Esta mujer me llevará por el mal camino 25 ironia3

Algun relato más del crucero en baleares, con nuevos amigos.

Debían ser las doce del mediodia, noté que alguien jugaba con mi dormida polla.

-ya la tienes aquí, disfruta-me dijo Susana al oído.

Abrí los ojos todo lo que pude, una silueta con una larga melena pelirroja estaba de pie al lado de mi cama.

Gire la cabeza viendo como mi mujer salía del camarote.

Mia se sentó al pie de la cama, y sin decir ni media, me agarraba la polla, y empezaba a jugar con ella. No tardé ni un segundo en ponerla dura.

Mia, por primera vez, se llevo mi polla a la boca y la lleno de besos. Cuando adquirió su tamaño en marcha, empezó a hacerme una fantástica felación. Sus labios recorrian cada milimetro de mi polla.

Mia me miró a la cara, cuando vio que tenia los ojos abiertos esbozo una sonrisa sin soltármela. Siguió chupando durante un buen rato, hasta que la avise que me iba a correr. Lejos de apartar la boca, disminuyo el ritmo para disfrutar del momento. Sin dejar de chupar, consiguió su premio, y le solté la primera corrida del dia en su boca.

Mia se apresuó a tragar, sin dejar caer nada. Chupó durante unos segundos más, hasta que consideró que no quedaba nada. Se aceró a mi, y me beso profundamente. Su boca ya no tenía restos de semen, se lo había tragado todo.

-buenos días-me susurro sentada encima mío.

La agarré por el culo, levantándole el pareo, y me la acerqué más, y le llené la cara de besos.

-desde que te fuiste ayer-continuó Mia-no deje de pensar en la noche que habíamos pasado. Tal como me he levantado hoy, hemos hecho la maleta, y nos hemos venido. La mujer de Roger nos ha abierto la pasarela para que pudiesemos entrar.

Como yo no reaccionaba, y ella estaba muy emocionada, continuó hablando.

-un barco precioso. ¿Hay camarotes para todos?

Le di un beso en los labios, para que se callase un rato. Acababa de tener uno de los mejores despertares que recuerdo, y quería saborearlo un poco más.

-buenos dias preciosa-alcance a pronunciar-estoy feliz de que hayas venido.

-oye tu mujer es un encanto-me interrumpió.

-lo sé.

-le hablaste de mi?

-claro que le hablé de ti, nada más llegar esta madrugada.

Mia se puso en pié. Llevaba un pareo de playa con un bikini debajo.

Me levanté, y me tomé el ibupfrofeno que tenia preparado en la mesita.

Fui al baño, y me lavé bien la cara.

Volví a salir, Mia seguía en pié, estaba mirando el maletín de Vanessa, que estaba abierto en el sillón que hay a los pies de la cama.

-estos juguetes son de los que me hablaste verdad? -dijo mientras cogía el arnés con la mano.

-si, tienes ganas de usarlos?-le pregunté.

Lo dejó en su sitio, se acercó a mi, y me arrinconó hasta que me senté en la cama. Se sentó encima mio, me dio un beso y me dijo al oido:

-no he pensado en otra cosa que en follarte. Quiero que me enseñes muchas cosas nuevas.

-todos te enseñaremos cosas nuevas-la interrumpí. Ella sonrio.

-hoy ya he probado tu corrida....sabe bien.

-nunca la habías probado?

Mia se aparto de mi falda, y se sentó a mi lado.

-me tengo por una chica abierta, como te dije, he tenido relaciones con mujeres, y con hombres. Pero nunca he estado en una orgía, ni siquiera un trio. Y nunca he sido muy aficionada a chupar pollas. Me daba asco. Tuve un novio varios años, que me lo pedía cada vez que nos acostábamos, y solo en alguna ocasion consiguio que se la chupara. En canvio, al verte ayer con aquellos hombres, me despertó la curiosidad una barbaridad. Desde que te fuiste, no pensé en nada más que en chupártela y saber que sabor tiene tu semen.

-pues mira, hoy es jueves creo, estaremos aquí hasta el lunes. Te aseguro que podrás probar todo lo que quieras.

Justo en aquel momento, apareció Susana, que logicamente entró sin llamar.

Mia se levantó de un salto, como cortada porque entrara mi mujer.

