Estaba desesperado
La penetré bruscamente sin preámbulos, y a ella le dolió y ardió... de la misma manera que a mi también me ardió la pinga...
Muchas veces quise escribir este relato verídico, pero no tenía valor, sin embargo ahora quiero compartir esta historia que sucedió hace un mes aproximadamente, soy Víctor casado con hijos, pero desde hace seis meses que mi esposa viajó al extranjero en busca de mejor porvenir para la familia y como comprenderán para mi fue algo difícil ya que mi esposa y yo teníamos una vida sexual maravillosa, y también pensé que soportaría esta abstinencia sexual, pero, como la mayoría sabe uno no es de piedra, y conforme pasaban los días ya no pude reprimirme, les diré que en la casa compartimos con mi cuñado ya casado con una hija, ellos son bastante unidos y muy reservados, él es demasiado conservador al igual que su esposa, ya que ella se viste con falda o pantalón amplios, además que el polo o chompa grandes, donde no se nota su figura.
Sucedió que yo estaba por reventar, una mañana en que yo estaba libre (mis hijos estudian), estaba en la computadora leyendo estos relatos me tocaron la puerta de mi dormitorio, y encontré a mi cuñada apurada:
Buenos días Víctor, acabo de llevar a mi hija a su colegio, pero, nos olvidamos imprimir un trabajo que tenía que presentar y desearía que me ayudaras, ya que mi esposo salió anoche de viaje y todavía regresará pasado mañana, por favor ayúdame, ya que no se como se hace eso y lo tenemos listo en mi computadora,
Yo acepté sin dudarlo, y llegamos a su cuarto prendí su computadora y esperamos a que se cargue, y luego le preguntaba en que archivo estaba guardado y ella se acercó a indicarme, fue en ese instante que tropezó con algo y cayó, me apresuré en ayudarla a levantar y se había golpeado la cabeza en el filo de la mesa de donde salía un poco de sangre, la ayudé a incorporarse y busqué en el botiquín algodón y alcohol donde además encontré unos preservativos, lo cual me fue calentando, superamos la herida, y poco después terminamos la impresión, y se fue corriendo a entregar el trabajo, yo continuaba revisando la computadora mía, y la escucho llegar, y luego me acerqué a su cuarto para saber como seguía la herida, me hizo pasar y le dije que mejor revisaría la herida y la volveré a curar, ella se sentó y aceptó muy agradecida, volví al botiquín y al abrirla esta vez cayó los preservativos, lo cual ella y yo presurosos nos agachamos a recogerlos, ella se avergonzó y se puso rojita, a lo que le dije:
No se avergüence Rosita, es normal cuidarse, aunque yo ya estoy extrañando demasiado a mi esposa, pero, seguiré aguantándome "como los machos", pero, no se hasta cuando, ya que siento la necesidad de una mujer, urgente a lo que ella respondió:
Ya me imagino como estarás, es lo mismo que mi esposo cuando sale de viaje y regresa luego de 4 o 5 días, él no me deja en paz, ya que llega demasiado ardiente, pero, solo espero que pronto regrese tu esposa, y para esto yo ya estaba muy excitado, y tenía la pinga bastante dura que se notaba por el pantalón, procedí a curar la herida aunque no era de cuidado me limité a limpiar como es debido, fue que entonces ella se levantó y quedamos frente a frente apegados, intuitivamente levante la barbilla de Rosa y la besé suavemente en la boca, a lo que ella me alejó bruscamente diciendo:
Esto no debe seguir, tu sabes que soy muy católica y respeto mucho a mi marido y no debo incumplir mis promesas que aprendí lo que me educó mi mami,
Pero, Rosita, no se asuste ni se espante, es solo un beso, tal vez un beso de un desesperado de amar, de tener una mujer, y que mejor que tú y todo quedará entre nosotros y más nadie lo sabrá, además tampoco nadie se dará cuenta de que tuvimos relaciones, no seas malita, por favor, y al decir esto nuevamente la abracé y la volví a besar más fuertemente, y con la otra mano acariciaba su espalda hasta bajar a su trasero, ella hacía fuerzas por soltarse pero no lo dejaba, hice todo lo posible de meter mi lengua a su boca lo cual logré, ella quería decir algo, pero como la tenia besando no podía, continué acariciando sus muslos y levantando su falda llegué a su entrepierna y ya acariciaba su Monte de Venus por encima de su trusa, ella con su mano trataba de alejar mi mano, a lo que la tome su mano y la hice tocar mi pinga que estaba dura, lo cual inmediatamente lo soltó y le dije:
Vamos Rosita, ya vez que estoy desesperado, déjame hacerlo una vez, solo una vez y no te molestaré más,
