Estando en la piscina (5)
La oportunidad de paz y tranquilidad que nos dio el estar en una piscina, después de una noche de sexo, nos brindó la oportunidad de relajarnos y planear nuevas actividades.
YA QUE TERMINÓ EL CONGRESO (5)
Habíamos acordado que nos reuniríamos en el roof Garden, en la piscina a las 10, así que descansamos.
Despertamos tarde, a tiempo para asearnos y estar listos para reunirnos en el roofgarten, como nos habíamos puesto de acuerdo la noche anterior. Nosotros habíamos dormido los tres en la cama grande. Al despertar en la mañana Horacio nos detuvo, nos pidió que nos quedáramos en la cama mientras él regresaba. Salió a la sala y regresó con dos paquetitos que traían unas etiquetas con nombres, uno de Gloria y el otro el mío. A mí me dio el que decía Gloria y a ella el que decía Silvia.
“¡Están al revés!” dijimos las dos.
“¡No, están bien, así las considero a las dos y así las consideraré siempre porque las querré y no sé cómo distinguir entre las dos, como repartir mis sentimientos!”
¡OH sorpresa! Dos relojes pulsera, idénticos, hermosísimos. Grabados, el mío con el nombre de Gloria y el de ella con mi nombre y con la fecha del día en que nos reunimos.
“¡QUE LINDO ERES!” Le dije, ya toda alegre.
Corrimos, lo abrazamos y nos lo comimos a besos. No podíamos dejarlo, no sé cuánto tiempo, pero no parábamos de besarlo y agradecerle no solo el reloj, también el regalo que nos hizo al dejarnos participar en esta aventura. Algo inolvidable y único.
¡Él me dijo una vez que yo era una mujer maravillosa, él es el hombre maravilloso!
Gloria no lo dejaba, pero ya estábamos atrasados así que la abracé y nos besamos hasta que Horacio intervino. Ella deseaba que sintiéramos su agradecimiento para con los dos, con Horacio y conmigo.
Nos arreglamos lo mejor que pudimos, nos perfumamos un poco y subimos al PH ya con los trajes de baño puestos, envueltas en batitas del mismo hotel.
Al llegar Paul ya estaba ahí, observando cómo nos preparaban los bocadillos y las mimosas, 8 en total. Llegó Ashley, aún vestida con el uniforme de trabajo y nos preguntó si deseábamos algo más, o algo especial. En eso entró Chris, también vestida con ropa de trabajo, muy bien vestida, se veía muy ejecutiva y hermosa, dio algunas instrucciones a sus ayudantes y les pidió que voltearan las camaritas de vigilancia para otro lado, fuera de la vista de la alberquita, y además colgaran en la puerta el letrero de ‘Cerrado hasta las 2 de la tarde’.
Llegaron Madelaine y Pierre, ella super alegre, vestía una falda cortita y blusa. Gloria se le acercó, le quitó la blusa, Madelaine se dejó humildemente y Gloria le entregó el bikini que llevaba en su bolso. Ya Madelaine misma se quitó el brasier con la intención de ponerse el del bikini, pero Ashley se lo impidió. Se quitó la falda, Paul y Horacio impidieron se cambiara sus pantis por los del bikini. Unos pantis muy bonitos, calados, a las caderas, como de seda que aún sin mojarse se traslucían, angostitos de enfrente y por detrás se le perdían entre las pompas, se le veían deliciosos, como tangas.
Paul hizo la observación de que todos estábamos en trajes de baño, porqué Ashley y Chris no. Las dos fueron detrás del bar y regresaron, Chris con las dos piezas del bikini puestos, pero Ashley solo trayendo pantis, que no eran de algún traje de baño, claramente eran pantis de vestir que se traslucían perfectamente mostrando los pliegues de su cosita, sus labios y con su rajada enmedio. Como dos mitades de un melocotón, perfectamente simétricos. Su Monte de Venus mostraba sus vellos dorados, recortados para bikini. ¡Que chica tan bonita y tan bien formada! ¡No solamente de la cintura para abajo se veía hermosa, su cintura, sus caderas y luego sus pequeños pechos, hasta su carita la tenía bonita y siempre sonriendo, y de buen humor!
