Estadero de pasión

Y de cómo conocí a Licceth, una mujer hambrienta de amor y sexo con apariencia de niña buena

ESTADERO DE PASION

Hola a todos los lectores que siempre disfrutan de una buena lectura y una buena historia que les pone a volar la imaginación. Después de un largo tiempo ausente, he vuelto y en esta oportunidad voy a relatarles lo que me ocurrió una vez en una tasca restaurante de mi ciudad llamado El Estadero.

Era una noche fría de Octubre cuando me toco grabar unos quince años que se celebraban allí. Como ya habia grabado diversos eventos anteriormente en ese local, los gerentes saben quién soy el trabajo que allí desempeño cuando se trata de agarrar una cámara e inmortalizar en video el evento deseado por el cliente, sea cual sea el evento que el cliente quiera inmortalizar.

Los quince años que me tocó grabar en aquella ocasión tuvieron varias particularidades especiales: Ana que es la quinceañera tiene una prima viviendo en el exterior y ella vino al país especialmente a ver a su prima querida realizar su sueño de celebrar sus quince.

Yo en particular no le di importancia ninguna al evento; total para mi, cliente es cliente y como tal, no me gusta estar averiguando ni indagando nada sobre el cliente; porque una cosa es lo que uno establece y otra es que lo cumpla. Cuando vi a la prima recién llegada del exterior, lo que vi me dejó totalmente helado: unas botas con tacones altísimos, una minifada que parecía querer enseñar lo que debajo de ella se ocultaba, trigueña como el otoño, cabello liso y largo que le llega hasta la cintura, ojos de gata color café, y una piel tan blanca como la nieve; apenas la vi, faltó un respiro nada mas para que la cámara se me cayera. Automáticamente debía al menos averiguar cómo se llamaba pero no tuve al momento el medio necesario para acercármele, hasta que se me ocurrió algo infalible: recorrer con mi cámara todas las mesas hasta llegar a donde estaba ella, con el dueño de la fiesta al lado mío porque él quería ver lo que estaba grabando.

Al llegar a la mesa de ella, Álvaro el dueño de la fiesta me pidió::

  • A ella me la grabas de arriba abajo y de abajo a arriba.

Yo solo pude responderle:

  • Entendido.

Hice lo encomendado y procedí a grabarla de pies a cabeza, sin mayor cosa, hasta que me di cuenta que a medida que la iba grabando, ella se iba acomodando y comencé a grabar primero las piernas, luego los muslos y con gran disimulo y atrevimiento, se levantó la minifalda un poco más allá de lo permitido, lo que me permitió grabar un pedacito de nalga

Mientras la filmaba me dediqué a observar a la gente que había a mi alrededor. Me gusta observar a la gente. Casi todas las mesas estaban ocupadas por parejas de distintas edades: matrimonios, novios, amantes, o simplemente amigos. También había un par de mesas más concurridas. Un ejército de camareros, impecablemente uniformados, al mando del metre, y todos bajo el mando del dueño de la fiesta, pululaba entre las mesas con una agilidad innata, sirviendo y retirando platos a diestro y siniestro; claro, sus años de servicio y experiencia lo recompensaban con la gran agilidad y rapidez en su atención.

Después de grabar a semejante y deliciosa hembrota, me dediqué a seguir grabando las distintas mesas y a recopilar las opiniones de los invitados. Los grabé a todos y luego me fui a la cocina para observar lo que se habia grabado hasta el momento, a fin de encontrar la posibilidad de editar una parte que haya salido mal. El local consta de un pasillo y a mano derecha una puerta que conduce a la cocina. Si uno sigue el pasillo al fondo a mano dacha una tasca que cierra en la madrugada y a mano izquierda un restaurante tipo campestre, estilo cabaña, muy digna y ampliamente recomendada para un ambiente familiar. Me siento en un cuarto casi al final de la cocina y a la vista de nadie para ver con calma lo grabado, cuando de repente me llaman porque iba a ser la ceremonia de la quinceañera y no habia tiempo que perder.

Me fui al gran salón lo más rápido que pude y al llegar vi que todavía tenia tiempo para prepara la cinta, la prepare y busque un lugar para prepararme a filmar, pero no fue nada sencillo por la gente que se agolpaba mucho alrededor para ver mejor la función, hasta que logré encontrar un pasillo entre tanta gente y logre colarme al pasillo para iniciar el vals de los quince años.