No Víctor, por favor suéltame, ya basta de este juego, mi formación no me lo permite, y volví a besarla ya que la tenía sujetada de una mano por detrás de ella, y entre forcejeo caímos a su cama yo encima de ella, y con la mano libre volví a levantar su falda y logré agarrar el borde de su trusa metiendo mi mano a su frondosa conchita, como pude logré bajarle la trusa que quedó entre las rodillas, y levantando un pie logré bajarlo totalmente y entonces me bajé el pantalón y la trusa dejando libre mi pinga que esta vez chocó con su conchita, pero, yo seguía besándola, y ayudado con mi rodilla separé sus piernas, yo estaba demasiado desesperado por penetrar esa conchita que esta vez ya estaba a mi alcance, como pude acomodé mi pinga a la entrada de su conchita y con un esfuerzo logré meter la cabecita, ella dejaba brotar un poco de lágrima de sus ojos que estaban cerrados, y tomando más impulso nuevamente la presioné y esta vez si logré penetrar toda mi pinga en esa conchita cerrada, y vaya que abrió los ojos grandes y dio un grito fuerte, y yo sentí un ardor en mi pinga, pero, la satisfacción de tenerla penetrada me hizo olvidar ese detalle, esperé un poco a que se acostumbren nuestros sexos, y ella reclamaba:
Basta por favor Víctor, ya sácalo, me hiciste daño que me dolió y me ardió, por favor sácalo, ya no me hagas más daño, más sin embargo volví a besarla, y nuevamente metí mi lengua a su boca que esta vez si me recibió con más agrado y jugueteaba con la suya, y entonces comencé el mete y saca muy lentamente, y a ratos acelerado, luego lo saqué totalmente y volví a penetrarla otra vez con fuerza, y esta vez ya no hubo dolor ni gritos, y proseguía el movimiento, y como yo estaba muy "aguantado", no quise esperar más y con movimientos apurados del mete y saca comencé a gemir cada vez con fuerza y llenar sus entrañas con abundante lechecita, ella lo recibió un poco asustada, y luego me quedé pegado fuertemente a ella por varios minutos, hasta que sentí que mi pinga comenzó a bajar su calentura, pero, yo seguía encima de ella, y muy lentamente desabotoné su blusa y además su sostén, vaya, que hermosos senos ocultaba ella, pequeños bien formados y ya estaban duritos, proseguí a chuparlos uno a uno, ella ya no protestaba ni hacía fuerza, y mejor aún notaba que volvía a cerrar sus ojos y dejarse llevar, y pude notar que mi pinga volvía a ponerse duro y ya lo frotaba en círculos por encima de su conchita, , y proseguí chupando y besando sus senos para luego bajar por su ombligo y llegar a su conchita, y le metí la lengua buscando su clítoris, y la chupé suavemente, ella comenzaba a gemir en voz baja, y continué por los muslos hasta la rodilla luego regresé por la otra pierna hasta llegar nuevamente a su conchita, ella ya estaba muy excitada, fue entonces que nuevamente volví a penetrarla y esta vez muy suavemente primero lo tenía la cabecita a la entrada, lo metía un poco y lo sacaba, entonces ella me sujetó con sus manos de mis nalgas y hacía que la penetre todo, la hice sufrir por varios minutos hasta que volví a penetrarla totalmente, y ella esta vez si gimió fuertemente y tenía la boca entreabierta y los ojos mirándome fijamente donde podía notar lo excitada que estaba y que me pedía que la cache, y entonces sin decir palabras algunas volvimos a cachar, y esta vez si con su consentimiento ya que colaboraba en todo, y lo hicimos por casi media hora en que ya ella y yo estábamos muy agitados y sudorosos, y yo ya sentía que se me volvía a venir la lechecita, a lo que aceleré el mete y saca, y fue el momento cumbre que volví a llenarla otra vez de abundante leche caliente a sus entrañas y los dos terminamos con gemidos y gritos de satisfacción, y nos quedamos así por varios minutos, y todavía jadeando me acosté a su lado, ella y yo respirábamos muy agitados, hasta que poco a poco volvimos a la normalidad, y le dije:
Gracias Rosita, gracias cuñadita, me sacaste de un apuro, ya que no podía soportar más este dolor de desfogar mi leche, y ella me dijo:
Eres malo, muy malo, me hiciste doler y arder mucho al inicio, y creo que tienes el pene más grande y grueso que mi marido, y con decirte que es la primera vez que sentí una extraña sensación que me puse a gemir, fue algo bello y satisfactorio, desde que tengo relaciones con mi esposo no sentí esta sensación, yo creí que las mujeres solo servíamos para complacer al hombre y darle hijos, pero, ahora me doy cuenta que también puedo gozar, y disfrutar del encuentro sexual, ojalá que cuando llegue mi marido no se de cuenta, ya que seguiré como él me lo pide, pero, solo deseo que tu y yo volvamos a hacerlo en los momentos libres en que podamos encontrarnos, y entonces disfrutaremos los dos del sexo, me hiciste una mujer feliz sexualmente hablando, ya no importa mis creencias y de la manera que me criaron, me estaba perdiendo de algo hermoso, verdad? Y solo le dije:
Esta noche, entraré a tu cuarto a la medianoche, deja abierto no te asegures la puerta, y lo volveremos a hacer, mientras no llega tu esposo, de acuerdo?,
De acuerdo, así será. Me respondió,