Esposa Infiel… mi historia con Edith (prima de Pat

Edith me reclama por haber dejado a Patty... y paga las consecuencias de su reclamo

Esposa Infiel… mi historia con Edith (prima de Patty)

Edith es prima hermana de Patty, 39 años, de cintura quebrada y un redondo traserito, poco busto, simpática; de tez muy blanca, bajita y cabello ondulado oscuro, de boca suelta y hábil para la lisura; y de apenas 1.58 m.

Somos amigos desde antes de conocer a Patty, fue la que ayudo para ser enamorados y ha estado atenta a nuestra relación siempre.

Edith es madre soltera, no se ha casado con el padre de su hijo, ya que ella es la otra; aun así, la mantiene junto a su hijo; no pasa apuros y además trabaja. Con Edith tuvimos una época de amigos con beneficios, antes de casarme con su prima.

Al enterarse de la separación con Patty, pego el grito al cielo, buscando razones para lo sucedido. Sandra fue la que le dijo lo que había pasado, Edith incrédula aun ponía las manos al fuego por “su hermana” Patty.

Estaba en mi trabajo, cuando se apareció Edith, la hice pasar a mi oficina y empezó a reclamarme por lo que le había contado Sandra; no era el lugar ni el momento para dar explicaciones, hice que se tranquilice y salimos de la oficina para poder conversar.

En una cafetería cercana, conversamos sobre el tema; pero mi mente, a raíz de lo sucedido con Sandra, ya estaba maquinando cómo hacer para tirarme a Edith (cosa que no es difícil, ya que le encanta la verga)

Lunatacas ¿Cómo es eso de que Patty te ha puesto los cachos? ¿Cómo es eso de que tienes pruebas? Sandra me ha dicho eso y pongo las manos al fuego por mi hermana, ¡Los huevones de tus patas te han dicho huevadas! No seas huevón, no puedes mandar a la mierda tu matrimonio por habladurías, ¡Piensa en tus hijos!

Mira Edith, he pensado mucho sobre este tema y no es producto de mi imaginación, tampoco son habladurías, termina tu café y nos vamos a mi departamento, te muestro las evidencias y sacas tus conclusiones.

Hummmmm, Lunatacas, no sé, ahora no tengo tiempo para ir hasta allá; pero qué te parece si mañana lo vemos.

¡No seas pendeja, vienes hecha una mierda!, ¡me gritas como si fuera tu marido! y ahora me dices que ¡no tienes tiempo!

Jajajajaja – ambos soltamos la carcajada.

Hay un problema, ¿qué gano yo mostrándote el material? – le comenté.

¿Lunatacas desconfías de mí?

Que te parece si mañana a eso de las 7 pm vienes a mi depa, esta es la dirección y te muestro el material; ¿pero hay dos condiciones?

¿Qué? ¿Cuáles condiciones Lunatacas? – pregunto Edith

Primera, la más importante, ¡NO!, no puedes decirle a nadie la existencia de estas pruebas, y menos decírselo a Patty, ¡TE QUEDO CLARO!

Segunda, cómo te dije ¿qué gano yo?

Edith afirmo con la cabeza por la primera condición y su rostro era una interrogante por la segunda.

Lunatacas ¿no entiendo la segunda? – preguntó intrigada Edith.

Edith estaba sentada a mi lado, por lo que aproveché y le metí la mano entre la corta falda (se había sentado con las piernas abiertas) hasta llegar a tocar su calzón, instintivamente ella cerró las piernas aprisionando mi mano, sin perder la cordura, yo sonreía maliciosamente.

¡Qué cosa! ¡Estás loco Lunatacas! Me conoces muy bien, no soy ese tipo de mujer, tengo una relación y un hijo.

Edith, me llegan al pájaro tus argumentos, por última vez ¿qué gano yo mostrándote el material?

Ah, no sé, dime tú ¿Qué propones? – contestó Edith.

Mañana vienes preparada para todo, quiero llenarte el culo de leche – le dije, hundiendo más mi mano entre sus piernas.

Auchhh, ¡no seas tosco mierda! ¡No sé! Déjame pensarlo y te aviso – contestó Edith.