Es muy trabajoso y muy difícil grabar un evento cuando es complicado, y los quince años lo son en todo sentido; y todo aquel que trabaje en este medio sabe que es así. Logré grabar la ceremonia principal y el vals completo, y los dos primeros sets de baile. Después descansé un buen rato de la cámara, me preparé un vaso de whisky y me fui afuera del local para agarrar aire porque sentí que me iba a sofocar. Al minuto de salir del local, siento a lo lejos unos tacones que se acercan a mí y cuando volteo era la rica muñecota de la minifalda con botas altísimas.

  • Hola.

Tenía en la boca un pedazo de hielo que se me fue por completo cuando se me acercó:

  • ¿Te sientes bien?

Solo pude decirle:

  • Si, estoy mejor, intentando disimular lo mal que me sentía por el hielo que me tragué.

  • Conque eres el que esta grabando la fiesta verdad

  • Así es. El papá de la quinceañera me contrató para este evento.

  • Ah ok. Quiero ver como me grabaste a mí.

  • ¿Tiene que ser ahora

  • No, puede ser más tarde.

  • Ok. Que relación tienes con el dueño de la fiesta?

  • Es mi tío.

Y volví a tragar en seco. Si supiera y viera como la grabé. Algo me decía y no sabía por qué debía aprovechar este momento de conversación y con un nudo en la garganta decidí lanzarme de una vez y darle mi mano en son de presentación.

  • Me llamo Ángel, dije.

  • Y yo Liceeth, me respondió.

Pero sentí que su mano tan frágil y suave tardaba mucho en soltar la mía, lo cual quería saber algo más de mí.

  • Un placer. ¿Eres la que vino del exterior, verdad?

  • Si.

Vivo en Duran, Ecuador. Mi zona es un barrio peligroso.

  • Interesante. Ahora que estamos aquí háblame un poquito de ti.

  • Tengo 24 años recién cumplidos mi nombre es Liceeth Moreta Espinoza ya te dije donde vivo, hay bastantes delincuentes allá, y aunque soy una niña buena me gusta q me digan cosas sucias cuando paso cerca de ellos.

¿Cosas sucias?, pensaba yo. Necesito averiguarlas.

  • Soy muy religiosa porque mis papis siempre me inculcaron eso desde pequeña voy a la iglesia los domingos, soy evangélica, siempre uso faldas, tuve un novio durante 3 años que se llama Eder y yo lo amaba mucho, pero le dije que quería guardarme para el matrimonio, el dijo que me entendía pero lo encontré engañándome con una amiga que es mas lanzada que yo.

  • Entonces no te tenía respeto. Si lo hubiese tenido entonces hubiese esperado.

  • Sí. Sufrí mucho y desde allí quiero cambiar mi forma de ser pero soy muy tímida, recién empecé una nueva relación y el chico me pide mas de lo q puedo darle. Sé que apenas te conozco pero quisiera pedirte tu consejo, el me toca y siento rico, pero creo que no debo

  • No sé que te puede estas pidiendo pero si no estas lista para dárselo, lo mas sensato es que no se lo des, porque a la final vas a estar en un laberinto que no podrás salir.

  • Estudiaba cocina pero el profesor un día me manoseo y salí corriendo y llorando y no volví mas.

  • Eso es acoso sexual, y aquí en Venezuela tenemos una ley contra el acoso.

  • Se que sueno rara y tonta, pero me gustan cosas q considero malas

  • A todo el mundo directa o indirectamente nos atrae lo malo, simplemente no lo reflejamos porque caemos en la vagancia del que dirán.

  • Es verdad. Oye, yo me siento mucho mejor después de esta conversa. Gracias por ayudarme.

  • No es nada. Siempre a la orden.

De repente nos quedamos viendo uno al otro. Los ojos. Los labios. Todo el cuerpo, y nos fuimos acercando paulatinamente. Estábamos ya muy cerca, calculo unos cinco centímetros para besarnos. A cuatro centímetros. A tres. A dos. A uno. A medio centímetro. A una milésima de centímetro. Y estábamos a una milésima de besarnos cuando sentí que me llamaron desde el fondo. No pude averiguar a tiempo las cosas sucias a las que hacia referencia ni pude tampoco en ese momento besarla porque el motivo del llamado era que había una ocasión especial y quería que la grabaran. Solamente le dije:

  • Mas tarde te busco y seguimos la conversación.

  • Si no me buscas te buscaré yo.

Aquellas palabras me retumbaron hasta en lo más profundo de mi inconsciente. Nunca antes en la vida alguien me habia hecho sentir así, y menos que me dijesen lo que Liceeth me acababa de decir. Ya no sabía como reaccionar ante ella ni menos quitarme la imagen de la mano tomando la mía y no queriéndola soltar.

