Esposa engañada
Una educada dama de sociedad descubre que tan excitante puede ser la venganza.
Esto me ocurrió hace un año atrás, cuando estaba por cumplir mis 26 años de edad y contaba sólo con 6 meses de casada. Salía de mi trabajo (soy abogada) con destino a mi entrenamiento habitual de natación. Desde chica practiqué natación y he llegado a competir por mi club obteniendo varios premios. Si bien ya no competía, seguía entrenando tres veces por semana Como podrán imaginarse tengo un físico muy bien desarrollado y armado. Soy morocha de ojos azules, mido 1.75 mts. Y tengo un buen par de tetas y un culo duro, redondo y parado. A juzgar por lo que dicen mis amigos soy muy bonita.
Tuve una educación de colegio religioso y padres cerrados. Cometí el error de casarme virgen, aunque no faltaron las proposiciones para perder el virgo incluso las de mi actual marido antes de casarme. Pero mi decisión fue esa. Sexualmente no tenía mucha experiencia que digamos.
Volvamos al relato. Manejaba mi auto hacia el club que queda a las afueras de Buenos Aires hasta que me paró un semáforo. Mientras esperaba que me permitiera el paso, vi salir de un albergue transitorio a una camioneta blanca importada como la que tiene marido. Me pregunté si era él el que salía de pasarse a una tía. Es que no hay muchas camionetas como esa en la ciudad y menos blanca. Decidí perseguirlo para cerciorarme de ello.
A las cinco cuadras logré darle alcance. El muy hijo de puta se había encamado con (lo averigüé después) una compañera de trabajo.
Pare el auto, me bajé y comencé a caminar por la ciudad enfurecida. No podía creer que a seis meses de casada ya me engañara. Había esperado sexualmente toda mi vida por él y ahora me traicionaba con una compañera.
Los días que pasaron hasta el jueves fueron lamentables. A él no le demostré nada. No sabía que hacer hasta que una idea explotó en mi cabeza. Venganza.
Yo era un preciado objeto para mi marido. Él mismo me lo decía. Era tremendamente celoso de que alguien me mirara más de la cuenta. Podía pelearse con cualquiera por mí. La venganza consistiría sin duda en eso: hacerle explotar de celos.
Ese jueves volví a mi entrenamiento de natación pensando como urdir un plan.
Apenas cambiada con mi trae de baño enterizo de competición me encontré elongando sus músculos a Mario. El es un compañero de equipo que siempre se tiró lances conmigo, al cual siempre rechacé riendo. Me decía a menudo que tenía un físico increíble y que le apetecía tremendamente mi cuerpo. Yo simplemente le hacía callar diciéndole que no era verdad.
Mario es un morocho de 1.90 mtrs y como se podrán imaginar un cuerpo formidable. Siempre utiliza un diminuto slip para entrenar y competir que deja a la imaginación su tremendo paquete.
Mi marido lo conocía y lo odiaba terriblemente. Se ponía verde cuando sabía que competiría en algún club con él. Por eso y aún cuando no le gustaba mi actividad siempre me acompañaba para no dejarme con Mario.
Ese día no fue una excepción.
Me elogió el cuerpo. No se porqué esta vez hizo referencia en mis pechos. Nunca lo hacía ya que mi traje de baño siempre las aplastaba por lo que jamás las lucía. Esto me sorprendió y me halagó.
Pero me sorprendió aún más lo que dijo después. Me comentó que su novia competiría en otra ciudad por lo que estaría solo ese fin de semana largo en su casa de fin de semana y me invitaba a pasarla con él. "No te arrepentirás" me dijo "la vas a pasar como nunca." - - No. Estás totalmente loco - le contesté - - A tu marido le podemos decir que también compites... - - Tu sabes que el me sigue a todos lados, aún si compito fuera. - sin decirle más me di vuelta y me lancé al agua
En un descanso del entrenamiento, salí del agua y me senté al borde del natatorio pensando en lo que Mario me había dicho. Comprendí que era la mejor manera de llevar a cabo mi venganza con mi marido. - - Estás pensando mi propuesta? - me preguntó acercándose a mí - - Realmente me gustaría pasar un fin de semana de tres días fuera de la cuidad... - - Pues listo vente conmigo... deja ya a tu esposo... - - Sabes que no puedo, la única forma es que vaya con él. - sentencié y volví al entrenamiento
Cuando hube terminado me dirigía al vestuario para cambiarme, pero él me interceptó. - - Pues bien... Ven con tu marido... Mira lo que hago por tenerte cerca. - - Acepto pero con una condición - le dije. Él me miró preguntándome cual era esta. - Le voy a decir que estará tu novia ya que de lo contrario no querrá ir. Después veremos que le decimos.