-que tal se ha despertado el fiestero Mia?

La chica se quedó cortada. Susana se sentó a mi lado, dejando un hueco en medio. Le hizo una señal a Mia para que se sentase entre nosotros.

Dudo un poco, pero le hizo caso, y se sentó otra vez.

-relajate mucho y dejate llevar-le dijo Susana acercándose mucho a su cara-eres una chica preciosa, si te dejas llevar, no seras capaz de contar los orgasmos que vas a tener.

-mira Susana-le dije a mi mujer, al tiempo que desabrochaba el nudo del cuello del pareo de Mia-el tacto de su piel te hará enloquecer.

Susana le paso una mano por el cuello, y los brazos. Mia estaba muerta de verguenza, pero se dejaba hacer. Estaba excitada, sus pezones se estaban poniendo erectos como la noche anterior.

-apuesto a que te quieres follar a mi marido-le dijo Susana.

Mia no contestó, pero su sonrisa lo decía todo.

-yo te voy a enseñar a follártelo-continuó Susana-confia en mi.

Mia asintió con la cabeza.

Susana le desabrocho el nudo del bikini del cuello, y el de la espalda. Su sujetador cayó encima de su falda, dejando al descubierto aquellos maravillosos pechos.

Mi mano no pudo evitar lanzarse por sus pezones, y con suavidad pellizcárselos. Mia seguía muy cortada.

Para que no se sintiese “sola”, Susana se desabrochó el sujetador, dejando al aire sus preciosas tetas. Mia no les apartaba la mirada. Susana se sentó de lado en la cama, para que Mia se las viese bien las dos.

En un acto de fe, de valor o de yo que sé, Mia se levantó de la cama de un salto, y se nos quedó mirando. Desnuda de cintura para arriba, se desabrochó el pareo del todo, que cayo al suelo. Sin apartarnos la mirada, se lllevó un dedo a la boca, y se lo paso primero por sus pechos, y bajando por su barriga, lo hizo desaparecer dentro de su bikini. Susana y yo nos hacíamos polvo.

-Karlo, es mi turno, me lo merezco-me dijo Susana.

Me levanté de la cama, y acercándome a Mia, que se quedo parada le dije al oido:

-ahora vas a tocar el cielo, disfuta.

Susana se levantó, y agarrando a Mia por la cintura (era curioso, porque Mia le sacaba casi un palmo a mi mujer), le desabrochó los dos lacitos que sujetaban su bikini. Mia separo las piernas con gran sutileza, para que la braguita del bikini desapareciera. Se quedó completamente desnuda.

Susana la empujó a la cama, y se tiró encima suyo.

En cero coma, se estaban comiendo la boca como dos locas. Mia se había soltado, y Susana se había dado cuenta.

Yo salí de la habitación, pues como me había dicho mi mujer, era su turno.

Subí a la cocina, completamente en bolas. Allí estaban Mireia, Vanessa y Sara (la amiga de Mia de origen latino). Les di un beso a todas.

Sara flipó cuando un tio en pelotas, que le habían presentado la noche anterior, le daba un pico, sin que supiera de donde le había venido.

-muy guapas tus amigas Karlo-me dijo Vanessa. Sara se sonrojo, pues entendia el español perfectamente.

-grácias, a mi también me lo parecen. Lo pasaremos bien. Verdad Sara?-le dije a la chica, tocándole cariñosamente el pelo.

La chica seguía estupefacta.

-has visto a Mia ya? Toda la mañana hablaba de ti-me dijo la chica.

-me puedes acompañar un momento?-le dije a Sara ofreciéndole mi mano.

La chica dudo, pero me la dió. Con la otra, agarré la taza de café, y la acompañe a mi habitación. Vanessa venía detrás nuestro.

Los gemidos de mi habitación se escuchaban desde el pasillo de los camarotes. Abrí la puerta un poco sin hacer ruido. Me aparté para que Sara observara. Estaban las dos en un fantástico 69. La melena pelirroja de Mia se perdía entre las piernas de mi mujer.

Los ojos de Sara parecía que se le saldrian de las orbitas. Pero la muy cabrona no apartaba la mirada. Vanessa, que permanecía detrás suyo, le susurro algo al oido, tan flojo, que no alcancé a oirlo.

La cogió de la mano, y se fueron a su camarote.

