a ellos. Yo solo quiero hacerte el amor. Casi no puedo hablar.

-        Es muy importante, y como dijiste tengo mucha experiencia. Mírala, la está besando, casi como tú a mí, y ella responde con pasión.

-        Si se deja besar y responde con pasión, pero te está mirando, es muy raro todo. ¿Qué clase de amigas son ustedes dos?

-        Eso no te incumbe, no necesitas saberlo para cumplir tu papel.

-        Perdón, pero es muy notable que no son solo amigas como dices. Además te has traicionado, antes dijiste que la grabaste usando tu ropa, y haciendo el amor como hombre y mujer, o sea que son pareja, y por como analizas su reacción, creo que están casados. ¿Me equivoco?

-        No. Si somos matrimonio. Pero si te equivocas cuando piensas que me traicioné. Lo dije adrede, para ver como reaccionaban ustedes. Además Tasy me pidió que lo supieran.

-        ¿Y que sentiste tú, cuando viste a tu marido ser besado por otro hombre?

-        No lo tengo claro, creo que me excita un poco.

-        Mejor que lo aclares pronto, porque tienes planeadas situaciones mucho más comprometidas.

-        Sí. Pero la importante es Tasy, como siente ella. Esa es la historia.

-        O sea que vos vas a tener sexo con uno de nosotros, por lo menos, mientras ella nos mira.

-        Correcto.

-        Y tú observarás mientras lo hacemos con Tasy.

-        Si, más o menos es mi idea, pero con algunas variantes.

-        ¿Cómo cuál?

-        Mi plan es que primero tengamos sexo oral, entre los cuatro.

-        Bien. Me encanta la idea.

-        No te excites antes de tiempo.

-        Yo también tengo mucha experiencia. Y por las dudas trajimos Viagra.

-        Luego, ella me hará sexo oral a mí, yo sentada y ella acostada boca abajo, con su cabeza entre mis piernas. A la vez, ustedes le practicarán sexo oral a ella.

-        Sigue bien.

-        Luego, yo acostada y ella sobre mí, boca abajo y con sus piernas bien abiertas, quiero sentirla mientras ustedes la penetran, un rato cada uno.

-        Se pone mejor.

-        Luego, cuando ella acabe, cambiaremos de posición, y ella podrá sentirme gozar mientras ustedes me poseen. Y para terminar nos pondremos una frente a la otra, acostadas de lado, y ustedes nos harán sexo anal a las dos simultáneamente. ¿Que te parece?

-        Que estoy por acabar, eres como dijo tu amiga, muy terrible.

-        De cualquier forma es solo un plan y puedo ser modificado de acuerdo a las circunstancias. El objetivo es que las dos disfrutemos, y que el video sea memorable, obviamente.

-        Lo será, míralos, si quieres que duren hasta llegar a la cama, mejor les cortamos el juego.

-        Si, tienes razón.

-        Tasy, Tasy, vamos.

-        Que,… ¿ya nos vamos? Justo en lo mejor.

-        Las formas Tasy.

-        Si mi señora.

-        Nos vamos los cuatro, a casa.

-        ¡Si mi señora!

-        Chicos este es mi auto, iremos los cuatro juntos. ¿les parece?

-        No te preocupes, luego vendremos a recoger el nuestro.

-        Tasy, sube a mi lado, en el asiento del acompañante. Disculpen chicos, pero temo que si ella va junto con alguno de ustedes las cosas se salgan de control, y mientras conduzco no puedo ocuparme.

-        No hay problema.

-        Si mi señora.

-        Igualmente nuestra casa es bastante cerca, así que llegaremos en unos minutos.

-        Bien.

-        Cuéntame, tu que bailaste con Tasy. ¿Qué te parece mi amiga?

-        En primer me parece que tu marido… esposa… pareja es hermosa, y muy sensual.

-        Ja, también lo notaste.

-        Si, esas cosas son muy difíciles de ocultar, y menos en situaciones como estas.

-        ¿Estuvo muy charlatana?

-        No, casi no habla, eso le queda raro, pero se hace entender perfectamente sin hablar.

-        Nos dimos cuenta.

-        Si la tengo que describir en pocas palabras: creo que es una potranca a medio domar. Una yegüita medio salvaje, pero con futuro de campeona.

-        Gracias, es una descripción muy acertada.

-        Yegüita, salvaje… ¡Me apena mi señora!

-        ¡Baaasta Tasy!

-        ¡Ayyyyyy, noooo, por favorrrr!

-        Bueno.

-        Gracias.

-        La has hecho lagrimear Paula.

-        Sí, pero creo que es de placer, le está tomando el gusto a este jueguito.

-        No, por favor, mi señora.

-        Ves que si eres una yegüita. Te estoy domando, para convertirte en una verdadera yegua pura sangre.

-        Si mi señora, soy una yegüita.

-        Así está mucho mejor Tasy. Llegamos, todos a bajar.

-        Tienen una hermosa casa Paula y Tasy.

-        Si es cómoda, pero gracias a Tasy, en poco tiempo tendremos que cambiarla.