Mario asintió con la cabeza. No me costó mucho convencerlo aún cuando lo odiaba.
Al día siguiente compré ropa provocativa para la ocación e incluso un par de bikinis. Me excité mucho al imaginarme la situación.
A las 11 horas del sábado llegamos con mi marido a la casa de Mario. Éste nos recibió en traje de baño. Nos ofreció su cuarto que era más grande ya que él dormiría solo.
A los pocos minutos yo me encontraba con una diminuta bikini amarilla en la pileta.
Mario no podía creer lo que veía a juzgar por sus ojos. Es que mis poderosos globos escapaban de la tela remarcando las redondeces. Los pezones se notaban nítidamente bajo la tela. Me había depilado cuidadosamente para que mi frondoso pubis no emergiera de la parte interior. Mi culo se veía a pleno
Cuando mi marido me vio me dijo de todo menos que quedaba bien. Yo le contesté que era un anticuado. Estuvo enojado toda la mañana y peor, después de los halagos que me propinaba nuestro anfitrión.
Pasé todo el día tomando sol y tremendamente cachonda de solo pensar cual era mi plan.
Tomé el auto a la tarde cuando el sol ya había caído para hacer las compras. Ninguno de los dos me vio salir. Compré la comida para la noche y sobre todo mucha bebida. Champagna de la mejor y varias botellas.
Mario me descubrió en la cocina poniendo al frío las botellas - - Que bien que estás, Ana - exclamó al verme vestida con una diminuta pollera color azul y una camisa blanca sin sostén. Yo le agradecí. Mi marido lo contrario me retó por o que tenía puesto.
Comimos al aire libre junto a la pileta. Mario no dejaba de mirar sobre todo porque yo había desprendido un par de botones y alcanzaba ver un poco de la redondez de mis tetas.
Bebimos a discreción. Yo sabía que mi marido tenia poco aguante con el alcohol. Ya había comenzado a embriagarse a juzgar por su risa constante y sus frases que ya se tornaban incoherentes.
Un par de botones más hacía que mi camisa estuviera cerrada desde abajo hasta mi ombligo. Aunque todavía no mostrara nada.
Me levanté para ir en busca de otra botella. Cuando volví mi camisa se abrió dejando mi teta derecha al desnudo. Mario se alucinó con la imagen. - - Se le ve una teta - gritó mi marido totalmente ebrio comenzando a reirse. Mario rió con él.
Yo no hice nada por cubrirme
Las incoherencias de mi marido iban en aumento y las provocaciones de Mario también.
Fue tiempo de traer otra. Cuando volvía para que Mario la descorche pase junto a mi marido que seguía riéndose descontroladamente - - Ya esta bien de risas - le dije. Él me miro y apoyando su mano en mi cintura me empujó, lo que hizo que cayera al agua con botella y todo - - Callate tu - me dijo cuando pude sacar mi cabeza fuera de ella y riendo una vez más.
Mario me ayudó a salir del agua. Sus ojos se salieron de órbita cuando mi camisa se pegó a mi pecho transparentando todo. Pero yo había decidido dar un avance a mi venganza. Cuando Mario me alcanzó una toalla le dije que esperara y me quité la camisa por completo. Mis pezones estaban duros un poco por el frío y otro poco por la calentura. Mario estaba fascinado con mis tetas que flotaban. Pero el se quedó parado mirándome con el brazo extendido ofreciéndome la toalla. Yo tomé el cierre de mi pollera lo abrí y las solté. Pesadamente cayó al piso dejando ver que solo llevaba entonces una diminuta tanga de seda blanca que por la humedad transparentaba mi vello púbico cuidadosamente depilado. - - Será mejor que también me quite esto. No? - pregunté a Mario. - - Claro - dijo sin dudarlo. Sin más me quité la última prenda
No podía creer lo que estaba viendo. Se deleitaba con mi desnudez pero al mismo tiempo lo miraba a mi marido sin entender como no dejaba de reirse sin reaccionar.
Le pedí que busque la botella que se encontraba en el fondo de la piscina mientras yo me secaba. El la buscó y la descorchó mientras subía la escalinata. - - Tomamos otra copa? - preguntó - - Claro. La noche recién comienza. Le contesté esfozándome por mostrar mi desnudez a él y sobre todo a mi marido que ya no entendía que estaba ocurriendo.
