Estancia de mi amigo en Málaga III
Ernesto continúa en la casa de la mujer de su amigo, y por fin logra yacer con la misma, poseyéndola durante varios días.
Ya en la mañana siguiente, Ernesto supo que tenía que abandonar la casa. Reconocía que se había propasado, pero ahora ya no había remedio. Preparó la maleta con la finalidad de marcharse. Cuando ella le vio preparando la maleta, le dijo: - ¿te marchas?.
- creo que es lo mejor. No quiero seguir molestando.
- Pero, ¡si te vas ahora Manuel va a pensar que ha ocurrido algo! Exclamo ella bastante preocupada.
- pues ¡que piense lo que quiera!, pero no quiero seguirte molestando. Y, de veras siento lo ocurrido ayer. No supe estar a la altura y me propasé.**
Ella se quedó quieta a la entrada de la habitación donde Ernesto se encontraba y le dice:- Quizás no tenía por qué haberme puesto de esa forma. Yo también lo siento. Quizás la situación se nos fue un poco de las manos.
El la mira a la cara, y notaba que estaba preocupada, por lo que le dijo: - Melisa, no quiero ofenderte. Tampoco quiero que te sientas obligada conmigo. Yo puedo quedarme en un hotel sin problemas .
- no es necesario. Manuel vendrá pronto. Venga vamos a desayunar, y deja la maleta en la habitación.
El quedo convencido, y dejando la maleta, la acompañó a la cocina y desayunaron juntos.
- Melisa, perdona mi atrevimiento ayer. Creo que me propasé. Pero, lo digo en serio ¡eres una mujer muy bella, y muy hermosa!. Manuel debe considerarse muy afortunado.
-gracias.
Ese día solo estuvieron en casa, y ya por la tarde, suena el teléfono: ¡ era Manuel !. Ernesto comprueba la cara de cierta preocupación de Melisa, ya que el marido le estaba comentando que no podía regresar hasta dentro de unos cinco días, que el problema de la empresa seguía aún sin resolverse. Le pidió perdón por no estar con su amigo, pero que los trabajos eran así. Ernesto se despidió de su amigo, devolviendo el teléfono de nuevo a Melisa. Ernesto escucho que le reiteraba a su mujer que por nada del mundo permitiera que su amigo abandonara su casa .
Al terminar ambos se miramos a la cara, y Melisa agacho la cabeza. Ello suponía que si se quedaba en la casa iban a estar solos varios días, ya que su empresa le había indicado que podía quedarme toda la semana, ya que habían mandado a buscar unos repuesto de una maquinaria, y hasta que no llegase no lo necesitaban en ella.
En la noche, noto que Melisa se mostró más complaciente con él. Incluso se atrevió a tomar una copa, y comenzaron hablar de todo un poco. Al final, el tema derivó en los niños. Ella le confesó que como toda mujer ¡ ansiaba ser madre !, pero que llevaban tiempo intentándolo, y hasta la fecha no había dado resultado.
- ¿ se han puesto en manos de un ginecólogo?
- sí. Me han realizado las pruebas y mis óvulos están bien. Manuel es reticente a realizar ninguna prueba...
- Ya sé que es bastante conservador. Bueno, de todas formas son jóvenes.
No obstante, constaba que la mujer se mostraba como acalorada, nerviosa, e incluso verificó que la blusa que llevaba puesta, tenía suelto un botón que permitía ver sus pechos. Para colmo se dio cuenta de que tampoco llevaba sujetador. El pene de Ernesto sin poder evitarlo se increpó , extremo que no fue inadvertido para ella. Sus miradas se cruzaron, y ella enrojeció.
Ella mantuvo la mirada. Ernesto entonces acercándose hasta donde estaba ella, la atrajo hacia él y sin más, la beso en la boca. Era un atrevimiento total e indecente, pero él también estaba excitado. Además se sorprendió al percibir que ella estaba receptiva, y que aceptó sus labios, notando cierto calor en ellos. Se dijo para si: ¡esta hembra estaba en celo !.
- oh que haces Ernesto. Sabes que no podemos. Le contesto separándose y apartándolo con la mano.
- Lo siento Melisa. Ha sido puro instinto. ¡Es que me vuelves loco!. Desde que te vi… joder he soñado con “hacerte el amor de mil maneras”.**
-¡ estás loco… soy casada!. ¡La mujer de tu amigo!. ¿Acaso no puedes respetar eso?** - le contesto ella, intentando soltarse, pero con poca convicción.
Lejos de contestarle, Ernesto la atrajo hacia el nuevamente y la continuo besando en la boca. Ella, pese a todo, aceptó sus besos, y pronto se besaban desesperadamente. Por momentos chupaba su lengua hasta que sentía que se la iba a arrancar, después empujaba la del hasta lo más profundo de su garganta mientras sentía como su saliva la empapaba.
