Esposa vendida

Vende a su esposa para que filme películas porno muy duras para el mercado asiático.

Esposa vendida

Fred no sentía remordimiento por lo que había hecho... Vender a su esposa... Esto le provocaba una continua excitación dentro de él, de lo que vería, oiría y disfrutaría de ver que le harían a su esposa, porque ese constaba en una clausula del contrato de compra-venta.

Fred había soñado ver a su esposa torturada, violada y mendigando piedad por ser usada... No era por odio hacia ella, o por cualquier cosa que le hubiera hecho, sino simplemente por lo excitante que sería verla en medio del sufrimiento, el dolor y la humillación.

Por supuesto, habían hablado de ello en casa, en el dormitorio después de una botella o dos de vino, un poco de bondage ligero, un poco de sexo duro y juego de roles, pero Carolyn nunca había estado preparada para llevar eso más lejos, fuera del dormitorio.

Fred le había preguntado sobre ello mientras la palpaba y la follaba y ella jadeaba debajo de él... O colgada del gancho en el dormitorio... Ella nunca decía que no... Decía sólo ‘ tal vez algún día’ , pero Fred sabía que ese día nunca llegaría por voluntad propia.

Así que Fred se resignó tan sólo a esto y hasta hace poco había pensado que eso sería todo... Pero un sábado por la noche, habló sobre ello con un extraño por Internet... Nunca había imaginado que posiblemente llegaría más lejos... Pero ahora ya estaba hecho: la había vendido... Había vendido a su esposa.

Fred había intercambiado con el posible comprador algunas fotos de ella por Internet... Era una chica guapa, de 29 años, rubia, de personalidad muy fuerte, orgullosa e independiente... Llamaba la atención con su cuerpo... Altura de 175 cm y alrededor de 55 kg de peso... Mujer que iba al gimnasio tonificando sus músculos... Con una cintura estrecha, barriga plana, senos firmes y buenas piernas y culo.

¿Y cómo fue eso posible ?... Primero se pusieron en contacto por correo electrónico, luego una cosa llevó a la otra y Fred terminó cenando con ellos, ya que eran un grupo organizado... Hablaron sobre su esposa y le explicaron lo que hacían y querían hacer con ella.

Este grupo se dedicaba a hacer películas, películas duras, principalmente para el mercado asiático, aunque eran de Europa del Este y hablaban ingles.

Carolyn era un buen material, el tipo de cosas que venden películas en Asia... Una chica americana blanca, con apariencia y actitud fuerte... Era el tipo con el que a muchos asiáticos les gustaría pasar una noche jugando y castigando... Se discutieron las posibilidades, se trabajaron los escenarios y se sugirió la posible forma de entrega.

Carolyn y Fred se tomarían unas vacaciones de turismo en Polonia... Sería una semana romántica por su aniversario... La filmarían en silencio durante un par de días como introducción a los eventos principales... Luego se le pondrían algunas drogas al bolso de Carolyn y ellos, haciéndose pasar por funcionarios del gobierno, la arrestarían como traficante de drogas.

Se la llevarían para interrogarle y sacarle toda Luego la información que debía tener y sus contactos, aunque, por supuesto, no tenía nada que contar, para detener la tortura... Carolyn asumiría que todo era real y creería que Fred también había sido arrestado... En realidad, Fred podría ver y escuchar todo a través de espejos.

Las fotos del lugar donde se iba a realizar todo esto excitaron a Fred.. La banda había ocupado una instalación abandonada que, hasta hace poco, había sido utilizada por la CIA para tener en secreto a los detenidos de Al Qaeda.

La instalación se vendió completamente equipada... Estaba aislada y excavada en el suelo... Aparte de las oficinas y celdas habituales, había tres salas para trabajar con los sospechosos. Una de ellas se parecía a una sala de conferencias, donde habrían unas 50 sillas escalonadas que descendían hasta un pequeño escenario en el medio... Otra era cómo un quirófano modificado con el suelo y las paredes de baldosas blancas, una mesa de acero con correas en el medio, armarios y sillas de acero, intercalados con poleas, cadenas, ganchos y alambres.

