Estando muy cerca de la muerte (16)

Vivira o Morira ????

¡Hola!

Antes de que comenzar con el relato, quiero ofrecer mis disculpas, bueno, de hecho queremos (Fran y yo) por el relato anterior, obvio para la mayoria no fue el mejor, pero era necesario. Muchas gracias por leernos, por comentarnos, por valorarnos, y por todas sus opiniones. Esperamos que este sea de su agrado

PD: ¬¬ leí todos los comentarios… y a unas… las tengo entre-ojos… jaja no es cierto.. Pero si, me divirtieron mucho. mil besos!

Estando Muy Cerca De La Muerte 16

Capitulo V

-Sami, Sami… Despierta!! – volví a la vida con mis mejillas empapadas en lagrimas, Poncho me movía con brusquedad haciéndome reaccionar, miré la habitación, todo como en el sueño… miré su cuerpo… su respiración estaba calmada, el sonido del aparato sonaba igual que cuando me quedé dormida… lo abrasé con fuerza, jamás en mi vida había tenido tanto miedo a algo

-fue un sueño – dije suspirando irremediablemente en medio de llantos que denotaban tristeza pero a la vez, tranquilidad. – Fue un maldito sueño – respiré, todo había parecido ser tan real

-ya chiquita – tomó mi cabello y acariciándolo paulatinamente con un movimiento de sube y baja continuo formando una especie de presión leve con su fuerza, logró calmarme – ya estás aquí, sea lo que se que soñaste, ya pasó

La velocidad de mi llanto, iba reduciéndose, a penas lograba reaccionar, apartando de mis pensamientos todo lo que había soñado… me llené de fuerza, para voltear y verla a ella, sus ojitos cerrados, su rostro estaba un poco herido, sus manos reposaban apaciblemente sobre la camilla y las sabanas. Por primera vez en mi vida, pude darme cuenta de la magnitud de dolor que puede causar alguien que se convierte en un ser indispensable, si llega a faltar. Bajé mi rostro avergonzada ¿Por qué siempre reacciono cuando tienen que pasar tantas cosas para darme cuenta de mis actos?

Me acerqué a ella con lentitud, todavía podía sentir como bajaban mis lágrimas casi tan deprisa como nunca lo hicieron. Posé mi dedo sobre su nariz, me devolví con él; aleatoriamente, posándolo sobre su frente, sus mejillas… era tan hermosa. Por mi mente pasaron recuerdos rápidos desde el día en que la conocí, las cosas cambiaban sólo porque era yo, quien estaba en su situación, cuando la vi… Dios… una mujer hermosa en todo el sentido de la palabra, su sonrisa me transportaba a mil lugares en donde existía una ilusión de que todo podía cambiar, de que podía ser mejor… todo el proceso de acompañamiento, las terapias donde rebeldemente no le aporté nada y ella siguió ahí, esperando… después, una nueva sensación con mi psicóloga, el por qué me gustaba tanto

--no me dejes sola Camila – susurré

La enfermera se acercó a mí, y me pidió que abandonara la habitación, ya habían pasado 6 horas… afuera, se encontraba la mamá de ella con otro señor. Me miraban inquietos, Poncho estaba a mi lado.

-¿se encuentra bien, jovencita? – cuestionó el señor, su rostro era serio y por alguna razón, mantenía un perfil bastante alto de respeto.

-si señor – miré a la señora – ya puede entrar

-te presento a mi esposo, y padre de Camila – mi mirada se devolvió a la figura del hombre, aparentaba sostener unos 60 años de edad, llevaba un traje negro y manejaba mucha clase, al igual que su esposa.

-mucho gusto – estiró su mano mirándome fijamente, tenia los mismos ojos que Camila

-igualmente señor – respondí a su saludo – si saben algo, les pido me avisen, debo ir a la universidad.

-debo agradecer que hayas pasado la noche con Camila – manifestó él, tenia una voz gruesa y madura

-no me lo agradezca señor, yo lo hago porque así lo quiero. – me despedí de Poncho y sus padres y salí del hospital. Francamente estaba confundida, ese sueño me había dejado con un amargo sabor a dolor y miedo. No me cansaba de mirar la hora por el celular, en 4 horas le harían su cirugía.

