Esta es una larga historia (4)

Será este el final ? Que opinan amables lectores?

Sentir sus labios suaves y la humedad de su aliento me estaba haciendo perder la cabeza; pasar mi lengua por la comisura de sus labios, succionarlos un poco, invadir su boca mientras un gemido escapaba de Alex, generó una reacción en cadena en mi cuerpo: la calentura me invadía, sentía los senos plenos, mis pezones duros y anhelantes, mientras mi sexo se empapaba irremediablemente en medio de unas deliciosas contracciones que hicieron que perdiera momentáneamente la razón, dejando que mis manos volaran hacía esos senos que me hacían perder el sueño, recibiendo un rico gemido de aprobación por parte de su dueña.

El inoportuno claxonazo de un tipo medio ebrio que pretendía ocupar el cajón de estacionamiento vecino del nuestro, acabó con el encanto del momento, y como si hubiéramos sido descubiertas en tremenda falta, ambas saltamos simultáneamente hacía los extremos opuestos, mirándonos un tanto sorprendidas por la intensidad de lo vivido segundos antes; una nerviosa carcajada de Alex fue lo que rompió el silencio:

  • Jajajaja!
  • De que te ríes?
  • Perdón, debes pensar que soy una tonta pero…. Creo que es de nervios, jijiji!
  • Ufff!, te pongo nerviosa Alex?
  • Nerviosa?? Nooo, para nada, al contrario, es… otra cosa… creo que definitivamente tu y yo no podemos estar a solas en privado porque la mecha se prende.
  • Si? Y luego???
  • Bueno, es muy pronto no crees?
  • Mmmm… muy pronto para que?
  • Jajaja! Luciana, bajemos del auto y dejemos esto por la paz, te parece?
  • Pues si no me queda otro remedio….
  • No, no te queda otro remedio, anda vamos a pasarnos una noche divertida.

No teniendo otra opción, bajé del auto intentando recomponer la calma (y la ropa), así que tomadas del brazo hicimos nuestra entrada triunfal en el bar de mi amiga Claudia, quien como buena anfitriona, recibía a sus invitados en el vestíbulo del bar.

  • Hola Luciana! Que bueno que te animaste a venir
  • Claro que si, Clau!, no me perdía esto por nada del mundo
  • Vaya! Quien es tu amiga, muy guapa por cierto
  • Ah mira, te presento a Alex
  • Hola Claudia, Alejandra, pero mis amigos me dicen Alex
  • Mira nada más Luciana, donde tenías escondida a esta chulada de mujer ehh???

Después de esta breve presentación Claudia nos instaló en la barra del bar, el cual por cierto estaba a reventar; la música era bastante agradable, con un volumen algo alto, pretexto perfecto para acercar mi boca al oído de Alex para preguntarle si le gustaba el sitio, contestándome (con su boca también muy cerca de mi oído) que si, que le daban ganas de bailar, por lo que ni tarda ni perezosa la tomé de la mano y empezamos a contonearnos al ritmo de una rica salsa ahí mismo, a un lado de los asientos que ocupábamos.

Si el beso del estacionamiento me había alterado los sentidos, el meneo de las caderas de Alex mientras bailábamos me puso casi a alucinar; se movía de una forma insinuante, provocativa, sexi y cachonda, ya que acercaba su pubis al mío y sus senos frotándose contra mis pechos, me tenían al borde del colapso, hasta llegar al punto en que me sentía completamente húmeda, caliente, con ganas de tomarla ahí mismo.

Después de unos quince o veinte minutos de baile, no pude contenerme ante la evidente provocación, así que tomé a Alex por la cintura, apretándola contra mi cuerpo empecé a besar su cuello, pasando mis labios suavemente a lo largo de él, subiendo y bajando, de un lado primero y del otro después, hasta llegar al lóbulo de sus orejas, a los que dí pequeños mordiscos; sentí como se estremecía toda, lo que me indicó que iba por el camino correcto, así que me aventuré a acariciar su cintura, su espalda, subiendo y bajando mis manos en un recorrido semejante al que mi boca seguía en ese cuello tibio y perfumado.

