Esposa dolida, madre beata salida. 3

Acabé el relato anterior, explicando cómo mi hijo me folló por el culo. El muy aprovechado, mientras me aplicó la penitencia que, el párroco me había impuesto, lo aprovechó para manosearme y tocarme toda, como quiso. Yo le rogué que no me tocara, diciéndole que soy su madre. Reconozco que me negué con muy poca convicción. El perverso de él, supo tocarme con habilidad y desparpajo, como su padre nunca lo había hecho.

Acabé el relato anterior, explicando cómo mi hijo me folló por el culo. El muy aprovechado, mientras me aplicó la penitencia que, el párroco me había impuesto, lo aprovechó para manosearme y tocarme toda, como quiso.

Yo le rogué que no me tocara, diciéndole que soy su madre. Reconozco que me negué con muy poca convicción. El perverso de él, supo tocarme con habilidad y desparpajo, como su padre nunca lo había hecho.

Me tocó como si fuera un íncubo, pervirtiéndome, por el placer que me hizo sentir. Le dije que parara, pero él, a pesar de su juventud, descubrió rápido como me tenía de excitada. Echada en los muslos de él, me noté cómo soltaba jugos como un grifo mal cerrado. Mientras me nalgueó fuerte, supo hurgarme el coño con una habilidad impropia, para un chico de su edad.

Me arrancó varios orgasmos, haciéndome sollozar y gemir, cómo a una beata pecadora.

Acabó de aplicarme la penitencia, castigándome duro. Me rompió el culo sin miramiento ninguno. Jamás había imaginado, se  podía sentir tanto placer con el sexo anal. Me folló cómo un perro rabioso, volviéndome loca de placer, aunque me pese reconocerlo.

Mi mente me decía, que aquel placer era cosa del demonio, cometer incesto…follando por el culo…una beata pecadora como yo. Mi cuerpo no me obedeció. Como si estuviera poseída, por un súcubo, le dije al demonio de mi hijo, cosas tan obscenas, que me sonrojo sólo con recordarlo de nuevo.

Le grité que me follara el culo, que se follará a la puta de su madre.

Para empeorarlo, lo hice disfrutándolo, corriéndome varias veces…abriéndome las nalgas, como él me ordenó.

Ahora mismo al escribirlo, ya me noto el coño húmedo. A la semana de haber cometido el incesto anal con mi hijo, me fui a confesar, cómo me ordenó Ángel.

Me hizo ir vestida como una guarra, sin bragas. Según él, para que me diera cuenta, de la beata viciosa y madre incestuosa que soy.

Al confesarme me noté la respiración agitada, me costaba respirar. Las mejillas las noté que me ardían.                   —P-padre…soy la beata p-pecadora…a la que el demonio de su hijo provoca…para que cometa…in-in…cesto…—me noté más nerviosa y alterada de lo que quería reconocer—.

— ¿Has hecho la penitencia hija…te ha azotado tu hijo, como hablamos hace días…?

—S-sí…padre…—le respondí nerviosa y excitada, me noté el coño húmedo, por ir sin bragas a confesarme…—mi hijo

me ha azotado duro…por ser una beata pecadora…peró…

—Peró… ¿Qué hija…?— me respondió el cura, con voz grave…—…después de azotarme m-me ha hecho…suya como un animal…haciéndome disfrutar, gritar de placer…el Demonio de él…lo hicimos cómo dos animales en celo…padre…—.

— ¿Lo has hecho…por…el…culo…con la carne de tu carne…como las bestias…?

Le respondí al religioso…siseándole las sílabas, sonrojada

hasta las orejas, y el coño húmedo…—S…sí…pa…dre…, jamás he sentido tanto placer…me sentí poseída, por la lujuria y el deseo del incesto…

El confesor se santiguó escandalizado…—Eres una beata…pecadora…más puta que María Magdalena…hija.