-        Paula, si por mi causa debemos perder la casa que tanto sacrificio nos ha costado y que tú amas. En este mismo momento, te digo que no quiero seguir. Ya mismo detén esto. Volveré a ser un hombre hétero, aunque tenga que internarme en un manicomio para lograrlo. Basta.

-        Tasy, nos cambiaremos, pero estoy muy segura que será a una casa mucho mejor y también eso será por tu “culpa”, por ser como eres. Así que basta de hablar. ¿Ves porque no quiero que hables si no te lo piden directamente? Tienes muchos temas nebulosos en este momento, y además no conoces mis planes, entonces sacas conclusiones erróneas. Así que deja de sentirte víctima y disfruta de tu nueva vida.

-        Si mi señora. Perdóneme. Soy una yegüita muy tonta.

-        Si lo eres, por ahora. ¡Deja ya de hablar y ve a poner algo de música adecuada!

-        Si mi señora.

-        ¿Algo de tomar chicos?

-        Por favor.

-        ¡Tasyyyyy! Trae el wisky. Y no traigas vasos. ¡Escuchaste!

-        Sí, mi señora.

-        Elegiste buena música Tasy, me encantan los blues.

-        Gracias A o 1, no sé quién eres tú.

-        Y no lo necesitas. Vamos Tasy, sírvenos un poco de wisky de una buena vez.

-        Pero, señora, no traje vasos.

-        Quiero que tomes esa botella, le des un buen trago, pero no lo tragues. Vas a depositar uno en cada una de nuestras bocas. ¿Entiendes?

-        Si mi señora.

-        Vamos, comienza ya, primero él.

-        Muy bien, con cuidado que no se derrame nada, y con calma que no nos queremos ahogar…. Ahora sigue el…. Y ahora a mí. Gracias

-        ¿Otra ronda chicos?

-        Si, fue divertido.

-        Bueno, otra ronda, pero ahora luego de que cada uno trague su wisky, le repasas los labios y el interior de la boca con tu lengüita.

-        Si como ordene…

-        Cuidado Tasy, si llego a notar que te pones aunque sea un poco entonada por haber tragado algo de licor… sabes lo que ocurrirá.

-        Si señora.

-        Bien, la misma ronda…. Pon más empeño en la limpieza, debe ser profunda pero sin violencia. A ver tu, que te ha parecido el servicio de Tasy.

-        Mmmm, bien pero necesita más práctica.

-        Yo quiero probar una vez más.

-        No chicos, no los quiero borrachos esta noche.

-        Tasy guarda el licor.

-        Si señora, pero el tener el wisky en la boca y tanto lamerlos… se me ha secado la boca… tengo mucha sed.

-        Bien, trae una botella con agua.

-        Si mi señora.

-        Aquí está el agua.

-        Ahora te pones de rodillas, levantas la cabeza y abre bien la boca. Cuidado no te caigas para arrodillarte, los tacos Tasy.

-        ¿Así mi señora?

-        Sí. Ahora cada uno tomaremos un trago de agua, no lo tragaremos y se lo entregaremos a Tasy, en la misma forma que ella nos dio la bebida a nosotros.

-        Coffff, ggrrrr, coffff…

-        Con cuidado por favor, y tu Tasy, presta más atención.

-        ¿Se te ha calmado la sed?

-        Si mi señora.

-        Bien, de pié todos… formemos un triángulo en derredor de Tasy. Tu en el centro, yegüita.

-        Si mi señora.

-        Ahora atención Tasy. Nos irás desvistiendo a los tres, pero una prenda por vez a cada uno, siguiendo el orden. Hazlo con mucho cuidado y lentamente, te estamos juzgando, y puedes ser premiada… o castigada.

-        Si mi señora.

-        Muy bien Tasy, uno a uno… prenda a prenda… un saco, otro saco… mi sueter….

-

-        Bien, así está muy bien, cuidado ahora, ya los chicos están con el torso descubierto, antes de sacar los pantalones debes descalzarnos. A mí no, me gusta dejarme los tacones en estas ocasiones.

-        Si mi señora.

-        Para los zapatos, pantalones, medias y…. slips, debes hacerlo de rodillas.

-        Si mi señora.

-        Bien, con cuidado Tasy. Pueden colaborar un poco chicos, o no podrá sola, pero no la toquen por favor.

-        Si nuestra señora…

-        Bueno, ahora me toman el pelo…

-        No, realmente te sentimos como nuestra ama, Paula.

-        Como quieran.

-        Bien, ya están los dos solo con el slip. Antes de dejarlos totalmente desnudos, me quitas mi ropa interior, Tasy.

-        Podemos ayudar señora.

-        No, ustedes solo miran, por ahora.

-        ¡Vamos Tasy! … Con cuidado… sabes que cuando quites la tanguita pueden caer mis adornos íntimos, así que preparada para atajarlos, no quiero que toquen el piso.

-        Si mi señora.

-        Cuidado…. Cuidado… está saliendo el de la vagina, atenta Tasy…. Bien, es tuyo, ponlo en tu boca, y ahora el otro.