Llegué a casa y me cambié, tenia unas grandes ojeras que dañaban cualquier clase de buena impresión en mi rostro, mi madre me miraba preocupada, fingí estar bien, no quería que se sintiera peor. Me duché, comí algo rápido, hablé un corto momento con ella, y salí de mi casa. Tenía que ponerme al día con la universidad, sino terminaría por perder todo lo que había logrado. mis pensamientos viajaban constantemente a ella, cuanto me gustaría seguir ahí, a su lado… mirándola dormir, alejada totalmente de una realidad, como me afectó verla mal… como me afectó ese maldito sueño… y como me ayudó a la vez. Camila es todo lo que quiero para mi… pensar imaginarme sin ella… me duele.

Tardé media hora en llegar a la universidad, habían pocos en clase, el docente de afinación vocal, estaba un poco mal humorado… mi voz, estaba bastante ronca por todo el llanto… y cuando me ponía a afinar sonaba algo chillona, lo que estaba causando un poco de diversión en mis compañeros, y mas malgenio para el, como para mi, que comenzaba irritarme sus continuos regaños, y sus muy pocos gritos que me estaban sacando de casillas.

Esperé pacientemente que se terminara el bloque, no me convenía para nada, crear más conflicto y polémica sobre mi situación en la universidad. Atendí todo lo que me dijo, y callándome resignadamente, asentí a sus regaños. Todo pasaba en cámara lenta, aparentaba prestar atención pero todo mi cuidado estaba en ella

-¡hola Preciosa! – sentí las manos de Cristina en mi cuello, para luego ubicarse a mi lado – ¿andabas perdida, eh? o ¿no querías verme? – un tierno puchero se asomó entre sus labios

-naaaah ¿Cómo crees? – Traté de sonreírle – me la he pasado en el hospital y aquí – estiré mis piernas, me dolían bastante - ¿Cómo andás?

-Pues ya vez – miró algunos documentos que reposaban a su lado – cargada de estudio y también he pasado por el hospital, sólo que no te he visto

-Si, yo he ido en las mañanas y en las tardes

-oye Sami, tienes una cara que

-je! tu tan linda Cris – alcé mi ceja derecha con cierta expresión de sarcasmo – gracias por el cumplido

-jaja de nada bonita – posó su mano justo en mi rostro – no me gusta verte así, todo saldrá bien, vas a ver

-pff ¿ya viste la hora? faltan 50 minutos, y Camila aún no despierta – bajé mi rostro – no quiero que le pase nada malo

-Pues Sami, ya no creo que lo haga, pero ¿Sabes? por que no vamos y yo hablo con el doctor encargado para saber como va hacer la cirugía ¿te parece?

La miré, sentía unas ganas infinitas de llorar, quería desahogarme y gritar que no quería que le pasara nada malo a la mujer que

-¿Sami?

-dime

-¿no piensas contestar?

-ah – en el bolsillo de mi pantalón la vibración causaba un ligero movimiento en él, estaba tan concentrada que ni siquiera lo sentí - ¿bueno?

maldita manía la mía de no mirar antes de contestar<<

-hola Sami – se que suena cruel, pero lo ultimo que deseaba en este momento, era hablar con un hombre que tiene una gran autoestima y sigue luchando, sabiendo que no me interesa - ¿Cómo estas?

-Freddy, hola ¡bien! y tú?

-feliz de escucharte, andas perdida, no? te he buscado y

-Oye – lo interrumpí >>sé amable Sami<< - perdóname, pero la verdad no ando muy bien… y no tengo ánimos de hablar, Lo siento

-ah - >>pff, no era buena para esto, me sentía fatal haciendo este tipo de cosas<< - disculpa, lo que pasa es que quería decirte algo… hay algu

-¡Sami! – Cristina me alejó de esa conversación con una gran sonrisa – ven, debemos irnos ya

-Freddy

-tranquila – el tono de su voz, cambió – que estés bien – y me colgó

Sentí un gran vacío dentro de mí, no era mi especialidad hacer ese tipo de cosas, prefería cargarme yo, antes de causarle daño a otra persona, y si lo hacia… no era con mi intención.

luego, lo buscaré<<

-¿Qué pasó?