Nada más decirme esto, abrió una pequeña puerta, por debajo de la rejilla que nos separaba. Metió la mano el muy osado, diciéndome —levantate…la falda… ¡beata pecadora…!

Nada más hacerlo, me acarició entre los muslos. Descubrió cómo tenía de húmedo el coño. Excitado, me ordenó…

—Acercate… ¡beata guarra!—. Me acarició torpemente, cogiéndome el coño con toda la mano. Sin perder tiempo, me metió primero un dedo, luego otro, haciéndome sollozar,

por el morbo de tan peligrosa situación…—Mmm…padre… ¡OG!

No me aca…ricie así… ¡AH!—. Desoyéndome me metió los dedos por todo el coño, hasta que me hizo correr.

—Mmm…va hacer me corra… ¡padre…! Jesús, María y José…me corrooo…está abusando de mi…que placer me da…

—Haz que tu hijo te castigue…duro… ¡Puta beata! Aunque deba utilizar un cinto, o un gato de nueve colas…

Nada más correrme, me hizo lo pajeara hasta sacarle toda la leche, el muy pervertido. Después me dio la absolución.

∞∞∞∞∞∞∞∞∞

Nada más llegar a casa, me puse  a hacer la cena.

Ángel llegó al poco rato. Me encontró vestida con una bata muy corta, de gasa azul, vaporosa. Debajo sólo llevaba un body de color rojo.

Llevaba puestos unos zuecos de madera, de color rojo, con el talón desnudo, que se le excito mucho, cuándo me ve con  ellos.

Se me acercó por detrás, pegándome el bulto de su paquete, que noté duro como una piedra. Me besó zalamero, el cuello, chupándome la oreja. Sabe que eso me excita, y me pone caliente rápido.

—Hola, mi mamá beata…Mmm Uuufff como hueles, me encanta tu colonia. ¿Te has confesado ya, has sido…capaz de confesarle al párroco nuestro…in-incesto?

Me preguntó esto, titubeando excitado y nervioso, pasándome una mano por la axila, manoseándome las tetas, el  descarado. La otra mano me la metió entre los muslos, metiéndome un dedo entre el body, repasándome la abundante pelambrera del coño, que ya estaba algo húmeda.

— ¡Nene! No soy tu juguete, descarado. Vamos a ir los dos al infierno…no me toques así—.

Se lo dije sin ninguna convicción, con mi mano encima de la suya, sin hacer nada por quitársela. Me cogió el coño con toda la mano. Dejó mis tetas, para tironearme del pelo, haciendo que echara hacia atrás la cabeza. Me besó rozándome los labios, con timidez. A la vez me hurgó el coño sin prisa. Notó como soltaba jugos, por lo bien que estaba sabiendo tocarme —E-eres…un demonio hijo…¡¡OG!! No me toques así…Mmmppp…—le pretexté sin ninguna convicción. Ángel me calló, besándome en los labios, metiéndome otro dedo en el coño.

Me vi metiendo mi mano, en su pantalón de deporte, en busca de su gruesa polla. Al contacto con la barra de carne, los dedos se cerraron morbosamente.

Le tironee la polla, como si no creyera el grosor y la dureza que tenía.

—Tienes el chocho chorreando jugos…beata cachonda…te vas a correr ya ¿Qué te ha dicho el cura…?

Le respondí, excitada y avergonzada a la vez, notando cómo un rubor rojo me encendía las mejillas—Qu-que me…castigues duro…con un cinturón o con un azote…por el incesto que…hemos cometido…—.

Mi hijo, excitado por la confesión, me manoseó el clítoris, sin dejar de morrearme, como si fuera su novia.

Me corrí insultándolo, como una beata guarra, sin dejar de tironearle la polla —AH, AH… ¡ME CORROOO!…deja mi chocho Demonio…me estás pervirtiendo…me matas de placer…Ángel.