Alex pasó sus brazos por mi cuello, y así, prácticamente colgada de él, continuaba moviendo su cuerpo pegado al mío; bajé mis manos hasta su trasero y uff! Se sentía delicioso, duro, lleno, y pude darme cuenta que solo la delgada tela del vestido separaba mis manos de su piel, pues traía una tanga de hilo dental que inicialmente hizo que pensara que no llevaba ropa interior. Decidí besarla, tenía una necesidad enorme de probar su boca, esos labios que me enloquecían, sentir su aliento tibio una vez más; el ritmo de la música marcó el compás de la danza de nuestras lenguas enredándose la una con la otra, acariciándose, haciéndose el amor de una manera enloquecedora.

Ya para ese momento, ambas ardíamos, bastó que nuestras miradas se cruzaran cómplices y sin mediar palabra, salimos del bar, llegamos al auto y una vez ahí, continuamos con lo que habíamos empezado, cobijadas por la obscuridad de la noche, misma obscuridad que me dio valor para dejar que mi mano escapara hacía sus muslos mientras nuestras bocas continuaban con una danza erótica que provocaba que Alex emitiera unos pequeños gemidos que dispararon mi mano hasta la unión entre esas hermosas piernas. Lo que encontré ahí fue exquisito: la delgada tela de su tanga estaba completamente húmeda, por lo que decidí retirarla y dejar que mi travieso índice acariciara sus vellos rizados y suaves mientras coquetamente rozaba sus pulposos labios; sentía su vagina caliente, mojada, dispuesta a recibirme de buen agrado.

  • Luciana, para!
  • Que?? (otra vez no por favor!!!!)
  • Vamos a mi casa, por favor, no quiero que nuestra primera vez sea así, a bordo de un auto y en un estacionamiento
  • Ok Alex, vamos.

Tardé mas en reaccionar que en llegar a nuestro anhelado destino (aun hoy me sigo preguntando como pude manejar con la tremenda calentura que tenía en ese momento); el cerrar tras nosotras la puerta de su casa, se abrió otra que permitió que la pasión se desbocara: mientras nos besábamos frenéticamente, la ropa empezó a volar, primero mi vestido, luego el suyo, y así, sin despegar nuestras bocas, llegamos a su recámara, un sitio acogedor coronado por una cama perfecta para la ocasión.

Alex me abrazaba y besaba, acariciándome la espalda; terminó de desnudarme por completo, mientras bajaba por mi cuello hasta mis senos; su boca golosa, alcanzó uno de mis pezones, que reaccionó inmediatamente, poniéndose duro y caliente; me tocaba los senos con maestría, les daba pequeños apretones y pasaba sus uñas por los costados mientras sus labios y su lengua, recorrían toda la superficie de mis tetas, enviándome sensaciones deliciosas a mi clítoris; lo hacía tan bien, que sentía que en cualquier momento acabaría, pues ya una de sus manos me masturbaba suavemente:

  • Que mojada estás corazón
  • Siiii nena, me pones muy caliente
  • Yo? No creo, mas bien la caliente eres tu
  • Sigue Alex
  • Te gusta que te toque así?
  • Siii, me encanta
  • A mi también y mas me encantaría cogerte y que me cojas rico
  • Hazlo nena!