Ernesto comenzó a bajar y subir sus manos recorriendo su cuerpo hasta alcanzar sus caderas. Ella comenzó a jadear, lo que instó a mi amigo a colocar sus manos en sus pechos frotándolos. Melisa reaccionó con un suspiro. Pronto besaba el cuello de la mujer y chupaba los lóbulos de sus orejas. Aquello hizo que Melisa se estremeciera y comenzará a besar de la misma manera.
El entonces la tomo de la mano y la llevó hasta su dormitorio.
Ella le siguió como anonadada. Estaba como entregada. El hombre estaba deseoso de poseerla y de inmediato, al llegar al dormitorio, se apuro a quitarle la blusa y la falda que llevaba, y como no tenía sostén, sus senos quedaron a la vista, que pronto fueron devorados por mi amigo como si fuera un verdadero depredador.
Melisa temblaba y gemía y enterraba sus dedos en el pelo de Ernesto, aprisionando la cara del mismo contra sus pechos.
- oh Ernesto que me haces… ohhhh no podemos y..¡lo sabes oooo!...
Mi amigo estaba fuera de si. Necesitaba sentir su sabor por lo que la acostó sobre la cama, y con suma sensualidad procedió a bajarle la braga, separando las piernas, apareciendo ante él, una vagina bien cuidada. Sin miramientos atacó con su lengua lamiendo los carnosos labios del coño, lo que la hizo tensar y gemir de placer, mientras no paraba succionaba sus labios vaginales al tiempo que le introducía la lengua en aquella cavidad. Cuando alcanzo su clítoris, ella se sacudió violentamente alcanzando un orgasmo ante la sorpresa del hombre.
Cuando por fin ella se relajó, la verga de Ernesto estaba como un misil, cual navaja de matarife que necesitaba apuñalar la vagina de aquella hembra. Por ello rápidamente se bajó los pantalones. Ella al ver sus intenciones ella dudo, y le detiene, diciéndole:
- No podemos Ernesto. ¡Creo que esto en mis días fértiles!. No podemos seguir, sería muy peligroso.
- Vamos Melisa, podemos hacerlo y me correré fuera. Me correré fuera, nada te va a pasar . Ella estaba deseosa pero indecisa. Necesitaba sentir la polla del macho que había desvirgado a su hermana. Había soñado esos días con aquella tranca e incluso se había masturbado pensando en ella. Pero su estado de fertilidad, le hacia dudar.
- No insistas Ernesto, no puede ser, es muy peligroso.
- Sé que me deseas.
- Ernesto! ¡Estás loco!. Te he dicho que no, ohhhh
Mi amigo se acomodó entre sus piernas y le abrió las mismas ejerciendo presión sobre ellas, sin dejar de acercar su tranca hasta colocarla a los labios de la vagina de la mujer. Ella miraba agitada el encuentro de ambos sexos, y excitada le dice: Oh Ernesto… lo hagas…
Pero toda advertencia fue poca. “ De una sola y violenta estocada, el falo del hombre entro por completo en el interior de Melisa” . Ella, al sentir aquella brasa ardiente de carne que la invadía tan violentamente, ahogó un grito de dolor. ¡La tranca de aquel macho le había atravesado su cuquita de una sola estocada!.
Ooo me la has metido ooooo despacio oooo me haces daño nooooo
Ernesto se dio cuenta de que la vagina de aquella casada no estaba acostumbrada a un pene de sus características, por lo que se quedó dentro de ella durante unos momentos. Notaba la tremenda presión que la mujer ejercía con las paredes de su vagina sobre el pene del mismo, pero aquello más le enardecía.
- oh Ernesto… sácala. Es muy grande… me llenas…
Pero, el le dijo: - ya la tienes dentro. ¿No vas a ser menos que tu hermanita?.
Aquello enceló más a la mujer y dejo se quejarse. Aguantó los movimientos pélvicos que realizaba el pene de mi amigo dentro e su vagina, que pronto fueron despareciendo, notando como su vagina se dilataba y ahora aceptaba plenamente la tranca de aquel semental. El hombre pronto aumentó la intensidad de su penetración, y comenzó a bombearla sin piedad.
- Oh Ernesto…me tienes bien abierta. ¡Joder Manuel se va a dar cuenta!.. oh cabron como me abres oooo
El comenzó un mete y saca constante hasta que ella no pudo más, y se entregó en un orgasmo prolongado. Cuando terminó de convulsionarse, se dio cuenta de que el amigo de su marido seguía con una erección de caballo dentro de ella.
El le dijo: Umm Melisa que buenas hembra eres. Nena tienes un coño delicioso. ¿Necesitabas mi polla verdad?
-Oh Ernesto.. ¡eres un cabronazo!..No debía, pero te deseaba… oh si sigue asi oooo. .