Nada más correrme, me hizo poner de rodillas, haciendo le comiera la polla, hasta que se corrió en el fondo de mi garganta. Excitada como lo he estado pocas veces, lamí toda la polla, saboreando con vicio cada lametón. Mi hijo, viéndome tan puta, me asió del pelo con fuerza, excitado como un animal.

—Uuufff…¡¡MAMÁ!! Cómo me comes la polla…¡¡PUTA BEATA!!

Me metió la verga hasta la garganta. Yo tan excitada como él, le atrapé el grueso cipote entre mis labios, para sacarle toda la leche —MMMPPP…MMMPPP…MMMPPP…qué polla tienes…Demonio…MMMPPP…MMMPPP…MMMPPP…

—OOOHHH…me exprimes la polla…¡¡MAMÁ!! Me corrooo…¡¡BEATA GUARRA…!!

Nada más cenar, mi hijo me llevó a mi habitación. Me hizo reclinarme a los pies de la cama. Con la cabeza y las manos apoyadas en el colchón.

—Mamá tienes un cuerpo de vicio…¡¡ BEATA PUTONA!!—me

susurró al oído, mientras me pasó la mano por las nalgas.

Necesitas te castigue— continuó diciéndome, comenzando a nalguearme— vaya nalgas de guarra tienes…PLAFFF, PLAFFF, PLAFFF, PLAFFF…

A la vez que me nalgueó, me bajó la tanga, para manosearme sin que nada le molestará.

Me nalgueó duro, haciendo que se me mojará mucho el coño. Al descubrirlo me hurgó el coño, hablándome de forma soez.

—Uuufff…¡¡GUARRONA!! Como te chorrea el chocho. Me metió primero un dedo, y al momento otro más. Sollocé y gemí de placer, por lo bien que me estaba tocando.

—¡¡Oooggg…hijo!! No me toques así…soy tu madre…nadie me ha tocado así nunca…Mmm…me confundes…Oooggg…Demonio…Jesús, María y José…

Ángel me arrancó varios orgasmos, haciendo que mi coño chapoteara, de forma morbosa, excitándonos como animales los dos…

—Plafffsss…Plafffsss…Plafffsss…Plafffsss…como…chapoteas…jugos mamá…¡¡CORRETE BEATA PECADORA…!!

—Mmm…OG, OG, OG…Mmm…ME CORRO MUCHOOO…Me sacas los jugos…Nene…Que placer me das…no metas tus dedos así…Demonio…coño…¡¡ME CORROOO…!!

Sin dejarme levantar, mi hijo metió su lengua en el fondo de mi coño. Se bebió mis jugos como un sediento. A pesar de su juventud, con apenas dieciocho años, supo atraparme

el clítoris.

Le froté como una puta el coño contra su boca. Me arrancó gemidos, cómo su padre nunca lo había hecho.

—Aaahhh…Aaahhh…sí chupa ahí…mi pipa…Aaahhh…me corro

como una puta…Mmm me matas hijo…no pares de chupar así mi coño…

Nada más correrme varias veces, Ángel me besó en la boca. Lo hizo manoseándome ambas nalgas, como si fuera su amante, en vez de su madre. Yo le acaricié la polla, por encima del pantalón de deporte. Apreté los dedos encima del bulto, comprobando la dureza y el grosor de la verga.

Con lujuria, introduje la mano por dentro del pantalón. Los dedos manosearon y tironearon con morbo, la barra de carne.

Me cogió del pelo, haciendo que me pusiera de rodillas. Para darme la penitencia que necesitaba, por ser una beata con un cuerpo de vicio, me ató las manos a la espalda. Teniéndome así, me golpeó las mejillas con la gruesa polla, mientras me recriminaba, la puta beata y pecadora que era.

—Toma penitencia…¡¡BEATA VICIOSA!!...Esto es lo que necesitas…¡¡GUARRA!!...Has cometido incesto…Toma polla…

Cuándo se cansó de golpearme las mejillas con la verga, me ordenó —Comete la polla…con la que has cometido incesto…

¡¡BEATA…!!