-        Mmmm,… oooo …

-        Shiiii, ya sale…. Ya sale….  Bien lo atajaste también. ¡Este se lo colocas en la boca a él! Y el que tú tienes en la boca del otro.

-        Si mi señora.

-        Chicos tienen algún problema con esto, pueden asentir o negar con la cabeza… bien, eso pensaba, así pueden ir sintiendo el sabor de su ama. Y a partir de este momento veremos qué tan profesionales son, por ahora parece que ambos están a punto de estallar, espero que no lo hagan hasta el momento adecuado. Tasy, te colocas detrás de cada uno y le bajas el slip, siempre con cuidado, ellos levantan un pie y luego el otro para que tú los retires. ¡Vamos! Y no quiero que mires su parte frontal, por ahora.

-        Si mi señ…

-        Vamos Tasy, ya no hables si no te lo ordeno…. Bien, así... Listo uno… que bonito pene tienes, y bastante respetable su tamaño…. ¡Vamos Tasy! No te distraigas… ahora el otro…. Mmmm, que bombonazo, por favor tú no te ofendas, pero el pene de tu hermano es casi perfecto, laaaargo y grueeeeso. Y cabezón. Más no puedo pedir… A ver Tasy… ya puedes verlos, pero sigue de rodillas…. ¿Qué te parecen? Puedes responder.

-        Hermosos y… atemorizantes.

-        Supongo que para ti si pueden serlo… ahora yegüita, nos vas a besar a los tres, en la zona genital, le darás unos ricos besos a cada uno de sus bonitos penes y a mi clítoris. Por ronda como con la ropa… bien, ahora el…. Cuidado dije besar, no tocar ni lamer… si ahí está mi clítoris, ya me conoces... ahh… así putita, así. Otra ronda. ¡Vamos Tasy!

-        Bueno, listo, es suficiente, nuestros genéricos van a estallar si seguimos este juego. Ahora toma los juguetes que tienen en la boca y los dejas sobre esa mesita.

-        Listo mi señora.

-        Gracias señora, ya me estaba cansando tener eso en la boca.

-        Poco aguante querido. Ahora yo me siento a ver el show y Tasy se pondrá en pié en el centro. A mi orden, ustedes dos la desvestirán totalmente, pero no en la forma que hizo ella, sino violentamente, no digo que rompan la ropa, pero si con rudeza, como si estuvieran por violarla. Le dejan el collar, las muñequeras y los tacones. La jaulita y el tapón que tiene en el culito no los toquen, pueden lastimarla. ¿Entendido?

-        Si señora.

-        Si señora.

-        Comiencen ya. Bien, así rápidos y furiosos…. Un poco de cuidado, la van a hacer caer, bien, así, vestido fuera, sostén… tanguita…

-        Y la bijú, los aros, señora…

-        Arránquenle los aros, de una.

-        Pero…. La vamos a lastimar.

-        ¡Arráncalos dije!

-        Ayyyyy……

-        ¡Ja ja ja! Son de presión tontitos, no tiene agujeros todavía. Ahora se los colocan nuevamente, me gusta verla así desnudita pero con zapatos y aros. ¿Y bien chicos? ¿Ahora que la tienen desnuda, que les parece mi yegüita?

-        Hermosa, y muy apetecible.

-        Si, está para darle… y esa jaulita para que… su penecito da pena, chico y muertito.

-        No siempre fue así, ahora está anulado por una pastilla, pero puede revivir en cualquier momento.

-        ¡Me gustaría que reviviera mientras la penetro!

-        Tendrás tu oportunidad, pero la jaula no se va, ese pajarito nunca más será libre.

-         ¿Dónde conseguiste esas tetitas? Parecen reales.

-        Y son muy funcionales además. Pellízcale los pezones y lo verás.

-        ¡Si señora!...

-        ¡Ayyyy, por favor mi señora!

-        ¿Ven? Tienen un mecanismo que transmite el movimiento de los pezones artificiales a los verdaderos.

-        Excelente. Quiero probar nuevamente.

-        No, es suficiente. Ya saben que cuando la rocen o toquen ella va a sentir perfectamente lo que hagan con sus pezones.

-        Si señora.

-        ¡Tasy! Ve al dormitorio y trae unas botellitas de crema para masajes que dejé antes de irnos.

-        Si mi señora.

-        Bien, esas son. ¡Ahora todos de pié!

-        Ya señora.

-        Tasy, ahora nos untas esa crema por TODO el cuerpo, sin dejar un solo rinconcito sin lubricar. ¿Entendiste yegüita?

-        Si mi señora.

-        Primero ellos, con mucho esmero, quiero ver como tus manos recorren cada centímetro de sus cuerpos totalmente depilados, como te gustan, putita.

-        Si mi señora.

-        Comienza por arriba, su cabeza, bien en toda la cara, el cuello, así con las dos manos… los hombros… ahora la espalda… bien, así con esmero y suavidad femenina, sintiendo los músculos bajo la piel… ahora el pecho, cuidado con los pezones, bien así, así… su vientre… Para untar su trasero ponte delante de él y abrázalo con las manos… así.