Me fui a la cocina a buscar mi cámara y grabé lo que me pidieron; no fue gran cosa, algo de unos tres minutos; lo grabé y como no había nada importante para el momento volví a guardar mi cámara en la cocina no sin antes ver cómo salió lo grabado. Como no quise salir de la cocina pedí un plato de comida y me dispuse tranquilo y sin interrupciones a comer.

¡¡Creía yo que sin interrupciones!! Cuando casi termino mi comida, siento unas durísimas y firmes tetas detrás de mí y una excitante voz susurrarme:

  • Te dije que te iba a buscar.

Era Liceeth. No sé en qué momento entró, ni cómo supo que estaba yo allí, solo sabia que me encontró y que la tenía justo frente a mí.

Terminando de comer le indique que la iba a buscar, pero me calló con su sensual dedo.

  • No tienes que buscarme, ya estoy acá.

Y yo todavía mudo de la sorpresa. No me quedó otra que mostrarle cómo la grabé a ella, pero resultó ser que ella es mucho más lanzada y atrevida de lo que imaginé.

  • No quería que me grabaras así, respondió.

  • ¿Y como querías que te grabara?

  • ¿De verdad quieres que te muestre como quiero que me grabes?

Yo sabía ya que era muy lanzada pero no tanto. Simplemente se sentó encima de mis piernas y me susurró al oido:

  • Pues sí.

Yo sentado y ella encima de mí, me terminé de armar de valor y me tome de un solo golpe la mitad del vaso de whisky que me quedaba y comenzaron así los primeros juegos de caricias y besos, apretones de tetas y todo lo demás, hasta que me di cuenta por las caricias que no cargaba ni siquera un hilo debajo de esa minifalda; al percatarme de esto ella fue mas allá al decirme:

  • Esto es solo un abreboca porque solo lo voy a sentir. Si te gusta te tocara a mi buscarme.

Me bajó la bragueta de mi pantalón y me liberó la verga. Apenas le dije:

  • Perdóname por mi pequeño animalito.

Ella peló los ojos y respondió enseguida:

  • ¿Animalito? Este va a costar mucho que entre y es solo para que pruebes.

Me agarró la verga y se la puso solita en toda la entrada de su rica cueva; me tenía medido hasta donde iba a entrar, pero la engañé con una sutil caricia que la hizo soltar mi verga, y sin darse cuenta al abrazarme se le fue toda hasta el fondo. Apenas se la meti completa siento que se me mojaban hasta mis bolas y resulta que ella estaba acabando, y acababa tanto que parecía que tuviera muchos años sin hacerlo; y era tanto lo que acababa, que la senté en la mesa y me fui tomando ese vital liquido hasta vaciarla por completo. Hubiésemos seguido ahí mismo y al riesgo que nos pillaran cuando nos interrumpieron desde el fondo de pasillo:

  • Ahí viene un evento especial.

Eso significa que tenía que estar preparado porque debía agarrar mi cámara y estar pendiente de lo que allí pasara. Tuvimos que acomodarnos a como pudimos y le pedí que nos viéramos ahora, pero me calló con un largo beso.

  • Si, nos veremos ahora, pero seré yo quien elija el lugar.

Aquello me dejó loco y con la verga más parada que nunca. Yo que no uso ropa interior, se me notaba mucho cuando estaba levantado. Al salir, tuve que bajar la cámara a una altura que pudiese disfrazar que tenía una erección inocultable.

Después de la ocasión especial, vino lo que llaman la hora loca, donde la música que se coloca es variada y de todos los ritmos y géneros. Yo en particular eso sí lo grabo completo porque nunca se sabe lo que pueda pasar allí. Ahora era la imagen de ella montándose arriba de mi la que no me podía quitar mientras grababa a todo el mundo incluida ella, bailar la música que colocara el responsable del sonido; solo paró para acercarse a mí.

  • Quiero ver como salí bailando

Resulta que para pedirme eso me recostó mucho las tetas contra mí, lo que daba una clara señal que la pelea no habia terminado. Con una mano agarraba la cámara para que pudiera ver lo que había grabado, mientras que la otra me la habia agarrado ella y ponérsela en toda la entrada de su concha, lo que dejaba bien claro que aún estaba muy caliente y quería más, ya estaba más que lista para hacerlo donde sea. Pero sentí que ese no era el momento.