Mi hijo me folló la boca, con penetraciones más profundas a cada instante. Yo me noté excitada y cachonda, como nunca lo había estado antes.

—MMMPPP…MMMPPP…MMMPPP…MMMPPP…MMMPPP…

—Uuufff…¡¡Mamá!! Como te la comes beata guarra…tu boca me la aprieta muy rico…¡¡PUTA!! Toma polla…¡¡BEATA!!

Le comí la verga con tanto placer que, detuvo la felación para evitar correrse en mi garganta. Mi hijo se dio cuenta de lo excitada que me tenía. Olía la alcoba a coño caliente.

Me levantó, desatándome las manos. Me hizo reclinarme de nuevo, a los pies de la cama.

—¡¡Abre bien los muslos beata!! —me ordenó con voz segura.

Nada más obedecerle, me golpeó con una fusta de doma. Se notaba no tenía práctica, pero me excitó rápido a cada nuevo golpe.

Me habló de forma soez, caliente, con lascivia. Provocó qué mis mejillas, se tiñeran de un color púrpura.

—Beata…estás deseando que tu hijo te folle… ¿Verdad perra…? —S-Sí…hijo— le reconocí avergonzada y cachonda.

—Has disfrutado…como una BEATA GUARRA…de cometer incesto…con tu hijo…has sentido placer…¿Verdad BEATA VICIOSA?—…Mucho placer…es verdad…me has pervertido…

Demonio…—.

Nada más decirle esto último, mi hijo dejó la fusta en la cómoda. Me acarició ambas nalgas, pasando la mano por donde me había golpeado. Pasó los dedos por mi velludo coño, que estaba chorreando jugos.

Al descubrirlo me susurró…—te…voy a dar…lo que necesitas…¡¡BEATA VICIOSA!!

Sin dejar que me levantara, así como estaba reclinada sobre la cama, me sujetó por las caderas. Me pintó todo el coño, con el grueso cipote, arriba y abajo. Cómo si su polla fuera una brocha de carne.

Me quejé por pura coquetería femenina, sin conseguir engañarlo. Sollozándole cachonda pérdida, deseando que me la metiera.

—Mmm…AH…hijo…no está bien me hagas esto tan guarro…soy tu madre…AH…no me frotes…así tu polla…Demonio…

—Uuufff…Qué chocho tan jugoso y tragón tienes…Beata.

Sin ayuda de las manos, como un chulo, me enfiló la gruesa cabeza de la polla, entre los labios del coño.

Me la metió sin prisa ninguna, haciéndome sentir como me llenaba todo el coño. Mi hijo se quejó, por cómo mi estrecho coño le apretaba la polla.

—OOOHHH ¡¡MAMÁ…!! QUÉ CHOCHO…MMM…ME APRIETAS MUCHO LA POLLA…

—AAAHHH ¡¡NENE…!! ESTÁ MUY GRUESA Y DURA…LA ESTÁS…METIENDO MUCHO…

A pesar de mis quejas, empujé el culo para que mi hijo me la metiera más. Excitado al verme una madre tan guarra, me folló como un animal. Me envistió con fuerza, sacándome casi toda la polla en cada mete saca.

—Uuufff…mamá que guarra eres…empujas muy rico el culo…¡¡TOMA POLLA PUTA BEATA!!

—AAAHHH…LA METES TODAAA…¡¡HIJO…!! ME FOLLAS MEJOR QUE TU PADRE…

A cada mete saca, sus huevos golpearon con fuerza en las nalgas. Para penetrarme más profundamente, el perverso de mi hijo, me hizo me agachara, apoyando mis manos, casi en el suelo. Estando doblada así, le grité como si me matará. Sentí su polla en el fondo del coño, a cada envite.

Sus gruesas pelotas chocaban con violencia en mis nalgas.

Mi hijo también notó que así, me penetraba mucho más.