¡Excelente! Siente como su pene roza tu jaulita. Es muy excitante. ¿Cierto? Siente su pecho contra el tuyo, bien, no olvides lubricar bien su agujerito… así con un dedito… ahora te colocas detrás, pero no dejes de tener contacto con su cuerpo… perfecto. Con las dos manitas le untas la ingle, mira que lindas lucen tus manitas con sus uñas pintadas acariciando ese hermoso pene… vamos cuidado con sus testículos, como sabrás tienen partes muy sensibles… así… así… lo haces estremecer… Ahora te pones de rodillas y continúas tu trabajo en sus muslos… sus pantorrillas, y por supuesto sus pies. Cuidado no resbales con esos pies tan lubricados. Muy bien Tasy, ven aquí un momento.

-        Si mi señora. ¿Que desea?

-        A ver… sí. Como imaginaba tu penecito está reaccionando, mira como se ha hinchado y presiona la jaula. ¡Y está chorreando una gotita de líquido preseminal! Hermosa, dime que sientes.

-        Es raro mi señora. Hace rato que estoy excitada al máximo. Recién mientras untaba la crema, mientras acariciaba sus penes, comencé a notar que el mío estaba reaccionando, pero en realidad no siento necesidad de penetrar. Creo que normalmente con este nivel de excitación hubiera tenido un orgasmo hace tiempo, pero no, es como que hay un límite, me mantengo en un nivel estable, no decae y aunque parece aumentar no llega a producirse el estallido, es muy raro mi señora.

-        Creo que es parte del efecto de las pastillas, tienes una meseta de placer y te mantienes en ella, así puedes disfrutar del sexo durante más tiempo y con más profundidad, como las mujeres.

-        Nosotros le vamos a hacer sentir en profundidad. ¡Estate segura señora!

-        No seas grosero, silencio. Vamos Tasy, ahora con el otro. Bien, así… igual que antes…. Mmm que rico, me están entrando ganas de ocupar tu lugar yegüita… tómate tu tiempo con ese pene magnífico… Veo que te gusta esa tarea. ¿La disfrutas Tasy?

-        Sí, mi señora, muchas gracias por lo que me está permitiendo vivir.

-        No te distraigas de tu tarea. Parece que nuestros genéricos también disfrutan. ¡Mira como chorrea este pepinote! Está a punto.

-        Es hermoso mi señora.

-        Listo con ellos, ahora me toca.

-        Si mi señora.

-        Veremos como tratas a tu señora, yegüita… bien, que rico, así, mi cuello…. Los hombros…. Espalda…. Mmm…. Si… mi pechooooo, con cuidado…. Ayyyy… que rico… si, la cola….. mmmm…. Cuidado con ese dedito intruso… eres fantástica Tasy…. Siiiii, así, mi entrepiernaaaa…. Ahhh…. Siiiii…. Levanto una pierna…. Ahora la otra…. No te olvides entre los deditos de mis pies… siiii… gracias Tasy.

-        Por nada mi señora.

-        Paula, realmente hacen hermosa pareja tý y Tasy. ¡Dos hermosas diosas dándose placer!

-        Tranquilos chicos. Ahora todos nosotros, que ya tenemos el cuerpo bien aceitado nos frotaremos contra Tasy, y la recorreremos con nuestras manos, toda, y la dejaremos también totalmente lubricada, vamos….

-        Tasy…. Relájate… déjate llevar… siente y disfruta….

-        Que linda cola tiene la yegüita, lástima que está taponada la entrada, señora.

-        No te apures, pronto llegará el momento de quitar ese obstáculo.

-        Bien dicho señora, ese es un verdadero obstá-culo.

-        Vamos chicos, quiero ver sus manos ansiosas recorriendo el cuerpo de Tasy, cada lugarcito…. Mientras yo la besaré…. Mmmm, cuidado esa es mi cola… ahh, eres un atrevido, no te di permiso de meter ahí tu dedo… pero que rico…

-        Pero si lo disfruta señora, sienta como se mueve dentro de su ano… y con la otra mano muevo el juguetito en el de Tasy…  disfruto las dos hermosas colas a la vez.

-        ¡Basta! Es suficiente. Vamos todos al dormitorio.

-        Si mi señora.

-        Si señora.

-        Ahora Tasy, te pones de rodillas y le haces sexo oral a ellos dos mientras yo me acomodo en la cama para observar el show. Y ustedes mantengan su control. No deben acabar, reserven todo su semen para el trasero de Tasy. Bien Tasy, así, lo haces como si tuvieras mucha experiencia… despacio… mmm… que hermosa te ves así desnudita, de rodillas dando placer a estos dos machos, la piedra que adorna tu ano parece un faro que indica el rumbo a esos hermosos penes… siente el sabor, el calor, la textura de esos miembros, y a la vez siente el juguete que tienes clavado en tu culito, y tu pobre pene tratando inútilmente de escapar de su prisión… eres toda una puta sumisa, mi yegüita… Bueno, es suficiente. Muy bien chicos, veo que pueden controlarse aún en situaciones extremas, ya les falta poco para liberar su furia dentro de esa hermosa cola que tanto desean. Tasy ven aquí.

