Esposa engañada (4)

Algunos meses después de su último encuentro con un hombre ajeno al matrimonio, recibí la información de que tenía que viajar un fin de semana para entrevistar nuevos clientes.

Algunos meses después de su último encuentro con un hombre ajeno al matrimonio, recibí la información de que tenía que viajar un fin de semana para entrevistar nuevos clientes.

Le pregunté a mi esposa si deseaba acompañarme - - No... Lamento no ir contigo el fin de semana entrante... - respondió Ana - Me gustaría conocer el sitio donde tu vas... - Pero estamos trabajando sobre un caso y se no llegamos adecuadamente con las tareas posiblemente trabajemos el fin de semana

Me lamenté por ello, pero bueno así son las cosas.

Ese viernes pregunté como iban con su trabajo, a lo cual me respondió que vendrían cuatro personas de su trabajo a casa para trabajar el fin de semana.

Al día siguiente tomé mis cosas me despedí de ella y me dirigí al aeropuerto. Luego de una hora me informaron en el mostrador de la línea aérea que el vuelo estaba suspendido por el momento y me pedían que llamase en una hora para contratar un nuevo horario. Decidí volver a casa.

Al llegar vi tres autos estacionados en la puerta. Opté por ser precavido y no molestar, por lo que me dirigí al cuarto a esperar. Me asomé a la ventana y pude apreciar que habían montado una mesa en el jardín ya que era un día caluroso. En la mesa se encontraban sentados y trabajando, mi esposa Ana, dos compañeros de trabajo, Jaime y Pablo y además dos señoras mayores de unos 50 años.

A los dos hombres los conocía de alguna cena que habíamos asistido. Ambos miraban con apetito a mi esposa, ya me había dado cuenta y trataban de seducirla descaradamente aún en mi presencia, pero mi esposa nunca les había prestado atención.

Jaime era un hombre alto y corpulento que según sabía jugando al rugby aún con sus 30 años. Pablo era un poco mas pequeño pero también con contextura atlética.

Llamé por teléfono a la aerolínea y me contestaron que no tenían noticias sobre mi vuelo ya que el aeropuerto de destino se encontraba cerrado por el momento. Me comuniqué con mi cliente y le avisé que llegaría posiblemente por la tarde.

Como no escuchaba la conversación del grupo decidí trasladarme a la habitación de servicio para poder entretenerme. De todos modos, pensé, con dos señoras mayores no creo que sea muy divertido. Tomé una silla y me senté junto a la ventana. De afuera no podían verme por los vidrios espejados. La ventana entreabierta hacía que pudiera escucharlos con claridad.

No veía bien como estaba vestida mi mujer ya que se encontraba sentada y casi tapada por un montón de libros de jurisprudencia. Lo poco que veía era una chomba blanca con cuello.

Estaba bastante aburrido el tema. Realmente pensé en presentarme a la concurrencia o más bien irme a un cinema hasta tener un vuelo.

Mientras meditaba en este mi mujer ofreció traer te o café. Cada uno hizo su orden y se levantó para dirigirse a la cocina.

Realmente estaba extraordinaria. Un jean superajuestado dejaba ver lo abultado de su entrepiernas y su calce posterior marcaba su culo a la perfección. Su chomba blanca muy ajustada y sin sostén marcaba la redondez y movimiento de sus senos y dejaba adivinar sus pezones pequeños.

Las dos mujeres se levantaron de la mesa para ayudar a mi esposa. - - ¿Te has fijado en Ana? - preguntó Pablo - - Si.... Esta extraordinaria... - contestó Jaime - Has notado sus tetas? - - Dios mío son perfectas - y cada vez que se mueve se mueven de un lado al otro. Y sus pezones... se endurecen a cada momento.... - - Y ese pantalón le queda de reputamadre hombre... - exclamó Jaime. Que culo duro..

La cosa se ponía divertida. Que hablaran del cuerpo de mi esposa me había puesto dura la polla. Pero por suerte no podía pasar nada salvo que hicieran una fiesta con las dos señoras, que no pintaban muy lindas, por otra parte. - - No le hecharías un polvo de aquellos? - preguntó Jaime - - Pues claro, a una mujer así hay que follarla a morir - dijo riendo.

A mí me tranquilizaba la idea de las dos sargentos que trabajaban con ellos.

