Estando con casanova (capítulo 1 y 2)
Perciera que corria de mi vida de santurrona hacia el DF, no era un blanca paloma pero estaba harta de aparentar lo que no era, acompañame en mis locuras tras barandillas de un teatro erótico.
Primer capítulo
Hacía mucho que esperaba una oportunidad así, no tenía otro remedio el separarme de mi familia y definitivamente a mis 25 años no podía dejar pasar un buen trabajo y la oportunidad de independizarme. Había hecho ese casting sin esperanzas, no era conocida en el DF y en mi tierra michoacana debía tenido papeles ambientales y secundarios, mi profesor de teatro me dio una oportunidad de protagónico para una obra que se presentaría en temporada baja, sabiendo que no podía cobrar lo mismo que una actriz experimentada, la obra tenía escenas demasiado eróticas, era una satírica del sexo en nuestros días, y vaya que si me había acomodado con mi personaje, era una jovencita que apenas descubría su sexualidad a través de los más ridículos tabúes…
En fin, la sorpresa de mi profesor fue que hice que la sala se llenara durante toda la temporada, me llovían arreglos de flores y absurdas invitaciones a salir que salían de los arreglos en las tarjetitas que los acompañan… quedó tan maravillado con mi actuación que me entregó una recomendación y me dijo, en el DF harán una obra titulada “los amores de Marianela”, se presentarán en un buen teatro, fue todo lo que me dio y me dio una nalgada mientras decía “rómpete una pierna”… la verdad no me sorprendía que dijeran que era un rabo verde a todas nos trataba así pero yo, era la única del elenco que sabía su secreto, era gay, si, lo era, no faltó que le confesara que yo era virgen (a los 25 es difícil), para que el me confesara lo suyo también, y nos hiciéramos confidentes, de allí un día me invitó a un fiesta gay, y me sorprendí de ver a toda explicites la sexualidad en todo su esplendor, solo que de una forma no tan común en lo que veía en los libros, había tríos, y mujeres, ese ambiente comenzó a excitarme de una manera que después de tres copas me hiso perder el control, esa fue mi primera experiencia sexual, si allí estaba yo, con unas copas de más recibiendo un horal de una chica que aseguraba ser bisexual, sentía el vaivén se su lengua y mi respiración se aceleraba comenzó a acariciarme las piernas y la cadera mientras llegaba otro compañero a unirse a la fiesta, el tipo llegó por atrás del sofá desabotonó mi camisa y comenzó a tocarme los pechos, comencé a estar fuera de mi, después de todo no creo que estuviera tan perdida, el tipo que me tocaba hiso definitivamente a un lado a la chica, terminamos en un privado, no dejé que me penetrara pero si me desaté con él esa noche, hice cosas que jamás me habría imaginado dejé que metiera su mano entre mi falda para que llegara a mi clítoris con sus dedos que entraban y salían de mí estaba tan mojada que la sacar la mano, con lujuria chupó su dedos y me dio un poco al besarme, me recostó en un sillón y empezó desde mis rodillas besando detenidamente paso por paso hasta que alzó las tablillas me mi falda y comenzó a beber, a meter su lengua humedeciéndome más, se detuvo, de paró en frente de mi y se quitó el pantalón salió de su bóxer una enorme verga, firme y dura, me miró a los ojos y supe lo que deseaba así que lo hice se la chupé toda, era tan jugosa que no pude evitar morderla, pero despacio, era como comer un dulce para mí, no me desenfrené en ese momento pero me dejé llevar así me recostó lentamente y terminamos con un 69… estábamos comenzando a calentar la salita, sentía su lengua y su verga en mi garganta la respiración venía y se iba de pronto me rodeaba el mundo, de pronto mi corazón acelerado, se detuvo el máximo placer lancé un gemido y me corrí en su boca, tal vez el lo vio venir, por que cuando solté su verga trató de rosar más su cuerpo con mis pechos ese fue el momento exacto…
Después de eso quedé cansada, sin embargo mi cuerpo se sentía ligero por una extraña razón, me quedé un rato tirada en el sillón con mi falda arriba y la blusa desabotonada en lo que mi respiración se calmaba, el chico salió y trajo una ginebra, la botella bastará para los dos, pensé mientras el amablemente me servía un vaso fue entonces cuando sus primeras palabras salieron de su boca…
_ ¿te gustó?...- le di un trago a la copa y le dije coquetamente…
_ ¿el vino o la follada?...
