Esposa de uno, Mujer de muchos
A veces siento remordimiento de conciencia por serle infiel a un buen hombre como es mi esposos, pero mi extrema cachondez no me permite ser mujer de un solo hombre.
Esposa de Uno, Mujer de Muchos
Por Georgina del Carmen
Mi nombre es Alma Rosa, soy una candente mujer de 35 años, casada y muy a mi pesar infiel a mi marido quien no tiene ninguna culpa de haberse casado con una mujer que gusta del sexo de manera irrefrenable.
Desde muy niña, aun en la escuela primaria, ya sabia de los placeres, que para mi corta edad, me daba el sexo, todos los días, ya fuera de día o de noche, cada que tenía oportunidad me dedeaba el clítoris teniendo deliciosas sensaciones en mi aun virginal vulva.
En la secundaria tuve mis primeras experiencias con chicos del colegio, de los que me dejaba manosear todo el cuerpo y les masturbaba la verga. Aun cuando tenia mi novio, que me cachondeaba rico, tenia varios "amiguitos" que disfrutaban de mi cuerpo. Lo mejor en esa época fue durante una excursión escolar en la que me cachondearon entre tres compañeros, me desnudaron y por primera vez le chupé el pene a un hombre, haciéndoselo a los tres hasta que los hice venirse y les regale mi ropa interior. A partir de ahí lo que más me encantaba era mamarles la verga a mis novios y amigos.
En el último año de secundaria entregué mi virginidad vaginal con mi novio en turno, me cogía a diario y yo encantada me entregaba por completo, con él probé por primera vez el semen y su sabor me fascinó. Siempre terminábamos comiéndole el semen, me encantaba su eyaculación en mi boca. Pero quise probar otro esperma y le ponía el cuerno con algunos amigos que también me cogían y los hacia venirse en mi boca tragándome su leche.
En fin que tuve muchos novios, pero a ninguno le fui fiel, siempre tenia "amigos de confianza" que me cogían en la primera oportunidad que se presentaba. Para entonces ya también había probado el sexo anal y me encanto recibir la verga, además de en la vagina y la boca, por el culito.
Por fin conocí a Armando, mi ahora esposo, llevamos un candente noviazgo de dos años, todos los días entre semana me cachondeaba en su auto y lo menos que hacia era quitarme las pantimedias y las pantaletas para dedearme la vulva mientras yo le chupaba la verga. Los fines de semana, me llevaba a algún hotel y me cogía riquisimo, me tomaba fotografías y videos eróticos. Pero como con los novios anteriores, no le era fiel, me dejaba coger por amigos y ex novios en la menor oportunidad que tenía.
Por fin cuando tenia 27 años llegó el día anhelado, me pidió que nos casáramos y se formalizó el compromiso. Tenía el firme propósito de que una vez casada no le volvería a ser infiel. Así que días antes de la boda me dí varias despedidas de soltera. Amigos y ex novios gozaron mi cuerpo en lo que yo pensaba sería por última vez. Tres días antes de la boda realicé la fantasía que siempre anhelé y me dejé coger por los hermanos Martínez, unos vecinos de la casa de mis padres, me cogieron entre los dos dándome la doble penetración en todas las acepciones posibles y como siempre terminé tragándome el esperma de ambos.
Pero en lo que creí seria mi último "palo" con hombre diferente a mi prometido y ahora esposo, fue con mi antepenúltimo novio, quien nunca dejó de cogerme y a quien yo misma busqué en esa ocasión, eso fue nada menos que la noche anterior a mi matrimonio me dio verga por todos lados. Ahora si pensaba que era la última vez.
Los dos primeros años de "feliz matrimonio" cumplí siéndole fiel, aun recibiendo muchas invitaciones a coger a través del teléfono celular cuyo número todos mis amantes tenían. Los que estuvieron a punto de convencerme fueros los hermanos Martínez que querían repetir la hazaña de envergarme entre los dos. Pero resistí.