No tienes que pensar nada, ves lo que tienes que ver y terminamos en mi cama cachando. Mis dedos ya habían superado la tela de su calzón y podían jugar con sus bigotudos labios mayores.

Edith se paró en una, me dijo que estaba bien, no hay problema, que mañana me llamaba a la hora que llegaba a mi casa, saliendo raudamente del local.

Nunca llamo, al menos ese día, le comenté lo sucedido a Sandra y lo que tenía pensado, ella no lo tomo a mal, más bien me dijo que si dejaba, que me la tire. Hice esto porque por dármela de pendejo me podía quedar sin soga ni cabra. Sandra con una sonrisa coqueta se me abalanzó y terminamos fornicando.

Paso como una semana, estaba almorzando con Sandra y suena mi celular. ¡Aló! dime Edith en qué te puedo ayudar. Puse mi celular sobre la mesa y prendí el altavoz.

Lunatacas, sorry que no te haya llamado, pero he tenido al niño enfermo, ¿tú sabes cómo es cuando los chicos están malitos?, ahora estoy más holgada de tiempo, te parece si nos vemos en tu casa a eso de las 7 pm – habló Edith.

Claro, me parece muy bien; ¡te espero con ansias! – conteste.

Jajajaja, eres un loco Lunatacas, no sé si podré hacer lo que me pides, igual voy a ir para ver lo que me tienes que mostrar, ¿está bien?, un beso, nos vemos – respondió Edith.

Ok, te espero entonces, chau nos vemos más tarde.

Sandra, sonría maliciosamente, ¡Lunatacas tengo una idea!, ¿qué te parece si los grabó cuando están cachando?

¿Qué?, ¡Estás loca! – conteste.

Mira loquillo, recuerda que ella y Patty son uña y mugre, los grabó en plena acción, cosa que si es necesario lo usamos como prueba. Eso sí asegúrate que ella te dé el consentimiento

Yo me encargo de colocar las cámaras en tu cuarto y desde mi depa los grabo, total la niña ni cuenta se va a dar y tú no tienes que preocuparte por nada, ¿qué dices?

Siendo sincero la idea no me atrajo mucho, aunque pensándolo bien me pareció interesante su propuesta, teniendo en cuenta que iba a tener una prueba en caso me quieran joder.

Está bien, salgo temprano y me ayudas a preparar todo – le conteste a Sandra.

Lunatacas no te preocupes, con Richard nos hemos grabado varias veces y se cómo se deben colocar las cámaras para que se tenga las mejores tomas – contesto Sandra, me sorprendió la naturalidad con la que lo dijo; dejándome pensativo durante todo el día. Mi duda se despejó cuando me envió un pequeño video en el que se apreciaba la acción que había grabado junto a su marido.

Salí de mi trabajo, enrumbé hacia mi departamento y al entrar, Sandra me recibe con una gran sonrisa y beso respectivo, ya tiene todo preparado y andaba con su laptop en la mano, mostrando las tomas de mi cuarto.

Lunatacas llévala al cuarto, porque si se quedan en otro lado no tengo como grabarlos, yo me quedo en el cuarto de al lado, porque no sé qué pasa con la señal que no llega a mi depa – explico Sandra.

Jajajaja, PTM tu sí que te pasas, de dónde me has sacado estas habilidades, si tú del Word no pasabas – conteste.

Loquillo en esta vida se aprende de todo, recuerda que administro una agencia de eventos y tienen todo tipo de equipos para grabaciones profesionales, eventos, matrimonios, quinceañeros, etc. – contesto alegremente Sandra.

Me acerque a ella y la bese entrelazando nuestras lenguas, su mano agarraba mi verga por encima del pantalón y esta comenzaba a tomar vida propia; Sandra libera mi verga del pantalón y el bóxer, se disponía a mamármela, momentos en que recibí la llamada de Edith para que le abra la puerta.

Deje a Sandra con las ganas, recuerda que ella tiene que aceptar estar contigo – me dijo Sandra, dirigiéndose al cuarto del costado asegurando la puerta.

Recibí a Edith, me saludo con un beso en el cachete, se le notaba nerviosa, llego con un vestido sencillo negro, con taquitos del mismo color y apenas maquillada, lo cual acentuaba sus facciones, se le veía muy bien.