-genial-me dije-

Me quedé un poco en ascuas, con el café en la mano.

Me metí en mi cuarto, sin hacer nada de ruido, ni se enteraron, y me fui a la ducha.

Salí con la toalla enrollada en la cintura, y me fui a ver quien había por el barco. Sin duda me había levantado cachondo. Subi a cubierta, y no había nadie. En el puente tampoco. Asi que volví a los camarotes, y fui al de Roger. Llamé a la puerta, y Sandra me dijo que pasara.

Entré en el camarote del jefe (es enorme, y la cama redonda la óstia). Sandra estaba sentada al pie de la cama, con el pareo enrollado. Estaba preciosa.

-buenos dias, buscas a Roger?-me preguntó.

-no necesariamente-le contesté al tiempo que me acercaba a ella, y me quedaba de pie, a sus pies.

Sandra sonrío, y se acercó. Con una de sus manos empezó a sobarme un poco el paquete, por encima de la toalla.

-ayer tuvisteis una noche movidita me ha dicho Roger.

-fue una fuiesta muy guapa la verdad.

-y la pelirroja vendrá?-me preguntó

-Mia esta en mi camarote con Susana, y su amiga está en el de Vanessa.

-vaya, si que las habéis convencido rápido.

En ese momento, decidí dejar caer mi toalla. Sandra volvío a sonreir y empezó a tocarme la polla. Justo en ese momento salio Roger del baño completamente en bolas.

Me senté en la cama, y Roger sin decirme nada, se acercó a mi.

-que tal la pelirroja?-me preguntó mientras yo empezaba a jugar con su polla.

-bien, estan aquí.

-quieres leche verdad Karlo?-me preguntó Roger que me conoce perfectamente.

Ni le contesté, y me metí su polla en la boca. Sandra se puso en pié a su lado, y con una mano, empecé a masturbarla a ella. Las dos pollas juntas, alternaba mis lenguetazos. Me levanté, y mientras me morreaba con Sandra y jugaba con sus tetas, Roger fue bajando por mi espalda y empezó a comerme el culo.

Me puse a cuatro patas encima de la cama. Sandra hizo los honores, y me follo la primera. Me untó un poco el ojete en lubricante, que rapidamente se dilató, y acogió su rica polla con muchas ganas.

Mientras, Roger, se sentó enfrente mio, para que le chupase la polla, y vaya si lo hice. Sin usar mis manos, dejaba deslizar mis labios y mi lengua por su preciosa polla, los hilillos de líquido presemilan me resbalaban por la barbilla.

Sandra me envestía duro, agarrándome por los hombros.

-cambiamos?-dijo Sandra.

Roger se fue para atrás, y Sandra se sentó en frente.

Justo en ese momento entro Tete.

-puedo?-dijo el cubano.

Nadie le contestó. Se bajó el pantalón y se acercó a mi. Como buenamente pude, le cogí la polla con una mano, mientras seguía con la polla de aquella preciosa travesti entre mis labios. Sandra no tardó mucho en llenarme la boca de leche. Se la enseñe dentro de mi boca, y le enseñe como me la tragaba toda.

Tete le cogió el sitio, y empezé a chupársela a saco. Roger me follaba fuerte, sin parar ni un segundo. La sacaba y la volvía a meter hasta el fondo. El plas plas característico me vuelve loco.

Roger se corrió dentro de mi culo. Sentir como su leche se desliza por mi ano me vuelve loco.

Tete se puso detrás, me chupo el ojete buscando restos de semen, y acto seguido me endiño su enorme polla negra.

Me follo aumentando el ritmo desde el principio.

Me moria del gusto. Me agarraba por las caderas, y me endiñaba todo el rabo hasta dentro.

Estuvo follándome durante un buen rato, hasta que sin poderlo remediar se corrio en mi culo.

Me tuve que conformar, con chupársela después de quitarse el condón, y lo hice, y se la deje limpita y reluciente.

Menuda mañanita.

Volví a mi habitación, Mia y Susana estaban en la cama, desnudas, partiéndose el culo de risa. Les dediqué una sonrisa, y volví a la ducha.

Las dos se acercaron al baño.

-estás bien?-me preguntó Mia.

-me parece que acaban de darle guerra-contestó Susana.

