Esta mujer me llevará por el mal camino 26 Ironia4
Penúltimo dia y capítulo de una semana loca loca
Aquella noche, me desperté justo a la hora de cenar (si, me tiré toda la puñetera semana durmiendo fuera de horas). Cuando bajé, después de pegarme una ducha, estaban todos sentados en la mesa de la terraza de arriba. Con bastante sarcasmo, me recibieron con un brindis.
Mi resaca era importante, así que mi intención era cenar, una copa y a la cama otra vez.
Cené un poco de ensalada, y poca cosa más. Lo que si vi llenarse unas cuantas veces fue mi copa de vino. Esta tropa me conocen bien, y saben que si me coloco un poco, me pongo a tope....
Al acabar de cenar, nos dispersamos un poco. Las chicas, como de costumbre bajaron a la terraza de abajo, y incluso alguna se metió en la piscina. Recuerdo que se quedaron arriba Mia y Sara, y el resto eramos los “machotes”.
Roger no tardó en sacar una des sus bolsitas, y yo que me lo vi venir, preferí recojer la mesa, y ponerme a recojer la cocina.
La verdad, no sé quién hizo la cena, pero dejaron la cocina echo uno asco.
Cuando ví el panorama decidí subir arriba, y definitivamente, soplar un poco de harina, pues si no no habría podido.
Mia y Sara, que me vieron la cara, decidieron ayudarme.
Bajamos todo por el pequeño montacargas, y le pegamos un baldeo a la cocina, que ni cuando era nueva. Los tres en equipo funcionábamos muy bien.
Cuando llevábamos un rato recogiendo, caí en la cuenta de lo buenísimas que estaban mis dos ayudantas. Mia llevaba una pequeña camiseta de tirantes sin sujetadro debajo, y la braguita del bikini.
Sara, por su parte, llevaba un pareo anudado al cuello, con el bikini debajo.
Yo por mi parte, si iba vestido, con bermudas y camiseta.
Cuando estaba todo limpito y reluciente, nos sentamos en la mesa de la cocina los tres, y estuvímos charlando un rato. Abrimos una botella de JagerMaister, y servimos unos cuantos chupitos. Como el tema se iba animando, fuí a mi habitación a por unos cuantos petas para fumar un poco, y una bolsita (noche tranquila quería yo).
Conforme nos íbamos colocando un pelín, la conversación fue subiendo de tono. Sara y Mia hacía apenas dos dias que habían descubierto su bisexualidad, y tenian mogollón de preguntas.
Sara me dijo, que se moría por ver una escena entre dos hombres en primera línea, tal y como había disfrutado Mia la primera noche que nos conocímos.
Mia, se estremecía cuando le contaba a su amiga la sensación que le produjo ver como me metían una polla en la boca.
-me parece justo que tengas tu momento Sara-le dije ante su sorpresa-ves fuera, y consígueme uno o dos miembros, y lo podrás ver.
Estaba claro, que los chupitos y la harina estaban haciendo su efecto, pero Sara ya se había levantado y había salido fuera.
Al cabo de 5 minutos vino con Tete (como no, este se apunta a un bombardeo) de la mano, y se sentó con nosotros en la mesa, con cara de no saber muy bien por donde iban los tiros.
-hemos dicho dos-le dije a Sara-la de Tete vale doble...pero no la puedo partir
Nos reimos un rato y decidí salir yo para fuera. Para mi suerte, justo al cruzar la puerta de la cocina hacía la terraza inferior, entraba Sandra. La detuve agarrándola por la cintura y le susurré al oido:
-las yankees quieres ver sexo del bueno, te animas?
-me iba a dormir Karlo.
-vaaaa Sandra, Tete, Tete!!
La polla de Tete es de sobra conocida por todos nosotros, y tiene una merecidísima buena fama.
-va, venid a mi cuarto.
Sandra pasó de largo la cocina, saludando a las chicas y a Tete, y se fue para el pasillo.
-vamos-les dije a los tres.
Las chicas estaban muy emocionadas, y los cuatro nos fuimos para el camarote de Sandra y Roger.
Al entrar, Sandra estaba desnuda, con un pareo abrochado a la cintura. Estaba preciosa.
Entré, y rodeándola con mis brazos, la agarré por sus pechos, mientras ella frotaba su culo con mi paquete.
Las chicas se quedaron paradas, a un lado de la habitación. Mia se sentó en una butaca, y Sara se apoyó sobre el brazo de la misma.
Los dos mirábamos hacia ellas, bajé mis manos, y le deje caer el pareo al suelo. Al ver su polla aun diminuta, las dos abrieron los ojos como platos.