_ fer me dijo que necesitabas ayuda, si quieres vivir en la ciudad tienes que perder la virginidad al menos mentalmente… aun que veo que no te hacía mucha falta…
_ Entonces?... esta fue por cuenta de fercho… esta es mi tarjeta llámame cuando quieras para un amigo, amiga, o para ti, muñeca…
Sin duda era un sueño, cuando salió de la habitación regresé a mis cabales y me di cuenta de todo fue entonces que me puse nerviosa y comencé a beber de todo hasta perderme por completo, fer, o sea, mi maestro me llevó a su depa, habló a mi casa diciendo que el ensayo de la obra se había tardado y que me había quedado dormida en su coche, les pidió a mis padres dejaran que me quedara su casa, siendo un maestro mis padres desconfiaron un poco pero al fin no se por que aceptaron, y desperté con resaca en su casa…
Mientras me agarraba la cabeza como si eso fuera a quitarme el dolor decía en voz alta
_ haaa… no lo vuelvo a hacer…
Tal vez fer me escuchó y entró con aspirinas y antiácido,
_hacer qué?
_ beber de esa forma…
_parece que olvidaste todo de anoche…
_ no lo olvidé pero ahora que lo pienso no me arrepiento…- me dio risa y fer se carcajeó…
_ ¡jajajajajajaja!, parece que al fin te sale lo pantera, si serás zorra…
_ ¡haaay! no grites…
Con todo y resaca me hiso ir al último ensayo, era la última presentación y tenía que estar al cien, me concentré tanto que al terminar la función fue como un interruptor que me hiso desfallecer pues me había aguantado todo el día, lo peor de todo, cuando me iba a casa Fer me alcanzó…
_ No mi’ja, no puedes faltar a la ceremonia de cierre…
Asistí con una cara terrible pero con el vestido más lindo de la tierra, lo cual ni aun que me hubieran puesto el vestido de la reina Isabel primera me hubiera visto bien, aún así, me dijo fer…
_ tienes que poner tu mejor cara cuando te diga el nombre de Juan Baldevir…
_ ¿por qué?
_ el será tu director cuando llegues al DF…
Segundo capítulo
Estaba yo en la fiesta toda molida, apenas podía sentir el piso y daba vueltas al baño casi cada cinco minutos, en una de esas estaba cuando fer me jaló del brazo y me arrastró por el salón hasta un hombre de unos 40 años, bastante bien cuidado, vestido con un traje que entallaba a su cuerpo delgado, atlético y alto, de allí en fuera el rostro no convencía a nadie, su barba partida me parecía asquerosa (nunca me han gustado los hombres así), el por su parte, no retiraba sus ojos de mi escote, pero no parecía que le pareciera asqueroso, al contrario, sentía que me comía con los ojos, lo cual me hacía sentir bastante incómoda, una chava de 25 no siempre desea estar con un anciano, pero bueno, yo quería un lugar en su elenco, por lo pronto era mejor no entrar en discrepancias con un rabo verde… hablaba con el imaginando que estaba con el tipo de anoche, tal vez por eso al salir el maldito viejo se me insinuó de una forma descarada de tras de una puerta hacia los balcones. Me asusté definitivamente, me preocupaba que no quería hacer nada con el (no porque no se antojara el cuerpo del ruco), si no que, no quería perder mi virginidad con un anciano definitivamente… el tipo me agarró mi nalga la apretó con fuerza y con su brazo libre rodeó mi cintura, me dijo:
_ franca mente, me impresiona tu talento, pero más aún que una chava como tú, sea inteligente y bonita también, me excitas demasiado…
Me quedé callada y solo le sonreí para no decir algo peligroso que arriesgara mi entrada al elenco, estaba en eso cuando llegó fer y el tipo me soltó en seguida, “maldito anciano rabo verde” pensé, disimulé un poco volteándolo a ver, y le hice un seña de adiós, como condicionando sus deseos a la firma de mi contrato, así fue como logré entrar a la compañía de teatro Baldevir.