-estoy muy bien chicas, no puedo estar mejor-contesté yo.

Les abrí la puerta de la mampara para que entrasen, aunque no cabíamos.

Susana declinó mi invitación.

-entra tu Mia-le dijo mi mujer-si te apetece, claro.

Mia también declino la invitación, y le dijo a Susana que le enseñara su camarote. Las dos se fueron del camarote dejándome colgado.

Mientras me duchaba recordé que Vanessa y Sara debían estar follando aún.

Cuando salí del baño, con la toalla a la cintra, me las encontré las dos en el pasillo con una sonrisa de oreja a oreja.

Volví a la cocina, pues no sabía donde había dejado mi café, y me preparé otro.

Sandra y Tete empezaban a hacer la comida. La idea era zarpar después de comer.

Roger nos dijo que vendrian una pareja de amigos suyos. Un matrimonio de Madrid. Me dejo claro que estarían en el ajo, con toda normalidad.

Yo seguía con ganas de marcha, y por allí todo el mundo estaba distraido en otros menesteres.

-¿donde está Mireia?-pregunté en voz alta.

-creo que en su camarote-me contestó Roger.

Justo en aquel justo momento, apareció Mireia, en topless y con un pareo a la cintura.

-me buscabas jefe?

La cogí de la mano, y la lleve a la terraza inferior, pues estabamos en el puerto, y desde la exterior (donde esta la piscinita) nos hubiera visto todo el puerto.

-tengo unas ganas tremendas de tu lengua-le dije al oido mientras la invitaba a sentarse en una amaca. Me pidió que me tumbara. Se puso encima mio, sobándome con sus pechos. Me desanudó la toalla, y se metió mi polla en la boca. Justo en ese momento, apareció Sara, que se sentó en la amaca de al lado, y se quedó observando.

Mireia seguía haciéndome la mamada, cuando vino también Mia.

-es increible-dijo Mia mirando a Sara-realmente estan follando todo el tiempo.

Sara asintió con una sonrisa, y continuó mirando como me la chupaban.

Le pedí a Mia que se sentara a mi lado, para que lo viera de cerca.

Le desabroché el sujetador y le besé los pechos. Sus pezones me vuelven loco.

Mireia alzó la mirada, y miró fijamente a Mia, que le devolvió la mirada. Mireia abandonó mi polla, se medio levantó y le planto un señor morreo a Mia, que no rehusó para nada.

Mientras mi secretaria volvía a mi polla, le susurré al oido a la pelirroja:

-mira tu amiga Sara, mira como no te quita los ojos de encima. Te desea, y se muere por que le comas el coño.

Mia gemia a mi lado, sin perder de vista a su amiga. Sara sin darse cuenta, se estaba frotando el coño con la toalla que tenia debajo del culo.

Mireia, que es muy viva, se quedó con el rollo. Se levantó, y se fue a sentarse detrás de Sara, rodeandola con sus piernas, le apartó la melena y empezó a lamerle el cuello, mientras con sus manos, dejaba al aire sus increibles pechos.

La latina estaba un pelin delgada, y sus buenos pechos, se veían muy grandes. Esta buenísima.

Las dos amigas no se separaban la vista. Sara se dejaba hacer, y Mia se lo miraba con lujúria. Fue entonces cuando Mireia le bajo la mano hasta su entrepierna. Los dedos de Mireia desaparecieron dentro del bikini de nuestra nueva amiga. Sara, sin dejar de mirar a Mia, abrió sus piernas.

Entonces Mireia le pidió se se levantara, y Sara, tras tardar unos segundos en reaccionar, se levantó. Mireia desde su espalda, le desabrochó el bikini, y la dejo completamente desnuda. Le hice una señal para que se sentara a mi lado, y me hizo caso. En un lado la pelirroja y en el otro una latinoamericana preciosa. Que mas se puede pedir?

Empecé a morrearme con Sara, con la atenta mirada de Mia, que mantenía su cara a dos dedos de la mia. Aparté mi boca de Sara, y pasé a Mia, que me acogió con ganas. Sara estaba muy pendiente nuestro. Aparté mi cara, de manera que las dos se quedaron a dos dedos la una de la otra. Se miraron fijamente a los ojos durante unos segundos. Casi me corro de gusto al ver como se miraban. Pocas veces he notado tanto deseo entre dos personas, con una simple mirada.

