Estando de comparas encontre un semental de saldo.

Lo que iba a ser un bonito dia de compras , se conviertio en una lujuriosa tarde-noche de sexo , donde un semental de escandalo hizo uso de los dotes que la madre naturelaza le otorgo para demostrarme que aun no lo habia visto todo.

Había regresado a casa tras los escarceos  con mi suegro y compañía  y Paul había notado que mi conejito llegaba castigado, aunque yo intente negarlo, el intuía que el encuentro con mi Alfredo  había sido caliente, pues me estaba follando estos días con una intensidad y una fuerza fuera de lo común, habiendo dejado un poco la delicadeza para convertir su gran arma en una perforadora insaciable,  de hecho me había penetrado dos veces  por atrás con tanta energía que casi no podía sentarme, pero me lo tome como una penitencia por mis mala acciones con otros.

Así estuve varios días y noches en las cuales fui la muñeca de este semental  que parecía no tener fin en sus apetencias sexuales, pues había noches que me pedía se la comiera y cuando estaba en lo más dulce de la degustación, se convertía en un poseso de la penetración y cambiándome de posturas  y me daba una sesiones de escándalo, alternando agujeros como el que cambia de garaje , y aunque una disfrutaba como una loca pues ya os conté que el tamaño y el grosor de ese mástil es peculiar, lo cierto es que suplicaba ya algún día de descanso , llegando este  cuando mi amiga Marga de Valencia me llamo para que fuéramos a visitarla.

Paul a regañadientes  me dijo que no le apetecía  que fuéramos, pues esperaba la visita de unos amigos de su país, aunque me dijo que si yo quería fuese unos días, pero que a la vuelta recuperaríamos lo perdido.

Yo temblé de pensar en el regreso, aunque también me relamía de gusto pues adoraba los polvos de este macho  que ahora parecía haber rejuvenecido , pero me dispuse a partir y al día siguiente ,por cierto con la almeja repleta de nata, sali para llegar pronto a la casa de Marga, pues aunque ella me había dicho esa mañana que le había surgido un compromiso en el trabajo y tendría la tarde ocupada, me dejaba la llave de su piso en una maceta del rellano que yo conocía, y así poder dejar las cosas y descansar para luego por la noche salir de cena.

Tras dejar las cosas en el piso, y aprovechando la tarde tan buena que hacia me fui de compras por la ciudad para hacer tiempo, y así estuve comprando, hasta casi la hora de cerrar, cuando encontré una tienda de ropa de piel que me encanto, pues vi una falda corta en el escaparate que me llamo la atención, lo malo era el tiempo, ya que estaban a punto de cerrar, aunque vi revuelo de algunas clientas  como yo en el interior, por lo  que entre.

Me pareció algo extraño ver  ya esa hora a   varias mujeres en el mostrador que regentaba un hombre maduro, bastante alto y corpulento, que rápidamente me llamo la atención, pues era muy atractivo, rondaba los 60 años y tenía una dependienta junto a él ayudándole, pero casi todas le prestaban atención solo a él.

Tome la falda de un perchero  así como una blusa semitransparente que me había encantado, cuando vi que el dueño se dirigió hacia mí diciendo que deseaba, me gire y lo vi caminar, y comprendí entonces el porqué de aquel asedio femenino que sufría, pues la gallardía de su caminar junto al balanceo de un péndulo enorme que dejaba notar a través de la seda del fino y elegante pantalón que llevaba puesto, hacía que cualquier vista se dirigiera a él, y aunque yo intenten disimular, una no es de piedra y se me volvía a ir la mirada aquel  badajo de campana de catedral.

Le dije sonriendo y medio ruborizada por mi indiscreta mirada que quería probar aquello que tenía en la mano, diciendo el que estaban a punto de cerrar pero que pasara al probador que rápidamente me atendería mientras despachaba  a las demás.

Mientras me cambiaba oí como despedía al resto de la clientela con un grato hasta otra ocasión, a la vez que escuche que la dependienta le dijo, que si podía cerrar el, que tenía que recoger el coche en un taller y llegaría tarde seguro.

Yo fui a decir, mañana regreso, cuando lo vi acercarse diciéndome tranquila que yo cierro y no tengo prisa, pruébese esa falda de piel y esa blusa que están hechas para esa bonita figura, soy el dueño  y como le digo no tengo prisa.

Me sentí alagada y más viniendo de aquel galán maduro, que me esperaba tras la puerta para aconsejarme en la compra, pues salí a verme en el espejo , y allí estaba mirando con una sonrisa encantadora y una mirada entre tierna y lasciva que me hacía derretir.