-        Si mi señora.

-        Date vuelta… a ver, si sigo con la llave colgada… quito la piedrita, introduzco la llave… la giro y… va saliendo… vamos Tasy, expulsa el tapón, los chicos esperan…

-        No puedo, creo mi ano está dilatado y no lo empuja… ay…un momento… creo que comienza a salir…

-        Ya lo tengo… bueno lo dejamos por aquí… ahora yo me recuesto y tú me comes, sube a la cama, ponte en cuatro patas, bien, tu cabeza, aquí entre mis piernas y a lamer... ya sabes lo que me gusta… mmm…. Levanta la colita…. Vamos chicos no sean tímidos, uno a comer el trasero de Tasy…. Si así… mmmm… bien Tassssy… bien… tú no te quedes mirando… quiero tu pene en mi boca… es un poco complicada la posición… vamos, vamos que lo quiero ya en mi boca… mmm…. Mmm….

-        ¡Eres una puta muy golosa señora! Y sabes cómo chupar un pene…. Ahhhh.

-        Basta. Es suficiente. ¡Cambio de posición para todos!

-        Uffff… si mi señora.

-        Momento… yo me acuesto boca arriba, Tasy sube sobre mi… cabeza con cabeza… muy bien putita. Abre bien las piernas… y relájate.

-        Tú, el del pene pequeño, no te ofendas, es hermoso también. Atento, yo voy a besar a Tasy, la iré abrazando y lentamente mis manos irán hacia su cola, cuando separe sus nalgas para exponer su agujero, te ubicas y la penetras, pero con lentitud, hazle sentir tu pene, apoya la punta y lentamente la invades hasta que sea toda tuya, luego la bombeas lentamente, aumentando paulatinamente la velocidad, cuando yo te toque, puedes liberar tu esperma dentro de ella. ¿Serás capaz de hacer lo que te digo?

-        ¡Por supuesto señora!

-        Bien, quiero sentir como se estremece mientras la penetras. Vamos Tasy. ¿Lista para que te posea tu primer macho?

-        Sssssi… mi señora

-        ¿Qué es lo que deseas Tasy?

-        Que me posea un macho señora.

-        Y que más…

-        … ¿Qué me acabe adentro?... señora… ¡Que me posea otro macho luego!... quiero que me partan… quiero….

-        Eso tendrás mi yegüita. Bésame…. Mmmm.

-        Hermano, creo que ya es momento de penetrarla.

-        No, aún no me da la señal.

-        Mira cómo se abrazan y besan, no creo que Paula pueda respetar sus planes…

-        Ahora sí, le voy a romper el orto a esta putita…

-        Recuerda lo que pidió Paula: lentamente.

-        ¡Así, siente mi cabeza caliente, yegua! Mmmm, que lindo agujero para entrar, así… ¿me sientes entrar en ti? … está bastante abierto este orto…. Se me va sola adentro… ya la tienes toda… ya eres mía nena. Ahora te bombeo, suave, suave… que rico como te estremeces…. Mmmmm….un poco más rápido… uf, sabes responder con tu cola, mmmm. Aprieta más... A ver si puedes seguir mi ritmo…. Si, así!

-        Vamos hermano, ya es tuya, no te apures, espera la señal para llenarla…

-        ¡Ahora sí, la señal!.. Toma mi leche…. Toma… y toma otra vez… siente como te llena un macho…. Mmmmmm… ahhh…. Voy a sacarla lentamente, apriétala para que exprimas hasta la última gota…. Sí…. Así putita…. Así… y … ¡Toma! Otra vez adentro, quiero meterte mi leche hasta que te salga por la boca….

-        Estuviste perfecto, gracias, eres un perfecto amante. Ahora quítate por favor, y tú toma su lugar, pero no tengas piedad, clávale ese monstruo de una, la bombeas y la llenas de tu semen hasta que rebalse, vamos… no pierdas tiempo.

-        Mi señoraaaaa… por favor… despacio….

-        Shhhh. Tu solo disfruta como te penetran, ahora eres solo un ano penetrado y lleno de semen, no pienses, solo disfruta. Vamos, clávala de una vez.

-        Ya mismo. Toma perra, a ver si te gusta….

-        ¡Ayyyy!.... no lo soportooo…. Me lastima….

-        Estate quieto un momento, deja que su ano se acostumbre a tu pene…. Y tu puta, tranquila que no te lastima, es solo la impresión de tener ese pedazo dentro… ya quiero sentir yo lo mismo…. Bueno, suficiente piedad, ahora a bombear… Tasy ya verás cómo paulatinamente tu ano se acostumbra y comienzas a disfrutarlo….