Así que Fred vendió a Carolyn.

Hacía calor en Breslavia (Polonia)... La temperatura era de unos 31°C al mediodía... Carolyn estaba feliz, paseando por las calles vestida con unos pantalones cortos y una blusa a flores.

Fred estaba con la polla tiesa casi todo el tiempo... Sabia que una cámara la estaba grabando a distancia, examinando su figura, su personalidad, la forma en que su ropa colgaba de su apretado cuerpo, pero nunca la vio.

Por la noche, en los bares de la ciudad, Fred vio un par de veces a sus contactos, sentados en una mesa cercana... Eran 6, a veces 8, bebiendo, riendo, lanzando miradas de vez en cuando a Carolyn, hablando en voz baja, sólo un susurro comparado con el ruido general que había en la barra.

El tercer día por la noche, vinieron por ella, justo cuando la oscuridad se cerraba... Cuatro tipos bien vestidos con trajes elegantes salieron de dos coches negros que se detuvieron junto a ellos mientras caminaban de regreso al hotel después de una tarde de compras... la calle estaba tranquila... Era una calle secundaria de un solo sentido que Fred y Carolyn habían encontrado como un atajo de regreso al hotel.

Se acercaron rápidamente, dos por detrás y los otros dos por el frente... Uno de ellos les mostró una tarjeta de identificación de aspecto oficial y les explicó que eran seguridad del gobierno... Registraron bolsas y encontraron varias bolsitas de polvo blanco en el bolso de Carolyn.

Fred y Carolyn protestaron mientras ellos explicaban en un inglés muy entrecortado que estaban siendo arrestados y que tendrían que acompañar a los agentes para la investigación.

Le pusieron las esposas y metieron a Carolyn en la parte trasera del primer coche y a Fred en el segundo, con las bolsas de la compra en el maletero.

Una vez los coches se pusieron en marcha, el hombre que estaba sentado junto a Fred le quitó las esposas y le explicó que Carolyn no tendría tanta suerte, pero que por el momento no le pasaría nada más ya que la cámara oculta de su coche había dejado de funcionar... Como Fred iba a descubrir, todo lo que involucraba a Carolyn se hacía frente a las cámaras.

El viaje no fue largo, tal vez una hora y, aunque nervioso y excitado, Fred pasó el tiempo hablando de Carolyn... En su mente, tenía la imagen fija de ella, de pie, esposada, con sus zapatillas blancas, pantalones cortos y una camiseta gris, protestando por su inocencia y procurando mantener difícilmente la calma y la serenidad.

Observó desde el automóvil n el que estaba cómo Carolyn era conducida entre dos ‘ agentes ’ al interior del edificio... La construcción ra lo más parecido a un búnker... Estaban en un denso bosque y frente a ellos había un gran montículo cubierto de hierba con una puerta de acero bien ajustada cuidadosamente oculta en el costado.

Al parecer, a Carolyn le habían dicho que llevarían a Fred a un lugar diferente para interrogarlo, pero que era probable lo liberaran pronto, ya que ella era la que tenía las drogas y, según su vigilancia, era claramente la única persona culpable.

Le sorprendió lo pequeña que parecía emparedada entre dos hombres enormes, de casi dos metros de altura... Aunque ella estaba bien constituida y fuerte por su entrenamiento por el gimnasio, parecía muy vulnerable con sus piernas y brazos desnudos.

Fred y sus dos cómplices siguieron a Carolyn al búnker un par de minutos más tarde... Un conjunto de escalones conducía a un sótano a unos seis metros de profundidad... Estaba bien iluminado y conducía a una especie de distribuidor amplio donde habían varias puertas que daban a otras partes del complejo.

Los acompañantes llevaron a Fred hasta la puerta que ponía ‘ Observación ’... Era una habitación cómodamente alfombrada y provista de una nevera con cervezas en una esquina y varias sillas cómodas dispuestas ante un gran cristal como ventana, que permitía ver perfectamente la habitación de al lado.