Mario le sirvió a mi marido otra copa y luego nos sirvió a ambos - - Por que brindamos? - pregunté - - Por tu hermosa desnudez - dijo gozando con cada centímetro de mi cuerpo desnudo y excitado - - Te gusta mi cuerpo? - pregunté - - Es hermoso - dijo entregándome la copa - - Pero no es justo... - le dije - - Que es lo que no es justo? - - Que sea la única que está desnuda - le respondí suelta. Él miró a mi esposo recordándome que estaba frente a nosotros- No te hagas problemas por él está un poco ebrio. - - Bueno si tu lo quieres- me dijo quitándose su traje de baño - - Dios Mio!!! - exclamé al ver el tamaño de su polla. Era enorme aún cuando la tenía dormida. Un glande enorme coronaba su instrumento.
Me acerqué a él para brindar, luego de lo cual me tomé toda la copa. Una vez agotada la bebida tiré la copa al agua y decididamente, mirándole fijamente a los ojos tomé su tronco con mi mano. Sin cambiar mi mirada acaricié polla. El se acercó y me besó en los labios. - - Para esto querías que viniera?- pregunté mientras comprobaba como crecía gracias a mis caricias? - - Te deseo - solo atinó a contestar.
Si decir más me arrodillé frente él y metí su cabpullo en mi boca cuidando que mi marido pudiera contemplar completamente lo que hacía. No era experta en mamadas ya que a mi marido se lo había hecho solo un par de veces. Pero su sabor y su palpitar bajo mis labios hicieron que enloqueciera
Su tranca comenzó a crecer, al punto que tuve que hacer un verdadero esfuerzo para introducir el glande. Lo apretaba con mis labios y cada tanto pasaba mi lengua a lo largo de su tronco y por su huevos sin de mirarlo directamente a los ojos.
Mis pensamientos eran confusos por el alcohol. Mi marido estaba sentado a un par de metros mientras yo conocía la segunda polla de mi vida, que por cierto era de mejor tamaño que la primera y sabía mejor. Este pensamiento hizo que enloqueciera por lo que comecé a chuparle el zipote con energía. - - Nena, si no te detienes me correré en tu boca - me dijo deteniendo mi accionar. - que te parece si vamos a mi habitación? - preguntó deseoso de comerme - - Quedémonos aquí - le supliqué - - Pero tu marido...? - - Que mire y se entretenga
Mario no hizo objeción, me tumbó en el suelo junto la piscina. Primero me besó apasionadamente. Luego sus besos y lamidas bajaron por mi cuello hasta llegar a mis pechos. Mi respiración se hacía cortada, sobre todo pensando que iba a tener sexo con otro hombre que no fuera mi esposo en presencia de éste. Se detuvo en mis pequeños pezones. Los lamió y mordisqueó. Su camino hacia mi almeja continuó, pasando por mi almeja y haciendo luego jugar su lengua con mi pequeño triángulo púbico.
Segundos después su lengua ingresó a mi chocho capturando primero mi clítoris que quemaba de excitación y luego introduciéndola en mi interior. - - Me gusta el sabor de tus jugos - me dijo. Pero no esperó respuesta. Comenzó a lamer y succionar mi erecto clítoris con furia.Mientras él me propinaba este placer, busqué con mi mirada a mi marido. Se había bajado sus pantalones y se encontraba zipote en mano masturbandose. La visualización de mi marido hizo que alcanzara un extraordinario orgasmo y lo anuncié con un grito desenfrenado. - - Fóllame, te lo suplico... penétrame con fuerzas - le pedí como si mi vida dependiera de ello. - Muéstrale al cabrón de mi marido como se hace
Yo me encontraba de acostadas con mis piernas abiertas. Mario se incorporó mostrándome su miembro a pleno. Yo lo tomé con mi mano y lo acaricié. Pero Mario apoyó el capullo en la entrada de mi sexo que se encontraba totalmente húmedo. - - Clávame tu estaca. - le pedíSi más el movió su cadera hacia adelante penetrándome hasta la mitad de su pene. Tuve así otro orgasmo. Pero este fue distinto al todos los que había tenido en mi vida, que habían sido pocos por cierto. Sentí como los músculos de mivagina apretaban la verga de mi amante en contracciones continuas. Creo que no fue un solo orgasmo sino varios encadenados y no se cuanto duraron Grite de placer como jamás lo había hecho. Mario al sentir todo esto mando su ariete hasta el fondo lo que prolongó mi estado orgásmico.