-        Toma Tasy.  ¿Quieres ser mujer? Esto le doy a las mujeres, toma y toma, aguanta si eres muy mujer…. Mmmmm… te voy a partir en dos…. Qué lindo culo tienes… ¿ahora no te mueves putita? …. Dime que te gusta o me retiro….

-        Mmmmm… duele… pero me gusta….

-        Si, eso es, eres una buena puta…. Como premio te aprieto los pezones….

-        Aaaayyyyy…. No… siiii….ahhhh

-        Disfruta yegua, ahora sabes lo que siente una mujer cuando la toma un buen macho. Disfruta y sufre…

-        Ahhhhhhh….

-        Cuando quieras la llenas de leche, quiero que quede bien rellenito su orto goloso.

-        Ya voy… ya….. toma mmmmmm…. Aprieta…. más… vamos aprieta si quieres que te llene…

-        Nnnn no puedo…. Quiero tu leche, por favor…..

-        Ahí la tienes, toda dentro…. Y más, toma por puta…

-        Siiiii, la quiero todaaaaa…. Ahhh….. no puedo conternerme, perdón mi señoraaaaa…..

-        Bién Tasy, ya eres toda una puta. Te amo mi yegüita.

-        Si, ya fuiste mía y de mi hermano, eres toda una perra ahora.

-        Tú, por favor, toma el tapón anal de Tasy y en cuanto tu hermano se retire de su culo, la taponas, pues no quiero que pierda una sola gota del semen que tiene dentro.

-        Pero… señora, con el agujero dilatado como se lo hemos dejado se va a salir igual…

-        No te preocupes. El tapón es suficientemente grande y tiene una forma especial para que no pueda expulsarlo, y tú, por las dudas lo sujetas, hasta que yo pueda terminar con la maniobra.

-        Si señora, como diga.

-        Ya salgoooo…. Perrita mira. Te dejamos bien abierta.

-        Arde mi señora, por favor el tapón no.

-        Shhhhh. Calla perra. Vamos, el tapón sin piedad.

-        Ya está.

-        Ayyyy, basta por piedad.

-        Sufre y calla, tú lo pediste. Ahora disfrútalo.

-        Sujétalo. Un momento mientras tomo la llave… Hummm, que cochinita eres Tasy, me has acabado encima… Permiso, pongo la llave para dilatar el tapón….

-        Ahhh, está bien así. No más, por favor mi señora, ya no saleeee...

-        Otra vueltita….

-        Ayyy…

-        Vamos no seas quejosa, sé que te gusta y en un rato ni lo sentirás. A ver donde quedó mi celular…. ¿Me lo alcanzas por favor?

-        Toma Paula… señora.

-        Mmmm, creo que este es el programa….

-        Ahhh, que sucedeee, que me hace señoraaaaa…

-        Active el tapón, con un programa que te suministra pequeños choques eléctricos en el esfínter, eso hará que se contraiga para evitar que puedas expulsar el tapón.

-        Parece que el tapón se hinchara, parece mucho más grande…. Ay…

-        Pues no, es lo contrario, en la medida que tu agujerito se contrae el tapón se achica, tiene una sensor que mide la presión que ejercen tus esfínteres sobre él, es automático, en poco tiempo tendrás el culito cerrado casi como si no hubiera recibido visitas tan agradables, pero tu sentirás como que el tapón sigue siendo enorme.

-        No diga más señora, me asusta.

-        Excelente ese aparato. Debemos conseguir uno hermano.

-        Bueno basta de charla. Mi entrepierna está llena del semen que ha derramado Tasy y necesito que uno de ustedes me limpie bien a fondo, con la lengua por supuesto. Y Tasy necesita que le limpien su jaulita, debe quedar brillante.

-        Yo limpio la jaulita, mira como ha vuelto a morir el pobre pajarito.

-        Los que no han muerto son sus avestruces, así que si quieren seguir disfrutando, es mejor que hagan rápido lo que les pedí.

-        Si mi señora, yo limpiaré su entrepierna… mmmm…. Se ve sabrosa y a punto…

-        Siii, así, mmmmm, limpia hasta el último pliegue…. ¿Tasy, te gusta cómo te limpian la jaulita?

-        En realidad casi no siento nada, me estoy volviendo a excitar, pero es por la situación, no por que sienta algo en mi pene. Aunque en realidad estoy totalmente rendida, y me arde el trasero.

-        Pobrecita mi Tasy, le han roto el culito. Ahora esta dolorida pero feliz de ser una buena yegüita.

-        Si mi señora.

-        Gracias por la limpieza, ha sido muy gratificante, ya les devolveré el favor. Por favor tomen asiento, tengo algo que hacer mientras ustedes descansan unos instantes, antes de seguir con lo bueno.

-        No más mi señora, no puedo más, por favor….

-        Silencio, no es contigo la cosa. Y verás cómo en un rato cambias de idea. Ven aquí.

-        Si mi señora. ¿Qué es eso que trae?

-        Esto es un armazón para inmovilizarte. Quieta. Separa un poco tus piernas. Bien, primero sujeto los aros que tienen tus zapatos en los tobillos a este tubo, eso evitará que cierres o separes tus piernas. Ahora este caño vertical… esta punta en el centro del caño anterior y la otra aquí….