Todo marchaba bien, éramos un matrimonio normal. Evitamos los hijos para disfrutar algún tiempo en pareja. Armando es contador en una compañía de seguros, por lo que constantemente tiene que viajar al interior de la república, viajes cortos que nunca duran mas de tres días, en los que teníamos contacto por Internet a través de la cámara web y nos poníamos cachondos, yo desnudándome para exhibírmele y decirle que deseaba que regresara para que me cogiera y el se masturbaba ante mí.
Los viernes de cada semana los denominamos "día de solteros", él se iba con sus amigos a jugar al dominó o a las cartas y yo con mis amigas a tomar café o la copa. Se turnaban para jugar cada semana en la casa de alguno de ellos y cuando le tocaba a Armando ser el anfitrión me quedaba en casa para ayudarle a atender a sus amigos, quienes a veces traían a sus esposas, había veces que yo también le acompañaba, pero la mayoría de las ocasiones estaban solos.
Todo iba muy bien, pero me empezó a entrar el deseo por uno de ellos que se llama Ricardo, es un hombre guapisimo, su presencia me ponía nerviosa o mejor dicho cachonda. El "gusanillo" de una verga diferente me estaba provocando. Imaginaba que tendría una verga rica e inconscientemente fantaseaba que me cogía. A mi esposo no le gusta cogerme por el culito, ni venirse en mi boca, lo que me tenia "ganosa" de sentir nuevamente una verga en mi culo y el sabor excitante del esperma.
Durante algunas semanas que la jugada de dominó se realizó en nuestra casa estuve pendiente de las miradas lujuriosas de Ricardo, me desnudaba con la mirada y la verdad me ponía cachonda al grado de mojarme las pantaletas y mis fantasías con eróticas con él se volvieron recurrentes, al grado de que cuando Armando me cogía cerraba los ojos e imaginaba que quien disfrutaba de mi cuerpo era su amigo Ricardo.
En principio creí que solo era mi imaginación calenturienta, pero una noche de dominó, descubrí que Ricardo me miraba descaradamente con deseo y cada que podía no apartaba la mirada de mis piernas, que lucia en corta minifalda, su morbosa mirada me puso cachonda y decidí darle gusto. Fingiendo no darme cuenta de sus contemplaciones procuraba facilitarle su caliente actitud, me sentaba frente a él procurando que se me viera lo más posible de las piernas y por momentos separaba los muslos para que pudiera verme la vulva forrada en las transparentes pantaletitas que por costumbre uso. Imaginaba que tendría la verga bien parada deseando mi cuerpo.
De plano ya estaba cachonda e inconscientemente le coqueteaba con sonrisa invitante y él correspondía de igual forma. Ya tenia las pantaletas bien mojadas y fui a la recamara para cambiármelas, pero ya que me las había quitado y en la cachondez extrema, decidí no ponerme otras y enseñarle a Ricardo mi velluda panocha. Así lo hice. Yo con cierto cinismo le enseñaba y él de igual forma me miraba. Parece que silenciosamente estabamos de acuerdo en que nos deseábamos sexualmente. Así transcurrió la candente noche y al despedirse sentí como al despedirse oprimió levemente mi mano e hice lo mismo.
Así pasaron varias "noches de dominó" que se organizaron en mi casa, incluso yo animaba a Armando para que fuera él quien invitara a sus amigos a casa argumentando que era mas seguro para él, ya que no tendría que manejar el auto habiendo tomado alguna copas. Lograba convencerlo y así lo hacia, pero el verdadero motivo era coquetearle y exhibírmele a Ricardo. Cada vez éramos mas cínicos ambos y cada reunión le enseñaba con descaro mi papaya sin pantaletas. Era solo cuestión de que alguno de los dos tomara la iniciativa y hablara claro para consumar el adulterio.
Había caído en la tentación y estaba dispuesta a incumplir mi promesa de fidelidad. No tardé mucho en tener noticias de Ricardo, el lunes siguiente a la última "reunión de dominó" que se organizó en nuestra casa, el hombre de mis fantasías eróticas llamó por teléfono buscando a mi esposo a sabiendas que a esa hora estaba en el trabajo. La plática no era sexual, pero si llena de coquetería e insinuaciones mutuas, en lo que yo tenia basta experiencia, instintivamente le pregunté si gustaba del Internet e intercambiamos el smn y los números de teléfono celular. Todo estaba decidido aunque no habíamos tocado aun el tema sexual. Solo había que buscar el momento oportuno.