-Camila – susurró con felicidad, y un pequeño suspiro de emoción mezclada con la ilusión de que lo que su rostro me estaba expresando, fuera lo mismo que yo esperaba escuchar – despertó

Y la sonrisa más grande nació de mis labios, indudablemente varias lagrimas brotaron de mis ojos y un gran descanso saboreando una infinita satisfacción recorrió todo mi cuerpo. Subimos a su automóvil y en el camino no digité una sola palabra, toda mi atención estaba siendo gravemente atentada con ella, me imaginaba de mil formas el instante en que entrara a la habitación y la viera, sonreírle y decirle que nunca debió arriesgarse de ese modo por mi, agradecerle tan sólo el hecho de que existiera, de que estuviera en mi vida, besarla y decirle todo lo que estaba siendo para mi.

-no la vayas a embarrar de nuevo – expresó ella con sus ojos clavados en el trafico – no se lo merece, sami.

-Lo se

-yo… sé que no es fácil pasar por todo eso pero… a ella tampoco le ha ido perfecto, y aún así, mira todo lo que ha hecho… merece algo mas de lo que le estás dando ¿no crees?

-si – a medida de que íbamos llegando al hospital, mi respiración iniciaba un ritmo acelerado que causaba un rápido nerviosismo en todo mi organismo

-te quiero – susurró, mirándome a medias, Cristina podía ser la persona mas madura y segura que conocía, pero a la vez era la más tímida y tierna – lo sabes, ¿no?

-si – la miré sonriéndole

-Samiiiiiiiiii

-¿qué?

-¿Por qué sos así?

Por Dios… estos cambios continuos de humor, van a enloquecerme<<

-¿Así como?

-así, como si te diera igual, o sea ¡¡ES UN GRAN ESFUERZO DECIRTE ESO!!

-y por qué gran esfuerzo? – me crucé de brazos

-por qué temía que fueras a responder eso

-va, sabia que me querías

-sí, y no estaría mal que también me lo dijeras – encogió sus hombros haciéndome muecas de desagrado – pero de ti, es como difícil esperar eso

-auchh, das duro!

-es cierto, yo de tonta: "Sami te quiero" y tú "si" pfff, ojala hayas escuchado bien eso, por que fue la ultima vez

-Criss, deja esas babosadas – me quité el cinturón y le lancé un esporádico beso en su mejilla – también te quiero

Por fin sonrió – eso está mucho mejor – y sin darnos cuenta, ya habíamos llegado, Luisa estaba afuera, me bajé del auto y le di un beso en la mejilla, ella me tomó del cuello, dándome un abrazo gigante

-ya todo va a estar bien – por primera vez en muchos días, sentí de nuevo el olor tan particular de su cabello, siempre me había gustado. Me separé de ella y miré su carita, tenía casi la misma apariencia que yo.

-¿estás bien? – le pregunté con ternura

-Sip – su mirada hacia mí, se vio perdida cuando la figura de su novia, se ubicó a mi lado – hola amor – la saludó con un beso en la mejilla de igual modo. Me causó gracia ver la reacción de Cristina, pero eso era algo ya natural para mi, a Luisa no le gustaba mucho demostrar ese tipo de afectos, y Cristina, era totalmente diferente.

-bien y tu? – me miró a mí como "que más le hago?"

Reí – ahora pueden hablar ¿si? mejor subamos

-vale – dijeron las dos

Entramos a recepción, la secretaria me miraba de manera extraña, luego, subimos en el ascensor, después pasamos por un pequeño pasillo con un corredor largo y al final, llegamos a la sala de espera que quedaba a pocos pasos de la habitación donde estaba Camila. Allí estaban los padres de ella, junto con su hermano, estaban dos amigas suyas y tres hombres que también supuse, eran sus amigos. Todos nos miraron con más tranquilidad en su mirada, yo saludé a sus padres y a las amigas de ella, que ya poncho me había presentado.

-Y… Bien… ¿podemos verla?

-Si, lo que pasa es que en este momento está alguien con ella – dijo su mamá

-Umm, está bien.

Los segundos se convirtieron en eternos minutos que pasaban tan lento que no podía soportarlo, Luisa balanceaba sus piernas continuamente, eso me estresaba aún mas, no entendía quien estaba con ella, si afuera estaban todos los que siempre la habían acompañado… no quise preguntar, me parecía atrevido si lo hacia. En contadas ocasiones, la mirada de la madre de ella, chocaba con la mía, la señora manejaba un toque de amabilidad en su mirar, me ponía intranquila que fuera tan directa… a lo mejor ya sabia quien era yo para su hija… ó quizás, comenzaba a sospechar el por qué tanta preocupación de mi parte, por "una amiga".

