Esta noche es nuestra
Hoy estamos solos en casa, solo necesitamos tu cuerpo, el mio y aceite de masaje...
Esta noche es nuestra
Esta noche he invitado a Pablo a cenar a mi casa. Nos conocemos desde hace un par de meses y todavía no hemos tenido la oportunidad de intimar todo lo que querríamos. Esta noche es la nuestra, mis padres se han ido de fin de semana y me han dejado la casa entera para mí.
Después de una suculenta cena, estuvimos un buen rato hablando en el comedor, tomando café, explicándonos viejas anécdotas y rozándonos como quien no quiere la cosa. La verdad es que hacía tiempo que soñaba con un encuentro carnal con Pablo. Como sería en la cama, como me trataría, qué tipo de caricias me daría, si nos lo pasaríamos bien...Con todos esos pensamientos en la mente, era normal que a cada roce "inocente" mi piel se erizara esperando más caricias.
Mientras charlábamos, empecé a sentir un ligero dolor en las cervicales, que, a causa de tantas horas frente a un ordenador era más que esperable. Me llevé la mano hacia el cuello y lo masajeé para mitigar el dolor. Pablo, al ver mi gesto me preguntó qué me ocurría. Él se levantó y se puso detrás mio para masajear mi cuello. Era una situación algo extraña que, indudablemente podía llevar a lo que tanto ansiaba, así que, armándome de valor le dije que podíamos ir a mi habitación para estar más cómodos y seguir con ese masaje.
Pablo me dijo que cogiera aceite de masaje y fuimos al cuarto.
Quítate la parte de arriba. Me dijo.
En mi habitación hay una alfombra muy grande extendida en los pies de la cama y a Pablo se le ocurrió que me estirara allí.
Una vez estirada boca abajo y con la parte de arriba quitada, Pablo se puso sentado a horcajadas en mi culo y con el aceite empezó a embadurnar mi espalda. Lo hacía con mucha suavidad, provando cada centímetro de mi piel, tenía las manos bastante grandes y casi podía coger toda mi cintura desde atrás. Acariciaba mi cuello, mis hombros e iba bajando hasta llegar al final de mi cintura.
Yo estaba disfrutando de aquella sensación tan placentera. Me dejaba llevar por las sensaciones y aprovechaba para imaginar lo que sucedería después.
Pablo empezó a besarme por el cuello, y noté que se estaba quitando la camisa que llevaba. Me lamió la oreja, la mordisqueó y siguió mordiendo suavemente mi cuello, luego mis hombros hasta que empezó a besar toda mi espalda. Sus labios parecían estar ardiendo y dejaban un recorrido de saliva por toda mi espalda.
Pablo me subió la falda que llevaba y comenzó a acariciarme las piernas hasta llegar a mi entrepierna y puso toda la mano encima de mis braguitas.
Esta calentito me encanta .Me dijo.
Yo ya estaba sofocada de tantas caricias y quise darme la vuelta para poder controlar un poco la situación pero él me lo impidió.
Quiero que tu no hagas nada, solo disfruta.
Se quitó los pantalones y se quejó en ropa interior. Me hizo ponerme a cuatro patas y colocado entre mis piernas rozó su pene por mi culo y sus manos empezaron a acariciar mis pechos, los masajeó y pellizcó mis pezones. Me estaba volviendo loca!
Luego me bajó las braguitas y él se bajó sus calzoncillos y pude notar en mi culo todo su pene palpitando. Cogió un poco de aceite del pote y lo untó por todo mi culo, por mi rajita y también por su pene. Dejó un poco para untar mi clítoris y estubo masajeandolo durante un buen rato, yo ya estaba jadeando, estaba muy mojada y al borde del orgasmo.
Me pasó todo su pene por el culo y también por mi agujero como queriendolo penetrar luego lo pasó por mi rajita. Era un placer sentir algo tan caliente entre mis labios, masajeando también mi clítoris hasta que en uno de esos movimientos metió su pene dentro de mí y una de sus manos me empezó a acariciar el clítoris y con la otra agarraba mi cintura. Yo ya no podía más, sentía un placer inmenso entre mis piernas, Pablo seguia embistiendo y tocando mi clítoris hasta que exploté en un gran orgasmo que él acompañó con el suyo.
La primera experiencia con él no fue nada mal, habrá que repetir!