Esta vez salió mejor

Vuelvo a una cita con la intención de que esta vez resulte mejor

El día de la siguiente cita me presenté en bermudas y camiseta, empezaba ya a hacer calor y y nos conocíamos como para no andar con formulismos. Llegamos a su casa, donde dijo que prepararía un refresco, pero parece que se lo pensó mejor y nada mas cerrar la puerta se abrazó a mí y metió una mano por la cintura del pantalón, y la otra subió por dentro de mi camiseta, apretándome por la espalda contra él.

Yo me dejé hacer, viendo con gusto lo caliente que se encontraba y pensando que me gustaba asi, ansioso y desosó de mi cuerpo, pero cuando noté que empezaba a excitarse, le pedí que preparase antes el refresco y que luego haríamos las cosas tranquilamente, sin prisas, para que gozara mas sosegadamente.

Me fue soltándome poco a poco, incluso me colocó bien la ropa después, y se retiró con un guiño. La verdad es que teníamos mucho tiempo, y quería que durase un poco, y no llegar y adiós. Para mí, el follar no era lo importante, sino el juego, el morbo de la situación, calentarnos, ver como se encendía tocándome, sentir sus manos, y luego lo que viniese, todos esos preliminares era lo que me excitaba.

Volvió con los refrescos también en pantalón corto, parece que no quería perder tiempo luego. Bueno, a mi me gusta hablar, conocer a la gente, no solo el sexo, me parecía importante hacer algo de amistad y saber sus gustos, como pensaba, etc. pero… eso duró lo que tardamos en acabar la bebida. En cuanto me levanté para ayudarle a llevar los vasos al fregadero, volvió a acercarse a mí y tiró de mi camiseta hacia arriba.

Nunca había besado, y no me acababa de gustar, pero parecía como si mi boca fuese una golosina para él, besaba mi cara con pasión, me acariciaba todo el cuerpo y sus manos ansiosas se dirigieron hacia la cintura de mi pantalón, una de sus manos amasando mi culo y la otra intentado bajarlo.

Te voy a meter la polla hasta el fondo, me dijo, y yo, pensando lo gruesa que era empecé a preocuparme que cumpliera lo dicho. En cuanto consiguió quitarme el pantalón, nos dirigimos hacia la cama, que ya estaba descubierta, esperándonos.

  • ¿cómo te gusta?

  • pues… despacito, sin dejar de tocarme

  • no, digo que ¿qué postura prefieres?

Me daba igual, pero me gustaba que me usara mientras la metía, no quería ver su cara, solo sentir su polla, así que elegí de rodillas en la cama, ofreciéndole todo el trasero para que dispusiese a su gusto. Parecía que se había quedado quieto, no hacía nada, así que ladeé la cara para ver qué pasaba. Estaba mirándome en esa postura como orante, el culo redondito y abierto para él.

Uffff, soltó y pronto empecé a notar la punta del capullo acercarse y jugar entre mis nalgas, recorriendo todo el trasero y dejando hilitos de baba por todo él. Noté un dedo húmedo entrar en mi agujerito y poco después algo mas grueso, empujando, despacio, dilatando sin prisa, como regocijándose con lo que iba a hacerme, y después un poco de dolor, y algo duro y caliente, ardiendo, atravesándome.

  • Tienes un culito precioso, y que blanquito y suave eres, pareces una tía.

Bueno, supongo que eso era algo que atraía a algunos hombres, y estaba claro que a él le gustaba, porque me acariciaba todo él, se agarraba a mis caderas para empujar mejor, y pronto empecé a notar sus huevos chocar contra mi trasero y mas peso a mi espalda, conforme se acomodaba para penetrar mejor.

Sentí el chorro cálido y su cara en mi espalda, poco después, descansando del esfuerzo, pero su polla seguía dentro todavía, aunque ya la notase menos dura, menos llena.

  • creo que me va a gustar follar contigo, espero que a ti también.