Se comieron la boca de una manera fuera de lo normal. Se follaban con sus lenguas. Las dos se morian de ganas de que pasara lo que estaba pasando.

Solo las ayudé a dar el paso.

-chicas, chicas por favor, me dejáis que me aparté?

-Mia me dió un beso más de gratidud que otra cosa.

Sara se tumbó en la amaca, y Mia encima suyo, la cubrió de besos, y recorrió todo su cuerpo llenándola de besos y caricias. La morenita se hacía polvo, cuando Mia le separó las piernas y hundió su boca entre ellas.

-por donde ibamos?-le dije a Mireia.

-no me acuerdo,-me dijo ella-pero dejémoslas solas.

Volvímos a la cocina, y después de contar lo que estaba pasando fuera, nos pusimos a ayudar a hacer la comida.

Roger me puso a cortar cebolla, y como me di cuenta que no me sentía cómodo haciéndolo en pelotas, me fuy a la habitación a por un bañador.

Justo en ese momento, llegó Judith, que venía de la ciudad, donde fue a comprar Harina, pues habíamos echo muy corto de previsiones. Su contacto no tenía mucha, y quedaron en el puerto al cabo de unas horas. El matrimonio amigo de Roger tampoco había llegado aun, asi que todo pintaba que zarparíamos tarde.

Volví a la cocina, y lo primero que hice, fue hacerme un porro, y subir a la terraza superior a fumármelo.

Detrás mío subío Mireia, y sin decirme nada, me cogió el canuto de las manos, le dio dos caladas seguidas, y se fue por mi paquete. Me bajó el bañador, y empezó a comer la polla, como lo hacía antes. Me la llenó toda de saliba, y me la comió con ganas. En poco rato, pues llevaba mucho calentón atrasado, me corrí en su boca. Me dejó el tema limpito y reluciente, y me besó largo, compartiendo conmigo mi propia corrida.

-perdona jefe-me dijo sonriendo-me había olvidado de ti.

-que no vuelva a pasar.

-seguro que no. Por cierto-añadió- muy mona la pelirroja. Te la has follado?

-tu que crees? -le contesté yo.

-seguro que si, y unas cuantas veces. Y que tal?

-bien, muy bien, y divertido.

-divertido? -me dijo.

-estas celosa Mireia?

-si, y mucho. Es preciosa.

Me encantaba lo que estaba oyendo. Pero no quise dejar que aquello fuera mas por un simple orgullo de machito.

-mira, tu sabes bien como va esto-le dije en tono coinciliador-sabes que tengo pareja, y sabes lo que me va. Además tu me tienes casi tanto como Susana, pues trabajamos juntos y viajamos juntos muchas veces. Si me pusiese a contar, en los últimos meses he tenido relaciones mas veces contigo que con mi mujer, a la que sabes que adoro.

Para mi eres especial, pero una cosa clara, tu la sabes. Tendré todas las relaciones que quiera con las personas que quiera.

-siiiiii, me has soltado este sermon un millón de veces-me interrumpió ella. Es la unica persona que se atreve a interrumpirme cuando hablo, no suelo dar opción-pero es que es tan bonita.....

-es preciosa, como te decia. Lo que tienes que hacer es abrir tus piernas y disfrutarla. Y además, vive en Washington, asi que la podremos ver con cierta frecuéncia.

Mireia me ofreció la mano, para que bajáramos juntos a la cocina.

Cuando llegamos, estaban todos currando.

En la mesa las americanas, con el pareo puesto, y una sonrisa de oreja a oreja, preparaban una ensalada. Sandra y Susana cocínaban pasta de primero, y salmón de segundo. Tete y ROger, estaban poniendo la mesa en la terraza exterior, pues era muy grande. Vanessa y Judith estaban preparando un cocktail con un montón de cosas, y partiendose el culo de risa.

Roger me comentó que teníamos un “problema” de efectivo. La harina sería un pelín mas cara, y no teniamos efectivo.

A mi me pareció divertido, pues llevaba cuatro dias sin usar la cartera para nada. Pero el bote, se había ido a tomar por culo al compar mucha mas harina y tener que vovler a poner gasoil en el barco (no veas que ruina cada vez que pones gasoil, como no tengas una visa oro a full, no navegas)

Me puse una camiseta y unas chanclas y me fui a buscar un cajero, mientras acababan de preparar todo. Mia que me vio salir, me pidió que la esperara, y con el pareo y en pelotas debajo (me di cuenta cuando bajo por la pasarela).