Abrazadas, caímos en la cama, yo encima de Alex, quien pasaba sus uñas a lo largo de mi espalda mientras besaba y chupaba mi cuello de una manera que me enloquecía, gemía en mi oído y su respiración entrecortada me calentaba cada vez más, así que quité la inoportuna tela que cubría sus senos, encontrándome con unos hermosos pezones redondos, pequeños, de un tono rosa obscuro que pedían atención con urgencia; tomé uno de sus senos con mi mano y lo acaricié lentamente, dándole ligeros apretoncitos y masajeándolo suavemente; se sentía lleno, firme, con una piel suave, sin tocar sus pezones; Alex arqueaba su cuerpo, ofreciéndome esas tetas maravillosas que eran un regalo a la vista y al tacto, pero que no alcanzaban a saciar por completo mis sentidos, al menos, no el del gusto, por lo que después de apretar un poco esos ricos pezones, decidí adorarlos con mis labios y mi lengua. Qué delicia! Sabían riquisimo!, duros, calientes, brillosos por mi saliva mientras Alex apretaba mi cabeza contra ellos; de su boca salían pequeños ruiditos y palabras entrecortadas:

  • Siii… así nena…. Cometelos…. Que ricooo…. Siiii…… no pares…. Mmmmmmmmm….. ahhhhh!

Me sentía fascinada besando, chupando, lamiendo esas tetas, las recorrí a placer, primero una, luego otra, las apretaba un poco y las unía para pasar mi lengua alternadamente por esos pezones que parecían dos hermosas cerezas algo obscuras ya por la excitación; empecé a bajar hacía su vientre; mi lengua se regocijaba con su sabor dulce, con la textura suave de su piel, mientras mi olfato recibía con gusto un olor exquisito: el de una hembra caliente y dispuesta; mis manos presurosas, sin control ya, acariciaban un par de hermosas piernas que en ese momento se separaban invitándome a llegar al precioso tesoro resguardado entre ellas.

Continué mi viaje y al sentir en mi lengua la suavidad de sus vellos húmedos no pude menos que anhelar beberme esos jugos que manaban abundantemente, embriagándome con ese aroma dulce y provocador que solo las mujeres tenemos; separé un poco mas sus piernas para regocijarme con la visión que tenía ante mi: una concha mojada, con unos labios gruesos que invitaban a comérselos a besos, y en medio de ellos, un clítoris hinchado, duro, palpitante, mojado y caliente; no se como pude contener las ganas de chuparlo en ese mismo momento, pero preferí pasar mi lengua por la unión de sus piernas, por esos labios que sabían tan bien, por la parte de arriba, mientras Alex empujaba su cadera hacía mi boca, acariciando mi cabeza de una manera exquisita con una mano, dándome una especie de suave masaje, mientras con la otra apretaba sus pezones; con una voz ronca por la pasión me decía:

  • Ahhh! Que me haces Luciana??, me enloqueces!.... asiiii….. sigue….. mmmm…. Que rico me calientas mamita….. siiii…. Ahhhh!..... yaaa… por favor mama mi clítoris nena!.....

No me hice del rogar y pase la punta de mi lengua húmeda por los lados de ese clítoris anhelante, Alex se estremeció de una forma que me animó a pasar mi lengua por la punta de ese rico botón, viajando primero en círculos, y luego, lamiéndola como si fuera el mas delicado manjar; lo sentía caliente y duro, palpitante, y empecé a chuparlo suavemente al principio, dando pequeños apretones con mis labios mientras mis manos tomaban sus piernas por la parte de abajo y las subía dejando totalmente expuesto y a mi disposición otro de sus tesoros: el agujero de su ano, completamente cerrado y mojado por sus jugos, así que empecé a lamerla toda, me la comía por completo; mi lengua recorría su almeja, la chupaba, la mojaba con mi saliva y bajaba hacía su colita apretada, regresaba y metía la punta en su vulva palpitante, para regresar hacía su clítoris; Alex gemía ruidosamente, moviendo sus caderas cada vez mas rápido, empujándolas hacía mi cara, apretando sus pezones con fuerza:

  • Siii…. Me matas…. Sigueee…. Que calentada me pones nena…. Asiii…. Yaaaa…… me voy a venir mamita, yaaaa….. siii….. asíii mamame todaaaa….. me vengoooooo… me vengoo yaaa….. ahhhhhhh……. Ahhhhhhh…..mmmmmm

El orgasmo de Alex, baño mi cara y mi boca sedienta buscó beberse esos jugos dulzones y exquisitos, mientras ella se arqueaba abierta por completo a mi, entregada al placer que mi lengua traviesa le proporcionaba a su caliente almejita; una vez que empezó a disminuir la intensidad de su orgasmo, subí hacía su boca, besándola, compartiendo con ella sus jugos, con mi cuerpo casi encima del suyo, su muslo en medio de los míos, lo que permitía frotarme contra él en un vano intento de mitigar ese hormigueo que sentía en mi clítoris, y que al contrario, lo incrementaba.