—AH…AH…AH…¡¡QUÉ POLLAAA…!! ASÍ LA METES…MÁS…

AH…AH…AH…¡¡FOLLAME…ASÍ…HIJO…!!

—OH…OH…OH…QUÉ RICO TE FOLLO ASÍ…TOMA POLLA…

OH…OH…OH…COMO FOLLAS…¡¡GUARRAAA…!!

Sin poder resistir mucho rato la excitación, Ángel se corrió  envistiéndome con violencia. Nos corrimos los dos a la vez. A cada envite, me lanzó un potente chorretón de leche, en el fondo del coño. Tuve varios orgasmos encadenados, a cada envite que me dio.

Esa noche fue la primera que dormimos juntos, como amantes. Me despertó cuándo comenzaba a amanecer. Hizo le comiera la polla, hasta ponérsela como una piedra.

Sin perder tiempo, me hizo me sentara encima de él. Una beta cómo yo, criada en un entorno conservador y religioso, jamás había follado en esa postura.

Sentí tanto placer al sentarme en  la polla de mi hijo, que me corrí a los pocos minutos.

Cabalgué a mi hijo como una guarra, poniendo los ojos en blanco, por el intenso placer que me supo dar.

—OOOGGG…LA SIENTO EN EL FONDO DEL COÑO…TU PADRE NUCA ME FOLLÓ ASÍ…ME CORROOO HIJO.        —OOOHHH…COMO FOLLA…LA SEÑORA…ME CHORREAS MUCHO LA POLLA…TOMA LA POLLA DE TU HIJO…¡¡PUTONA!!...

Me abrazó con fuerza rodeándome con un brazo por la cintura, haciendo me recostara encima de él, cogiéndome a la vez del culo con la otra mano.

Así me folló aún más profundamente, dándome un mete saca diabólico. A cada envite, sus gruesas pelotas chocaron en mi culo. El sonido tan lascivo, nos enervó los sentidos a los dos…

—PLAFFF…PLAFFF…PLAFFF…PLAFFF…PLAFFF…OOOHHH MAMÁ…QUE SABROSO TE FOLLO ASÍ…¡¡FOLLA PUTONAAA…!!

—OOOGGG…¡¡NENE!! NO ME LA METAS TANTO…AAAYYY…ME CLAVAS MUCHO EL CIPOTE…ME CORROOO…¡¡FOLLAME HIJO!!

Nos besamos en la boca, sellándose nuestros labios. Así nos corrimos, sin deshacer el incestuoso morreo, salvo para gemir y sollozar como animales pecaminosos.

Me corrí con la polla de mi hijo, como una vulgar PUTA, así con mayúsculas. Gritándole cosas qué jamás pensé iban a salir de mis labios…—AAAYYY…¡¡HIJO…!! FOLLA A LA PUTA DE TU MADRE…FOLLAME EL CHOCHO ¡¡CABRÓN…!!

—OOOHHH…ME ESPRIMES LA POLLA…QUÉ CHOCHO TAN JUGOSO…TOMA LA LECHE…ME CORRO EN TU CHOCHO…¡¡BEATA GUARRA!!

—AAAHHH…SE  TE ESTÁ PONIENDO MÁS GRUESA…SÍ

LLENAME EL CHOCHO DE LECHE…¡¡FOLLAME CARIÑO!!

∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞

PENITENCIA PARA UNA BEATA.

El sábado por la tarde, Ángel después de comer me dijo

—Mamá si te parece creo que ahora sería un buen momento, para aplicarte  la penitencia, que te ha impuesto el párroco—. En este instante yo estaba «vestida» muy cómoda. Llevaba una tanga brasileña, de las que delante no es mayor que un paquete de tabaco.

Por detrás  lleva una tira de tela estrecha, que me quedaba encajada, entre los muslos, dejando las nalgas a la vista.

En la parte de arriba llevaba un top de tela, que dejaba entrever mis gruesos y oscuros pezones. Al tener unos pechitos medianos, se me aguantan bastante inhiestos.