Conversamos un rato de cosas sin sentido, hasta que ella me dijo que “quería ver las supuestas pruebas”. La hice pasar al cuarto, le recalqué que no debe comentar a nadie lo que a ver y encendí el TV y puse el video, salí para traerle algo de beber. Estando en la cocina me llaman del trabajo, regresé al cuarto a los 25 minutos, le di un chilcano que lo bebió de largo, tenía los ojos como faroles y estaba sonrojada, me senté a su lado, tome el control remoto y pause el video.

¿Lunatacas cuándo paso esto? – pregunto Edith.

Olvídate de eso, ya te mostré la prueba que querías, ahora no puedes negar que yo no metí la pata – recalqué.

¡No!, Lunatacas no creo que sea prudente sacar conjeturas; no puedo creer lo que te ha hecho Patty, está mal, está muy mal – exclamó Edith. Dicho esto, se paró frente a mí, posando su mano en mi cabeza.

¿No puedes sacar conjeturas? ¡Será pendeja! Acabas de ver a tu prima cachando con otro huevón, no una sino varias veces y en distintos lugares, ¿crees qué puedes defenderá? – le increpe a Edith, mirándola a los ojos.

Lunatacas no me mires así, me cagas, además tengo que irme – contesto Edith.

Me quede sin respuesta alguna por un momento pensé ya perdí; por instinto la tome por la cintura rodeándola con mis brazos, podía sentir su respiración entrecortada, ella comenzó a acariciar mi cabello y levantando suavemente mi rostro.

Lunatacas ver a Patty cachando me ha puesto arrecha, no sé por qué, me siento mal por ti, no por ella, ¡entiendo por lo que debes estar pasando – exclamó Edith. ¡No pequeña!, no me entiendes, no sabes cómo me siento – conteste.

Cediendo a sus instintos

Lunatacas, no lo sé, ¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor? – respondió, yo la seguía mirando a los ojos.

¡Que mierda! No pierdo nada, si cachándome te hace sentir mejor, ¡cachemos pues! – contesto Edith.

Se sentó sobre mis piernas y comenzó a besarme con pasión, no perdí el tiempo, recogí su vestido y se lo quité haciéndola levantar sus brazos, me encontré con un conjunto sencillo, liberé sus pequeñas tetas atrapadas por el sostén, las ataque sin dejar mucho que explorar, sus pezones marrones se levantaron turgentes y recibieron mis lamidas, succionadas, mordisqueos y chupadas en toda su extensión.

Ahhhhhh, despacio Lunatacas, ahhhhhh, recuerda lo sensibles que son, ahhhhhh – susurró Edith. Hice caso omiso a su pedido e incremente el ataque a sus tetas y pezones; haciendo que ella arquee su espalda y dejando más expuestas las tetas. Me entretuve un buen rato con ellas, haciendo que se caliente con la estimulación.

Luego, procedí a sacarle la trusa, oh sorpresa depilada total, la hice dar un paso atrás y su vuelta de rigor, Edith mostraba una pícara sonrisa y me tumbó sobre la cama, dejándome solo en bóxer; bajo besando mi torso trato de sacar el bóxer con los dientes (tuvo que usar las manos) y atrapando mi verga con sus labios, se metió el glande y su lengua comenzó a hacer su trabajo mientras su mano me hacia una buena paja, Edith se posicionó para un 69.

Mientras ella me daba una muy buena mamada, yo disfrutaba de su vulva, sus carnosos labios mayores no ofrecieron resistencia alguna al pasar mi lengua, besé y lamí su perineo, un beso negro de rigor, hummmmm, hummmmm, que rico, ahhhhhh, que rico, sigue así, sigue – exclamaba Edith, recompensaba las caricias recibidas mamándome la verga con ansias.

Mi vista era la mejor, podía apreciar su vulva abierta como una flor esperando que sea polinizada, su arrugado asterisco latiendo por ser profanado, lo mejor de no tener vello púbico era que aparenta un sexo más juvenil. Introduje mis dedos en su vagina buscando ese botón para jugar con él, mientras mi lengua profanaba su ano.