Esperé pacientemente, hasta que la puerta de su habitación, se abrió. por ella, salió un hombre con una gran sonrisa en su rostro, lo detallé varios segundos, llevaba puesto un jean negro, y una camisa de botones blanca, era alto, y acuerpado, sus zapatos brillaban, en su mano izquierda, llevaba un reloj que aparentaba ser lujoso, se acercó a los padres de Camila y habló con ellos en voz baja.

-¿Quién es? – pregunté ansiosa

-em, un amigo de Camila, Sami - >>miente, Luisa nunca podrá mentirme a mi, la conozco demasiado<<

-¿Quién es? – repetí, está vez con un tono mas serio

Ella me miró inquieta, sabia que yo estaba enterada de que me estaba mintiendo

-Voy a quedarme unos días en la ciudad – dijo él hombre, en un tono de voz mas duro – estaré al cuidado de ella

Llamé a Poncho, también le cuestioné lo mismo a él… --el es un ex de Camila – tragué saliva – y sinceramente Sami, fue el amor de la vida de tu novia – dijo con sinceridad –

-Ok, Gracias - no dije nada más, tenía muchas preguntas y sólo quería la respuesta de boca de ella, pero ahora no era el momento.

-¿Sami? – la voz de la enfermera, obligó a que mi mente viajara de nuevo a la realidad

-Yo – me levanté

-Camila quiere verte – y sonreí, no me importaba nada más, sólo ella, sus amigos, sus padres y su ex, se quedaron viéndome con intriga ¿Por qué Camila prefiere ver a una amiga antes que a sus padres?, quizás esa, era la pregunta que rondaba por sus cabezas, en ese mismo momento.

Llegué a la puerta, estaba ajustada… cerré mis ojos con fuerza, sentía un cosquilleo recorrer mi cuerpo de manera veloz, mi corazón latía como nunca antes… di el primer paso, dentro del cuarto… y allí estaba

Con sus ojitos abiertos

Con una pequeña sonrisa, que iluminaba perfectamente su aspecto

-Hola Sami – susurró, se le dificultaba hablar

-Shh, no te desgastes hermosa – posé mi mano sobre su cabello, acomodando un mechón que caía por su rostro – hasta enferma, te ves linda – le sonreí, logrando lo mismo de ella

-n…no mientas

-no miento, es enserio… - sin darme cuenta, comencé a llorar, no era de tristeza, era de felicidad, pero también era por ese sentimiento fuerte que me llenaba de culpa – no debiste hacerlo… --reproché, bajando mi rostro

-mírame

La miré

-yo te amo – y un gran corrientazo sacudió mi cuerpo – y si me tocara hacerlo de nuevo, por salvarte, volvería hacer…lo

-Camila… ->>va ¿Qué piensas decir?<< - ¿quieres ser mi novia?

uhh, que original… estoy loca!<< >>soy la primera persona, que propone una relación así, en este momento<<

-lo siento… - me excusé, definitivamente ella lograba sacarme de mi, y de lo que tenia pensado, tan sólo salían de mi, cosas que ni siquiera me había imaginado – yo

-Sabes que…si – y su rostro se desarmó, tocó su cintura con fragilidad, haciendo una mueca que expresaba dolor – aunque tardaste un poco – sonrió, me gustaba eso… su sonrisa era linda… hacia que yo sonriera también involuntariamente

Bajé un poco más, acercándome a sus labios, miré sus ojos por instinto, comenzaban a cerrarse, esperando un beso que yo, iba a darle.

-Va. Entonces ya eres mi novia – sonreí, me provocaba llenarla de besos, sólo que se veía tan frágil que no quería lastimarla ni incomodarla

-Oye… ¿puedo preguntarte algo que todavía.. no entiendo?

-emm si, que vas a preguntarme?

-donde estabas metida cuando fui hablar con Luisa? no te vi por ningún lado

-pues salí hablar con Cesar para decirle donde estábamos, sólo que el ruido de la música, no me permitía mucho y ya cuando volví, tu ya estabas en la mesa con ellos

-huum, entiendo – me miró con esa mirada que hace olvidarme de todo y solo pensar que estamos ella y yo - ¿Cuántos días pasé sin verte?