Encima del top, tenía puesta una bata muy vaporosa de gasa, de color azul. Durante la comida, Ángel no dejó de comerme las tetas. Parecía se le iban a salir los ojos.

Nada más entrar en mi habitación, mi hijo me dijo me quitara toda la ropa.

Así toda desnuda, me ató de manos y pies, dejándome totalmente indefensa. Se ausentó unos momentos. Cuándo volvió a entrar no pude evitar, que los ojos se me abrieran, por cómo entró.

Llevaba algo similar a un taparrabos, de color rojo. El mismo color que mi tanga. En la mano llevaba la fusta de doma.

Se acercó a mí, manoseándome toda con desparpajo. Se atrevió el muy descarado a cogerme el coño, con toda la mano. Descubrió rápido lo húmedo que estaba.

—Tienes ya el chocho húmedo…¡¡BEATA PECADORA!! Necesitas te castigue así…— diciéndome esto, me hurgó el coño metiéndome un dedo, poniéndome excitada y caliente.

—Mmm…AH no me toques así…soy tu madre…so aprovechado.

Sin dejar de hurgarme el coño, me cogió del pelo. Me dio con su gruesa polla en las mejillas, ordenándome el muy chulo —Comeme la polla, ¡¡MAMÁ BEATA!!

Al poco de meterme la polla en la boca, me corrí moviendo el coño como una guarra, por cómo sabía tocarme.

—AH…AH…AH…no me…toques así el chocho…Mmmppp…me haces correr…AH…AH…Mmmppp.

—Te voy azotar el chocho…¡¡BEATA!! Así…

Ángel me palmeo mi velludo coño, poniéndome más cachonda. Después de azotarme el coño, me titiló el clítoris haciéndome correr de nuevo.

Excitado de verme tan excitada, me envistió la polla hasta que le saqué la leche.

—UUUFFF…¡¡MAMÁ!! Como me comes el cipote…sí lamelo bien ¡¡PUTA BEATA!! Le atrapé el cipote entre el paladar y lengua, cerrando los labios con fuerza alrededor, dispuesta a sacarle toda la leche.

—MMMPPP…MMMPPP…MMMPPP…AH…AH…tu padre nunca me ha tocado así la pipa…MMMPPP…MMMPPP…dame la leche hijo…no te dolerá…MMMPPP…MMMPPP…

—OOOHHH…ME CORRO EN TU BOCA…¡¡PUTONA…!!

Nada más corrernos los dos, mi hijo me soltó. Me hizo subirme encima de él, dándole la espalda.

Así, de cara al espejo de la cabecera, me hizo lo cabalgara, para castigarme por ser una BEATA PECADORA.

Me frotó la gruesa cabeza por todo el coño. Mis ojos estaban en el espejo, viendo como aquel Demonio, me frotaba aquella gruesa polla, por toda la pelambrera.

—Tienes un chocho guarro y tragón…¡¡BEATA VICIOSA!! Toma castigo…— Diciéndome esto me enfiló el grueso cipote, entre mis húmedos y abiertos labios.

Me metió toda la polla, de una envestida el muy perverso.

Nada más ver en el espejo como me la metió, me corrí chorreándole la polla, como una guarra.

El chocho se me movía sólo, viendo en el espejo como me la metía toda a cada mete saca…

—AAAYYY…¡¡QUÉ POLLA…!! ME CORROOO…SE ME MUEVE SOLO EL CHOCHO…CASTIGAME HIJO…

—PLAFFF…PLAFFF…PLAFFF…PLAFFF…PLAFFF…PLAFFF…

UUUFFF…¡¡QUÉ CHOCHO…TAN TRAGÓN…!! NECESITA MUCHA POLLA…TOMA CASTIGO…¡¡GUARRA…!!

Después de hacerme correr varias veces, Ángel me hizo ponerme a cuatro patas.

Teniéndome así me ordenó —Ahora te voy a castigar de verdad, ¡¡BEATA VICIOSA!!