Hummmmm, hummmmm, Lunatacas, me has hecho recordar, ahhhhhh, ahhhhhh, esos tiempos, ahhhhhh, en que cachábamos, ahhhhhh, todos los días, ahhhhhh, necesito un hombre, ahhhhhh, que me cache, ahhhhhh, como de debe ser, ahhhhhh.

Edith ante cada estimulo se esmeraba y su lengua impetuosa casi me arrancaba la verga, un par de garganta profunda con sus arcadas, saboreaba cada uno de mis testículos, lamia toda la extensión y succionaba el glande como queriendo sacarme el alma por ahí.

Mi presión en su botón y la estimulación adecuada del clítoris lograron el objetivo, ayy, ayy, ayy, ayy, sí, sí, sí; Edith tiene una forma peculiar de llegar al orgasmo. Alcanzado el clímax llenándome la cara llena con sus jugos, dejándose caer sobre mí.

Edith es muy entregada, apenas pasado el clímax, continuó mamándome la verga con más entusiasmo, no quería venirme aún, la tome por la cintura y la hice que se siente sobre mí, dándome la espalda, ella instintivamente bajo su mano cogiendo mi verga y colocándola en la entrada de su vulva, para proceder a sentarse, se acomodó y comenzó la cabalgata. Hummmmm, hummmmm, que bien se siente, ahhhhhh, que rica pinga tienes, ahhhhhh, vamos muévete, ahhhhhh, muévete, ahhhhhh, pendejo, ahhhhhh, ya me tienes como querías, ahhhhhh, me siento llena, ahhhhhh, Lunatacas me llenas toda, ahhhhhh, cáchame, ahhhhhh.

Edith es ligerita, tomándola por la cintura y en un movimiento suave me pegue hacia la cabecera de la cama, le agarre sus tetitas y mientras ella imponía el ritmo de la penetración. Sentía como mi verga se abría paso entre sus labios mayores e ingresaba en su interior, veía como se la comía entera.

Edith pidió cambiar de posición, esta vez mirándome, primero me dio una mamada de rigor, luego se sentó de golpe, hummmmm, auchhhh, que rico, Lunatacas, ahhhhhh, me llenas toda, ahhhhhh, muévete, ahhhhhh, que rica pinga tienes, ahhhhhh, eres tan ahhhhhh – exclamaba Edith. La cabalgata fue incrementando de ritmo y la besaba, con movimientos circulares y un sube y baja hacían que la penetración sea más placentera, reubicó sus piernas y ahora como de cuclillas daba unos sentones increíbles, le ayudaba con mis manos en su movimiento, hasta que ayy, ayy, ayy, ayy, sí, sí, sí, alcanzó el segundo orgasmo, cayendo sobre mí, la abrace e incremente el ritmo de la penetración, hasta que sentí esa dichosa corriente que bajaba por mi médula y terminaba en una explosión y descarga llenando de semen el interior de su vulva.

Ahora los dos cansados por el ritmo, sólo nos besábamos y acariciábamos mutuamente.

Descansamos un rato, Lunatacas había olvidado los buenos momentos que pasamos juntos, ¿cuánto tiempo ha pasado?, cachábamos como animales en esa época, ¡No hemos perdido el ritmo!, nos la vamos a pasar bien – exclamó Edith. Ya son muchos años pequeña, recuerdo como si fuera ayer esos momentos que vivimos, sigues siendo una puta golosa – conteste.

Propuesta innegable

Lunatacas no te molestes; pero te voy a pedir algo – me preguntó Edith. Dale no más – le conteste. Mira sabes que yo sigo estando con Julián (el padre de su hijo) y bueno, no es como yo quisiera; pero andamos en la búsqueda del segundo bebé, vio mi expresión ¡No te preocupes! Acaba de pasarme la regla, por eso tampoco vine antes, no sé, pero en el fondo sabía que íbamos a terminar cachando, ¡Y no me arrepiento! Sólo te voy a pedir que no me la metas por adelante, sólo métemela por atrás, es qué tú la tienes más grande y gruesa que Julián y no quiero acostumbrarme a tu verga, me entiendes ¿No? – habló Edith. Claro, claro que te entiendo, quieres que solo te reviente el orto y que no le haga nada a tu conchita, para que no te acostumbres – le conteste.