Sentí como su semen inundaba a borbotones mi interior mientras golpeaba sus huevo contra mi.Mi marido yacía en su reposera totalmente ebrio y con su mano llena de su propio leche.Mario me ayudó a llevar a mi esposo a la cama, luego de lo cual dormimos todos ya que el alcohol por demás había hecho estragos en los tres.A la mañana siguiente fui la primera en levantarme. Me acerqué a la piscina y me tiré como un lagarto a tomar sol pero con mis pechos al aire vestida solo con una pequeña braga turquesa Mientras tomaba sol pensé en lo que había ocurrido la noche anterior y volví a ponerme cachondaMario fue el segundo en aparecer. Quedó un poco cortado al verme así tomando sol. Me dí cuenta que los efectos de la bebida le había creado un confusión que no le permitía razonar que lo que había pasado fuera cierto. - - La pasé muy bien anoche - le dije - nunca había disfrutado como ayer - - Yo también - respondió seguramente aclarando sus ideas. Me preguntó que pensaría mi marido, sabiendo que recién hacía 6 meses que estábamos casados y ya había realizado semejante cachondeo.
Le comenté entonces que se había tratado de una venganza por su engaño descubierto días atrás. El lo comprendió. Le dije que había gozado con él como nunca lo había hecho con mi marido. Le pedí ayuda para seguir con mi venganza. El me apoyó contundentemente. - - Es muy probable que mi marido no se acuerde de nada, por lo cual es probable que hiciera un escándalo - le comenté. - - No te preocupes estoy contigo. Es más te ayudaré a vengarte y ponerlo tieso - me apoyoA la media hora mi marido apareció en escena. Y se puso loco al verme en tetas frente a Mario. - - Que haces con los pechos al descubierto? Vístete de inmediato... - gritó - es que no ves que frente a ti hay alguien que no es tu marido? - - Que tiene de malo - le respondí haciéndole frente - - Tiene de malo que no quiero que te encuentres así - - Pues no me pienso cubrir. Me gustan mis tetas y no me preocupa que Mario mes las vea. Sé que a él le gustan. No es verdad? - esto lo hizo explotar más, sobre todo cuando Mario asintió mi pregunta. - - Pues te ordeno que te vistas y nos vayamos - sentenció - - Vete tú. Yo me quedo y así como estoy. Y más te vale que no sigas porque me quito lo único que me queda.- amenasé mientras me zambullía en el agua.Mi esposo protestó un rato pero como con lo escuché más, se tranquilizó y a su pesar lo aceptóCuando salí del agua les serví un trago a todos procurando pasar mis pechos cerca de Mario para forzar la situación - - Me pasas bronceador, Mario - le dije poniéndome de espaldas y siguiendo con mi plan -él asintió de inmediato - - Esto se ha tornado de castaño a oscuro.
Primero te muestras desnuda para luego pedir esto.. - gritó mi esposoMario había corrido mi pelo a un costado y me pasaba aceite por la espalda. - - No sé por que dices eso después de lo de ayer - - Ayer? Que ha pasado ayer? Preguntó sobresaltado mientras Mario acariciaba mi culo con sus manos e incluso había levantado un poco la tela para cubrir más piel con su masaje - - Te la has pasado de lo lindo viendo como follaba con Mario - - Qué han follado ustedes?.... - gritó medio aturdido - - Si frente a ti - le dije clavando la daga en su pecho. - Y tú lo has incitado. Y no sólo eso, te has masturbado mientras él me penetraba - - No es posible - volvió a gritar mientras yo me daba vuelta para que Mario me pasara bronceador por el pecho. - - Es más. - continué intentando dar la estocada final - justo en el momento en que Mario se corría llenando el interior de tu esposa de semen en cantidad, tu te corriste al unísono - dije mientras Mario acariciaba mis senos con aceite y ponía mis pezones duros como el mármol- Que no te acuerdas? - - No es posible - insistió alienado.Mario había llegado a mi vientre y comenzaba a acariciarlo cerca de la tela de mi traje de baño. Yo estaba a mil -No sólo es posible, he descubirto como se disfruta el verdadero sexo - le contesté mientras despegaba la tela de mi slip turquesa dejando ver mi monte de venus cuidadosamente depilado. Mario entendió el mensaje a mi vello púbico e incluso pasó susdedos por mMe encontraba extremadamente caliente al pensar que mi marido observaba como Mario acariciaba mis partes íntimas - - No entiendo porque me haces esto - dijo mi esposo quejosamente mientras Mario me quitaba la última prenda que me quedaba y yo e sentaba