Me fui nuevamente a la cocina para guardar la cámara, y me fui al salón a servirme whisky para distraerme un rato, cuando comienza a sonar un set de reggaeton y de repente siento que me halan de un brazo invitándome a bailar. ¡¡Era Licceth!!

No podía negarme a tan semejante hembrota que prácticamente me acababa de tirar en la cocina, dejé mi vaso de whisky y me fui a bailar. Para rematar, la canción que colocaron era la de la quemona (aunque debería decir mas bien la tirona). Yo tratando de endurecerme y acomodarme lo mejor posible para que no se notase nada, pero ella se calentaba más y más. Y más todavía cuando sonó el coro de la canción. "metelo papi, metelo". Aquello la termino de encender, porque cada vez que sonaba el coro se me recostaba mucho, casi levantando la minifalda. Mi único punto a favor es que en muchas ocasiones el salón está a oscuras por el baile, y por la reinante oscuridad mientras se me recostaba intentaba sacarme el palo para metérselo allí mismo, en pleno baile. Yo hecho el loco me apartaba, y una vez terminada la pieza me dijo al oído:

  • ¿No me lo quieres hacer?

  • Sí, pero aquí no.

De una vez me agarró de la mano, nos salimos del salón, y tomamos el fondo de pasillo rumbo hacia el restaurante que ya estaba a media luz y vacío, y nos metimos en una de las cabañas del restaurante donde una vez allí, ya no habia excusa ninguna para detenerse, y ella no iba con ganas de detenerse.

No lo pensé dos veces y como me gustó el sabor que salía de su concha, la coloqué en la mesa de esa cabaña y le di una chupada de concha que a cada rato se retorcía de placer; existía el riesgo que alguien nos oyera, pero no importaba porque la música que salía del salón evitaba que alguien oyera lo que estábamos haciendo.

Después de haberla hecho llegar bastante, me pidió que me sentara en al silla y bajándome el pantalón, comenzó a darme una mamada arrechamente bestial. Nunca creí que un monumento como e que tuve a mi lado fuese capaz de dar una mamada como la que ella me estaba dando. Se tragaba toda mi verga en su boca, casi al punto de tragarse también hasta mis bolas, que también recibieron su dosis larga de chupada.

Después de habérmela mamado un rato se montó encima de mí y de un solo golpe se le fue otra vez hasta el fondo. Esta vez no me lo tenia medido y con toda la intención de recibir toda mi verga dentro de ella, comenzó con cabalgarme como si fuera un caballo mientras que estaba ocupado con sus labios y sus tetas. ¡¡Qué tetas!! Quiso probar otra posición, siempre yo estando sentado, pero ahora se iba a sentar encima de mí dándome la espalda y una vez mas la concha de ella no tuvo reparo en recibir mi verga hasta el fondo. Allí le vino otro orgasmo porque se recostó totalmente contra mí, y con ligeros y suaves movimientos comenzó a menearse como si me hiciera la paja con al concha, a tal punto que casi me hace llegar. Intenté disimularlo poniéndola en posición de perrito y no tuve compasión para metérselo durísimo. Se estremeció y se convulsionó mucho, indicando que había llegado de nuevo. Yo seguí con el mete y saca hasta que m verga estuviese bastante mojada con los jugos vaginales de ella.

Así mismo, en cuatro patas como estaba, era mi turno de arriesgarme, no estaba muy seguro si ella quería o no, le gustaba o no, comencé a pasarle mi lengua de la concha al ano, porque la idea era acondicionar el ano porque se lo iba a meter por allí.

-¿Que vas a hacer?

  • Solo relájate y verás.

Volví a lubricar la zona para que estuviese acondicionada. Una vez lubricada a zona se lo coloque en la puerta primero entró la cabeza, costaba mucho trabajo entrar por allí, dándome la idea que fui el primero en entrar por el culo de ella, y después me le fui completo y de un solo mamonazo. No se podía evitar el desgarrador grito que iba a salir por tal semejante entrada, pero una vez adentro fui primero con velocidad suave, y poco a poco empecé a acelerar la velocidad hasta que el culo ya estaba lo suficientemente amoldado para mi verga que ya comenzaba a entrar y salir con fuerza de ese hueco que fue muy difícil. Cuando entraba la cabeza quiso detenerlo, pero cuando se le fue mi verga completa ya ella no se podía ni mover porque lo demás no lo podía detener. Ya la música ahogaba cualquier grito y esa fue mi única salvedad y en ese sentido no habia ya nada que se pudiera hacer. Ya ella se estaba acostumbrando a la entrada y salida y se empezó a menear como loca, hasta que le dije que no podía más; intenté disfrazar una vez mas mis ganas de aguantar pero se dio cuenta y aceleró el ritmo haciendo imposible, y es cuando más se meneó hasta hacerme acabar dentro de su hirviente y apretado culo.

