Esta es una larga historia (3)

Lujuria...

la lujuria.

Lujuria total era lo que invadía el ambiente después de ese primer beso; la humedad de sus labios, su aliento tibio y la suavidad de esa boca, me hicieron perder el sentido; mis labios traviesos, incontrolables, viajaron hacía su cuello, entras su aroma dulce poco a poco iba invadiéndome de la misma manera en que yo deseaba invadir su cuerpo.

Un gemido ahogado me indicó que ella estaba gozando también de ese momento, y eso avivó mas mi calentura, así que sin poderme contener metí mis manos por debajo de su blusa, para sentir la piel de su espalda

  • Mmmm que delicia!, sigue Luciana, me encanta!
  • Si?, a mi también
  • Siii, me calientas riquísimo, no pares por favor!

Poco a poco fui bajando por su cuello, embriagándome con ese aroma que solo las mujeres tenemos, ese olor a hembra caliente que le enciende los sentidos a cualquiera; era increíble como me prendía esta casi desconocida que gemía entre mis brazos y se rendía ante unos besos húmedos, que claudicaba ante la danza de nuestras lenguas enredadas una en otra, gozándose mutuamente.

Mis manos se encontraban ávidas de tocar sus senos, así que imparables, iniciaron su camino hacía tan anhelado sitio; eran deliciosos!, pequeños, firmes, se sentían llenos y los coronaban un par de pezones redondos y duros; tomar uno de ellos entre mis dedos y decirle al oído que me volvía loca, fue una sola acción que tuvo como recompensa un gemido mas; la respiración de Alex se agitaba a cada instante, producto de su evidente excitación, mientras yo misma sentía ese palpitar candente de mi sexo, que se humedecía incontrolable.

Sin darnos apenas cuenta, me encontraba casi encima de ella, con una de mis piernas entre las suyas, sintiéndola frotarse una y otra vez contra mi muslo, mientras sus manos traviesas volaban por mi espalda y apretaban mi trasero contra ella; ansiaba ver esos senos que se sentían deliciosos al tacto, así que empecé a abrir su blusa, encontrándome con un sexi bra, semitransparente y que a dudas penas contenía esas tetas pequeñas pero firmes, cuyos pezones rosaditos y duros, parecían pedirme que los besara, así que no quise hacerlos esperar mas y los recorrí primero con la punta de la lengua, luego los aprisioné entre mis labios, succionándolos despacio, lamiendolos en todo su contorno.

Fue inevitable que mis manos, inquietas e incontrolables, viajaran hacia abajo, colándose entre los ajustados jeans de Alex, alcanzando ese lugar secreto entre sus piernas; por encima de la tanga, sentí sus sexo caliente, húmedo, que respondía entusiasta ante el masaje que con la mano abierta le daba; chupar y lamer esos pezones mientras exploraba su mas recóndito tesoro, hacían que mi calentura se incrementara, sintiendo como mis jugos escurrían y mis senos cada vez los sentía mas llenos, plenos, anhelantes de atención.

El movimiento de sus caderas, empujando contra mi mano, me indicaban que ella también lo estaba gozando, sus gemidos y la evidente humedad que manaba ya imparable, me animaron a traspasar la barrera de la tanga, encontrándome con una ligera mata de vello, suave, rizado, mojado, que en vano trató de cumplir con su función como guardián de una vulva deliciosa, bordeada de unos labios gruesos que a su vez, atesoraban algo exquisito: un clítoris duro, algo grande, palpitante, caliente y que me parecía merecía algo mas que una simple caricia de mis dedos.

Repentinamente, Alex tensó el cuerpo, pensé que era producto de la calentura que obviamente sentía, pero oh sorpresa!

  • Para Luciana, para por favor!
  • Eh?? Porque?? Te lastimo? Estás incómoda?
  • No, no, para, por favor detente, no puedo!
  • Cómo? Que pasa?
  • Por favor, discúlpame, no puedo, simplemente no puedo carajo!

Se levantó como alma que lleva el diablo, sin darme tiempo a reaccionar, aunque si el suficiente para darme cuenta que lloraba, y antes de atinar a hacer o decir algo, me vi sola en medio de la sala de mi casa, con una calentura impresionante, con la boca abierta (vaya expresión de boba que debo haber tenido!) y sin saber que demonios había sucedido, mientras veía la puerta cerrarse tras la espalda de Alex.