-        Ay, mi señora…

-        Aguanta, es un momento… saco la piedrita y la otra punta del caño encastra en tu tapón, a ver… si quedó bien firme. Ahora las manos atrás. Uno las muñequeras con este candadito… y finalmente esta cadena… primero en el collar…. Y ahora ubicamos esto en la punta de tu jaulita….

-        ¿Qué es eso señora?

-        Esta pieza se introduce por la ranura que tiene en su punta tu jaulita, así…. La parte cónica va hacia adentro… se sujeta con esta traba… y este anillito va sujeto al otro extremo de la cadenita. Listo.

-        Pero…. Eso debe doler….

-        Si, esa es la idea… cuando te excites y tu pene comience a crecer encontrará la punta del conito que está ubicado en la posición adecuada para que valla introduciéndose en el ojito de tu pajarito. No te lastimará, pero el dolor producido hará que tu pene se retire.

-        Si mi señora, como quiera. Pero creo que será inútil, mi pajarito está totalmente desmayado.

-        Eso lo veremos. Y como estoy segura que finalmente la excitación será más poderosa que el dolor, el cono se introducirá totalmente en tu pito. Y lo dejará dilatado para futuros placeres….

-        ¡Señora!

-        No me canso de decirlo: Paula eres terrible.

-        Ya está lista mi bonita Tasy, no puede moverse y está bien taponada.

-        Perdón señora, pero la boca no se la ha tapado.

-        Lo sé. Quiero escucharla, quiero que ella se escuche.

-        ¡Ah! Ya entiendo, buena idea.

-        Ahora, chicos, es mi turno, quiero jugar un rato con esos hermosos juguetes que tienen.

-        Estamos para eso, señora.

-        Primero quiero saborearlos a fondo, desde que lo hizo Tasy me dieron unas ganas terribles.

-        Es todo suyo mi pene… bien… mmm, sí que sabe cómo hacerlo…. Mmm…. Mira Tasy como tu mujer me chupa la pija, con que placer….

-        Mi señora se merece disfrutar. Y sabe hacerlo mejor que nadie.

-        Si putita, eso es seguro….. ahh.

-        Ahora quiero comerte a ti, grandote….

-        Despacio, que es muy grande… te puedes atragantar….mmm, rico. Qué lindo pelo tienes puta. Vamos chupa, chupa…. Ahh, quiero bombearte.

-        Eso no estaba….

-        Cállate puta. Y sigue chupando, no trates de escapar. Hermano sujétala.

-        Sí. No sigas resistiendo puta y te irá mejor. Quieta dije… ¡Toma, esto!

-        Si hermano, eso es lo que quiere, que le azoten el trasero. ¡Dale más!

-        Toma y toma, y sigue chupando.

-        ¡Paula!… Déjenla… Esto no es divertido…. ¡Basta!

-        Cállate marica. Les vamos a enseñar lo que es meterse con nosotros.

-        Vamos a la cama puta.

-        No... ¡Paulaaaa!

-        Vamos, te dije, te mereces otro azote, puta. ¡Toma!

-        Sujétala hermano, mientras le rompo el orto. No te resistas puta.

-        Ahora no eres tan mandona. Ni tan señora.

-        Quieta… Sujétala… ¡Adentro!

-        ¡Ay! Basta… por favor… Aaaah

-        ¡Disfruta puta! Eso le dijiste a tu “yegüita” mientras le rompíamos el orto. Ahora sos vos la yegua. Disfruta. ¿Te duele?

-        ¡Sí! Basta…..

-        ¿No era que tanto te gustaba mi enorme pepino? Ahora lo tienes todo dentro. Disfrútalo puta.

-        Basta… ¡Déjenla! La lastiman…. Ayyy…

-        Mira hermano, la yegüita está excitada, se está clavando la púa en su pija. ¡La excita que violemos a su mujer!

-        ¡Basta!… Por favor… hagan lo que quieran conmigo… pero basta con ella...

-        Ahora es tu turno hermano. ¡Date vuelta perra! Abrí bien las piernas, vamos no te resistan. Yo la sujeto. Partila en dos hermano, sin piedad.

-        Mmmmm, que calentita tienes la vagina puta. Te gusta mi pepino “mediano”. Mirá como te bombeo, como disfruto mientras te parto….

-        ¡No!

-        Mirá se está rindiendo la puta. Ahora viene lo mejor. ¿Cierto puta “señora”?

-        ¡No, basta!…

-        Decile que te gusta. ¡Vamos decile fuerte que te gusta cómo te estamos violando!

-        ¡No!… si… ¿Me gusta?... Me gusta.

-        No, basta… ¡Paula!...No...

-        A ver puta sentate sobre mi pingo, vamos a cabalgar…. Muy bien…. Que rico.

-        Un momento quieto hermano, que le voy a abrir un poco el orto, quiero que la yegüita vea como los dos a la vez nos cogemos a su esposa… Mira “Tasy”, ves cómo le gusta….