Allí estaba Carolyn sentada en una silla frente a un escritorio, con los brazos hacia atrás y esposada por detrás al armazón de la silla de acero... Por lo demás, la habitación estaba vacía de gente.

La sala de observación se llenó con quizás 12 hombres... Algunos tomaron asiento para ver bien la habitación iluminada de al lado... Otros cogieron cervezas y se pusieron hablar entre ellos mientras bebían.

Uno de los cómplices que vinieron con Fred le explicó que todas las habitaciones estaban dispuestas alrededor de esa sala y desde cada se una podía ver lo que sucedía a través de cada uno de los espejos colocados en las paredes, mientras que el sonido se transmitía a través de un sistema de altavoces.

Uno por uno, los chicos de la habitación se acomodaron para mirar.

Ver a Carolyn sentada en la silla fue muy excitante para Fred... Sus brazos estaban apretados detrás de ella por las esposas, marcando sus músculos tonificados en el gimnasio mientras se esforzaba por liberarse... Su pecho estaba levantado y empujado hacia adelante por sus brazos apretados y su jadeo nervioso, mientras que un poco de su barriga plana se podía vislumbrar debajo de su camiseta un poco demasiado corta... Los pantalones cortos también hicieron poco para cubrir sus genitales y mostraba sus bonitas piernas.

Después de unos minutos de disfrutar del baile del cuerpo de Carolyn mientras luchaba por soltarse en la silla, se abrió una puerta y, uno por uno, cinco hombres, todos de casi 2 metros y vestidos con trajes, entraron lentamente... Uno de ellos tomó asiento detrás del escritorio, y los otros cuatro, fingiendo encender la cámara de video ya encendida, tomaron posiciones a ambos lados de Carolyn.

Las preguntas y declaraciones llegaron por los altavoces a la sala de observación donde estaba Fred y el resto de hombres... La bolsitas de drogas se colocaron sobre el escritorio.

Se escuchaba la voz de Carolyn, enojada, confundida, negándolo todo y declarando que han detenido a la chica equivocada... También hubo amenazas de denuncias ante la embajada, petición de una llamada telefónica y preguntas sobre Fred.

Los hombres que rodeaban a Fred estaban callados y excitados, observando atentamente cómo la arrogancia y el desafío de Carolyn frente a la situación se hacia cada vez menos insistente.

Detrás del escritorio, el hombre le explicó a Carolyn, con paciencia y calma, que la habían pillado con las manos en la masa... Necesitaba cooperar, ayudarse a sí misma dando la información que tenía, para hacerlo más fácil para sí misma, pero también para decir la verdad.

Era evidente que ella era culpable y que querían toda la información que tenía o se la sacarían utilizando métodos dolorosos.

Carolyn estaba negándolo todo... Llamándolos idiotas... Que ella era la chica equivocada y seguía amenazándolos con denunciarlos ante la embajada.

El hombre nuevamente le explicó que tenían licencia del gobierno y permiso para poder utilizar técnicas extremadamente desagradables y dolorosas, pero él no quería dañarla y destruirla... Una chica tan bonita era mucho mejor que hablase ahora.

Carolyn comenzó con amenazas más contundentes... Estaba enojada... Su silla de metal temblaba mientras respondía... Su cuerpo estaba dando un espectáculo excitante por los movimientos que hacía.

La actitud del hombre detrás del escritorio comenzó a cambiar, volviéndose firme, contundente, pero controlada... Le dijo que era una mentirosa, una enemiga del estado y que ella le diría lo que necesitaba saber, pero primero la registrarían, en busca de drogas y armas, y luego tal vez la torturaría para que declarase todo.

Haciendo un gesto, le desabrocharon las esposas a Carolyn y le obligaron a que se pusiera de pie... Cuando ella se vio libre, corrió inmediatamente hacia la puerta tirando desesperadamente de la manija, solo para darse cuenta de que estaba cerrada, y se volvió hacia los hombres ahora sonrientes en el medio de la habitación.