Trabajaron durante una hora y un poco más. Mi mujer se volvió a levantas. Pude ver como ambos miraban su culo contornearse de un lado a otro. Sabía que a ella le gustaba que la mirasen.

Una de las mujeres se puso de pié y la siguió. Me lamenté que la otra se quedara, lo que me hacía perder sus comentarios.

Presté atención a mi mujer hablando con la señora en la cocina que quedaba contigua al lugar donde me encontraba - - Ana. Julia y yo debemos irnos en unos momentos - dijo ella - - Pero falta mucho trabajo todavía - - Si pero nos habíamos comprometido... - - No os hagáis problemas - la interrumpió mi esposa - - Pero se quedarán ..... - - Si yo me quedo con Jaime y Pablo trabajando - - No tienes problemas quedándote sola con ellos y no estando tu marido? - - Oh. No.... Son buenos chicos - le respondió

Mi tranquilidad se esfumó en unos segundos y mi aburrimiento desapareció en unos instantes. Luego de lo que había oído decir a los dos hombres, que ella se quedase sola con ellos era como tirar una media res a los leones hambrientos. Una pequeña esperanza me quedaba y era que mi esposa trabajara y se mantuviera allí o que ellos no se animaran a hacer ningún movimiento sobre ella.

Al cabo de un rato las dos mujeres se despidieron y Ana se las acompañó hasta la puerta. - - Amo ese culo - dijo Jaime - la empalaría como Dios manda

Vas muerto, pensé, ni a mí me lo ha entregado a pesar de tantos reclamos - - Yo le comería los pechos -dijo.- y los llenaría de leche - continuó haciendo el gesto con la mano como si tuviera una polla eyaculando.

Las fieras babean por comida, me dije.

Mi mujer volvió como si nada, es decir, moviendo su culo y haciendo flotar sus pechos ante la mirada lasciva de ambos y se puso a trabajar

A la hora ella propuso un descanso para almorzar. Ellos aceptaron inmediatamente - - Que les parece si tomamos un poco de sol y disfrutamos de la piscina? - preguntó mientras se ponía de pié - - No hemos traído vestimenta necesaria.... - contestó lamentándose Pablo - - No se hagan problema, les presto alguna de mi marido....

La cosa comenzaba a descontrolarse. Cuando ella se dirigió a la casa en busca de lo prometido, Jaime refregó sus manos relamiéndose. Pablo rió

Pensé que se pondría uno de esos conjuntos enterizos para practicar natación pero me equivoqué, apareció por la puerta con un bikini floreado diminuto. Su sostén apenas cubría sus globos que sobresalían por todos lados

Abajo un triángulo diminuto y por detrás un tira de tela que apenas ocultaba lo obvio, ambos sujetadas a los lados por un nudo que parecía soltarse en cualquier momento.

Ambos no dejaron de halagar a mi esposa en lo que duró la comida y ella trató de poner lo suyo ya que rozaba sus pechos contra ellos y también su culo en cuanto podía.

Los tres acordaron descansar media hora antes de comenzar.

Mi esposa se metió en el agua mientras ellos descansaban en sendas reposeras. Ella sabía lo que hacia: salió del agua y de frente a ambos sacó pecho abrió ambas piernas y se acomodó el pelo. Luego de los cual se recostó en su propia reposera y cerró los ojos. Los dos hombres hicieron un gesto de aprobación y también cerraron su ojos.

Al cabo de unos minutos de silencio y mientras ellos aún se encontraban con sus ojos cerrados, mi esposa tomó los nudos de sus sostén y lo soltó dejándolo a un lado.

Un minuto después Pablo entreabrió un ojo. Ambos ojos se abrieron de par en par no pudiendo creer lo que veía: los poderosos pechos de mi esposa al descubierto y sus pequeños y juveniles pezones duros. Realmente sus tetas se veían extraordinarias desnudas.

Pablo tocó el hombro de Jaime quien abrió un solo ojo para mirarlo. Este señaló a Ana y él la miró de reojo. Se incorporó de inmediato agarrándose la cabeza. No lo podía creer. Se miraron ambos estupefactos y disfrutando de sus globos que se movían tentadores.