Me senté en la cama, y le dí la vuelta a Sandra. Les hice una señal a las chicas para que sentaran cerca nuestro. Quería que notáran nuestros gemidos, y nuestros olores, quería que lo vieran en primera fila.
Tete también se puso al lado de Sandra, con su verga en la mano. Alterné un poco las dos pollas y la de Sandra se puso dura primero. Me puse a cuatro patas, con la polla de Tete en la boca, y Sandra jugando con mi culo. Mia y Sara miraban como me dilataba el ano, y se lo preparaba para follármelo.
Se untó lubricante en la polla, y en mi culo, y me la fue metiendo despacito, para mayor deleíte de las dos chicas que no perdían detalle.
Sandra empezó a follarme a un ritmo considerable, mientras yo, faena tenía para poder respirar con la verga de Tete en la boca, y mis propios gemidos.
Las dos chicas, también jadeaban como locas, sin duda, estaban más que cachondas.
Cuanto más me follaba más me moría del gusto, me encanta notar las palpitaciones de su polla dentro de mi.
Sandra empezó a gritar que se corría, así que me dí la vuelta, y me metí su polla en la boca. A Sara parecía que se le saldrían los ojos de las órbitas.
Sin dejar de follarme la boca, me la llenó de leche, que se me escaba por la comisura de los labios. Seguí chupando unos segundos, hasta que fue perdiendo embergadura.
Le pedí a Tete que se sentara y me dispuse a cabalgarlo.
Sara, que estaba lanzada, se la chupó al cubano unos segundos, antes de apuntarla hacía mi culo. Fui deslizándome por aquella enorme polla negra, hasta tenerla toda dentro. Lo cabalgué durante unos minutos, hasta que caí en la cuenta, que Sandra nos miraba, y estábamos en su cuarto.
Me levanté, y le hice una señal para que ocupara mi sitio.
La preciosa travesti, estaba esperando el momento, y sin dejar pasar ni un segundo, se sentó encima del cubano, y empezó a cabalgar como si no hubiese un mañana.
Las chicas se quedaron mirándolos, y al pie de la cama, les hice una señal. Recuero muy bien un comentario de Sara, que me hizo mucha grácia.
-Mia, me puedo follar a tu novio?
Mia, me miró y asintió. Le acerqué mi fácida polla, y Sara se la metió entera en la boca, al tiempo que Mia, a mi lado, me llenaba el cuello de besos.
-fóllatela, per tu corrida es mia-me dijo la pelirroja.
Sara se puso a cuatro patas, al lado de Sandra, que también había optado por una posición más cómoda.
La latina estaba buena, demasiado delgada para mi gusto, pero la vista que tenía de su culo, y su mojado coño, me puso a mil. Mia me puso un condón con la boca, y le metí mi dura polla a su amiga, que soltó un grito que nos oyeron en Menorca.
Mientras me follaba a la morena, su amiga, se dedicaba a meterle un dedo por el culo.
En aquel momento se me ocurrió una cosa: le pedí a Mia que hiciesen un 69, y yo mientras seguiría follándola, así de este modo, Mia tendría mi leche.
Mia se tumbó en la cama, y Sara encima, que no tardó ni dos segundos en comerle el coño a la pelirroja.
Cogí el lubricante, y le unté el culo a Sara. Mia con sus dedos, había echo un gran trabajo. La dilaté un poco más, mientras le follaba la boca a Mia, y cuando me pareío apunto, presenté mi capullo en aquel estrecho aguejero negro. Al principio parecía imposible, pero en nada, Sara se relajó, y mi capullo desapareció dentro de su culo. Aprovechando la entrada, empujé hasta considerar suficiente, la saqué y volví a la carga. A la tercera embestida ya la follaba entera. Los gritos eran tales, que teníamos al primer espectador: Roger.
Se puso detrás mío, intentándo follárme asi a lo béstia, pero al estar de pié nos era imposible. Me aparté, y guié su preciosa polla hacía el culo de Sara. Esta ni se enteró del cambio, hasta que su amiga se las ingenió para salir de debajo suyo, y venir conmigo.
Mia se puso a cuatro patas encima de la cama, con su cara a un dedo de la de su amiga Sara. Al encontrarse, empezaron a besarse como locas, yo aprevechando la situación, se la metía a Mia por su mojadísmo coño, y la follé bien durante un buen rato. Las tres chicas gemian como locas, y nosotros tres, nos mirábamos sintiéndonos afortunados.