Ante lo imposible, no me quedó mas remedio que calmar mis ímpetus bajo un buen chorro de agua fría, mientras pensaba en qué era lo que había sucedido, acaso había hecho algo mal?, quizá no le había gustado como la acariciaba? Se había arrepentido en el último momento, pero… porque?, realmente no alcanzaba a comprender que sucedía y con esto rondándome en la cabeza, me fui a la cama terriblemente frustrada.

Pasaron algunos días antes de que me atreviera a buscar a Alex y por supuesto, durante ese lapso no tuve noticias suyas; realmente ni yo misma sabía si me interesaba o no volver a verla, pero era innegable que me causaba mucha curiosidad su reacción; además (y debo reconocerlo) odio que me digan que no y mas aún, que me dejen con un palmo de narices estando tan engolosinada como lo estaba. Suelo ser un poco terca, y bueno… quería a Alex en mi cama, la deseaba, quería probarla, me calentaba enormemente recordar sus gemidos, sus senos, el sabor de su boca, y algunas noches inclusive llegué a masturbarme delicioso recordando ese fallido intento de seducción.

Todo eso hizo que un día cualquiera (un lunes para ser mas precisa) unas cuatro o cinco semanas después, decidiera hacer mi entrada triunfal en las oficinas donde trabajaba; ya mencioné que laboraba para una dependencia gubernamental, donde su función consistía atender al público en general para asuntos relacionados con los impuestos, etc., así que con tooooda la paciencia del mundo y bien armada con una minifalda de mezclilla, una blusa con un escote mas o menos pronunciado y un toque de perfume, me planté frente a su escritorio, con mi mejor sonrisa.

  • Hola!
  • Si diga? (no había visto que era yo pues estaba con la mirada fija en la pantalla de su pc)
  • Cómo te va Alex, ya no me recuerdas?
  • Ahh! (que cara puso cuando me vió!)… disculpa, no había visto que eras tu, que haces aquí por cierto???
  • Ah pues vine a dos cosas: así que vamos con la primera, me podrías explicar porque mi contador dice que debo impuestos? – dije extendiéndole un montón de documentos.
  • Si como no, tienes…. (me pidió una serie de documentos)

Mientras me explicaba, me dediqué a observarla; se veía hermosa, aunque un poco mas delgada, algo demacrada y con una expresión de tristeza en sus ojos que incrementó aún mas mi interés en ella. Me gustaban sus manos, pequeñas, de dedos un poco gruesos pero con uñas muy bien cuidadas; me sorprendí viendo sus labios recordando su suavidad y la dulzura de su boca, quise enredar mis dedos en su cabello negro, un tanto ensortijado pero de tacto tan suave (me constaba que además olía riquísimo), y por supuesto, no puede evitar que mis ojos volaran hacía sus senos, convenientemente cubiertos por una muy formal blusa blanca, que no alcanzaba a disimular la forma de éstos: redondos, pequeños, firmes…. Mmmm que ricos! Lo bien que saben y lo bien que reaccionan ante mis caricias, como me calentó chupar esos pezones rositas, se veían deliciosos así, duritos y húmedos, ansiosos por sentir mi lengua en ellos, me encantaría hacerlo ahora mismo… wow! Ya me mojé un poco, siento mi sexo caliente, jejeje!

  • Pues eso es todo, únicamente tienes que firmar aquí, presentar este formulario en aquella ventanilla, y asunto arreglado Luciana.
  • Eh??? –Ups! No entendí nada de lo que dijo, pues mi mente andaba por otros rumbos.
  • Si, ya te dije como tienes que presentar tu corrección de datos, si me expliqué o no???
  • Ahhh si, por supuesto, entendí perfecto, gracias.
  • Bueno, dijiste que venías por dos cosas, ya vimos la primera, cual es la segunda?
  • Me gustaría que charláramos, así que quiero invitarte a tomar un café el próximo sábado, te late?
  • No creo que sea buena idea Luciana, me siento bastante avergonzada por lo que pasó la última vez y…(porque una mujer se ve tan hermosa cuando se sonroja?).
  • No, no (la interrumpí), no se trata de que te sientas mal o avergonzada, pero realmente me encantaría compartir un café contigo, sin compromisos y por supuesto, lo último que quisiera es incomodarte
  • Ahh, pues….
  • Hagamos algo: no me respondas ahora, te llamo en la semana y confirmamos día y hora, te parece?, tengo que irme, voy algo atrasada –le dije levantándome del asiento a una velocidad envidiable y sin darle tiempo a nada.
  • Ok, espero tu llamada