“¡El deleite de los caballeros! ¡Qué bonito cuerpo!” dijo Gloria.
Las Mimosas no tuvieron que esperar e hicimos un brindis. Se vaciaron las copas y Chris las volvió a llenar. En lo que platicábamos, empezamos a meternos al agua y ahí seguíamos la plática. Ashley propuso que todas las mujeres deberían de quitarse los brasieres y los hombres los trajes de baño. Nosotras seguimos la propuesta, los hombres medio dudando, al final terminaron quitándose los shorts. Era claro que la propuesta que hizo Ashley de que los señores se quitaran todas las prendas era con la intensión de observar a Paul. Lo disfrutamos entre todas, él, que tiene un carácter retraído, se dejó observar y respondió a los abrazos de todas nosotras, cada una lo abrazaba con una intensión claramente definida. Nos restregábamos suavemente contra de él, dejando sentir su preciosidad. Chris se lo detuvo, lo acarició y besó a Paul. Ashley también se lo tentó y apretó suavemente y luego besó a Paul. Nosotras tres nos conformamos con sentir el rose y gozar viendo lo exageradamente caliente que estaban Ashley y Chris.
“¡Cómanse a Paul, él no se va a enojar, les encantará!” dijo Gloria y todos reímos y las animamos.
Todos nos metimos al agua, discretamente jugueteábamos entre todos, Chris y Ashley acaparando a Paul, con el que platicaban y seguramente buscaban alguna manera de hacer una cita. Le tentaban el pene, se lo ponían derecho calculando su tamaño, se lo sobaban, pero elegantemente lo dejaban, a nosotros nos olvidaron, ellas dos estaban concentradas en su asunto.
A Paul le estaba gustando mucho el tratamiento, las abrazó y nos pidió que nos acercáramos todas a él. ¡Que suertudo, 5 mujeres desnudas, excitadas abrazándolo, manoseándole el pene y besándolo con cariño y, claro, con mucha calentura! El vernos a nosotras mismas, una a las otras, haciendo esa escena fue que nos enloqueció. Chris no se aguantó y le tomó el pene, se lo sobó y se lo metió en la boca. Todos la observábamos y creo, dudábamos si le iba a caber todo dentro de la boca, que por más que le hizo la lucha, se le llenaba inmediatamente, sin llegar al fin, dándonos una lección muy útil de cómo darle más espacio dejándolo le llegara hasta la garganta sintiendo placer.
Después de un rato lo dejó, ya se le notaba muy relajada, yo creo que tuvo su orgasmo solo de sentirlo dentro de la boca, de otra manera hubiera seguido incontrolable, así como ya estaba Ashley de solo mirarla. Se arrodilló frente de él, cuando Chris le dejó el espacio, se dedicó a acariciarle el pene, le chupó y succionó la cabeza, sus huevos. Tomó su pene y creíamos que se lo iba a meter, pero solo se rozaba con él sus labios y la vagina a través de la tela delgada de sus pantis, que aún llevaba puestos. Todos los presentes ya no nos podíamos controlar de la excitación que sentíamos y las ansias de lo que estaba haciéndole Ashley a nuestro precioso pene.
¡YA MÉTETELO! Parecía que decíamos, pero solo lo pensábamos.
No sé si con lo que Ashley se hizo así misma con el pene de Paul, se vino, pero sí dio muestras de haber sentido un orgasmo, repentinamente hizo movimientos, retorciéndose y apretándose contra el pene y el cuerpo de Paul y después le vino una paz y quietud. Se enderezó y quedó por un buen rato muy quieta sentada a la orilla de la alberca, calladita, solo observando a los presentes. No sé si su quietud nos contagió a todos, la veíamos y observábamos sus reacciones y nos quedamos sin hacer ningún movimiento, yo fantaseaba que el pene de Paul era mágico, con solo verlo ponía a todas las mujeres loquitas por él, y si lo llegaban a sentir tenían un orgasmo fabuloso, y sigo con la misma creencia, lo que me causa una sensación de como si estuviera masturbándome solo de pensar en eso.