Roger aviso que se corría, y mientras se quitaba el condón lo hizo en la espalda de su partener.
Como Mia lo vió, y no quería que le pasara, se dio la vuelta, para que le follase la boca. Sara se puso a su lado. Mis vistas eran increibles, dos pedazo pivones a cuatro patas delante mío, esperando mi corrida.
Alterné la boca de Mia y la de Sara, hasta que por fin, se lo solté a mi querida pelirroja en la garganta. No tuvo más remedio que tragar. Sara limpió mi polla, para después fundirse las dos en un profundo beso.
Me senté en la cama, del gustazo me temblavan las piernas.
Con el plas plas de fondo, pues Tete aún le daba cera a Sandra, faena tuve para no quedarme dormido.
Al cabo de unos minutos terminaron, y me levanté para recojer mis cosas.
Acompañe a las yankees a su habitación, y me fui a la mia, donde Susana, Mireia y Vanessa se estaban enredando con el dichoso maletín de Vanessa.
El percal era alentador, pero sin duda no estaba en mi mejor momento, así que me dediqué a buscar un camarote para dormir, pues estaba hecho polvo.
Volví al camarote de las americanas, y sin siquiera llamar, escuchaba los gemidos de Sara, así que también decline aquel camarote.
Al final, me fui a la terraza de abajo, que no quedaba nadie, cogí una toalla y me tumbé a dormir. Al cabo de unas horas, me desperté, y volví a mi cama, donde ahora sí, no había nadie, solo Susana logicamente.
Al dia siguiente, viernes, me desperté a las diez de la mañana. Estaba casi todo el mundo despierto ya.
Me levanté, pués el Ironia se movía mucho, tanto, que faena tuve para subir al puente.
Estaban casi todos en la cocina y el comedor interior. Judith incluso estaba con la biodramina del mareo que llevaba. Estábamos en la cara norte de la isla (muy bonita) pero donde más aprieta el viento. Hasta que no conseguimos irnos a la otra parte de la isla, el barco se movía un montón. Hay que añadir, que Roger siempre va a fondo, como en el mar no hay radares de velocidad, ni puntos, el lo dá todo.
Me explicó Roger que nos ibamos a Ibiza, pues hacía mal dia, y nos habían invitado aquella noche a una de las mejores discos de la isla. Incluso nos habían dejado una habitación en el hotel de la propia discoteca. De esta forma, pues rumbo a Ibiza.
Al mediodía, debían ser las doce y pico o la una, ya estábamos amarrando en la isla pitiusa.
El plan, era salir a comer fuera, y después de relajarnos un rato en la playa, arreglarnos y salir de fiesta. Teníamos reserva para doce en el mejor restaurante de la isla para cenar.
Fuimos a comer al restaurante del que os hablé en otro relato, y nos quedamos hasta las 17 en la playa de Ses Salines.
Nos fuimos en dos taxis, Mia, Mireia y yo por un lado, y el resto por otro.
Mia y Mireia querían comprarse algo sexy para salir aquella noche.
Soy un enfermo de como viste una mujer, supongo que lo habréis notado, y no me quería perder para nada los modelitos que se iban a provar.
Habían mirado en la web de la disco el tipo de fiestas y ambiente, y todas habían coincidido que tenían que ir vestidas espectaculares, y ante tales pibones, yo ya me ponía cardíaco.
Estuvímos toda la tarde provando vestidos. Entre tienda y tienda nos trincábamos unos chupitos en cualquier bar, nosotros ya estábamos de fiesta.
Cuando más vestidos se probaban, más pequeños eran.
Al final Mireia se compró una minifalda (por decirlo de alguna forma, no tenía 20 centímetros de ancha) plateada, de la que colgaban unas cadenitas muy finas y sexys, y eran un pelin más largas que la falda. Un top a juego de tirantes, con la espalda compleamente desnuda, de manera que le tapaba solamente la mitad de los pechos. Sin sujetador logicamente, y of course, zapatos de taconazo.
Mia, por su parte, llevaba un vestido negro, hasta los tobillos, con dos aperturas laterales hasta la cintura. La espalda también destapada y la parte alta del vestido, era un a especie de lazo cruzado, bastante fino. También sin sujetador, y según ella sin ropa interior.
Estában las dos que apunto estuve de hacerme una paja en los provadores.
Para postres, Mireia me pidió que le escogiera un tanga, y le cogí uno que casi no le tapaba los labios de su vagina.
Me puse tan cachondo, que en el siguiente bar, Mireia se vino al lavabo ha chupármela, mientras Mia entretenía a dos hombres de la cola, haciéndose la tonta...