Para mi suerte, unos empleados del puerto nos acompañaron hasta la salida, que estaba a tomar por culo. Le pedí a Mia que se sentase delante, me sentía poderoso al ir acompañado de una espectacular pelirroja, y el marinerito que nos subió en su furgonetilla también se lo pareció.

Tuvímos que ir a tres cajeros, porqué el primero no tenía pasta, y el segundo no tenía suficiente. En el tercer cajero, recuerdo que Mia se arrimaba mucho a mi, rozandome con sus pechos desnudos bajo el pareo. No pude evitar empalmarme, y me tuve que quedar un rato dentro del cajero, haciendo ver que consultaba cuentas, pues iba en bañador, y no podía salir con la tienda de campaña tiesa. Mia se dió cuenta, y se partía el culo de risa la muy cabrona.

A la gente que esperaba fuera no le hacía ni puta grácia, ya que eran las tres de la tarde y hacía un sol de justícia.

En la cola esperaban 4 tios por lo menos. Y me tomé mi venganza, y al aguantarle la puerta la Mia, la cogí por la cintura, rozando ligeramente su pareo, para que se abriera, y los transeuntes pudiesen apreciar su precioso coño durante algún segundo. No se si la vieron, si no lo hicieron pero para ellos.

Mia se dió cuenta, y no le importó.

Cuando llegamos al puerto, el chico de antes estaba aun en la puerta, y Mia le pidió si nos podía acercar otra vez.

Esta vez, se sentó detrás, y el chico, muy hábil se sentó en su coche para verla entrar, y logicamente, verle las tetas. De propina, Mia cruzó sus piernas al sentarse, dedicándole una espectacular vista. No contenta con ello, se levantó un poco el pareo, al bajar del coche, el chico le pudo ver el culo y el coño en primera vista.

Cuando bajámos los dos, Mia fue corriendo hasta chico, para que no se fuese. Se puso en frente de la ventanilla del conductor, y le hizo el mejor regalo. Se desabrochó el pareo y se lo volvío a abrochar, en dos segundos, el chico la vio completamente desnuda. Entonces le dijo algo al oido. El chico asintió con la cabeza, y se fue.

-que le has dicho?-le pregunté yo muerto de curiosidad.

-que estaba buscando una polla.

-en serio? No te creo....

-le he dicho que buscaba una polla para que se follara a mi marido.

Estaba creando una béstia.

Cuando subímos a bordo, ya estaban sentados en la mesa. Nos habían guardado un sitio a los dos juntos. Justo nos sentamos, empezamos a comer.

El cuerpo me pedía comida sólida, y algo de vino. Comímos en buen ambiente, con el único handicap que ni Sandra ni Judith hablaban nada de inglés, y cuando uno hacía un chiste o una broma se lo traducíamos.

El amiente era muy agradable, a pesar de las nuevas incorporaciones. A Sara y a Mia se las veía muy agusto, y no dejaban de dedicarse miraditas y intercambiar piropos.

Como muy rápido, así que bajé a preparar el postre y los cafes. Cuando subí, cogí la bandeja del pequeño montacargas para subir cosas a la terraza superior, empezamos con los chupitos.

A eso de las cinco de la tarde, Judith, Mia  y yo fuimos al encuentro del Pizzero que nos traía la harina.

Quedamos en la entrada del puerto, Mia seguía llamando la atención con su pareo, y al lado de Judith, que iba en bikini y un minúsculo short se hacían mirar la ostia.

Esta vez tuvímos que ir andando. Cuando llegamos, el chico, ya nos esperaba. Judith nos lo presentó, Mia le dió la mano, y yo igual.

Propuse sentarnos en una terraza. Nos fuimos el y yo al baño, e hicímos el cambio. Me propuso probarla, y dada la cantidad, decidí que era lo mejor. Sin duda, la mejor harina de la isla. Cuando salímos, el chico se fue, y pasó de tomarse el café que había pedido. Nos dijo que hasta el lunes no llegaría más, y le dijimos que teníamos de sobra. Roger es un exagerao.