Aquella mujer pese a todo estaba muy deseosa, ¡estaba cachondisima!. La tomó en sus brazos notando que se estaba entregando, y pasaba una mano por su nuca, por su cuello, fue bajando por sus brazos, hasta alcanzar su trasero el cual apretó contra él para que la mujer sintiera bien su nabo más adentro ,
. Oh… dios ¡como esta de gruesa!. ……..sii…sigue, clávame toda, no te contengas, dame fuerte, rómpeme cabron… siiiii dame caña.
El no se hizo esperar, la tomó de sus piernas, y levantando las mismas sobre sus hombros, la bombeó sin piedad, dentro fuera, dentro fuera . Ella ante aquel polvo extremo, totalmente entregada, puso sus piernas alrededor del amigo de su marido, mientras alcanzaba un nuevo orgasmo. Aquel hombre la estaba llevando al éxtasis. Nunca de la habían follado de aquella manera.
- ooo siiii me vengo ooooo
Mientras bombeaba una y otra vez al coño de la mujer, mientras ella se convulsionada, se percató de que la cuquita de la mujer de su amigo estaba ardiendo. Era como si le quemara la polla.
- Oh Melisa… preciosa …¡tienes el coñito ardiendo!. Es como si me derritieras el nabo . Le decía sin parar de machacar una y otra vez el coño de la mujer.
Ernesto se dio cuenta de que está a punto. Sabía que debía hacerlo fuera de la mujer, pero algo dentro de su ser le instaba a olvidarse de prejuicios y correrse dentro de la misma.
Ella no paraba de convulsionarse, y al escuchar el comentario de Ernesto le contesta: -¿ lo has notado?.... Oh…cabronazo .. ya te dije que estoy ovulando..uffff, pero sigue…. …asi joder dame caña. ¡No te detengas ahora… ahora noooo …
Aquello enceló mas al semental que incrementó la perforación del coño, hasta que pronto su cuerpo se tenso al máximo, grito muy ronco y al comprobar que la concha de la mujer apretaba su verga como queriéndola arrancar, no pudo más mientras escuchaba a la mujer: - ohhhh sii sigue asi… dammme métemela toda….soy toda tuya..ogg como me follas .
Ella grito una vez más y el sujetándola fuerte, explotó en chorros de semen caliente dentro de la cuquita de aquella casada. Su semen salía disparada contra las paredes de la vagina de la mujer inundándola completamente. Ernesto estaba como ido, mientras no paraba de deslecharse dentro de aquella mujer.
-ooo te estás corriendo dentro oooo joder ooooo me llenas ooooo oh.. lo has hecho oooo
Terminaron en medio de convulsiones de placer en un tremendo orgasmo reciproco. Jamás ella se había corrido al mismo tiempo con su esposo. Tampoco nadie le había echado un polvo como aquel. Fue un polvo magnifico.
Se quedaron unidos durante unos momentos. Luego ella reacciono y se dio cuenta de la gravedad del asunto, se levanto asustada y se fue corriendo al baño a limpiarse, toda llena de los jugos de ambos. Cuando regresó le dijo:
- ¡Oh Ernesto, te has corrido dentro!. Te dije que lo hicieras fuera. Me dijo semi-llorosa.
- Lo siento Melisa, pero no pude hacerlo. Sentía la necesidad de llenarte con mi leche, no sé porque lo hice, pero fue una fuerza superior a mí. Vamos cálmate, a lo mejor no pasa nada.
- ¡ Estoy ovulando. Seguro que me has dejado embarazada !. Le decía mirándolo a los ojos. Mi marido cuando se corre apenas me echa un poco de su semen, pero tú me has inundado el coño. Me he sentido completamente llena.
- Lo siento… no pude contenerme. Necesitaba llenarte….
No obstante, se recostaron totalmente desnudos.
Ella sabía que el hombre no iba a parar en toda la noche. Tal es así que al rato se acerca nuevamente a ella y muy delicadamente procede y colocándose encima de ella, volvió a poseerla una y otra vez. Cuando por fin necesitaba descargar le dice: - Melisa me voy a correr otra vez. ¿Quieres que la saque?.
- Eres un cabronazo…No debería dejarte… pero joder, necesito que te corras dentro de nuevo. Quiero sentir como me llenas de nuevo…vamos hazlo…
Comprobó que el semen de sus testículos emergía de nuevo descontroladamente a gran velocidad por el conducto interno de su pene buscando el orificio exterior, y tras conseguirlo, salió disparado dentro de la vagina de Melisa nuevamente. Tras acabar se percató de que había vuelto a eyacular copiosamente dentro de ella.
Durante los días posteriores estuvieron follando noche y día, echando un polvo tras otro, hasta verificar que estaba agotados. Luego el regresó Almería antes de que llegara Manuel.
Cuando se despidió se dio cuenta de las consecuencias del encuentro con aquella mujer durante esos cinco días. En el fondo sabía que había sido deshonesto con su amigo, pero tampoco se arrepentía de los días pasados con aquella hembra. Se olvidó de momento, y decidió continuar con su trabajo.