Salí en seguida de las oficinas, contoneando las caderas, pues sabía que me estaría viendo el trasero (casi podía sentir su mirada encima de él). Obviamente, dejé pasar algunos días y fue hasta el viernes por la mañana que me decidí a llamar:

  • Si?
  • Hola Alex, habla Luciana, que tal te pintó la semana?
  • Ah, muy bien, algo agitada y cansada, pero bien en general y a ti?
  • También muy bien, fuera de algunos problemillas con los impuestos
  • Jajaja! Si?
  • Siii, odio los impuestos! Tu no?
  • Pues.. en realidad no, de hecho vivo de ellos!
  • Jajajaja! Mira nada mas, lo que a unas nos mata a otras las nutre eh?
  • Si, así es
  • En fin, te marqué para confirmar la cita de mañana, donde gustas que nos veamos y a que hora?
  • Vaya contigo! Eres algo latosilla no?
  • Crees?
  • Mmmm, mas o menos
  • Ok, lo acepto: soy una latosa TERRIBLE, así que dime, donde te veo?
  • Jajaja! No tienes remedio y por lo visto, yo no tengo escapatoria verdad?
  • Creo que no
  • Está bien, te parece si nos vemos a las 7 pm en … (me mencionó un lugarcito bastante tranquilo y lindo, a pesar de ser uno de los mas concurridos de la ciudad)
  • Si, me parece excelente; tu llegas o prefieres que pase por ti? (digo, no quería estar una hora esperando como la vez anterior)
  • No gracias, yo llego, prometo ser puntual esta vez y si no, me comprometo a invitarte lo que gustes, te parece?
  • Perfecto, te veo entonces, hasta mañana, besitos.

Bravooo! Lo logré!!! Luciana, chica, ya avanzaste un poco, ahora… piensa chica, piensaaa! Qué harás para convencerla de ir a la cama contigo?, será mejor ir con calma, que tal que se asuste y te mande por un tubo como la vez anterior, así que tranquila – me dije a mi misma después de terminar la llamada.

El sábado se me pasó con una lentitud terrible, no se si solo me ocurra a mi o a todas las que tenemos un ansia loca por ver a alguien, situación que sinceramente me tenía un tanto desconcertada; tenía muy claro que Alex me gustaba, que me disparaba el libido hasta las nubes y que nada me haría mas feliz en esos instantes que tenerla desnuda, en mi cama, gimiendo mientras explotaba en un orgasmo delicioso, solo que por el momento, debía conformarme con ponerme bella y seductora para mi cita, que por cierto, era en… cielos! Una hora y aún no empiezo!

A mil por hora me dí un rápido regaderazo, me puse un coordinado en color rojo (necesitaba sentirme sexi y la ropa interior de ese color me pone… mmmm), unos pantalones negros y una blusa roja también, un ligero toque de maquillaje, zapatos de tacón alto que hacían que mis caderas se balancearan de un modo mas que sugerente al caminar y salí de casa esperando tener mejor suerte que la vez anterior.

Llegué quince minutos tarde a mi cita, y oh sorpresa! Ahí estaba Alex, sentada en una mesa un tanto apartada, en una esquina donde se podía disfrutar una excelente vista; me dirigí hacía ella que aún no se había percatado de mi presencia, perdida como estaba contemplando el mar, por lo que ante mi entusiasta Hola!, no pudo menos que sobresaltarse.

  • Vaya! Creo que ya va siendo hábito que me sorprendas con tus "repentinas apariciones" verdad?
  • Ohhh, te asusté Alex?, disculpa, pensé que ya me habías visto
  • No, para nada, de hecho no te vi, te sentí cuando te paraste a mi lado y por eso giré la cara;
  • Ah mira nada mas… menos mal que ya me has visto entonces
  • Si claro, debo confesar que la vista es… hermosa
  • Si?, te parece?
  • Si, hoy te ves…. Muy guapa
  • Tu también te ves preciosa, el naranja te sienta excelente
  • Ahh! Me alegra que te guste el color
  • No, no me gusta el color, mas bien me gusta como te ves tu con él
  • Jajaja!, definitivamente no tienes remedio; siempre eres tan…. Coqueta?
  • Coqueta?, claro que no, quién te ha dicho que estoy coqueteando?