Ella abrió los ojos y se puso de pié haciendo mecer las tetas - - Espero que no les moleste - dijo sonriendo - - No... - dijo Pablo tragando saliva - En absoluto

Mi esposa tomó una botella de vino blanco helado y se acercó a Pablo y le ofreció el extendió su vaso temblando porque a 10 centímetros de su cara los pezones le apuntaban provocativamente. Luego hizo lo mismo con Jaime quien permaneció inmóvil viendo como su poderoso par de globos llegaban hasta él.

Mi mujer se tiró al agua y mientras nadaba por debajo de la superficie aprovecharon para comentar su semidesnudez

Cuando ella salió del agua Jaime se encontraba de pié con la botella de vino sirviendo las tres copas mientras ella se mostraba escurriendo agua. - - Propongo un brindis - dijo invitándolos a acercarse. Los tres se pararon a un costado de la pileta cerca de donde yo me encontraba. - - Comiencen ustedes dijo ella - - Brindo por Ana - dijo Pablo levantando su copa. Los tres bebieron como si pactaran algo - - Yo brindo por su desnudez - dijo Jaime luego de un nuevo sorbo y hechizado por el movimiento de sus tetas - - Gracias- contestó mi mujer. Ya se notaba excitada. Yo lo sabía, pero posiblemente ellos dos no. - me encanta que les guste mi desnudez. - agregó mientras Jaime llenaba las copas. - - Tu por que brindarás, Ana? - preguntó Pablo - - Yo, mmmm... - hizo una pausa levantando su copa - Brindo por el placer... - continuó segura y sorbiendo toda su copa. Jaime y Pablo sonrieron - - Otra ronda de brindis? - preguntó Jaime. Mi esposa y Pablo contestaron afirmativamente, por lo que sus copas volvieron a llenarse. - - Brindo por el cuerpo de Ana y por lo que le resta de vestimenta - comenzó Pablo los tres rieron y bebieron. Era el turno de Jaime - - Yo brindaré para que se quite todo lo que tiene - dijo levantando la copa. Mi esposa no dijo nada solo movió su cadera hacia Pablo que se encontraba a su izquierda para que este tomara el nudo de su bikini y luego hacia la derecha para que Jaime haga lo mismo - - Pues brindemos por ello - dijo mi esposa sorbiendo todo lo que quedaba en su coma. Ellos bebieron en el mismo instante que tiraban de ambos nudos. La pequeña pieza de tela se soltó y quedó en manos de ambos desnudando por completo a mi mujer. Yo, en mi escondite, estaba al palo - - Dios mío - dijo Jaime - mira ese pubis desnudo - - Es extraordinario - balbuceó Pablo

Pero mi mujer se dio vuelta, mostró su culo duro y parado y se dirigió hacia su reposera para continuar tomando sol. Yo no entendí realmente que es lo que hacía, pensé que al estar totalmente desnuda se abalanzaría sobre ellas pero no lo hizo. Estaba controlando la situación a su antojo. Se recostó con las piernas cerradas mientras ellos seguían alabando su desnudez plena. Luego apoyó sus pies sobre la lona con sus rodillas cerradas. Jaime había quedado a los pies de Ana y Pablo a un costado de ella. Seguramente Jaime imploraba que abriese las piernas para poder apreciar su sexo. Ambos hombres no se animaban a dar un paso adelante. Tal vez por la sensación de control de la situación que Ana irradiaba.

La idea de ver a mi esposa follando con dos hombres me partía la cabeza.

Al cabo de unos minutos mi esposa abrió un poco las rodillas por lo que se presentó ante los ojos de Jaime su sexo húmedo - - Mmmm. Que hermosa rajita tienes, Ana - dijo azorado y metiendo sus manos en los bolsillos de su prenda de baño para ocultar su erección - - Te gusta? - preguntó ella descaradamente y abriendo más sus piernas. Su raja coronada por su monte de Venus depilado cuidadosamente se abrió mostrando en plenitud sus labios vaginales - - Me encanta - dijo sin sacarle los ojos de encima - - Pues... Cómemela - dijo mi esposa abriendo aún más y entregando su sexo

Como se podrán imaginar Jaime pegó un salto y se zambulló entre las piernas. Besó su monte de Venus casi con desesperación mientras ella le ponía las piernas sobre los hombros

La reposera de mi esposa se encontraba frente a la ventana donde me encontraba y su cabeza apuntaba hacia mi y hasta alcanzaba a tocarla, por lo que tenía un primer plano de la situación

Pude ver con claridad como la lengua de Jaime se metía entre sus rosados pliegues una y otra vez mientras mi guarra esposa levantaba su cadera para incrementar el contacto de su sexo. Observé como él le daba lengüetazos cortitos a su clítoris.

