Esposa yputa

Vuelven los encierros y debo esforzarme para tener a mi marido contento. Un microrelato muy real.

ESPOSA Y PUTA.

  • ¿ No tenías que preparar unas clases?

Me di cuenta de la insinuación. Habíamos cenado temprano con mis padres y nuestros hijos que habían pedido quedarse a dormir con los abuelos.

  • ¿ Subes conmigo ?- le pregunté.

  • Ve, tú primero, yo ayudo a tu padres a recoger y a preparar las camas de los chicos.

Estaba claro que mi marido quería que yo subiera a nuestra casa antes que él. Mis padres viven seis pisos debajo de nosotros en la misma torre.

  • Te espero arriba.

Y subí. Lalo había bajado el último y vi por qué. En la cama había dejado un corsé negro y unas medias. Quería tener una putita a la noche. Así que me saqué el jersey , la remera, el jeans y quedé en corpiño y braga ante el espejo. Me cuido, no estoy mal para mis 44 años, tengo buen cuerpo, menudo, pero las lolas bien puestas, tiesas pese a los dos hijos, el culo parado, respingón dice mi marido. Ahora el pelo lo tengo largo,pasa los hombros, sé que atraigo a los hombres y sé lo más importante,al que debo atraer es a mi esposo. Llevamos juntos mas de veinte años y ahora en estos tiempos de zozobra, de pandemia, tengo que esforzarme para seguir viviendo enamorados.

No tenía mucho tiempo, así que ¡fuera lo que quedaba de ropa y a por el corsé!. Me dejaba parte de las tetas al aire, apoyadas pero con los pezones fuera. Las medias negras, las sujeté con el liguero del corsé. Los tiras enmarcaban el monte de Venus depilado. Elegí unos estiletos de taco inmenso. Me recogí el pelo en una moño, me puse unos aros de plata grandes, me pinté los labios de rojo intenso y fui a preparar el ambiente para mi cliente.

En el salón, llené una cubitera de hielo, saqué el whisky ,dos vasos y unas almendras y me quedé esperando a mi marido.

Me besó al entrar, sus manos recorrieron mis nalgas y sentí como se le ponía dura la verga a través del pantalón.

  • Te he preparado una copa. ¿Qué quieres hacer?- le pregunté mimosa sin separarme de él.

  • Nos vuelven a tener encerrados, empiezan los fríos y viene un ciclón- soltó con voz resignada- Dame una copa .

Se sentó en un sillón mirando como iba poniendo los hielos y echaba el whisky. Puse bastante. Necesitaba que le animara. Le vi un poco alicaído. Le serví la suya y me quedé parada, erguida , intentando lucir encantos para animarle.

  • ¿ Qué quieres que haga tu ...esposa?

  • Quiero ver como te haces una paja, siempre me excita.

Desde que eramos novios, el verme masturbarme le pone cachondo y yo me he ido especializando en hacerlo como una artista del porno. Me encanta porque se unen placer con diversión. Es básico que a ti te ponga, y a mi me pone. No finjo, solo acentúo los gestos. Mi mano derecha fue a buscar mi concha, ataqué directamente el clítoris, con la izquierda tenía el vaso de alcohol con hielo. Di un pequeño sorbo. Y empezó el show. Me toqué, me pasé el vaso frío por las tetas al aire, volvía beber, dejé que un poco del licor corriera por mis pechos, pellizqué mis pezones, cada vez más caliente, gimiendo, como una gata en celo, excitada por ver como mi marido se meneaba la polla dura mirándome. Chillé al acabar, me había corrido delante de mi macho y como siempre me había gustado.

  • ¿ Traigo un forro para que me la pongas detrás? - le pregunté mimosa y entregada.

  • Sí.

Me di cuenta que era lo que él quería. Fui al dormitorio , agarré un condón y volví al salón. Lalo se había quitado los pantalones y me esperaba con la pija dura dispuesta a la batalla. Me arrodillé frente a él , coloqué el protector sobre el glande y con los labios lo fui empujando a lo largo del polla que iba entrando en mi boca. A veces usamos forro cuando me da por culo. Se evita el tener que higienizarse luego y también algunas infecciones. Otras lo hacemos a pelo. Pero el hacerlo como lo estaba haciendo daba sensación de un juego más de puta, que es es lo que mi marido quería que fuera.

Cuando salió de mi boca estaba toda mojada, así que me levanté y me puse en cuatro sobre el sofá. Tiene la ventaja que me permite estar cómoda, tiene la altura perfecta para que mi culito quede a la altura de la pija de mi macho y encima permite ver todo en un espejo en la pared lateral. Y eso era lo que veía. Yo arrodillada, con las medias negras a medio muslo, el corsé que me potenciaba las tetas, los tacos altos de los zapatos. Faltaba algo: Me solté el moño y dejé mi pelo suelto. Era una imagen erótica y porno de verdad.

Mi esposo colocó el cabezón en mi oscuro orificio y empujó. Me la metió despacio pero hasta el fondo. Y empezó a darme con ganas. Yo me dejaba hacer, me había venido antes y lo que quería era darle placer a él. Eso sí, sollozaba y gemía de gusto, para que supiera que me gustaba lo que me estaba haciendo aunque me dolía un poquito. Me agarró del cabello como si fueran las riendas de una yegua y aceleró salvaje de lujuria as embestidas. Sentí como se corría. Volví la cabeza para besarle.

  • Te quiero – le dije al tiempo que me movía para que saliera su verga todavía dura.

Le quité la goma con la leche, la dejé en el cenicero y le lamí la polla con mimo, saboreando los restos de su semen.

Esta ve fue mi marido el que puso hielo y sirvió el whisky, mientras yo encendía los dos puchos.

  • Joder ...nena. Ha sido un buen polvo. Pero ...otra vez encerrados. Parece una maldición.

  • Tendremos que llevarlo.

Fuera estaba oscuro, llovía y se notaba el fuerte viento en los cristales. Me recliné en su pecho.

Hoy mientras prepara una paella para el almuerzo , escribo esto.

Tiene algo de ruego a mis lectoras y lectores. ¿ Pueden darme ideas para tener satisfecho a mi marido? Una sabe que una esposa tiene que tener bastante de puta y un poco de ayuda e ideas no vienen mal.

Un beso de una gata casada y un poco puta, que sabe que debe esforzarse en tener contento a su macho.