Sí, así es, hagamos un trato ¿Te parece? Mi culito es todo tuyo las veces que quieras y no me pides mi conchita, esa es de mi dizque marido – comentó Edith. Dichas estas palabras sentí como mi verga se iba levantando otra vez, atraje su cabeza y la besé, entrelazamos las lenguas en evidente la aceptación de lo que me pedía. La idea me gustó mucho y a quién no, que te ofrezcan el * con la condición de que no le des por delante.

La eche sobre las sábanas y cuando iba a penetrarla, se abalanzó sobre mi verga limpiando todo el rastro de flujos que tenía, con una buena mamada me dejo más que listo para la acción, se echó con las piernas recogidas y abiertas, dejando a la vista esa hermosa vulva marrón depilada, coloque mi glande en la entrada y ella con su mano la introdujo dentro de sí, hummmmm, ahhhhhh, que rica esta, ahhhhhh, durita, ahhhhhh, como me gusta, ahhhhhh, muévete Lunatacas, ahhhhhh, muévete – susurraba Edith en mi oreja.

Al parecer se olvidó de lo que pidió y siguió siendo penetrada de esa forma, abrazándome con sus pequeñas piernas, mientras no dejaba de besarme el pecho, ahhhhhh, sí, sí, sí, ahhhhhh, hay Lunatacas, ahhhhhh, muévete, ahhhhhh, que dura que está tu pinga, ahhhhhh, la siento toda, ahhhhhh, cáchame, ahhhhhh, cáchame, ahhhhhh, soy tuya, ahhhhhh, hummmmm – gesticulaba Edith. Se prendía de mis tetillas, dejándolas erectas y duras.

Hasta que recupero la cordura, ¡No! Lunatacas, ¡Nooooo! ahhhhhh, por ahí no, ahhhhhh, no dejes de moverte, ahhhhhh, sácamela, ahhhhhh, sácala, ahhhhhh, te doy mi culito, ahhhhhh, pero sácala por favoooorrrrrr; ayy, ayy, ayy, ayy, sí, sí, sí, tuvo su tercer orgasmo. Eres un tramposo, te pedí algo y no lo cumpliste – me reclamo Edith exaltada por el clímax.

No le hice caso y cogí sus piernas para ponerlas en mis hombros, aun no se recuperaba por completo del orgasmo y ya la penetraba en esa postura, auchhhh, no seas tosco, auchhhh, Lunatacas, ahhhhhh, me cagaste Lunatacas, ahhhhhh, que rico, ahhhhhh, que rica pinga tienes, ahhhhhh, sigue, ahhhhhh, sigue, me estas partiendo en dos, ahhhhhh – exclamaba Edith. Esta chata es bastante estrecha y sabe cómo mover esas caderas, parece que te ordeña, ufffff, de sólo recordar.

Edith bajo sus piernas apoyando sus pequeños pies en mi pecho, haciendo prolongar el goce y placer que nos dábamos mutuamente, ufffff, ahhhhhh, que rico, ahhhhhh, que rica pinga tienes, ahhhhhh, sigue así, ahhhhhh, cáchame, ahhhhhh, cáchame, ahhhhhh.

Las embestidas cada vez eran más fuertes, por momentos sentía esa corriente por la espalda, aminoraba la fuerza y le sacaba mi verga, para poder prolongar la sesión, volvía a empalarla y bombeaba como animal.

Edith se amasaba sus tetitas y a veces con sus manos trataba de aminorar la fuerza de las embestidas, se mordía los labios y blanqueaba la mirada, pronunciaba palabras indescifrables y pedía que no me detenga.

Luego de unos minutos, Edith apoyo sus pies en la parte delantera de mi cadera, sin soltarse de mi verga, el movimiento hizo que yo retrocediera, el cambio fue rápido y por ende la fuerza de la embestida hizo que sienta la penetración, auchhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, Lunatacas, ahhhhhh, eres un malo, ahhhhhh, eres ahhhhhh, siento toda tu pinga, ahhhhhh, eres un malo, ahhhhhh, eres ahhhhhh – gesticulaba Edith.

Estábamos gozando plenamente, nuestra sincronización era ideal, en ese momento éramos amantes de toda una vida, en un momento de lucidez recordé lo prometido, me retire, Edith me miraba atónita; pero no se quedó atrás y me dio una buena mamada, atacaba mi verga como si fuera la última que fuera a probar, esa mirada lasciva no la puedo borrar de mi mente.