-Ahhhhh. - grito mi esposa - Siii... me gusta como me comes la raja... Pablo se acercó a ella y comenzó a lamerle los pechos y morder sus pezones. Los gritos obscenos de mi esposa se repetían. Ella metió su mano por debajo de la única prenda que tenía puesta Pablo y tomó su polla. - - Ven Pablo muéstrame tu polla - le pidió- Él se puso inmediatamente de pié y se quitó sus pantalones de los cuales saltó su polla enhiesta. Mi esposa tomó su verga mientras se encontraba con el primer orgasmo y comenzó masturbarlo.

Jaime metía su lengua por entre los labios de mi mujer y cada vez que iba a fondo ella suspiraba profundamente de placer y alternaba sus penetraciones con succiones y mordiscos en su clítoris que se encontraba tremendamente abultado. Desde mi posición podía notarse su botón hinchado y cada vez que lo tocaban parecía electrizarla.

Pablo se acomodó de modo de acercar su instrumento a mi esposa ávida de comerse una verga. Se incorporó y sacó su la lengua lo mas que pudo y comenzó a pasársela por los huevos una y otra vez. Le comía los testículos con desesperación tal que parecía que se le iría la vida si no lo hacía.

EL morbo de la situación era tremendo. Mi esposa suave y delicada se encontraba comiéndole los huevos a un hombre mientras su raja era devorada y degustada por otro hombre. Y la posibilidad de ser follada por ambos generaba un clima de lujuria tremendo.

Ana tuvo otro orgasmo explosivo que fue coronado por un grito desgarrador de placer, convulsiones de cada uno de sus músculos y por su piel brillante bañada en sudor.

Luego de esa corrida ella se puso de pié. Estaba hermosa. Parecía como que sus dos orgasmos la hubiesen embellecido. Sus tetas se movían de un lado a otro iluminadas por su sudor y su culo más tentador que nunca. Estaba para follarle el culo, pero sabía que era difícil ya que nunca había aceptado ser sodomizada.

Ella se puso de pie y corrió hacia un lado su reposera mientras Jaime esperaba frente a ella todavía con sus pantalones de baño (en realidad eran los míos). Su miembro erecto se notaba debajo de él. - - Veamos tu verga, Jaime. - dijo mi esposa poniéndose de rodillas frente a él. - Siempre quise verte desnudo - continuó bajando suave y lentamente la prenda. No tardó en saltar frente a ella una polla bastante larga, pero sobre todo gorda. Su capullo era tremendamente grande y rojo - MMM! - Exclamó al verla... Es extraordinaria - y sin más se la metió en la boca con bastante dificultad dado el tamaño de su glande. Pero cuando este pasó sus labios todo fue mejor. - - Desde cuando quieres conocer mi verga? - preguntó llevando sus ojos al cielo por el placer propinado por ella. - - Desde la fiesta de fin de año -contestó lamiendo sus huevos y masturbándolo - Cuando me dijiste que me deseabas aún cuando fuera casada.... - dijo mientras pasaba su lengua por el contorno de su capullo y lo miraba a los ojos - - Y te gustó la idea.. - - Si... Es noche hice el amor con mi esposo pensando que eras tú el que me penetraba - esa confesión de mi mujer hizo que casi me corriera en mi mano, por lo que dejé mi puñeta por un momento - - Pues aquí me tienes - dijo sentándose en el suelo tomando la iniciativa y facilitando que mi esposa le comiera la polla en mejor posición.

Jaime se acostó en el piso y ella se acostó con su cara sobre la polla apuntando su culo hacia donde me encontraba y totalmente estirada. Pablo se acostó al lado de mi esposa y con una mano se masturbaba mientras que con la otra acariciaba sus redondas y tentadoras nalgas. Al sentir sus caricias ella abrió un poco más las piernas. Pude ver su raja hacia abajo y apuntando hacia mí el apretado nudo de su ano. Pablo se apoyó sobre ella. Con una mano abrió sus nalgas y con la otra jugó con su dedo índice con su culo.

Mi esposa comía la polla de Jaime con precisión y locura. Los gritos ahogados por tremendo pedazo de carne aumentaban el cuadro de sexo total.