-5 – respondí haciéndole un puchero – me hacías falta

-yo creo que yo te extrañé mas

Reí – claro, estabas alejada de la realidad sin saber ni siquiera de ti y me extrañaste? ok, ok, yo te creo

-jaja está bien, te extrañé mucho desde que desperté hasta que entraste

-Hace mucho despertaste?

-hace 2 horas, creo

-mm ya – me molestó, si sabían lo preocupada que estaba ¿por qué carajos no me llaman? – ya comiste algo?

-si, pero

-si – me adelanté sonriendo – yo se que me quieres a mi, pero ni modo – reí a carcajadas – tendrás que abstenerte

-Umm, ojala no sea por mucho tiempo – me acompañó en la risa – no pensaba decirte eso

-mm bajas mis ganas en un segundo, ¿sabias?

-si, igual que tú

-ah ¿yo? ok… dime ¿Qué pensabas decirme?

-que necesitaba un beso

Mordió su labio, y bajé a ella… con mi manó busqué la suya, y la besé con la máxima ternura, eso sólo podía sacar ella de mi… todo lo lindo que yo tenía dentro para entregárselo… besé sus labios, jugué con ellos, separándolos y juntándolos al mismo momento con los míos, no tenía la mas mínima intención de separarme, suspiré y seguí besándola, la suavidad de su expresión me derretía automáticamente… y sin darme cuenta, y sin ni siquiera proponérmelo, agarrándome por sorpresa… me separó preocupada

-Sami – tomó mi rostro con sus manos - ¿por qué lloras? ¿Qué pasó?

Sólo reaccioné cuando vi mis lágrimas caer casi que en su rostro… me alejé un poco y le di la espalda obligándome a calmar ese impulso.

-Sami por Dios, estás asustándome ¿Qué pasa? – tosió, su voz denotaba el gran dolor que sentía al hablar tan rápidamente, escuché como se cayó un pequeño aparatico y volteé

que terca esta mujer…Dios<<

-ei, ei… ¿Qué crees que haces? – la tomé, si no volteo, se baja de la cama y cae al suelo – quédate acostada Cami ¿Cómo vas hacer eso?

No se acostó, se quedó sentada, mirándome a los ojos… quiso subir sus manos a mi rostro, pero el dolor se lo impidió … no se dio por vencida y las bajó a mi cintura

-¿tan malo fue el beso? – y sus labios recrearon un puchero simplemente… >>me encanta<< perfecto – o

-shh – robé un beso de sus labios – no digas eso

Y volví a llorar… >>mierda… no podes calmarte hasta Salir de aquí?<<

-dime… - susurró

-yo… tenia… mucho… miedo

-de qué?

Y mi voz se quebrantó, volví a alejarme pero ella me lo impidió

-ven

La abrasé… cuanto estaba sintiendo por ella

-no quiero perderte Camila… - me aferré a su cuerpo con fuerza – no me siento capaz de imaginarme sin ti

Ese abrazo duró minutos.. en los que ninguna habló, el simple contacto de su cuerpo, la calidez de sus brazos, la tranquilidad de su respirar… todo… me hacia componer la calma.

El abrir de la puerta, nos obligó a separarnos… la enfermera con su mirada me dio a entender que ya era hora de salir… me resigné

-¿vas a estar bien?

-sólo… si tu lo estarás

Rosé mi frente con la suya, mientras clavaba mis ojos en su mirada

-mañana te veo – tomé su rostro y le robé un beso en presencia de la enfermera

Ella asintió… ayudé a acostarla de nuevo… me sentía extraña.. ¿yo llorando y en su presencia? pff… no era lo mas común en mi

Caminé los pocos pasos que me separaban de la puerta y su voz me retuvo

-¡te amo!

Y di gracias al cielo, por que eso, sólo había sido un sueño

Cuando salí de la habitación, con un gran efecto de felicidad en todo mi cuerpo, la mamá de Camila se ubicó frente a mi, con su mirada directa sobre mis ojos… tragué saliva y mirándola sin comprender que quería

-¿podemos hablar en privado tu y yo?

Observé su expresión, se notaba seria… suspiré… tenia que darle la cara

-si señora – y extendió su mano, para que siguiera adelante.