Como mandado a hacer, esa noche Armando me dijo que saldría de viaje por dos días. Al día siguiente en cuanto mi marido se despidió, le llamé a Ricardo para pedirle que se conectara a Internet. Quizá mi esposo aun estaba en el aeropuerto cuando yo ya estaba solo en brassiere y las pequeñas pantaletas transparentes exhibiéndole mi cuerpo a Ricardo quien me mostraba su excelente vergota.
Apoco ya me había quitados las tangas y el sostén y bailaba desnuda para Ricardo a través de la red. Di tiempo a que el vuelo de mi marido saliera, le propuse a Ricardo que fuera a la casa, que le esperaría encueradita. Aceptó de inmediato y no tardo en llegar.
Como se lo prometí solo calzaba unas sandalias destalonadas de altos tacones y lucia "mi traje de Eva". En cuanto Ricardo cerró la puerta nos fundimos en un apasionado beso en la boca metiéndonos la lengua e intercambiando saliva, sus manos recorrían con libertad todo mi cuerpo y me hacia sentir la dureza de su erección en mi vientre. A petición suya pose unos minutos para que admirara mi cuerpo desnudo y luego me senté en sus piernas para seguir besuqueándonos y manoseándome. Me chupaba las chiches y acariciaba mi panocha, las nalgas y la vulva.
Era mi turno, me senté a su lado y le bajé el cierre de la bragueta sacándole su exquisita verga para "chaquetearle" y a poco se la colmaba de besos y chupetes dándole una soberbia mamada como las sé dar y aunque deseaba su semen procuraba evitar que se viniera aun, apenas estabamos empezando, mientras Ricardo me dedeaba alternadamente la vulva y el culito.
Se desnudó con rapidez y me le monté metiéndome yo misma su hermosura en mi mojada raja sexual, me daba innumerables sentones en su vergota poseída por el "demonio del medio día", era riquisimo sentir su verga dentro de mí. Ricardo me mamaba las tetas y metía su dedo en mi culito al compás de los sentones que me daba en su sabroso camote.
Minutos mas tarde cambiamos de pose poniéndome de "perrita" sobre el sofá para que Ricardo me ensartara con su delicia sexual, se asía de mis chiches con una mano y con la otra me frotaba el clítoris. No pronunciábamos palabra, solo jadeos y una que otra palabra para hacernos saber lo rico que lo estabamos pasando. Tuve mi primera descarga en placentero orgasmo sin que Ricardo dejara de meter y sacar su vergota de mi raja.
Nuevo cambio de pose, esta vez estando de pie frente Ricardo me metió su verga en mi vagina y me colgué de su cuello y enroscando mis piernas en su cintura, me sostenía en vilo metiendo y sacando su verga de mi sexo en un alarde de fortaleza física y sexual. Así duramos durante varios minutos, luego me depositó en el sillón, sin desensartarme, y levantó mis piernas hasta sus hombros sin perder el ritmo de las acomedidas de su falo en mi raja. El placer era indescriptible, por un lado el hecho de estar envergada y por otro el morbo de que quien me estaba cogiendo era nada menos que el amigo de mi marido.
Había pasado el tiempo y me llegó un segundo orgasmo aun más placentero que el primero. Estaba a punto de decirle a Ricardo me metiera la verga por el culo, pero como si me leyera la mente me sacó la verga de la vagina y la puso contra mi culo, hizo una pausa quizá para conocer mi reacción ante el amago de encularme, le ahorre la posible pregunta diciéndole:
- Métemela por mi colita... Enculame toda... Cógeme el culo rico -. Ante aquellas palabras Ricardo empujó con cierta energía pero sin lastimarme y mi culito empezó a tragarse su endurecida verga, poco a poco fue penetrando en mi ano, recto e intestino hasta que la tuve toda dentro y solo sus güevos quedaban fuera.
Poco a poco sus embestidas en mi ano fueron tomando velocidad, su verga entraba y salía de mi culo con dinamismo ante mis jadeos y pequeños gritos de placer. Después de tanto tiempo sin probar el exquisito deleite de tener una vergota en mis entrañas me producía los más suculentos placeres que sexualmente se puedan obtener.