Se me notaba el bulto en el bolsillo del bañador, asi que compramos un bolsito en una tienda de las del puerto, y Judith se lo cruzó al hombro.

El marinero del Corsa, estaba en la entrada al puerto otra vez. Y Mia volvío a decirle otra vez si nos llevaba. Volvío a repetir todo el numerito, esta vez nos sentamos los dos detrás, y Judith delante con él. Al bajarse, por la puerta del acompañante, el marinero esperaba la exibición. A Mia se le olvidó, entonces, la cogí por una pierna, para que bajase despacio. Esta vez el marinero tuvo el lujo de verle el culo entero, pues Mia se subío el pareo entero. Judith se partía de risa.

Roger me esperaba en el puente para salir cagando leches. Ya lo tenian todo apunto. En la sala de abajo, conocímos al Thomas y Melisa, los amigos de Roger, un matrimonio cinquentón bastante bien conservado, por parte de él, y muy bien operado por parte de ella.

La mujer tenía una piel que no podia esconder la edad, pero al menos en bikini, un físico envidiable, y más que acetpable. Que estaba muy buena vamos.

Yo me encargué de sacarlo del amarre, después que Roger atara todos los cabos que nos tenían amarrados. Paramos a repostar gasoil a la salida del puerto. En poco más de una hora, llegaríamos a Formentera, en una de esas calas idílicas, en la que queríamos hacer una cena.

Cuando navegabamos a mar abierto, Roger tomó el timón, y yo me fui a mi camarote. Cuando pase por la terraza exterior, donde estaba todo el mundo, observé que Thomas salia de la piscina completamente desnudo. Menuda pedazo de polla tenia el tio.

Como ya os he comentado, Roger me dijo que total confianza con los dos, que eran super abiertos, y que el Boss, era una máquina.

Me fui a mi camarote. A pesar de que con la rayita con el pizzero me había puesto cachondo, también noté que necesitaba dormir.

Me tumbé en la cama y me dormí en pocos minutos. Seguramente el movimiento del barco, pues Roger iba a fondo, ayudo mucho.

Debían ser las ocho de la tarde, cuando noté que algo me daba golpecitos en la cara. Era Mia con un arnés puesto. Venía a cobrarse mi promesa. Esta chica es experta en dulces despertares.

-sabes que cumpliré mi promesa-le dije-pero me tendras que conceder mi deseo después.

-y cual és?

-ya lo verás.

Mia se avalanzo sobre mi, y me llenó de besos. Fue bajando por mi barriga, y cuando llego a mi polla la empezó a chupar. Me pidió que me diese la vuelta, y separándome las nalgas empezó a lamerme el culo, y los huevos.

Me untó el culo en lubricante, y siguiendo mis consejos, el vibrador también.

Me lo fue metiendo despacio sin perdonar ni un centimetro. Sus pechos estaban clavados en mi espalda, podía notar su aliento en mi cogote. Fue aumentando el ritmo.

Le pedí darme la vuelta, pues la queria ver follarme.

Me espatarré bien, levantando mis piernas. Me volvió a follar rapidamente. Jadeaba y gemia como si la polla fuese suya. Seguro que tenía el coño empapado.

Alguien abrió la puerta, y la cerró, la luz era baja, y hasta que no estuvo a los pies de la cama no lo vimos. Era Tete. Tete desnudo.

-me habeis jodido la siesta amigos-dijo agarrándose la polla.

A Mia se le salían los ojos de las orbitas ante pedazo de miembro. Y no tardó mucho en catarlo.

Se puso al lado suyo, y mientras me follaba, le intentaba comer la polla a Tete.

Al cabo de un rato, Mia tuvo un orgasmo y se dejo caer en la cama. Entonces era nuestra.

Mia se dejaba llevar completamente. Tete se puso de rodillas a su lado, y ella no dudo en lanzarse por su polla. Yo le abrí las piernas, y le comi el coño a saco. Mia no paraba de gemir, con la enorme polla negra en su boca.

-Tete tumbate-le dije a mi colega.

Me hizo caso, y se tumbó en la cama al lado de Mia. Ella se incorporó, y entre los dos le comimos la polla al negro. Ella se metía el capullo entre los labios y lo llenaba de lenguetazos, y yo, con mi boca subia y bajaba a lo largo de su polla.