Ella entendió lo que quería y acomodo las almohadas en la cabecera de la cama, me apoye sobre las mismas, Edith estaba a gatas y me regalo otra mamada de campeonato, dejando mi verga ensalivada, se incorporó para sentarse su mano dirigía mi verga hacia su arrugado ano (el cual tuve el gusto de romper hace ya muchos años), no estaba dilatado, le ofrecí dos dedos los cuales ensalivo y luego se los metí en el ano, empezó a meterse mi glande, ella resoplaba y el gesto de dolor era evidente, eso no la amilano, mi glande ya estaba dentro de ella, auchhhh, ay, ay, duele – me decía, respiro profundo y se sentó de golpe, mierda, auchhhh, ¡como duele, ay, ay, ay!, Lunatacas no se te ocurra moverte, ay, ay, ¡mierda! Deja que me acostumbre – exclamaba Edith mirándome fijamente. Yo había sentido como sus pliegues se rasgaron y su esfínter cedió.

Ella no se movía, su gesto de dolor predominaba, apoyo sus rodillas en la cama y temblaba levemente, mientras yo sentía mi verga atrapada en una caldera. Edith me beso; ¡Lunatacas te estoy dando otra vez mi culito!, ay, duele mucho, ay, ¡Gózalo es todo tuyo!, ay, que rica pinga que tienes, ay, me siento una puta, ay, ¡Soy tu puta!, ay, ¡Tú eres mi cachero! – me decía, mientras comenzaba a moverse lentamente. Poco a poco fue cogiendo ritmo, no la apresure, ya soltaba alguno gemidos de placer, ahhhhhh, ahhhhhh, me miraba y sonreía, nos besábamos mientras nuestro ritmo se incrementaba, el contorneo de sus caderas hacía que roce su vulva y la humedecía. En cada movimiento placer desplazaba el dolor.

Edith se inclinó lo más que pudo, tratando subir sus piernas en mis hombros, agarrándome por la cabeza, así, ahhhhhh, así, ahhhhhh, que bien se siente, así, ahhhhhh, así, ahhhhhh, muévete Lunatacas, así, ahhhhhh, así, ahhhhhh – gesticulaba con los ojos cerrados y un rostro de satisfacción único, quedamos entrelazados y continuamos con nuestra sesión amatoria.

La posición hizo meya en Edith y estaba extenuada, pidió cambiar de posición, la recosté sobre su espalda y con sus piernas en mis hombros acomode mis rodillas y continúe bombeando, sentía en cada envión como su esfínter envolvía mi verga y estaba ardiendo; pero la falta de lubricación nos hizo detener un momento.

Lunatacas, me duele mi culito, no quiero que te detengas, vamos sigue cachándome – reclamo Edith. Espera pequeña que te unto un poco de crema y seguimos – conteste, del velador saque un lovelub y lo unte en mi verga, hice lo mismo en su ano.

Edith se puso a cuatro patas o 20 uñas (como le decimos por acá), antes de profanar su ano, mire como estaba abierto y dilatado, ella lo contraía, invitándome a que entre, no la hice esperar y de golpe profane su ano. Auchhhh, bruto, auchhhh, ¡eres un bruto! Auchhhh, sí, sí, sigue así, mi cachero, goza de mi culito, ahhhhhh, cáchame, ahhhhhh, no dejes de moverte, ahhhhhh, ¡soy tu puta! – exclamaba Edith, palabras motivadoras porque hicieron que me animalice y castigue su arrugado ano, ufffff.

En este vaivén los disfrutamos con las variantes respectivas, ella en momentos pegaba su rostro a la almohada haciendo más placentera la penetración y por momentos se incorporaba y movía sus caderas de manera acompasada.

Lunatacas ¡Lléname el culo de leche!, ahhhhhh, ¡Quiero toda tu leche en mi culo!, ahhhhhh, muévete, ahhhhhh, muévete, ahhhhhh, eres mi cachero – exclamaba Edith. Yo pegado a su espalda cogiendo sus tetitas con una mano, mientras ella se frotaba frenéticamente el clítoris. Ayy, ayy, ayy, ayy, sí, sí, sí, Edith alcanzó un nuevo orgasmo al mismo tiempo yo descargaba mi semen en su interior.