Después de algún tiempo exploté nuevamente en el orgasmo mas satisfactorio de los últimos años y momentos después Ricardo me alertaba que estaba a punto de eyacular, le dije presurosa que no se viniera dentro de mi trasero, que prefería que lo hiciera en mi boca, era algo que calladamente estaba deseando desde que me casé, sin tiempo a reflexiones Ricardo sacó su verga de mi culo y lo metió entre mis labios, le chupaba la verga con desesperación y en cuestión de segundos mi boca estaba llena de su esperma que con deleite saboreaba antes de tragarlo, sí que tenia una eyaculación abundante, y cada chorro de leche la paladeaba con delicia.
Cuando los chorros de semen cesaron aun le chupaba la verga y le besaba agradecida por aquel placer que me había proporcionado. En eso estabamos cuando sonó el teléfono celular, tal como lo imaginaba era Armando, mi esposo, que me decía que había llegado con bien a su destino, yo aun con la boca llena del semen de su amigo le decía que lo extrañaba y que en la noche nos veríamos por la cámara web. Ricardo se mantenía en silencio escuchando como hablaba con mi esposo mientras aun le chupaba la verga a él.
No era una situación nueva para mí, varias veces hablé por teléfono con mi esposo, cuando éramos novios, con al boca llena de esperma de otro hombre.
Por ese día Ricardo y yo habíamos terminado nuestra aventura pero nos quedamos de ver para el día siguiente para volver a fornicar, y le prometía que me dejaría coger en tantas formas como él quisiera, como si fuera un sacrificio para mí, cuando la verdad era que lo deseaba con pasión y me daba pena confesárselo, pero ya estabamos en ese compromiso. Quedamos en que nuestro próximo encuentro seria en un hotel, para evitar que los vecinos murmuraran que recibía visitas masculinas en ausencia de mi esposo.
Esa noche Armando me mostraba su vergota por la cámara web y yo le exhibía "mis rinconcitos" diciéndole lo mucho que lo deseaba, lo que mi marido no sabia era que solo me estaba calentando para que al día siguiente su amigo me cogiera por todos mis orificios íntimos. Tal como fue y omito los detalles que ya podrán imaginarse. Fue delicioso volver a tener una verga incrustada entre mis nalgas llenando mi culo de placer y ya era imposible dejar de hacerlo, no solo con Ricardo, sino ya planeaba coger con otros.
Esa misma noche establecí contacto telefónico con mis antiguos picadores quienes estaban más que dispuestos a cogerme y disfrutar mi cuerpo por todos lados posibles. Así lo hice y desde entonces he vuelto a coger con mis antiguos novios así como con los hermanos Martínez volvieron a cogerme entre los dos y lo hacen por lo menos dos veces al mes llenando simultáneamente mis hoyos de verga.
También inicié la excitante aventura de exhibirme encueradita en la red, a través de la cámara Web, a quien quiera verme encueradita y masturbandome, mientras me muestran sus encantadores falos en erección. Algunos de ellos han tenido la suerte de cogerme. Me dediqué desde entonces a ligar hombres en las calles, restaurantes, bares y en todo lugar que me encontraba con un macho guapo que despierte mis instintos sexuales, lo que no es nada difícil.
Armando es un hombre bueno y confiado, no sospecha absolutamente nada de las exquisitas travesuras que hago con otros hombres en su ausencia. A veces siento remordimiento de conciencia pero mi extrema cachondez no me permite ser mujer de un solo hombre.
Georgina del Carmen
Relato elaborado con los datos proporcionados por Almarossy, amiga de la Web, quien manifiesta son verídicos y autoriza su redacción y publicación, por lo que lo pongo a su consideración.
Aprovecho la ocasión para hacer del conocimiento de los lectores que por causas ajenas a mi voluntad me ha sido imperioso cambiar mi dirección de correo electrónico y a partir de esta fecha me pongo a sus órdenes para recibir sus comentarios y sugerencias en georginadelcarmen2007@hotmail.com