Con mucha discreción nos fuimos cada uno a los respectivos baños y al rato volvimos a la fiesta como si nada. Nadie preguntó por mí, y ni me perdí de nada interesante. Seguí grabando igualito como si nada hubiese pasado y compartiendo con las demás personas. Y todo hubiese sido igual como ocurre en las demás fiestas, sino hubiese sido por las susurrantes palabras de una mujer excitada que desde atrás me invitó a que terminara la fiesta, que de paso estaba ya por concluir porque debía grabar la parte final; ustedes saben, la torta y lo demás.

  • No te vayas a ir, porque mi tío quiere que pases lo que queda de la noche en su casa y en la mañana te vas.

Ya Licceth había hablado con su tío para que no me dejaran ir así como así; cuando volteo, la veo como muy cansada y con ganas de dormir.

Terminada la fiesta, me dirijo al carro de Álvaro, ya Ana la quinceañera estaba muy rendida en la parte delantera del carro; me monté atrás y cual es la sorpresa que ya Liceeth estaba sentada como esperándome. Solo se asomó para ver si su prima estaba dormida producto del cansancio de la noche y sin más preámbulo me plantó un beso de esos que hacen que la mujer sea inolvidable, a la vez que me sacaba mi verga del pantalón; no estaba erecta pero no tardó para ponerla como a ella le gusta, y comenzó de una vez a darle con mucho frenesí, como si fuera la ultima verga que mamaria en su vida.

Me di cuenta que con la cogida había estado satisfecha pero con la mamada no, y para muestra un botón. Allí la tenía, mamándolo con muchas ganas, con furia y con el riesgo que su prima se fuera a despertar, y con Álvaro que ya venia hacia el carro, ella no se iba a detener ante nada hasta lograr su objetivo. Traté de relajarme ante tal situación de alto riesgo cuando de repente llegó Álvaro al carro:

  • Ya volví muchachos.

Y respondí.

  • Señor Álvaro, ellas están durmiendo y se acomodaron lo mejor posible.

  • Entonces manejaremos con mucho cuidado.

  • No queda otra jefe.

Y terminamos riendo. Pero no me di cuenta que habia dado un gran apoyo con lo de "durmiendo" a Licceth que se llevó nuevamente mi verga a la boca. Como era oscuridad total dentro del carro, el conductor solo podía ver mi sombra y la de su sobrina que creyendo que estaba dormida, no le dio importancia ninguna, cuando en realidad me estaba dando una bestial mamada, hasta que aguantando las ganas de convulsionarme ella se dio cuenta que ya iba a acabar, y en vez de parar un momento la mamada, siguió hasta hacerme acabar dentro de su boca; y acabé; pero lo que me dejó loco es que esta mujer, cuanta leche salía de mi verga, era cuanta leche se tragaba. Se la tragaba toda hasta limpiarme la verga con su boca. Y todo prácticamente delante de su tío que estaba manejando el carro, y de su prima que iba adelante pero estaba dormida.

Se me había olvidado de qué país vino, pero en realidad eso no importaba, solo importaba ella, sus deliciosas tetas, su hambre de sexo, su tan caliente culo y su jugosa concha. Estaba yo en presencia de una mujer super caliente con apariencia de niña buena.

Llegamos a la casa de Álvaro y una vez allí el me pidió que me fuera al amanecer por como estaban las cosas en la calle, y yo acepté. Se bajaron las dos mujeres; Ana la que cumplió los quince, y su prima la que me acababa de mamar la verga dentro del carro del tío y se fueron a sus respectivos cuartos. Yo pido el baño porque quería orinar, me indican donde queda el baño y voy a orinar; me desahogo, me acomodo y me vuelvo a reunirme con el jefe.

Luego de una conversación con el jefe, le dije cuanto era y me aseguró que lo pagaría al amanecer. Solo me pidió que eligiera un lugar, lo acomodara y me fuese a descansar y a dormir.

Mientras estuve recostado en la cama, no paraba de pensar en ella, pero no podía reflejarlo.

En los tres días que ella estuvo aquí en el país, a esa monumental hembrota me la comí más de una vez. Pero eso es ya otra historia.

Espero sus comentarios.

assangar@yahoo.com