El hombre que estaba detrás del escritorio se acercó a ella y le dijo:

  • “Te daré una oportunidad... ¡Quítate la ropa!”

Carolyn pareció pensar durante lo que pareció una eternidad y siguió con negaciones y amenazas habituales, antes de escupir de repente al hombre en su cara.

El hombre se volvió, se alejó y se secó la saliva de su rostro ahora enrojecido.

  • “Esto que has hecho lo vas a pagar”, le dijo casi como un susurró en su ira controlada.

Haciendo señas a dos de los hombres, estos cogieron a Carolyn, arrastrándola desde la puerta en la que estaba, hasta el centro de la habitación.

Con un hombre cogiéndola de cada brazo, la obligaron a subir las muñecas y ponerlas entre los omóplatos, casi levantándola del suelo y haciendo que Carolyn hiciera una mueca de dolor y frunciera el ceño.

La pusieron inclinada en un ángulo de 45 grados con respecto al espejo y la cámara, ofreciendo una vista excelente y sin obstáculos de todo lo que se avecinaba.

Al tener los brazos forzados en la espalda, sus pechos empujaban hacia afuera y la camiseta quedaba más arriba de su estómago, mostrando una barriga completamente plana, visible por encima de sus pantalones cortos ajustados y sus piernas suaves y tensas.

De nuevo, el hombre al que había escupido se puso frente a ella, sonriendo, mirando, pasando su mano por el costado de Carolyn desde su hombro, pasando por sus pechos, hacia el estómago y bajando por sus piernas.

  • “Primero los zapatos”, dijo.

Carolyn hizo una mueca de dolor de nuevo cuando él levantó primero una, luego la otra pierna del suelo y le quitó las zapatillas, colocando momentáneamente todo su peso sobre sus brazos.

Hizo una demostración de examinar sus zapatos por dentro y por fuera, antes de colocarlos detrás de él, en el suelo.

A continuación, avanzó hasta un punto en el que su rostro casi tocaba a Carolyn.

Sus manos se levantaron de repente y agarraron el cuello de su camiseta, tirando violentamente y rasgándola desde el cuello hasta la cintura.

Entonces sucedió algo asombroso e inesperado... ¡Carolyn volvió a escupirle en la cara!

El hombre se dio la vuelta, limpiándose de nuevo la saliva, antes de volverse tranquilamente hacia ella.

  • “Pagarás por eso en la forma que no puedas imaginar, pero aún no es el momento de ello”, le dijo.

Sacando un cuchillo de su bolsillo, procedió a cortar los restos de la camiseta de Carolyn mientras ella luchaba por soltarse del firme agarre de los ayudantes.

Los pechos de Carolyn se veían bonitos con el sostén negro transparente que llevaba... La sombra de sus pezones, de un tamaño medio, eran claramente visible... Y al jadear continuamente, mostraba la silueta de sus costillas.

El hombre le desabotonó sus pantalones cortos y lentamente se los quitó y los tiró encima de las zapatillas y de su camiseta rota.

Luego, el hombre retrocedió para asegurarse que todos tuvieran una buena visión de Carolyn luchando con su sostén negro y su mini tanga a juego.

Haciendo señas a los dos hombres que la sujetaban para que la giraran, éstos, lentamente le dieron la vuelta para que enseñase a su esposo Fred y demás hombres de la habitación contigua, su espalda tonificada y el hilo que corría por entre la hendidura de sus nalgas.

Volviendo hacer señas de nuevo, la levantaron estirando sus brazos para que todos pudiesen ver mejor su barriga plana, su sostén y sus bragas semitransparentes, mostrando claramente sus pezones y su raja y coño afeitado.

Luego, el hombre le quitó el sostén y con el cuchillo cortó lentamente la tela entre las copas que sostienen sus pechos y a continuación, casi a cámara lenta, los tirantes... El sostén cayó al suelo y sus pechos se balancearon ligeramente, pero permanecieron altos y atrevidos... Eran suaves y atractivos con los pezones erguidos.