¡AY, Paul, tienes algo precioso!
Gloria me hizo también una observación parecida. Ella quiso buscar la manera de grabarse, sin olvidar detalles, el precioso pene, sus huevos, su prepucio, su cabezota.
Marlene se retrajo hacia nosotras dos, nos abrazó y nos dijo que se estaba perdiendo de la magia del pene, pero que se iba a desquitar muy pronto, que ya no podía detenerse, que estaba empapada, que así la había pasado todos estos días, solo viendo lo que todas hacíamos con Paul. ¡Ella necesitaba gozar lo mismo!
“¡¡¡ YA!!!”
“¿Cómo le haremos, no sé cómo ganármelo? ¡chicas, piénsenle, sé que a ustedes se les vienen muchas ideas!” Nos dijo
“Verás que sí se logra” y nos quedamos pensando en encontrar algún camino.
Aunque la iniciativa de que nos quitáramos los calzones que aún traeríamos puestos, una por una se los fue sacando y quedamos dentro del agua, con excepción de Ashley, que aún seguía pensativa, sonriente, sentada en la orilla y, lo más importante era lucir sus hermosos pantis transparentes con los que tenía las miradas de los señores constantemente puestas en ellos, o, mejor dicho, en lo que tenían debajo.
Jugueteábamos, nos zambuiamos y pasábamos un buen rato, felices, pensando, imaginando. Aprovechábamos nuestros desnudos en observar los cuerpos de nuestras compañeras. Madelaine, de piel muy blanca, en muy buena época de su vida, desesperada por tener sexo con Paul, era su objetivo del momento.
Chris y Ashley tampoco podían negar sus deseos de tener a Paul.
Ashley se recostó a la orilla de la piscina, a tomar el sol y creo para que la gozáramos al verla o para provocar a Paul, o a los otros. Los demás nos mantuvimos dentro del agua. Yo me quedé con los brazos sobre la orilla de la piscina, pensativa. Se me acercaron Gloria y Madelaine y me preguntaron que estaba soñando. Ya les dije que pensaba en los artículos que he publicado. A otros escritores les envían comentarios, a mí muy pocos. Yo los siento bonitos, pero a lo mejor están aburridos.
“¡Verás que a estos últimos si te los comentarán, los hemos escrito con mucho amor y cuidado!” Dijo Gloria, que es ella la que me ha estado ayudando a escribirlos, pues es la que los ha convivido, corrigiéndomelos, aumentando o cancelando algunos párrafos.
“¡Olvídate por ahora y ya no les cuentes lo bonito que estamos viendo y gozando al tener a Ashley enfrente, ver su piel, medio quemadita por el sol, sin marcas de sombras de brasier o de pantis, seguramente se asolea totalmente desnuda! ¡Su silueta marcándole su Monte de Venus, hermoso, invitando, como un volcancito!” Me dijo Gloria en secreto.
“Tienes razón y si la tuviera a mi disposición no sabría por donde empezar. Sus muslos, lisitos, que me llevan a su entrepierna, su cosita, su colita, ese trasero con un lunarcito casi oculto entre las dos nalgas, exactamente en la línea que las divide. Su pancita, sus pechos y su boca que invita. ¡HAY, MANITA! ¡ESTOY LOCA! ¡MÁS LESBIS QUE OTRA COSA! ¡ME VAS A TENER QUE AGUANTAR!”
“¡CON GUSTAZO, CHAMACA! ¡Pero prométeme que me dejarás que yo me desquite!” Fue lo que me contestó.
“¡Tu hoyito se me antoja más, tus pechos son un encanto!” Agregó.
En realidad, con los de ella yo gozo en cada oportunidad, discretamente, pero con mucho encanto. Y ella en cada oportunidad me goza, yo siempre siento un grandísimo placer, aunque no se lo digo con palabras. Casi todo el tiempo hacemos la vida juntas. Desde que despertamos ambas echamos mano de la otra y así transcurren nuestros días que generalmente nos dan muchas oportunidades.