No parecía disgustarle que jueguen con su culo. Pero Pablo no se detuvo. Arqueó su espalda acercándose a sus nalgas y clavó su lengua en su ano. Comenzó a lamerlo con desesperación mientras Jaime lo alentaba - - Vamos... Cómele el culo a Ana que luego se lo follaremos a gusto -dijo. Y ella no se opuso a la idea....

La lengua de Pablo rodeaba su agujero mientras sus manos abrían a pleno sus nalgas. Al cabo de unos instantes lubricó la falange de su dedo índice con saliva y comenzó a jugar con el contorno de su culo. Lo rodeó una y otra vez acostumbrándolo a su contacto hasta que la introdujo en su interior. Mi mujer como si nada hubiera ocurrido. El dedo de Pablo ingresó en su totalidad mientras Ana continuaba comiéndole la verga a Jaime - - Que bien comes mi polla, nena - dijo él. Pero ella no podía contestar ya que la tenía metida en su boca hasta los huevos. - - Y además le gusta que le perforen el culo -dijo Pablo que ya tenía dos dedos en su culo. Pero se detuvo. - - No!! - gritó ella desahogándose de lo que obstruía su garganta - continúa Pablo - rogó - - Si... - contestó - Continuaré pero esta vez con mi polla, solo estoy preparándome el culito- continuó tomando uno de los almohadones de la reposera. - - Quieres que Pablo te desflore el culo mientras me mamas la polla? - - Si - rogó la muy guarra puta de mi esposa mientras Pablo colocaba el almohadón bajo su vientre haciendo que suba su cadera y deje más expuesto el agujero de su culo.

Con el culo así levantado Pablo metió su cara entre las nalgas e introdujo nuevamente la lengua en su culo. Pero luego de unos instantes se incorporó y tomando su verga en la mano apuntó hacia ella. Pude ver con claridad como, en primera instancia apoyó su capullo sobre su ano mientras abría lo más posible sus nalgas. Haciendo fuerza con su pelvis la penetró, en principio solo hasta la mitad de su polla. Un grito de dolor quedó flotando en el aire. Comenzó a moverse dentro de ella de esa forma pero sin sacar fuera su glande. Mi esposa ya no le comía la polla a Pablo. Se había tomado con fuerza de sus piernas para soportar del dolor. Su cabeza se apoyó en sus muslo y con ceño fruncido aguanto los embates que le propinaban. - - Vamos, fóllale el culo hasta el fondo - le gritó Jaime

Pablo clavó su estaca hasta el fondo volviendo a arrancar a mi grácil mujer un grito de dolor.

Comenzó a empalarle el culo cada vez con más violencia una y otra vez mientras ella cerraba los ojos en señal de sufrimiento. Pensé que le pediría a Pablo que interrumpiese la sofocación. Pero ante mi sorpresa no lo hizo. Al cabo de un minuto se había incorporado y daba cuenta de la verga de Jaime una vez más. Pablo golpeaba sus huevos contra mi esposa y con cada empellón le hacía tragar el miembro de Jaime. Volví a sorprenderme unos segundos después: - - Ah!!! Si!!!! Ah!!!! Ahh!!!!! - comenzó a gritar como posesa - Si!! Me gusta.... Mas!!! Mass!!! - continuó ella que con cada golpe de Pablo decía una palabra. Yo no podía creerlo se estaba por correr - Sigue, por favor!!! Sii!! Lléname el culo de semen - pidió desesperada

Pablo no pudo contener su andanada de leche dentro del culo de mi amada y puta esposa. Mientras un segundo y tercer chorro invadían su interior y sus nalgas ella todavía jadeaba de un orgasmo brutal. Un par de minutos se quedó inmóvil con su cara sobre los muslos de Jaime pero sin soltar su polla - - Flor de corrida, Ana - dijo Jaime - - Si... - contestó volviendo en sí - No puedo creer la corrida que tuve.... Jamás pensé que podía tener un orgasmo siendo follada de esa forma - continúo incorporándose - Ahora quiero que me folles tu - le dijo a Jaime

Mi esposa se puso de pié poniendo un pié a cada lado de la cadera de Jaime y luego flexionó su rodillas poniéndose en cuclillas. Luego tomó su capullo y lo dirigió hasta su raja. Una vez allí dejó caer su cuerpo hasta el final hasta que sus huevos tocaron su culo. Este movimiento generó que el abundante esperma que había depositado Pablo cayera sobre los huevos y piernas de Jaime.