  • Nena, que rico me lo comiste
  • Si?, te gustó Alex?
  • Si amor, me encantó, me has puesto caliente como nadie
  • Tu así me tienes ahora
  • Sabes a mi; tu boca sabe a mis jugos
  • Me gustan, saben deliciosos
  • Si nena?, quiero probar los tuyos
  • Si? Porque?
  • Porque me calienta mucho la idea de comerte toda
  • Hazlo
  • Si, pero… quiero pedirte algo
  • Lo que quieras amor
  • Acomódate sobre mi cara, quiero sentirte así.

La sola visión de la posición que me pedía, casi hizo que tuviera un orgasmo en ese momento, pero afortunadamente tuve el tiempo de recorrer con mi vagina mojada y caliente su muslo, su vientre, sus senos y llevarla hasta su destino final: los labios tibios y húmedos de Alex.

Sentir esa boca besando mi conejito, fue como si una corriente eléctrica me recorriera, sentir mi almeja totalmente dentro de su boca, succionada suavemente, hizo que mis jugos fluyeran sin control; movía mis caderas contra su boca, frotándola de una forma salvaje, estaba demasiado caliente, necesitaba el alivio que solo ella podía darme y mientras cabalgaba con la lengua de Alex invadiéndome por completo, sentía sus manos acariciando mis nalgas, separándolas y acariciando con uno de sus dedos mi agujero posterior, apretaba mis senos, gimiendo ya sin ningún pudor, entregada al placer que esta hembra me estaba dando hasta que sentí esa contracción exquisita en mi vientre y como un fogonazo, sentí llegar un orgasmo delicioso, vaciándome por completo en la cara de Alex, quien se bebía todos mis jugos con desesperación, mordisqueando y chupando cada parte de mi vagina a su alcance.

Ambas quedamos completamente desmadejadas, agotadas por lo intenso de lo vivido, Alex pegó su cuerpo al mío, abrazándome y subiendo una de sus piernas encima de las mías. Me fascinó su mirada, su olor, la expresión de su cara era de tranquilidad y sentía que el corazón me latía desbocado; Alex empezó a pasar sus manos por mi pecho, por mi vientre, provocando que me estremeciera y acercándose a mi oído me dijo:

  • Sabes muy rica nena
  • Si?
  • Aja, me fascinó tu sabor
  • A mi el tuyo nena
  • Mmmm me gustas
  • Tu también me gustas
  • Me gustas toda Luciana, me fascina tu cuerpo
  • Solo mi cuerpo? Mira nada mas que malvada eres
  • Bueno, también me gusta tu forma de ser, tus besos
  • Y ya? Solo eso Alex?
  • Naaaa, también hay otras cositas que me gustan de ti
  • Si? Como cuales eh?
  • Ah que preguntona eres!

El cansancio y la emoción de lo ocurrido nos fue venciendo, entregándonos a un sueño dulce y reparador, abrazadas, con nuestros cuerpos desnudos y las piernas entrelazadas. Cuando desperté a la mañana siguiente, sintiendo el cuerpo de Alex pegado al mío, mis nalgas en contacto con sus vellitos y sus senos pegados a mi espalda, hicieron que el aleteo en mi estómago se hiciera mas intenso y una profunda sensación de tranquilidad y felicidad me fue invadiendo poco a poco; que te está pasando Luciana? Acaso te estás enamorando?.