Ambos caímos rendidos, Edith contraía su ano, tratando de exprimirme toda la leche, nos quedamos echados un buen rato, recuperamos la respiración, nos liberamos y comimos a besos, nuestras lenguas estaban en batalla otra vez.

Nos metimos a la ducha, le enjabone todos los huecos, y ella me dejo la verga limpia, cuido de no mojar su cabello, salimos envueltos en toallas, besándonos y preparando el terreno para el tercer round, al sentarme presione el control remoto del TV haciendo que este se encienda, proyectando un noticiero, creo que era 24 horas, Edith vio que eran más de las 10 pm y saltó como resorte, dejándome en una pieza.

Mierda Lunatacas es tarde, tengo que recoger a mi enano de la casa de mi cuñada, ya es tarde – reclamaba Edith; mientras buscaba sus ropas que estaban a un costado de la cama.

Tranquila, no ganas nada corriendo, me cambió y te llevo – conteste; ¡Estás loco! No pueden verte allá, me metería en problemas – me respondió a la vez que cogía su celular y no tenía llamadas perdidas.

Si no quieres que te lleve, te llamo un taxi para que puedas llegar más rápido – le dije a Edith; está bien Lunatacas que no se demore por favor, tengo que llegar rápido – contesto, terminando de arreglarse

Bajamos y la embarque en un taxi, afuera del edificio donde vivó hay varios, le di instrucciones al chofer para que la lleve, espere y la deje, le pague. Con un beso en la mejilla nos despedimos y le acote que me llame en cuanto esté en casa.

De regreso en mi depa, me encontré con Sandra, que tenía una sonrisa de oreja a oreja, Lunatacas que buen par de polvos que se han metido, ¡Carajo! ¡Qué rica pendeja resulto esta chiquita!, se hizo la estrecha y después entregó el culo como si nada – comento Sandra. Solo sonreía y la miraba, que te puedo decir mi Tetis (así le decía por tetona) es tu familia – conteste.

Suena mi celular, ¡Alo! ¿Edith llegaste bien? ¿Algún problema? – pregunté; Lunatacas todo bien, ya estoy en casa, pero hay un problema, además no voy a poder dormir, me he quedado con las ganas de seguir cachando contigo – contesto.

Jajaja, y al comienzo te hacías la estrecha, ¿espera qué problema? – pregunte.

Jajaja, con el apuro no me puse mi calzón y lo dejé en tu cuarto – contesto Edith.

Has dejado tu calzón, mi pequeña como vas a ser eso, bien putita ahora tendrás que venirlo a recoger y ya sabes que va a pasar – le conteste.

Eres un loco, dalo por hecho, este fin de semana mi enano se queda en la casa de su papá, yo tenía chamba, pero me la cancelaron hoy por la mañana, así que tu dirás… respondió Edith.

El fin de semana estoy libre, quedamos entonces – conteste.

Cerrado el trato y teniendo en cuenta que la pasaría fornicando me relaje, Sandra me interrumpió, por si acaso aun tienes un tema que solucionar – me dijo. Voltee la mirada y Sandra estaba desnuda parada en la puerta de mi habitación, con una coqueta sonriendo e ingresando lentamente. La visión hizo que mi verga se despertará e ingrese raudo tras los pasos de Sandra.

De más está decirle que Sandra me saco hasta los impuestos, no me dejó salir de la cama. La sensación de tener relaciones consecutivas con mujeres diametralmente opuestas es indescriptible.

La pequeña salió embarazada y ahora convive con su galán, luego del parto nuestra frecuencia de encuentros ha bajado, ahora si es más estricta con lo que pidió, sólo por atrás, única y exclusivamente profano su arrugado ano.

Edith disfruta de nuestros encuentros, ahora con su consentimiento Sandra nos filma, en una oportunidad no se aguantó y se metió en la cama con nosotros, abriéndole la mente a Edith, ya que probó por primera vez a un a mujer y a la vez hizo su primer trío, esos encuentros fueron bastante recurrentes en una época.