Obvio no era monedita de oro, a quien más le sorprendió mi entrada era a la primadonna, estaba hecha una loca cuando se enteró de que yo me convertiría en el estelar de la obra, solo era por esa ocasión, y es que el papel de Marianela en la obra era un personaje feo, y el resto de los integrantes eran demasiado vanidosos para admitir ser maquillados de una forma poco favorecedora para sus rostros, lo que me encantó de la obra fue la escena candente con mi actor de reparto el más guapo y sensual hombre que he visto, bastante bien formado, como si afrodita hubiera encargado una escultura para follarse y hubiera salido él, su reputación era lo de menos cuando ensayábamos, en la escena Marianela se entregaba por completo al amor de su vida, el hijo de los terratenientes al que servía de lazarillo, pues el joven era ciego, por su fealdad, Marianela piensa que un ciego es su media naranja y pierde por completo la cabeza (claro, esa era mi visión muy personal del personaje)…
En los primeros días del ensayo, me costó mucho trabajo mantenerme cuerda en esa escena, al punto que el director (el rabo verde), me hiso repetir la escena durante todo el ensayo, ahora que lo pienso tal vez lo hiso por caliente, pero el punto de esto fue que terminó el ensayo y la escena no pudo salir bien, así el director nos corrió a gritos de furia saliendo el por delante. Las miradas de mis compañeros se hicieron sobre mi como pesas en los ojos, no quería siquiera verlas, tanto orgullo que me había dado obtener ese papel, y ahora todos hablaban del grave error de la producción por meterme en eso sin dar el ancho, obvio nadie iba a culpar al primer actor mi compañero Alejandro; fui la ultima en salir por estar haciendo ensayos pequeños así que me tocó entrar sola a los vestidores estaba cambiándome la blusa sudada, de hecho estaba tan confiada de mi soledad que aproveché para relajarme un momento, comencé a darme un pequeño masaje erótico para destensare, mis dedos apretaban mis pezones haciendo palpitar mi sexo, estaba perdida, tan perdida en mi entresueño que me exaltó escuchar la voz de Alejandro detrás de los casilleros, le respondí con la voz entrecortada y él se acercó, poco después de que me había cambiado la blusa…
_ hoye… no me lo tomes a mal, pero si lo deseas puedo ayudarte a ensayar las escenas que te cuestan trabajo… creo que sería más fácil aclimatarte a ellas si las hacemos juntos ¿no crees?...
El típico cursi discursito que siempre funciona, así que le respondí igual…
_ hay gracias Alejandro, te lo agradecería mucho, de verdad… es que si me cuestan un poco de trabajo las escenas eróticas, me cuesta contenerme…
_ Lo que no le gusta al director es que actúas muy desenfrenada precisamente, tu papel es el de una mujer que se rinde a los brazos de su hombre por amor, no por deseo sexual… inténtalo…
de inmediato se acercó a mi me dejó entre los lokers y entre su pecho, me susurró al oído –el te desea, pero tú lo amas y no te atreverías a negarle un deseo al tu hombre- no me contuve más y cerré los ojos, para dejar que me recorriera, solo rosaba mi cuello y mis orejas de vez en cuando recorría mi pecho con dos de sus dedos, sentía sus roces mejor aún que mis masajes, cuando menos lo pensé me estaba dejando tocar con sus manos, la entre pierna… comenzamos a excitarnos y yo comencé a mojarme pero la mala suerte hiso que el maldito intendente llegara a sacarnos del glorioso trance…
_ Le dije, sería bueno ensayar, pero el director no me ha dado la segunda mitad del libreto, me dijo que ayer no tenía que presentarme, no me necesitaba en el ensayo- dije para romper la tensión y distraer al intendente…
_ ¡haa! Pero que estúpido me he visto,- se cortó el encanto-... el direc, me dio los papeles para que yo te los entregara, pero que mal… los he dejado en mi departamento.
Decía mientras caminábamos a la puerta, y definitivamente sentí la mirada del intendente, era sarcástica y burlona, me miró como a una más, como a las chicas que siempre salían con él después de las funciones y ensayos, sin temor de levantar polémica, solo que esta vez era diferente, esta vez no hubo quien nos viera más que ese anciano feo, que por cierto era mudo, o al menos eso pensábamos, ya que nunca decía palabra alguna solo su cara de pocos amigos y uno que otro gruñido cuando se le pedía un favor, pensaba en la mala cara del intendente cuando menos pensé estábamos en el estacionamiento y él estaba pidiéndome que lo acompañara a su depa, “no, no podría”, le dije mientras daba un paso atrás… y él me dijo..
_ No lo mal interpretes, la verdad no quiero que te retrases, mañana ensayaremos las nuevas escenas y de menos tienes que haber leído el libreto, me siento responsable por no habértelo dado antes…
Así que me subí as u auto, por el camino no dije una palabra, no era que me sintiera nervios, simplemente no creía que pudiera haber conversación alguna, pero él, claro, sabía perfectamente de que hablar, me contó toda la historia de su familia desde la revolución mexicana y de lo guapos que habían sido sus antepasados hasta llegar a su innato carisma… realmente sabía que era un egocéntrico, pero ese hombre cualquier chica se lo querría comer en especial yo, cada vez que sentía su musculatura por encima de las licras entalladas que usaba en los ensayos, ya hora iba a su departamento sin esperanzas de encontrar algo filosófico o cósmico entre los dos, pero si con unas ganas de comermelo que no aguantaba…
(continúa capítulo 3)