Mientras se desarrollaba la anterior conversación, tuve tiempo de sentarme frente a Alex y realmente me sorprendió darme cuenta que me sentía feliz de verla; el brillo de sus ojos, aún tristes, era maravilloso; que estaba pasando conmigo? Porque sentía ese aleteo en el estómago y porque sentía ese calor que me recorría el cuerpo?

A lo largo de toda la velada, me sorprendí muchas veces observándola atentamente; cada uno de sus movimientos me tenía fascinada; el tono de su voz, su sonrisa, como movía las manos; a mi nariz llegaba su aroma, en esta ocasión, era floral, algo dulce y realmente me estaba poniendo a mil; era innegable, esa mujer tenía algo que movía muchas cosas en mi, y peor aún, me hacía sentir perdida, ansiosa y con una calentura que me desconcertaba.

  • Ya es un poco tarde no crees?
  • Eh??
  • Vaya! Donde andas?
  • Aquí, solo me distraje un minuto
  • Y ya no estás distraída?
  • No, claro que no
  • Perfecto, porque quiero decirte algo
  • Algo?
  • Quiero ofrecerte una disculpa
  • Una disculpa? – vaya Luciana, pareces tonta repitiendo todo lo que Alex te dice!
  • Así es, por lo que sucedió la vez anterior
  • No te preocupes, no pasa nada; si me desconcertaste un poquitín, pero pues… igual no te gusto y simplemente decidiste parar no?
  • No, no se trata de que no me haya gustado, es algo mas
  • Si?
  • Aja; mira, suelo ser muy directa, así que te lo diré sin rodeos: me siento confundida
  • Porque?
  • Porqué ese día, supuestamente yo estaba con el corazón hecho pedacitos por una mujer, mientras prácticamente me revolcaba con otra
  • Uyy! Eso se oyó muy feo, no te revolcabas, solo estábamos… acariciándonos un poco
  • Ok, ponle la etiqueta que gustes, pero no creo que sea lógico que estés dolida con alguien a quien supuestamente amas, permitas que otra persona te "acaricie un poco" y que de pilón, cooperes con tanto entusiasmo, no te parece?
  • Pues… igual pudiera ser que precisamente por eso lo hiciste; tal vez fue una manera de evadir un poco lo que sentías no?
  • No lo sé, en realidad no tengo idea… pero bueno, quise ofrecerte una disculpa, creo que fue muy poco considerado de mi parte haber hecho lo que hice, me siento muy apenada, avergonzada
  • Ahh! Bueno, olvidémoslo vale?, no importa
  • No? Pensé que te habrías puesto furiosa… de hecho por eso no me atreví a llamarte, creí que si lo hacía, me mandarías al diablo.
  • Nooo! Como crees, jamás haría algo semejante!
  • No?, vaya! Me alegra saberlo… entonces….
  • Si?
  • Amigas? Podemos continuar frecuentándonos?
  • Si claro!

Concluimos la charla brindando con nuestros respectivos cafés; y un sentimiento extraño me embargó… no sabía a ciencia cierta que era, lo único que si sabía, era que sentía una enorme felicidad, el mariposeo en mi estómago se acentúo y se incrementó un poco mas cuando acompañé a Alex a su auto: besarla en la comisura de la boca poco antes de que lo abordara, me hizo sudar frío y darme cuenta que esto se estaba volviendo algo mas que el deseo por un simple acostón.

En los días subsecuentes, tuve oportunidad de salir en muchas ocasiones con ella; me fascinaba su charla, su sonrisa, sus ojos, su cabello… en fin, toda ella me tenía embobada, me hechizaba su mirada, los días se me hacían eternos y aburridos cuando no la veía, pero se me alegraban y me pasaban como saeta los días que compartíamos la comida, un café o una simple charla de unos cuantos minutos por teléfono.

Casi un mes después de aquella salida al café y después de interminables noches de calentura insatisfecha de mi parte, recibí una llamada que detonaría algo maravilloso.