Me dijo, la blusa parece estar hecha para ti, pero lo que me encanta es la falda pues ese color carne se integra con sus piernas y parece es una prolongación de las mismas, haciéndola aún más joven en sensual, si parece que no lleva nada puesto, es como parte de su cuerpo.

Ufff me sentí encantada y alagada nuevamente por aquel bonito cumplido, cuando se acercó más y dijo, yo la subiría un poquito, y tomándola por la cintura la  ajusto unos centímetros más alta, diciendo, lo malo es que si lleva ropa interior llamativa o de color, puede ser se vea al sentarse o agachase, pero esta es su posición, y seguro su marido lo agradecerá.

Yo que me había quedado alelada viéndolo cuando se agacho y se marcó su enorme paquete en la pata del pantalón,  le dije sin pensarlo, si eso es cierto si llevo algo de color se va a ver aunque a veces no llevo nada, mi pareja le gusta que vaya ligera…..

Me puse roja, pues no sé cómo se me ocurrió aquello y más a un desconocido en una tienda, pero el calor del momento me hizo tener ese desliz.

Uffffff dijo el resoplando, como digo parece echa para ti, además con el color tan natural, seguro no se verá que no lleva nada debajo, y así su pareja podrá tener una bonita visión cuando usted quiera, riéndose seguidamente con delicadeza.

Yo no sabía cómo ponerme pues me había quedado cortada con mi ocurrencia, y más cuando se volvió a agachar y dijo, déjame ajustar un poco más, subiendo un centímetro más hacia mi cintura, a la vez que dijo, ahora si llevara ropa interior, no sea uno se desmaye aquí ante tanto encanto.

Yo le dije que sí llevaba, cuando sentí su mano con tacto en mis muslo apoyándose en ellos con disimulo mientras me fijaba bien la falda con la blusa.

No dije nada, todo lo contrario, me pareció muy agradable aquel juego piante e incluso me dio miedo sentirme mojada como esta ya, y más cuando su mano apretó un poco y la subió algo más.

Como vio yo no ponía impedimento, me dijo, tenemos que ver el efecto completo de esta falda para que se la lleve con seguridad, y así se va más tranquila con la compra, por eso permítame… y tras subir sus manos a través de mi falda con una delicadeza  digna de un experto en estos artes, llego a mis bragas para bajarlas con exquisita dulzura.

Yo medio hipnotizada  le deje las bajara hasta el suelo e incluso levante los pies para que las sacara a través de mis zapatos de tacón, seguidamente agachado como estaba, deslizo la mano hasta llegar a mi sexo, y  tocando, dijo, ummmm veo que afeitado aún se va a ver mejor y hace juego perfecto, continuando con las caricias de sus dedos en mi empapado conejito, a la vez que subió la falda dejándolo a la vista..

Volvió a resoplar y dijo tranquila estamos solos,  cerré la puerta al salir mi dependienta, dirigiendo su boca para comenzar un juego  glorioso con su lengua con un arte que me hacía estremecer de placer, mientras suspiraba pensando en ver su arsenal ya.

Sus sabias manos acariciaban mis glúteos con una maestría digna de un gurú del sexo, pasando rápidamente a retirar la falda a la vez que subió hacia mis pechos para liberarlos del sujetador mientras  el de rodillas continuaba con la comida de mi hambriento conejo.

Mis suspiros delataban mi glorioso momento y él lo sabía, pasando rápidamente a levantarse para besarme a la vez que sobaba mis pechos y pellizcaba mis duros pezones, mientras mi mano se lanzó como un resorte a testar aquel enorme bulto que se balanceaba entre la entrepierna.

Mis sospechas  eran ciertas y pegando un pequeño respingo hacia atrás al tocar aquel arsenal, delate mi sorpresa, riendo el picaronamente ahora, a la vez que decía,.. No te asustes, que veras como te gusta.. Pasando seguidamente a soltar su pantalón, que cayó al suelo mientras aquel monstruo de las profundidades salía flote ayudado por su mano para mostrarlo en su esplendor.

Parecía una tercera pierna y su mano se empequeñecía al cogerla para mostrármela, y más cuando acerque las dos mías para agarrar aquello viendo que apenas podía abrazarla con las mismas.

Suspire y resople atemorizada por semejante tamaño, y casi me mareo al ver como en segundos crecía de tamaño poniéndose dura y tersa, suplicando el que comenzara a chuparla.