Carolyn, volvió de nuevo a luchar y maldecir como loca, escupiendo y amenazando.

El cuchillo volvió a funcionar, primero un lado de sus bragas, luego el otro, dejando al descubierto su coño afeitado y la pequeña hendidura rosa escondida, mientras Carolyn intentaba, sin éxito, cruzar las piernas, descubriendo que tenían que ponerlas bien separadas para soportar mejor el dolor de sus brazos doblados en la espalda..

Las manos recorrieron su cuerpo, palpando y ahuecando sus pechos, y frotando suavemente su coño, comentando lo fuerte que era y lo mojado que tenía el coño.

Carolyn estaba volviendo la cabeza, cerrando los ojos, temblando con la furia y la vergüenza que seguramente sentía.

Volviéndose hacia él, ella gritó:

  • “¡Mira... No estoy ocultando nada!”

  • “Aún no hemos terminado de revisarte”, respondió con calma.

Haciendo un gesto a los cuatro hombres, les dijo que pusieran a Carolyn sobre la mesa de escritorio.

Fred observó cómo, rápidamente, los cuatro hombres agarraban cada uno de los brazos y piernas de Carolyn y la llevaban hacia el escritorio, desnuda, luchando, gritando y pateando.

La arrojaron con fuerza sobre su espalda, dejándola momentáneamente sin aliento... Los dos hombres que sujetaban sus brazos, los empujaron hacia atrás y hacia abajo con fuerza... Y los otros dos hombres, que sujetaban sus piernas, lucharon por mantenerlas tensas y quietas, separándolas más de 120 grados y poniendo los pies por debajo del escritorio.

El efecto que el hombre quería conseguir era mostrar a Carolyn estirada y desnuda para que todos la vieran... Mostrar sus pechos y su estómago agitados y lo sexy que estaba tumbada sobre el escritorio con el coño desnudo, ligeramente abierto, por sus piernas muy separadas... Ella levantaba la cabeza para ver lo que pasaba.

Todos los hombres en la sala de observación comentaban en voz baja sobre lo que le harían a ella cuando fuera su turno, y cómo pensaban follársela.

El hombre se movió entre las piernas de Carolyn, acariciando sus manos sobre su cuerpo, disfrutando de cada curva mientras ella luchaba contra sus captores, disfrutando profundamente de la tensión curvada de su cuerpo.

  • “Ahora, Carolyn, veamos si tienes algo en tu coño”, le dijo.

Colocando su gran mano seca en la abertura de su raja, comenzó a introducirla lentamente.

Fue todo un espectáculo... Fred estaba impresionado... Sabía que su esposa era fuerte y ni una sola vez gritó... Se mordió el labio, se golpeó la cabeza con fuerza contra el escritorio, contorsionó su cuerpo ya tenso, sudaba mucho, pero ni una sola vez gritó.

Después de unos 10 minutos, la mano del hombre estaba enterrada más allá de los nudillos, pero tardó otros 15 en metérselo hasta la muñeca... Todos vieron cómo su coño finalmente cedió de repente y su mano desapareció hasta la muñeca.

Fred pensó que el escritorio se rompería por la violencia con que se retorcía, pero aún así Carolyn permaneció en silencio.

Mientras, el hombre palpaba dentro de ella, arrastrando las uñas a través de sus membranas sensibles, estirándola con fuerza y ​​viendo la distorsión de su barriga plana

El hombre, sonriéndole le dijo:

  • “Eres dura, pero si no hablas, esta podría ser una muy mala noche para ti, Carolyn.

Y lo fue... Fue una noche terrible para ella... Cuando terminó, estaba totalmente destrozada por todos sus agujeros y cuando se la llevaron el hombre la citó para seguir con su interrogatorio.

A Fred le dijeron tiempo más tarde, que sus videos se estaban vendiendo muy bien en el mercado asiático y los beneficios superaron pronto el alto precio pagado por su compra.

Por supuesto ya no supo nada más de ella.

F I N