frente a ambos con las piernas semi abiertas para que puedan ver mis labios vaginales brillantes de flujo. - - Pues pregúntale a tu compañera de trabajo... - - ¿Como? - - Que le preguntes a la compañera de trabajo que follaste el martes - le contesté a rajatabla - - De que hablas? - - Te he visto salir de un hotel con tu camioneta - hice una pausa en la que el se quedó callado pensando en una respuesta posible- Mario quítate eso y déjale ver a mi marido la hermosa polla con que cuentas y con la que me has dado placer.Mario se quitó su slip haciendo saltar su polla por el aire. Yo comencé a acariciársela con la mano lo que hizo que se comenzara a poner dura- Yo puedo explicarte... - esbozó una respuesta - - No tienes nada que explicar. Si tu has querido tirarte a tu compañera a los seis meses de casado es tu decisión. - la verga de Mario ya estaba a pleno y me rozaba los labios - por mi parte he decidido tener sexo con otros hombres y he elegido a Mario por ahora... - - Pero no tienes que hacer eso... - - Pues tu tampoco tenías que hacer lo de el martes. Ahora ya es tarde. - Sentencié - Mario muéstrale a mi marido como me follas.... Y tu querido esposo puedes deleitarte mirando. Te aseguro que daremos buen espectáculo - mientras decía eso el capullo de Mario ingresaba a mi boca caliente por lo que le hice soltar un grito de placer. Mientras tanto mi marido se retiró al interior de la casa. Pero se quedó mirando desde adentro. Apenas podía divisarlo por los vidrios espejados pero sabia que se encontraba allí. El morbo que me producía saber que mientras Mario me metía mano, mi marido observaba, era tremendo.Mario me hizo poner de pié junto a él y comenzó a besarme clavándome la lengua hasta la garganta mientras apretaba mis tetas con su mano. Uno de sus dedos se deslizó por mi vientre para llegar a mi rajita que explotaba de calentura.
De pronto me guió con su musculoso cuerpo hacia una lona que se encontraba sobre el pasto a escasos centímetros de donde se encontraba mi marido espiando. Tenía muy claro que su intensión era jugar con eso.
Mario se acostó en ella boca arriba con su polla dura como un mástil apuntando al cielo descubierto - - Ven, nena. Móntame y trágate esta tranca - me dijo subiendo el volumen de su voz como para que mi marido escuchara debidamente. Yo entendí el mensaje de inmediato - - Claro. Hazme gozar, cabrón - le contesté euforizada con la ideaSin más trámite me acerqué a él y guiando su tronco hacia mi chocho empapado y apoyándolo en mis labios me deje caer lentamente. Sentí y disfruté como centímetro a centímetro de su verga inundaba mi cueva. Cuando toqué fondo miré a mi marido y tuve mi primer orgasmo. Volví a sentir como mis músculos vaginales oprimían el glande de mi amante.Desesperada y por mas placer comencé a saltar literalmente sobre su polla. Llegué a sentir (o imaginar) sus huevos aplastados por mi culo. Había perdido la razón. Gritaba y vociferaba obscenidades que jamás se me habrían ocurrido como "rómpeme el coño para que mi marido vea como se folla" "Llename de semen"Tuve dos orgasmos seguidos justo en el momento en que miraba a mi maridoSentí que el estaba por correrse. Sentí la necesidad de su semen sobre mi - - Suelta ya tu leche - le roguéPero imprevistamente el me quitó de encima dejándome con las ganas, poniéndose de pié.-¿Quieres mi leche? - me dijo acercando su glande a mi boca. Yo afirmé guturalmente mientras mi mano acariciaba mi clítoris en busca de más - Pues trágatela. Muéstrale a tu esposo como te gusta mi semen.
Yo jamás había hecho semejante cosa. En situaciones normales me hubiera negado rotundamente. Pero era tal mi calentura que metí toda su polla dentro de mi boca. Mario tomó mi cabeza y comenzó a entrar u salir de ella mientras mis labios apretaban su capullo firmemente. Con mi mano libre apreté sus huevos. De pronto una andanada de semen inundo mi cavidad bucal. Fué tanto que no tuve más remedio que tragar para no ahogarme. Parte de su leche espesa se derramó por la comisura de mis labios y recorrió mi cara. Mientras saboreaba semen por primera vez miré a mi esposo con la cara chorreada en esperma recién lanzado. Volví a correrme. No podía creer el maravilloso gusto del semen así que desesperada pase un dedo por lo derramado en mi mejilla y lo junté para ingresarlo en mi boca. Me desplomé saciada y con el inmejorable gusto en mi boca
Continuará.