Fue una tarea complicada pues era tan grande y hermosa que no sabía por dónde empezar, además era casi imposible meterla en la boca por su tremendo grosor, este era similar al de Paul  pero mucho más larga.

El me tranquilizo diciendo que me la metería despacio y hasta donde no me hiciera daño, que sería yo la que pusiera el límite, mientras yo seguía degustando aquel misil transoceánico  y masajeando ese par de enormes pelotas que tenía a juego, pues si el rabo era grande, aquellas bolas parecían de billar… estaba asustada, nunca había visto algo semejante, aquel hombre me iba a destrozar seguro, pero yo estaba deseosa que lo hiciera y quería saber si aquello me cogía en mi dilatado conejito.

Me hizo levantar y apoyando una pierna en un pequeño taburete abrí mi sexo para dar paso a aquel enorme intruso que brillando por los jugos de mi boca y este  ya frotaba su enorme capullo sobre mí asustada almeja, la cual tras un flirteo muy agradable comenzó a perforar.

Se me abrió la boca asustada para soltar un pequeño alarido mientras aquello iba desgarrándome para entrar lentamente , a la vez sus manos presionaban sabiamente mis pechos , comenzando a besarme con maestría para acallar mis quejidos de placer, mientras su cadera empujaba para introducir la mitad de aquel mástil, haciéndome ya suplicar que parara.

El me tranquilizaba y con sus sabios ritmos de cadera iba sacando y metiendo cada vez más, pareciendo tener yo otra columna vertebral cuando lograba meterla casi entera.

Me sentí como debieron sentirse las  brujas en la edad media cuando eran empaladas por los inquisidores, pero yo en este caso gozaba de placer y cada vez me la metía más profundamente, llegando a dilatar hasta el límite a mi gozoso conejito.

Agache la mirada soltándome de su experta boca, para ver como aquello entraba, y la vista era estremecedora , pues solo de verlo daba miedo, pero ya llevaba un orgasmo magnifico y estaba a punto del segundo, por lo que aquel inquilino  estaba súper lubrificado.

Sus ritmos era divinos y cada vez yo era más una prolongación suya, pues ahora me tenía casi subida de puntillas apostada contra un espejo, mientras sus fuertes piernas sostenían mi cuerpo clavado por aquel pollon enorme.

Goce mucho y durante un tiempo que no sabría decir pues aquel macho sacado del olimpo de los dioses no se agotaba y seguía dándome clavadas sin parar,  yo estaba ya casi desmayada sobre sus hombros  con mis manos sujetándome a su cadera, cuando comenzó a resoplar y acelerar con algo más de ritmo, en señal de una inminente descarga.

Esta llego tras unos espasmos de aquel cuerpazo  que comenzó a  ponerse terso, mientras aquel dragón escupía fuego con una virulencia  que parecían cañonazos dentro de mi sufrido y asustado sexo.

Fue tal la cantidad que soltó que me dejo aturdida,  pues jamás me habían regado con tanta leche y nata en una sola descarga, pero luego pensé, que sería normal pues esas dos enormes pelotas tenían capacidad para aquello y más.

Fue calmando su ritmo a la vez que ceso la emanación, y tras un hermoso beso final, se desengancho de mí, para tomarme en sus brazos y acercarme a un pequeño sillón de dos plazas que había en una esquina.

Me dejo en él, poniéndose en cuquilla el delante de mí, lo que me hizo soltar una risa picarona a la vez que lo miraba, pues en esa posición, aquel badajo tocaba el suelo y su cabeza se posándose doblada sobre   el suelo de parquet de la tienda.

El miro y riendo dijo, que voy a hacer si la tengo grande, a lo que yo le dije, pues follar y follar que para eso dios te doto de esa pieza de artillería.

Nos reímos de mi respuesta y tras un pequeño descanso con una agradable charla nos aseamos en su baño  para pasar a vestirnos, diciendo que me invitaba a cenar.

Tras pagarle la blusa pues la falda me la regalo, diciendo era hecha para mí, insistió en la cena, a lo que le conté había quedado con una amiga, pero si quería nos podía acompañar.

El acepto encantado y llame a mi amiga Marga para contárselo, pero solo lo de la cena y la compañía, el resto ya lo probaría después  en un trio apoteósico de eso para enmarcar donde un semental consigue fundir a polvos a dos hembras en celo, y aunque parezca película porno, estas se quedan pequeñas ante la muestra  y el  arte  que demostró este macho ibérico tras la cena, pero esto se lo contare en otro relato, si  es de vuestro agrado.