  • Luciana!
  • Claudia? Hola, que milagro
  • Si verdad? He estado algo ocupadita con un negocio y de hecho, por eso te llamo
  • Sí? Ahora en qué andas?
  • Verás, por fin se me hizo realidad mi sueño: por fin inauguraré mi bar gay!!! Como ves? Te animas a conocerlo?
  • Claro! Me parece excelente, felicidades amiga! Cuenta conmigo por supuesto!
  • Vale nena, te espero después de las 8 de la noche el próximo viernes, si gustas llevar a alguien contigo, también será bienvenida, no vemos entonces en …. (me dio la dirección del bar, ubicado en una zona bastante chic del puerto)

A quien creen que llamé INMEDIATAMENTE???, por supuesto que a Alex; después de los saludos de rigor, la invité a acompañarme a dicho evento, accediendo de inmediato

  • Alex, entonces te parece si paso por ti? No tiene caso que llevemos dos autos, como ves?
  • Si, me parece excelente la idea… por cierto, el evento es formal?, te pregunto para saber como arreglarme
  • Pues no mucho, pero definitivamente tampoco es informal, así que sugiero un término medio y realmente no requieres tanto arreglo, tu eres… muy bella aún sin arreglo de por medio
  • Jajaja! Eso dices porque nunca me has visto recién levantada por las mañanas eh!
  • Bueno, no te he visto porque no me has dejado
  • Mira nada mas, pescas todo al vuelooo, no no, no tienes remedio, así que mejor ya dejamos esto y nos vemos el viernes, te espero en casita vale?
  • Si, puntual como siempre, nos vemos entonces.

Excuso decirles que los días se me pasaron con una lentitud impresionante; estaba en un estado de excitación permanente, me sentía nerviosa, caliente, con los sentimientos todos revueltos, y sobre todo, con la emoción de pensar que el viernes tal vez con un poco de suerte, podría hacer realidad mi sueño de besar, tocar, acariciar y porque no? Tener desnuda y en mi cama a esa mujer que me quitaba el sueño día a día.

Por fin llegó el anhelado viernes; decidí echar la carne al asador como decimos en México, así que me enfundé en un vestido rojo bastante revelador, sumamente pegado, con un ligero escote que permitía que mis senos asomaran con bastante coquetería y solo lo suficiente como para antojársele a cualquiera pero sin rayar en lo vulgar; un vestido tan pegado, necesitaba una tanga, puesto que se marcaba cualquier otro tipo de ropa interior; dejé suelta mi cabellera negra y brillante, concluyendo el arreglo con un maquillaje ligero y un toque de Pantera (muy ad hoc para la ocasión no creen?). La imagen que me devolvió el espejo me dejó sumamente satisfecha; sin ser una belleza en la absoluta extensión de la palabra, si era la de una mujer muy atractiva y sexi, con unas largas piernas bastante bien torneadas que asomaban coquetas bajo el vestido.

Así ataviada, llegué hasta la casa de la dama de mis deseos; la visión que apareció cuando se abrió la puerta fue mas allá de lo esperado: una hermosa morena, con un vestido a la rodilla, de una tela semitransparente en la parte de arriba que permitía vislumbrar un par de senos firmes, redondos y apetitosos, me dejó muda (literalmente con la boca abierta para ser mas específica), un maquillaje por demás discreto, pero que resaltaba unas hermosas pestañas negras y rizadas, además de hacer mas apetecibles unos labios carnosos que invitaban a perderse en el pecado hicieron que me quedara inmóvil, sin atinar a decir nada.

  • Luciana, cierra la boca!
  • Eh????
  • Vaya contigo! Que te pasa hoy ehh??
  • Uhhhh! Pues… no se! Te ves…. Ahhh!!!!
  • Jajajaj! Que te pasa???
  • Ups!... no sé… creo que… me voy a colapsar!!
  • Nooo, ni se te ocurra Luciana, si haces eso, te dejaré tirada a media calle, pues con este minivestidos dudo mucho que pueda auxiliarte, así que mejor respira y vámonos vale?
  • Siii

Realmente, sentí que me daría algo, se veía hermosa, mi libido se disparó hasta el infinito y mas allá pero… lo mas sorprendente, era el latir de mi corazón y lo que sentía en el estómago; que me está pasando?

Con esta pregunta rondándome la cabeza, abordamos mi auto y realizamos el trayecto hasta el bar de mi amiga Claudia; ambas íbamos en silencio, perdidas en nuestros pensamientos, aunque se sentía cierta tensión; una vez en el estacionamiento del bar, quizá ayudada por la obscuridad imperante, giré hacía Alex y pasé mi mano por su mejilla, sentí que se estremecía y volteó a verme de un modo que hizo que mi corazón latiera mas aprisa aún.

  • Te ves muy hermosa esta noche, Alex
  • Si? Te gusta como me veo?
  • Mucho, de hecho me están dando ganas de besarte
  • Y que te detiene?

Por fin, después de tantos días, pude saborear esos labios, beber su aliento y sobre todo, saciar un poco la sed que sentía y que solo la humedad de su boca podía aplacar