El cabrón estaba disfutando de lo lindo. Mia y yo, intercambiamos posiciones, y yo que soy un tramposo, guié la mano de Mia entre las piernas de Tete para que le metiese un dedo por el culo. Le mojé bien el dedo, y lo acompañe. Tete gemia como un poseso. Entonces me ayudé de mis manos para comerle la polla, mientras Mia se dedicaba a follarle el culo con un dedito.

En dos minutos el cabrón de Tete se corría en mi boca. Mia siguió chupando para coger cualquier pequeño resto, y yo aguantando sin tragar, lo compartí con ella. Nos morreamos la boca durante un buen rato, tanto, que sin darnos cuenta, Tete se había levantado para irse.

-grácias!!-nos dijo....

Mia y yo estuvímos besandonos durante un rato, los dos tumbados en la cama.

Es mi turno Mia.

-que me vas a hacer?

-que te mueras de gusto Mia....

-me harás daño?

-no.

Me levanté un momento y abrí el maletín de Vanessa. Cogí unas bolas chinas y un pequeño vibrador anal.

Le lamí el coño durante un rato, y le fui introduciendo las dos bolas metálicas. Cuando las tenía dentro, le pedí que se diese la vuelta.

Estaba cachonda y acojonada, pero lo primero le podía.

Se dio la vuelta, y le puse un cojín bajo la barriga para que quedase el culo mas accesible.

-nunca me han......-dijo

-tranquiiiiiila-le dije sin dejarla acabar de hablar-te encantará, ya verás.

Primero le llene las nalgas de besos, que tacto, que sabor, es increible. Le separé un pelín las nalgas, pasando mi lengua desde el inicio hasta su coño.

Me entretuve con su ano. Se contraía con el mero echo del tacto de mi lengua. Empecé a rondarlo con un dedo. Le dí unos cuantos lametones, y entonces le dejé caer unas gotas de lubricante. El dedo indice entraba y salía con suma facilidad. Cogí el vibrador, y lo unté en el lubricante que se derramaba por su culo. Se lo fui introduciendo lentamente. Mia no dejaba de gemir. No se quejaba nada. Con la otra mano, le frotaba el coño para que las bolas hiciesen su faena.

Al poco rato, el vibrador entraba y salía entero. Así que pasé a mayores.

Me unté bien la polla en lubricante, y mi capullo se presentó ante su ano. Aparentemente cerrado, pero muy bien lubricado. El capullo entró con algo de dureza, ella se quejó un poco.

Me aparté.

-no pares Karlo, no pares....

Volví a la carga. El capullo volvió a entrar bien. Me quedé quieto unos segundos. Apreté un poco más, y me volví a quedar quieto. Mia no cesaba de gritar y gemir. Nuevo apretón, me quedo dos segundos quieto, y con cuidado, la saco toda. Me puse un poco más de lubricante, y volví a la carga. La metí hasta donde la había dejado. Apreté un poco más, y entre y salí un poquito. Otra vez, y así en unos minutos mi polla se perdía entera en su culo. Cuando notó que ya la follaba con facilidad soltaba unos gemidos que daban miedo.

Mia tuvo un orgasmo tremendo mientras la follaba. Se quedó como medio dormida. Paré un poco, me acerqué y la ayude a darse la vuelta. Tenia una sonrisa de felicidad en la cara que no olvidaré nunca.

Le di un beso, y le susurré en la oreja:

-aun no estamos.

Sonrió y abrio sus piernas. Le puse dos cojines bajo la espalda, la relubrique con dos dedos, y la volví a follar. Ahora si entraba y salía con suma facilidad.

Mia miraba el techo con los ojos enturbados. Y gemía, no paraba de gemir. Empujé su culo hasta moverla contra el cabezal de la cama. Unos minutos, y tuvo otro orgasmo. Entonces decidí dejar de castigarle el culo, y metérsela en la boca. Puso su cabeza de lado, y me dejo que le follara la boca, mientras con mi mano, le machacaba el coño que estaba mojadísimo.

Mia me agarró la polla por la base, y me la comió a saco.

En poco rato le llené la boca de leche, que no dejo derramar ni una gota.

Al sacarle las bolas, las acerqué a nuestras bocas, y las lamimos entre los dos, para seguir besándonos.