-        Vamos puta señora, vamos cabalga… y decile a tu querida Tasy cuanto disfrutas tenernos a los dos adentro.

-        Me gusta Tasy… tranquila…. Me encanta tenerlos a los dos…. Que me dominen….

-        ¡No Paula!... ¿Que van a hacernos cuando terminen? ¡Paula!

-        Es todo juego Tasy, estaba planeado para ver tu reacción… aaah… Es para probarte…. Mmmmm, que ricoooo... Una prueba muy agradable realmente. Vamos chicos, a cabalgar, quiero quedar tan llenita de lechita  como el culo de Tasy.

-        Ayyyyy… mi señora basta… no puedo más…

-        Si puedes mi perrita. Disfruta. Siente que estás inmovilizada, totalmente vulnerable, con tu culo lleno de semen, tu penecito preso y penetrado, y tu esposa penetrada por dos machos. Disfrutalo.

-        Ahhhhhh, eres mala mi señora… Voy a … he acabado nuevamente… me duele el pene… ¡Basta por favor!

-        Chicos, ahora es su turno.

-        Si, vamos hermano, quiere leche… Vamos muévete… Que puta que eres…

-        Siente, me vengooooo… Siente como te lleno el orto…

-        Siiii… Yo también me vengo… ahhhhhh.

-        Ahora yo… toma en tu vagina puta… Toma mi leche…

-        ¡Ahhhhh! Gracias… qué bueno sentirse totalmente llena…

-        Listo Paula.

-        No querido, listo no. Estoy toda llena de semen, sean caballeros y limpien lo que ensuciaron.

-        Por supuesto…. Permiso…. Listo tu ano, quedó como nuevito… aunque un poco más abierto.

-        Sí. Es muy agradable sentirlo así, ahora tú.

-        Ya… que sabrosa…. Mmmmm…

-        Despacito por ahí… si, gracias a los dos. Tasy, se educada.

-        Si señora. Gracias chicos, gracias por habernos cogido a las dos.

-        Ha sido un placer Tasy.

-        Gracias chicos, ya terminó su parte. Pueden pasar por el otro baño para asearse y vestirse.

-        Bien Paula, gracias a vos y a Tasy. Que salga todo bien.

-        Bueno, Tasy, nuevamente solas.

-        Si mi señora.

-        Ya terminó el show Tasy, ya no es necesario eso de “señora”.

-        ¿Show? Que quieres decir Paula.

-        Permíteme que te desate…. A ver cuidado no te caigas…. Recuerda los tacones….

-        Si Paula… gracias, ya estaba entumeciéndome.

-        Vamos a la cama Tasy.

-        Sí.

-        Ahora quítate los tacones, las muñequeras, el collar….

-        Si Paula… ¿La jaula y el tapón?

-        Primero traga la pastilla…. Bien…. Ahora podemos quitar la jaula sin temor a que el pajarraco vuele.

-        Si Paula.

-        Vamos a ducharnos.

-        ¿Juntas?

-        Si, como dos niñas.

-        Dos niñas muy avispadas….

-        Si Tasy, vamos de una vez.

-        Ahora si me siento mucho más relajada. ¿Y tú?

-        Si Paula, creo que nunca estuve tan… relajada…. no sé que palabra usar… completa… satisfecha… mujer… llena… no sé.

-        Todas Tasy. Todas describen a una mujer que luego de haber tenido un sexo satisfactorio se encuentra junto a la persona amada.

-        Creo que eso es, estamos juntas, a pesar de haber estado con dos hombres, las dos, y te miro, y te sigo amando, quizás más que antes.

-        Estamos desnudas Tasy.

-        Si, bueno no tanto, mi culito tiene un adorno…

-        Y lo va a seguir teniendo.

-        Ahora ponte este conjunto de sostén y bikini. Realmente los senos postizos han resultado muy buenos.

-        Y el trabajo de Pamela también, mi peluca sigue en su sitio luego de todo el maltrato. Es muy bonita esta lencería. Gracias Paula. No sé como haré para compensar todo lo que haces y gastas en mí.

-        Pronto lo sabrás. Ponte esta bata mientras yo hago lo mismo. Vamos al living, ahí tienes esas pantuflas rosas.

-        Estamos vestidas, o a medio vestir iguales amor.

-        Sí, me encantó esta combinación así que traje una para cada una. Estamos muy femeninas, todas de rosa. Te queda muy lindo ese color, te hace ver inocente y frágil.

-        Frágil me siento aún, pero inocente no, gracias a ti. Tú también estás muy bonita.

-        Vamos. Tomemos asiento en el sofá… ¿Dónde estará el control remoto?

-        ¿Qué haremos ahora Paula? Realmente estoy rendida, si pones algo para ver, una peli o algo así me dormiré sin remedio.

-        No Tasy. Te aseguro que no te dormirás, ni por un instante.

-        Tú siempre tienes razón.

-        Sí. Aquí está el control. ¡Que comience la función! Te amo Tasy.