Mi esposa comenzó a subir y bajas con la verga de Jaime como eje mientras éste comía sus tetas que se encontraban duras por la calentura. Mientras el lamía uno de sus pezones ella logró el otro orgasmo anunciándolo por medio de un grito ahogado y arqueando su columna hacia atrás - - Vamos por otra corrida - le dijo Jaime. Entretanto Pablo se había tirado a la piscina y con sus brazos apoyados en el borde seguía desde allí los acontecimientos.

Ana comenzó a golpear literalmente el pubis de Jaime una y otra vez hasta que se corrió nuevamente. Se tomó unos segundos de descanso inmóvil y clavada hasta los huevos. - - Ponte de pié - pidió ella a su amante - - Que quieres ahora de mi? - preguntó - - Otra cosa que he querido de aquella vez.... - - Que es... - - Saborear tu semen... - contestó la muy guarra - Córrete en mi boca

Una vez de pié y ella arrodillada frente a él tomó su falo se lo metió en la boca y con una mano comenzó a marturbarlo. Él la tomó de la cabeza mientras ella saboreaba sus propios flujos y el semen de Pablo.

Un grito de su amante anunció lo inevitable. Una andanada de tibia leche comenzó a invadir la cavidad bucal de mi esposa, tanta que parte se derramó hacia afuera. Cuando ésta hubo acabado ella limpió los restos que se le habían escapado.

  • MMMM Me ha gustado - dijo ella saboreándolo con su paladar y poniéndose de pié luego de lo cual lo besó en los labios y se zambulló en el agua.

Jaime la siguió. Por tres o cuatro minutos jugaron con el agua relajándose. - - Flor de polvo- rompió el silencio mi esposa y apoyando los codos contra el borde de la piscina. Sus pechos quedaron fuera del agua como si flotaran - - Si... Fue extraordinario- dijo Jaime - - Eres una mujer tremenda - agregó Pablo que ya había recuperado su erección y acercándose a ella.

Se puso a su lado y la besó en los labios. Ella respondió prendiéndose al beso y pasándole lo brazos por encima del hombro. Se besaron durante largo tiempo. Las lenguas de ambos iban y venían. Las manos de Pablo se posaron en sus tetas por un momento y las apretaron con fuerza, pero luego tomaron la parte trasera de las rodillas de mi mujer y las subieron de tal forma, imaginé, podría penetrarla.

Los empellones de Pablo me hizo saber que la había penetrado sin que e sus bocas se separaron. Estuvieron un largo rato follando de esa manera ante la vista de Jaime.

-No me dejen afuera - dijo él acerándose a ellos. Tuvo que repetirlo para que le presten atención - Salgamos - ordenó cuando se detuvieron

Indicó a Pablo que se acueste en el suelo con su polla tiesa apuntando hacia el cielo. Luego le ordenó a mi esposa que lo cabalgara en posición similar a lo que había hecho con él. Ella le obedeció introduciéndose la verga y aplastando sus tetas contra Pablo que las recibi´´o gustoso

Yo empecé a palpitar lo que ocurriría - - Ahora me toca follarte por el culo a mí - y sin más y aprovechando el camino iniciado por su amigo y con su verga en mano apoyó su glande en su culo y la penetró con fuerza. Ella volvió a gritar de dolor ya que su polla era bastante más grande que la de Pablo. Ella se quedó inmóvil ambos movían sus caderas. La doble penetración le regaló un orgasmo y otro más. Tuvo cuatro orgasmos, el último de los cuales coincidió con la descarga de esperma en su culo y raja por partes de sus dos partenaires.

Por mi parte me encontré con mi mano llena de mi propio semen por tercera vez en el día

Luego me marché hacia al aeropuerto totalmente alucinado por la tarde que había vivido.

Por la noche la llamé desde mi destino, ella me dijo que estaba cansada de trabajar. No aguanté más y le confesé que había visto todo lo ocurrido e incluso mencionándome lo que más me había gustado. - - No sabes cuanto me calienta saber que has presenciado mi polvo con Pablo y Jaime... pero no estarás esta noche aquí para saciarme - contestó

Su respuesta explotó en mi cabeza me estaba informando que esa noche lejos de mi tendría otro encuentro con alguien...

Pero eso es tema de la siguiente historia.