Diciéndome esto, me azotó con la fusta, hasta hacerme llorar, poniéndome las nalgas marcadas, de varios moretones.

Nada más acabar de azotarme, se pudo de rodillas delante de mí. Sin tener que decirme nada, le comí la polla, como si me fuera la vida en ello.

Cuándo se la puse dura como una barra, me hizo le ungiera un aceite por toda la verga. A cada caricia mía noté como ganaba grosor y dureza. Ángel me besó en los labios, sintiendo un cosquilleo que, me recorrió toda la espalda, hasta el coño.

Se puso detrás de mí, ungiéndome el ano con el aceite. Me dio de repente una fuerte nalgada, susurrándome con la voz tomada, por la excitación… —Ábrete las nalgas ¡¡GUARRONA!! Enseñale a tu hijo el agujero, por el que has cometido incesto…

Apoyé la cabeza en la cama, enseñándole al Demonio de mi hijo, el culo todo ofrecido. Me noté el coño, húmedo como un grifo mal cerrado. Olía a coño caliente el aire de la habitación.

Ángel me enfiló la gruesa cabeza de la polla en el ano. Tras unos instantes, el oscuro agujero se tragó la amoratada cabeza.

Solté un sollozo, cargado de lujuria y deseo— OOOGGG…

¡¡ NENE…QUÉ POLLA!!—. Él tan excitado como yo, sollozó al sentir como mi culo le mordió la polla.

—OOOHHH…¡¡MAMÁ…TU CULO!!

Comenzó a nalguearme fuerte, con ambas manos, a la vez que me envistió la polla.

—Uuufff…mamá qué culo tan estrecho y tragón…se traga mi polla…que rico te follo…¡¡OOOHHH…!!

—AAAHHH…hijo tienes la polla muy gruesa…metela sin prisa…me la metes mucho…¡¡OOOGGG…!!

A cada envite de él, empujé el culo como una puta, para que me hijo me la metiera más. Ángel se excito al ver cómo empujaba mi culo —¡¡OOOHHH!!…sí BEATA VICIOSA…Empuja el culo que te la meta toda…como follas ¡¡GUARRA!!

Mi hijo me la metió toda, tironeándome excitado del pelo, sin dejar de nalguearme, como si fuera su perra…

—¡¡AAAHHH…!! Nene me follas mucho el culo…¡¡AAAHHH…!!

Me la metes toda…¡¡FOLLAME CABRÓN!!

Al oírme hablarle así, se subió en mi grupa, apoyándose en mis riñones. Me enculó con un mete saca lento y profundo, haciéndome sentir como me rompía el culo, metiéndomela hasta los huevos.

—¡¡BEATA PUTONA…!! OOOHHH…Ahora si te la meto toda,

QUÉ CULO TIENES…GUARRA…TOMA POLLAAA…

—¡¡AAAYYY…!! ME CLAVAS TODO EL CIPOTE…¡¡CABRÓN!!

FOLLA ASÍ MI CULO…OOOGGG…¡¡QUÉ POLLAAA…!!

Ángel, fuera de sí, espoleado por mis palabras acelero el mete saca, rompiéndome el culo, con un mete saca endiablado. Me tironeó del pelo como un animal

—PLAF…PLAF…PLAF…PLAF…PLAF…PLAF…TOMA…POLLA…¡¡PUTA!!

QUÉ CULO PARA MI POLLAAA…ME CORRO EN TU CULOOO…¡¡MAMÁ!!

—¡¡AAAYYY…!! ME ROMPES EL CULO…¡¡CHULO!! SÍ LLENAMELO DE TU LECHE...ME CORROOO…

A cada envestida, Ángel me disparó un potente chorretón de leche en el estómago.

Desde esta ocasión, dormimos juntos, como amantes. Mi hijo sigue tratándome, como a una beta pecadora, usándome para su placer.

FIN

Una beata salida.

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